¿Qué pasa cuando los papeles se intercambian?

-Diálogos.-

-"Pensamientos".-

(Na. Notas de autora)

Capitulo 8

-Muy bien, tu ve a hospedarte en algún hotel yo tengo que conseguir la entrevista.-dijo la voz de Sango Oda.

-Como la señora mande.-se escuchó en un tono sarcástico la respuesta.

-Por favor Sakamoto solo haz lo que te digo.-dijo la voz cansina de Oda.

-¿Y se puede saber quién te dijo que tu estabas a cargo?-dijo Koharu.

-Nadie me dejó a cargo, pero….-Sango ya no dijo nada porque la otra ya le había contestado.

-Entonces deja de decirme qué tengo y qué no tengo que hacer, ¿si?

-¡Ah! Haz lo que quieras entonces...ojalá te pierdas zorra.-dijo esto último en un murmullo la periodista.

-¿Qué dijiste?

-Que me voy, después te hablo para que vayas a entrevistar a Onahi.

Dijo Sango mientras caminaba hacia la hilera de taxis parqueados frente a la concurrida sala de recepción del aeropuerto de Osaka, subió a un taxi con una pequeña maleta donde apenas cabían dos cambios de ropa, dio la dirección y el taxi se puso en marcha.

Al llegar a la imponente edificación del Osaka's Diamond, su corazón dio un salto, pagó la tarifa y salió del auto, se encaminó hacia el lobby del hotel y más al fondo divisó a la misma recepcionista rubia de sonrisa forzada que atendía a un vejete adinerado.

-¿Puedo ayudarle en algo?- se escuchó a un lado de ella.

-Si, bueno tengo una reservación.-dijo Sango.

-Claro venga conmigo.-dijo el botones al tiempo que la dirigía a la recepción.

-Una reservación para Sango Oda.-dijo la chica a la recepcionista, mientras el botones desaparecía.

-Claro aquí está, la suite presidencial.-le dijo la rubia.

-Yo no ordené la suite presidencial señorita debe haber algún error.

-No si usted es Sango Oda, esa es su morada el día de hoy.-dijo la rubia al tiempo que sonaba el teléfono a su lado, contestó. Después de algunos momentos volvió a colocar el auricular en su base.

-Señorita aquí están sus llaves, y el señor Onahi le manda saludos y le pide disfrute de su estadía en nuestro hotel. Hitomi acompaña a la señorita por favor.-dijo la recepcionista a uno de los botones que estaba cerca del ascensor de puerta de cristal.

Sango se quedó sin palabras, Miroku fue quien hizo la reservación esta vez, pues Inuyasha y Kagome estaban de honey moon y no podían ser molestados, así que él muy caballerosamente le reservó la habitación más cara del hotel.

"Solo espero que no crea que la pagaré yo" pensó Oda.

Cruzó el vestíbulo para entrar en un elevador cuyas paredes frontal y de fondo eran de cristal, por el fondo se dejaba ver la ciudad alegremente soleada, si miraba hacia el frente podría ver como las personas que se paseaban por el lobby se hacía cada vez más pequeña.

Al llegar a su piso, entró en la habitación reservada que más que un dormitorio común de un buen hotel se parecía mucho a su departamento, igualmente amplio y con las paredes blancas solo que todo con un toque tradicional, una salita posterior al recibidor, a un costado un minibar, al otro una puerta que indicaba que había un dormitorio, al frente una puerta de cristal que daba a una terraza con una piscina pequeña.

-Esta es la sala de estar, señorita.-dijo Hitomi

-Si ya veo, y supongo que mi recamara es ahí.-dijo Sango señalando la puerta que estaba frente al minibar.

-Oh no señorita, ese es el cuarto de televisión y juegos, su habitación está al otro lado de éste salón.-dijo el chico a la par que abría la puerta y le mostraba el lugar, un amplio salón con una mesa de billar al centro, una sala al fondo con un televisor enorme y más allá una puerta doble de madera blanca.

-Supongo que ese sí es mi recamara ¿no?-preguntó Sango dudosa.

