Hoooooooola..he vuelto más rápido que de costumbre..no?..jejejeje. Bueno, como saben, esta historia se tornó demasiado mortífaga diría yo. Así que, luego de recibir el review de Ely, he decidido hacerla...más romántica, porque sí, Ely tenés razón...Asi que este cap se lo dedico a ella. Bueno, en realidad se los dedico a todas fieles seguidoras mías..(tanto juntarme con Sirius me ha vuelto él O.O)...
OTRA COSA: a mi no me molesta que deseen a mis hermosos niños (Reg, Tom y Al) pero esos niños SON MÍOS, MÍOS Y MÍOS. Salieron de MÍ esquizofrénica mente. Así que...ojito pillas.
(Canuto, Corna y Lunático no se pongan celosos, amores mios..YO TAMBIÉN LOS AMO...¿ de quiénes creen que salieron tan bellos los angelitos? De ustedes, Of course)
No se preocupen, James, Sirius y Remus son Patrimonio de la Humanidad, así que a ellos háganles lo que QUIE-RAN.
Bueno, dejad un bendito review...bendito sí, mucho...
QUIERO EL LIBRO DE HARRY POTTER..ALGUIEN QUE ME LO CONSIGA!.
POR MERLÍN, QUIÉN SE MUERE...NO ME LO DIGAN, MÁS LE VALE A ROWLING QUE NO SEA REMUS O LA ASESINO!.
M.O.S (Miembro de la Orden Siriusana)
M.O.P (Miembro de la Orden de Potter)
M.O.M (Miembro de la Orden de los Merodeadores)
CAPITULO DEDICADO A TODAS AQUELLAS QUE MUERAN DE AMOR (literalmente no?)...MELOSAS!
Capítulo 20: Nunca más te dejaré, te lo prometo .
-¿Albus Dumbledore?-preguntó Alan-¿no está muerto?-
-No..¿cuántos años crees que tiene?-preguntó Harry divertido.
-Por lo menos un milenio-dijo Alan sorprendido.
-Vamos Alan, acompáñame-dijo su hermano mayor, ayudándolo a levantarse. Le
tendieron una toga blanca sobre los hombros. Aún le dolía el cuerpo, y temblaba ligeramente.
Salieron de la enfermería en grupo. Harry guiaba a Alan por el extenso pasillo, tomándolo de los hombros, a pesar de que su hermanito ya casi le llegaba en estatura.
-¿A dónde vamos?-le preguntó Alan, mirándolo directamente a los ojos. Las avellanas del joven se veían inquietas.
-Al despacho de McGonagall..allí te esperan- llegaron a la gárgola de piedra que los separaba del despacho de la directora. La contraseña "Colmillos de dragón", les abrió paso a las escaleras, las cuales subieron con rapidez.
Harry abrió la puerta con su mano izquierda, mientras que con su mano derecha empujaba a su hermano, incitándolo a entrar.
El despacho de McGonagall, más que conocido para ellos, se encontraba atestado de personas, la mayoría desconocidas para los adolescentes. Y, entre medio de ellos, un hombre de barba larga blanca, de ojos claros, con gafas de montura fina. Su rostro expresaba bondad, y varias arrugas cruzaban su cara, mostrando la avanzada edad que tenía. Su túnica blanca llegaba hasta al suelo, dándole un aspecto de rey medieval.
-Hola, Alan, mucho gusto- el pelirrojo miró boquiabierto al anciano, el cual sonrió abiertamente- Minerva tenía razón- lo miró directamente a los ojos-eres igual a James-le guiñó un ojo amistosamente.
-¿Usted...?-la voz no le salía-¿usted...?-
-Soy Albus Dumbledore, mucho gusto-le dijo sonriéndole-siéntate por favor-Alan se sentó en la silla frente al escritorio de forma automática. Dumbledore sonrió abiertamente al mirar con detenimiento a Alan. Sí, igual a James, y encantadoramente pelirrojo.
-Me he enterado de las cosas que te han estado ocurriendo...-
-¿Se ha enterado?-preguntó Alan-¿quién se lo dijo?-
-Me mantengo en intenso contacto con Minerva- señaló a McGonagall-y con tu hermano-Alan miró a Harry, el cual le sonrió.
-¿De..de qué quiere hablarme?-Dumbledore sonrió.
-De lo que te ocurrió hoy...-lo miró severamente-los mortífagos no hacen nada librado al azar-
-Pues...me trataron muy bien...excepto Pettigrew-
-¿Por qué crees que te trataron tan bien?-
-Pues...-Alan se encogió de hombros.
-Quiero que tengas en claro, Alan, que no está en la naturaleza de un mortífago comportarse cortésmente con un rehén..-se acomodó las gafas- algo se debe traer entre manos nuestro amigo Malfoy-miró detenidamente a Alan-¿hay algo que quieras contarnos?-
Alan miró fijamente al anciano. Su mirada recorrió una por una las caras de los presentes. Hizo el mayor esfuerzo posible para que no se notara que mentía...
