Todo lo que ya hayan leído en los libros de JK Rowling, es pura y exclusivamente suyo. Lo demás, es totalmente inventado. Sin fines de lucro.
Capitulo 11
-Oh, Dios.- soltó inconscientemente.
Ahí, acostado a su lado, abriendo lentamente los ojos, estaba Harry Potter.
-¿Hermione?.- preguntó, soñoliento, aparentemente sin darse cuenta de la gravedad del asunto. Se llevó una mano a la parte trasera de su cabeza y presionó un poco, tratando de disminuir un fuerte dolor que lo envolvía del desde el cerebelo.
-Oh, Dios.- volvió a decir ella, mirando al techo, su respiración acelerándose. ¿Realmente habían...?.
-¿Qué...?.- empezó Harry, pero luego comprendió súbitamente, como si hubieran accionado una llave en su cabeza. Con miedo, levantó la colcha que lo cubría para encontrarse desnudo. Luego, miró alrededor en la habitación y vio con terror que estaba repleta de ropa tirada por doquier. Y cayó en la cuenta. -¿Tú... Yo...?.-
-Oh, Dios.- repitió Hermione, esta vez desesperada, levantando sus manos hasta su cabeza. -¿Qué hemos echo?.-
La siguiente media hora, pasó en un sepulcral silencio. Los dos estaban más confundidos, arrepentidos y aterrorizados que nunca. ¿Qué sucedía a continuación?.
-¿Qué es lo que vamos a hacer?.- preguntó de pronto Harry, en voz baja, pero no obtuvo respuesta alguna.
Hermione se levantó, arrastrando con ella una de las sábanas y envolviéndose en ella. Caminó hasta el baño privado del cuarto y se encerró sin decir palabra.
Una vez dentro, apoyó su espalda contra la puerta cerrada y se dejó caer lentamente hasta que se encontró sentada en el frío suelo. Y sin que ella pudiera evitarlo, lágrimas silenciosas brotaron de sus ojos.
¿Qué habían echo?. ¿Qué había echo?. En ese momento, se sentía la peor persona del mundo. Definitivamente, había arruinado su amistad con Harry y, probablemente, también con Ginny y Ron. ¿Cómo iba a mirarlos a la cara?. ¿Cómo iba a afrontar lo que había echo?. ¿Cómo iba a evitar sentirse culpable cada vez que los viera, cada vez que hablara de nuevo con ellos, si era que tenía el suficiente valor para hacerlo?. Nunca supo cuanto tiempo paso allí sentada, perdida en el remordimiento.
Sin embargo, cuando finalmente se puso de pie, sabía exactamente qué era lo que tenía que hacer: confesar. Saldría del baño, terminaría con el circo y se alejaría de Harry al menos por un tiempo, para poner un poco de tierra entre los dos y tratar de arreglar las cosas. Sí, definitivamente esa era la salida que tendría que tomar, obligatoriamente, si quería salvar su amistad con él.
Pasó el dorso de su mano derecha por sus mejillas, limpiando las lágrimas, y se lavó la cara. Cuando levantó la vista, se encontró frente al espejo y no pudo evitar lanzarle una mirada de profundo asco a su reflejo. No podía creer que hubiera sido tan cobarde desde el principio. Sin lugar a dudas, si en vez de jugar como infantes a las escondidas desde el principio hubiera confesado como buena adulta que era, nada de eso estaría sucediendo. Reprimió sus ganas de romper el vidrio y así liberar un poco de su furia y culpabilidad, sabiendo que con eso no arreglaría las cosas.
Miró su reloj otra vez antes de abrir la canilla de la ducha: eran las 12 y cuarto del mediodía.
°°°°°
-¿Qué es lo que vamos a hacer?.-
Hermione no sólo no respondió, sino que se levantó de la cama, llevándose con ella una de las sábanas, y se encerró en el baño. Unos 5 minutos después, escuchó el rumor del agua corriendo dentro.
Soltando un desesperado suspiro, Harry se sentó en el borde de la cama y tomó su cabeza entre sus manos apoyando los codos en sus rodillas.
¿Qué habían echo?. ¿Qué había echo?. Debería haberlo sabido, desde el principio... debería haber notado que nada saldría bien desde que empezaron esos comentarios inapropiados para con Hermione. Debería haber parado todo en ese momento, poniendo mano firme, deteniendo todo antes de que fuera demasiado tarde, como ahora.
