La Familia Li Kinomoto

Por Selesme Cari

Capítulo 2

"Al caer la noche"

El sol tenía rato de haberse ocultado. La noche amenazaba con ser fría. La tarde había sido fresca, con vientos fuertes de vez en cuándo. Pero, alrededor de las seis de la tarde, el aire comenzó a enfriarse.

Eran alrededor de las siete, o mejor dicho, ya casi las ocho.

Toda la mansión se encontraba en tremendo ajetreo. Sakura iba de un lado a otro, supervisando una y otra vez que todo estuviese bien. Los nervios empezaban a apoderarse de ella. Es cierto, que como esposa del jefe del clan había asistido a muchas reuniones, cenas y demás. También era cierto, que de vez en cuando le había tocado atender a diversos y distinguidos invitados, socios o familiares de Shaoran. Pero, ahora todo era distinto. No era lo mismo ir a un lugar y que la atendieran, claro que debía cuidar minuciosamente su comportamiento, como esposa del jefe del clan, pero al fin de cuentas, iba como una invitada ¿no? Aunque, la mayoría de las veces –por no decir todas- las miradas se posaban en ella, siendo o no una invitada más. ¿Qué pasaría ahora que ella era la anfitriona? De acuerdo, se ha dicho que antes le había tocado atender a uno que otro invitado en la mansión, pero…ahora no era una pequeña cena, no era una visita, era una cena muy importante…Todos los grandes clanes y sus lideres y miembros más distinguidos estarían ahí. Era el cumpleaños de Ieran Li, quien hasta hace algunos años había dejado de ser la líder del clan, dándole la sucesión a su hijo, a Shaoran Li, el hombre con que Sakura se había casado, a quien ella amaba. Todo debía salir bien, y así sería ¿verdad?

Se encontraba hablando con unas sirvientas, dándoles las últimas indicaciones, cuándo sintió que tiraban fuertemente de su vestido. Se inclinó y se encontró con unos ojos verdes que la miraban de modo suplicante.

-¡Ieran! –Exclamó Sakura inclinándose a la altura de su hija- ¿qué pasa?

-Bueno…Lo estuve pensando mucho y después de mucho pensar, llegue a la conclusión de que solo tú me puedes ayudar. Yo sé que tú estás en contra de las injusticias y por lo tanto me entiendes perfectamente. –le dijo la niña en tono firme.

-¿Injusticia? ¿De qué hablas, hija? –Sakura la miró sin comprender.

-¡De la injusticia tan grande que cometieron conmigo! –lloriqueó la pequeña.

-¡Ah! ¿Te refieres al castigo de tu padre? –Sakura le sonrió con ternura.

-¡Obviamente! Digo...Sí, a eso.

-Hagamos esto. Hablaré con tu padre después de la fiesta, para ver que se puede hacer sobre el castigo de Shotaro y tuyo ¿de acuerdo?

-Eh…Shotaro no importa-murmuró Ieran sonriendo maliciosamente.

-¿Dijiste algo?-su madre no alcanzó a escucharla.

-¿Eh? No…solo… ¡gracias, mamá! –la abrazó con fuerza.

-Ahora ve a arreglarte. Debes estar lista para la fiesta. Le pediré a una de las muchachas que te ayude. –con la mano llamó a una de las sirvientas.

-Mamá… ¿no deberías arreglarte tú también?-la niña la miró pensativa.

-Sí, cuando den las ocho comenzaré a arreglarme.

-Señora…ya son más de las ocho. –le señaló la sirvienta.

-¡¿Qué! –Sakura buscó agitadamente algún reloj- ¡díganme que hora es!

-Las 8:30, señora.

-¡Ay, no! –Sakura salió corriendo rumbo a su habitación. -¡Encárguense de Ieran, por favor!

Las sirvientas y la niña la observaron irse corriendo, mientras una enorme gota aparecía en sus cabezas.


Recostado en su cama, boca arriba, brazos y piernas extendidas, con la mirada perdida en el techo, se encontraba: Shotaro Li.

Si se encontraba tan pensativo, era porque seguramente estaba planeando una forma de verse a escondidas con la enorme antigua bestia de las cartas.

Llevaba puesto un traje de seda china, color verde…era una replica del que usaba Shaoran cuando niño.

Su pequeño ceño se encontraba fruncido, y al ver ese gesto en su cara, cualquiera juraría que se trata de Shaoran, solo que con los ojos color verde.

Tocaron a la puerta de su habitación. Sin mucho entusiasmo, contestó el llamado a la puerta con un "¿Quién?"

-Soy, yo Hitoski. –se escuchó al otro lado de la puerta.

Hitoski Kamegaki era un niño de 10 años. Tenía el cabello y los ojos color negro. Era ahijado de Wei, por eso estaba viviendo y sirviendo en aquella casa. Era el mejor amigo de Kasumi, la sobrina del anciano mayordomo.

El pequeño Shotaro se levantó de la cama y abrió la puerta.

-¿Qué pasa? –preguntó con algo de fastidio.

-Su padre quiere saber si ya está listo. Los invitados están por llegar.

-Sí, ya estoy. –dijo el pequeñito con el mismo tono de fastidio.

-¿Le ocurre, algo?

Hitoski era un jovencito muy amable, servicial y honesto. Apreciaba a toda la familia Li y sobre todo al pequeño Shotaro, a quien le tenía un especial cariño. Le causaba ternura y a la vez diversión…no podía creer que alguien tan pequeño (de edad y estatura, claro está) pudiera ser tan tremendo.

Shotaro sabía del enorme cariño que el niño de 10 años le tenía. Y sabía perfectamente que cualquier cosa que él le pidiera, la haría. Aún si para eso tuviese que ir en contra de las ordenes del mismísimo jefe del clan Li.

