Aclaraciones preliminares:

Los personajes de Bayblade no son míos ni nunca lo serán;

Este fanfic se realiza sin fines de lucro

Las acotaciones son

/Lo que el personaje piensa/

oooooooo Cambio de escena

Lo que yo digo

(Algún comentario)

/Un pensamiento de un tercero pensando dentro de la cabeza de alguien, es decir, como cuando alguien recuerda un evento y escucha esas voces en su cabeza o alentándolo/

CAPÍTULO 22

AL FINAL…

Unos hermosos ojos color rojo rubí admiraron una habitación, estaría sumida en la penumbra de no ser por una lámpara de noche que alumbraba el lugar. Reconocía la habitación y, en realidad, cómo no hacerlo, si había pasado los dos últimos días ahí. Aunque en realidad no recordaba gran parte de lo que había dicho en su estancia. Miró a su alrededor y… nada… ninguno de los dos chicos que antes le acompañaban estaban ahí. Se sentó en la cama. No sabía la hora, solamente sabía que era de noche. Vio su reloj y eran las nueve y media de la noche

Aiko – Probablemente se mataron entre sí – Pensó – No lo creo – Escuchó un gemido de la habitación contigua – Creo que encontraron algo mejor para gastar sus energías

Lentamente Aiko bajó sus piernas de la cama, hasta que tocaron la alfombra. Su cabeza le dolía, y su cuerpo no era la excepción, aún quedaban estragos de la enfermedad que, de seguro, no se había curado por completo. Sintió un leve mareo que la obligo a quedarse así unos instantes, cuando este hubo pasado, se levantó como comúnmente lo hacía pero, no contaba con que sus piernas no la soportarían, cayó pesadamente al suelo. Por suerte la alfombra amortiguó al sonido.

Aiko – Demonios – Dijo con coraje – No dejaré… que esto… me detenga – Dijo empezando a levantarse del suelo – Lo haré

Se sujetó de la cama y, con ayuda de esta, se incorporó, el hecho de estar inmóvil durante dos días y, aunándole la enfermedad, habían hecho que sus piernas se debilitaran pero, ella era fuerte. Cuando al fin logró incorporarse caminó lentamente hasta la puerta y salió, volvió a escuchar gemidos de la habitación de Ray, dio una sonrisa ante esto. Apoyándose en la pared, caminó hasta su habitación, se le había hecho costumbre escapar del cuarto de Kai.

Cuando llegó a su cuarto abrió la puerta para entrar ¬¬ si estaba afuera ni modo que la abriera para salir ¬¬ estúpida. Adentro, buscó detenidamente unas cosas, se cambió el pijama, lentamente se puso una blusa pegada a su cuerpo, cambió sus pantalones por unos jeans, se colocó unos zapatos, recogió su cabello y revisó que su camafeo siguiera en su lugar. Tomó una foto de su familia, lápiz y papel, un sobre y con tropiezos volvió a salir de aquel lugar, caminando de nuevo hacia el cuarto de Kai.

Cuando estuvo ahí dudó un instante en entrar, pero lo había decidido. Con mucho esfuerzo entró de nuevo a aquella habitación, llegó hasta la cama y se sentó. Utilizó la mesa de noche para apoyar y escribió algo. Dobló el papel y lo colocó en el sobre, junto con un objeto muy preciado para ella, en la mesa de noche, caminó hasta el baño, vió que ahí estaba su ropa, recogió a Kaizer y se marchó. Era tiempo. Dejó su celular. Volvió a salir de la habitación, lentamente se alejaba de ella. Antes logró escuchar cómo Ray llamaba a Kai a gritos, era tan feliz por ellos, si ellos eran felices, ella también lo sería.

