Hola, hoy por ser el estreno, y por ser más cortos los capis de lo que os tengo acostumbrados, os subo dos. Pero no os acostumbréis. ¿Eh?

Mi padre. Mi héroe. ¡Qué ligue! 2

¿Buenos propósitos?

El sol es tan cálido, tan dulce, lo siento acariciar mi piel, dorándola, dándole calor, deslizándose por mis brazos, por mis pechos, por mi cara… Hasta mis ojos, deslumbrándome y haciendo que me despierte.

¡Maldito sol!

Con lo a gusto que estaba.

Anoche tuve una pesadilla sobre un viaje en avión horrible hasta una isla perdida en el océano con un desconocido. Pero el sueño tenía una parte buena, ya que había un ángel guapísimo en él.

Abro los ojos perezosamente y compruebo que no ha sido un sueño, lo cual tiene su parte positiva, la del ángel, y su parte negativa, que está roncando en el sofá.

Me levanto y me dirijo hacia la terraza–escalera–entrada, esquivando para ello las horteras zapatillas de mi padre, y me asomo a la terraza.

Contemplo extasiada una playa de arena blanca, con unas aguas que reflejan el azul de un cielo clarísimo. Realmente, esto es el paraíso.

O lo más cerca en la Tierra que se pueda estar de él.

Es precioso, ¿verdad? - Antoin ya se ha despertado y me arruina el momento.

No está mal. – contesto con un mohín despectivo.

He pedido que traigan el desayuno a la habitación para poder desayunar más tarde.

Bien. Voy a ponerme el bañador.

&·&·&

Después de desayunar, Hermione anunció que se iba a la piscina.

Bien. – Aprobó Antoin – Yo tengo que hacer una llamada, pero enseguida voy.

Por toda respuesta, la chica se encogió de hombros, tomó una toalla, el walkman, crema solar, un libro y se fue.

Cuando su hija se hubo ido, Antoin descolgó el teléfono y marcó el número de su novia, Mónica.

Antes de irse habían tenido una discusión muy gorda en la que ella le acusó de ser un niñato egoísta que temblaba de miedo ante la idea de comprometerse.

La acusación contenía el suficiente grado de verdad como para enfadarle en ese momento, pero ahora, en frío se daba cuenta de que no quería perder a Mónica por los mismos motivos por los que perdió a Helena.

Esta llamada era un intento de arreglarlo: Era obvio que estaba madurando, cosa que, dada su edad y su paternidad, ya le iba tocando...

Marcó el número y esperó que contestarán.

Piiii.

Silencio.

Piii.

Silencio.

Piii.

Silencio.

Piiii.

Silencio.

Piiii.

Silencio.

Piii.

Y saltó el contestador.

Hola, en este momento no puedo atenderte, si eres Antoin quiero que sepas que me he ido a Limoge con mis padres, ya que aquí en París no puedo pensar. Ya hablaremos cuando vuelvas.

Mónica: ¿cómo que no puedes pensar en París? Pero si Descartes pensó allí. Bueno, sólo quiero que sepas que lo siento mucho, estoy muy arrepentido. Pero tú también tienes parte de culpa, porque eres una cabezota. Bueno, te quiero y ya te llamaré.

Antoin colgó bastante frustrado.

No podía saber que en un apartamento de París, una mujer había estado a punto de contestar al teléfono… Pero entonces, él la acusó de cabezota.

&·&·&

Mientras mi padre se enfrentaba a sus fantasmas interiores en la habitación, yo acompañaba a Bilbo Bolsón en su lucha por deshacerse de los suyos. Ojalá fuera tan fácil como quitarse un anillo…

Hermione. – Alguien me ha reconocido.

Seguro que es Oliver.

Respiro.

Me preparo psicológicamente.

Alzo la mirada con una sonrisa.

Pero no es Oliver.

Hola, Lee. – Frente a mí está Lee Jordan, un joven de 17 años con un pelo rizado que todas las chicas de Hogwarts sienten el deseo de alisar. Es el mejor amigo de los hermanos gemelos de mi mejor amigo, Ron. ¿Lo he liado mucho?

