Todo lo que ya hayan leído en los libros de JK Rowling, es pura y exclusivamente suyo. Lo demás, es totalmente inventado. Sin fines de lucro.

UNIDOS POR SU ATENCIÓN

Capitulo 1

Debes ayudarme.- dijo Hermione, cerrando la puerta del departamento que Harry y Ron compartían en el centro de Londres.

Harry estaba sentado en el sillón de la sala, mirando la televisión, cuando ella entró.

¿Qué?- preguntó, distraído.

Que debes ayudarme.- repitió ella, seria. Dejó sus llaves sobre una cómoda en el hall de entrada. Caminó hasta donde estaba sentado su amigo y tomó asiento a su lado. Alargó la mano hasta la mesa ratona a sus pies, tomó un puñado de pochoclos de un gran recipiente, repleto de los mismos, y se los llevó a la boca.

Esperó unos momentos por alguna reacción, y al no conseguirla, habló de nuevo.

¿A qué hora llega Ron?- quiso saber.

No lo sé. Salió hace rato con Ginny.- contó Harry. –Dijeron que iban a dar un paseo.- agregó, haciendo lo mismo que su amiga.

Bien. Creo que eso me dará el tiempo suficiente.- comentó ella, pensando en voz alta.

¿Para qué?- cuestionó su amigo, intrigado.

¿Qué?-

Que para qué-

Oh.- dejó escapar Hermione, como si se acabara de dar cuenta de lo que había dicho. –Debes ayudarme.- repitió una vez más.

Ya me lo has dicho. No me has dicho a qué.- puntualizó Harry.

Bueno, es que... Es un poco complicado.- empezó ella, incómoda.

Vamos.- animó él. –Sabes que puedes decirme lo que sea.- confirmó.

Está bien. Lo diré de una sola vez.- tomó aire. –Debes ayudarme a llamar la atención de Ronald.- dijo finalmente.

¿Qué?- preguntó Harry, extrañado. Esa no era una petición que le hicieran todos los días. -¿Cómo?-

Déjame explicarte.- pidió su amiga. –Tu sabes que quiero a Ron, y mucho, no sólo como a un amigo.- dijo ella.

Sí, lo sé.- confirmó Harry. Ella misma se lo había confesado, cuatro años antes.

Y yo sé que tu quieres mucho a Ginny.- prosiguió. –Y no sólo como a una amiga.-

Sí, lo sabes.- confirmó él una vez más. Él mismo se lo había confesado, cuatro años antes. –Pero¿a qué viene esto?.- preguntó, intrigado. Hermione no era de las personas que hablaban por amor al arte.

Espera. Déjame explicarte.- repitió. –Y yo sé que Ginny te quiere mucho.- prosiguió.

Y yo sé que Ron te quiere mucho.- dijo Harry a su vez, tratando de dilucidar a dónde quería llegar la castaña.

Y si los queremos tanto¿porqué es que no decimos nada?.- continuó, preguntando retóricamente.

Porque somos unos cobardes.- respondió Harry, como si fuera algo totalmente obvio.

Exactamente.- afirmó Hermione, chasqueando sus dedos. –¿Y qué es lo que queremos que ellos hagan?-

Que tomen las riendas del asunto.-

Precisamente.- confirmó Hermione, repitiendo el gesto que había echo antes. –¿Y porqué no lo hacen?- preguntó luego, continuando con el ping pong.

Porque no saben que nosotros queremos que lo hagan.-

¿Y qué es lo que podemos hacer para que lo sepan?.- Estaba llegando al quid de la cuestión.

¿Decírselos?.- aventuró Harry.

No, porque somos cobardes¿recuerdas?- negó Hermione.

¿Cómo entonces?.- preguntó el moreno, ansioso.

Celos.- dijo ella simplemente, recostándose en el sillón. Volvió a tomar un puñado de pochoclos del recipiente y volteó su vista hacia el televisor, dejando a Harry sumido en sus pensamientos.

¿Celos?- repitió, después de unos minutos, llamando la atención de su amiga.

Si, celos.- aseveró ella.

Harry volvió a quedarse callado, atando cabos.

Quieres que te ayude a darle celos a Ron.- dijo finalmente.