El pequeño Li, sonrió maliciosamente.

-Te quiero pedir un favorcito…chiquito, chiquito, chiquito.

Hitoski tragó saliva, ¡conocía esa mirada! Ese niñito tramaba algo.

-Dígame, ¿Qué es? –trató de sonar seguro, para que Shotaro no notará su turbación.

-Podrías… ¡no espera! Seguramente puso alguna especie de conjuro, para evitar que entrará a mi cuarto a escondidas…-los ojos del niño brillaban con suspicacia.

Hitoski tragó saliva. Lo sabía, aquel favorcito era sobre Kerberus y el castigo impuesto por Shaoran Li.

-¡Ya se! Le darás este recado de mi parte…-fue en busca de un papel y una pluma.

-¿Un recado? ¿Kerberus sabe leer? –A el jovencito le salió una gota.- ¿Usted sabe escribir?

-Tú lo escribirás por mí. –sonrió decididamente el niño de tres años.

-¡¿Yo!

-Empieza. –El pequeño se sentó sobre su cama.- "Apreciable bestia guardiana de la familia Li, solicito su presencia en una reunión privada que se llevara a cabo en el jardín trasero de la mansión Li…

Shotaro imitaba el acento que su padre utilizaba, para dictar misivas importantes a sus empleados.

-¿Sólo eso? –preguntó el ahijado de Wei, con una gota.

-Déjame pensar…-se llevó una manita a su barbilla, simulando un aire pensativo.- ¡ya se! "esta noche, durante la celebración en honor de Ieran Li…

-¿Va junto a lo demás?

-¡Sí! Estoy diciendo la hora en que se llevará a cabo…bueno, no la hora específicamente… ¡continua escribiendo!

-S-sí. –se tambaleó.

-"Atentamente, el joven Shotaro Li" –finalizó triunfal.

-¿Lo leo todo? –le preguntó.

El pequeñito afirmó con la cabeza.

-"Apreciable bestia guardiana de la familia Li, solicito su presencia en una reunión privada que se llevara a cabo en el jardín trasero de la mansión Li. Esta noche, durante la celebración en honor de Ieran Li. atte.: Shotaro Li".

-Me gusta…pero, no se…algo no va. –el niño se bajó de la cama y empezó a pasearse por la habitación.

La gota en la cabeza de Hitoski aumentó. Ese niño sabía interpretar muy bien el papel de su serio padre.

-¡Ya se! –dio un brinquito lleno de emoción.

Aunque en varias actitudes, era igual que su alegre madre.

-¿Me estás escuchando? –Shotaro lo miró con impaciencia.

-Sí, disculpe.

-Quítale mi firma, si ese papel es interceptado sabrán que yo lo envié. –dijo con tranquilidad.

-Como usted ordene. –el muchachito empezó a borrar el "atte."

-¡Auméntale una posdata! "Traer consigo, dulces y caramelos o se le prohibirá la entrada a la reunión".-sonrió con satisfacción.

-Entendido…-empezó a anotar.

-Ahora llévaselo. ¡Y mucho cuidado con que te vea alguien!

-Sí. Como usted mande. –sonrió cómplice.

Hitoski salió de la habitación, no sin antes recordarle que debía darse prisa y bajar o su padre se enfadaría.

Shotaro se quedo solo en su cuarto. Con una sonrisa triunfal en su rostro.

¿Qué su padre había dicho qué? Hasta ahora reaccionó… ¡si a él no se le permitía estar en las reuniones! ¡Aún no tenía edad para eso! –Según su padre.- Y si se vestía con el atuendo "especial", era solo para imaginar que se sentiría estar en esas grandes fiestas de clanes.


Una enorme habitación color crema, con una cómoda cama llena de almohadones y peluches de diversos tamaños y colores. La habitación de Nadeshico Li.

La jovencita de 10 años, se encontraba frente al espejo. Peinaba su castaña cabellera. Llevaba puesto un traje chino muy elegante y sencillo, de color azul. Le llegaba hasta la rodilla, tenía unas mangas algo cortas y el cuello alto. Muy apropiado para su corta edad.

Se encontraba tarareando una canción, cuándo tocaron a su puerta. Asentó el cepillo sobre el tocador y caminó hacía la puerta.

Al abrirla se encontró con Kikyo.

-Deberías preguntar antes de abrir.-le soltó Kikyo como único saludo.

-Es cierto…lo olvide, jeje. –a la mayor de los Li Kinomoto le salió una gota en la cabeza.

-Eres distraída y muy confiada.

-Lo se…papá me lo dice todo el tiempo. –bajó la mirada avergonzada.

-No importa. ¿Lista?

-S-sí…pero nerviosa…

-¿Y eso por que?

-Seguramente todo mundo me estará mirando…soy la mayor y tal vez heredera de papá… ¿no es razón para sentirse nerviosa?

-Creí que Shotaro sería el próximo sucesor.

-Tal vez…tal vez no…debería, ya que es el único varón…pero, no se...Papá no ha dicho nada al respecto.

Kikyo la miró fijamente por unos segundos. Su mirada era fría y analizadora. Nadeshico se sintió incomoda por aquella mirada lanzada por su amiga, pero decidió tratar de ocultarlo. Kikyo caminó por la habitación, observando cada detalle.

-Es la primera vez que entras a mi cuarto ¿verdad? –la pequeña Li trató de sonar tranquila y amistosa.

-Sí. Es muy…bonita.

-Gracias.

-Y grande…

-Lo se…a veces me da miedo perderme en ella. –bromeó la jovencita.

