Capítulo 3: Frustración. (Editado)
"¿Cómo pudo ser posible que me descontrolara de esa forma?" esa pregunta rondaba por la cabeza de un cierto Slytherin rubio. Draco Malfoy se pasó la mano por el cabello por enésima vez en un gesto de profunda frustración. Estaba frente a la chimenea de la sala común de Slytherin, los alumnos pululaban siendo mucho más ruidosos que de costumbre. Era la primera noche en Hogwarts, y eso hacía que los Slytherin no se mostraran tan fríos y reservados, en cambio se encontraban inmersos en pláticas, en donde el único absorto era Malfoy, que estaba sentado en su sillón favorito de cuero; ese que nadie se atrevía a tocar dado que sabían que era de él, y por supuesto nadie quería enfrentarse a la furia del rubio.
Draco se inclinó hacia delante mientras se llevaba los dedos a sus labios en un gesto inconsciente, el sabor de una cierta Weasley seguía impregnado ahí, atormentándolo de mil maneras posibles. Cerró los ojos con fuerza mientras recostaba su cabeza en el sillón, ¿Por qué demonios no podía sacarse de la cabeza el beso que le había dado Weasley?, todavía sentía su olor, una mezcla exótica y embriagante, aún sentía su cálido aliento, el calor de su cuerpo y los suaves labios sobre los suyos. Pero lo que realmente le desconcertaba era la forma en que él había respondido. Aún no lo entendía, nunca en su vida se había descontrolado de tal forma, NUNCA.
Pero eso no era lo peor, si no lo peor era que quería besarla de nuevo, sentir el cuerpo de la Gryffindor contra el suyo... Se reprendió a sí mismo ante los estúpidos pensamientos que aparecían en su mente, ¡Por Merlín! ¡Solamente era una niñata! ¡Una Comadreja! Seguramente su verano de abstinencia sexual comenzaba a cobrarle factura, porque estaba seguro había respondido como hubiera respondido a cualquier mujer por más fea e insufrible que fuera después de dos meses sin algún tipo de contacto, ¿o no?
Dio un pequeño suspiro mientras se acomodaba en su asiento. No podrían culparlo por desearla, ¿o sí? Soltó a reír por sus cavilaciones, debía admitir… aunque nunca lo hiciera público, que Weasley tenía los suyo. Pese a que no tenía grandes pechos, sus mayores atributos eran sus piernas y su diminuta cintura. Una mueca de desprecio apareció en su rostro ante esa idea, era cierto… pero se repudiaba a sí mismo por admitirlo. ¿Qué mierda le pasaba? Soltó una maldición en voz alta sin importarle que sus compañeros lo escucharan, empezaba a enfadarse consigo mismo.
-¿Qué tienes, Draquis?- una voz lo sacó de sus pensamientos, el rubio dirigió su mirada hacia Pansy Parkinson sin evitar mostrar su irritación.
-Parkinson, ¿qué no entiendes?, es Draco o Malfoy, de cualquier forma pero no DRAQUIS-rugió el rubio mientras se levantaba de golpe.
-Lo siento, Draco-murmuró Pansy, lo que parecía ser algo avergonzada mientras clavaba su mirada en el suelo.
La miró con recelo pero finalmente asintió-No hay problema, solamente nunca me vuelvas a llamar así, ¿entendido?- murmuró sentándose de nuevo en su sillón.
-¿Te pasa algo, Draco?-le preguntó Zabini mientras se sentaba frente a él.
-¿Por qué todos piensan eso?-masculló enojado alzando la mirada hacia el moreno, no era realmente cercano a Zabini, de hecho, no era realmente cercano a ninguno, por lo que ese tipo de preguntas se le hacían de lo más estúpidas, sobretodo en ese momento que sentía que se despreciaba hasta a sí mismo.
-Es que te ves distante-murmuró Pansy sentándose en el respaldo del sillón de Draco.
-¡Ah!-fue la escueta respuesta que recibió de un muy fastidiado rubio. Dejó que Pansy pusiera sus manos en su espalda y lo acariciara, era común que la morena lo hiciera, y él lo admitía de vez en cuando. Se había enredado con ella un par de ocasiones, y aunque nunca habían formalizado nada, todos creían que en algún momento anunciarían un compromiso. Eso no había hecho que Draco dejara de frecuentar a otras mujeres, pero a Pansy no parecía importarle así que eso hacía que su "relación" funcionara.
