A/N: Este fue uno de mis primeros fics aquí en Fanfiction Net. Ya hacia el final sabrán de quién se trata. Espero que les guste mucho. Una vez más, por la antigüedad de este fic, sabrán que es una de mis primeras locuras, además, es inédito en castellano. Sirve como semi AU.

Inuyasha y los personajes asociados pertenecen a Rumiko Takahashi y quienes hayan comprado los derechos de autor. Yo nada más poseo mucha imaginación y no estoy ganando ni medio centavo con esto. ¿Acaso es un crimen pasar el tiempo libre?

Su Primera Noche.

Toda la actividad de aquella elegante mansión se hallaba concentrada en otra área. Sus habitantes estaban celebrando algún tipo de fiesta, por lo que no acudirían a sus habitaciones en mucho rato.

Inari se asomó dentro de aquella habitación con cuidado. Estaba vacía, por lo que se deslizó dentro usando toda su habilidad y sin dejar de mirar a sus alrededores con la mayos de las aprehensiones. En el piso, habían dispuestos 3 futones, con gruesas mantas cada uno, esperando por sus respectivos dueños, niños suponía. Una severa tormenta de nieve se desataba con furia afuera, y hacía un frío penetrante, pero éste era el día más feliz de la vida de Inari… ni siquiera el improvisado refugio que había encontrado esa mañana y al que pretendía regresar lo antes posible podía arruinar su contento. Hacía tan solo una media hora que su primogénito había nacido. ¡Se Había Convertido en Papá!… Y por todos los cielos, ¡NECESITABA mantas de inmediato! Sin lugar a dudas, su pequeño no pudo elegir peor momento para nacer.

Tomó una de las mantas y la dobló, para así poder meterla a la fuerza dentro de su morral. Tomó una segunda y comenzó a doblarla, pero se detuvo. Suaves pasos acercándose le hicieron cambiar de opinión, así que a la rápida metió la manta en su morral, desistiendo de tomar la tercera. Se acercó a la ventana y se dispuso a salir por ella, vio la silueta de un pequeño niño proyectada a través de la puerta de Shoji, gracias a una vela que el crío llevaba en sus manos. El niño se detuvo, como dudando: algo había escuchado en su habitación. Inari saltó por la ventana y corrió lo más rápido que pudo hacia la tormenta e intenso frío, justo en el momento en que el niño abrió de golpe la puerta. Un agudo chillido le hizo correr más rápido y perderse de vista entre el viento y la nieve.

¡Qué Error Más Tonto! Ser descubierto por un cachorro de humano. Caso podía oír a su papá regañándolo por tamaño descuido… pero esa voz se silenció cuando la urgencia de regresar junto a Kei se desató con fuerza en su corazón. Tenía que apresurarse.

En una cueva…

Y hablando de Kei... esta estaba agotada, pero contenta. Se apoyó contra las paredes de la cueva con su pequeño cachorrito bien seguro entre sus brazos, mientras lo amamantaba. El bebé apenas tenía una hora de vida y no solo ya estaba vestido, sino que también se estaba alimentando y con mucho entusiasmo.

Mientras pensaba en un nombre apropiado, Kei oyó un ruido justo fuera de la cueva, que la preocupó y con justa razón. Observó a la entrada, que estaba tapada por arbustos, con ojos fieros, y de su cabello sacó una hoja con precaución, lista para proteger a su cachorro recién nacido a toda costa… entonces Inari entró a la cueva en ese momento, a través de los arbustos, y sin esperar nada, ni siquiera se sacudió la nieve de encima, se acercó a su esposa y compañera de por vida. Kei le sonrió ampliamente y con ternura.

"¡Me pusiste muy nerviosa algunos momentos!" Le dijo.

"¿Te puse nerviosa a ? ¿Que acaso no me oliste venir?" Le preguntó mientras la abrazaba.

"Hace mucho frío y mi nariz está congelada… Pero eso no tiene importancia… ¡Mira quién está aquí!" Dijo Kei contenta. Inari se acercó al cachorro, que todavía no dejaba de mamar.