-Así es señorita, esta es su recamara.-dijo Hitomi mientras abría la puerta doble y se dejaban ver las frescas sabanas de la enorme cama, un armario, un escritorio y al fondo una puerta de igual color pero de puertas corredizas.-Ese es su baño señorita.

Después del tour dado por la habitación, Sango llamó a Miroku y este la citó para el medio día. Así que Sango tuvo tiempo de relajarse un rato dentro del jacuzzi de la suite, no antes de nadar un poco en la piscina. La hora llegó e increíblemente se sentía nerviosa, como una adolescente en su primera cita con el chico que le gusta.

"Pero yo no soy una adolescente y mucho menos me gusta Miroku" pensaba la chica a regañadientes.

Salió de la suite enfundada en unos jeans deslavados y con una blusa blanca de botones al frente, el cabello atado a una coleta alta, iba sencilla pero siempre con ese porte y elegancia característicos de ella, lucía soberbia.

Al llegar al lobby un botones le abordó, y le dio un mensaje de Onahi, la esperaba en el restaurante/ bar del hotel.

Se dirigió hacía ahí, entró en el lugar y lo observó buscando con la vista a su objetivo, una vez divisado fue hacía él, notó lo bien que se veía arropado en esa camisa azul a medio cerrar, luciendo su pecho, le daba una aire desenfadado y sexy, con el corazón palpitando estrepitosamente, y las manos sudando a chorros logró llegar hasta la mesa.

-Hola.-Saludó él mientras se ponía de pie y le ofrecía una silla a Sango.

-Gracias.-dijo ella evitando su mirada.

-¿Quieres pedir algo?-ofreció él mirándola.

-No, estoy bien gracias, pero vayamos al grano Miroku por favor.-dijo ella mirando a todos lados y frotando sus manos contra la servilleta.

-¿Siempre eres así de directa? Sí supongo que si.-dijo él seriamente.

-Bueno es solo que… (Onomatopeya de un gruñido: grrrrrr)

-Mejor pidamos algo, yo también tengo hambre.-dijo Miroku haciendo una seña al mesero.

Mientras él hacia eso, Sango notó como su cara ardía supuso que se había sonrojado furiosamente y con toda razón, su estómago había protestado ruidosamente "¡Dios, porque me pasa esto a mi!" se lamentaba la chica.

-¿No leerás la carta?-preguntó Miroku

-Sí, eh…no, tú pide por mi.-dijo ella incapaz de mirarlo.

-Ok.

Cuando el mesero se retiró el ambiente estaba dividido, por una parte Miroku se divertía al ver a la sonrojada y sería Sango mientras que ella, nadaba en una mar de vergüenza, incomodidad, nerviosismo y tensión.

-Muy bien te concederé la entrevista.-dijo Miroku.

-OK, dime a que hora.-dijo ella mirando interesantemente la servilleta colocada entre sus manos.

-A las seis de la tarde, en mi departamento, te recogeré a esa hora.

-No iré yo.-dijo la chica mirándolo por primera vez desde que llegó.

-¿Perdón?

-Yo no te haré esa entrevista, la hará otra chica.

-¿Por qué siempre tomas decisiones que no te corresponden?-dijo Miroku serio.

Sango no supo qué contestar, solo abría la boca una y otra vez pero ninguna palabra salió de su boca.

-Te concedo la entrevista pero quien va a hacerla eres tú, y san se acabó.-dijo él tajantemente.

-Miroku…

-Nada señorita, el mando lo tengo yo y por tanto se hará lo que yo diga ¿entendido?

Sango no supo porqué la expresión de severidad en el rostro de Miroku le hizo casi derretirse en el asiento, provocando una sonrisa en ella.

-¿De qué te ríes?-preguntó Miroku confundido.

-De ti.-fue la respuesta de Sango que ahora ya reía.

-¿Te estás burlando de mi acaso? Preguntó ofendido el chico.

-La verdad si…-contestó ella ahora a carcajada suelta.

-¿Y se puede saber el porqué?

-Me gustó tu expresión de enojado a desconcertado y después a ofendido, es todo XD hubieses visto tu cara.

-No soy tu payaso ¿sabes?-dijo él seriamente para después reír también.

