Every night has its dawn
Epilogo
Allí, en la noche, se encontraban ambos sentados, fundidos en un abrazo de esos que parecen no tener fin. Cualquier persona que los viese sentiría envidia y lanzaría un gran suspiro, hasta el más frío corazón se enternecería ante la romántica escena.
La calidez estival les otorgaba mayor gozo a los enamorados. Ya los peligros se habían disipado, no más Hiroshi Katsumoto, solo paz. Paz hasta la próxima guerra, paz hasta el alba. Pero al menos tenían ese momento, el apogeo de su amor, para disfrutarlo al máximo su reciente amor, aquel capullo que acababa de abrirse en la más hermosa de las flores, sí, eso era…alelí, azalea, narcisos…todas las flores más hermosas fusionadas para germinar este puro sentimiento.
Allí tenían una vista hermosa de las estrellas, abajo un abismo en el que reinaban rocas, agua, espuma, arriba la bóveda azul. Y en el medio, como si representaran el único limbo merecedor del adjetivo "hermoso", la cumbre de la vida, el amor, ellos dos.
¿Cuándo te diste cuenta de que sentías algo por mí?- Pregunto Natsumi con los ojos llenos de brillo y un hermoso rubor que resaltaba su inocencia.
Supongo que siempre lo supe, desde que te vi, y me miraste en los ojos.- Respondió el con galantería haciendo aún mas fuerte el abrazo si esto era posible.
Ahí noté algo especial en ti, pero yo fui plenamente conciente de lo que sentía desde siempre, a diferencia tuya.- Le dijo regañándolo con picardía.
Lo importante es que ahora lo sé. – A continuación la poca distancia se hizo nula y se unieron en un apasionado y dulce beso, este fue como si se hubieran conocido y necesito de toda la vida. No podían separarse, era como si la distancia fuera un pozo negro e infinito para ellos.
No quiero que llegue el alba. – Susurró Natsumi con dificultad debido a la poca cantidad de aire en sus pulmones.
Toda noche tiene su alba, pero hay que saber disfrutar el período en que no llega.- Le sonrió de una forma tan irresisitible para la joven que esta tomó su cara sus manos y le ofreció un nuevo beso.
Allí, juntos todo parecía posible para ellos, el viento los acariciaba, las flores estivales proporcionaban un dulce aroma al lugar, el brillo del mar picado quitaba la respiración, la luna parecía sonreír con complicidad y las estrellas los miraban alegres y esperanzadas. Todo parecía posible. Es cierto que, al estar tan felices, aquel escenario era también producto de su imaginación. La luna seguro que no sonreía, pero el indescriptible sentimiento la convertía y llevaba todo a la magnitud de la bellaza.
No me dejarás nunca. Verdad?- Preguntó Natsumi. La muchacha había sufrido mucho y estaba acostumbrada a la perdida de parientes queridos y cercanos, no quería que esto se repitiese, era su turno de ser feliz ahora.
Por supuesto que no, y espero que tu tampoco, le has dado un brillo a mi vida que no creí que existiera.
Me gustaría que mi madre viera lo feliz que soy ahora- Dijo suspirando y dirigiendo sus ojos hacia el blanco manto de estrellas que oscilaba sobre ellos.
Yo espero que tu padre no…- Ambos rieron. Era cierto que si el padre de Natsumi los viere este ya, con ojos maligno o sin, hubiera salido volando hacia el abismo. Ni su poderoso agarre lo salvaría esta vez.
Te amo.- Ban lo pronunció del tal forma que a natsumi casi se le escapan lágrimas de conmoción, nunca se había sentido tan querida y nunca había amado tanto antes. Siempre pensó que su amor era unilateral y ahora que sabía que era recíproco no cabía en su alegría. Su respuesta no era necesaria, simplemente lo beso y eso representó aquellas dos palabras.
Y allí se quedaron, ambos disfrutando de la clara noche, esperando sin realmente desearlo, al alba.