Vaya, apenas puedo creer que seas tú, estás más impresionante que en el baile de Navidad. Me gusta lo que te has hecho en el pelo. ¿Sabes que te he reconocido por el libro?

Gracias. – Nada más volver de la escuela me fui a la peluquería, me corté el pelo y me di un alisado permanente, de esos térmicos japoneses que están tan de moda. ¡Adiós a los pelos alborotados! - ¿Qué haces por aquí?

Trabajar. La playa de al lado es un centro de ocio para magos y como Ludo Bagman se quedó con todos mis ahorros he tenido que currar. ¿Qué mejor lugar que este? -mientras habla, se apoya en la tumbona - ¿Y tú qué haces aquí?

Descansar, tomar el sol, leer, relajarme, tomar el sol… Ya sabes, de vacaciones.

Genial. Mañana hay una fiesta aquí en la piscina. Mi grupo y yo tocamos en ella.

¿Tienes un grupo?

Sí, de Reggae. ¿Quieres venir?

Por supuesto que iré. -respondo deprisa, arrancando una sonrisa blanca de su moreno rostro.

Bueno, tengo que seguir trabajando. Entonces nos vemos mañana por la noche y así hablamos más tranquilos. Hasta mañana –dice mientras se aleja.

Después de esta interrupción, creo que me voy a dar un baño en la piscina.

&·&·&

Antoin se dirigía a la piscina cuando fue interceptado por cuatro individuos, dos hombres y dos mujeres, que le recordaron a los muñequitos del guiñol de unas personas normales.

Hola –dijo un hombre alto, moreno estilo cangrejo cocido y calvo-. Mi nombre es Jeff Bottle. Ella –señaló a una mujer rubia, de pelo corto y con muchos rizos que parecían peinados por la técnica de meter los dedos en el enchufe– es mi esposa Britnie.

Hola –saludó Britnie– ¿Qué tal?

Él - Continuó Jeff - Es Joseph Nathar y su esposa es Anabell –Joseph era uno de esos hombres bajitos que hablan sin parar y nunca escuchan a los demás. Su esposa era una de esas personas que practican el viejo deporte de estar más pendiente de lo que hacen los demás que de lo que hace uno mismo. Los cuatro lucían ese aire prepotente propio de los yanquis de Texas.

Hermia nos ha dicho que te llamas André y que eres francés –Anabell le dedicó una mirada de arriba abajo, desde su polo pasado de moda hasta su bañador de cuadros–. Pero yo no creo que parezcas francés.

Yo tampoco lo creo –la apoyó Britnie–. Los franceses tienen un aire más sensual.

Perdonen, ¿quién les ha dicho qué? –atinó a preguntar Antoin, ya que se había quedado sorprendido ante semejante fauna.

Su hija –contestaron los cuatro a la vez, señalando a la piscina donde una joven se dedicaba a hacer largos.

Pero ella no se llama Hermia sino Hermione, y yo soy Antoin, no André. Ahora, si me disculpan… ¿Pero qué coño hace esta niña? –farfulló para sí mismo, alejándose.

El francés es una lengua tan dulce y elegante –dijo Junior–. Seguro que estaba diciendo lo mucho que le ha encantado conocernos.

El motivo de que Antoin se pusiera a delirar en francés era el modelito de su hija: Hermione estaba saliendo de la piscina con un bañador negro, hasta ahí bien, pero al bañador le faltaba el cacho crítico que tapa el culo.

Así que Antoin corrió para tapar dicha parte crítica con la toalla.

¿Pero qué haces? –gruñó Hermi, enfadada.

¿Que qué hago? ¿Qué hacías tú cuando te compraste eso? Por cierto, ¿qué se supone que es...?

¿Pues qué va a ser? Un bañador.

Pues te lo han vendido roto. Fíjate, todo el mundo te está mirando. ¿No te da vergüenza?

No me miran a mí, te miran a ti porque estás haciendo el ridículo.

Entre todas estas discusiones salieron de la piscina; mientras tanto, Britnie y Anabell aseguraban que ella sí que era francesa.

&·&·&

Después del episodio de la piscina nos fuimos al restaurante, donde mantuvimos un interesante debate sobre modas... Mm. ¿Dónde están Parvati y Lavender cuando se las necesita?