Naturalmente el ambiente después de ésta sesión de risas se relajó, Sango se disculpó como se debe con Miroku, y finalmente la convenció y ella se dejó convencer para no recurrir a la presencia de Koharu. para hacer la entrevista.

Así, conversando animadamente el tiempo voló al igual que la comida, se llegaron las 3 de la tarde y Miroku le ofreció ir a dar una vuelta por la ciudad ya que no tenía nada que hacer, ella aceptó encantada pues solo tenía dos alternativas: volver a su suite y matar el tiempo o ir a buscar a Sakamoto…se decidió por la tercera.

Salieron del restaurante y Miroku recogió su auto del estacionamiento, estuvieron dando vueltas por la ciudad, y para dar por finalizado el tour la llevó al mirador de la ciudad, que se encontraba vacío, y desde el cual se mostraba un maravilloso ocaso. Algunas luces de la ciudad se encendían, la brisa de la tarde ondeaba su coleta y despeinaba el flequillo de él.

-Se nos hace tarda para la entrevista.-dijo ella sentada en el cofre del auto.

-Pues tu invitado puede esperar ¿no?- Miroku apoyado en el cofre junto a ella, miraba el horizonte.

-Eso creo.-dijo Sango divertida, y por un acto de reflejo acomodó el flequillo de él, para su asombro vio que Miroku al sentir las yemas de sus dedos cerró los ojos, como disfrutando del leve roce.

-Miroku ¿porqué?- cuestionó ella de improviso, esa pregunta rondaba su cabeza y estaba carcomiendo angustiosamente su ser, no sabia si quería o no saberlo, lo que sabia era que lo necesitaba. El silencio se prolongó durante unos momentos hasta que él contestó.

-Ella me dará un hijo.-fue su corta respuesta.

-¿Pero tú la amas?-ansiosa pregunta formularon sus labios, ella al ver que no la miraba se puso de pie y se colocó frente a él, como obligándolo a mirarla.

-Ella me ama.-dijo él mirándola con un deje de reproche en sus grisáceos ojos.

-Pero tu no ¿verdad? Tú no la amas.-no sabía porqué pero necesitaba obtener una respuesta.

-Eso no te interesa.-dijo él al tiempo que volteaba la cara.

Sango tomó el rostro de Miroku entre sus manos, obligándolo a mirarla.

-No sabes cuánto me interesa.

Dicho esto se acercó sus labios hasta tocar los de él, sintiendo su aliento y suavidad.

Lo besó, un beso totalmente desconocido para ella, era un beso tierno, sin ningún matiz de lujuria o lascivia.

-No te cases.-la voz de Sango contenía una mezcla de suplica y angustia, sus ojos entrecerrados y su aliento revolviéndose con el de él.

-Tengo que hacerlo.-declaró Miroku retirándola un poco.

-Tú no la amas, puedes hacerte cargo de tu hijo sin la necesidad de atarte a ella.- dijo Sango molesta.

-¿Cómo puedes tú saber lo que yo siento? Apenas me conoces, no pretendas saber todo de mi, porque no es así.

-Con los días que he pasado a tu lado te he conocido lo suficiente para saber que tú no deseas esa boda, y como siempre lo haces por aparentar frente a la sociedad, para que la gente no hable mal de ti.

-Ahora me llamas egoísta. No lo hago por lo que diga la gente, lo hago porque no pienso tener un hijo fuera de matrimonio.

-No serás el primero ni el último ¿sabes?

-Está decidido Sango, me voy a casar. No entiendo porqué te importa tanto.

-Me importa porque….porque…… "Dilo, díselo, ¡díselo maldición!" pensaba la chica. Pero no podía articular palabra alguna.

-No tienes el coraje suficiente para enfrentar tus sentimientos Sango, mucho menos tendrás el valor de aceptar que sientes algo por mí.-Miroku miraba la ciudad ya iluminada, la luz rezagada del ocaso se reflejaba en el cielo donde una estrella se dejaba ver.

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¡¡¡Aquí el penúltimo capi!

SxM ¡¡4ever!

Próximamente un fanfic (de mi invención XD) Inu x Kag.

Salu2.