¿Qué pasa cuando los papeles se intercambian?

-Diálogos.-

-"Pensamientos".-

(Na. Notas de autora)

Capitulo 9.

Expresado.

-Está decidido Sango, me voy a casar. No entiendo porqué te importa tanto.

-Me importa porque….porque…… "Dilo, díselo, ¡díselo maldición!" pensaba la chica. Pero no podía articular palabra alguna.

-No tienes el coraje suficiente para enfrentar tus sentimientos Sango, mucho menos tendrás el valor de aceptar que sientes algo por mí.-Miroku miraba la ciudad ya iluminada, la luz rezagada del ocaso se reflejaba en el cielo donde una estrella se dejaba ver.

-¿Cómo sabes tu lo que yo siento por ti?-dijo Sango regresando el ataque.

-Simplemente lo sé, es lo que ustedes las mujeres llaman "intuición", pero ya no voy ahondar en el tema, te lo prometí y lo cumpliré, ahora si es mejor que nos vayamos.-dijo él alejándola de sí para meterse al auto.

Durante el trayecto ninguno de los dos habló, ella al fin lo había comprendido, todo encajaba, en las semanas que estuvo alejada de él lo extrañó demasiado, no solo sus caricias, también su presencia, su risa, sus ojos. Ella se negaba a escuchar sus sentimientos, quería acallarlos por todos lo medios, no se sentía preparada para un suceso de tal magnitud, pero después de haber visto esa determinación en los ojos de él, esa que indicaba el querer atarse de por vida, el paraje lució más nítido que nunca, ella lo entendió, la verdad cayó como una lona pesada y no podía seguir negándolo.

"Lo quiero, lo quiero, lo quiero, lo quiero, ¡dios! no quiero que se case, lo perderé para siempre, no quiero perderlo, no puedo arruinar esto, no quiero arruinarlo, no"pensaba la chica mirando a través de la ventanilla.

Mientras que él también pensaba algo similar, él sabía que la quería y ya lo había manifestado a Sango, pero ésta lo había rechazado diplomáticamente, sus sentimientos no habían cambiado, seguía sintiendo lo mismo por ella, pero esta vez había alguien de por medio, y no se trataba de Yuca, sino de su hijo, "Mi hijo, un hijo mío, sangre de mi sangre, carne de mi carne" La sola idea de su inminente paternidad hacía que Miroku se estremeciera hasta las ultimas fibras de su ser, no podía negar que ese era lo mejor que podía sucederle en todo el negro panorama que veía venir sobre sí.

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Al llegar al departamento, el silencio que había reinado desde que salieron del mirador, fue roto por ella, que trataba por todos los medios de tranquilizarse, se había decidido, tenía que decirle a Miroku lo que sentía por él, porque si no lo hacía lo perdería para siempre, y no estaba dispuesta a hacerlo, él la había llamado cobarde pues ahora le demostraría que no lo era, que cuando Sango Oda luchaba por algo que le pertenecía, lo hacía con uñas y dientes.

-¿Miroku? Necesito decirte algo muy importante.-dijo ella apretando sus puños como dándose fuerza.

Miroku la miró, la notó nerviosa pero decidida.

-Dime.

-No puedes casarte con Yuca, cuando bien sabes que no la amas, te desgraciarás la vida tu mismo, no lo hagas solo por tu hijo, por favor, no te cases, no ahora que yo he comprendido lo mucho que me importas, no cuando yo he comprendido que…-la chica no pudo decir más, Miroku la silenció con su mano, colocó sus dedos en su boca, callándola.

-Shhh…..no lo digas, no hagas esto más difícil, ya estoy decidido y no hay vuelta de hoja.

-¡Pero Miroku tu no la amas!-exclamó la chica.

-Tal vez aprenda a hacerlo.-lo dijo de palabra solamente, porque no lo sentía para nada. Sabía que eso no pasaría.

-Eres un estúpido, y me llamas cobarde, cuando tú huyes por la puerta más fácil, casándote con alguien que no amas incapaz de rebelarte.-dijo Sango sublevada.