Caminó despacio, no creyó que terminaran su "entrenamiento" en esos momentos, pudo notar claramente que no había nadie más en la mansión, probablemente huyeron al saber la verdad, no importaba, con cuidado descendió las escaleras, cuando llegó al primer piso, su respiración era muy agitada, su cabeza le daba vueltas y sus mejillas estaban sonrojadas, probablemente tenía un poco de fiebre otra vez. Caminó con cautela hasta la puerta y se dirigió hasta el establo, al llegar ahí se recargó en el marco de la puerta. En verdad estaba cansada. Escuchó un grito más de Ray. Entró al establo y su fiel amigo se alegró.

Aiko – Hablándole a Rayo – Me alegra que estés bien, siento haberte preocupado. Gracias por la ayuda que me brindaste – El caballo relinchaba con fuerza – Quiero ir, a donde nos conocimos – Dijo algo mareada – Por favor Rayo, necesito ir ahí antes de irme – El caballo negó – No te voy a dejar, te voy a llevar conmigo – El caballo aceptó – Bien – Se subió al lomo del caballo con muchas dificultades – Me alegro que estés sano, se nota que eres muy fuerte. Temí que la lluvia te hubiera hecho enfermar – Sujetó el cuello del caballo – Te quiero, eres mi mejor amigo. Es hora de irnos.

El caballo comenzó su andanza, mientras se escuchaba el sonido de los otros caballos quejarse, no querían quedarse ahí pero tenían nuevos dueños. Rayo avanzaba lentamente, sentía el calor del cuerpo de su dueña, era un poco más alta de lo normal y eso le preocupaba, sin contar que su ánimo no era el mismo, ni siquiera de cuando estaba deprimida. Avanzó hacia el bosque y se adentró, pronto se perdieron en este. Caminaron un largo rato, la luna les daba la luz necesaria para avanzar. Aiko descansaba en el lomo de Rayo, estaba cansada, debía reponer fuerzas aún. Pero esto debía hacerlo. Eran las diez y media de la noche.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Unos ojos color rubí se abrían lentamente, identificando las cosas que habían en aquella habitación, la luna se filtraba por la ventana, de algo estaba seguro, aquella no era su habitación. Sintió los brazos de alguien alrededor de su cintura, sonrió ante esto. Lentamente se levantó tratando de no despertar a su amado acompañante. Una vez logrado el objetivo levantó su ropa del suelo (Tardó un rato porque no sabía dónde habían ido a parar) caminó hasta el baño y se dispuso a limpiarse. No tenía el temor de perder aquel calor adquirido, porque estaba seguro de que, a pesar de haber sido esta la primera vez, no sería la última. Abrió la llave del agua y dejó que esta lo mojara.

Unos ojos color dorado se abrían lentamente, ante la falta del calor que alguien le proporcionaba. Rápidamente distinguió el lugar en el que estaba y, las condiciones. Escuchó la llave del agua correr y, con paso lento, se dirigió al lugar, abrió lentamente la puerta del baño y descubrió a un chico bicolor con los ojos cerrados dejando que el agua cayera por su cuerpo, lentamente se acercó a este y lo abrazó de espaldas, el bicolor sonrió sabiendo quién era esa persona.

Kai – Despertaste

Ray – Tu también – Silencio - ¿Fuiste a verla?

Kai – No aún

Ray - ¿Le dirás? – Silencio - ¿Le dirás que ya la quieres como una hermana?

Kai – No lo sé

Ray – Se lo merece

Kai – Lo sé

Ray – Entonces…

Kai – Se gira para verlo a los ojos – Se lo diré… por ti – Se dan un tierno beso

Ray – Será mejor terminar de asearnos

Kai – De acuerdo

Los chicos tardaron un tiempo en terminar de bañarse, en parte por que en verdad estaban sucios y, en otra parte, porque de pronto se distraían con las caricias que se daban. Cuando salieron del cuarto de baño, arreglados, eran ya las tres de la mañana. Lentamente caminaron hasta la puerta y, antes de entrar al cuarto de Kai, se dieron un último beso. Sabían que Aiko lo sabía pero, no estaban preparados para declararlo al mundo.