-No...lo único que puedo decirle es que...se quede tranquilo-
-Pues déjame decirte que no nos quedaremos tranquilos-dijo Dumbledore. Miró a McGonagall, y luego a Lily-mientras te esperábamos, tuvimos una charla con mis colegas aquí presentes, de que la escuela ya no es tan segura como antes-
-¿Qué sugiere?-preguntó Harry.
-Pues, primero que todo, estando Peter con Malfoy, los pasadizos deben ser destruidos...-las expresiones de disgusto de los jóvenes hicieron reír a Dumbledore-o por lo menos bloqueados-los seis suspiraron tranquilos-¿así está mejor?-los miró sonriendo.
-Sí-suspiró Alan.
-Pero, y esta decisión es indeclinable, deberemos destruir definitivamente, el Mapa del Merodeador-
-¿DESTRUIR QUÉ?-bramó Sirius.
-Usted..usted...usted no puede hacer eso-dijo Reg con desesperación.
-Claro que puedo, y debo, ese mapa en manos enemigas es un peligro-
-Albus, no, no puedes hacernos esto..ese mapa...es una reliquia-dijo James.
-Años y años de trabajo...¿para qué, para que ahora quieran destruir nuestra reputación porque un imbécil llamado Lucius anda rondando a nuestros hijos-se lamentaba Sirius. Dumbledore lo miró con disgusto.
-No es para tanto Sirius, ahora si quisieran oírme-se aclaró la garganta-tengo razón en decir que ese mapa, insisto, en manos enemigas nos traería problemas..además, ustedes se lo saben de memoria-suspiró al oír nuevas quejas por parte de Sirius y de James-si no lo hacen por ustedes mismos, háganlo por sus hijos caramba-ambos se callaron.
-Pues...sí es por mis hijos...-dijo James encogiéndose de hombros.
-¿Y tú Sirius, no me digas que ni por tus hijos destruirías el mapa-dijo McGonagall.
-Maldito-murmuró-está bien-
-Así me gusta, eres un buen chico Hocicos-los presentes rieron ante el comentario, hasta Sirius lo hizo.
-Pero..¿destruirlo?..digo¿no cree que sería mejor confiscarlo?-preguntó Reg intentando salvar el mapa que tantos años tenía.
Dumbledore y McGonagall se miraron.
-Ya lo habíamos confiscado antes-dijo McGonagall-y aún no sabemos cómo cayó en sus manos-miró a Sirius y a James-pero...déjame admitir Albus, que destruir semejante creación hasta a mí me apena-
Sirius, James y Remus la miraron con los ojos abiertos de par en par.
-Lo resolveremos luego-miró a Alan-ahora, muchacho, creo que te mereces una explicación-el pelirrojo lo miró con ojos inmensos-vuelvo a repetirte la pregunta¿por qué crees que te trataron tan bien, no, mejor¿por qué crees que te secuestraron?-
Alan lo miró durante minutos interminables.
-Pues...¿verdaderamente?...creo que..porque..querían vengarse de los Potter-
Dumbledore se veía pensativo.
-Podría ser...pero¿sabes de qué Potter hablaban?-
-Pues no-
-Te contaré una historia..una historia verídica-dijo Dumbledore-una vez, hace más de 20 años, nació en el último día de Julio, un niño mago- Alan enarcó una ceja-sobre este bebé recaía una profecía que decía que él sería el único que podría destruir al Innombrable, que por ese entonces se encontraba en el auge de su poder-tomó aire-esta profecía, además, contaba que uno de los dos debía morir, ya que uno no podría sobrevivir si el otro se mantenía con vida, es decir, que uno de los dos moriría al final-
Alan lo interrumpió-¿qué tiene que ver todo eso conmigo?-
-¿Aún no te has dado cuenta?-
-No-
-Entonces déjame que termine-sonrió-Voldemort conocía esa profecía, y un día de octubre decidió hacerles una visita a los padres del niño...y los mató..primero al padre, el cual lo enfrentó con gran valentía, para darle tiempo de huir a su esposa, y luego a ella, que sacrificó su vida para poder salvar a su bebé-cambió de expresión-pero cuando apuntó al niño con su varita, y pronunció el maleficio, en vez de matar al bebé, el hechizo rebotó..y le dio de lleno a él, dejándolo como un ser incorpóreo...-
-¿Qué ocurrió con el bebé?-
-Ese bebé, con tan solo un año, se convirtió en el ser más famoso del mundo mágico, y en su frente quedó la marca del maleficio: un extraña cicatriz en forma de rayo-tomó aire nuevamente-a ese bebé se lo llamó El Niño que Vivió-
-Y..¿él sobrevivió a la batalla?-
-Sí...él, al final, fue vencedor-dijo Dumbledore-los mortífagos fueron derrotados y llevados a Azkaban por cadena perpetua-se puso sombrío-pero todos sabíamos que los dementores no eran de fiar, aunque el ministerio no quiso oírnos-comenzó a caminar alrededor de su escritorio-al principio se contentaron hechizando la prisión..lo cual no funcionó, los mortífagos no son estúpidos, todo lo contrario..luego pusieron dragones..toda clase de bichos, pero tampoco fueron suficientes, por lo que tuvieron que poner dementores otra vez...los cuales están más del lado oscuro que de nuestro lado-
-Y..¿puede explicarme qué tiene que ver el Niño que Vivió conmigo, con Malfoy y con el secuestro?-
-Dime quién creyó Malfoy que eras tú-
-Creyó que era el hijo de Harry-miró a Dumbledore con las cejas fruncidas-¿por qué?-
-¿Por qué crees que te confundió?-
-Oh vamos no me va a decir que Harry es...-Dumbledore sonrió-UN MOMENTO...¿Harry es...?-se tapó la boca-no puede ser-miró a Harry, el cual le sonrió abiertamente.