Ahora, sabía que las cosas jamás llegarían a ser como antes. ¿Cómo miraría a los ojos a Ginny sin sentirse culpable por lo que había echo?. ¿Con qué cara miraría otra vez a Ron?. ¿Cómo llevaría adelante su amistad con Hermione?.
Sabía que ella se estaba planteando exactamente lo mismo. Después de lo que había sucedido, aunque ninguno de los dos pudiera recordar absolutamente nada (1), nunca volverían a ser los mismos de antes. Ambos sabían que no podrían volver a mirarse a los ojos sin recordar aquel penoso episodio, ni olvidar lo que había sucedido entre ellos.
Cabizbajo, Harry se levantó de la cama y buscó en la cómoda que estaba un poco más allá unos pantalones y una remera limpios que ponerse y luego, lentamente, juntó las prendas dispersas por el suelo. Las dejó todas juntas en un gran canasto a un lado de la lavadora, en el último cuarto del pasillo de su departamento.
Después, caminó a la cocina y preparó un desayuno que dejó sobre la mesa del living.
Cerca de la una, Hermione finalmente salió del baño. Se había vestido con una muda de ropa que Harry imaginó había convocado desde su propia casa.
La chica miró con duda la mesa, pero finalmente se sentó en una silla frente a Harry.
No dijeron nada por unos momentos, hasta que ella habló, haciendo acopio de toda la integridad que fue capaz.
-Primero que nada, quiero disculparme.- empezó. Harry iba a argumentar algo, pero ella lo detuvo con un gesto de su mano. –Si yo no hubiera sido tan cobarde desde un principio, no hubiéramos llegado a este... extremo.-
-No es tu culpa del todo, Hermione. También fui yo quien aceptó comenzar con esto en un principio.-
-Y en segundo lugar, creo que ha llegado el momento de confesar.- continuó ella, sin prestar atención a la acotación del muchacho. –Hay que terminar con esto en forma definitiva.-
Aquella conversación era algo extraña. Al igual que el día anterior, cuando había sucedido el episodio del beso fallido, los dos parecían lejanos conocidos en vez de amigos de toda la vida, planeando el próximo paso. Cualquiera que los hubiera visto en ese momento, hubiera pensado que no eran más que un par de negociantes, que comentaban el próximo acuerdo financiero. Nadie hubiera imaginado que habían pasado la noche juntos y que ahora conversaban con tal frialdad.
La propia Hermione no podía creer que estuviera hablando de aquel modo. Pero había llegado a la conclusión, antes de salir del baño, de que lo que había echo ya no podría cambiarlo: lo único que podía hacer ahora, era asegurarse de acomodar las cosas lo mejor posible para que los hechos subsiguientes marcharan lo mejor que pudieran. Y estaba segura de que, alejándose de Harry y aclarando las cosas con los Weasley, estaba haciendo lo correcto para lograrlo.
-Y, en tercer lugar, creo que sería apropiado poner un poco de tierra entre nosotros. Debemos olvidar un poco lo que ha estado sucediendo las últimas dos semanas si queremos aunque sea intentar conservar nuestra amistad.-
-Yo... Bueno, creo que ya lo has dicho todo. También pienso que eso es lo que debemos hacer si queremos que las cosas sean lo más parecidas posible a lo que eran antes.-
-Bien.- terminó Hermione con el coloquio. –Creo que es hora de la segunda reunión.-
°°°°°
Cerca de una y veinte de la tarde, un poco más de media hora después de que se hubiera levantado de su asiento en el suelo de su sala, Ginny salió de su cuarto y caminó a la sala lista, para la evaluación del ojo crítico de Draco.
Se había puesto una corta pollera de jean, con una musculosa azul que le llegaba un poco más allá de las caderas, tapando un poco la prenda inferior, y unas zapatillas casuales que hacían juego. A modo de abrigo, se había colocado un blazer negro de tweed. Había recogido su cabello en una cola de caballo no demasiado tensa y, como único accesorio, se había colgado un collar de cuentas al cuello.
-¿Qué has echo con Ginny, malvada?.- preguntó dramáticamente Draco cuando la vio llegar a la sala por el pasillo.
Ella rió por lo bajo antes de consultar.
-¿Cómo me veo?.- quiso saber, dando una vuelta sobre su eje, en punta de pies. -¿Crees que le guste?.- preguntó, sonriente, al no obtener una respuesta inmediata.
-No veo porqué no.- respondió el rubio finalmente, levantando los pulgares.
-Bueno.- dijo ella, soltando un largo suspiro. –Creo que llegó el momento de la verdad.-
-Exactamente.-
Ginny miró su reloj otra vez, suspirando de nuevo: era la una y media de la tarde.
