Dedicado a Almudena, mi hermana Escorpio. Arriba, cielo, que esa asquerosa lo hizo porque te envidia a muerte...
Mi padre. Mi héroe. ¡Qué ligue! 9
¡Necesito una señal!
- ¿Esta es tu genial idea para recuperar a Oliver? –preguntó Hermione a su padre por trigésimo cuarta vez en la última hora.
-Sí, esta es –dijo Antoin por trigésimo cuarta vez, sólo que mucho más irritado por la incredulidad de su hija que las 33 veces anteriores–. Es muy romántica.
-Ya. Quieres que le mande una carta. ¿De verás piensas que con eso me volverá a hablar?
- Cielo, puede más la pluma que la espada.
- Ya, pero la pluma no es muy útil en un duelo de magos.
- Hablando de magos. ¿Qué le has comprado a Harry?
- Nada.
- Pues debe de ser una nada enorme porque esa bolsa está llena.
- Es que después de lo de Oliver me he deprimido y he empezado a comprar en plan adicto para mí.
- ¿Todo eso es para ti?
- No es tanto como parece –la joven se dirigió a la bolsa y empezó a enseñarle lo que había comprado. Tenía en sus ojos el brillo de un cazador que ha regresado a casa con una buena pieza–. Cinco pares de pendientes, un bolso, tres camisetas (una con el logo de Superman, otra con el de las Supernenas y la última con una niña de pelo rosa enseñando el dedo medio), tres pinzas de pelo y una cosita para ti.
- ¿Qué es esto?
- Una camisa –era una camisa de color naranja fuego con un dibujo de Goku en fase de súper guerrero (con el pelo amarillo fosforito) que ocupaba toda la espalda-. ¿Te gusta?
- No, eso es una cosa horrible.
- Pero si es fashion total. Johnny Depp tiene una igual.
- ¿Te parece que me parezco a Depp?
- No –admitió la chica con un mohín de disgusto.
- Volvamos a la carta. Bueno, ya está casi acabada, sólo falta la lechuza.
- Pues va a seguir faltando –dijo Lee, que volvía en ese momento de la lechucería de la isla–. Todas están ocupadas.
- ¿Cómo es posible?
- Es sábado por la noche, estarán ocupadas con la gente que está quedando –la verdad es que había dos lechuzas, pero Lee había decidido que ya estaba harto de ayudar a Oliver.
- Si me regalaras una lechuza no pasarían estas cosas. Toma, Lee, te he comprado esta camiseta –dijo mientras le entregaba la camisa que había rechazado Antoin.
- ¡Cómo mola! Ese Muggle tan fashion tiene una igual.
- Lo ves…
- Lo que veo es que yo hace tres años te di dinero para que te compraras una pero tú elegiste a ese gato horrible.
- Mi Cronsy no es horrible, es un gato muy inteligente.
- ¿Vuela y entrega cartas? –dijo Antoin con sarcasmo.
- No, pero reconoce animagos –saltó Hermi irritada.
- Pero eso no es muy útil, todos los animagos que hay están registrados –Lee se estaba probando la camisa-. ¿Qué tal?
- Muy bien –dijo Hermi. El chico no se había abrochado la camisa, demostrando que huir del conserje de Hogwarts te pone tan en forma como el Quidditch y aumentando aún más el lío mental de cierta chica.
- Esa camisa es horrible. Pero Hermi, tú me dijiste que Si… -la chica estaba en la mesa y le dio una patada en la espinilla por debajo de ella–. Sigamos con la carta.
- Ya está, sólo me queda firmar –se aclaró la voz y empezó a leer–. "Hola, Oliver: tenemos que hablar. Ven a la fiesta, por favor, te lo explicaré todo."
- Pues firma y vamos a entregarla.
- Vale. "Con amor, Hermi".
- ¿Cómo vamos a entregarla? –preguntó Lee con curiosidad, arrugando la frente al oír eso de "con amor".
- Tengo un plan –dijo Antoin.