-¿Harry es el Niño que Vivió?-preguntó Rose, saliendo de su ensimismamiento.
-Sí-Dumbledore miró a Harry-muéstrales-
Harry apartó su flequillo color ébano, y los jóvenes pudieron apreciar una cicatriz alargada, en forma de rayo.
-No puedo creerlo-dijo Reg.
-Entonces...Malfoy quiere vengarse de Harry-dijo Thomas.
-Sí, Malfoy no secuestraría a un Potter porque sí, está más que claro que quiere vengar la derrota de su amo-
-Lord Voldemort-dijo Uma.
-El mismo-
Los seis adolescentes miraron al ojiverde.
-Y...¿cómo fue esa batalla?-preguntó Reg-¿fue muy sangrienta?-
-¿No te quedaron secuelas?-preguntó Thomas-porque yo te veo muy entero-
Harry rió. Comenzó a quitarse la toga, y luego la camisa.
-Harry..tu..tu brazo...está..cosido-dijo Alan asustado.
-Está fue una de las tantas secuelas que me quedaron...perdí mi brazo izquierdo-
-Es decir, que no es un brazo real-
-No-
-¿Qué otra secuela...?-
-¿Nunca se preguntaron por qué tomo la poción para dormir sin sueños?-
-No-dijeron.
-Cada vez que sueño tengo pesadillas..sueño con su horrenda cara...sus ojos rojos...-se estremeció.
-Esperen-todos miraron a Alan-Harry no puede ser ese niño porque sus padres murieron..nuestros padres están vivos-Dumbledore lo miró sonriendo (N/A: este hombre sonríe demasiado, sí lo sé, menos mal que no sonrió en el libro cinco después de la muerte de Sirius sino lo iba a odiar...).
-Harry es el Niño que Vivió-
-¿Usted me está diciendo que mis padres estuvieron muertos?-
-Exacto-
-No-
-Sí-
-Bromea-
-Albus Dumbledore jamás bromea-
Alan se sentía extraño.
-¿Soy hijo de..dos muertos resucitados?-Dumbledore rió.
-Sí. Algo parecido-
-Ah..ahora entiendo por qué se ven más jóvenes que Sirius y que todos los demás...estuvieron varios años muertos...-
-Es rarísimo-
-Así que no te sientas especial, Alan, Malfoy quiere encontrar una vía directa a Harry, para poder vengarse...así que ve con cuidado-
-Profesor¿no podría ser que Malfoy se hubiese enterado de..ese don que Alan tiene?-preguntó James.
-¿Don¿Cuál don?-
-Ese de ver el futuro-dijo Lily.
Dumbledore miró a Alan.
-¿Malfoy sabe?-Alan asintió con la cabeza-¿cómo?-
-Peter...es un animago, lo supo entrando al despacho de papá mientras él y yo conversábamos sobre..mi última visión-se estremeció al recordarla.
-Pues, déjame decirte, que ese "Don", o como quieras llamarlo, sería un muy buen arma para cualquiera de los dos bandos-lo miró fijamente-es excepcional lo que tienes, no es para tomárselo a broma-tomó aire-ahora jovencito, tú debes ir a descansar, no se te ve bien-era cierto, estaba ojeroso, y tenía mucho sueño.
Harry volvió a tomarlo de los hombros, y ambos, junto a los demás adolescentes, se encaminaron a la enfermería.
-Así que...el Niño que Vivió...-dijo Rose acercándose a Harry-nunca me lo hubiera imaginado-
-¿Qué se siente ser famoso?-preguntó Reg.
-Pues para mí nunca fue lindo ser famoso-dijo Harry-era terrible, el profesor Snape siempre me refregaba que yo era así, no solo por culpa de la herencia, sino también porque la fama se me había subido a la cabeza-
-¿El profesor Snape?-
-Sí, era mi profesor de Pociones, y Draco era mi enemigo mortal...nos llevábamos muy mal...-oyeron pasos que se acercaban a ellos.
-Hablando de Roma-dijo Reg.
Draco se tensó al notar la mirada atenta de Alan.
-Potter...no sabía que ya estaban aquí-
-Sí, y ya le hemos explicado por qué lo secuestró tu padre-dijo Harry sonriendo.
-Alan, ve adentro-dijo el ojiverde, empujándolo dentro de la enfermería.
-¿Podemos ir con él?-preguntó Uma, más que interesada por hablar con el pelirrojo.
