disclaimer: harry Potter no me pertenece.

Capítulo 2

"¿Por eso mantienes este lugar de la forma en la que ella lo decoró cuando ustedes eran novios?" dijo Draco

"Sí" dijo Harry, bebiendo su segundo vaso de firewhiskey

"No bebas tanto, Harry. No te hace bien" dijo Ron, preocupado. Cuando Harry empezaba no paraba hasta quedar completamente en blanco.

"Ron tiene razón, además yo quiero saber sobre sus vidas y si estas bebido no será igual" Harry volteó a ver a Draco, derrotado bebió un último y tercer trago. Se sentó en uno de los sillones frente a la chimenea. Ella se lo había comprado para su cumpleaños número diecisiete. Fue su primer mueble.

Draco se sentó frente a Harry y Ron se sentó en la ventana justo al lado de la chimenea.

"Mi historia es muy triste, Draco; pero si estás dispuesto a escucharla te la voy a contar"

Draco hizo un gesto con sus manos para indicarle que era todo oídos. Al fin sabría las consecuencias del gran error del hombre que tenía enfrente.

"Como sabes muy bien, Hermione y yo, nos enamoramos en nuestro último año, en realidad yo siempre la había amado desde aquel día que llegó a nuestro compartimiento preguntando si habíamos visto el sapo de Neville ¿Te acuerdas, Ron?" dijo con sus ojos humedecidos

"Yo pensé que era la niña más odiosa que había visto en mi vida" respondió Ron, recordando a su amiga.

"En fin. Hermione y yo mantuvimos nuestra relación en secreto, sólo Ron y Neville lo sabían. Yo le juré amarla siempre, y fue ella, la causa de mi lucha, por ella yo quise librar nuestro mundo de Tom Riddle. Ella era mi vida entera"

"Y ella te adoraba con tanta devoción que en más de una ocasión yo llegué a odiarte al pensar que yo pude ser el receptor de ese gran amor. Pero Hermione y yo habíamos sido un error, y ambos lo supimos la primera y única vez que nos besamos. Ella me quedó viendo sorprendida y después estalló en risas y yo me sentí aliviado que ella sintiera lo mismo que yo, fue como besar a mi hermana" dijo Ron entre risas.

Draco solo los miraba

"En fin, estos dos se enamoraron cuando los tres nos mudamos a esta casa. Harry y yo pasábamos la mayor parte del tiempo buscando pistas o planeando medidas para protegernos de los ataques de Riddle. Y Hermione además de ayudarnos en todo lo que hacíamos, arreglaba la casa para devolverle su antiguo calor de hogar. Me acuerdo que en ciertas ocasiones solía quejarse diciéndonos que la vida con nosotros era estar siempre entre escobas." Dijo dejando escapar una tierna sonrisa "siempre volando, siempre jugando y hablando de Quidditch, siempre volando sobre escobas. Ella y yo nos enamoramos sobre una escoba"

"Ella odiaba las escobas" dijo Draco

"Sí, pero eso cambió cuando empecé a darle lecciones de vuelo. Al final terminó siendo muy buena sobre una escoba. Por eso es que las escobas son mis objetos favoritos, porqué me recuerdan a mi gran amor, y las noches de luna que pasamos juntos sobre una" dijo, lleno de nostalgia.

"Fue un amor muy bello y grande, yo no sé como los demás no se dieron cuenta. Si Ustedes dos apenas cabían en sus cuerpos de tanta dicha que compartían. La casa entera se impregnó del amor de estos dos locos" dijo Ron, mirando a Harry.

"Tienes razón. La madera agarró un brillo inimaginable, y cada rincón de la casa se iluminó aún más. Hermione siempre ponía flores nuevas todos los días. El aroma era tranquilizador y relajante. Fuimos muy felices los tres en esta casa" continuó Harry "Y aquella navidad, Hermione y yo, nos divertimos mucho jugando a los anfitriones perfectos. Pero sólo nosotros sabíamos que éramos más que simplemente amigos" dijo, cerrando los ojos


"¡Harry, estás loco! Alguien puede…." Pero Harry calló sus protestas con sus labios, Hermione olvidó todo, excepto a ellos dos, y se derritió en los brazos de Harry. Harry se apartó un poco y quedó extasiado al ver la expresión en la cara de su novia. Lentamente Hermione volvió abrir los ojos solo para volverse a perder en la intensidad de los ojos esmeralda de Harry.