-Bueno, deséame suerte.- pidió.
-Creo que no la necesitarás.- aseguró Draco, en un tono de voz extraño.
-De todas formas, por favor...-
-Bien. Buena suerte, Gin.-
Ella, contenta, se acercó a él y le dio un beso en la mejilla antes de caminar por el vestíbulo, tomar sus llaves y salir. Ya había oprimido el botón del ascensor cuando Draco abrió la puerta del departamento y salió corriendo al pasillo.
-¡Gin!.- llamó. –Teléfono.- anunció. –Es Granger.- aclaró, ante la mirada de para eso me molestas de la pelirroja.
-Oh.- soltó ella, sorprendida. Y, frunciendo el entrecejo, caminó de nuevo a su departamento.
-¿Hola?... Hermione... ¿si?... ¿oh, si?... ¿De qué?... Oh... Bueno... Bien, estaré allí... si... Gracias por avisar, Herms... si, adiós.- y colgó.
Se giró, con gesto confundido hacia Draco.
-Dice que Harry quiere hablar conmigo.- contó.
-Sobre...-
-No me lo dijo. Sólo me avisó que él me espera en media hora en su departamento.- agregó, encogiéndose de hombros. –De todas formas, eso es lo que iba a tardar caminando, así que me voy.- anunció. –Siéntete como en casa.- dijo, antes de volver a salir.
°°°°°
Cuando Ron salió del baño, un par de minutos después de la una y media, ya cambiado y vestido de galán, el teléfono de la casa de Luna comenzó a sonar.
Luego de un par de timbres, la rubia finalmente respondió.
-¿Hola?... Hermione¿cómo estás?... Bien, gracias... Si, él está aquí... Enseguida... Adiós...- y, tapando la parte inferior del tubo, llamó a Ron con un grito. -¡Ron, teléfono¡Es Hermione!.-
Ante esto, el pelirrojo llegó corriendo a la sala desde la cocina y tomó el tubo entre sus manos.
-¡Hola!.- saludó a través de la línea telefónica, un poco más que eufórico. -Bien¿tú?.- continuó, bajando un poco su tono de voz. -¿a las dos?... Si, si... no, para nada... ¿Y sobre qué?... Oh, bien... si, sin duda... nos vemos... si, adiós.- y colgó el teléfono en su lugar otra vez.
Giró sobre sus talones para encontrar a Luna mirándolo con ansiedad. -¿Y bien?.-
-Quiere hablar conmigo, en su casa, a las dos. No dijo de qué.- informó rápidamente, sonriendo ampliamente, sin saber a ciencia cierta porqué.
°°°°°
Escuchó el timbre de la puerta sonar y, tomando una ultima bocanada de valor, abrió. Ginny, más espléndida de lo que la hubiera visto jamás, esperaba sonriente por su bienvenida.
-Hey.- saludó, seductora. Él no pudo más que rendirse a sus pies, olvidando toda culpa que hubiera tenido momentos antes.
-Hola, Gin.- respondió él, cordial, tratando de que el poderoso deseo de tomarla allí mismo y besarla hasta que dijera basta que se acumulaba en su pecho no fuera evidente. –Pasa.- invitó, abriendo más la puerta y dejándola pasar.
Ginny entró en el departamento con un gracias y observó que estaba especialmente ordenado. Seguramente, un par de hechizos domésticos habían ayudado a que la morada obtuviera ese aspecto. Tomó asiento en uno de los sillones de dos cuerpos y Harry tomó asiento a su lado momentos después.
-¿Quieres tomar algo?.- ofreció, su nerviosismo aumentando a cada palabra. -¿Comiste?.-
-Si, vengo de almorzar con Draco.-
Ante esta declaración, el entrecejo del muchacho se contrajo casi al instante.
-Oh, vamos.- soltó Ginny rápidamente. –¿Es que no pueden madurar?.-
-Ginny, es Malfoy. Ya te lo he dicho y considero que después de tantos años tú misma deberías de comprender mis razones sin que yo tuviera que explicártelas.- dijo de una vez, su voz sonando más segura que antes. –Sólo dame una razón por la que deba confiar en él.-
-Eso es algo que no me corresponde a mí.- repuso ella tercamente. –Si quieres saberlo, deberás preguntarle a él.- aseguró.
