¿Qué pasa cuando los papeles se intercambian?

-Diálogos.-

-"Pensamientos"-

(Na. Notas de la autora)

Capitulo 4.

Disculpas

Acariciaba sus caderas, mientras sus labios recorrían el fino cuello de ella, sus gemidos ahogados, lo hacían excitarse aún más, una de sus manos hurgó entre las piernas de ella, haciéndola gritar de placer, sus piernas se abrieron para darle mayor acceso.

-Mi-miroku.-gimió ella.

-Miroku, ¡oye despiertate ya!-hablaba Sango desde el quicio de la puerta.

-¿Eh?-preguntó un adormilado Miroku, enroscado en su sábana.

-Te llaman por teléfono, que es urgente.-dijo la chica.

-Si, gracias… ¡Ay no! –exclamó el chico al ver que Sango miraba directamente a un gran bulto alojado justo a la mitad de su bóxer.

-¿Mal sueño?-preguntó ella burlona.

-Con tu permiso.-dijo él, cerrando la puerta de su habitación dejando a Sango fuera.

La presión del agua se dejaba sentir, necesitaba despejarse, ese sueño lo había puesto hasta el tope, y todavía su "amigo" le delató frente a la protagonista de su fantasía.

No había podido dejar de pensar en la visión que Sango le otorgó la noche anterior, aunque a decir verdad, sintió temor al pensar que la chica estaría bastante enojada con él por violar su privacidad, pero al contrario de lo que él creía, ella no se inmutó, al contrario le restó importancia al asunto.

FLASH BACK.

Salió presuroso del cuarto, se dirigió a la cocina, tomó un vaso y lo llenó de agua, la bebió de un solo golpe, sentía la garganta seca.

Cruzó la estancia para llegar al balcón, el bochorno, el sonrojo y la agitación eran calmadas paulatinamente por la fría brisa que golpeaba su rostro.

-Miroku.-escucha la voz de ella.

-¿Si?-pregunta él, dominando el sonrojo que intentaba surgir.

-Tengo hambre ¿puedo usar tu cocina?-preguntó ella, tratando de sonar amigable.

-Claro, la cena está lista, vamos.-dijo él, calmadamente, pues el saber que ella no estaba enfadada por lo acontecido, lo hacía sentir mejor…El tema del incidente no se hizo presente durante la cena, fue como si todo se hubiese olvidado.

END FLASH BACK

Al salir del baño, Miroku se dirigió al teléfono de la sala, para encontrar solamente el sonido monótono que indicaba que ya habían colgado.

No tardó mucho en saber quién lo llamaba pues el identificador marcaba el # de teléfono se su novia. Iba a llamarle pero recordó que la noche del domingo justo después de llegar de su paseo en el yate habían tenido una discusión bastante fuerte, así que hizo caso omiso de la llamada, pues no quería pelear a tan temprana hora.

-Hice el desayuno, espero no te moleste.-dijo Sango, sacando de sus pensamientos a Miroku.

-No, para nada. ¿Qué preparaste?

-Pues huevos con tocino, y té verde.-dijo ella sentándose en la mesa, lista para empezar su desayuno.

-Bueno pues gracias, ¿tienes mucho rato despierta?

-Un hora más o menos, Kagome me llamó para decirme que hoy me llevaría a conocer algo de Osaka.

-¿Kagome viene por ti? O quieres que te lleve a su departamento

-Ella viene. ¿Quieres acompañarnos?

-¿No es mucha molestia?-preguntó él.

-Claro que no, anda vamos, nos divertiremos.

Y así partieron al departamento de Kagome e Inuyasha que ya los esperaban, durante toda la mañana salieron, llevaron a Sango a los lugares turísticos más importantes de Osaka. Durante la tarde Miroku los invitó a pasear en su yate, donde Sango tuvo la oportunidad de apreciar el cuerpo de Miroku en todo su esplendor, y viceversa.

-Oye Kagome, dime ¿Qué tal es Miroku?-preguntó Sango a su amiga mientras tomaban el sol.

-¿Por qué lo preguntas?

-Bueno es que, el es uno de los hombres más ricos del Japón, pero lo veo muy distinto, es decir no es como los demás, sino más sencillo.-dijo la periodista.

-Pues desde que lo conozco él es así, nunca ha sido arrogante o presumido, a mi me cae muy bien.-declaró Kagome.

-¿Y cómo lo conociste?

-Me lo presentó Inuyasha, desde pequeños han sido amigos, como tu y yo, solo que cuando yo conocí a Inuyasha, ésta era muy diferente a como es ahora, era un mujeriego, pero ahora solo me es fiel a mí, pero Miroku siempre ha sido de una sola mujer, sus novias han sido muy pocas y todas de relaciones duraderas.

-¿Y actualmente tiene novia?-preguntó Sango interesada.

