Saigo no Yakusoku
II Capítulo
-Niños, ¡a desayunar!-la niñera, apodada Meggy, (en realidad se llamaba Megumi) llamaba a los niños, para que disfrutaran de un rico desayuno. Los niños atendieron a su llamado, y se dirigieron al comedor inmediatamente.
-Meggy…¿Y Mami?-Mitzuki se sentaba con esfuerzo en la silla, porque era todavía muy pequeña. Por la misma razón, Meggy la ayudó a subir.
-Está…En la Clínica.-Con nervios, se lo contó a la rubia.-
-¿Está enferma?-sus palabras, que con esfuerzo pronunciaba, apenas salieron de su boca, fueron inaccesibles. Yuki, el hermano mayor, gritaba con fuerza:
-¡¡¡¡AAAHHH!-caminaba hacia el comedor, hecho una furia. Y la razón era plenamente visible; su perrita le había mordido.-
-Hermanito…-Mitzuki observaba aterrada la mordedura que tenía en el brazo, su hermano.-
-¡Oh! Yuki, ven, vamos a hacerte los primeros auxilios.–Meggy se marchó, tomando el brazo mordido de Yuki.-
-Bah, que bobo.-Mitzuki negaba con la cabeza. Sus pequeños ojitos verdes brillaban a la luz de la mañana, una mañana que se mostraba bella y fresca. Minutos después, minutos que Mitzuki pasó jugueteando con una flor de papel, apareció Kouji.-
-Mizu! ¿Y Meggy?-El peli-azul se acercó a la rubia.-
-Meggy se fue con Yuki porque su brazo mordido.-La pequeña parecía tartamuda hablando de esa manera.-
-¿Mordido por quién?
-Mordido por yo.-Una mirada graciosa la hizo estallar en carcajadas.-Mentira, fue Agatha (La perrita)-
-Ah…Voy a verlo.-
(11:25)
-Niños, ¡vamos de paseo!-era domingo, Kouji no trabajaba, y los sacaría de paseo después. Kouji se encontraba en el salón de la casa. De repente, apareció Meggy y le preguntó si deseaba algo. Kouji contestó:
-Llama a los niños, vamos a salir de paseo. Que traigan juguetes, porque antes vamos a pasar a la Clínica.-
-Ok…
Llegaron, tras un viaje de 10 minutos. Se encontraban en la mejor Clínica de todo Japón. Según lo que Kouji sabía, habían trasladado a Izumi porque el doctor Houji tenía trabajo que hacer allí, y ningún otro doctor era de tanta confianza como él.
Era un lugar bastante grande, no se esperaba menos de la Clínica más apreciada por la gente. Estaba en el centro de Tokio, no muy lejos del Hospital anterior. Una mujer, algo baja, delgada y de cabellos rizados, lo atendió:
-Señor, ¿Qué desea?-la mujer escribía en una libreta café.
-Mi esposa se encuentra hospitalizada desde ayer. La trasladaron desde el Hospital Central. Se llama Izumi Orimoto, y está a cargo del Doctor Houji.-tras una larga explicación, el peli-azul hizo una pausa.
-Sí, su esposa está en la habitación 55 del piso 2. ¿Desea ver al Doctor Houji?-terminó de anotar en la libreta, y, por primera vez lo observó.
-MMM, Sí, Por favor. Espero que no se encuentre ocupado.-miró a los niños, que estaban jugando, cada uno con un juguete distinto.
-No, en este minuto está revisando algunos ficheros. Lo llamaré en seguida, usted vaya con su esposa.-Tras haber terminado, Kouji y los niños se dirigieron al cuarto indicado: Piso 2, habitación 55.
-Niños, no toquen nada, ¿vale? En los Hospitales, y Clínicas debe de haber un silencio absoluto, pues puede que moleste a los enfermos.-Kouji tomó de la mano a sus dos pequeños, y ayudó a subir a Mitzuki. Yuki ya podía caminar perfectamente, pero de todas formas había que supervisar sus pasos si no querían que ocurriera un accidente.