-Así que ahora, además de que acepte que esté cerca de ti, pretendes que hable con él. Definitivamente¿estás segura de que no te ha hecho nada?.-
-Harry.- advirtió, en tono reprobatorio. –No estoy aquí para hablar de Draco¿o si?.-
De repente, la ansiedad y el nerviosismo del principio parecieron invadir a Harry por completo.
-No, por supuesto que no. Verás...- empezó. –Hermione y yo... Nosotros... No estábamos saliendo realmente.- soltó.
En ese momento, Ginny esbozó una sonrisa de satisfacción. –Ya lo sabía.- confesó con suficiencia.
-¿Lo sabías?.-
-Si.-
-Así que... Hermione tenía razón.-
-¿Ella sabía que sabíamos?.-
-Por supuesto.-
-Bueno, creo que eso nos deja a mano.-
-Pero... me gustaría saber porqué no dijeron nada.-
-Bueno, eso no es muy difícil de responder.- Ginny se levantó del sillón y comenzó a caminar por la sala. Se sacó el blazer y lo dejó en el respaldo de una silla cercana. -Ron y yo consideramos que era a mejor oportunidad para probarlos. Para probar hasta dónde podrían llegar antes de rendirse.- Harry sintió la piedra más grande del mundo hundirse en su estómago. Hasta dónde podrían llegar antes de rendirse... –Creo que después de todo, siguen siendo muy débiles, como lo han sido siempre y como lo serán siempre. Sólo lo soportaron dos semanas¿o no?-
-Correcto.- respondió Harry, olvidando de nuevo su culpa al ver a Ginny recostándose sobre la pared, jugando con su collar distraídamente. Casi inconscientemente, se levantó del sillón lentamente y caminó hasta ella. Se detuvo a un palmo de su cuerpo, observándola detenidamente. Cada vez que lo hacía, se convencía más de que era ella con quien quería pasar el resto de sus días. Cada vez que lo hacía, no podía comprender cómo había podido caer en una confusión tan profunda como para terminar despertando al lado de su mejor amiga en vez del de ella.
Casi con reverencia, levantó su mano y tocó con la yema de sus dedos la mejilla de ella. Observó con satisfacción cómo ella cerraba los ojos, disfrutando del sutil contacto.
Lentamente, como si tuviera miedo de hacerle daño con alguno de sus movimientos, Harry bajó por su mejilla y exploró su cuello, sólo con sus dedos, disfrutando de la sensación de aquella suave piel bajo la suya.
-Harry.- suspiró Ginny de repente, abriendo un poco los ojos y mirándolo con reclamo.
Él comprendió que ya no era suficiente.
Su mano derecha tomó posesión de la cintura de ella y la izquierda ya estaba en su nuca, mientras que los brazos de la chica rodearon rápidamente el cuello de él. Viendo que no iba a tomar la iniciativa, ansiosa, ella fue la que hizo el primer movimiento.
Con temor, con añoranza, con anhelo, se acercó a él, levantándose en puntas de pies, hasta que el contacto fue inminente.
Ninguno de los dos supo nunca quién fue el que finalmente terminó con aquella tortura. Lo único de lo que se enteraron, fue de que rápidamente estaban explorando aquello que desde hacía años y años esperaban.
El beso empezó temeroso, inexperimentado, torpe y hasta un poco tímido. Pero, a medida que los segundos pasaban y sus bocas se amoldaban a la ajena, se fue transformando gradualmente en el más pasional de la historia. Pronto, no se sabía dónde terminaba uno y dónde comenzaba el otro.
Torpemente, Ginny se separó de la pared y empujó a Harry sutilmente hacia el sillón, sin dejar que sus bocas perdieran el contacto. Cuando ella estuvo tendida sobre él, perdió el control completo de su razón.
Embriagada de deseo, dejó sus manos escurrirse por debajo de la remera de él, tocando a su placer su fornida espalda. Cuando él hizo lo mismo, introduciendo sus manos por debajo de su propia falda, no pudo reprimir un leve y suave gemido.
Horas más tarde, le resultaría difícil recordar con nitidez qué era lo que había echo después.
°°°°°
Ron tocó con mano temblorosa el timbre del departamento de Hermione. Segundos más tarde, el cuerpo de la chica apareció detrás de la puerta, invitándolo a pasar.
-Hola, Herms.- saludó.
-Hola, Ron. Pasa.- respondió ella, al tiempo que abría la puerta y le permitía el paso. -¿Algo de tomar?.-
-No, gracias.- declinó él, colocando sus manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones de gabardina.
Hermione caminó hasta él y cuando estuvo enfrente suyo, no pudo evitar un largo suspiro, tomando coraje y valor.