- ¿Por qué dan tanto miedo esas palabras cuando eres tú quien las dice? –suspiró Hermi, mientras sellaba con cera el pergamino.
&·&·&
(NA: vale para este cacho si veis algo en cursiva son susurros y lo que va en negrita se esta diciendo en voz alta. Lo que va en normal es conversación normal.)
A las 19:30 (hora zulú) Lee, Antoin y Hermi estaban en la puerta que daba a la playa de la casa de Oliver.
- Vale, cariño, .¿has entendido el plan?
- Sí, envuelvo la pelota con el pergamino y lanzo el pergamino a la casa. Oliver ve la pelota y como es guardián no puede resistirse a recogerla; lee la carta, va al lugar del encuentro, hablamos y me perdona –todo esto lo dijo muy deprisa y con tono cansado, como si se lo hubiera aprendido de memoria a fuerza de que Antoin se lo hubiera repetido mil veces.
- Bien, pues adelante, haz los honores –le entregó la pelota envuelta con pergamino.
La joven tomó la pelota, respiró y lanzó.
CRASSSS. Se oyó el ruido de unos cristales al romperse.
La pelota había impactado con la ventana y…
- ¿Quién anda ahí? –Oliver escuchó el ruido y salió a ver que pasaba.
Lee y Antoin se escondieron detrás de los setos del jardín, dejando a Hermione en medio y sin escondite.
- Soy yo, Hermione. ¿Has recibido mi mensaje?
El chico miró la pelota, miró su ventana rota, miró a la chica volvió a mirar la ventana y dijo:
- Sí, lo he recibido.
- Pues debes leerlo antes de la fiesta. Cuando lo acabes me dices qué opinas. Venga. ¡Hasta luego!
- ¿Pero qué haces? Habla con él.- susurró Antoin desde el suelo.
- ¿Qué quieres que le diga? –preguntó la chica en igual tono, hablando casi sin mover los labios.
- Que es un capullo.
- ¿Cómo dices, Lee?
- No, nada.
- Ni caso. Dile que necesitas decirle algo importante, si no, no irá a la fiesta.
- No voy a ir a la fiesta. Dime lo que sea ahora.
- Es algo muy importante.
- Necesito que me perdones. Me he comportado como una estúpida.
- Necesito que me perdones. Me he comportado como una estúpida.
- Aquí el único estúpido he sido yo. Seguro que tú y tu papi os habéis reído mucho a mi costa.
- Te equivocas, no nos hemos reído. Además, si la memoria no me falla, fuiste tú el que dijiste que éramos amantes, yo me limité a no corregirte. ¡Eres un egoísta! Podrías ponerte un momento en mi lugar: No tienes ni idea de lo estresante que es ser yo.
Al oír eso, Lee ahogó una risa. Mejor dicho, Antoin se la ahogó con un codazo.
- Cariño, así no te va a perdonar. Dile que ojalá lo hubieras corregido pero que tenías miedo de que si lo hacías él no se sentiría atraído por ti.
- Ojalá te hubiera corregido, pero tenía miedo de que si lo hacías, él, es decir, tú no te sentirías atraído por mí.
- Al principio sólo fue un juego, pero luego, cuanto más le conocías, más te ibas enamorando de él, y ahora no eres capaz de concebir el mundo sin él, sin sus ojos, sin ver su cara.
- Sí –intervino Lee, con un arranque de inspiración–, y que si siente algo parecido por ti vaya a la fiesta.
- Al principio sólo fue un juego, pero luego, cuanto más te conocía, más me iba enamorando de ti, y ahora no soy capaz de concebir mi mundo sin ti, sin tus ojos, sin ver tu cara. Si tú has sentido algo parecido por mí en algún momento, por favor, ve a la fiesta.
El chico pareció meditar un momento. Luego dijo:
- Puede que me pase por allí.
- Vale, pues si te pasas, allí estaré.
