Capítulo 2: Miradas (Editado)
Ginny tuvo que esperar más de veinte minutos para regresar de nuevo al compartimiento donde estaban las Hufflepuff que la habían metido en ese gran problema llamado: Draco Malfoy. Se había sentido más que aturdida, débil, cuando Malfoy la dejó en el vagón sola; por lo que tuvo que quedarse sentada un buen rato tratando de contener la vorágine que tenía dentro. Aún no podía creer todo lo que había pasado en cuestión de minutos. Si, ella había besado a Malfoy y luego él la había besado, "¡que manera de besar!" Pensó Ginny mientras una sonrisa traviesa aparecía en sus labios, el solo pensar en ese beso se estremeció, había sido el mejor beso que le habían dado en toda su mísera existencia, y eso la hacía sentir ligeramente patética. Bien, Ginny había besado a Malfoy por una apuesta, pero ¿por qué él la había besado a ella? Y sobretodo ¿por qué la había besado de esa forma? Ginny todavía sentía los finos labios de Malfoy sobre los suyos, no pudo evitar pasarse la lengua por los labios como si quisiera recordar el sabor del rubio. ¿Y ahora que seguía? ¿Seguirían molestándose como si nada hubiera pasado? Era lo más probable, y eso en cierta forma la reconfortaba, porque de pronto la verdad comenzaba a caer con pesadez sobre ella: ¡Por Merlín, había besado a Draco Malfoy! ¡Draco Hurón Malfoy! ¡El idiota que se la pasaba molestándolos! Soltó un par de maldiciones al darse cuenta de la estúpidez que acababa de cometer, y sobretodo del curso de sus pensamientos.
Ginny salió algo aturdida al pasillo del Expreso y para su suerte, llegó rápidamente el compartimiento de las Hufflepuff que en ese momento estaban riendo de una broma que estaba diciendo Melva.
-Vaya Ginny que manera de besar-comentó Katherin sonriendo burlonamente en cuanto la vio. Ginny sintió como sus mejillas ardían; lo había olvidado, seguramente Katherin y todo su grupito de amigas la habían visto responder al beso de Malfoy sin replicar siquiera.
-Eh... Una apuesta es una apuesta-respondió Ginny mordazmente, mientras recuperaba su color habitual.
-Ja, y que bien disfrutaste la apuesta, ¿o no?-comentó maliciosamente Melva.
-Claro, ¿por qué no disfrutar mientras se puede?-Ginny se felicitó a sí misma por su buena respuesta.
-Y... ¿qué se siente besar a un Malfoy?-
-Eh... Un poco de asco-mintió mientras un leve color rosado aparecía en sus mejillas. Ginny maldijo en voz baja, ¿por qué reaccionaba de esa manera?, si había sido un buen beso pero no era para tanto, además... seguía hablando de Malfoy, ante ese pensamiento finalmente en su rostro apareció una mueca de desprecio.
-Tanto asco te dio que seguramente solo aguantaste besarlo.. ¿qué? ¿10 minutos?-se burló Melva, y las demás empezaron a reírse.
-Bueno, creo que debo regresar con Hermione, ¡Terminamos el juego!- dijo apremiante cortando las risas. Las Hufflepuff la miraron con cierto recelo pero finalmente volvieron a juntar sus manos para realizar el contrahechizo, pronto la maldita marca de elfo desapareció de su muñeca. Salió apresuradamente del compartimiento, no quería que el resto del viaje se la pasaran burlándose de ella, así que no tuvo más remedio que regresar con Hermione y Harry dado que los demás compartimientos estaban repletos. Por suerte pudo llegar sin ningún contratiempo, y su mayor contratiempo habría sido encontrase con Malfoy; llegó al vagón y se encontró con la desagradable visión de Harry y Hermione besándose.
-Eh... Odio interrumpir pero la verdad no hay más lugar y ya me harte de mis amigas-se apresuró a decir Ginny mientras que Harry y Hermione se separaban; la pelirroja tuvo que apartar el terrible dolor que le oprimía el pecho y sentarse frente a ellos.
-No hay problema, Gin-le dijo amablemente Hermione mientras sacaba un libro y se ponía a leer. El resto del viaje no tuvo muchos contratiempos, Hermione leyendo, Harry mirando la ventana muy interesado y Ginny sumida en sus pensamientos inundados de un cierto Slytherin rubio, aún no podía sacarlo de sus pensamientos, se sentía asqueada consigo misma por besar al que era enemigo declarado de su hermano, pero ... a la vez la pregunta del porqué él la había besado rondaba en su cabeza, torturándola.
-Ginny, ¿estás bien?- preguntó Hermione unos minutos después.
-Claro, ¿por qué?-preguntó rápidamente menor de los Weasley saliendo de sus cavilaciones.
-Porque te voy diciendo desde hace unos minutos se detuvo el expreso y que es hora de bajar.-
-Ah, estaba algo distraída-murmuró la pelirroja apartando la mirada con rapidez.
-Ya me di cuenta-replicó Hermione mientras salía del vagón dejándola sola. Ni siquiera se había dado cuenta de que Harry ya se había ido. Ginny tuvo que correr para alcanzar a la castaña, en esos momentos no quería quedarse sola, iba a llegar junto a ella cuando alguien se le atravesó, la Gryffindor chocó con la espalda de un joven, trastabilló pero se mantuvo de pie por que él la sostuvo.
-Cuidado Weasley-replicó Malfoy mientras la soltaba rápidamente.
"¿Por qué de todas las personas que hay en Hogwarts tenía que chocar con Malfoy?" pensó desesperada Ginny mientras miraba fijamente a los ojos del rubio, aparentando que su corazón no latía mucho más rápido de lo normal, ni que se había quedado sin aliento y ni que sus piernas temblaban.
