Lo sé, merezco pena de muerte. Voy a tratar de explicar de manera sintética todo: 16 de julio, dos historias; una por terminar y otra recién empezada. Gran baldazo de agua congelada por parte de la Señora autora, muchos tardan nada en reponerse y sinceramente los envidio, porque si bien puede llamarse un asunto pasado para mi, es algo que todavía de sólo pensarlo o conversarlo me duele.

No iba a seguir con nada, no señor. Pero hubo gente poca mucha o lo que sea, que me leía que es lo importante, que me dejaba reviews acá y en LPdF; entonces simplemente por ellos, por mi ideal y también un poco por mi; decidí seguir.

Estoy segura que perdiste el hilo conductor, que no te acuerdas un rábano del fic o que ya no te importa; pero tengo que seguirlo, es lo correcto.

----------------------

Disclaimer: Los personajes son de JK Rowling, como amo a mis preferidos me dedico a soñar.

Apariencias

Hermione creyó que la irrupción de Lupin en su departamento se debía a noticias sobre la muerte de su madre.

Al pasar un cuarto de hora de oírlo decir frases sin sentido, se levantó a preparar té con la idea de que se retirase de allí lo más pronto posible. Ron; que había llegado junto a él, no parecía percibir nada extraño en la visita, por lo que Hermione, detrás de la mesada, le frunció visiblemente el entrecejo y observó su reloj de manera impaciente intentándo hacerle comprender el mensaje.

Estaba agotada, cargaba con mucho dolor y necesitaba - debía - estar sola para asimilar lo ocurrido.

Giró su cuerpo, colocándose de puntillas para alcanzar el pequeño frasco de porcelana que contenía los terrones de azúcar.

Golpearon la puerta. Dos veces.

-¿Podrían abrir por favor, seguramente es Will, acaba de enterarse lo que sucedió- solicitó Hermione mientras quitaba la pava de la hornalla.

Lupin se levantó para atender ,ya sabiendo con qué se encontraría, mientras la silla que abandonaba raspaba fuertemente sobre la cerámica. Al abrir la puerta se encontró con Harry recostado en el marco. Lucía demasiado pálido.

-Pasa- murmuró el licántropo.

Las piernas le pesaban mucho, y tardó una eternidad en colocar el primer pie dentro del departamento. Sus pensamientos le gritaban que se aleje inmediatamente de allí; que iba a cometer un error. Los obvió como pudo.

Sus verdes ojos tuvieron contacto, por primera vez en siete años, con una cabellera profundamente colorada. Unos metros más atrás, la la nuca enmarañada y castaña de Hermione le confirmó que la escena era real, aunque no lo parecía.

Estaban de espaldas, no lo habían visto, y Harry pensó que no podría mantenerse en pie un segundo más; la adrenalina se extendía por su cuerpo a la velocidad de la luz y le pinchaba fuertemente la nuca haciendo estremecer sus extremidades.

Remus, en un intento de facilitar las cosas, carraspeó de manera exagerada para centrar la atención.

Y Ron volteó.

La sonrisa del colorado desapareció de inmediato de su rostro, mientras adquiría un tono marfil. Harry le sonrió, sin saber muy bien que diablos hacer.

A pesar de los años su mejor amigo no había perdido pizca de sus rasgos de niño. Las pecas, un poco más claras, coronaban perfectamente su nariz. El silencio predominaba en aquel departamento; sólo el cuidadoso repiqueteo del metal sobre la porcelana lograba interrumpirlos pausadamente.

-Will, ¿Quieres ayudarme con esto por favor?

Harry recorrió la habitación con los ojos, en busca de alguien más. No halló a nadie. Un leve empujón en el hombro por parte de Lupin le indicó que Hermione, quien todavía no había volteado, creía que él era Will.

Cruzó una mirada con Ron, pero este permanecía tan perplejo como la apertura de su boca podía demostrarlo, así que sin saber bien qué hacer, fue acercándose a Hermione para ayudarla; de todas formas necesitaba verla.

Una vez a sus espaldas, llenó los pulmones de aire.

-Toma esto-

Mirada fugaz hacia sus ojos.

Ella permaneció estática, temerosa de que el brillo especial - y esencial- que había percibido era otra maldita jugada de su imaginación. Luego de unos instantes volvió a voltear, con una taza en la mano para pasársela a Will.

¡CRASH!

Luego de unos instantes que parecieron detener las agujas del reloj en su sitio; Harry la vio colocarse una mano en la boca y caminar aturdida hacia atrás, en busca de un respaldo. Cayó en un rincón entre la mesada y el refrigerador.

Negaba con la cabeza mientras las lágrimas se agolpaban en sus ojos, aclamando un pestañeo que les permita salir.

-Levantate Hermione, te puedes cortar- pidió Harry con la voz tan ronca que no se parecía en nada a la suya. Al instante comprendió que las primeras palabras que dijo, después de tanto tiempo, eran realmente estúpidas.

-¿Ha... Ha... Harry?- balbuceó Ron.

El ojiverde volvió a girar mirándolo con la mejor expresión que le salía en ese momento. Con la mano algo sudada hizo a un lado los mechones azabache que revoloteaban por su frente, dejando así en descubierto la cicatriz.

-Soy yo- murmuró, convencido totalmente que todo eso había sido una mala idea desde un principio, y que aún no había aprendido a dejar de manejarse por impulsos.

-No.. puede..ser...cierto- La voz de su amiga no había cambiado; su tono era igual de chillón cuando algo la descolocaba de su escepticismo.

