Este capítulo se lo dedico a cualquiera que lea esta historia… y a los que me envían reviews, especialmente a Arwen- Chan. Gracias a todos… a ver si les gusta….
-Capítulo Cuatro: Harry, Ron y Hermione-
Ginny se levantó esa mañana de muy buen humor. Sólo la idea de saber que Draco la llamaría en breve, aunque solo fuese por trabajo, la hacía feliz. Se vistió y se dirigió a la cocina con una gran sonrisa.
- Buenos días Nille!
- Buenos días preciosa! Estás de muy buen humor no?
- Ayer vi a Malfoy.
- Ayer?
- Sí. Te lo iba a contar en la cena pero como llegaste tan tarde no pude porque me quedé
dormida en seguida.
- Ya sabes como anda el Ministerio últimamente. A pesar de que Voldemort ya no está,
sus mortífagos andan por ahí, y seguimos teniendo mucho que hacer por culpa de ese
Lestrade. Además Sirius requería mi presencia en una reunión. Es el mejor Ministro de
la Magia que tenemos, tuvimos y tendremos jamás. Y pensar que se le culpó de la muerte
de Lily y James Potter. Ahora que ese Petigrew está en Azkaban, puede respirar
tranquilo.
- Qué tal están todos?
- Pues...bastante bien. Por cierto, me preguntaron por ti.
- Quién?
- Harry. Me ha dicho que le llames si puedes, porque necesita hablar contigo.
- Harry? Oh, Dios! Hace dos semanas que quedé en llamarle y me olvidé.
- En dónde está tu cabeza, Ginny? Hace días que no estás en la tierra.
- Lo sé, lo sé. Pero es que mi trabajo me agota.
- Pero, y sé que estoy en lo cierto, esta noche has dormido muy bien, no?
- Pues...sí. He dormido muy bien. Por cierto, esta noche tengo cena con mi hermano y
Herms, así que no estaré para cenar.
- Mejor, porque yo he quedado con Jo para cenar.
- Y cómo les va?
- Pues...va bastante bien. Por lo menos se le ha quitado de la cabeza ese estúpido de
Wood.
- Dale tiempo, Nille. Jo y Wood estuvieron juntos mucho tiempo. Y fue muy difícil para
ella aceptar que Wood se tenía que ir y que lo mejor para ellos era separarse.
- Lo sé, lo sé. pero es que...nada, nada.
- Cómo que nada? Nille, eres mi mejor amigo, sabes que a mí me puedes decir lo que
quieras.
- Lo sé Ginny. Tú eres mi mejor amiga y a ti no puedo ocultarte nada, pero es que a veces
me da vergüenza pensar lo que pienso.
- Y qué piensas?
- Pues... es que soy tan torpe, que me da miedo fastidiar las cosas con Jo.
- Cariño, tú época torpe quedó en Hogwarts! Y de eso ya hace mucho, no crees? No te
martirices por tu pasado. Mira hacia delante. Nille, eres un niño muy pero que muy
bueno, guapo y buena gente. Mírate ahora!!Tienes un gran futuro en el Ministerio y ya
verás como tarde o temprano Jo cae rendida a tus pies. De eso estoy segura.
- Tú crees? Es que a mi Jo me gusta mucho, y ya sé que no tengo que forzar nada, pero es
que a veces creo que nunca estaré a la altura de Wood.
- Sois completamente diferentes. Y a mi parecer, yo te querría a ti antes que a Wood.
Bueno Nille, creo que ya va siendo hora de marcharnos a nuestros trabajos, no?
- Sí, va a ser lo mejor. No quiero perder mi gran trabajo. Nos vemos esta noche. Te
quiero.
- Y yo Nille, y yo.
Llegó a su trabajo y se sentó en su despacho. Abrió una carpeta, encendió el ordenador y acto
seguido apareció Sally con los recados. Se reunió con su equipo para comentar los detalles del
trabajo sobre el nuevo producto que se traían entre manos y dio órdenes a Sally para que nadie
la molestara mientras duraba la reunión.
- Buenos días, despacho de la Srta. Weasley.- dijo Sally, atendiendo el teléfono.
- Buenos días, podría ponerme en contacto con la Srta. Weasley?
- Discúlpeme, pero es muy urgente? La Srta. Weasley se encuentra reunida y no desea
que nadie la interrumpa.
- Le importaría decirle que cuando acabe su reunión me llame? Soy Draco Malfoy.
- Muy bien Sr. Malfoy. En cuánto termine la reunión yo le doy el recado.
Una hora después, Ginny dio por concluida la reunión. Se sentó en su silla agotada y Sally entró
por la puerta.
- Ginny, ha llamado el Sr. Malfoy. Me ha dicho que en cuanto puedas te pongas en
contacto con él.
- Pues, pásame con su despacho si? De verdad que estas reuniones me agotan. Estoy
deseando irme a comer.
- Tranquila, solo te quedan un par de horas y podrás irte.
- Podremos, querida. Podremos.