-Vale, Papi.-Mitzuki subía las escaleras con una exageración tremenda. Parecía como si subiera una montaña, lo que era un trabajo arduo. Aún así parecía entretenida. -¿Mamá está enferma?
-Mizu, tu madre está algo…Sí, sí, algo enferma.-Con nerviosismo, Kouji habló. Temía que sus hijos sufrieran tras perder a su madre, una enfermedad. Pues, como decía el doctor, cabía la posibilidad. Pero, como obvio, Kouji no lo deseaba.-
-Papi, ¿Veremos a mamá?-Por primera vez, Yuki, el hijo mayor, habló. No parecía preocupado, era algo mayor que Mitzuki y sabía que existía la muerte.
-Sí.-Kouji respondió tajantemente, ante la idea de que le volvieran a preguntar algo, prefería terminar esa conversación. Llegaron al 2do piso, con esmero, pues Mitzuki apenas podía subir un tramo de escaleras de 6 escalones.
…
-¡Mamá!-los dos pequeños gritaron con fuerza al ver a su madre.
-Niños…Yo…-Izumi estaba al borde de las lágrimas. Abrazó a los niños con fuerza. -¿Cómo están?
-Bien, bien, Mamá.-Mizu era la más apegada a su madre, por razones obvias.-¿Cuándo volverás a casa?
Silencio Absoluto.
-Me temo que estaré aquí…Unos días más.-Una lágrima completamente visible salió de los ojos verdes de la rubia. Estaba arrepentida de haber fumado. Tenía un aspecto algo más vivo que el día anterior.
-¿Por qué?-Yuki se hizo a escuchar, con una pregunta más dolorosa aún.-
-Niños, como ya les dije, mamá está algo enferma.-Kouji deseaba no haber traído a los niños.
-Mamita…¿Por qué lloras?-La vocecita aguda de la rubia menor resonaba con fuerza en los oídos de Zoe. Aquello le dolía. No sólo por dejar a sus niños, quizás, sin madre. Porque todo lo que estaba pasando era por culpa suya, y de nadie más. Porque tantas veces Kouji le había dicho que apagara el cigarro, y ella no lo apagaba. Le dolía.
-Yo…-Rompió en sollozos. Las lágrimas caían sobre el brazo izquierdo de Mizu, que Izumi agarraba con fuerza.-Lo…Si…Siento.
-Yuki, Mizu, su madre no se encuentra bien….-Kouji quiso dejar a sus niños fuera, pero no lo logró. Querían quedarse junto a su madre un rato más. Especialmente Mizu.
-Kouji….Lo siento.-el peli-azul se acercó, y consoló a su esposa.
-Vamos, Zoe. No pasará nada. Sé fuerte. Por los niños, ¿Sí?-Mizu y Yuki no comprendían qué pasaba. Estaban agobiados frente a la idea de que su madre llorara, y ellos no supieran el porqué de sus sollozos.-
-Niños, salgan un poco, por favor. Papi y mami quieren hablar sobre cosas de adultos.-Los niños salieron, no sin antes darle un beso a su madre.
-Kouji…¡Lo siento! –Comenzó a llorar más desconsoladamente aún.
-No tienes nada qué sentir. –
-Te amo.-La rubia se secó las lágrimas con el dorso de la mano.
-Yo también, Izumi. Te amo.-Sus labios se acercaban más y más hasta que se dieron un leve roce.
-Si yo me muero…-Kouji no la dejó terminar aquella frase, y la interrumpió:
-No te atrevas a pensar en eso. Ni se te ocurra. Piensa que en unos días estarás en casa nuevamente. –Su voz sonaba severa, y a la vez cariñosa. Izumi murmuró algo que sonó como a: "Sí…" Y se apoyó en el pecho de Kouji. Pasaron minutos así, minutos en los que la alegría flotaba en el aire. Hasta que entró al cuarto el doctor Houji.