Cuando el chico entró en la casa, Lee y Antoin salieron de su escondite y recibieron el abrazo de Hermi, que no paraba de repetir:
- Se lo ha tragado, se lo ha tragado.
- Volvamos a casa.
- Yo me voy, esta noche tengo actuación –dijo Lee algo triste.
- Hasta luego, Lee –dijo Antoin, comprendiendo el motivo de su tristeza. El chico no sabía que Hermi no estaba segura de sí quería o no a Oliver. Antoin no le dijo nada de esas dudas para no darle falsas esperanzas.
- Gracias por todo, Lee –dijo Hermi, abrazándole y dándole un beso en la mejilla–, eres un amigo.
- Lo sé. Chao.
Padre e hija se quedaron solos y se fueron a cenar. Cuando estaban en la mesa, la chica le preguntó:
- ¿De dónde sacaste esa estupidez de "no puedo concebir mi mundo sin ti"?
- No es una estupidez, es muy romántico. ¿Te has decidido ya o sigues confusa?
- No lo sé. ¿Y tú? .¿Vas a pedirle a Mónica que se case contigo o la vas a dejar escapar?
- No lo sé. ¿Has visto eso? –señaló con la barbilla a un punto en la espalda de su hija–. ¿Qué hay peor que una petulante pareja casada?
La joven se giró para descubrir que lo único peor que una petulante pareja casada son dos petulantes parejas casadas, una familia de incultos intolerantes y un par de viejos cascarrabias. Todos estaban comiendo en la mesa de detrás de ellos.
TODOS tenían las sillas orientadas de tal manera que no perdían de vista la mesa donde estaba nuestra peculiar pareja. Cada vez que Antoin o Hermi hablaban, se ponían a murmurar qué podían estar diciendo. Ninguno acertaba, por supuesto.
- ¿Sabes? Creo que deberíamos ir a saludarles –comentó la chica con el brillo de una sonrisa maliciosa en los ojos–. Después de todo, ellos parecen querer vernos.
- Es cierto, no hay que defraudar al público –el mismo brillo que había en los ojos de su hija había aparecido en los de él–. Vamos.
Se levantaron a la vez y se dirigieron a la mesa. Al verlo, todos intentaron disimular colocando las sillas como debían estar en una mesa normal, pero no les dio tiempo.
- Tranquilos, mi hija y yo sólo veníamos a despedirnos. Creo que todos ustedes salen en avión esta noche.
- Sí, así es –confirmó Vernon, el único al que le dio tiempo a reaccionar– ¿Ustedes salen más tarde?
- Sí, mañana –intervino Hermi–. Lo que es genial porque así no tendré que preocuparme de que el peso del gordo de su hijo nos tire al océano –esto último lo dijo en francés. Todos lo de la mesa pensaron que les deseaba buen viaje.
- Verán –dijo Antoin–, en mi Francia natal, de donde también es mi hija, es costumbre que a los que se van, en señal de despedida se les entregue un humilde obsequio. Aquí lo tienen, es una botella del mejor champán de mi tierra. Espero que lo disfruten. Por favor no olviden darme sus direcciones porque si voy a EEUU o a Inglaterra, no querré estar cerca de ustedes.
- Muchas gracias –dijo Petunia rápidamente, casi quitándole la botella de las manos.
- No hay de qué. Hasta la próxima vez. No quiera el Destino que sea pronto.
- Sí, hasta pronto. Por cierto, Dudley: si vuelves a meterte con tu primo Harry te ayudaré a completar tu transformación en ballena gigante. Aunque tal como estás, no creo que necesites la ayuda de una bruja para ello.
Dicho esto, se largaron de la mesa. Aún alcanzaron a oír esta parte de la conversación, ya que ellos creían ser muy discretos pero se les podía oír hasta en Cuba, que está a más de 450 kilómetros según mis cálculos y la escala del atlas que he consultado.
- ¿Qué habrá dicho esa niña? –dijo Dudley.
- Que esta loca por ti –aseguró Marge–¿cómo no va estarlo? Si eres el hombre más atractivo de la isla. Pero a ti esa chica no te conviene.