Kikyo no le prestó atención. Su mirada se poso en una fotografía de Shaoran y Sakura, sus ojos se llenaron de rabia. Y sin que Nadeshico lo notara, colocó boca abajo el portarretrato con brusquedad.

-Kikyo…

-¿Si? –la miró sin interés.

-¿Te gustaría estar en la fiesta?

Los ojos azules se abrieron con asombro y brillaron de un modo extraño. Su hermano tenía razón, ella como amiga de la hija mayor de Shaoran tenia su entrada asegurada.

-¿Por qué lo preguntas? –trato de sonar indiferente.

-Porque…le pedí a mi papá que se te permitiera estar ahí. –los ojos verdes de la niña brillaban con emoción y una sonrisa calida se dibujaba en su rostro.

-¿Y él que te dijo? –Kikyo evitó mirarla.

-¡Dijo que sí! – Nadeshico dio un salto contenta.

-Entonces…estaré ahí.

-¡Pero que no te de pena! –Abrazó a su amiga.- ¿tienes que ponerte?

-¿Ah? Pues…creo que no.

-Lo supuse. Mira…

Nadeshico la tomó del brazo y la llevó casi a rastras hasta su enorme armario. Con entusiasmo abrió ambas puertas del closet.

-¡Escoge el que quieras! –sonrió orgullosa de su esplendido guardarropas.

-Nadeshico…no creo que sea correcto.

-¿Por qué no? ¡Eres mi amiga! ¡Toma el que más te guste!

Kikyo dudó un poco, luego suspiró resignada. Sabía perfectamente lo obstinada que era su pequeña amiga.

Sus profundos ojos azules se perdieron en medio de tanta exquisita tela, diseños preciosos, bastante fuera de lo común para tratarse del guardarropas de un niña de 10 años.

-¿Y bien? ¿Cuál eliges? Estoy segura que se te verán muy bien….e incluso mejor que a mi.

Kikyo tomó un sencillo vestido color verde. No fijándose mucho en la hechura, lo que importaba era el color.

-¡El color favorito de papá! –exclamó Nadeshico como si le hubiese leído los pensamientos.

Kikyo se estremeció, tal vez había sido demasiado obvia. Miró a la joven Li, pero ésta tenía una enorme sonrisa dibujada en el rostro.

-No sabía que a ti también te gustaba ese color. –le dijo con inocencia.

-S-sí, me gusta y mucho. –la pelirroja no pudo evitar sonrojarse.

-Bueno, ahora vuelvo. Te dejaré, para que te cambies.

Nadeshico salió de la habitación, con una gran sonrisa adornando su rostro.


Hitoski caminaba por los pasillos de la mansión, aún con la nota de Shotaro en la mano.

Estaba tan concentrado en su búsqueda de la bestia guardián, que no se dio cuenta de que Shaoran Li venía en dirección contraría, hacía él.

El choque fue inevitable. Ambos quedaron sentados en el piso.

-¡Discúlpeme señor Li! –el niño se mostró muy avergonzado.

-Olvídalo…-el apuesto hombre se puso de pie.

Ya de pie, Shaoran le ofreció una mano para ayudarlo a levantarse.

-Gr-gracias. –dijo con mucha vergüenza el jovencito.

Los ojos marrones de Shaoran observaban con curiosidad aquel trozo de papel que Hitoski había dejado caer al piso, accidentalmente con el "choque".

-¿Sucede algo, señor?

-¿Eso es tuyo? –le señaló con la mirada aquel trozo de papel.

-¿Qué cosa? –Hitoski miró hacía donde su patrón le indicaba-¡Oh, cielos!

El niño corrió a recoger el papel y rápidamente lo guardó en uno de los bolsillos de su pantalón. Seguidamente, el dedicó una sonrisa nerviosa al jefe del clan.

Shaoran lo miró fijamente, en su mirada había una gran dosis de sospecha.

Mirada por la cuál, Hitoski se puso mucho más nervioso. De por sí el señor Li era muy intimidante, ahora que parecía sospechar que algo le ocultaba, lo era más.

-¿Y bien? –Shaoran no le quitaba la mirada de encima.

-¿Eh? –el niño tembló.

-¿Shotaro está ya listo para irse a dormir?

-¡¿Listo para qué! –Hitoski abrió enormemente los ojos.

-Te pedí que fueras a su habitación, a ver si ya estaba por acostarse.

-¿Eso me pidió? –el joven sirviente tragó saliva.

-¿Sucede algo? –Shaoran alzó una ceja.

-N-no, claro que no. ¿Qué podría suceder? Jajajaja. –estaba demasiado nervioso.

Shaoran lo miró unos segundo más, se dio media vuelta. Ya de espaldas volvió a mirarlo, por encima del hombro. Y a pasos lentos, se fue perdiendo en el pasillo.

-¡¿Y ahora que voy a hacer! –bramó Hitoski tirando de su cabello.

Le había dado mal el recado a Shotaro. Le había dicho que su padre lo quería en la fiesta, cuando realmente era todo lo contrario. Solo le quedaba ir a donde el niño y explicarle que todo era un mal entendido.

Llegó corriendo hasta la habitación de Shotaro. Golpeó a la puerta, una, dos, tres veces…nada, silencio… ¡nadie contestó! ¡¿Y ahora a dónde se habrá ido ese niño! ¡Es cierto! "La reunión privada con Kerberus".

Hitoski Kamegaki inició una nueva carrera, ahora rumbo al jardín de la casa.


Sakura había terminado de vestirse. Sorprendiéndose de lo rápida que había sido. Se estaba dando los últimos retoques frente al espejo, cuando una pequeña exclamación llegó hasta sus oídos.

-¡Mamá te ves muy hermosa!

A través del espejo, Sakura le sonrió a su pequeña hija.

