Todo lo que ya hayan leído en los libros de JK Rowling, es pura y exclusivamente suyo. Lo demás, es totalmente inventado. Segunda parte del primer fragmento de este capitulo, inspirado en "El beso de la mujer araña", novela de Manuel Puig. Sin fines de lucro.
Para Cornamenta
Capitulo 12
10 días después...
El timbre del departamento sonó hueco. Hermione esperó impaciente por una respuesta, tamborileando compulsivamente el dorso de su mano derecha con los dedos de la izquierda.
Estaba más nerviosa que en cualquier ocasión que ella misma pudiera recordar. ¿Qué tal si sus sospechas se confirmaban?. ¿Qué sucedería con su vida?. ¿Qué sucedería con la de él?. ¿Y con la de ellos?.
Pasaron agobiantes minutos sin señal de vida dentro de la unidad. Hermione volvió a tocar, con la esperanza de que dentro no hubieran escuchado y por eso no respondieran. Sin embargo, nadie acudió a su llamado.
Desesperada, volvió a salir a la calle y buscó un teléfono público. Se metió en la cabina colorada más próxima y sacó de su billetera algunas monedas que introdujo en el plateado aparato frente a ella.
Marcó unos cuantos números y esperó ansiosa que la atendieran del otro lado.
-¿Hola?.-
-¿Harry?.-
-Sí¿quién habla?.-
-Hermione.-
-¿Hermione?. ¿Cómo estás?.-
-No muy bien. Necesito verte.-
-¿Verme?. Pero... habíamos acordado... –
-Sé lo que habíamos acordado, pero esto es importante. Necesito verte.-
-...-
-Por favor, es realmente importante. Te necesito.-
-...-
-Por favor.-
-Bien.-
-Gracias. ¿Puedes estar en media hora en mi casa?.-
-No lo creo. Tal vez dentro de una sí.-
-Bueno, te espero. Ven, por favor. Es realmente importante.-
-Vamos, Hermione, no me preocupes. ¿Qué es lo que sucede?.-
-No... Yo... no puedo decírtelo por teléfono. Necesito que vayas a mi casa.-
-Bien, iré, quédate tranquila.-
-Adiós, entonces.-
-Adiós.-
-Oh, por cierto. ¿Estás con Ginny?.-
-Sí¿porqué?.-
-Es necesario que vengas sólo. No la traigas.-
-...-
-Por ningún motivo, Harry.-
-Bien, iré sólo. Te veo luego.-
La joven volvió a salir a la oscuridad de la noche y emprendió el camino de vuelta a su casa.
°°°°°
-Creo que estoy embarazada.-
Un silencio sepulcral siguió a esas palabras. Harry la miraba con una expresión de profundo terror en el rostro y parecía que estaba por sufrir un ataque o algo parecido.
-¿Qué?.-
-Tengo un atraso de una semana.-
El chico no sabía cómo reaccionar. ¿Qué se suponía que debía hacer?. De pronto, la imagen de Ginny mirándolo decepcionada se dibujó claramente en su mente. Luego, desapareció para darle paso a la de Ron, que le decía que era el peor amigo que existía sobre el planeta y que jamás lo perdonaría por aquello. Por último, Hermione lloraba desconsoladamente.
-¿Estás segura?.- atinó a preguntar.
-No. Quería que vinieras para...- se movió en el sillón y sacó de su bolso una cajita rectangular. Jugó con ella entre sus manos, con gesto apesadumbrado. Era una prueba de embarazo muggle. –No quería estar sola.- dijo finalmente, una lágrima solitaria cayendo por su mejilla derecha.
Harry la miró. Estaba triste, pero, por sobre todas las cosas, tenía miedo.
Notando esto, se levantó del sillón en el que estaba sentado y tomó asiento junto a ella en el que estaba enfrente, al tiempo que apoyaba su brazo por sobre los hombros de la chica y la rodeaba con el otro.
Ella no pudo contenerse más y soltó un desgarrador sollozo, mientras se ocultaba en el abrazo de su amigo.
-Tengo miedo, Harry.- confesó entrecortadamente.
-Lo sé. Yo también.- dijo él simplemente, acariciando el cabello de ella con una mano.
-¿Qué pasará si da positivo?.- preguntó Hermione cautelosamente.
Harry no respondió. ¿Qué pasaría?.