-Chicas, ya es hora de irnos.-declaró Miroku, interrumpiendo la charla.

La noche se hizo presente en la ciudad de Osaka, Sango estaba en su habitación, mirando la Tv. y en sí muriéndose de aburrimiento, ella había propuesto salir esa noche a su amiga Kagome, pero ésta se excusó diciendo que no podía pues el día siguiente tenía cita con la modista que confeccionaba su vestido de novia.

Ella salió de su habitación con rumbo a la cocina, pero al llegar a ésta encontró a Miroku en el balcón aparentemente discutiendo por teléfono, al parecer estaba bastante molesto por lo que colgó el celular, y se topó con Sango parada en la cocina, mirándolo fijamente, esto al parecer molestó más a Miroku.

-¿Qué? Tengo monos en la cara o ¿que?-dijo él de mal talante.

-Oye, a mi no me metas en tus problemas, yo no tengo la culpa de nada.-dijo ella a modo de defensa.

-Nadie te está metiendo en nada, no seas dramática.-dijo él en un tono más alto.

-Tampoco me grites.-dijo ella fríamente.

-No te estoy gritando.-dijo él en el mismo tono anterior.

-¡Vete al carajo imbecil!-exclamó Sango, al tiempo que se iba a su cuarto, dejando a Miroku con la palabra en la boca.

Sango azotó la puerta de su habitación, molesta por la actitud y en cierta forma sentida con Miroku, pues le dolió la forma en que la trató, tal vez era que ya se estaba hartando de tenerla ahí, aunque solo llevaba dos días, como el bien había dicho no estaba acostumbrado a tener huéspedes.

Minutos después, tocaron a su puerta, la voz varonil de Miroku se dejó escuchar al otro lado, ella no le respondió, simplemente no quería terminar peleando, otra vez.

Pero la insistencia de él, la hizo ponerse de pie y abrir la puerta.

-¿Ahora qué?-dijo ella a la defensiva.

-Lo siento.-fue lo único que dijo.

-……..-Sango no respondió.

-Discúlpame Sango, estaba enojado y me desquité contigo, se que no debí pero lo hice.

Es mucha presión la que traigo encima.-se escuchaba sincero.

-Bueno, pero con una condición…no, dos condiciones.-dijo Sango.

-Esta bien, dime.-dijo el sonriendo levemente.

-Que me disculpes tú a mí, por todo, por llamarte de todo esa vez por teléfono, y por volverlo a hacer hace un rato, y dos que me lleves a bailar, así te desetresas un poco.-dijo ella sonriéndole abiertamente.

-Bueno pues, acepto, además las veces que me has insultado me las tengo merecidas Sango, no debí gritarte, lo lamento, también lamento haber entrado esa vez en tu cuarto, sin que tu me lo permitieras. (Na. Eso ni él se lo cree…bien que le gustó)

-Por eso no te preocupes, aunque si me diste un buen susto, pero todo bien, es tu casa después de todo.-dijo ella.

-Pues vamos, te llevaré a un antro bastante popular, te espero afuera.-dijo él.-La noche es joven.-le guiño un ojo pícaramente.

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Media hora después Sango salía enfundada en una falda negra, que le cubría hasta la mitad de los muslos, y una blusa de un rojo oscuro, que dejaba parte de su espalda al descubierto, atuendo acompañado de una botas negras hasta la rodilla, su pelo suelto y apenas maquillada. Detalle que le daba un aire de mucho menos edad.

Miroku por su parte solo llevaba un pantalón de vestir y una camisa blanca impecable.

Ambos salieron del departamento, y llegaron al antro del que Miroku tanto hablaba, la mesa asignada fue una de las del piso superior de donde se podía ver claramente la pista, ni tarda ni perezosa, Sango sacó a bailar a su acompañante, minutos después volvía a su mesa, cansados de tanto bailar pero muy sonrientes.

-La verdad es que me la estoy pasando muy bien.-dijo Miroku, mientras tomaba su bebida.

-Yo también, y espero que esto lo repitas siempre que te sientas así.-dijo ella.

-Me permite bailar con usted.-dijo un chico de repente salido de la nada.

-La señorita viene conmigo.-dijo Miroku secamente.

-Oh vamos, Miroku, es solo una pieza.-dijo Sango dejando a un pasmado Miroku sentado solo en la mesa.

-Pero…-ya no pudo decir nada pues Sango ya estaba escaleras abajo, yéndose con ese desconocido.

Minutos después, al ver que ella no regresaba Miroku decidió que ya era su turno de bailar con ella, así que se bajó y la buscó en la pista, haciéndole un ademán para que dejara al tipo, ella le obedeció.

-Gracias x rescatarme.-le dijo Sango.

-¿Cómo? Creí que te la estabas pasando bien con él.-dijo Miroku algo molesto.