-Gracias, Ieran. Tú también te ves muy linda.

-¡Fuimos rápidas en arreglarnos! ¿Verdad? –la niña tomó asiento en la hermosa cama matrimonial de sus padres.

-Sí. –Sakura seguía apenada por ser tan despistada.

-Es natural que no nos haya llevado mucho tiempo: ¡la que es linda, es linda!-la niña sonreía ampliamente.

-¿Sabes si ya empezaron a llegar los invitados?

-No se, apenas estoy saliendo de mi alcoba…aún no bajó. ¡Pero, quería verte primero!

-¿Ah, sí? –Sakura mostró asombro.- ¿Y eso por qué?

-¡Mamá! ¿Qué de raro tiene que quiera venir a verte? –la niña utilizó un falso tono dramático.

-Bueno, pues…olvídalo, hija. –Sakura tomó un cepillo y comenzó a cepillar el cabello de su hija.

La hermosa señora Li, desató las coletas de su hija. Pasando delicadamente el cepillo por el suave cabello castaño.

-No se te ha olvidado nuestro trato, ¿verdad, mami?

-¿Cuál trato? –la dama se mostró despistada.

-Lo sabía…-suspiró la niña.-a ti hay que recordarte las cosas.

-¿Eh? –su madre la miró sin entender, pero no detuvo su tarea de cepillarla.

Ninguna de las dos dijo nada más. Ieran parecía demasiado pensativa, estaba tratando de buscar una forma "sutil" de recordarle a su madre la promesa de hablar con su padre para suspender el castigo. Sakura por su parte, estaba demasiado entretenida con el sedoso cabello de su pequeña hija.

Así estaban las dos, sumidas en sus pensamientos cuando una tercera persona llegó a la habitación.

-¡Mami estás lindisima! – Nadeshico la miraba con cara de ensoñación.

-Muchas gracias, hija. –Sakura tuvo la gracia de sonrojarse ante la mirada fascinada de su primogénita.

-¿Y qué haces por aquí? –Ieran le lanzó una mirada interrogante.

-Vine a ver si mamá necesitaba ayuda. –su hermana mayor sonrió de forma sincera.

Ieran bufó para sí misma.

-No, hijita. Ya estoy lista. –Sakura volvía a hacer las coletas de Ieran.

-Eso veo. – Nadeshico seguía mirándola como a una reina.

-Listo. –Sakura terminó de peinar a la pequeña de siete años.

-¡Oh! Kaori está despierta. –Sonrió Nadeshico mientras caminaba hacía la cuna de su hermana menor.

-¿Se despertó? –Sakura pareció alarmarse. –Tengo que bajar a ver si está todo listo…

-No te preocupes, mamá. Ieran y yo cuidaremos de ella. –se ofreció la niña de 10 años, con una gran sonrisa.

-"¿Cómo le hace para sonreír tanto?" –se preguntó mentalmente Ieran.

-¿Están seguras?-dudó Sakura.

-¡Claro! ¿Verdad, Ieran? – Nadeshico sonriente miró a su otra hermanita.

Ieran la miraba, pero no emitió ningún sonido.

-¿Ieran? – Nadeshico preocupada, y ya sin sonreír le pasó una mano por enfrente de los ojos.

-¿Ah? Sí…claro. –dijo "volviendo a la tierra".

-En ese caso, se las encargo mucho.-Sakura caminó hacía la puerta, un poco más tranquila.

-¡Descuida, mamá! –volvió a sonreír la hija mayor.

Ieran prefirió mirar al cielo, si la veía sonreír una vez más…no sabía que podría pasar.

Sakura cerró la puerta. Empezó a caminar por el pasillo, cuando unos picaros ojos verdes brillaron entre las sombras.

-¡¿Quién es! –Sakura se alarmó.

-¡Soy yo, mamá! –Shotaro dio un saltito, saliendo de su escondite.

-¡Hijo! ¿Qué hacías ahí escondido? –Sakura se llevó una mano al pecho.

-¡No quería asustarte! –dijo avergonzado.

-¿Entonces, qué hacías ahí? –su madre lo miró dudosa.

-¡Quería espantar a Nadeshico y a Ieran! -sonrió maliciosamente. –Yo iba para tu cuarto, cuando las vi entrar.

-¿Y por qué las querías asustar?

-¡Es que se me adelantaron, yo quería ser el primero en verte! –se quejó el niño haciendo un puchero.

A Sakura le salió una enorme gota.

-Bueno… pero me estás viendo ahora.-trató de calmarlo. –Dime, ¿cómo me veo?

-¡Preciosa! ¡Pareces una princesa china! –los ojos del niño se volvieron dos estrellitas.

Sakura volvió a sonrojarse.

-Gracias, hijo. ¡Oye! ¿No deberías estar acostado?

-No esta noche. –Sonrió emocionado.- ¡papá ha dicho que esté listo para la fiesta!

-¿Qué tu padre dijo qué? –Sakura se mostró muy sorprendida.

-¡Sí! ¡Iré a la fiesta de la abuela! –empezó a brincar, mientras daba pequeñas palmaditas al aire.

-¿Estás seguro? –su madre dudó.

-¡Claro! ¡Mamá, ¿quieres que vaya contigo a ver cómo va todo! –el rostro infantil mostraba mucho entusiasmo.

-Bueno…-Sakura recordó el incidente con la comida. –Mejor, ayuda a tus hermanas a cuidar a Kaori.

Shotaro la miró con el ceño fruncido. A su bella madre le salió una gota y empezó a reír nerviosa, seguramente le reprocharía que le tuviese desconfianza.

-¡Está bien! –sonrió el niño.

-¡¿Qué!