Cuando abrieron la puerta su sorpresa fue mayúscula. La chica había vuelto a desaparecer. Esto comenzaba a fastidiar a los chicos pero, era su responsabilidad. Ray divisó algo en la mesita de noche, caminó hasta el lugar y lo recogió, era un sobre, más exactamente era una carta, dirigido a alguien que no esperaba… era para él… estaba dirigida para Ray Kon

Ray – Mostrándole a Kai – Mira

Kai - ¿Qué?

Ray – Es una carta… para mí

Kai – Ábrela – Diciendo como si fuera lo más obvio del mundo

Ray – Pero… - Dudó un instante – De acuerdo

Ray abrió lentamente el sobre, había una carta No es tan obvio como parece, en ocasiones los sobres no tiene carta, sino algún objeto, cd, cassette, etc., pero además de esto, había algo más que llamó la atención de ambos chicos, era algo pesado, el objeto más preciado de Aiko, uno era su camafeo y el otro, una foto de su familia. Ray comenzó a leer la carta en voz alta:

"Muchas gracias. Te debo la vida pero, además de eso, la felicidad de Kai. Me alegra que todo haya resultado bien. Te dejo mi camafeo a ti porque ahora eres la otra mitad de Kai y, pues, te dejo la foto de mi familia para que la conozcas, aunque no creo que te interese. Sé feliz. Nuevamente gracias. Te debo todo, aunque no lo sepa apreciar. Adiós

Atte.

Aiko"

Ray – Se fue

Kai – Con cara de fastidio – Vamos por ella

Ray – Pero… ¿A dónde?

Kai – Es muy predecible

Ray – Te refieres…

Kai – Exacto

Ambos salieron de la habitación de Kai, caminaron hasta la puerta principal y se dirigieron al establo, sus respectivos caballos se alegraron de verlos, eran de verdad muy fuertes, a pesar de que en aquella noche no pudieron secarlos, ellos seguían muy sanos, Kai caminó hasta Trueno y Ray a Tigre, los montaron y comenzaron a internarse en el bosque, la luna les daba luz suficiente, se dirigían al mismo lugar que la última vez, eran ya las tres y media de la mañana.

Ray - ¿Cómo sabes que estará ahí?

Kai – Sólo lo sé

Ray – ¿Y si no?

Kai – Saldremos a buscarla

Ray – De acuerdo

Siguieron su camino, se internaban cada vez más, pasaron unos diez minutos antes de que lograran ver un claro en medio de aquel bosque, habían llegado a su objetivo, pronto la lograron divisar, Rayo estaba recostado en el césped, y Aiko estaba recostada apoyando la cabeza en el lomo de este, tratando de descansar y reponer energías que, a causa de la enfermedad, había perdido. Ray y Kai la miraban, estaba un poco pálida y con las mejillas un poco sonrojadas pero, fuera de eso, estaba bien.

Ray – Hablándole a Kai en bajo - ¿Por qué no esperas aquí?

Kai - ¿Por qué?

Ray – Si intenta huir tú podrás alcanzarla

Kai – De acuerdo

Ray caminó lentamente hasta donde estaba Aiko, creyó que en cuanto lo sintiera o escuchara, se alejaría, o tal vez que Rayo comenzaría a relinchar pero, nada de esto pasó. Esta ocasión pudo contemplar el lugar, la luna se reflejaba en el lago, árboles alrededor de este, el agua clara, limpia y cristalina, en verdad era un hermoso lugar. Deseaba poder volver ahí algún día, tal vez podría hacerlo, cuando todo esto pase.

¿? – Y…

Ray – Asombrándose - ¿Estás… despierta?

Aiko – No hablo dormida – Dijo sin abrir los ojos

Ray - ¿Por qué huiste?

