Saigo no Yakusoku
Pasaron 3 días. El doctor Daisuke le informó a Kouji que Zoe podría volver a casa unos días, pero debería ser vigilada por una enfermera.
Mitsuki observaba los lirios de la puerta de su casa. Se encontraba dibujando, cuando de repente Megumi dijo a la pequeña:
-Mizu, ¿qué deseas para la cena?-Cuando observó su dibujo, se impresionó y la felicitó:-¡Mizu! ¿Eso lo has dibujado tú?
-Sí, Nana Meggy. –Sonrió ampliamente, y dijo:-¿Lo ves? Esa es mamá, y esa soy yo. –Era un dibujo simple, como es de saber: dos personas en el centro, que son madre e hija, y lirios como fondo.
-Bueno, bueno, se hace tarde y tengo que preparar la cena. ¿Qué quieres de cenar?
-Quiero Pescado frito con Arroz Primaveral.
-Ven, ¿me quieres ayudar con el postre?
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Kouji estaba en su oficina. Buscaba unos papeles importantes, cuando el sonido del teléfono anunció una llamada.
-Aló?
-Aló, Hola, Señor Minamoto, soy el Doctor Houji.
-¡Ah! Hola doctor, ¿cómo va todo?-Kouji ansiaba saber cómo estaba su esposa.
-Muy bien. Creo que podrá volver a casa por unos días, pero tendremos que enviarle una enfermera. Escuche: parte de las sustancias del tabaco han sido absorbidas, hasta llegar a la sangre de su esposa, impidiendo la oxigenación de la sangre. Todavía estamos investigando, así que no podrá estar mucho tiempo en casa. No conocemos la causa de que su piel esté tan "desteñida," pero ustedes, con la ayuda de la enfermera, podrán alertarme si ocurre algo. Le recomiendo que no le recuerden lo de su enfermedad, denle felicidad, porque ese es uno de los motivos por los cuales hemos decidido dejarla ir. Espero que sus hijos también ayuden. Dejo a su esposa en sus manos. Buenas noches.
-Adiós.-
Kouji decidió hacer algo por su esposa aquellos días. Tomó el auricular del teléfono y marcó unos números:
-¿Aló?
-Sí, Hola…
-¿Puedo hablar con el señor Zara?-Kouji planeaba conversar con el Gerente General de su empresa (era la empresa de Kouji, conste)
-¿De parte de quién?
-De Kouji Minamoto.
-Por supuesto, en un segundo…
Pasaron 2 minutos. Finalmente el señor Zara contestó:
-¿Bueno?
-Sí, Athrun, te quería comentar sobre mi esposa…
-¿Qué pasa con Izumi?
-Es que la trasladarán a casa por un par de días, hazte cargo de la empresa. Comunícame si hay percances con los negociantes ingleses…
-Claro, Kouji, la empresa estará a salvo en mis manos. Saluda a Izumi por mí.
-Bueno, gracias Athrun.-
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Al día siguiente, Kouji fue a buscar a Zoe al hospital. La rubia estaba bastante mejor físicamente: se notaba que habían controlado la alimentación, y, además, su piel volvía a la normalidad.
Al llegar a casa, Izumi saludó a sus hijos alegremente.
-¡Mamá!-La primera en saludar fue Mizu, con notable entusiasmo.
-Mizu… ¿cómo te ha ido?-Zoe llevaba ropa que le había llevado Kouji al Hospital: un vestido lila.-
-Bien, mami, y tú ¿cómo estás ahora? ¿Mejor?-la pequeña llevaba el cabello envuelto en un pequeño rodete, que amenazaba con soltarse.
-Mejor.-Zoe sonrió.
-¡Mira mi dibujo!
Era el dibujo de los lirios.
-Mizu… ¡Hermoso! ¿Lo has dibujado tú sola?-
-Claro, Mami… Mami, ven, ¡hoy vamos a comer ramen!