- Despacho del Sr. Malfoy. En qué puedo ayudarla?
- Buenos días. La llamo del despacho de la Srta. Weasley. Podría hablar con el Sr.
Malfoy?- dijo Sally sosteniendo el teléfono con la cabeza y escribiendo en un papel.
- Un momento por favor- le contestó una voz.
- Ginny, es del despacho de Malfoy.
- Muy bien. Ya me pongo.- dijo Ginny cogiendo el teléfono. Gracias Sally.
- Diga?
- Buenos días, Sr. Malfoy. Tengo entendido que hace un rato llamó a mi despacho.-
contestó Ginny con una enorme sonrisa en la cara.
- Buenos días, Srta. Weasley. Cómo se encuentra?
- Pues muy bien. Atareada, pero bien.
- Me alegro mucho. Bien, la llamaba para saber cuando podré ver ese boceto.
- Oh, el borrador!. Pues, si le parece bien, mañana por la tarde tengo un hueco y podría
hacer la presentación. Sino, ya tendría que ser el pasado mañana, viernes, hacia última
hora.
- Mañana me parece bien. Sobre qué hora?
- Le parece bien sobre las seis?
- Muy bien, entonces mañana a las seis me presento en su despacho, no?
- Sí. Si quiere puedo avisar al director para que venga.
- Si usted lo desea si. X mí no es imprescindible. No le tengo mucho aprecio.
- Muy bien. Entonces nos vemos mañana. Adiós Gin.
- Hasta mañana, Sr. Malfoy.
- Draco, Gin. Sigo siendo Draco.
- Bien, Draco. Nos vemos mañana.
El resto del día se le pasó volando. Salió a comer acompañada de Sally, una de sus grandes
amigas, y x la tarde tuvo presentación tras presentación. Cuando llegaron las siete de la tarde
salió de su trabajo, y apareció en casa de su hermano. Timbró y esperó a que le abrieran la puerta.
"Afortunadamente no llueve"- pensó mientras esperaba.
- Hola Ron! Qué tal?- dijo Ginny cuando su hermano abrió la puerta.
- Hola Ginny. Pues bastante bien. Pasa y siéntate, que Herms no tardará en llegar.
- Bueno, y qué tal estos días? Hace días que no hablamos.
- Pues bastante bien. El Ministerio anda un pelín ajetreado, pero por lo demás todo muy
bien.
- Y Herms?
- Herms está bien. Ya sabes como es.
- Sí, lo sé. La conozco bastante.
- Hola amor- dijo Herms cuando llegó. Ginny!
- Hola cariño- contestó Ron, abrazando a su novia(llevaban juntos una eternidad, pues
ya antes de terminar Hogwarts, Ron se había decidido a decirle a Hermione que era lo
que sentía por ella).
- Harry no tardará en llegar- dijo Hermione, devolviéndole el abrazo a Ron.
- Harry? Hace semanas que no le veo. Debe de estar muy enfadado conmigo.- Rió
Ginny.
- Enfadado? Por qué habría de estarlo Ginny?
- Pues porque quedé en llamarlo hace un par de semanas o así, ya no me acuerdo, y, como
siempre, me olvidé. No me mires así Ron. Estoy bastante agotada, y no tengo tiempo
ni para hablar con Nille, y eso que vivimos juntos.
- Hablando del Rey de Roma! Hola Harry!
- Hola Herms! Ginny! Cómo estás?
- Pues...
- Y yo qué? Claro como no soy una chica.
- Mira que eres tonto Ron. Qué decías Ginny?- Preguntó, mientras le estrechaba la
mano a su amigo del alma.
- Decía que estoy muy bien. Agotada, pero bien. Y tú?
- Bien, muy bien. Me he enamorado.
- Ya era hora!! Y quién es la afortunada?- Preguntó Herms, que había permanecido
callada, sentada al lado de Ron.
- Pues, os acordáis que el otro día salí con Sirius y con Remus a cenar?- esperó a que
sus amigos asintieran- pues conocí a una chica y, bueno, llevo quedando con ella todos
los días. Acabo de dejarla en su casa. Es un encanto, súper guapa y buena gente.
- Me alegro mucho, Harry. Por cierto, perdona por no haberte llamado, pero es que no sé
donde tengo la cabeza.
- No pasa nada, Ginny. No te preocupes, pero haber si vamos a cenar un día de estos, que
tenemos una cena y un baile pendientes, no?
- Si, si. En cuanto tenga un día libre, te aviso. Es que no paro. Necesito unas
vacaciones!!!- contestó Ginny riéndose.
Al poco rato se sentaron en la mesa para cenar, durante la cual Ginny les contó que Draco había
aparecido otra vez, lo que provocó la preocupación de sus amigos, aunque después de que
Ginny les explicase una y otra vez que estaba bien, se tranquilizaron. Ella sabía que sus amigos
no lo soportaban, pero que por verla a ella feliz, se tragaban el orgullo. Definitivamente, eran los
mejores amigos que podría tener, y la demostración no tardaría en venir.