-¡Pues tal vez si lo sea! Pero al menos tengo la certeza de que ella me ama a mí, y que no se irá de mi lado a la primera de cambio.-dijo él amargamente.

-Sí tu no te casa juro que no me iré de tu lado, no te voy a dejar solo, pero no lo hagas.-suplicaba ella.

-¿Pero tú quién te crees? Entras en mi vida y pones todo de cabeza, cuando te digo que me gustaría iniciar algo contigo huyes de mi despavorida, y regresas cuando te enteras que voy a casarme, solo para impedirlo.

-¡Estaba asustada! Tenía terror de ver la verdad, intenté olvidarte pero no pude, con la distancia el sentimiento en lugar de menguar se acrecentó, y entonces entendí.

-Esto no va a ningún lado, haz esa maldita entrevista y….vete, vete de mi vida.-un doloroso nudo se formó en la garganta de Miroku al decir esto último.

Sango contuvo la respiración por un momento, mientras su cerebro asimilaba las palabras de él, que como filosas dagas se clavaron en su ser, él no la quería a su lado, se lo había dicho ya, le dolió, sus palabras aunque dichas en un tono cansado habían causado un gran efecto en ella, sintió la vista nublarse y un nudo doloroso se apoderaba de su garganta, impidiéndole respirar.

Miroku la miró, vio como su rostro se contraía al mismo tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas, observó mientras los hilos salinos cruzaban el rostro de ella. Algo se rompió dentro de su pecho, intentó frenarse pero no pudo hacerlo, la inercia hizo su trabajo, corrió hacia ella y la abrazó fuerte, murmurando.-Perdón, perdóname Sango, yo…no, no llores por favor, olvida lo que dije, lo siento.

Un sollozo brotó de la garganta de la chica liberando el nudo alojado en su garganta, otros sollozos le siguieron, el dolor en su garganta menguaba, no así el de su corazón, se sentía demasiado vulnerable, impotente por no poder hacer cambiar de opinión a Miroku, porque lo perdía y no podía hacer nada al respecto, la frustración se hizo presente y quiso alejarlo propinando varios golpes en su pecho pero él no la soltó, la abrazó más fuerte aún disculpando su actitud.

Ella finalmente cedió y se dejó abrazar, lo rodeó con sus delgados brazos, lo abrazó con toda la fuerza que tenía, hundió su rostro en el cuello de él, sollozando con más fuerza, el solo pensamiento de que no volvería a tenerlo así dolía demasiado.

-No quiero perderte Miroku.-dijo ella entre sollozos.

Miroku la separó un poco y la miró a los ojos, sus cristalinos ojos canela que expresaban más de lo que querían decir.

Lentamente besó su mejilla sonrosada por haber llorado, ella lo abrazó más fuerte, repitiendo la frase anterior con tono suplicante. Él besó su frente después, su sien, sus parpados, su barbilla, hasta llegar a sus labios, los besó tiernamente, empezando por la comisura, la apretó más contra sí. Rompió el beso y frotó su nariz con la de ella, haciendo que sus alientos se mezclaran.-Te amo Sango.-dijo él apoyando su frente con la de ella, acunando el rostro de la chica entre sus manos, volvió a besarla dulcemente.

-No te cases Miroku, por favor.-dijo ella con lágrimas en sus ojos.

-Tengo que hacerlo Sango, entiéndeme.-dijo él, fue entonces que como un rayo cruzando el oscuro cielo de tormenta, la lucidez se presentó iluminando la mente de Sango.

-No. Ya no.-declaró la chica separándose bruscamente de él.

-¿Qué te pasa?-cuestionó él confundido.

-Yo no voy a ser plato de segunda mesa ¿sabes? Se acabó, sí tu vas a casarte con Yuca, pues solo me queda decirte que espero y seas muy feliz.-dicho esto la chica cogió su bolso y salió a prisa del apartamento.

-Sango…-murmuró afligido Miroku, quería correr y detenerla pero sabía que ella tenía mucha razón.