-Mmm… ¡Qué rico!-Zoe trataba de utilizar su encanto maternal en aquellas ocasiones. Le gustaba ser sutil e infantil, especialmente con Mizu, que denotaba ser bastante tierna y dulce. En cambio, Yuki era más maduro para su edad, y, a pesar de querer mucho a su madre, no estaba tanto rato con ella en comparación de la otra pequeña.
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Yuki se encontraba en su "tallercito", el cual era un pequeño cuarto, en el cual el pequeño "construía" sus ciudades de cartón, papel y otros materiales, con la ayuda, por supuesto de Meggy, y, a veces, Kouji. Zoe se acercó a su hijo, peliazul como su padre, y ojiverde como su madre.
-Yuki…
-¿Mamá?-El pequeño estaba concentrado dibujando una calle en una hoja de papel.
-Vamos a almorzar, Yuki.
-Mami...-Yuki tardó en seguir-Te quiero mucho, mami.
Izumi tomó en brazos a su hijo mayor, y lo meció.
-Mi pequeñín…Igual que su padre…-Zoe sonreía. Le dio un beso y le dijo:-Ve a lavarte las manos.
Observó cómo correteaba por el pasillo, hasta que entró en el baño. Una lágrima cayó de sus ojos verdes, como un lago. Cómo crecían los niños. Rápidamente como cuando una pelota de Ping-Pong cae al suelo. Y, quizás, ella no podría ver a sus pequeños crecer. Y…sobretodo…Se iría al cielo sin volver a ver a su peliazul…
Pero sería fuerte.
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En la tarde, Zoe iría con los niños al parque. Era otro día de esos que te sentías como en un horno. Zoe entró en el cuarto de los pequeños. Todo se encontraba desordenado: las dos camas carecían de sábanas, y éstas se encontraban en el suelo. Montones de juguetes se encontraban esparcidos por el suelo. Mitzuki estaba sentada en su cama, y, Yuki en la suya. La única diferencia era que Mizu estaba llorando. Su cabello ya no estaba peinado con el rodete como en la mañana: al contrario, permanecía despeinado. Yuki estaba todo normal.
-¡Niños! ¿Qué ha pasado aquí?- con notorio enfado, la rubia ojiverde retó a sus niños.
-¡Yuki-san me ha pegado porque yo no le presté mis videos de Barney!-Mizu se despejó el rostro.
-¿Es eso cierto, Yuki?-Zoe se acercó a la cama de Mizu, y la tomó en brazos.
-…-Yuki se enfurruñó. Salió del cuarto.
-Mizu: tú debes ser más generosa.-Zoe sentó a la niña sobre sus rodillas, y sacó un peine de los cajones se la pequeña. Comenzó a cepillarle el cabello suavemente. Lentamente, poco a poco, los mechones de pelo fueron ondulándose, tomando su forma normal.
-Lo siento, mami.-Mizu había tardado en responder. Como todo niño, era muy sensible.-Zoe terminó de cepillar su cabello, y, acto seguido, en vez de hacer nuevamente el peinado en el rodete, colocó una diadema, color rosa y adornada con mariposillas celestes.
-Bien, Ahora pídele perdón a tu hermanito. Dile que yo misma le compraré un video…Y… ¡Dile que ya nos vamos al parque, y si quiere venir que se apure!-Esto último, lo dijo con un tono divertido y que requería rapidez.
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Ya habían llegado al parque. Era más bien un "jardín con juegos", a los niños les encantaba ir y comprar helados, jugar en el balancín, observar las vitrinas de las tiendas de los alrededores…
Y eso hicieron. Aquella tarde parecía ser perfecta. Mizu ya le había pedido perdón a su hermano, y ésta la había perdonado.
Cuando ya era avanzada la tarde, y los pequeños jugaban en la arena, Zoe, que se encontraba sentada sobre una banca, se sintió mal. Se tocó el lado izquierdo del pecho, y…
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Hola!
Me he demorado, sí, pero a veces el tiempo es muy escaso…
DEJEN REVIEWS PLEASE!
Acepto de todo…Menos insultos…y ese tipo de cosas, ya saben.
No le quito más tiempo, pero dejen el
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