Ahora, he decidido ir a dar una vuelta. Para tranquilizar a Antoin me he cambiado de bañador y me he puesto unos pantalones cortos.

Salgo a pasear y andando, andando (bueno, en algunos casos escalando) he llegado a una pequeña cala.

¡Qué calor hace!

Me voy a bañar. En esto me fijo que no estoy sola en la playa, hay alguien buceando.

Ese alguien sale del agua…

¡Es Oliver!

Observo cómo se sacude el pelo para secarlo. ¡Es que es tan mono! No puedo creer que no me diera cuenta antes. ¡Malditas túnicas que no revelan nada!

Ha parado de secarse y se vuelve hacia mí, que ya tengo la sonrisa preparada.

Seguro que me da un cálido saludo.

No puedes estar aquí –maldito ojo interior, no acierta nunca–, es una playa privada.

No lo sabía. Lo siento.

¿Cómo has llegado hasta aquí? Porque hay carteles por toda la carretera anunciando que la playa es privada.

Andando –respondo tranquilamente–. ¿Es que no me reconoces?

¿Debería?

¡Síii! Soy Hermione –al ver que no reacciona, le doy más pistas–. Hermione Granger, tu compañera de Gryffindor. Entré cuando tú estabas en 5º curso.

¡Ah! Claro, la amiga empollona de Harry -¿Cómo? ¿La amiga empollona de Harry? Es lo único que se le quedó de mí. ¿Qué pasa con que soy sensible, que ganó un partido gracias a mí y…? ¡No puede ser que sólo me recuerde como la amiga empollona de su buscador!– No te reconocía. ¿De vacaciones con tus padres? –genial, ahora voy a ser la niña pequeña que va de vacaciones con sus padres.

No, estoy con… –piensa, Hermi, piensa–. Con un amigo.

Vale, Hermione. Será mejor que te des prisa porque la marea sube muy rápido y no querrás quedarte aquí atrapada.

Dicho esto, vuelve a sumergirse. Yo le observo unos segundos y luego me doy la vuelta hacia el hotel.

La verdad es que no había pensado lo de la marea.

Cuando llego, Antoin ya está listo para cenar. Me cambio y nos vamos.

Como le encuentro de buen humor, le comento lo de la fiesta a la que me ha invitado Lee, lo cual me sirve para que él inicie un interrogatorio acerca de la fiabilidad de Lee. Yo respondo con paciencia, dado que hay que ir a la fiesta porque mi ojo interior me dice que Oliver estará allí.

Esa será mi oportunidad para conquistarle.

¿Pero qué estoy diciendo? Si nos llevamos 4 años.

Además a mí me gusta Víktor.

No a mí me gusta Ron o Harry.

O Ron y Harry.

O los tres.

¡Dios mío!

¿Y si Rita Skeeter tenía razón y soy una perra rompecorazones?

De vuelta en la habitación, ya acostada, me doy cuenta de que eso no importa: Víktor, Ron y Harry están al otro lado del mundo.

Además, Ron sólo sale con chicas estilo Britnie Spears: 100 silicona, 0 cerebro.

Y Harry está colado por Cho Chang. ¿Por qué tendrán tanto éxito las orientales?

En resumen, que ya que ellos deben de estar por ahí ligando cada noche con una chica y todo eso... ¿Por qué yo iba desaprovechar la oportunidad si se me presenta?

A fin de cuentas, en palabras de Cher: "una chica puede esperar al hombre adecuado, pero eso no significa que no pueda pasar un buen rato con todos los inadecuados que se crucen en su camino."

Decidido: conquistaré a Oliver Word.

Y para que lo sepáis yo consigo todo lo que me propongo.

&·&·&

Antoin estaba preocupado. Se había dado cuenta que Helena tenía razón: su hija era casi una mujer y le empezaban a interesar los chicos.

Lo que más miedo le daba eran sus antecedentes genéticos.

Físicamente se parecía a su madre. Y Helena se había fugado con un hombre (él mismo) a los 45 minutos de haberle conocido.