Sango cerró la puerta con la estupida esperanza de que él la detuviese, corriera e impidiera que se fuera, esperó en el solitario pasillo unos momentos……Nada, él no apareció, y sintiéndose de lo más idiota, con el corazón hecho pedazos, salió de la edificación, limpiándose cualquier rastro de lagrimas que hubiesen quedado, pero el dolor que su corazón albergaba era cada vez más intenso, unos metros más allá una chica de rizos almendrados que acababa de aparcar su auto frente a la edificación miraba a Sango salir de ahí, su rostro se endureció, vio como la periodista se alejaba y decidió seguirla, "Ya me colmó la paciencia, esa perra sabrá quién es Yuca Momonari" pensaba airada la chica.

Tras caminar algunas cuadras, subió a un taxi y de dirigió al hotel, su semblante era de profunda tristeza, miraba a través de la ventanilla el pasar de los demás coches, los transeúntes. "Nunca debí regresar a Osaka" pensaba amargamente la chica. Bajó del auto y pagó, se dirigió hacia el interior del hotel, encontrándose con la "grata" sorpresa de que Koharu la esperaba en el lobby.

-Vaya, hasta que te apareces, sabes que no venimos a turistear sino a trabajar, dijiste que la entrevista sería hoy, tengo dos horas esperándote y no habías vuelto, ¿o es que ya la hiciste tú? y todo por quedar bien con Naraku, ¿no es así?

-Quieres callarte, no he hecho la maldita entrevista. Y si tanto te gustaría hacerla pues anda y consíguela tú maldita envidiosa.-dijo Sango en tono frío y severo.

-Sabes bien que no podría, pero tal vez si me acuesto con Onahi lo logre, después de todo sí a ti te funcionó ¿por qué a mi no? Supongo que ese es tu método para conseguir trabajo ¿no?-Koharu descargaba toda su ponzoña en un, realmente, mal momento y lo supo enseguida.

(Onomatopeya de una bofetada: ¡PLAFF!)

-Yo mi trabajo me lo he ganado bien imbecil, y si me da la gana acostarme con alguien es porque yo quiero no porque tenga que hacerlo, lo que me diferencía de ti Sakamoto, es que yo lo hago por placer en cambio tu sí lo haces por trabajo ¿Acaso crees que no sé la forma que empleaste para entrar al periódico? Naraku me lo dijo todo. Ahora no quieras hacerte la mártir.-dicho todo esto Sango salió disparada hacia el ascensor, dejando atrás a Sakamoto con unos dedos marcados en su mejilla izquierda pero lívida del coraje y la vergüenza.

Entró como un bólido a la suite, "¿Dónde quedó la decencia?" pensó irónica la chica, mientras revisaba su bolso sentada en la salita, sacó su mini grabadora y la observó un buen rato, fuertes golpeteos se escucharon en su puerta "¿Qué no le fue suficiente?" pensó Sango mientras se ponía de pie y dejaba la grabadora en la mesita de centro de la sala, que sin querer encendió y no se percató de ello.

Se dirigió a la puerta y la abrió, encontrándose la juvenil y estilizada figura de la prometida de Miroku Onahi.

-¿Qué haces tú aquí?-cuestionó Sango desconcertada.

-Eso debería preguntarte yo a ti, desvergonzada.-dijo Yuca, entrando a empujones a la suite.

-¿Pero qué te pasa?-cuestionó Sango molesta por la actitud de la chica.

-¿Qué me pasa? Pues verás, me pasa que estoy harta de que andes de arrastrada con Miroku, que por si no sabías próximamente será MI esposo, ¡vengo a exigirte que lo dejes en paz! Crees que no sé que se acostó contigo, y que probablemente ahora vengas de follar con él ¿eh? Te vi, te vi saliendo de su apartamento y te seguí, ahora me topo con que hasta te tiene aquí metida, ¡aléjate de él zorra!