-No lo sé.- contestó finalmente. Eran demasiadas preguntas, demasiada información junta para su cerebro. Hacía sólo media hora estaba en su casa, con su novia, compartiendo con ella una agradable taza de café y ahora estaba a punto del colapso nervioso ante la posibilidad de su mejor amiga esperando un hijo suyo. Definitivamente, esa noche no era una normal.
Pasaron los siguientes quince minutos en silencio, perdidos cada uno en sus pensamientos individuales.
-¿Estás listo?.- preguntó Hermione de pronto. Las lágrimas habían dejado de caer y ahora parecía mucho más segura que antes.
Harry la miró un momento antes de responder. –Sí.-
°°°°°
-Y, cuéntame. ¿Qué pasó con Hermione?.-
Ginny estaba sentada en una mesa de un bar muggle con Ron. Hacía media hora que se había despedido de Harry en su departamento y había decidido que era un momento propicio para charlar un rato con su hermano. No lo había visto mucho los últimos diez días.
-No pasó nada. Me contó que Harry y ella no estaban saliendo y nada más.- contó él.
-¿Nada más?.- preguntó ella extrañada.
-Nada más.-
-Oh... ¿Y eso porqué?.-
-No lo sé. Sólo me dijo "no me siento preparada aún".-
Ginny lo miró escéptica. Había pensado que su reencuentro sería mucho más parecido al que ella había tenido con Harry pero, evidentemente, no siempre todo resultaba como ella pensaba que lo haría.
-¿Cómo estás?.-
-No lo sé.- contestó Ron. El silencio reinó sobre la mesa antes de que el chico volviera a hablar. -¿Cómo han estado ustedes dos?. No se los ha visto mucho la última semana.-
-Bien, muy bien.- dijo ella, sin poder contener una radiante sonrisa. Siempre que pensaba en Harry, era inevitable no notar un aura de felicidad alrededor de ella. –Estuvimos mucho tiempo en casa, por sus vacaciones. Estamos planeando algo para las próximas semanas.- contó. –Tal vez viajemos, o alquilemos alguna cabaña en los suburbios para pasar una o dos semanas lejos flashes para Harry.- agregó, refiriéndose con lo último a las cámaras de los fotógrafos que asediaban a su reviente novio.
-¿Cómo va eso?. ¿Siguen tan pesados como antes?.-
-No... es extraño. Harry me cuenta que cuando sale sólo lo molestan mucho, pero cuando salimos juntos no hay rastro de ellos.- comentó, encogiéndose de hombros.
-Qué raro...- Ron miró su reloj. –Debo irme ya. Quedé en ir a visitar a mamá hoy.-
Llamaron al mesero y pidieron su cuenta, que no ascendía a más de 10 libras. Pagaron y salieron del recinto. Se despidieron en la entrada.
-Bueno, dile que cualquiera de estos días iré a visitarla yo también. No le comentes nada de Harry y yo, porque no le gustará enterarse por otro lado¿si?.-
°°°°°
-Fácil de usar. Efectivos resultados en noventa segundos. Orine en el extremo absorbente por cinco segundos, habiendo retenido líquidos por dos horas.- leyó Hermione.
-¿Lo has echo?.- preguntó Harry.
-Sí.- respondió, dejando la blanca prueba sobre el lavamanos un momento. -¿Podrías...?.- empezó, señalando la puerta.
-Si, por supuesto. Déjame saber cuando pueda pasar.- pidió Harry, antes de salir del baño y cerrar la puerta tras él.
Se apoyó contra la pared y esperó. En el corto lapso de tiempo que pasó entre que salió del cuarto de baño y volvió a entrar –20 segundos, como máximo-, las millones de posibilidades que presentaba el caso se cruzaron en un instante por su mente.
La prueba podía dar positiva y su mundo se desmoronaría para siempre: perdería a Ginny, perdería a Ron, pero tendría a su hijo como razón para seguir adelante.
La prueba podía dar negativa y su mundo aún seguiría desmoronándose. No podría evitar volver a casa y sentirse la peor persona del mundo, aunque tal vez nunca llegaría a juntar el valor suficiente para confesarle a Ginny lo que había echo. Sin embargo, tenía la certeza absoluta de que ella terminaría sabiéndolo de todas formas, haciendo del momento de la verdad uno peor aún.