- ¿Abrimos la botella? –dijo Britnie, a la que le iba más el alcohol que a todos los Rolling Stones juntos.
Se oyó el descorche de la botella, el ruido de la bebida en las copas, el "salud" y el choque de las copas durante el brindis, así como el sonido de que estaban tragando.
Hasta ahí todo normal.
Lo que no fue normal fue que, a continuación, se empezaron a escuchar cacareos, balidos y ladridos.
Padre e hija se giraron a un tiempo y contemplaron el zoo que se había formado: en lugar de Vernon había un orangután, en el de Petunia un avestruz, en el de Marge un muñeco de Michelín, en el de los Señores Oldman un gallo y una gallina, en vez de Britnie y Anabell estaban dos perros caniches y en el de sus esposos había dos ovejas.
Dudley se había librado porque le habían traído la tarta de merengue justo cuando iban a brindar y él había optado por comer.
Padre e hija se miraron y soltaron a la vez una carcajada. Realmente, "Los sortilegios Weasley" eran un gran invento.
&·&·&
- Hermi, date prisa. Llegamos tarde.
- Ya casi estoy –gritó desde el baño.
La verdad es que vestida estoy desde hace 20 minutos, pero lista no.
Llevo una hora recurriendo a todos lo métodos de elección alternativos para decidirme.
He deshojado 10 margaritas, cinco me han dicho que me quede con Oliver y las otras cinco con Lee.
He tirado 20 veces una moneda: 10 caras (Oliver) y 10 cruces (Lee).
He tomado una baraja de póker y he sacado 30 cartas: 15 han sido rojas (Lee) y 15 negras (Oliver).
¡Es desesperante!
Os preguntaréis por qué no saco un número impar de cartas, o deshojo un número impar de margaritas o lanzo la moneda un número impar de veces.
Lo he hecho.
Pero es que cada vez que ganaba uno me empezaba a gustar más el otro, así que empezaba a probar hasta que me salía el que quería y otra vez a empezar.
Bien pensado¿por qué no puedo quedarme con los dos?
Es como si estando en un restaurante te dan de postre un helado de vainilla. Tú vas a empezar a comerlo, pero entonces pasa por tu lado una deliciosa tarta de chocolate.
¿Qué haces?
Si no cambias el helado por la tarta, la gente dice que te conformas con lo primero que te encuentras; si lo cambias, todo el mundo dice que eres una niña consentida; si no tomas postre, eres una estrecha; pero si tomas los dos, eres una viciosa. ¡Todo es tan injusto!
Además, yo padezco la típica fobia de los hijos de padres separados: fobia a ser igual que ellos.
En fin, todos dicen que soy igual que mi madre y su relación con mi padre fue la primera relación seria que tuvo, y ya sabéis cómo acabó.
Por no hablar de mi padre (al que me parezco psicológicamente), que estuvo hasta que conoció a Mónica manteniendo relaciones de "un revolcón y adiós muy buenas porque soy demasiado joven para comprometerme".
Me da miedo que yo no sea capaz de comprometerme con nadie en serio. Precisamente, el otro día se lo comenté a Lee...
- Hermi, vamos de una vez.
- Voy –vale, pues que lo decida el destino. Una última carta: negras. Oliver.
¡Pero yo quiero a Lee!
Nada me sale bien.
&·&·&
Antoin estaba esperando en la terraza. La verdad es que estaba entretenido lanzando monedas al aire en plan: cara (me caso) o cruz (no me caso).
¿Sabéis que la probabilidad de que salga cara es igual que la de que salga cruz?
50 por cien para ser precisos. Antoin lo había comprobado.
Había lanzado la moneda 100 veces justas. 50 caras y 50 cruces.
- Hermi, que llegamos tarde –gritó a su hija.
- Ya estoy. Bueno, .¿qué te parece?
- No está mal –contestó después de echarle un vistazo a su hija.