-Ven.- dijo, sujetándolo suavemente por un brazo y conduciéndolo a un sillón en el que tomaron asiento.
-¿Qué pasa, Hermione?.- quiso saber Ron, notándola muy nerviosa, con el entrecejo fruncido. -¿Te pasó algo?.-
-No, nada. Bueno... en realidad, sí. Sucede que Harry y yo hemos decidido que ha sido suficiente de esto.-
-¿Esto?.- preguntó Ron, aunque sabía perfectamente a qué se refería Hermione. "Esto" significaba la idea de ella y Harry saliendo juntos.
-Sí, esto. Sé que sabes exactamente a qué me refiero.-
El muchacho pareció meditar un momento las palabras de la chica antes de volver a hablar. –Bueno, sí. Creo que ya de nada sirve tratar de seguir fingiendo. Sí, sabíamos. Pero no nos habíamos enterado de que ustedes sabían que estábamos al tanto. ¿Cómo fue que lo descubrieron?.-
-Hace poco más de una semana. Era imposible que sus celos Weasley no se hubieran echo presentes al instante. El hecho de que ustedes no se inmutan ante todo ese circo nos hizo sospechar. Era sólo una conjetura hasta ahora, pero yo estaba segura de que era así.-
Luego, un profundo silencio cayó entre los dos. Hermione no sabía exactamente qué decir a continuación y Ron no estaba seguro de dar ningún paso sin antes tener por seguras las intenciones de ella. Finalmente, después de unos cinco minutos, él decidió hablar.
-¿Era eso lo que tenías que decirme?. ¿O hay algo más?.-
Esa era la pregunta clave. ¿Estaba preparada para decirle todo?. En ese momento, sentía que estaba absolutamente dispuesta a todo, pero por alguna extraña razón, no estaba segura del todo. Tal vez tuviera mucho que ver con que, en instantes inesperados, la imagen de Ron se entremezclaba con la de Harry. Suspiró profundamente, confundida y furiosa consigo misma por permitirse tales debilidades. Prefirió prevenir antes de curar.
-No... no es lo único que tengo para decirte. Pero... de todas maneras aún no estoy segura... no... no me siento preparada aún.-
Ron la miró un momento, tratando de comprender lo que ella acababa de decirle. Sabía exactamente lo que tenía que decirle Hermione: no quería presionarla, pero debía confesar que no quería esperar más. Se preguntaba si aquellos pensamientos eran negativos o positivos, si delataban que la quería mucho más de lo que él mismo sabía, tanto que no podía esperar más a estar con él, o si lo marcaban como un completo egoísta, tanto que no le importaba qué sucediera con ella.
-Bueno...- empezó, un tanto desilusionado. –Creo que me voy entonces.-
-Si... si, creo que será lo mejor.- dijo ella, apesadumbrada. Se sentía muy culpable con todo lo que pasaba y sentía que no tenía que involucrar a nadie más en su profunda confusión.
Ron se levantó lentamente y Hermione caminó delante de él hasta la puerta. Allí, con la madera entreabierta, Ron se despidió de ella con un beso en la mejilla.
Caminó hasta el ascensor y oprimió el botón, sintiendo que el oprimido era su pecho y no el artefacto.
-¿Ron?.- llamó Hermione desde la puerta, aún abierta, de su departamento. Se mordía el labio inferior fuertemente, su cerebro funcionando a millones de revoluciones por segundo. Él la miró comprensivamente.
Finalmente, ella caminó hasta él y se detuvo a un palmo de su cuerpo. -¿Sabes que te quiero muchísimo, no es cierto?.- preguntó, con lágrimas de impotencia acumulándose en sus ojos.
Ron sonrió torcidamente, poniendo un mechón de cabello castaño detrás de su oreja. –Sí, lo sé, Hermione. Lo sé.- respondió, acariciando cariñosamente la mejilla de ella con su pulgar.
El ruido del ascensor que había llegado los distrajo.
Ron la miró inquisitivamente. Ahora no sabía qué era lo que estaba supuesto a hacer. ¿Se iba o se quedaba?. Pero Hermione respondió rápidamente a su interrogante.
-Adiós.-se despidió, girando sobre sus talones y volviendo a caminar a su departamento.
Con un suspiro, Ron abrió la puerta del ascensor y entró.
°°°°°
Esa tarde, poco después de la una, en las oficinas de "Corazón de Bruja", Londres...