-Reconozco que la idea de estar con la fastidiosa de Ieran y la rara de Nadeshico, no me agrada nadita. ¡Pero, ya que! –dijo con simpleza.

A Sakura le salió otra gota, al escucharlo referirse así de sus hermanas mayores.

-¡Nos vemos, mamá! –dio un brinco y besó la mejilla de su madre.

-¡Que salto! –exclamó asombrada y fascinada Sakura.

Un niño de tres años, difícilmente logra saltar tan alto….

-Es algo que practique con Wei. –el niño sonrió con orgullo y echó a correr.

Sakura lo miró irse, mientras una sonrisa iluminaba su rostro.


Aún agitado por la impresión y la carrera que pegó, Hitoski llegó al jardín de la casa.

Encontró a Kerberus sentado en el pasto, mirando fijamente a la luna. El niño sintió que sería demasiado insolente de su parte, interrumpirlo. Además estaba demasiado impactado como para moverse: La bestia guardiana, tenía un semblante pensativo, tranquilo. Si de por si Kerberus se veía majestuoso, a la luz de la luna y con ese aire entre pacifico y misterioso, se veía aún mejor.

Repentinamente, recordó el motivo de que estuviese ahí. El recado de Shotaro y la equivocación con la indicación de Shaoran.

Tragó saliva, y a pasos no muy firmes avanzó hacía la enorme bestia guardián.

Estaba ya muy cerca de él, cuándo lo escuchó murmurar: "Yue…"

-¡Kerberus! –gritó con fuerza.

Por el tremendo susto, Kero dio un enorme salto, estrellándose contra el césped.

-¡¿Por qué rayos gritas así! –Kero estaba furioso.

-¡Disculpa! Es…que… ¡toma! –rápidamente le extendió la nota de Shotaro.

-¿Qué es esto? –la hermosa bestia lo miró con desconfianza.

Kero lo desdobló, lanzó una mirada rápida y sonrió con entusiasmo.

-Necesito pedirte un favor…-Hitoski tragó saliva.-Un recado para cuando "él" venga.

-¿Qué clase de recado?

-Que hubo una confusión por parte mía. Su padre lo cree durmiendo en su alcoba y que por favor no se acerque a la reunión o habrá muchos problemas. -A pesar de sentirse avergonzado, el joven trataba de sonar sereno.

-mmmm….

-¿Se lo dirás?

-mmmm…

-Por favor.

-mmmm….

-Fue un error de mi parte. Lo he buscado, pero no se donde se ha metido.

-mmmmm….

-Y como quedo de verse aquí contigo…

-mmmm….

-¡Por favor, dime que le darás mi mensaje!

-mmmm….

-¡Kerberus!

-mmmmm….No entiendo nada de lo que dices.

Hitoski se fue de espaldas.

-¡Mira! ¡Solo dile que su padre ordenó que estuviese en su cuarto, durmiendo!-explicó algo alterado el jovencito.

-Está bien, yo le diré. ¿O por qué no mejor lo esperas aquí, conmigo?

-Bueno…lo que pasa es que…

Desde el pasillo, un grupito de sirvientas le gritaron:

-¡Hitoski a la cocina! ¡Ya están por llegar los invitados!

-¡Oh, sí! ¡Enseguida voy! –respondió el chico.

Las sirvientas continuaron su camino.

-Estoy muy ocupado, tengo obligaciones que cumplir. Con permiso, Kerberus. –le dijo a modo de disculpa.

Kerberus vio la delgada figura alejarse.


Hitoski iba cruzando el pasillo, cuando fue bruscamente jalado.

-¡Ayyyyy! –gritó asustado.

-¡No seas llorón! ¡Soy yo!

Entre la oscuridad, logró ver a una hermosa jovencita de larga cabellera castaña y ojos azules.

-¿Kasumi? –parpadeó.

-Sí.

-¿Qué quieres? ¿Por qué me has jalado así?

-¿Ya hablaste con la señorita Nadeshico?

-No, aún no. ¡No querrás que lo haga en plena fiesta! ¿Oh sí?

La mirada de la joven sobrina de Wei se iluminó con astucia.

-¡Quieres que lo haga en plena fiesta! –eso no fue pregunta, fue una afirmación.

-¡No en plena fiesta, antes de la fiesta! –le explicó la joven.

-¿Y por qué? Puedo decirle mañana.

-¿Es que no sabes? Estoy segura que la dejara estar en la fiesta. ¡Hay que desenmascararla!

-Kasumi… ¿tienes envidia de Kikyo?

Kasumi bajó la cabeza con coraje.

-¡Es eso! –Hitoski la miró reprochante.

-¡Tú no entiendes nada! ¡Esa niña solo se está burlando de la señorita Nadeshico, se está aprovechando de su amistad! ¡Está engañando a todos!

Hitoski miró a su amiga. Kasumi se veía bastante alterada, era raro verla así. Por lo general, la jovencita siempre estaba muy tranquila.

-Está bien…iré a verla a su cuarto.- soltó resignado.

El rostro de Kasumi se iluminó. Sonrió abiertamente.

-¡Muchas gracias! –la joven le dio un beso en la mejilla.

Hitoski se sonrojó profundamente.


Nadeshico mecía entre sus brazos y con mucha suavidad a la pequeña Kaori, mientras le cantaba una canción de cuna.

Ieran las miraba con algo de fastidio.

Así habían estado desde que su mamá salió de la alcoba. Sin embargo, Kaori no parecía tener ganas de dormir… ¡estaba más despierta que nunca!

-¡Es inútil! ¡Con tu cancioncita no se va a dormir! –exclamó fastidiada Ieran.