Harry, un tanto dubitativo se acercó a ella y le tendió una mano para levantarla de su sitio, aún tontamente preocupado de que algún vidrio rozara su piel y produjera un corte. Sin embargo, Hermione se levantó por sus propios medios y lo analizó con la vista minuciosamente, haciéndolo sentir ajeno a ese lugar.

Cuando llegó a sus ojos, Harry sintió la irremediable necesidad de bajar la vista. Tenía veinticuatro años y aún así no podía superar las orbes castañas clavarse en él como una daga, en busca de respuestas que él no sabía dar.

-...Harry...- la oyó murmurar su nombre con un hilo sumamente delgado de voz que fue casi inaudible, pero estaba cargado de profundo alivio.

Y cuando él parecía sentirse ameno a la circunstancia tras las palabras mágicas de Hermione y desbloqueó sus piernas para acercase más a ella, sintió la mejilla arder.

Hermione le había azotado una bofetada tan potente que podía sentir las pequeñas gotas de sangre recorrer sus mejillas para luego caer sobre su camisa, humedeciéndola con la su propia sustancia agridulce.

El sonido del timbre logró disuadir momentáneamente la súbita tensión e incomodidad que sentían Ron -aún sorprendido- y el licántropo. Hermione permanecía en la misma posición que antes, aunque ahora colocaba una mano sobre su boca no creyéndose capaz de lo que acaba de hacer y amagando con acercar la palma a Harry y limpiar la herida.

Harry alzó la vista. Y se encontró de frente con su mejor amiga.

Con su única mejor amiga. Con la única que estuvo siempre -y siempre significa s.i.e.m.p.r.e - con él. No se llevó una mano al rostro para secar la sangre que seguía fluyendo del pequeño corte tratando de amilanar el dolor que aún le hacía zumbar los oídos, ni tampoco se alejó de allí.

-Vine aquí por ti- logró balbucear sinceramente; mientras su voz ya volvía a ser la de siempre.

Hermione quitó la vista unos instantes de Harry, para posarla sobre el hombro del ojiverde cuando la puerta se cerró por completo. Harry volteó pensando encontrarse con Lunática Lovegood, pero se sorprendió cuando un agradable muchacho, que parecía no comprender quién era él y qué hacía ahí, se acercaba hacia Hermione en busca de una respuesta.

Cuando Harry vio que depositaba un breve beso en los labios de ella comprendió que debería ser su novio; Will, como lo había llamado a él mismo.

-Will- comenzó Hermione con la voz particularmente temblorosa y arrugando la nariz - él es Harry; Harry Potter.

El muchacho lanzó una leve carcajada y cuando se vio sólo en la acción comprendió que no era un chiste y dirigió su vista sobre Harry, centrándolos en su frente.

El ojiverde trató de no poner los ojos en blanco, incluso el mínimo movimiento facial le causaba dolor; así que tendió una mano y se la ofreció a Will quién parecía incrédulo y seguía sospechando que todo era una broma de muy mal gusto.

Intercambiaron un breve apretón de manos que rebosaba amabilidad. Aparente amabilidad.

Hermione, se mordió el labio mientras volvía a posar sus ojos sobre Harry. Parecía que le costaba muchísimo decir algo, pues abría y cerraba la boca sin omitir sonido alguno. Cargó sus pulmones de aire y Harry supo que ese sería el último intento, que si tenía que decir algo lo diría o si su racionalidad decía que no lo haga, permanecería en silencio.

-Will...vino aquí - dijo Hermione, con una parsimonia digna de que era evidente que no sabía si decir aquello y premeditaba cada una de las palabras antes de dejarlas salir -... Will vino aquí por mi - finalizó sin atreverse a mirar a la cara a Harry pero demostrando aparente seguridad en sus gestos.

Y a Harry todo le cerró perfectamente bien; los engranajes de su cerebro procesaron a la velocidad de la luz el mensaje subliminal de Hermione, a quién le dedicó una media sonrisa forzada a medida de que la simple frase que ella había pronunciado aún hacía eco en su cerebro.

Era un rotundo imbécil.¿Acaso creía que Hermione aún pensaba que Harry Cara -rajada Potter podía seguir cumpliendo su función de amigo superhéroe apareciéndose súbitamente después de siete largos años en los cuales ella lo creía muerto, ¿acaso creía que era todo tan sencillo como decir "Hola" y volver las relaciones a la normalidad, ¿acaso se creía tan petulantemente importante como para que Hermione lo necesite?.

Harry oía murmurar a Lupin y Ron por lo bajo, pero no tenía deseos de saber cuál era el mensaje. El dolor del rostro había bifurcado desde que ella le había informado con total sutileza que ya no lo necesitaba. Que ella creía a Harry James Potter muerto.

Y claro que lo estaba.

Dedicó una última mirada a Hermione tratando de poder transmitir un poco de perdón por haber hecho semejante idiotez; el rostro de ella era indescifrable por más que Harry trató de asemejarlo con alguna circunstancia que juntos habían vivido.

Y le sonrió, cálidamente aunque no era una sonrisa auténtica porque de haber tenido el valor, hubiese llorado en ese mismo instante en el cual sentía subir el torrente de lágrimas para dar su aparición.

Pero Harry Potter no era valiente en la vida, tan sólo lo era en situaciones límite.

-Lo siento- balbuceó, mientras visualizaba el frío y deshabitado departamento en el cual vivía.

Y sin más, desapareció.

Fin del Capítulo IV

----------------------

Muchas gracias a Aiosami, Eliza, billiwig, olga saiz y MarcyLB por haberme apoyado y por leer esta humilde historia, sinceramente les agradezco por darme fuerzas aunque incluso ni lo sepan.

Pronto estará un nuevo capítulo y espero que sea más largo.

Saludos,

Laura.