De él mismo había heredado su sonrisa, o mejor dicho, sus sonrisas, ya que Antoin poseía toda una gama de sonrisas ante la que ninguna mujer era capaz de resistirse. Antoin estaba seguro de que las sonrisas de Hermi causaban igual efecto en los hombres, sobre todo ahora que eran perfectas.

Necesitaba consejo femenino.

Una buena excusa para llamar a Mónica y ver si le perdonaba.

Marcó el conocido número y esperó a que contestara… el contestador.

Decidió dejar un mensaje:

Hola, Mónica. Supongo que aún estas en Limoge, pensando. Tengo un problema con Hermi, creo que está enamorada de un chico… Y no sé cómo enfocarlo. Espera -una sonrisa maliciosamente atractiva se formó en sus labios–, se me acaba de ocurrir una idea. Ya te llamaré.

Colgó el teléfono y salió corriendo a poner en marcha su plan.

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"Frodo lo recibió con una mano temblorosa; parecía más pesado y macizo que nunc…"

Hermi, cariño –mi padre acaba de interrumpir nuevamente mi lectura. Nunca voy a lograr pasar de esa página–, ¿te acuerdas de Dudley? Iba en nuestro avión –no sólo me interrumpe sino que viene acompañado del aprendiz de Willy.

Hola –él me dedica una sonrisa babosa. No me gusta cómo me mira… como si estuviera viendo una hamburguesa. Es ofensivo.

Yo os dejo solos para que os conozcáis –¿Cómo que nos deja solos? Ni loca me voy a quedar sola con este mini troll. Pero no tengo tiempo de expresar mis quejas en voz alta: mi padre sale corriendo. No estoy segura, pero creo haber visto una sonrisa de niño malo en su rostro.

Las siguientes 10 horas constituyen una tortura en las que él alardea de su colegio caro y exclusivo, de que sus padres le dan todos los caprichos, de lo genial que es con su playstation, de cómo les roba el dinero a los niños en el recreo, de que es normal que yo no lo entienda porque las chicas son más tontas que los chicos, de que cuando se case su mujer no trabajará sino que se quedará cuidando de la casa como su madre…

Bueno, a mí me han parecido 10 horas, aunque mi maldito reloj insiste en que sólo han pasado 10 minutos. Seguro que se me rompió ayer en la piscina.

Mira, Hermi, ahí están mis padres –dice mientras señala a su madre, la mujer jirafa del avión, y a su padre, el hombre morsa–. Y esa es mi tía –por supuesto, no podía faltar la increíble mujer globo. ¡Un momento! ¿Mujer globo? ¿Dudley? No puede ser…

Perdonen, no he pillado su apellido –pregunto mientras rezo a todos mis dioses porque lo que estoy pensando no sea verdad.

Somos los Dursley –responden los 4 a la vez. ¡Mierda!

En ese mismo momento, se me aparecieron las palabras que me escribió mi amigo Harry como si estuvieran grabadas a fuego:

"Los Dursley van a las Bahamas"

Y yo pensaba que iba a tener la suerte de no encontrármelos.

¡Un momento!

La suerte no tiene nada que ver con esto.

Todo es culpa de mi padre.

Que me encasquete a un plasta… pase.

Que el plasta que me encasqueta sea feo, gordo, machista y antipático… Podría llegar a perdonarlo.

Que me encasquete a los Dursley, la familia que lleva 14 años volviendo la vida de mi Harry, o sea, de mi amigo Harry un infierno, no se lo perdono. Pongo a Dios por testigo de que me vengaré de esta afrenta.

Nanaaaa nana nanaaaa nana (NDA: De fondo suena la música de "Lo que el viento se llevó")

Pero antes… le daré una lección a los Dursley.

Va por ti, Harry.

Y por el viajecito que me dieron en el avión. (NDB:¿Y ahora se quita la montera y se la tira a Harry? jajaja)

¿Tienen hambre? –muestro mi sonrisa más angelical.

Pues sí –contestan a coro.

¡Genial! Casualmente llevo yo aquí un paquete de galletas… –saco de mi bolso las galletas de canario obsequio de los gemelos Weasley.

Al ver cómo las devoran, una sonrisa maliciosamente atractiva ilumina mi rostro.

Sonrisa que se acentúa al oír los trinos.