-¡Basta! No voy a permitir que me insultes más, podrás ser la prometida y futura esposa de Miroku pero al menos yo tengo la certeza de que no te ama, y si se casa es solo porque tú te embarazaste a propósito, porque si fuera por voluntad propia él jamás, escucha bien, ¡jamás se casaría contigo imbecil!

-Pues ni tan imbecil, ¿sabes? Porque eso del embarazo fue todo un teatro.-dijo Yuca sonriendo maliciosamente.- No estoy embarazada, pero pronto lo estaré, cuando él se case conmigo.

-Estás enferma ¿cómo has podido inventar algo así? En cuanto él se dé cuenta te va a pedir el divorcio.-dijo Sango realmente molesta.

-¿Y tu crees que yo se lo daré? No idiota, sí él se casa conmigo, se casa para siempre, porque nadie lo amará como yo. ¿Entiendes?

-Pero él no se va a casar contigo Yuca, no sí antes yo le digo lo que pasa.-dicho esto Sango salió con dirección a la salida de la suite, pero fue detenida por Yuca que como un felino se le fue encima halando su pelo y golpeándola en la cara, de pronto Sango escuchó un sonido hueco y sintió un agudo dolor en la cabeza, justo en su frente. Alcanzó a divisar el lívido rostro de Yuca que la miraba con rabia, de pronto sintió que la respiración le faltaba y por instinto sus manos, que antes se ocupaban de alejar a la chica, se fueron directamente hacía su cuello, tratando de hacer que las manos como garras de Yuca se separaran del cuello de la periodista, pues le cortaban el preciado oxigeno.

Todo se nubló, la gota de algún líquido corrió por el relieve de su nariz, fue lo último que pudo sentir, antes de perderse en una oscuridad sin fondo donde se precipitaba en caída libre.

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Miroku contestó su celular que insistentemente sonaba, enseguida uno de sus empleados lo abordó con tono preocupado y trémulo.-Dime Jaken.

-Señor, es su prometida, es que ella ha atacado a una de nuestros huéspedes.

Miroku quedó perplejo por unos instantes, entonces pensó en Sango, ató cabos y sin siquiera preguntar algo más, colgó y se apresuró a salir de su apartamento.

Llegó al Osaka's Diamond y subió por el ascensor hasta el último piso, donde se encontraba la suite de la periodista, llegó al rellano y corrió hacía la puerta, tocó insistentemente. Nadie respondió. La desesperación se hizo presente, gritó el nombre de la periodista, pero la puerta seguía sin abrirse. Alguien lo llamó detrás de él. Volteó y se encontró con Jaken.

-¿Dónde está el huésped de ésta habitación?-preguntó escuetamente.

-En el hospital general.-sus sospechas se confirmaron, salió como loco hacia la dirección dada.

Cuando hubo llegado, buscó rápidamente la recepción, donde le dijeron que esperara unos momentos, cosa que realmente lo enfadó, y gritando a la enfermera le exigió que le dejaran ver a Sango Oda. La enfermera lo tranquilizó diciéndole que si seguía así no le daría nada, él viendo la determinación de ella, se calmó y volvió a pedir el paradero de Sango, esta vez se lo dieron y fue lo más rápido hacía ahí, entró en la habitación iluminada tenuemente por una lamparita asentada en el buró, la vio tendida en la cama, estaba pálida y con una costura en su frente, pero aún así lucía sencillamente hermosa. Lo miraba con una ligera sonrisa colocada en sus finos labios.

-¿Qué pasó?-preguntó él colocándose a un lado de ella.

-A mi también me da gusto verte vivo Miroku.-contestó tomando la mano de él y halándolo para que se sentara junto a ella.

-Sango dime porqué Yuca te hizo esto.

-¡Vaya! Sabía que los chismes corren rápido pero no tan rápido…

-Sango, seriedad por favor.-dijo él con ese rostro severo que le hizo temblar las rodillas, y eso que estaba acostada.

-Celos. Está celosa de mi.-dijo ella alargando su cuello y suspirando cansinamente.