Quiero que nos ayudemos a darles celos. A los dos.- puntualizó Hermione. –Tú me ayudas a darle celos a Ron, y yo te ayudo a darle celos a Ginny.-

El ojiverde guardó silencio, meditando las palabras de su amiga.

¿Porqué ahora?.- quiso saber. No todos los días Hermione se aparecía por su casa, proponiendo un plan de semejante envergadura.

.-.-.-.-

Caminaba por el pasillo, hacia su oficina. Al llegar a la misma, encontró a su compañero de trabajo, Robert, sentado en su escritorio.

Hola, Robert.- saludó. -¿Cómo estás?.- preguntó amablemente, dejando las carpetas que llevaba consigo sobre una pequeña mesa a un lado.

Bien.- respondió el hombre, con su habitual acento seductor.

Hermione levantó la vista y lo vio levantarse de su silla, evidenciando su privilegiada estatura.

Verás.- comenzó, pasando una de sus manos por su rubia cabellera. –Tengo algo que decirte.- dijo seriamente.

Dime.- incentivó ella, rodeando su escritorio, para luego sentarse en su silla.

Preferiría que no fuera aquí.- dijo, volteándose hacia la puerta, como queriendo confirmar que nadie más que Hermione escuchaba sus palabras. -¿Te importaría encontrarte conmigo en el café de la esquina? A las cinco.-

No, para nada.- aseguró la joven, distraída, mientras sacaba de uno de los cajones de su sitio de trabajo pergamino y pluma.

Okay. Nos vemos allí entonces¿si?- preguntó Robert, caminando ya hacia la puerta de la oficina.

Sí, a las cinco.- confirmó ella.

Las horas pasaron y para cuando se había dado cuenta, eras las cuatro y media de la tarde. Hacía media hora que había terminado su horario.

Juntó sus cosas y tomó su bolso del perchero, para luego salir de la oficina.

Salió del edificio y caminó en dirección a su casa.

Había caminado dos cuadras cuando recordó la citación de Robert en el bar de la esquina. Sin ganas, giró sobre sus pies y caminó en sentido contrario, dirigiéndose hacia el bar.

Al llegar, tomó asiento en una mesa cerca de la barra.

Un camarero se acercó rápidamente a ella.

¿Desea ordenar algo, señorita?- preguntó amablemente.

Sí, por favor.- respondió ella. -¿Podría traerme un té, por favor?.-

Por supuesto. En seguida se lo alcanzo.- dijo el mozo.

Cuando el mesero se fue, la puerta del bar se abrió y por ella ingresó Robert.

Al verla, se dirigió sonriente hacia la mesa en la que estaba sentada.

Tomó asiento en la silla frente a ella.

Hola.- saludó tímidamente.

Hola.- respondió ella, extrañada. Robert era la personal más extrovertida que conocía. Nunca lo había visto así.

A los pocos segundos, el mozo apareció detrás de la barra, trayendo el té de Hermione.

Lo dejó frente a ella diciendo Aquí tiene, señorita y se volteó hacia el joven que la acompañaba.

¿Desea ordenar algo, caballero?- preguntó amablemente.

Sí, otro té, por favor.- dijo Robert, señalando el de Hermione.

Al ver que él no iba a pronunciar palabra, la joven tomó las riendas del asunto.

¿De qué querías hablarme, Robert?- rompió el hielo.

Él levantó la mirada y la miró a los ojos.

Verás.- empezó. En ese momento, el mesero volvió a acercarse a su mesa, trayendo el segundo té.

Aquí tiene, señor.- anunció amablemente, para desaparecer de nuevo tras la barra.

Bueno, esto es algo difícil.- volvió a comenzar Robert, pasando su mano por su cabello, repitiendo el gesto que había echo en la mañana.

Al ver eso, Hermione frunció el entrecejo, confundida.

Alargó su mano y la posó sobre la de su compañero, para tratar de aliviarlo.

¿Porqué estás tan nervioso?.- preguntó, intrigada. –Tranquilo. Ni que estuvieras por declararte.- dijo, soltando una pequeña risa.

La mirada de Robert se oscureció y retiró su mano del contacto con la de ella rápidamente.