-Claro que sí. Solo hay que mecerla más y cantarle más…. ¿verdad, Kaori? –la mayor le sonrió tiernamente a la bebé.

-¡Mejor dale un deasepan!

-¿Un qué...? ¡Ieran! – Nadeshico la miró severamente.

-¡A ver! ¡Préstamela, yo le cantaré algo! –Ieran hacia pinino para alcanzarla.

Nadeshico, algo dudosa, accedió a darle a la bebé.

Ieran empezó a mecerla con fuerza:

-Duérmete mi niña, duérmeteme ya…que si no te duermes, te voy a regalar…

Kaori empezó a llorar con fuerza. No se sabe si por lo brusco que era mecida, o por la desentonada voz de Ieran o por lo que decía la canción….

-¡¿A eso le llamas cantar! – Nadeshico se cubría las orejas. -¡Mira, la has hecho llorar!

-¡Claro que no! Lo que pasa es que…. ¡seguramente se hizo del baño!

-¿Se hizo? – Nadeshico empezó a olfatear.- Yo no siento ningún olor desagradable.

-¡No seas puerca! ¡Revísala! –En la infantil carita de Ieran se dibujo una mueca de "fo"

-¿Yo? –Tragó saliva.- Mejor tú…

-Ah, olvídalo. Toma. –la niña le dio a la bebé.

Kaori dejo de llorar.

-Continúa con tu canción, a ver si la logras dormir. –Ieran parecía ofendida.

Y la canción de la mayor de los Li Kinomoto volvió a empezar. Ieran tomó uno de los biberones de la bebé y se los extendió a su hermana, Nadeshico sonrió y rápidamente se lo dio a Kaori.

-¡Señorita sonrisas, niña odiosa, ya llegue! –la puerta del cuarto se abrió y Shotaro entró muy sonriente.

Ieran le lanzó una mirada fulminante, Nadeshico solo sonrió aun más.

-¿Qué le hacen a la beba? –Shotaro se acercó a Kaori.

-Tratamos de dormirla. –le explicó la niña de 10 años.

-¿Y por qué? –Shotaro las miró confundido.

-¡Serás bruto! –soltó Ieran.

Shotaro decidió ignorarla y miró severamente a Nadeshico.

-¡Déjenla despierta!

-¡¿Qué! –sus dos hermanas lo miraron con sorpresa.

-¡Yo se muy bien lo que siente que te traten como a un bebé! ¡Que te obliguen a dormir a la hora que los demás quieran! ¡Que no te dejen ser!

-¿Qué no te dejen ser qué...? ¿Tonto? –Ieran sonrió burlona.

-Pero Shotaro…la fiesta, ella debe… -Nadeshico se mostró aturdida.

-¡Pero nada! ¡Ella se dormirá cuando quiera! –Shotaro estaba desafiante.

- Nadeshita, ¿A él si le puedo dar un deasepan? –sonrió con malicia Ieran.

-¡Eso tómatelo tú! –gritó Shotaro.

Nuevamente los dos niños empezaron a pelear.

-¡Basta! ¡Harán llorar a Kaori! –se desesperó la mayor de los hermanos.

Y en efecto, la pequeña Kaori empezó a llorar.

-Ayyyy no….- Nadeshico ya mero se ponía a llorar con ella.

-¡Por tu culpa! –se gritaron Ieran y Shotaro entre sí.

Nadeshico comenzó a pasear por la habitación, con la bebé en brazos.


Hitoski y Kasumi llegaron a la habitación de Nadeshico. Antes de que llamaran a la puerta, ésta se abrió y de la habitación salió.

-¡Kikyo! –Kasumi la miró con coraje.

-¿Eh? –Kikyo los miró, confundida.

-¿Qué haces en la alcoba de la señorita Nadeshico? –Hitoski la miró con desconfianza.

-¡¿Y por qué llevas puesto uno de sus vestidos!- Kasumi estaba rabiosa.

-Eso…no es asunto suyo. –soltó con frialdad la niña pelirroja.

Kikyo caminó por el pasillo, alejándose de los dos chicos.


Kaori había dejado de llorar.

-¡Pero aún no se duerme! –se quejaron las dos hermanas.

-¡Y no lo hará! ¡Es una rebelde igual que yo! –Shotaro parecía orgulloso. –Definitivamente, ¡ella será mi hermana favorita! ¡Y no me sentiré avergonzado de ella, como me siento de ustedes dos!

Ieran y Nadeshico le lanzaron una mirada asesina.

-¿Ah? ¿Lo dije en voz alta, jajaja. –Shotaro sudó frío.

-¿Cómo la dormimos? Ya intentamos todo: le cantamos, le dimos leche, la paseamos… ¡¿Qué hacemos! – chilló Nadeshico

-Yo ya te dije que podemos darle…. –Ieran se cruzó de brazos. –A ver, tú pequeño genio… ¿Qué hacemos? –miró a Shotaro.

-A ver…a mi solo me da sueño, después de un largo día de esfuerzos.

-O se a que nunca. –soltaron las dos al mismo tiempo.

Mirada asesina de Shotaro.

-¡Pero es buena idea! –Sonrió Nadeshico- ¡Hay que cansarla!

-¿Y cómo? ¿La ponemos a hacer ejercicio?

-¡No, Ieran! ¡Que juegue! ¡Eso la cansará! – Nadeshico sonrió satisfecha.

-No lo creo… ¿Qué juego de bebés cansa? –Ieran se sentó en la cama.

-¡Hagamos que se ría! ¡Después de reír mucho, se cansará! –sonrió Shotaro.

-¡Eso es, Shoty! – Nadeshico le sonrió.

-mmm…No me digas, "Shoty". –Mirada asesina por parte del niño de tres años.