"Cierto, ¡Esta Linda Cosita Pequeña! Parece que va a tener tus ojos verdes, mi niña… ¿Estás segura que este es el tamaño correcto? Parece muy pequeño."

"De su tamaño no me quejo, creo que es el correcto. ¡Me habría quejado si hubiera sido más grande!" Anunció, sin dejar de mirar a su cachorrito. Inari tomó su morral y sacó de ella sus trofeos. "Su colita es igual a la tuya."

"Les traje esto. No pude encontrar más." Dijo Inari mientras cubría a su familia con una de las mantas. Kei lo miró preocupada.

"¡Sécate esas ropas, Inari! Estás empapado y hace mucho frío."

"Más tarde…"

"¡Ahora!" Kei le ordenó con más energía de la que solía tener. Inari se le acercó coqueto.

"Algo me dice que vas a ser muy mandona." Le dijo muy travieso. El rostro de Kei se suavizó mucho.

"Por favor, Inari, no quiero que te congeles."

"No te preocupes, mamá, ya me seco." Inari le dio un travieso beso en los labios.

Con un simple movimiento de una de sus manos, Inari convocó una mini corriente de aire que sirvió para secarlo por completo. Cuando estuvo seco, tomó la segunda manta, se cubrió con ella y se sentó junto a su esposa y pequeño cachorro. Kei le hizo espacio de forma que ambos pudieran compartir un poquito de calor corporal. Ambos se quedaron viendo como su pequeño comía, como hipnotizados.

"¡Vaya Día!" Susurró Inari.

"Sí… ¡Qué Día! Incluso cuando a ti no te dolió nada."

"… estaba histérico más allá de tu comprensión. ¿Qué nombre le pondrás?"

"No lo sé. Es que es tan tierno que no se me ocurre nada. ¿Cierto que este es el pequeño más lindo de todos? Encima es todo nuestro… y… no sé como llamarlo. ¿Sugerencias?"

"Hmm… déjame pensar… podría ser… no… Hey, ¿Qué te parece Shippo?"

"¿Shippo? Hmm… me gusta… pero nos va a matar cuando cumpla 15." Kei sonrió y se quedó en silencio algunos instantes. "Shippo me gusta y así se llamará."

El corazón de Inari dio un vuelco repentino. Y al parecer a Kei le pasó lo mismo, dado que por su rostro pasó una fatal expresión de pena.

"Ojalá podamos verlo cumplir los 15." Susurró Inari, muy dolido. Kei le dedicó una mirada fiera.

"No Vuelvas A Decir Eso En Mi Presencia." Advirtió Kei para nada feliz. La chica cerró los ojos.

La joven pareja sintió una instintiva llamada de advertencia en sus corazones. Observaron a su cachorro, que ya se veía dispuesto a dejar de comer: nacer era un trabajo difícil, más aún cuando has recibido la ayuda inexperta de padres primerizos. Shippo alzó sus ojitos y soltó el pecho de su mamá, para bostezar. Inari y Kei le sonrieron.

"Shippo va a tener muchos amigos, cuando crezca, va a ser igual de guapo que su papá… y si no podemos cuidarlo… espero que una buena mujer y un buen hombre se hagan cargo de él en nuestro lugar. ¡Espero Que Eso Nunca Pase!" Dijo Kei con un nudo en la garganta, mientras se las arreglaba para cubrirse. "¡Eso NO va a pasar!" Inari la besó en su mejilla.

"Pierde Cuidado, Kei. Nunca permitiré que nada les pase a ninguno de ustedes. ¡Ya verás! Les protegeré con mi vida e incluso desde la otra vida si debo hacerlo. ¡Te Lo Prometo!" Inari la abrazó con fuerza.

Kei le respondió con una sonrisa y un nuevo beso. No volvieron a hablar por el resto de la velada; tan solo se quedaron allí, abrazándose el uno al otro con ternura, mientras el pequeño Shippo dormía su primera noche, teniendo sueños de bebé…

Fin.

Por

Misao–CG.