Aiko – Te escuché – Un sonrojo por parte de Ray – Eres feliz. Yo no quiero interrumpir. Es mejor así

Ray – ¿Por qué me diste el camafeo?

Aiko – Ya te lo dije en la carta, ahora tú eres la otra mitad de Kai, ese camafeo fue hecho para que las dos mitades se unieran, es tuyo ahora.

Ray – Pero tú eres su hermana

Aiko – Y tú el ser a quien más ama

Ray – No por eso te voy a reemplazar

Aiko – Kai pudo vivir una vida sin mí, y yo sin él. De seguro podremos hacerlo de nuevo – No habría sus ojos

Ray - ¿Por qué no huyes?

Aiko - ¿Para qué?

Ray – Por algo saliste de la casa

Aiko – Si, tienes razón, mi primera idea fue huir pero… parece que no conozco mis límites.

Ray – El no reconocer tus propios límites no es algo malo, de hecho es una cualidad, porque así siempre das lo mejor de ti, y mucho más

Aiko – Copión

Ray – Y…

Aiko – Nada – Silencio – Todos se fueron

Ray – Sí, Kenny y Hilary te dejaron una nota

Aiko – Supongo que les dijeron a los demás la verdad

Ray – No… en realidad se fueron por otras razones

Aiko – Ya veo

Ray – Regresa

Aiko - ¿Para qué? Ya no queda nada de lo que una vez fue mi hogar

¿? – Tienes una muy mala costumbre de hacerte pasar por el mártir de la situación

Aiko – Tu también… parece que es un mal de familia – No abre sus ojos

Kai – Me gusta que cuando hablo me vean a los ojos – Dijo sonando frío

Aiko – También fría – Discúlpeme su majestad si no le obedezco pero… no tengo ánimos

Ray - ¿Por qué los mantienes cerrados?

Aiko – Quería ver este lugar antes de irme pero… mis fuerzas comenzaron a decaer, mi cuerpo ya no pudo más y, al llegar aquí decidí descansar un momento. Me gusta este lugar porque es tranquilo y pacífico. Me ayuda a relajarme. Intenté dormir pero me fue imposible, mi cabeza me duele y me da vueltas, parece que la fiebre me regresó – Dijo mostrando una pequeña sonrisa – Rayo se acomodó junto a mí para que pudiera descansar pero, en cuanto intenté levantarme de nuevo, ya no pude, mis fuerzas me abandonaron, ni siquiera puedo abrir mis ojos.

Ray – Será mejor que regresemos a la mansión

Aiko – Interrumpiéndole - ¿Recuerdan que les dije que Rayo y Trueno tenían una relación muy especial? – No esperó respuesta – A Rayo lo encontré aquí el día que mis padres murieron, él me ayudó a volver a casa. Unos meses después vine aquí por mi propia cuenta, pero me perdí y una tormenta se avecinaba, fue inevitable, así fue como encontré a Trueno, vino con la tormenta. Por eso digo que son como hermanos, porque ambos vinieron cuando los necesité – Silencio absoluto

Ray – Vámonos

Aiko – No quiero. Estoy cansada – Volteó su rostro

Kai – No es una opción. Es una orden

Aiko – Tampoco pedí que me buscaras. No soy nada para ti. ¿Recuerdas?

Kai – ¿Y qué?

Aiko – Déjame en paz. Si gustas puedes matarme. Ya nada me importa.

Ray – Pero…

Kai – Y ¿Qué hay del señor Dickenson? – Dijo interrumpiendo a Ray

Aiko – Mi tío… no, no es mi tío pero… me ha querido como a una hija de verdad

Kai – Cambiando su tono de voz – Regresemos

Aiko - ¿En verdad quieres que vuelva?

Ray – Él y yo también

Aiko - ¿Por qué?

Ray – Por que eres nuestra amiga y te queremos

Aiko – ¿En verdad?