Los dos Slytherin comenzaron a platicar, y él prácticamente volvió a desconectarse de la conversación, a la que pronto se unieron Crabbe y Goyle.
-Y ya viste a la Weasley...-esa última palabra saco a Draco de sus pensamientos, quien alzó la mirada justo a tiempo para ver una asquerosa mirada de deseo en los ojos de Zabini. El moreno pese a ser un orgulloso sangre limpia, no ponía reparos en enredarse con cuanta mujer le atrajera, y parecía ser que la menor de los Weasley acababa de entrar en su mira. Draco se sintió más disgustado de lo que esperó, por lo que ni siquiera pudo contener que su fría mirada gris se posara en el moreno.
-¿Qué con el pobretón de Weasley?-preguntó bruscamente haciéndoles pensar que preguntaba por Ronald.
-No hablo del pobretón y patético Ronald Weasley, si no de la pequeña Weasley-le aclaró Zabini rápidamente.
-Ah... ¿qué con esa?-volvió a preguntar tratando de sonar indiferente.
-Estará en mi cama pronto-murmuró Zabini mientras sonreía con autosuficiencia.
Lo primero que sintió el rubio fueron unas intensas náuseas que se vieron rápidamente sustituidas por unas tremendas ganas de golpear a Blaise-¡Por favor, Zabini! Sigue siendo una pobretona insufrible-rugió sorprendiendo a todos. ¿Cómo se atrevía a desear a una Weasley de una manera tan enferma?, ¿o peor aún por que le interesaba tanto? ¿Acaso sentía celos? El rostro del Slytherin se puso lívido ante el curso de sus pensamiento -¿Por qué lo dices?-reiteró logrando sonar más tranquilo, huyendo de las miradas interrogantes de sus amigos.
-La vi en un compartimiento, sola con la túnica subida hasta la rodilla, y permíteme decirles: ¡que piernas!-comentó Zabini de nuevo con ese brillo de deseo en sus ojos. En esa ocasión el rubio tuvo la prudencia de quedarse callado.
-Blaise, tú te conformas con cualquier basura-se burló Pansy con indiferencia, mostrando lo incómoda que se sentía ante el tema que había seguido la conversación
Draco tuvo que morderse la lengua para no soltar un comentario respecto a Weasley, en cambio tomó aire lentamente tratando de controlar la vorágine que tenía dentro.
-¿Seguro que estas bien, Draco?-volvió a preguntar Zabini.
-Fregar, ¿qué no puede uno estar tranquilo aquí sin que ningún idiota pregunte cada segundo que como estoy?-rugió Draco mirándolo con odio.
-Vaya, alguien amaneció de mal humor hoy, tal vez yo te pueda calmar- murmuró Pansy, coqueta; mientras se ponía de pie frente a Draco, este la miró con indiferencia, pero al parecer ella no dio por aludida ya que se sentó en las piernas de Draco.
Pronto sintió los labios de la morena contra los suyos, sus brazos se cerraron con fuerza en su cintura apretándola contra él y la besó con furia, al poco tiempo se sintió hastiado y furioso de que otra persona apareciera en su cabeza en ese momento. Gruñó soltándola, y se puso de pie bruscamente haciendo que Pansy cayera al suelo fuertemente. -Draco-chilló Pansy desde el suelo mientras trataba de levantarse, sus ojos estaban inundados de lágrimas de indignación. Él se limitó a mirarla con desprecio.
-MALDITA SEA, YA VAYANSE LÁRGUENSE A SUS DORMITORIOS, AHORA-rugió Draco enfurecido, se hizo un prolongado silencio en la sala Común mientras todos lo miraban extrañados, el rubio alzó la cabeza orgullosamente.
-Pe-pero Draco, son... las 9 de la noche... apenas-balbuceó Pansy desde el suelo mientras lo miraba extrañada por su repentina furia.
-¿Te atreves a desobedecer mis órdenes?-murmuró peligrosamente mientras entrecerraba sus ojos, su tono había sonado muy autoritario.
-N-no-se apresuró a decir Pansy, mientras temblaba de miedo. -¿Qué esperan para irse? Acaso quieren que los vaya a arropar- dijo sarcásticamente Draco, con eso bastó para que los Slytherin de primero a sexto subieran casi corriendo las escaleras, solamente se quedaron los de su curso; Draco sabía que él era la autoridad ahí, le tenían miedo, ¿y quién no, si tenía como padre al mortífago más peligroso?. Draco había sido el líder de su casa desde que estaba en primer año, y los que habían tratado de revelarse habían sufrido graves consecuencias.