- ¿Que no está mal? –la joven llevaba un vestido largo de tirantes, de esos que no son ceñidos pero marcan curvas, color azul celeste con complejos dibujos de flores. El pelo lo llevaba en un semirrecogido adornado con pétalos de margarita (había que aprovecharlos)–. ¿Eso es lo mejor que se te ocurre? –la chica enarcó las cejas con fingido enfado ante el pobre piropo.
- Preciosa, bellísima, celestial, más divina que humana. ¿Mejor? –el hombre le ofreció el brazo galantemente.
- Mejor –confirmó la muchacha tomando el brazo que le ofrecían.
&·&·&
Hemos llegado a la fiesta. Un vistazo me vale para saber que mis temores son ciertos: Oliver no ha venido. Por un lado, eso me ahorra tomar una decisión, pero por otro me gustaría tener claros mis sentimientos hacia él y si no viene siempre me quedaré con la duda.
- ¿Estás bien? –dice mi padre–. Cariño, que aún no esté aquí no significa que no vaya a venir. Entre tanto: .¿bailarías con tu pervertido y maduro amante?
- No –hago una pausa infinitesimal (me gusta esto de hacer sufrir a los hombres)–, pero me encantará bailar con mi padre.
Dicho esto, nos dirigimos hacia la pista de baile, que está prácticamente vacía. Los traseros de Dudley y Marge (con su forma normal, por decir algo) ocupan el 70 por cien de la superficie de baile.
La segunda pareja está formada por el tal Levis Hudson y una chica algo escasa de neuronas.
En un rincón, Misi y Sam bailan muy juntitos. Cuando nos ve entrar en la pista, Misi nos dedica una sonrisa cómplice.
Por lo visto, estuvo 5 años de su vida escolar enamorada de ese hombre sin atreverse a decirle nada. Al final, su familia huyó de Inglaterra por culpa de "Ya sabéis quien" y ella se ha pasado estos años sin tener noticias de él. Pero ahora se han encontrado y ella no va a dejarlo escapar.
¡Bien por ella! A veces, la vida regala segundas oportunidades y no hay que desaprovecharlas.
Los dos empezamos a bailar la canción que nos ha puesto Lee.
"Miénteme" de David Bisbal.
Todavía lleva la camisa que le regalé.
La verdad es que mi padre tiene razón: es un poco hortera. ¿En qué estaba yo pensando? Mi padre estaría ridículo con ella. Aunque ahora que la lleva Lee no parece tan horrible. Será la percha.
Miro un momento la puerta. Oliver aún no viene.
- Papi. ¿Qué pasa si no viene?
- Pues que no te merece –responde tranquilamente.
- ¿Qué pasa si viene?
- Que tendrás que tomar una decisión muy importante.
- Vuelvo a mirar a la puerta. En ese momento una figura me llama la atención.
-Papi,. ¡ha venido!
- Ve con él.
Le hago caso no sin antes darle un beso en la mejilla. Mientras me dirijo hacia Oliver, tengo la sensación de que los ojos de Lee me taladran con su tristeza.
&·&·&
Nos hemos ido a pasear por la playa.
Yo le he contado toda la historia a Oliver, le he pedido perdón, he saboreado un poco eso de la humillación (sabe peor que la Fanta Free, qué asco) y él me ha perdonado. Ahora él va hablando de la Luna, las estrellas, el mar y no sé qué chorradas más.
Yo de vez en cuando digo un "sí, sí" porque estoy ocupada lanzando monedas al aire.
- ¿Qué opinas de eso?
- ¡Es genial! –cara. Bien, eso era… ¿quién era cara? Voy a volverme loca. Esto es una pesadilla de Stephen King.
- ¿Te parece genial la camisa de Lee?
Síii –esto no funciona. Necesito una señal.
¿Señal?
Por favor si hay alguien hay arriba, un Dios, un poder más alto que nos guíe, que me mande una señal sobre lo que debo hacer.