-Déjenlo dormir-
Alan se encaminó hacia una de las camas. Se introdujo lentamente dentro de las sábanas, mirando ido hacia la puerta. ¿Harry el Niño que Vivió, aún no podía creérselo. Ahora comprendía por qué muchos de sus compañeros observaban al ojiverde con emoción y admiración. Cerró los párpados con cansancio, recordándose que luego hablaría con su hermano sobre su vida, que sinceramente no sabía nada de ella, y su interés por conocerla había crecido considerablemente los últimos diez minutos. También se recordó a sí mismo agradecerle a Draco el haberlo salvado..literalmente. Apoyó su cabeza sobre la almohada y, pensando en que mañana sería otro día, se durmió.
--------------------------------------
-¿Le explicaron todo?-preguntó Draco a Harry en el despacho del último.
-Si, absolutamente, aunque nos ahorramos darle detalles-dijo el ojiverde riendo.
-¿Detalles?-
-No le hemos dicho ni lo de la Piedra filosofal, ni de la Cámara Secreta, ni del Torneo de los Tres Magos..ni lo del Departamento de Misterios, aunque sí le hablamos de la profecía-le dijo Harry.
-Lamento todo lo que está ocurriendo-dijo Draco.
-No es culpa tuya-dijo Harry releyendo un trabajo que les había mandado a los alumnos de cuarto-por lo que te conozco, sé que no eres como él-
-¿Como mi padre?-preguntó Draco. Su voz se oía nerviosa.
-No te pareces a él, no te preocupes-Harry le sonrió. Lo miró fijamente. Draco leía las cartas que su madre le había enviado.-¿Puedo preguntarte algo?- el rubio lo miró con ojos inquietos-¿por qué...?-
-¿Le salvé la vida a tu hermano?-preguntó Draco. Harry asintió con la cabeza.-Tú salvaste la mía una vez -
-Quien lo hubiera dicho, hace veinte años no podíamos ni mirarnos a la cara-ambos rieron al recordarlo-es un placer tenerte como amigo-
Draco rió a carcajadas-eres el primero que me lo dice-sonrió-gracias Potter-
-De nada...¿por qué?-
-¿Por qué gracias? –sonrió-por darle un significado a mi vida, sonará extraño..pero...luchar contra lo que alguna vez creí que era lo correcto, me da fuerzas para seguir- tomó las cartas y las guardó en su maleta-bueno, yo me tengo que ir Potter, hasta mañana-se levantó de la silla y salió del despacho.
Harry se quedó sentado mirando a la puerta. Se levantó de su silla y caminó hasta la mesa de luz, en donde un candelabro iluminaba, con una llama naranja, una fotografía de Hermione y de Helena, cuando esta última era apenas una bebita.
-Las extraño-le murmuró a las sonrientes personas del retrato, las cuales rieron al oír sus palabras-las amo-tomó la fotografía y la besó-que tengan buenas noches-
Comenzó a quitarse la túnica para irse a dormir. Se detuvo mientras miraba el acolchado de la cama. Había tenido una idea para poder hablar con su esposa.
Caminó hasta la puerta del despacho y, dando una última vista al lugar, salió al pasillo. El corredor lo sorprendió más oscuro que de costumbre. Se podían ver las estrellas desde los inmensos ventanales del colegio. Se detuvo a mirar la luna, la cual le llamó la atención de sobremanera. Recordó las perlas que le había regalado a Hermione el día que le había propuesto matrimonio. Sacudió la cabeza.
"Deja de pensar en ella o tendrás que arreglártelas tú solo con tus insaciables ganas" pensó "¿tan lejos es el despacho de Sirius?". Se golpeó la frente "¿por qué demonios no tengo conmigo el Mapa del Merodeador? Maldición". Caminó otro trecho, oyendo cómo resonaban sus pasos por el corredor. "Otra cosa¿dónde está el despacho de Sirius?". Se quedó pensativo durante varios minutos, mirando al suelo. "¿Y si le mando una carta y ya?...no no no, yo quiero verla". Pensativo, no notó que alguien venía caminando del lado contrario y...PUMMM!.
-Potter, fíjate por donde vas-bramó Snape al chocar ruidosamente con él.
Harry tardó varios minutos en reaccionar.
-Oiga, no me grite, ya no es profesor mío-le dijo mostrándole el puño. Snape levantó las cejas.-Lo siento, lo siento, estoy irritado...quiero ver a mi esposa y no sé cómo hacer...-se detuvo en sus palabras. ¿Qué le importaba a Snape si quería ver a Hermione?.
-Te entiendo...-
-¿Quiere ver a su esposa?-preguntó Harry asombrado. Era la primera vez que entablaba una conversación decente con su ex profesor.
-Bueno...no ver a mi esposa, ella y yo nos estamos separando, a las que quiero ver son a Milena y a Kitana- (N/A: Mortal Kombat..jejejejeje)
-¿Milena y Kitana?-
-Mis hijas de diez años, las extraño mucho...-se rascó la cabeza y sonrió. Una sonrisa sincera, por lo que Harry pudo notar. La paternidad le había hecho bien a Snape.
-Yo..yo también quiero ver a Helena...-sonrió con nostalgia.
