-¿Te encuentras bien Juubei?- preguntó Kazuki.

-Si, estoy bien. No te preocupes- replicó Juubei, percib/viendo el tono preocupado de su acompañante -Solo esoty un poco cansado. Creo.

-¿Hay algo que te tenga triste?- inquirió Kazu, sentándose al lado de Kakei en el sillón.

-No.

-No eres bueno mintiendo, Juubei- el aludido se sintió algo culpable al haber sentido la voz de su ser más querido algo enojada -Menos a mi.

-No te enojes, por favor- pidió el lanzador de agujas y estiró su mano en el aire, buscando a Kazuki.

Este llevó la mano de su compañero a su rostro con la suya propia. Una vez descansando en la mejilla de Fuchoin, la mano de Kakei rozó suavemente la piel de éste. Podía sentir como subía la tempereatura del rostro de Kazuki, por lo que supo que se había sonrojado. Dibujó con sus dedos sensibles la sonrisita de Kazu.

-Solo me siento un poco frustrado- la voz de Juubei se hizo mas suave -Pero, por favor, no te preocupes.

La sonrisa de Kazuki Fuchoin se desvaneció despacio.

-¿Por qué no me quieres contar qué sucede?- murmuró Kazu.

La mano de Juubei abandonó el rostro de su compañero.

-Porque es un problema que tengo conmigo mismo, no te incumbe.

El aire y la percepción de Juubei fueron testigos de la nostalgia que emanaba de Kazuki.

-Lo siento- se disculpó rápidamente -No quise sonar así. Quise decirte que...que no te deberías preocupar tanto por mi.

-¿Cómo no me voy a preocupar por ti¡No seas tonto!- Kazu habló con un nudo en la garganta -Aunque no voy a mentirte. Me gustaría que te abrieras más a mi.

-No es así- negó con la cabeza -No creas que el problema es contigo, porque no lo es. Pero estoy enojado, frustrado.

-¿Por qué?

Hubo un pequeño silencio.

-Porque mataría por poder verte a los ojos- susurró Juubei.

El corazón de Kazuki se encogió.

Kakei volvió a estirar su mano, casi tocando al Maestro de los Hilos, y luego trató de sonreír. Kazuki volvió a ayudar a Juubei a encontrarlo, con los ojos llenos de lágrimas.

-Debes estar harto de dirigir mi mano a tu rostro...- Juubei se maldijo internamente.

-No lo estoy- Kazu negó con la cabeza -En lo más mínimo.

-Me encantaría poder verte, Kazu- insistió Juubei, esta vez sin ocultar su tristeza.

-Puedes tratar- Kazuki tomó la otra mano de Juubei y también la llevó hasta su cara. -Dime qué ven tus manos.

Los dedos de Juubei recorrieron el rostro de Fuchoin suavemente.

-Si, sigues como cuando aún podía verte...- hizo una breve pausa -A veces me asusto cuando pienso en que podrías cambiar y yo no lo notaría. Pero no. Sigues igual de hermoso.

La sonrisa de Juubei desapareció.

-No llores- secó algunas lágrimas con sus dedos -Me pone peor.

Kazuki rodeó el cuello de su compañero con ambos brazos y se aferró a su cuerpo. El muchacho le devolvió gesto.

-Y como cuando aún podías verme,- susurró en el oído de Juubei -sigo amándote.