Ray – Acepta

Aiko – No quiero herir a nadie más

Kai – Deja de hacerte la víctima

Aiko – Deja de creer que tú lo eres

Kai – Yo ya lo dejé

Aiko – Entonces mi labor está hecha. Te traje porque quería decirte que eres mi hermano y para que Ray te dijera que te quiere, ya lo he hecho y Ray también. Ya me puedo ir

Kai – No digas estupideces

Aiko – Mi cuerpo pesa mucho, mis ojos, por más que lo intente, no puedo abrirlos.

Ray - ¿Vendrás?

Aiko – Estoy cansada. Quiero descansar por siempre

Kai – Acercándose a Aiko – Entonces ven

Aiko - ¿Para qué? No soy una Hiwatari, no soy una Sumeragui y tampoco soy una Dickenson, no soy nadie.

Ray – Acercándose también a Aiko – Eso es porque no puedes ser uno sin dejar de ser el otro. No eres únicamente una Hiwatari, una Sumeragui o una Dickenson porque…

Kai – Tú eres una Dickenson, una Sumeragui y una Hiwatari al mismo tiempo

Ray – Creciste con los tres, no puedes ser solamente uno

Aiko - ¿Soy los tres? También una Hiwatari

Ray – Por supuesto

Aiko – Eso quiere decir… - Su cuerpo comenzó a pesar mucho

Kai – Es hora de irnos – Se hincó junto a Aiko

Aiko – Gracias Ray, gracias Kai, son los mejores – Su mente se fue sumiendo en un mundo de oscuridad absoluta, sintió cómo su peso fue mayor – Gracias papá, mamá, hermano, los extraño – Dijo casi en un susurro antes de que la oscuridad fuera mayor – Gracias Kai, hermano – Logró decir antes de que su mente dejara de funcionar, antes de que su peso cayera por un vacío, la oscuridad se hizo presente. Antes de esto, logró escuchar unas últimas palabras, después, nada. Sintió como su cuerpo pesó a niveles inconsiderables y, al mismo tiempo, cómo flotaba. La pesadilla terminó.

Su cuerpo ya no respondió. Su mundo se hizo nada, y en esa nada, al fin pudo descansar como lo deseó desde que recordó su pasado. En paz. Una oscuridad profunda, una oscuridad eterna, ningún sonido entraba, ningún sonido salía. Eso era… lo que esperó por tanto tiempo… la paz eterna y… ahora la había conseguido… al final… todo pasa por una razón… todo había terminado.

oooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Un rayo de sol se asomaba por una gran ventana, era de día, un tanto tarde pues había salido ya el sol. En una hermosa recámara dormía una hermosa joven en su cama, sus hermosos ojos color rojo rubí fueron abriéndose poco a poco ante el incesante sonido de su despertador, el cual no se calmaría hasta que ella despertara. Lentamente sacó una mano de debajo de la sábana y, con un solo golpe, apagó el despertador.

Los rayos de sol le daban directo en la cara, le gustaba mucho amanecer de esa forma, así no podía volverse a dormir. Su largo cabello estaba suelto, el flequillo era de un color azul fuerte y el resto era claro. Era una joven muy hermosa. Talló sus ojos con sus manos para espantar el poco sueño que le quedaba y se sentó en su cama. Estaba confundida, extrañada, y no era para menos.

Aiko - ¿Es que acaso… todo fue… un sueño?

NOTAS DE LA AUTORA

3 ¿Se lo esperaban? Eso si fue divertido. Estoy muy emocionada, ya voy a terminar el fic. Aquellos que han seguido mi fic a lo laaaaaaaaaargo de este, se los agradezco, aquellos que me han dejado reviews mil gracias y, aquellos que no lo han hecho pero aún así les gustó gracias también. Mil gracias por seguir mi primer (y tal vez último) fic largo. Y también mil gracias a por proporcionar el espacio para publicarlos. Muy bien, esperen el último capítulo.

Mata nee