AÑO 2 DESPUES DE.......

Roger Scoth era hoy un hombre pletórico, hoy era el gran día su último día patrullando la cárcel de Azkaban, plagada de Dementors.

Eran las 8 de la mañana, su tarea era sencilla, inspeccionar a los presos del 7 suelo, nada complicado, simplemente comprobar que se encontrar en sus celdas. Tarea sencilla si tenemos en cuenta que nadie se había fugado alguna de Azkaban. Bueno solo uno. Un lunar en la historia de la cárcel. Sirius Black. Las razones por las cuales se había fugado había sido tema de conversación entre todos los carceleros de la prisión. Todos habían llegado a la misma conclusión. Había recibido algún tipo de ayuda. Algún seguidor de quien no debe ser nombrado pensando que liberando a su brazo derecho conseguiría volver a su amo a la vida.

No, el no lo creía. Quien en su sano juicio entraría en azkaban para sacar a un solo preso, aunque se tratase de uno tan importante como ese.

Una por una fue abriendo la pequeñas aberturas que le permitirían una mirada íntima a cada una de las celdas. La mayoría de los presos ni siquiera se movía ante este ritual diario, un pequeño hechizo revelaría si estaba aún con vida para dejar constancia en el pergamino que llevaba. En caso contrario una patrulla vendría más tarde acompañados por un doctor para asegurarse de que el preso estuviera realmente muerto.

Cada semana algún preso moría entre las rocas que formaban la prisión. No era nada fuera de lo común. Tras comprobar todas las puertas del corredor únicamente la más al fondo le quedaba. La celda 666. Como siempre abrió la pequeña apertura para revelar una vista impar.

El preso se encontraba sentado en el suelo, sentado, con sus rodillas recogidas, con las manos apoyadas suavemente en sus piernas y el dedo pulgar (O sea el gordo) y corazón (El 3 dedo, como son 5 no tiene perdida, jejej ) de tocándose en las dos manos. Estaba en una posición de meditación. La verdad, había visto de múltiples formas a los presos, pero ninguna vez, a ningún otro preso le había visto en esa. Parecía como si el preso se encontrase en el salón de su casa.

Durante unos minutos no pudo apartar la vista del preso. No es que dudase de si estaba vivo o no, su respiración lenta pero segura le indicaba que no era así. Más bien era la sonrisa en su cara. Daba la sensación de que se encontrase en el lugar más maravilloso del planeta. En calma. En una especie de isla desierta. Por un momento creyó sentir la misma sensación que estaba teniendo el preso, la calma, la relajación era absoluta. Su cuerpo, su mente estaba en paz consigo mismo.

Cuando finalmente unos ojos verdes se abrieron lentamente la conexión se rompió para volver a la realidad.

.-Buenos días sr Scoth.- Dijo con voz firme.

.-Ehh, .... buenos días sr Potter.

.-Espero que le vaya bien su nueva vida.

Por un momento no supo que contestar, podría ser que supiese que ese era su último día en la prisión. Pero como?, tal vez a algún compañero, haciendo la ronda se le hubiese escapado cerca de su celda. Pero aún así, acordarse de él después de tanto tiempo....

.-Gracias.... Dijo finalmente sin poder añadir nada más.

.-No gracias a usted, fue muy amable de su parte lo que hizo hace un año señor, nunca lo olvidaré. Sabe si podrán venir próximamente?

.-No lo creo señor, el ministerio no acepta visitas fácilmente en estos días, pero puedo decirle que, sus amigos, lo están haciendo muy bien en la academia, la gente comenta que serán una pareja formidable.

.-Si, no me extraña. Son los mejores amigos que puedan tenerse.- Lentamente Harry se levantó y buscó entre los harapos que ahora eran sus túnicas. Y sacó un pequeño trapo blanco que contenía algo en su interior. Se lo pasó por entre el estrecho hueco que quedaba.- Es para usted, tómeselo pronto. No deje que se enfríe.