-¡Fíjate por donde caminas, Malfoy!-replicó Ginny sosteniéndole la mirada y tratando de contener el temblor de sus piernas.
-¡Vaya! La leona saca sus garras-se burló Malfoy sonriendo maliciosamente. Ginny sintió que una furia muy intensa le invadía todos sus sentidos. Trató de abofetear al Slytherin, pero este detuvo su mano y acercó su rostro al de Ginny muy peligrosamente. -¡Vaya, Weasley!, tienes varias facetas y pude verlas todas el mismo día-murmuró, la pelirroja sintió como se estremecía al sentir el agradable y cálido aliento del rubio sobre su rostro.
-¡DEJA A MI HERMANA, ANIMAL!-ese era Ron que empujó al Slytherin fuertemente mientras se ponía entre ellos. Draco miró con desprecio a Ron y luego posó una mirada burlona en la pelirroja que hacía esfuerzos sobrenaturales para sostener a su hermano que quería abalanzarse sobre el rubio.
-Creo... que la que debería dejarme es otra-murmuró maliciosamente el rubio sin despegar su mirada de Ginny.
-¿Qué insinúas, estúpido?-rugió Ron.
-¡Cálmate Ron, este... no vale la pena!-se apresuró a decir Ginny.
-Qué si quieres que yo no me acerque a tu hermana, pues que ella no se acerque a mí-murmuró Malfoy con una sonrisa triunfante en su rostro. Ginny maldijo en silencio, ¿cómo no se lo había imaginado?, esa maldita víbora podría decírselo a Ron solo para hacerlo enojar. Miró directamente a los ojos del Slytherin, se podría adivinar la súplica en sus ojos, lo que hizo que la sonrisa del rubio se extendiera más.
-¿Qué dices?-preguntó Ron amenazadoramente mientras se soltaba de Ginny y se acercaba a Malfoy. El Slytherin se tomó su tiempo para contestar, como si desfrutara del sufrimiento de la pelirroja.
-Nada-murmuró Draco mientras le enviaba una significativa mirada a Ginny y sonreía burlonamente.
-Vamos, Gin; como tú bien dijiste no vale la pena este idiota-rugió antes de pasar a lado de Malfoy.
-Tendrás que suplicar para que no le diga a tu hermano, Weasley-le dijo al oído mientras ella pasaba a su lado, se soltó de la mano de Malfoy que la había tomado por la cintura en un gesto que interpretó como posesivo y luego lo miró con odio antes de ir tras su hermano.
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La ceremonia de selección fue más aburrida que de costumbre; Ginny se entretuvo mirando el techo que mostraba el cielo nublado, al tiempo que sus dedos tamborilearon con insistencia sobre la mesa, tratando inútilmente de no pensar en el maldito rubio y su estúpida amenaza. Permitió que su mirada recorriera el Gran Comedor, totalmente ajena al bullicio propio de la ceremonia. Su mirada se topó con un Ravenclaw, quien desvió la mirada al sentirse descubierto. La pelirroja lo miró con el entrecejo fruncido pero el chico no volvió a mirarla, enarcó una ceja curiosa ante el hecho de que un color escarlata comenzó a aparecer en el rostro del Ravenclaw. Suspiró mientras ponía ambos codos sobre la mesa para poder sostener su cabeza.-¡Por Merlín, que esto acabe pronto!-gruñó con cierto hastío mientras su mirada recorría la mesa de los Leones, y el sombrero seleccionaba a un chico para Slytherin. Seamus Finnigan, su antiguo novio la observaba también, Ginny le sonrió mientras una juguetona sonrisa aparecía en el rostro de Seamus, quien intentó decirle algo, pero ella terminó asintiendo aunque no tuvo idea a que asentía, porque el bullicio no le permitió escuchar nada.
Su mirada se volvió a perder por el lugar, en la mesa de Hufflepuff se encontró con Justin Finch-Fletchley quien le sonrió abiertamente, la pelirroja le devolvió la sonrisa con cierta timidez antes de bajar la mirada, y fue entonces que cometió el grave error de alzar la mirada hacia la mesa de Slytherin. ¡Craso error!, ahí estaba, una mirada gris penetrante que la observaba fijamente, prácticamente sin pestañear, una mirada fría y que parecía que quería leer su alma, Ginny se sintió embriagada, las escenas del beso de Malfoy volvieron a su mente y casi sin poder evitarlo se pasó la lengua por los labios como recordando el sabor de los labios del rubio; una sonrisa triunfante apareció en el rostro del Slytherin, Ginny empezó a enrojecer y desvió la mirada lo más rápido que pudo, había perdido esa batalla con Malfoy.
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Toda la cena, Ginny estuvo muy distraída, sus manos temblaban haciéndole casi imposible cortar su carne, derramó jugo de calabaza sobre el mantel, tiro la sal (y con eso se ganó un chillido de Parvatil que se la paso diciendo que tendría mala suerte por quien sabe cuantos años), y todo por que sentía la mirada de Malfoy sobre ella, y cuando alzaba la vista se encontraba con la maldita sonrisa burlona del rubio.
"Cálmate, Ginny", se regaño a sí misma cuando Hermione le pregunto por enésima vez que le ocurría y ella respondía "nada" muy secamente.
De camino a los dormitorios, después de haber chocado con medio mundo, Ginny decidió que no iba a dejar que Malfoy la afectará así, primero muerta antes de que caer ante un Malfoy, ese energúmeno lo único que pretendía era fastidiarla, y no pensaba permitírselo.