"Te amo" dijo Harry antes de volver a besarla pero esta vez con mayor pasión. Colocó el frágil cuerpo de Hermione contra la pared, sus manos parecían tener vida propia al acariciarla y los suaves gemidos que salían de la garganta de Hermione lo estaban volviendo loco.

"Es mejor que dejen todo a ese nivel porqué mi bella madre viene en esta dirección" los interrumpió Ron "la distraeré unos segundos mientras enfrían las cosas" dijo con mirada llena de complicidad.

Harry se separó de Hermione sin esconder su frustración, Hermione se rió de su expresión infantil y le regaló un último beso cargado de promesas futuras. Harry exhaló muy fuerte para recobrar la compostura mientras miraba como Hermione aplanaba su vestido para evitar que alguien descubriera sus deliciosas actividades secretas.

En ese momento Ron, Molly Y Ginny entraron en la cocina.

"Hermione, querida ¿tienen por casualidad un poco más de vino?" preguntó Molly Weasley sin detenerse hasta llegar a la gaveta donde guardaban los condimentos. Ginny le envió una mirada cargada de desconfianza.

"En el otro cajón están los vinos pero creo que ya solo queda una botella más ¿Harry por qué no vas a buscar más botellas a la bodega?" dijo Hermione, sonriéndole. Harry la obedeció al instante, Y aprovechando que Hermione estaba justo delante de la puerta que llevaba al patio, la tomó de la cintura con el pretexto de quitarla, haciendo una leve presión con sus pulgares en la curva de su espalda, y manteniéndola contra él con una mano mientras utilizaba la otra para abrir la puerta. Hermione le devolvió el gesto rozando su muslo con la yema de los dedos. Harry dejó escapar un leve gruñido que sólo ella pudo escuchar y salió tan rápido como pudo para no dejar ver lo que el suave roce de su novia le había hecho a su cuerpo.

"Me Encanta la conexión que ustedes tres comparten" dijo Molly sin sospechar ni ver ninguna de las caricias entre Harry y Hermione. "Aunque no hayan regresado al colegio yo sé que Hermione no ha dejado que ustedes dos descuiden su educación, además de que la casa se mira espectacular. Te felicito, Hermione porque sé que estos dos te han de dar un gran trabajo"

"Gracias, Señora Weasley" dijo Hermione, sentándose en las piernas de Ron quien automáticamente puso su brazo alrededor de su cintura para mantenerla estable "Pero no crea Ron y Harry son de mucha ayuda" Ron le dio una gran sonrisa.

"mamá parece que no conocieras a tu hijo" le reclamó Ron

"Porqué te conozco lo digo" Ron hizo una cara divertida y Hermione se rió de él. Ginny solo miraba la escena intentando controlar los deseos de maldecir a Hermione por tener el lugar que tenía junto a su hermano y a Harry. Ella sí había visto las caricias secretas entre Harry y Hermione, y también, el rubor en las mejillas de Hermione cuando entró a la cocina siguiendo a su madre y a Ron.

Harry regresó con varias botellas flotando detrás de él y sin perder la sonrisa se fue directo hasta donde estaban Hermione y Ron, ayudó a su novia a ponerse en pie y la guió hasta el salón. Ron salió junto a su madre y Ginny los siguió furiosa.


"Hermione era espectacular"

Dracó notó como Harry se refería a Hermione en pasado como si ella estuviera muerta.

"Pero no todo lo bueno dura para siempre" comentó Ron "durante la batalla final Hermione recibió una maldición en ese entonces desconocida"

"Odio" susurró Malfoy.

"Esa maldición la hizo enfermarse de muerte. Yo me volví loco al descubrir que mi Hermione tenía los días contados. Fue terrible para mí saber que me quedaría sin ella. Al mismo tiempo, no quería ver como la maldición la consumía. No quise estar a su lado cuando ella más me necesitaba. Finalmente hice lo que sólo los cobardes hacen, huí" una lágrima rodó por las mejillas de Harry. "La abandoné a su suerte"

"Hermione fue atendida en St. Mungos, y al igual que Harry, no pude soportar ver como se deterioraba día con día, así que dejé de ir a visitarla y Harry hizo lo mismo. La pobre se quedó sola en aquella fría habitación porqué sus padres habían muerto unos meses antes del final de la guerra" dijo Ron, mirando como Harry no podía continuar hablando "en noviembre recibimos una carta del hospital diciéndonos que Hermione había decidido abandonar el hospital para pasar sus últimos días en algún lugar que nosotros no sabíamos. Se había ido en la Noche de Halloween" explicó Ron

Los ojos de Draco brillaron más que nunca.