Puede que sea mi imaginación, pero en ese momento oigo en mi cabeza una voz de teleoperadora que me dice:
"Ha solicitado usted la ayuda de los grandes poderes cósmicos que rigen el universo, en este momento no podemos atenderle porque nuestras líneas están saturadas, pero su llamada es importante para nosotros. Por favor, espere. En un momento le pasamos con un operador."
"Never forget who you are
Little star
Never forget how to dream
Butterfly"
Ahora me suena una música horrible, estilo Hevia.
"Nuestros teleoperadores siguen ocupados.
A continuación, se le van a ofrecer distintos temas de consulta. Por favor, piense el número que más responde a sus necesidades:
Si quiere saber cuál de sus amigos va a traicionarle, piense: uno.
Si la consulta está relacionada con las próximas muertes del Señor Tenebroso, piense dos.
Si quiere saber los planes del Señor Tenebroso, piense tres y prepárese para contárnoslo usted porque nosotros no tenemos ni idea, pero cualquier información es siempre bien recibida.
Para cualquier otro tema piense cuatro.
Vale, 4.
"lo sentimos, pero los temas 4 no son lo bastante importantes como para requerir nuestra atención. No obstante, esta llamada no le será facturada. Mucha suerte."
Genial, ni los grandes poderes me ayudan.
Me va a dar algo.
- Creo que es una camisa horrible. Lee no tiene gusto –¿qué está hablando de la camisa de mi Lee¿Mi Lee? Hermi, no te vuelvas loca, piensa lo que dices. Medita. Redescubre la serenidad.
- ¿Qué tiene de malo la camisa?
- Querrás decir qué tiene de bueno. Es demasiado cantosa. No es una camisa normal.
- Hay gente a la que le gustan las cosas cantosas y originales.
- ¿Por qué defiendes a Lee? –buena pregunta.
- Porque es mi amigo. Yo a mis amigos los defiendo hasta la muerte y más allá –es por eso ¿por qué si no?
- Bueno, da igual. ¿Te he dicho ya lo guapa que estás?
- No las veces necesarias.
- Estas guapísima.
Entonces me toma por la cintura. La hora de la verdad. Con este beso sabré qué es lo que siento por él de una vez por todas. Nos acercamos y…
&·&·&
Lee estaba en su habitación. La fiesta no había acabado, pero él dijo que se encontraba mal y se fue.
La verdad es que estaba muy mal. No pensaba que lo de Hermione podría afectarle tanto, pero así era. Nunca había sido de naturaleza celosa, a lo mejor era porque nunca había estado enamorado. Pero la sola idea de Hermione y Oliver juntos hacía que le dieran ganas de pegar a alguien.
Estaba en eso cuando los de la habitación de al lado empezaron a dar martillazos. ¡Justo lo que necesitaba! Se tapó la cabeza con la almohada para no oírlo. Al cabo de 5 minutos sin lograrlo, decidió ir a robarle algo de beber al recepcionista.
Al abrir la puerta, algo le golpeó en el ojo.
- Lee ¿estás bien? .¡No quería darte, te lo juro!
- ¿Hermi?. ¿Se puede saber qué haces?
- ¿Se puede saber qué haces tú? Llevo 5 minutos llamando a la puerta. Ponte esto en el ojo –le dio una poción sanadora que prepararon un día para practicar.
- Espero que esté bien hecha ¿Por qué me buscabas?
- Tengo una duda.
- Pues lo único que tienes que hacer es atragantarla. Luego, agáchate para que no te explote en la cara y por último, dúchate para quitarte las vísceras. ¡Esta poción es genial! –el ojo ya no le dolía y no había indicio de hinchazón.
- No es esa clase de duda. Te la voy a decir sin más. ¿Juntos o separados? –la chica lo dijo como si significara algo.
- ¿Cómo?. ¿Juntos o separados? –preguntó mientras se sentaba en la cama.
- Que si prefieres el beso con los labios juntos… –la chica se sentó junto a él en la cama, le besó con los labios juntos y se separó lo justo de él para decir– o ligeramente separados –y volvió a besarle, con la boca un poco más abierta–. ¿Qué opinas?