-Bueno..yo..me voy a dormir-
-ESPERE...emm-Snape enarcó una ceja-¿sabe dónde está el despacho de Sirius?-
Snape hizo una mueca de disgusto-sí, es la puerta a la izquierda de la puerta del aula de Transformaciones-
-Pues..gracias...a ver si entendí-y se alejó. "La puerta a la izquierda...la puerta a la izquierda...AQUÍ TÁ" pensó riendo, recordando cómo le hablaba a su pequeña princesa. Golpeó. Una...dos...tres veces...
-SIRIUS-bramó. Su voz resonó por el pasillo. Alguien gruñó desde dentro de la habitación-Oye Siiiiiiiiiiirius...padrino...-se sorprendió riendo.
La puerta se abrió, dejando ver a un despeinado Sirius desde el otro lado del umbral.
-Hola nn-
-¿Qué quieres?-preguntó Sirius con una voz que, en vez de parecer una voz, pareció un ladrido.
-Quería pedirte un favor...-
-Que sea importante porque te mataré sino-
-¿Recuerdas ese espejo que me diste cuando tenía quince años?-
Los ojos de Sirius lo inspeccionaron minuciosamente.
-Sí, ya lo recuerdo..¿qué ocurre con él?-
-Lo necesito-la cara adormilada de Sirius lo miró impaciente-quiero ver a Herms-
-Pero no podrás verla...ella necesitaría el espejo para poder comunicarse contigo..mándale una carta-
-Canutito, por favor, tú tienes a tu esposa contigo, yo quiero a la mía-
-Espera-dijo su padrino, adentrándose en el despacho. Harry oyó el abrir y cerrar de los cajones. Segundos después, Sirius le entregaba en mano el dichoso espejo.
-Gracias- y se encaminó a su despacho.
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Alan abrió sus ojos lentamente. Ya era de mañana, debido a que la luz del sol le daba de lleno en la cara. Sintió una mano que le acariciaba la frente. Se sobresaltó.
-Soy yo Alan-miró al hombre que le sonreía.
-Papá...¿qué hora es?-preguntó el pelirrojo adormilado.
-Las ocho, creo que ya es hora de que te levantes-le sonrió amorosamente. Alan lo miró frunciendo el ceño.-Aquí tienes tu ropa-James acomodó la túnica de gryffindor de su hijo en una silla-te espero en el Gran Salón- salió de la enfermería, dejando al pelirrojo solo.
Alan se levantó y se vistió. Salió de la enfermería aún medio dormido. Lo que vio al salir al pasillo lo dejó mudo. Una joven hablaba amistosamente con un slytherin. Lo peor no era eso, era el hecho de que los conocía a ambos.
-¿Uma?-preguntó Alan con un nudo en el estómago. La rubia lo miró sorprendida.
-Ah..ho...hola Alan, no te había visto-el joven junto a Uma lo miró con sonrisa sobradora.
-Pues...em...yo..me tengo que ir desayunar-dijo Alan rápidamente, alejándose de Uma y de... Sertroria. Sentía una opresión terrible en el pecho, una sensación horrible de sentirse traicionado...aunque toda la culpa la tenía él, sino le hubiera dicho de terminar a Uma, eso no le estaría ocurriendo. Se encaminó al Gran Salón.
El lugar lo sorprendió atiborrado de alumnos. Menos mal, así podría olvidar lo ocurrido segundos antes. Se sentó apesadumbrado en la mesa gryffindor. Miró a los demás alumnos, la mayoría reía, charlaban entre ellos, hablaban de lo que habían hecho en Hogsmeade el fin de semana, en los futuros exámenes.
Alan se sintió miserable al no poder ser uno de aquellos alumnos, que reían y conversaban felices. Le hubiera encantado ser un chico normal, volver a ser normal, y feliz, como lo era antes de tener ese maldito don que lo azotaba con estúpidas visiones. Visiones que lamentablemente se hacían realidad. Pero eso no era lo peor, lo peor era que un nuevo Lord Oscuro se perfilaba a destruir toda esa paz que él conocía, y no sólo eso, sino además que ese Señor lo buscaba a él, a Alan, al desobediente hijo menor de los Potter, el terror de Hogwarts. Y no sabia para qué lo quería. Aunque tenía que admitir que la propuesta de Malfoy era tentadora, ero no. Un Potter jamás, eso, JAMÁS debía de ser un mortífago. Eso lo haría destruir todo aquello en lo que sus padres creyeron, en lo que su hermano Harry se sostuvo para seguir luchando, en lo que toda la Orden creía. No podía, no debía. No...aunque, muy en el fondo de su alma, algo lo carcomía..y eso era la visión de la muerte de Uma. El pecho se le oprimía cada vez que la recordaba.
Y...¿y si les decía a los de la Orden sobre esa visión?. Aunque no creía que pudiesen hacer algo al respecto. Pero había algo extraño en esa visión..y ese algo extraño era que aun no se había cumplido. No quería decir que él quisiera la muerte de su amada rubia, pero la mayoría de sus visiones eran sobre futuros inmediatos...tendría que analizar los hechos y seguramente llegaría a una conclusión.