"Cuando leí la carta quise matarme, me sentí un maldito traidor. Había abandonado a la mujer que más amaba por mi absurdo egoísmo" dijo Harry "Y Lo más terrible fue saber que otra vez lo había perdido todo en la noche de Halloween"

"¿Egoísmo? No te entiendo" preguntó Draco

"Al terminar la guerra lo único que quería era ser feliz. Ya no quería saber de dolor ni de tristeza. Por eso cuando me di cuenta de la enfermedad de Hermione la rechacé sin pensar que con eso estaba apresurando su muerte. Mi estupidez me llevó a pedirle a Ginny que se casara conmigo dos meses después del día de la victoria"

"¡Hermione aún estaba en St. Mungos!" dijo Draco, encolerizado.

"Sí, yo tenía semanas de casado cuando supe de la desaparición de Hermione. Estaba en mi luna de miel"

"¿Y no la buscaron¿No se interesaron en saber dónde estaba¡Por merlín¡Ella era su amiga, era tu novia¡La mujer que decías amar con locura! La misma Hermione que los ayudaba a salir de todas las idioteces en las que ustedes dos se metían. ¡Cómo fueron capaces de abandonarla de esa forma! Al menos ustedes hubieran tratado de hacer sus últimos días los más felices de su vida. O hubieran intentado encontrar una cura. ¡Ella lo habría hecho por ustedes!" gritaba Draco, furioso.

"¿crees que no he pagado caro mi error?" dijo Harry, llorando. "Yo me casé con una mujer que no amaba. Sólo me casé con ella por su vitalidad, por su belleza y por tratar de ahogarme en su cuerpo. Cada noche que pasé junto a Ginny imagina que estaba junto a Hermione. En mis momentos de pasión era a Hermione a quien llamaba, Ginny solo era un cuerpo para mí" dijo, escondiendo su rostro entre sus manos.

Ron que no soportaba ver a su amigo en ese estado, prefirió voltear hacia fuera. Las flores que Hermione había sembrado estaban empezando a abrir sus botones. En qué tumba sin nombre descansaría su amiga.

"La vida me cobró caro el haberle dado la espalda a mi amor. Ginny es una mujer fría y calculadora a la que únicamente le importaba mi fama y mis riquezas. Vive obsesionada con su belleza y en como adornarla con las joyas más caras y los vestidos de diseñador que tanto le gustan. Jamás quiso tener un hijo por no arruinar su figura."

"Aún creo que lo tenías bien merecido" comentó Draco

"Ginny y yo nos divorciamos cinco años después, cuando nació Sirius" explicó Harry.

"¿y tú, Ron?" preguntó Draco

"mi historia es la misma que la de Harry. Yo me casé con Lavender y fui igual o más infeliz que Harry. Me casé ilusionado en formar una familia llena de hijos pero no contaba con que mi esterilidad" dijo Ron, sin despegar a vista de los jazmines de Hermione.

"¿Eres estéril?" preguntó Draco, sentándose.

"Sí, Lavender me dejó por otro dos años después. Creo que ahora vive en Noruega y tiene cinco hijos" dijo con amargura "Sirius y los hijos de mis hermanos son en los que vuelco mi paternidad frustrada"

"Lo siento mucho, nunca me lo habría imaginado" dijo Draco.

"Ves porqué te dijimos que tu vida era más interesante que la de estos dos aurores divorciados y amargados" dijo Harry, tratando de aligerar el ambiente.

"¡Quién lo hubiera dicho!" dijo Draco

"Mejor síguenos contando tu historia, Draco"

"Nunca nos dijiste cómo conociste a tu esposa" dijo Harry, hundiéndose más en aquel sillón que le recordaba tanto a Hermione.

"La conocí en el mismo hospital en el que nació mi hija" dijo Draco, mirándolos intensamente.

"Tu esposa es curadora" dijo Ron

"No, ella era una paciente" respondió Draco, con su mirada cagada de secretos.


"¡Draco Malfoy! No sabes que bueno es verte" dijo un hombre de rasgos italianos que vestía una bata blanca.