Tras decir esto volvió al lugar anterior y regresó a la misma posición que antes. El pequeño paquete desprendía un calor moderado, el Auror no sabía que hacer ni que decir. Tal vez se tratase de un pequeño ratón, que más podía ser. Era bastante normal que los presos se comieran cualquier cosa que llegase a sus manos. Al cabo de algún tiempo perdían cualquier tipo de escrúpulo, lo primero solían ser las ratas y las cucarachas. Después moscas, gusanos.

Pero por alguna razón, no creía que se tratase de algo tan grotesco, la forma en que se lo había dado era como si fuera algo delicado, precioso.

Ya alejándose hacia la salida desenvolvió cautamente el paquete. Temeroso de que podría tratarse. Cuando lo vio se quedó de piedra, un panecillo. Uno recién hecho.

Sin poder contenerse, se lo puso en la boca y lo saboreó lentamente. Tenía el mismo sabor que el que le había dado hace un año el mismo preso. Pero eso era imposible. Estaba seguro que no había recibido ninguna visita recientemente. Las visitas, al ser tan escasas eran tema de conversación durante meses por entre los Aurores. Y hacía más de 6 meses que nadie venia de visita. NADIE.

Nervioso se dirigió hacia la oficina principal a dejar el informe y a comprobar la ficha del preso por si había algún error en sus suposiciones. Tras prepararse una taza de chocolate cogió la carpeta con el nombre de Harry James Potter en su tapa. En la hoja de visitas únicamente se encontraba la visita realizada hace una año y que él había asistido personalmente. En una nota a mano figuraba que la Srta Granger llevaba un año enviando una solicitud semanal para realizar una nueva visita pero que por el momento no había sido aprobada por el consejo de brujos.

No le extrañaba en lo más mínimo. El consejo siempre intentaba que se olvidasen de la gente encarcelada en la prisión. No era bueno vivir en el pasado decían. Pero había que reconocer que esa chica era insistente no le extrañaría en la más mínimo que tuvieran que concederle una nueva visita dentro de poco.

Antes de volver a archivar la carpeta decidió dar un vistazo a la ficha del preso, quería ver si algún compañero había notado tb alguna reacción impar.

Por lo que pudo ver, durante su primer año había sido complemente normal. Siempre les costaba superar los primeros 6 meses. La única cosa curiosa era una anotación en la que un compañero había dicho que parecía que los dementors habían cogido cierta predilección en torturar al joven prisionero. En más de una ocasión, al hacer su reconocimiento rutinario habían encontrado varios de ellos justo delante de su celda y habían tenido que utilizar encantamientos patronus para ahuyentarlos.

Les encantaba la carne fresca a esos carroñeros.

Durante su segundo año nada fuera de lo normal. Ninguna anotación especial. Tal vez eso era lo extraño.

Bueno, por que preocuparse... Era su último día.

PERO COMO DEMONIOS PODÍA TENER UN PANECILLO RECIEN HECHO???????

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Era un buen hombre ese auror. Pensó Harry al ver como cerraba la mirilla. Seguro que después de ver su obsequio tendría un gran dolor de cabeza intentando descifrar el enigma. Al menos esperaba que eso no le privase de disfrutarlo.

Había sido un gran año este que había pasado. Tenia que acordarse de darle las gracias a Dumbledore por enseñarle Oclumency. Gracias a eso ahora los dementors le tenían miedo. A él. Un niño que no había ni terminado los 7 años obligatorios en la escuela de magia. Un niño que ahora tenía más conocimientos que cualquier mago vivo. Incluido Dumbledore. O tal vez no. Tal vez algún día. Después de cumplir condena llegaría a saberlo.

Decidió que era el momento para dar un paseo, lo mejor era estirar las piernas, o las alas según se mire.

En un pequeño estallido ya no había ninguna forma humana en su celda, únicamente una preciosa mariposa lo suficientemente pequeña para colarse por el pequeño espacio que quedaba entre la puerta carcomida por el óxido y la pared de pura roca. Como cada día decidió dirigirse primero a tomar un poco de aire fresco muy consciente que la próxima ronda no sería hasta pasadas 3 horas.

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Gracias a todos por los review. Ya se que este capitulo es corto, de hecho este es el más corto de todos los que ya tengo escritos de modo que no desespereis.

Hasta la semana que viene.