-A ver…hola, pequeña coshita bonita, agu gu gu tata… ¿Quién la quere, quien la quere? – Nadeshico hablaba el común idioma usado con los bebés.

Ieran y Shotaro la miraron con desagrado.

-Y luego no quieren que uno se avergüence. –murmuró el niño.

-¿De veras somos hermanas? –murmuró Ieran.

-¿Qué les pasa? ¿Por qué me ven así? – Nadeshico parpadeó.

-¡El idioma de bebé es lo más desagradable del mundo! ¡Aún a veces lo utilizan conmigo y no sabes como lo detesto! –se quejó "Shoty".

A Nadeshico le salió una gota.

-Intenta otra cosa. –le sugirió su hermanita.

-¡Ah, ya se!

Los dos niños miraron a su hermana mayor con mucha curiosidad.

Nadeshico se cubrió el rostro con ambas mano.

-¿Don toy? ¿Don toy? –murmuró escondida tras sus manos.

Dos gotas de tamaño gigantesco aparecieron en las respectivas cabezas de Ieran y Shotaro.

-¡Que ya no uses el idioma bebé! –gritó el niño.

-¡Y ese juego es muy tonto! –se quejó Ieran.

Kaori empezó a llorar.

-Ayyyy no…de nuevo está llorando. –se entristeció la mayor de los cuatro.

-¡Dámela a mi! –Shotaro trató de cargarla.

-¡No, aún eres muy chico! ¡Puedes botarla! –le señaló Nadeshico

-mmm, tal vez si la bota… ¡Kaori quedará inconciente y se acaba el problema! –sonrió triunfal Ieran.

Miradas asesinas por parte de Nadeshico, Shotaro y Kaori.

-Yo solo decía…jeje.

Kaori dejó de llorar.

-¡Sí! Ahora… ¿Qué estábamos haciendo?-parpadeó Nadeshico

-Olvídalo. No se va a dormir, no se va a reír. Mejor cambiémosla por un gato.

-¡IERAN!-gritaron Shotaro y Nadeshico.

-¡Yo quiero un perro! ¡No me gustan los gatos! –exclamó Shotaro.

¡SHOTARO! –le gritó Nadeshico

-¿Qué? ¡Ah ya se! ¡Vas a decir que a ti te gustan los conejos!

Kaori volvió a llorar.

-¡La han hecho llorar!

-¿Nosotros? ¡Tú eres la que ha estado gritando!

-¡Pero ustedes son los que han dicho que la quieren cambiar por un perro o un gato!

Nadeshico la metió en su cuna.

¿Qué hacemos? –miró a sus hermanitos con preocupación.

Ieran caminó hacia la cuna. Miró fijamente a Kaori. Kaori dejó de llorar y se la quedó mirando.

-¿Qué pasa? –murmuró Nadeshico.

-Es el encuentro de dos mundos. –soltó con emoción su hermanito.

-Este es un truco que el viejo Wei me ha enseñado….-le dijo Ieran a la bebé.

-¿Viejo Wei? –A la buena hermana mayor le salió una gota.

Ieran levantó sus dos dedos índices y empezó a darles vuelta.

¿Qué es eso? ¿Cómo puede mover ambos dedos? ¡Yo no puedo! ¡No al mismo tiempo! ¡El de mi mano izquierda no obedece! –lloriqueó Shotaro.

Kaori empezó a reír.

-¡¿QUÉ!- Nadeshico y Shotaro abrieron enormemente la boca.

-¿Cómo es que eso la hizo reír?- Nadeshico estaba anonadada.

-Si eso la ha hecho reír, tal vez tu juego del lenguaje bebé sí hubiese funcionado…-murmuró Shotaro.

Ieran les sonrió triunfante:

-Se durmió.

-¡¿Qué!-Shotaro y Nadeshico corrieron hacía la cuna.

En efecto, la niña dormía.

-¡La hipnotizaste, ¿verdad! –el niño le lanzó una mirada acusadora.

-¡Claro que no!

-¿Entonces, por que se ha dormido?

-¡Yo que se!

-¡Basta! ¡Shoty, Iery no discutan podrían despertarla! –les calló su hermana.

Los dos niños bajaron la cabeza avergonzados.

Luego, los tres salieron de la habitación.


Kikyo estaba en uno de los jardines de la mansión. Miraba al cielo, no podía evitar sentirse emocionada. Si su hermano cumplía su promesa, en muy poco tiempo Shaoran Li sería suyo.

-¿En que piensa, Kikyo?-la voz de su hermano la hizo voltear.

-En nada.

-¿Y esa ropa?-La miró de pies a cabeza.

-Nadeshico me la dio.

-Estarás en la fiesta. –sonrió con satisfacción.

-Ya lo sabías, ¿no? Mucho antes que yo lo supiese.

-Te haces la tonta, sabes perfectamente que esa niña tonta de adora….

-¿Qué quieres que haga esta noche? –Kikyo trató de cambiar el tema.

Su hermano sonrió. Le acarició el rostro.

-Dime. –Kikyo se estremeció ante la caricia de su hermano.

Oyr saco un extraño costalito de uno de los bolsillos de su chaqueta.

-Toma. –le extendió el costalito.

-¿Qué es esto?

-Mi ejército. –dijo con simpleza.

-¿Tu ejército? –Kikyo miró con temor aquel costalito.

-En cada una de las cuatro esquinas del gran salón, vas a esparcir el contenido de este costal.

-¿Cuál es el contenido? –miró intrigada el costal que tenia en sus manos.

-Ya te lo dije. Mi ejército.

-No entiendo…

-Shhh…-colocó uno de sus largos dedos en los labios de su hermana.- Ya lo verás, ten paciencia. Y se muy cuidadosa…no se vayan a dar cuenta.