&·&·&

Antoin tomaba una copa en el bar de la piscina.

Estaba seguro de que su plan funcionaría a la perfección: cuando Hermione se diera cuenta de lo estúpidos que pueden llegar a ser los chicos (y estaba seguro de haber elegido al ejemplar adecuado para la demostración) no querría saber nada más de ellos.

Con este pensamiento, alzó la copa de Martini y brindó por su mente brillante. Aunque estaba mal que él lo pensara.

Así que este es –una voz femenina bastante chillona sonó tan cerca de él que casi se atraganta con la aceituna.

Sí –confirmó la voz de su hija–. Papi –¿Papi? ¿Desde cuándo volvía a llamarle papi?–, te presento a Artemis Slayer. Artemis, este es mi padre, Antoin Depardié.

Antoin contempló a la dueña de la voz chillona: una mujer de mediana edad, pelo rojo chillón, ojos violetas, labios sensuales, pechos grandes y 1,85 de altura.

El pelo era producto del tinte, los ojos de lentilla de color, los labios y los pechos del doctor Pigmalión Pearson y la altura de unos zapatos de al menos 40 centímetros de tacón.

Pero tú puedes llamarme Misi. ¿Puedo llamarte Ant?

Si espera que le conteste, no.

Visto que hacéis tan buenas migas, os dejo para que os conozcáis mejor –intervino Hermione, alejándose de su alcance mientras murmuraba para sí–. La venganza es dulce.

Antes de nada –continuó Misi–, debo de decirte que soy bruja. Es que Hermione me ha comentado que ella lo es pero tú no. Para mí no supone un problema. No soy una de esas obsesas de la sangre limpia, pero igual a ti te intimida salir con una bruja.

En absoluto. ¿Qué más te ha contado? –había un matiz suspicaz en su voz, ya que odiaba que la gente hablara de él a sus espaldas. Misi no lo captó o simplemente decidió ignorarlo.

Que eres medio francés, lo cual es perfecto, ya que según mi horóscopo tagalo voy a conocer un extranjero en este viaje que resultará ser el amor de mi vida. Claro que, según el zodiaco birmano me voy a romper una pierna y según las cartas del tarot ese hombre se gana la vida con las manos. También me ha dicho que eres pianista –añadió, moviendo las pestañas (postizas) con tal velocidad que él pensó que una le había saltado al Martini.

Vaya, veo que mi hija ha olvidado comentarte que tengo novia. Es una relación muy seria, de cuatro años.

No me importa, no soy una chica celosa –al ver la cara que ponía el hombre, añadió–. Es broma. Podemos ser amigos. Además, si te salen mal las cosas, estaré la primera de la lista.

De repente, lo entendió todo.

Aquella cita a ciegas era la forma de su hija de vengarse por lo del niñato.

"Vaya con mi niña, aprende rápido."

Y por debajo de la frustración que le provocaba aguantar a esa mujer, aparecía un sentimiento nuevo: el orgullo paterno.

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Como ha habréis notado, padre e hija son dos liantes de primera. En el próximo capítulo asistiremos a la fiesta de la piscina. No os lo perdáis...

Y por favor, dejar RR. Pensad que si tengo muchos, igual me entran ganas de actualizar la semana que viene. E igual vuelvo a subir dos, si de verdad veo a gente interesada. Es más, los que dejen RR deberán decidir si quieran dos capis o uno. Contra más gente los pida, mejor me convencerá de que sea así.

Un beso muy fuerte para Ginny84, que me está haciendo de beta en este fict. (Y sufriendo mis abreviaturas.)

Kisses para todos los demás.

Carla Grey.

Orgullosa Lupina. MOS. Hermana de Mya, Paula & Maru Malfoy. Tía de Azi Black. Paciente de Serenity. Hija política de Veronika. Emperatriz consorte de Alonning. Ahijada del hada madrina Noriko. Prima de Miss Molko e Inna. Miembro de las 15 de Mey. Amiga por correspondencia de una miembro de LODF. Pariente de Anvy Snape. Casi pariente de Libertad, la amiga de Mafalda. Chica del espejo de lujuria de Dreaming. Hermana Escorpio de Moony Gabriela.