-Para nada…es un presumido…no hacía mas que decirme que su papi era dueño de no se qué, de no se cuánto… ¡bah!

-¿Y porqué no lo dejaste botado como a mi?

-Porqué no es de buena educación hacer eso, con alguien a quien apenas conozco.-dijo ella razonablemente.

-Pero si tú y yo estamos en las mismas, apenas me conoces.-dijo el ofendido.

-Si, pero él no me ha visto desnuda. En cambio tu si.-dijo ella pícaramente.

Volvieron a bailar, las copas se hicieron presentes, la noche no acababa, en verdad Miroku nunca se había divertido tanto, como esa noche lo estaba haciendo, los factores serían muchos, su novia Yuca no era de salir a antros, y a él no le gustaba bailar, sin embargo esa noche parecía todo lo contrario, pues Sango le inyectaba una buena dosis de adrenalina, que lo incitaba a librarse de todo aquejo.

Mas tarde volvieron por cuarta vez a su mesa, pero ahora ya con las copas subidas, y un poco mareados, pero ella sobretodo.

-Miroku, ya estoy mareada, creo que ya no podré bailar.-dijo Sango al oído de Miroku.

-¿Te quiere ir ya?-preguntó él, volteando a mirarla, notó que ella estaba demasiado cerca.

-No.-fue su única respuesta, mientras lo miraba fijamente.

-Parece que ya estás borracha.-dijo él tratando de bromear.

-No, no lo estoy.-renegó ella.

-Pero tienes aliento de borracha.-siguió bromeando, viendo como sus ojos brillan en demasía.

-Miroku, cállate y bésame.-fue lo que dijo ella, antes de que Miroku reaccionara.

Ella aprisionaba sus labios de una manera casi violenta, sus finas manos rodearon el cuello de Miroku, una de ellas se posicionó en la nuca de él, ejerciendo presión para que el beso no se deshiciera. Él por su parte, aunque al principio no presentó oposición pero tampoco respondió, ahora lo hacía con ímpetu, sus manos se deslizaron a la espalda de ella, jactándose de esa maravillosa suavidad y presionando para que sus cuerpos se juntaran más.

-Vamos.-dijo ella, una vez que rompieron el beso, agitados y excitados.

Miroku solo obedeció dejó una cantidad considerable en la mesa, y salió con ella por delante. Una vez que llegaron al estacionamiento, subieron al coche, y justo cuando él iba a encender el coche, ahí estaba ella besándolo con pasión, con ímpetu, besándolo de esa manera que lo volvía loco y le hacía perder toda razón.

Una de sus manos hurgó debajo de su falda acariciando los muslos torneados de ella, mientras que la otra acariciaba su espalda, el beso se rompió y ella comenzó a bajar por el cuello de él proporcionando besos fuertes y húmedos, sus manos ágiles comenzaron a desabotonar el pantalón de él, donde ya se notaba un bulto creciente.

Una vez cumplido su objetivo, hundió sus manos en las profundidades del pantalón de él, acariciando y sobando la virilidad de Miroku. El por su parte desató el nudo de la blusa de Sango haciendo que esta dejara de estorbar y cayera, pudiendo así sentir directamente los senos redondos de Sango, que al sentir los ligeros pellizcos que Miroku daba a sus pezones, emitía gemidos ahogados. Ella se acomodó entre las piernas de él, quedando sentada en su regazo, sus manos buscaron la forma de que el miembro de él saliera a la luz, para así poder seguir estimulándolo, mientras tanto Miroku ahora besaba y lamía con desesperación los pechos de ella, haciéndola gemir aún más.

Miroku buscó el borde de las panties y se encontró con la grata sorpresa de que solo tenía que desatar los nudos de los costados, para así quitarle esa prenda que estaba estorbando mucho. Después de quitarle tan ansiada prenda, él se incorporó un poco, para después adentrarse en ella, sin ninguna clase de contemplaciones, esto provocó que ella diese un grito que fue apagado por los labios de Miroku, quien pudo sentir la calidez y humedad que el cuerpo de Sango ofrecía, se deleitó un momento dejándose llevar por las sensaciones, para después salir y entrar fuertemente.

Sango sintió entrar el miembro de él fuertemente, pudo sentir claramente como éste latía dentro de ella, los gemidos de él, su respiración entrecortada, el sudor en su frente, sus labios entreabiertos y rojos, los ojos cerrados le brindaban el mejor de los espectáculos.

Las embestidas eran cada vez más seguidas, cada una de ellas la llevaba al límite, hasta que una de ellas la hizo desfallecer de placer, haciendo que su interior se contrajera, provocando la liberación de Miroku.

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Pues creo que no me tardé mucho….bueno pues aquí ta, el tan ansiado lemón…es mi primer lemón…ténganme compasión….y díganme que tal estuvo…se aceptan sugerencias.

Bye!