Decidió levantarse de la silla y salir a caminar. Llegó al pasillo. Desierto, completamente vacío. Ni un solo alumno...mejor, le gustaba estar solo de vez en cuando, alejado de esas estúpidas risas, de esas estúpidas caras. El eco de sus pasos era lo único que oía. Se detuvo. Escuchaba voces. Caminó unos pasos más y, al doblar una esquina, se encontró con los dueños de esas voces. Los cuales eran, ni más ni menos, que su hermano y su cuñada. ¿Su cuñada¿qué hacía ella en Hogwarts?. Agudizó el oído, a ver si oía algo. "La curiosidad mató al gato" le dijo la voz de su conciencia. "Yo no soy un gato, qué lástima" se dijo, para luego reír bajito.
-¿Qué sucede¿por qué me llamaste?-le decía Hermione a Harry.
-Quería verte-le contestó un meloso ojiverde.
-Harry James Potter…te estás volviendo cada día más meloso, corazón-dijo ella riendo.
Alan vio cómo su hermano tomaba a Hermione de la barbilla, y luego la besaba dulcemente. "¡Qué tiernos!" pensó el pelirrojo sonriendo.
-Te llamé para darte esto-Harry sacó un pequeño paquete de su bolsillo.
-¿Qué es?-preguntó Hermione.
-Una vez Sirius me dio un espejo mediante el cual yo podría comunicarme con él donde quiera que yo estuviera...por eso quiero dártelo a ti-
-¿Un espejo?-preguntó Hermione incrédula-¿para hablar contigo?-
-Sí-Alan notó cierto sonrojo en las mejillas de su hermano-es que..te extraño y...-Hermione sonrió- es la única manera de verte cuando trabajas-
-¡Qué lindo eres!-miró el paquete-¿cómo se usa?-
-Sólo dices mi nombre cuando quieras verme-dijo Harry, abrazándola-así no te extrañaré tanto-el pelirrojo, escondido tras una estatua, vio cómo Harry y Hermione se besaban fervorosamente. Hacían una muy bonita pareja.
-Harry, tengo que irme-dijo Hermione sonriendo. Harry hizo puchero-pero no te preocupes-le mostró el espejo-te veo luego-le guiñó un ojo seductoramente.
-Ya te vas a enterar-le dijo Harry, haciéndola reír-te amo-le gritó el ojiverde a su esposa, la cual volteó a lanzarle un beso.
Alan salió de su escondite y se acercó sigilosamente a su hermano, el cual se había apoyado contra la pared, y sonreía enamorado.
-Te amo Hermione-dijo Alan al llegar a él, haciéndolo sobresaltar.
-Alan, estúpido, me asustaste-le dijo Harry al pelirrojo que se partía de la risa.
-Ay sí, yo también te amo-decía Alan imitando la voz de Hermione.
-Ña ña ña, sí ríete-las mejillas del moreno se habían ruborizado.
-No te avergüences hermano, eres encantador cuando estás con Herms-Harry suspiró-oye...¿para cuándo mi segunda sobrina, digo, porque Herms hace como un año que está encinta-Harry lo fulminó con la mirada.
-Tiene siete meses de embarazo..para Diciembre tendrás a tu otra sobrina-
-Genial-dijo Alan sonriendo abiertamente. Harry lo miró fijamente.
-¿Tú no tienes clases?-
-Sí, lamentablemente-dijo Alan-¿puedo quedarme contigo?-
-No, ve a clases-
-Aún no he desayunado-
-Pues ve a desayunar, entonces-dijo Harry, empujándolo.
-¿Te molesto?-preguntó el pelirrojo al notar la impaciencia de su hermano por quitárselo de encima.
-Sí-dijo Harry cuando llegaron al Gran Salón-desayuna y nos vemos luego-
-De acuerdo-dijo Alan riendo. Entró al Gran Salón-¿y si mejor me voy a dar una vueltecita?-río para sus adentros. Miró detrás. Harry había desaparecido por el pasillo-jejejejeje- volvió a salir del Gran Salón, pero esta vez se dirigió a las mazmorras de Slytherin.
Ese lugar oscuro y recóndito de la escuela...le sonaba tentador para una emboscada a algún slytherin idiota e inocente que pasara desprevenido por allí.
Oyó pasos retumbar por el corredor. Se escondió tras una pared. Dos jóvenes aparecieron dolando la esquina. Alan los reconoció. De nuevo ese nudo en el estómago, la opresión en le pecho...las ganas de llorar y salir corriendo de allí a los gritos.
-Pero...de veras Sertroria...necesito...-el slytherin apoyó un dedo sobre la boca de la joven. Alan apretó los puños.
-No me digas Sertroria...dime...-
-Sert nn-dijo Uma. El joven Snape la miró frunciendo el ceño. La rubia dejó de reír para mirarlo seriamente-¿cómo te dicen tus padres?-
-¿Mis padres?-dijo Sertroria. Se sonrojó-pues...mi padre no me dice muchas cosas, casi no nos dirigimos la palabra-
-¿Y por qué es eso?-
-Pues..no lo sé-dijo el slytherin encogiéndose de hombros.