Kikyo tragó saliva. Oyr se apartó de ella.

-Nos vemos luego, viene tu amiga.-sonrió burlón.

Kikyo bajó la cabeza. Una reverencia fue la forma en que Oyr se despidió de Nadeshico.

-Tu hermano es muy educado. –sonrió Nadeshico.

-Lo se.

-¿Otra vez estás triste?

-No…no es eso.

Nadeshico la miró con preocupación. Kikyo levantó el rostro y le sonrió.

La hija mayor de Sakura, se sonrojó.

-¡Te ves muy bonita! –alcanzó a decirle algo colorada.

Kikyo sonrió apenada.

-Gracias por el vestido.

-De nada.

Un silencio incomodo se apoderó de las dos. Kikyo decidió romperlo.

-¡Debo ir a ver si no me necesitan en la cocina!

-Está bien. Nos vemos al ratito. –sonrió abochornada Nadeshico.

Kikyo se alejó de ahí, corriendo.


Ieran miraba con la boca muy abierta el enorme salón. Lucía tan elegante… ¡parecía el salón de un palacio!

Y abrió más la boca cuando logró ver al fondo, hablando con algún sirviente….a su querido y apuesto padre.

¡Parece un príncipe! ¡No! ¡Un rey! Pensó la niña. Sin dudarlo, corrió hacía él.

Lo abrazó de las piernas. Shaoran, -aunque lo había tomado desprevenido- ya sabia de quien se trataba. Solo había una personita que se abrazaba así de él. Bajó la mirada para encontrarse con los enormes ojos verdes de su hija de siete años.

-¡Hola, papi! –sonrió Ieran.

Shaoran no quito su semblante serio. Ieran, sin embargo lo abrazó con más fuerza.

Suavemente, Shaoran la apartó de él.

-Señorita, le sugiero que evite esas familiaridades. El jefe del clan no practica estas confiancitas.

Su padre aun estaba firme en cuanto a lo del castigo.

Los ojitos de Ieran se llenaron de lágrimas y salió corriendo del pasillo, cruzándose con su madre.

Sakura alcanzó a escuchar un: "¡Mi papito ya no me quiere!".

-¡Ieran! –exclamó Sakura tratando de hacerle volver.

La niña se había ido.

Lentamente, Sakura se acercó a su esposo. Sus hermosos ojos verdes, se clavaron en los ojos marrones de Shaoran. En la mirada de Sakura había algo extraño.

-¿No estás siendo muy cruel con ella?

A pesar de que en sus ojos no había reproche…en su voz sí. Por lo que Shaoran no pudo evitar bajar la cabeza, algo avergonzada.

Sintió la mano de su mujer apoyarse en la suya. Alzó la mirada, para encontrarse con aquellos ojos verdes que le habían hechizado…aun cuando era tan solo un niño.

-Recuerda que eres su "papito". –sonrió con dulzura la antigua card captor.


-¡Señorita Nadeshico!

Nadeshico se detuvo para ver quien la llamaba.

Eran Kasumi y Hitoski, este último era quien le había hablado.

-¿Sucede algo? –la hermosa niña los miró intrigada.

-Tengo…algo que decirle sobre Kikyo.

Continuará...


N/A: Disculpen la demora, tardé años en actualizarlo. Es que entre varios rollos en los que andaba metida, no había podido adelantar mis fanfics.

Creo que este capítulo me quedó muy aburrido. Lo sentí muy lento… ¿no les parece?

Para el próximo espero que ya haya más movimiento.

Falta un capítulo más para que finalmente se lleve a cabo el ataque de Oyr. Se supone que estos capítulos iban en uno solo y eran el prologo, pero iba a ser un prologo MUY largo, jejeje.

Y eso que todavía es la primera etapa. Los niños de Shaoran y Sakura van a crecer!

(Por eso digo que se supone que esto era el prologo…)

¡Muchas gracias por sus reviews!

S.L.: ¡Muchas gracias! Y discúlpame por haberme tardado tanto. Tratare de ya no tardar tanto en actualizar .Por supuesto que te agregara a mi MSN. ¡Ojala que este capítulo haya sido de tu agrado! Aunque creo que me quedo muy lento… ¿verdad?

Vanina: ¡Hola! Creo que Sakura y Shaoran no tenía televisión, jajaja. Digo, sería la única explicación de porque tienen tantos hijos, jaja. Nah! Lo que pasa, es que vengo de una familia bastante numerosa (tengo 5 hermanos) y de ahí me vino la inspiración, jajajaja.

A mi igual me divierte mucho pensar en que nuevas ocurrencias inventaran ese par, lo raro es que Shotaro siendo una replica en miniatura de Shaoran, se lleve tan bien con Kero, jeje. Bueno, es que en el carácter… ¡nada que ver con su padre! ¡Muchas gracias!

Arika: ¡Gracias! Seh, bastantes hijos…es que, yo tengo 5 hermanos, o sea que somos 6: 5 mujeres y un hombre. Y pues, digamos que de ahí me guie, jajaja. ¿Quién iba a pensar que el seriecito y tímido Shaoran iba llenar de hijos a la dulce e inocente Sakura, jajajaja. Trate de hacer a cada uno con una personalidad distinta, ¿cuál es tu consentido?

princessserenity: ¡Te doy toda la razón! Shaoran es guapo, hechicero y doctor ¡¿qué más se le puede pedir a un hombre! ¡Yo quiero uno así! Jajaja. Sakura, te sacaste la lotería…y con cada uno de sus hijos, se puede hacer una baraja completa, ¿no? Jajaja. ¡Gracias!

¡Hasta el próximo Capítulo!