-¿Y ustedes qué carajos me ven?-rugió fríamente a Zabini, Crabbe, Goyle y Pansy que lo miraban extrañados. En ese momento todos empezaron a subir sin decir nada más. -Goyle-lo llamó ya más calmado, el aludido bajó casi corriendo y se puso frente a él, Draco se había vuelto a sentar en su sillón frente a la chimenea mientras veía al fuego crispar.-Tráeme un Wisky de Fuego-murmuró imperiosamente. Goyle asintió rápidamente y tropezando subió corriendo por la botella de Wisky de Fuego que rubio tenía en su habitación. El robusto Slytherin bajó unos minutos después con una botella color rojo, muy elegante en sus manos, y se la tendió a Malfoy. Este miró a Goyle a los ojos y pudo notar el miedo en ellos. -Ya vete-murmuró mientras tomaba la botella entre sus manos, Goyle solamente asintió frenéticamente y subió torpemente las escaleras.
Draco solo bebió un sorbo de la botella y rápidamente sintió el líquido caliente bajar por su garganta, casi quemándole, pero sin proporcionarle el alivio que necesitaba; dejó a un lado la botella y se volvió a recostar en el sillón. ¿Qué le pasaba?, nunca perdía los estribos de esa manera y se ponía a gritar a todo el mundo. Entonces lentamente lo comprendió, se sentía frustrado, frustrado por que en verdad nunca se había sentido tan atraído por ninguna chica, y ahora se sentía mucho más que atraído por una Gryffindor, y que peor aún era una Weasley. Tenía que admitirlo deseaba a esa pequeña pelirroja.
Draco recostó su cabeza en el sillón mientras trataba de recordar el rostro de Weasley, ¿Por qué nunca se había dado cuenta que la Gryffindor tenía unos exquisitos ojos color miel con motitas doradas que le daban un hermoso brillo? ¿Por qué nunca se había dado cuenta de que su cabello era tan sedoso y que caía tan elegantemente sobre sus hombros? ¿Por qué no se había dado cuenta de que las pecas ella tenía en su pequeña nariz resultaran tan sensuales en lugar de infantiles, como él siempre las había visto?, Draco se respondió así mismo, no se había dado cuenta de esos detalles porque era un idiota, y en lugar de haberse fijado se concentraba más en insultarla.
Draco detuvo sus pensamientos de golpe; a pesar de que deseaba a la Gryffindor, no se iba a rebajar a que lo vieran por ahí con una pobretona, ¿qué dirían de él?, todavía tenía su reputación, se dijo que lo mejor era que reprimiera ese maldito deseo ya que no lo llevaría a nada, controlaría sus hormonas a como diera lugar, y sobretodo dejaría de pensar en la Gryffindor aunque su mal humor aumentará.
Dio otro trago de Wisky, sintió de nuevo el agradable calorcito que producía la bebida en su garganta, trató de sacarse a Weasley de la cabeza, pero cada vez que trataba de hacerlo volvían de nuevo a su mente esos cautivadores ojos de color miel.
La botella ya estaba por terminarse, y si había pensado que con cada trago que daba la iba a olvidar, se había equivocado ya que por el contrario a cada trago más la recordaba. Draco ya se sentía mareado, y un terrible dolor de cabeza no lo dejaba pensar con claridad, tomó el último trago de whisky mientras se ponía de pie, se tambaleó, estaba tan alcoholizado que le costaba mantenerse erguido.
-Vamos Draco, no es prudente que estés así, que tal si viene Snape y te encuentra así, la que se te arma- era Zabini que lo agarró del brazo y lo ayudó a mantener el equilibrio. Draco lo miró, aunque tenía la vista nublada pudo percibir el tono preocupado de Zabini así que solamente dejó que lo ayudará a llegar al dormitorio, Draco ni siquiera le dijo nada y sosteniéndose de las cosas que había en su camino para no caer, llegó a su cama de dosel, se dejó caer en ella antes de quedar profundamente dormido, una pequeña sonrisa apareció en su rostro, era muy curioso, en sus sueños también aparecía la Gryffindor, pero esa vez no se molestó en apartarla de su sueño, si no que se dedicó a disfrutarla.