-¿Y tu madre?..¿cómo te dice?-
El sonrojo del slytherin aumentó de color.
-Pues..mi madre..-tragó saliva-me dice...niñito de merengue-
-¿Qué?-Alan, que oía todo desde detrás de la pared, se tuvo que morder el puño para ahogar su risa-¿niñito de merengue?-
-Sí..cuando estaba embarazada de mi y de mi hermana, tenía todo el tiempo antojos de tortas de merengue-
-Ah-dijo Uma. Miró su reloj.-¿Cuándo comienza a dar clases tu padre?-
-A las nueve..les da clases a los de primero-miró a la rubia con ojos brillosos-¿podemos hablar de..otra cosa?-se acercó a ella con rapidez.
-¿De qué?-preguntó Uma alejándose algunos pasos.
-De todo lo que me gustas-
"¡QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ?" los puños de Alan se cerraron automáticamente. Que tan solo le tocara un pelo, solo un pelo y lo destriparía, le arrancaría los ojos y con ellos untaría sus tostadas, les cortaría absolutamente todo su cuero cabelludo y lustraría el piso, tan solo, tan solo que volviera a mirarla diferente lo mataría.
-¿Te..te gusto?-preguntó Uma más que nerviosa. Retrocedió unos pasos más, quedando acorralada contra la pared.
-Ajá, y mucho...y ahora que sé que tú y el idiota de Potter ya no salen, tengo chances...-los labios del slytherin se acercaban amenazadoramente a los labios de la rubia.
Alan llevó instintivamente su mano a su bolsillo, tomando su varita. Que la besara, tan solo que la besara y conocería la furia Potter.
-¿Sertroria?-una voz detuvo el momento. Los tres jóvenes (Alan miraba todo desde detrás de la columna) miraron asombrados al profesor de Pociones.
-Padre..em...-Sertroria miró a Uma, al igual que Snape-ella quería que...-
-Yo..hablen tranquilos...-dijo Uma, sintiendo la mirada gélida de Snape fija en ella. Le daba escalofríos, además tenía que ir a su clase de Transformaciones.
Alan vio a la rubia caminar hacia la salida de las mazmorras, y la siguió, no muy interesado de oír lo que los Snape tuvieran que hablar. Uma caminaba apresuradamente por los pasillos, sin contar con que un pelirrojo la seguía con rapidez.
Alan intentó por todos los medios alcanzarla, pero la chica caminaba a toda prisa, seguramente apurándose a llegar a su clase con James. Se detuvo, mirándola.
Sacó su varita y..-Diffindo-la mochila de Uma se abrió, dejando caer todos los libros. El pelirrojo, admirándose de lo poco ortodoxo que llegaba a ser a veces, tomó aire y se acercó.
Uma había volteado a recoger sus libros y su tintero, cuando vio dos lustrosos zapatos frente a sus ojos. Levantó la vista. Se puso en pie. Los libros se le cayeron de las manos al notar los bellos ojos avellana del pelirrojo.
-Déjalos, luego los levanto-dijo Alan tomándola del brazo. Uma lo miró con ojos acuosos.
-¿Qué quieres? Tengo que irme a clases-dijo ella indiferente, mientras miraba al suelo.
-Mírame a la cara y dime que ya no me amas-Uma lo miró con las cejas levantadas. Notó los ojos de Alan humedecidos.
-¿Qué?-preguntó ella. Algo muy en el fondo de su corazón le decía que le gritara a viva voz que él era el hombre de su vida. Pero su orgullo pudo más-¿a qué viene esa pregunta?-
-¿Qué hacías hablando amistosamente con el idiota reprimido de Snape?-
-¿Qué?-
-Ya me has oído..contesta-le sacudió con violencia.
-No me maltrates-bramó ella, soltándose-¿ a ti que te importa lo que haga con mi vida?-
-¿Sales con él?-preguntó Alan. Un sentimiento extraño apareció en su estómago. Sí, celos, horribles y venenosos celos.
Uma lo miraba escéptica.
-¿Si salgo con él?- los ojos de Alan se veían increíblemente hermosos. -A ti no te importa con quien salga-
-Sí me importa-dijo él cuando ella intentó irse. La tomó nuevamente del brazo-yo...-
-¿Tú qué Potter?-preguntó Uma. Un sonrojo había aparecido en sus mejillas. Se veía tentadora.
-Yo...-oyeron pasos.
Sertroria se acercaba a ellos.
-Uma...-miró a Alan, y luego a la joven Lupin-¿vamos, tenemos Transformaciones-
Uma volvió a mirar a Alan y se soltó.
-Sí, vamos-dijo con la voz ahogada-adiós Potter, luego nos vemos..si es que decides ir a clases-
Alan vio cómo su amada desaparecía por el pasillo muy cerca de..su peor enemigo, peor que Lucius Malfoy o que cualquier mago tenebroso. Lo odiaba, lo odiaba. Le tenía celos. CELOS, envidia, si pudiera ahorcarlo, lo haría con gusto, destrozándole la tráquea, disfrutando viéndolo morir. Lo mataría, lo mataría.