-Lo siento por el retraso.-El doctor Houji tenía los cabellos alborotados, y los anteojos mal puestos.
-No se preocupe, doctor.
-Bien, vamos al cuarto contiguo. ¿Los niños?-el doctor se acomodó los anteojos.
-Los dejé salir un rato. ¿No los vio afuera?-Izumi dejó de apoyarse sobre Kouji, y se sentó bien. Sin esperar respuesta, Kouji salió a buscarlos. Tardó sólo unos minutos, y volvió con los dos pequeños.
-¡Hola, niños!-fue el saludo del doctor Houji.
-Hola.-contestaron al unísono.
-Bien, niños, él es Daisuke Houji, los va a examinar.-
Los examinó, sin ningún problema, y dijo alegremente:
-¡Qué bien por usted, señor Minamoto! Sus hijos no presentan ningún problema. Pero le voy a recetar algo, por si acaso.-Se sentó en el escritorio, sacó un bolígrafo de punta fina, y escribió sobre una hoja.-Jarabe para niños: "Anti Tabaco" Déselo por una semana a Yuki, pues el parece no estar muy afectado. Por la noche y en la mañana después del desayuno. A Mitzuki, déselo por una semana y 2 días. –Le entregó la hojita.-¡Ah! Y, por haberse portado muy bien…-Buscó entre unos cajones. Sacó un par de Pack de Lápices y Hojas para dibujo, y se los entregó a los niños.
-¡Gracias!
-Bueno, doctor Houji, nos vemos.
-No se apresure, todavía tengo que decirle…-Miró a los niños, que dibujaban con el reciente regalo.
-Niños, vayan con mamá.-Los niños obedecieron rápidamente, pero de mala gana- ¿Qué tiene Izumi?
-Me temo que está a punto de contraer Cáncer al Pulmón.-Con una cara de preocupación, Daisuke Houji se acercó a Kouji.-Trataremos de hacer todo lo posible por salvarla. En caso de que necesite una operación, lo llamaremos.
-Está bien. Nos vemos, hasta nuevo aviso.-Estrechó la mano del doctor.-
Salió de aquella piecita contigua al cuarto de Izumi, y pasó a despedirse.
-¿Los niños, están bien?-Temía que por su culpa los niños sufrieran una enfermedad.-
-Sí, en prefectas condiciones. Pero tú…-Preocupado, miró hacia la pared.
-Sí, ya lo sé.-Le dio un beso a Kouji.-Que estés bien. Cuida de los niños.
-Izu-chan…¿Me prometes algo?
-¿Sí?
-¿Serás fuerte, verdad?-En ese momento, los niños entraron.
-Mamá, Mizu y yo pensamos que nos prometieras algo.-Sus padres sonrieron. Al parecer, los niños también pensaban en promesas.-
-¿Volverás a casa en una semana?-Kouji miró a la rubia con preocupación. Ahora, ¿Qué les iría a decir?
-Por supuesto. Recuerden que los quiero mucho, ¿vale? Ahora, denme un besito.-Los niños le dieron el segundo beso a su madre.-
-Papi, ¿nos vamos al parque?-Los niños añoraban ir a ese lugar.
-Sí, vamos.-Se despidió de su mujer con un beso que le dedicó en los labios.-Adiós.
-¡Chao, mamá!
"Kouji…Seré fuerte. Afrontaré las consecuencias del tabaco. No olvides que te amo." Los pensamientos de Izumi eran sobretodo signos de valentía, de fuerza y de alegría. Alegría que quizás no duraría, pero más valía afrontar la realidad que mostrar la vulnerabilidad. Las lágrimas, ya constantes en aquella mujer, hicieron, por segunda vez en el día, su aparición.
"Kouji…Te amo."
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