El chico se quedó un momento en estado de shock antes de poder contestar:
- Pues que esa duda es un placer resolverla. Obviamente mi favorito es el beso con boca abierta y lengua, así –dijo, pasando a una demostración práctica. Luego se separó de la joven, que le sonrió con dulzura–. ¿Cómo es que no te las resuelve Oliver?
- Te equivocas, ya lo ha hecho. El chico no besa mal –volvió a besarle suavemente–, pero en cuanto lo he besado me he dado cuenta de que para mí no es más que un amigo.
- Ya. Y (miedo me da preguntar) ¿cuándo te he besado yo?
- Pues he visto que también eres un amigo –la joven hizo una de esas pausas suyas por fastidiar– y el chico al que quiero –volvieron a besarse, esta vez apasionadamente.
- ¿Por cuánto tiempo? –dijo el chico cuando pararon porque les faltaba el oxígeno. En ese momento, ella estaba sentada sobre sus rodillas. Lee se refería a la fobia al compromiso de Hermi.
- ¿Realmente te importa?
- La verdad es que no, sólo me importa que estemos juntos –volvieron a besarse.
- ¿Sabes qué? –dijo Hermi al cabo de un largo rato que a ellos se les hizo muy corto–. Me apetece bañarme en la playa.
- ¿Llevas bañador?
- No.
- Pues vamos –la joven se echó a reír. La verdad es que había pensado en lo de bañarse, por eso llevaba bikini.
&·&·&
Antoin por fin había tomado una decisión. Le había costado un buen rato, pero al ver a Misi y Sam se había dado cuenta de que si él perdía a Mónica no podría estar 20 años sin ella. Así que pegó un buen trago a la botella de ron que le regaló Lee, ya que hay cosas que se hacen más fáciles con un poco de alcohol en vena, y marcó el número de Mónica. Tal y como esperaba, saltó el contestador.
"Hola, Mónica: me gustaría que estuvieras para decirte esto, pero como no estás o estás y no quieres ponerte, pues tendré que dejar el recado. Hay algo que quiero decirte y como no se me dan muy bien las palabras, he decidido que otros lo expresen por mí. O mejor dicho, que lo canten. Allá va una de las mejores canciones de todos los tiempos:
"Toa, Toa, Toa,
Te necesito Toa"
Espera, esta no es, he puesto la radio. Ahora sí, es esta:
"Y por la noche haciendo el amol"
Tampoco es esta. Ya he encontrado la cinta, Hermi la puso en su Walkman. POR favor, dime si estás de acuerdo:
"Me gustaría inventar un país contigo,
Para que las palabras como patria y porvenir,
Bandera, nación, frontera, raza, destino,
Tuvieran algún sentido para mí.
Y que limite al este con mil amigos,
Al sur con tus pasiones
Y al oeste con el mar
Al norte con los secretos que nunca te digo,
Para que los gobiernes de cerca, si los quieres conquistar.
Si tú también lo sientes y a ti también te apetece,
No lo pienses, vámonos, ya somos dos.
¿Por qué no me das la mano y nos cogemos este barco
Celebrando con un beso que hoy es hoy?
Porque nuestra patria existe donde estemos tú y yo.
Que todo estará cerca si cerca estamos los dos"
Pues bueno, por si no lo has pillado, lo que quiero decir es¿Quieres fundar un país conmigo? Es decir ¿quieres casarte conmigo?"
Al oír esto, Mónica, que estaba viendo un programa titulado "mujeres que esperaron hasta el fin de los tiempos que su novio les pidiera en matrimonio", apagó la tele y saltó hacia el teléfono como si le fuera la vida en ello. Llegó justo a tiempo:
- Antoin, soy yo.
- Mónica,. ¡qué alegría! .¿Cuánto has escuchado?
- El final de esa canción tan bonita. Y lo de "¿quieres casarte conmigo?".