-Disculpe.- Cho Chang se había acercado al stand de la recepción sobre el cual pendía un gran cartel que rezaba Informes. –Quisiera hablar con algún editor. Tengo cierta información para ustedes.- dijo con una sonrisa exagerada.
-Un momento por favor.- la recepcionista levantó un teléfono, marcó un código y aguardó a ser atendida del otro lado. -¿Elle?... Sí, aquí hay una señorita que desea hablar con alguno de ustedes. Dice que tiene información para la publicación... oh, bien... si, ya va para allá.- colgó el tubo y se volvió a la joven. –En el sexto piso, pregunte por Elle Sanders. Ella la atenderá.-
-Muchas gracias.-
La chica se dirigió a los elegantes ascensores y subió al piso indicado. Un a vez allí, consultó a otra recepcionista por la editora y ella la hizo aguardar un momento en la sala de espera.
Un par de minutos más tarde, una muchacha rubia muy joven salió de uno de los cubículos.
-Elle Sanders, mucho gusto.- se presentó, tendiéndole una mano que ella estrechó rápidamente.
-Cho Chang.- respondió ella, sonriéndole a la chica.
–Venga por aquí, por favor.-
La condujo a su oficina y allí la hizo tomar asiento en una silla frente a su amplio escritorio.
-Bien.- comenzó Elle. –Usted dirá.-
-Bueno, tengo unas fotografías que creo les serán útiles.- con esto, sacó de su bolso azul la cámara digital que había cargado aquella mañana en el hotel y la encendió. Espero unos segundos a que la máquina procesara y leyera su memoria interna. Luego, buscó algunas específicas y le pasó el artefacto a la muchacha frente a ella.
Elle las miró por unos momentos, utilizando el navegador para ver las otras copias. Pareció meditar unos momentos y luego volvió a mirar a Cho.
-¿Cuánto quiere por ellas?.-
-Nada. Sólo quiero que salga en primera plana.-
La editora le sonrió y le tendió la mano de nuevo. –Téngalo por seguro.-
°°°°°
1: Pero las circunstancias no dejan lugar a dudas: dos jóvenes, que habían estado sintiendo una atracción mutua, reprimida hasta el momento, se encuentran acostados juntos y desnudos a la mañana siguiente de una noche de alcohol. ¿Hay muchas explicaciones para esa escena?. Lamento decirles que sí, sucedió. No es sólo una mala imagen.
Uf... qué difícil que fue corregir esto, por favor...
Este es uno de los capítulos más importantes de la historia. Faltan sólo tres o cuatro más y se me está haciendo muy difícil despedirme...
Respuestas a los reviews:
Paula GM: Bueno, eso sucedió simplemente porque Ginny y Draco no se ven entre sí como lo hacen Harry y Hermione. No fue solamente porque tomaron demás que terminaron así. Espero que hayas disfrutado el capitulo! Adío!
Cornamenta: Ay, GRACIAS! Tus reviews son de verdad hermosos ). Me alegra muchísimo que te guste. Espero que este capitulo te haya gustado también. Gracias por seguir leyendo! Adío!
gabYgriNt..: bueno, espero que este capitulo haya solucionado todas tus dudas... o tal vez las haya trastornado más... Oh, qué lío! Bueno, espero que lo hayas disfrutado de todas maneras. Gracias por leer! Adío!
SpyWitch: Hola, Agus!. Bueno, tu regalín ya está publicado por allí y se ve que a la gente le ha gustado bastante también. Te cuento que estoy pensando seriamente en una continuación... pero eso no es algo seguro aún. Espero que te haya gustado el capitulo! Suerte, niña. Beso!
Ginevra: My apologize. Pido disculpas si mi comentario te ha ofendido en cierto punto. Que quede claro que no fue la intención. Gracias de todas maneras por hacerme saber tu opinión. Adío!
Alejandra13: Jaja. Qué bueno que hay una lectora nueva. Muchas gracias por haber leído la historia hasta acá. Y si... creo que este Draco es muy "querible"... Espero que hayas disfrutado el capitulo! Gracias por leer! Adío!
Aclarando: Habrán notado la clara diferencia entre las dos "segundas reuniones". Esto se debe simplemente a la naturaleza tan diferente de los cuatro personajes. Hermione y Ron son mucho más racionales y no se dejan llevar por las circunstancias tanto como Harry y Ginny.
Espero que hayan disfrutado el capitulo! Gracias a todos por seguir leyendo!
Adío!
PD: Se invita a todos los señores lectores a visitar X&Y y Cuando Harry conoció a Ginny, los nuevos fictions de La Prisionera de Azkaban.