"¡Carlo Paccieri!" dijo Draco, abrazando al curador con cariño "vine tan pronto leí tu carta ¿Cómo esta mi hija?" preguntó consternado

"Esta muy delicada, Draco. De eso era lo que te quería hablar" respondió Carlo, caminando por el pasillo de aquel hospital

"No entiendo"

"Tu hija ha desarrollado un síndrome propio de los bebés que son rechazados por sus madres. Es muy extraño, realmente no hemos tenido un caso de estos en muchos años pero no hay duda de que tu hija lo sufre. Este síndrome sólo se presenta en bebés mágicos"

"Explícate mejor"

"Tu pequeña siente que no tiene a nadie, que no tiene amor. Se dice que los niños guardan el conocimiento del universo en sus corazones. Son sus guardianes, la fuente más pura del amor sobre la tierra"

"¿Amor?"

"Sí, tu pequeña se siente rechazada por los que supuestamente debían amarla"

"Yo nunca la he rechazado. Yo anhelaba su llegada" protestó Draco.

"Lo sé, pero tú no estabas cuando ella más te necesitó, cuando su madre la abandonó hace cuatro días"

"No fue mi culpa, Carlo; yo estaba tratando de salvar a mi padre de Azkaban"

"No trates de justificarte conmigo, sé muy bien que tú amas a tu hija pero lastimosamente el daño ya está hecho, y tu hija se esta muriendo" explicó Carlo.

Draco buscó sostenerse en la pared, no podía creer que su pequeñita estaba muriendo y que él no podía hacer nada.

"Quiero verla" dijo en voz baja.

"Ese es el cuarto de tu hija" respondió, señalando una puerta rosada al final del corredor. Draco se encaminó hacia ella, cuando estaba a punto de llegar a la habitación una suave melodía llegó hasta sus oídos, llenándolo de paz.

"Es nuestro ángel" explicó Carlo, sonriendo

"¿ángel?"

"una paciente que al igual que tu hija tiene sus días contados. Hace tan solo dos semanas despertó de un coma de casi tres meses. Aún estoy sorprendido de que pueda tocar el piano con tal maestría" Draco se entristeció al saber que la persona que era capaz de robarle notas tan bellas a un piano estuviera a punto de morir.

Cuando la melodía acabó, Draco siguió caminando hasta llegar a la puerta rosada. Entró muy despacio, Carlo lo seguía en silencio. La habitación era completamente Blanca y su mueble principal era una cuna de madera blanca con ornamentos azules pintados en toda su extensión. Un hermoso mosquitero color azul cielo cubría la totalidad de la cuna. Draco se acercó muy despacio y casi se desmaya al ver por primera vez a su pequeña acostada entre sábanas celestes y blancas, parecía estar flotando entre nubes.

"Mi amor" susurró Draco, acariciando las aterciopeladas mejillas sonrosadas de la pequeña. Estaba dormida, su respiración era lenta y sus manitas apretaban la mantita que la cubría para mantenerla calientita.

"Debes ser fuerte, Draco. Tu hija te necesita en estos momentos, necesita tu amor" dijo Carlo, rompiendo con su suave voz el silencio de la habitación.

"Pero mi amor no es suficiente para salvarla" dijo Draco, llorando por su pequeña.

"Al menos sabrás que ella supo que alguien la amaba"

"No es consuelo para mí. Solo tiene una semana de nacida, Carlo ¿Por qué el cielo se la quiere llevar tan pronto?" Draco quería cargarla pero le dio miedo lastimarla, era tan frágil.

"Estas cosas suceden, Draco" otra vez la dulce melodía del piano llegó hasta los oídos de ambos hombres, y de nuevo les infundió esperanza a sus corazones entristecidos. La Pequeña recién nacida dejó escapar una dulce sonrisa al escuchar aquella melodía que provenía del cuarto de al lado. Carlo miró con atención la respuesta de su pequeña paciente ante aquellas dulces notas. Una idea se le vino a la mente.

"La hora de visitas ya se terminó, Draco. Vete a casa y descansa, nosotros la cuidaremos" dijo Carlo.

"Yo quiero quedarme con ella" protestó Draco

"Es imposible, Draco. Regresa mañana"

Draco lo miró con enojo pero comprendió que no estaba en las manos de Carlo y que era mejor que se marchara para no asustar a su hijita. Se acercó a la cuna y se inclinó para poder besar su frente. Al sentir su caricia la niña se movió en su cuna, Draco sonrió al verla arrugar su carita, era tan hermosa.

"Hasta mañana, mi princesita"

"Mañana puedes venir muy temprano si lo deseas" dijo Carlo "Y Draco, sería conveniente que pensaras en un nombre para tu hija" Draco asintió y se marchó a paso muy lento.

Mientras tanto, Carlo se dirigía a la habitación de al lado, rogando para que su corazonada fuera cierta.