- ¿Y qué opinas?
- No sé, Antoin. Es una decisión demasiado importante como para tomarla en un segundo –la mujer trataba de no ser ansiosa, así que esperó un tiempo largo para contestar: 20 segundos–. Vale, acepto. Me casaré contigo.
- Hay otra cosa que quiero pedirte –Antoin había salido a la terraza y observó a su hija con… ¡Lee!. ¡Bien por ellos! Estaban bañándose a la luz de la luna. Vestidos. Se quedó a vigilarlos, o sea, a asegurarse de que estaban bien… Es decir, bien separados.
- ¿Cuál es?
- Quiero que tengamos un hijo.
Está bien –dijo al cabo de un rato la mujer, que en su cabeza escuchaba un coro de Aleluyas al ver que sus más locas fantasías se estaban volviendo realidad–. Estás muy exigente. ¿Quieres algo más?
- Sí –en ese momento, su hija giró y lo miró. Levantó una mano par saludarlo. Lee hizo lo mismo. La chica aprovechó ese momento de distracción para empujarle al agua y salir corriendo. Lee se recuperó rápidamente y salió corriendo tras ella–. Me gustaría que fuera niña.
- Se hará lo que se pueda.
La BSO de este capítulo esta compuesta por las siguientes canciones:
"Miénteme" es de David Bisbal. La letra no la he puesto porque si no me frenaba mucho, pero el título es muy apropiado para el fict.
La canción de espera que le han puesto a Hermione en la línea de ayuda es "Little Star" del álbum de Madonna "Ray of Light". Es super relajante. En ese álbum, la mujer esa no había empezado a delirar en el mal sentido.
"Toa" es una canción súper hortera de Jesulín de Ubrique. La otra canción horrible es de Dinio. Eran por hacer un poco el tonto.
La canción con la que Antoin se declara a Mónica es "geografía", la primera estrofa, y pertenece al último disco de La Oreja de Van Gogh. Si tenéis la oportunidad de oírlo, hacedlo porque está genial.
En fin, ahora viene cuando yo contesto a los RR y explico porqué he subido solamente un capítulo.
Lo del capítulo es fácil: estamos a martes, y volvería a subir el viernes... Vamos, que sontres días de nada y así puedo llegar a cien RR...
Y hablando de los RR, debido a ciertas normas absurdas de la web, resulta que está prohibido contestar a los RR dentro de los capítulos... ¿Por qué? Ni idea... Si prohibieran el sexo explícito en los ficts de HP, (sabiendo que Rowling tiene una opinión bastante... inglesa al respecto), lo entendería, pero los RR...
En fin, hasta que tomemos alguna medida, o hasta que me digan que hay una norma que también lo prohíbe (si os enteráis de ello me avisáis) me dejaré un RR a mi misma para contestar a vuestros RR. Cuando una nueva norma absurda nos impida también hacerlo de esa manera, pues ya pensaremos otra cosa. ¡Por imaginación que no quede!
Por si acaso, como me lo han comentado varias personas, y por si alguien también lo pensó: las Dudas no son de Rowling, puede que os suene de la serie de dibujos de Hércules... Aunque allí, era una serpiente con una sola cabeza y desde luego no había tres tipos...
Si el fict os llego por una alerta al correo, puede que el RR aún no haya subido, un poco de paciencia...
Mil besos de turrón de queso con arándanos.
Carla Grey.
Orgullosa Lupina. MOS. Hermana de Mya, Paula & Maru Malfoy. Tía de Azi Black. Paciente de Serenity. Hija política de Veronika. Emperatriz consorte de Alonning. Ahijada del hada madrina Noriko. Prima de Miss Molko e Inna. Miembro de las 15 de Mey. Amiga por correspondencia de una miembro de LODF. Pariente de Anvy Snape. Casi pariente de Libertad, la amiga de Mafalda. Chica del espejo de lujuria de Dreaming. Hermana Escorpio de Moony Gabriela. Musa de Mika Granger.