Volteó rápidamente su cabeza hacia la derecha, evitando el contacto con la mirada de ella.

Hermione cayó en la cuenta demasiado tarde.

¿Robert?- llamó su atención, tratando de buscar su mirada.

Él volvió a mirarla, luego de unos minutos.

Esto es lo que quería decirte, Hermione.- tomó aire. –Me gustas. Mucho.- declaró.

Ella se quedó helada. Antes de que pudiera siquiera procesar lo que su compañero laboral le había dicho, escuchó su voz hablándole de nuevo.

Quería preguntarte si estás dispuesta a que intentemos algo.- continuó él, en medio de una ola de valentía, provocada por el descubrimiento anticipado que ella había echo.

Al escuchar su propuesta, Hermione reaccionó de repente.

Yo...- balbuceó. –Estoy con alguien, Robert.- dijo. Vio cómo la mirada de su acompañante se desilusionaba. –Lo siento.- agregó.

Él la miró fijamente a los ojos.

¿Hace mucho?- preguntó, con cierto grado de despecho en su voz.

No supo qué responder. Hacía nada. Ese alguien no existía. Al menos no en el presente. Decidió ser sincera con él.

En realidad, no estoy con él. De echo, él es mi amigo. Desde hace muchos años.- contó. –Yo lo quiero y él me quiere. Pero ninguno de los dos toma la iniciativa.- agregó.

Entonces, no estás con él.- dijo Robert. –El que se gusten, no implica nada.- afirmó, hirientemente. –No tienes ningún tipo de compromiso con él. Ni él contigo.- terminó, poniéndole la frutilla a la torta. No estaba acostumbrado a que lo rechazaran.

Lo sé, Robert.- dijo ella, incapaz de disimular el desagrado hacia lo que él decía.

Se produjo entre ellos un silencio incómodo. Él, herido. Ella, herida.

En ese frío y calculador coloquio, se había dado cuenta de lo que siempre había estado frente a sus ojos: Ron no estaba atado a ella. Corría el riesgo de perderlo. De perder a quien nunca había sido suyo.

Un pánico incontrolable la invadió por completo. Debía hacer algo. Inmediatamente.

Debo irme.- anunció, de repente. Descolgó su bolso del respaldo de la silla y lo colocó sobre su hombro derecho. -¿Amigos?.- preguntó, extendiendo su mano hacia Robert.

Él miró con duda la mano de Hermione, pero finalmente la tomó.

Amigos.- confirmó.

Nos veremos mañana.- dijo ella.

Hasta mañana, Hermione.- se despidió él.

Hasta mañana.-

Se levantó de su asiento y caminó hasta la salida.

Emprendió su camino, en dirección a su casa. De pronto, una idea atravesó su mente. Y si... No, no va a funcionar. Siguió su ruta original. Pero... ¿y si funciona? Se detuvo un momento, con duda. Finalmente, como si una pieza hubiera encajado en su cerebro, tomó la calle lateral.

Necesito tu ayuda, Harry.

.-.-.-.-

Harry guardó silencio una vez más.

Él también era consciente de que Ginny no estaba atada en absoluto a él. Que en cualquier momento, cualquiera podría aparecer en su vida, arrebatándosela. ¿Arrebatándomela? Ella no es mía. Nunca lo ha sido.

Pero puede llegar a serlo, Harry.- dijo Hermione a su lado.

Volteó la mirada hacia su amiga. –¿Tu crees?- preguntó, vacilante.

No puedo asegurártelo.- reconoció ella. –Pero no perdemos nada con intentarlo.- agregó, incentivando a su amigo a aceptar.

Tienes razón.- dijo, tratando de convencerse de sus propias palabras. –No perdemos nada con intentarlo.- repitió, con una sonrisa maliciosa plantada en su rostro. Extendió su mano, como si estuvieran por cerrar un trato.

Hermione alargó la suya, tomando la de su amigo.

Nada.- confirmó, también sonriendo ampliamente.

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Bueno, primero que nada, muchas gracias por haber leído!

Quien haya llegado hasta aquí, que haga un último esfuerzo y deje review! Por favor!

Saludos!

PD: Esto no es un H&Hr y no lo será! H&G, siempre!