-¿Qué son esas marcas en tu cuello?-preguntó Miroku tocando la zona afectada, y de pronto sus ojos se abrieron de más.-Ella trató de… ¿matarte?

-¡Oh no! es una forma de saludo de las chicas que se pelean por un hombre.-dijo Sango con falsa despreocupación.

-No puedo creer que Yuca llegara a tanto.-se dijo Miroku a si mismo.

-Pues créelo, porque esto es poco comparado con lo que te ha hecho creer a ti.

-¿De qué hablas?

-Miroku, ella no está embarazada, es un cuento que se inventó para mantenerte junto a ella.

Él la miró perplejo.

-¿Qué? ¿Crees que me lo estoy inventando? Bueno, sino me crees allá tú.-dijo ella volteándole la cara en señal de molestia.

-No es que no te crea, es que…no sé, porque no me lo explicas todo de una buena vez.

Sango así lo hizo, le dijo lo que ellas habían discutido y lo que pasó cuando ella intentó salir de la suite, los golpes que sintió y que Yuca intentó asfixiarla.

-¿Dónde está ella?-preguntó él.

-No lo sé.

-Tengo que hablar seriamente con ella Sango, ¿cuánto tiempo estarás aquí?

-El doctor dijo que solo hasta mañana.

-Mañana vengo a verte ¿está bien?-dijo él acariciando la mejilla pálida de ella.

-Cuídate.-dijo ella acariciando la mejilla de él.

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-¿Myumi sabes dónde está la señorita Momonari?-cuestionó el hotelero a la recepcionista.

-Bueno señor, lo ultimo que supe fue que regresó a su casa, estaba muy alterada sabe.

-Muy bien, gracias.-diciendo esto último colgó su teléfono celular y partió hacía la mansión de los Momonari.

Al llegar, se volvió a repetir el procedimiento de siempre, la voz le habló por el interruptor, intercambiaron algunas palabras, y finalmente Miroku accedió a la gran mansión. Se parqueó en frente de la entrada de la casa, subió apresuradamente los peldaños, y tocó insistentemente el timbre de la puerta, instantes después apareció una sirvienta que lo hizo pasar de inmediato, preguntó por su prometida.

-¿Dónde está Yuca?

-Enseguida le aviso que usted la busca señor Onahi.-dijo ella y subió escaleras arriba.

La sirvienta no se percató que a cierta distancia Miroku la seguía con paso ligero.

Al llegar al segundo nivel la sirvienta se detuvo frente a una puerta en medio del ancho pasillo, tocó levemente y Yuca respondió haciéndola pasar, momento que Miroku aprovechó para irrumpir dentro de la habitación también.

-¡¿Miroku qué haces aquí!-cuestionó sublevada Yuca.

-Vine porque quiero arreglar ciertos asuntos contigo.-dijo él seriamente.

-Déjanos solos por favor Ayumi.-dijo Yuca a la chica.

-¿Y bien? Seguramente vienes a regañarme por poner en su lugar a la estupida de tu amante ¿no?

-No, ella se encargará de ponerte en tu lugar, seguramente levantará cargos por homicidio en grado de tentativa, ¡imagínate él escándalo!-exclamó falsamente Miroku.

-Qué no se atreva, es su palabra contra la mía.-dijo Yuca alzándose con orgullo.

-Bueno, eso ya es cuestión de ella, lo que yo vengo a tratar contigo es algo que nos concierne a ti y a mi, es algo que en verdad me molesta Yuca, es esa "pequeña" mentira que inventaste y todo para que me quedara a tu lado.

-¡Yo no inventé nada! Seguramente ella te dijo que yo no estaba embarazada, pero yo se lo dije porque me dijo que tu no me amas, estaba enojada por eso hice lo que hice, pero te juro Miroku que sí estoy embarazada, en verdad, ¡lo juro!

-¡Pues no te creo, ya no te creo Yuca!-exclamó él furibundo.

-¡Pero si te estoy diciendo la verdad! Créeme Miroku.-suplicaba la chica.