Miró al suelo. La había perdido, fácil y estúpidamente, por causa de él. Todo era su culpa, todo, se lo merecía por imbécil. Varias lágrimas salieron de sus ojos y terminaron en su boca. Era un idiota. Terriblemente estúpido y tonto. No se merecía el amor de Uma. Decidió salir de aquel pasillo, aunque muchas ganas de ir a Transformaciones no tenía. Pero decidió ir. Qué más daba. La vida es así.
Llegó la aula en donde su padre impartía clases. Suspiró. Seguramente le restarían puntos. Entró. La clase se detuvo al verlo entrar.
-Alan...¿por qué tardaste tanto?-el pelirrojo suspiró. Se acercó al escritorio de su padre.
-¿Puedo ver la clase desde aquí?-preguntó con voz ahogada. James lo miró con rostro preocupado.
-Claro, siéntate-miró a la clase-sigan con lo suyo-dijo con voz potente al notar que toda la clase miraba a Alan. Se acercó-¿quieres hablarme de algo?-
Alan suspiró.
-¿Te sientes bien?-le pregunto James. El pelirrojo negó con la cabeza.-No me digas nada, mal de amores-los ojos avellana de su hijo lo miraron húmedos.
-¿Cómo..?-
-Yo estaba igual cuando me enamoré de tu madre-dijo James sonriendo. El bello señor Potter noto una mirada verdosa mirando la nuca de Alan con énfasis. Miró a su hijo-si has cometido un error, tan solo pídele perdón y asunto arreglado- le palmeó el hombro y se dispuso a seguir explicando.
Alan volteó a mirar a Uma. Ella y Sertroria hablaban animadamente de no sabía qué. Apretó su varita con furia y... PLASH . Toda la clase se detuvo. El frasco que James tenía en su escritorio había estallado, salpicando a Alan completamente de agua.
-Alan, destensiónate por Merlín-le dijo James a Alan cuando vio los vidrios de su jarrón esparcidos por el escritorio..y a su hijo bañado en agua.
-¿Puedo salir un momento?-preguntó con voz desmayada.
-Sí, por supuesto, ve-
Alan se encaminó a la puerta, sin antes fulminar con la mirada a cierto slytherin a cierta gryffindor que lo miraban atentamente. Ya afuera, se arrodilló en el suelo y lloró. Estaba harto, harto, mejor morir que luchar, no lo soportaba. No podía verla tan cerca de ese idiota. Apoyó su cabeza sobre sus rodillas. Cerró los párpados. No supo si se quedó dormido, pero al abrirlos, los alumnos de quinto salían de su clase de Transformaciones, riendo y dirigiéndose a Encantamientos.
Uma salió del aula, mirando a los lados. Quería hablar con Alan, pero las formas en que el chico le dirigía la palabra no eran muy educadas. Medio prepotente, medio histérico. Primero le cortaba y ahora le increpaba preguntándole si salía con Snape. Ay por Merlín y por Godric Gryffindor, encima con Snape. No porque no fuera guapo, no, Sertroria tenía una belleza rara, era atractivo, pero algo en él hacía que se sintiera asqueada. Era una "cuestión de piel". Miró al suelo. Lo vio.
Un hermoso angelito (N/A: angelito caído..ejem) arrodillado, con sus hermosos cabellos rojos cayéndole seductoramente sobre la frente y orejas, rozando su cuello. Los ojos húmedos, mojados, escondidos por las gafas. Sus pestañas llenas de pequeñas gotas de llanto. Su pequeña y bella nariz, llena de pecas, sonrosada por el llanto. ¿Alan Potter llorando?. Lo miró durante varios minutos, hasta que vio que él levantaba la mirada. Y se miraron.
-¿Puedo hablar contigo?-preguntó Alan levantándose. Uma miró al suelo-si no quieres hablarme, lo entenderé, pero solo déjame decirte que...-se atragantó con su propia saliva. ¿Por qué demonios se ponía tan nervioso?.
-Yo no salgo con Sertroria Snape-dijo Uma, sacándolo de su ensimismamiento.
-¿Ah no?-preguntó él con una creciente felicidad.
-No-dijo ella.
-¿Y por qué hablabas tanto con él?-preguntó Alan-noté cómo se te acercó en las mazmo...-
-¿Me seguiste?-preguntó ella con una sonrisa...bastante disimulada.
-Fue sin querer-dijo él rápidamente.
-Estás celoso-dijo Uma con una sonrisa de triunfo.
-¿Qué?...no-dijo él sonrojándose-pues..bueno sí-
Uma sonrió. El sonrojo del pelirrojo lo hacía ver encantadora y condenamente hermoso.
-Yo..Uma...yo te amo-dijo él en un susurro. Ella sonrió.
-Ya lo sabía-dijo con un extraño nudo en su garganta.-Yo también te amo-le dijo segundos antes de besarlo fervorosamente.
-Nunca más te dejaré, te lo prometo-dijo Alan luego abrazándola. Y así, se encaminaron a Encantamientos.