-Lo siento, no puedo creerte ya, si en verdad estás embarazada vamos ahora mismo con un ginecólogo para que te revise.

-¡Pero tú estás loco! ¿Dónde encontraremos un ginecólogo a las 10 de la noche?-cuestionó Yuca, implorando a alguna divinidad por hacer entrar en razón a Miroku.

-Pues iremos a un hospital, entonces.-declaró él.

-No, me niego a ir, tú tienes que confiar en mi palabra.

-Pues no te creo, y siendo esto lo único que me unía a ti, nuestro compromiso queda anulado, no hay boda, hazlo saber a tus padres por favor, ¿O quieres que yo de las explicaciones pertinentes?-preguntó amenazante Onahi.

-¡No puedes hacerme esto!-exclamó Yuca incrédula.

-¿En serio? Obsérvame.-dijo Miroku con la voz llena de rabia.

Yuca ya no pudo articular palabra alguna, Miroku salió hecho un bólido de la habitación de su ahora ex prometida, para luego salir de la gran mansión de la Familia Momonari.

Iba camino a su libertad.

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Horas más tarde, Sango salió del hospital acompañada de Miroku, que puntualmente como había dicho llegó al hospital General para recogerla. La subió a su coche y la llevó hacía el hotel, durante el trayecto Miroku le contó lo acontecido en casa de su ex prometida."¡Qué bien suena eso!" Pensó Sango

Cuando llegaron al hotel y se adentraron en la suite, Sango comenzó a recoger sus cosas, pues ella ya tenía que partir a Tokio, pero eso Miroku no lo sabía.

Cuando divisó su mini grabadora, la tomó y se percató que la cinta estaba ya usada, así que la recorrió y para su sorpresa y la de su acompañante, la voz de Yuca fue emitida del aparatejo, y tal y como Sango le había contado previamente, primero se escuchó una discusión, después unos gritos ininteligibles, y finalmente un silencio inquebrantable.

Miroku la miró interrogante, a lo que Sango contestó "-¡Yo no lo hice a propósito!" él solo sonrió y se acercó peligrosamente a ella, que se percató de ello y se alejaba paulatinamente de él. Miroku la asió de la cintura y la besó juguetonamente, ella no se pudo resistir y devolvió esa tibia y dulce caricia.

-¿Aceptas a un ex prometido engañado vilmente por una obsesa?-cuestionó Miroku apoyando su frente en la de Sango.

-No lo sé….-Miroku la apretó contra sí y le dio un beso apasionado.

-¿Y ahora?

-Cabe la posibilidad….-dijo Sango, él la tomó de las caderas y la levantó en vilo, ella enroscó sus delgadas piernas en las escurridas caderas de él, y la volvió a besar con ahínco, sus lenguas exploraban todos y cada uno de los detalles que sus bocas contenían.

-¿Ahora si?-preguntó él rompiendo el beso abruptamente.

-Si vuelves a interrumpirme así, te repudiaré tonto.-dijo ella mirando atentamente los enrojecidos y carnosos labios de Miroku, atrayéndolo hacía sí para besarlo con fervor.-Te….quie….ro.-dijo Sango pegando sus labios con los de él, disfrutando del beso.

Miroku solo sonrió.

FIN.

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Si, señoras y señores, ese es el final de esta, mi moconovela de SxM. XD

Siento no haberlo hecho largo, como uno que otro esperaba, pero bueno…digamos que no es mi estilo xD

Ya se que no es un final que tal vez muchos esperaban, pero bueno eso era precisamente lo que buscaba, un final fuera de lo convencional…

Un agradecimiento a todos y cada uno de las personas que leyeron esto y otro más a las que se tomaron la molestia de dejar un comentario.

Gracias x el apoyo chics ;)

Pd..¿Les comenté que iniciaré pronto un fic de Ka x Inu?...

Bueno sino pues ahí lo tienen…jejeje pero como ya me he vuelto muy hentaí no contendrá nada de escenas eróticas...Será un fic inocentón…claro tanto como yo lo puedo ser XD

¡¡Bye!