Hermione volvió a abrir la puerta y le permitió pasar. Dejó la prueba en el lavamanos otra vez y se giró hacia él. No dijo nada, pero lo abrazó con mucha fuerza. Harry podía sentir y sabía que ella estaba intentando contenerse de un nuevo quiebre, pero no confiaba en que pudiera hacerlo por mucho tiempo más.
Aquellos fueron los noventa segundos más largos de sus vidas.
°°°°°
Esa tarde, en las oficinas de "Corazón de Bruja", Londres...
Elle Sanders parecía volar. La edición de agosto estaba cerrándose y ella era la editora a cargo aquel mes, por lo que estaba obligada a correr de cubículo en cubículo supervisando los artículos y dando los retoques finales. Julio estaba terminando y en cuatro días más la revista debía estar en la calle.
Aquel mes estaba repleto de noticias y por eso era que ella debía apelar a su instinto natural y al marketing que produciría aquella edición para decidir qué era lo que finalmente quedaría y qué no.
Salió de la oficina de la redactora que estaba a cargo de la noticia más importante satisfecha.
Luego, se dirigió al cubículo del diseñador gráfico que tenía como responsabilidad la tapa del número.
-Buenas tardes, Richard.- saludó, cordial.
-Buenas.- respondió el hombre con voz cansina, enfrascado en su trabajo.
-Te traje las imágenes de las que te hablé y quiero que ocupen la primera plana.- le extendió un manojo de fotografías.
El diseñador las miró por un momento, pasándolas una a una, de adelante hacia atrás. -¿Crees que es conveniente, Elle?.- preguntó finalmente. –Pueden denunciarte por invasión de la privacidad por esto¿lo sabes?.-
-Sí, lo sé.- respondió ella. –Por eso es que irán implícitamente en la portada.- le extendió un sobre marrón lleno de capturas. –Estas son las que irán en la tapa. Era un lugar público, y muggle además.- explicó, mientras el hombre pasaba las nuevas fotografías como lo había echo con las anteriores. –No pueden decirme nada por eso¿o si?.-
-No, no en ese caso.- confirmó Richard.
-Bien.- terminó ella. –Quiero estas fotos en la tapa,- dijo, señalando el sobre marrón –y algún aviso que anuncia la presencia de estas otras,- indicó el primer manojo –dentro. Disponlas para las hojas centrales con el texto que Gleeson te traerá en un rato. Confío en tu criterio para algún spot explosivo.
-Bien.- acató el diseñador. –Mañana por la mañana estará en tu escritorio.-
°°°°°
-¿Ya pasaron?.-
Harry miró su reloj por sobre el hombro de Hermione. –Faltan 30 segundos.-
Con un resoplido, ella volvió a abrazarse a él fuertemente.
Realmente, eran los 90 segundos más largos de sus vidas.
°°°°°
Ginny regresó al departamento que compartía con Harry desde hacía 10 días (1).
Buscó qué hacer para matar su aburrimiento mientras su novio regresaba de su reunión –corta, según él- con Sean, que lo había llamado cuando estaban juntos para pedirle verlo y así terminar de arreglar los últimos detalles de un trabajo práctico que debían entregar para entrar en vacaciones finalmente.
Encontró en el cuarto de lavado que el canasto de la ropa sucia estaba casi lleno. Se puso a separar las prendas claras de las oscuras y cargó el lavarropas. Luego, vació el canasto de la ropa limpia, también casi lleno, y dobló todo su contenido en prolijas pilas.
Frunció el entrecejo cuando descubrió algo que no le pertenecía, pero era claramente prenda de mujer. Decidió dejar la camisa a un lado para luego consultar con Harry, pero luego recordó: era el atuendo que tenía Hermione la noche de The Hacienda. Miró atentamente la prenda, aún confundida. Concluyó finalmente que eso no tenía porqué significar nada y la dejó a un lado.
Siguió con su labor, pero la volvió a interrumpir cuando halló otra cosa que no le pertenecía: sugestiva ropa interior.
Eso, definitivamente, no estaba bien.
°°°°°
-¿Ya?.-
-15 segundos.-
°°°°°
-Bueno, hubiera esperado eso de ti- empezó Molly. –De Ginny... sí, también. De Harry, tal vez... pero¿Hermione?. Creo que nunca hubiera esperado algo de este calibre por parte de ella.-
-Bueno, no creas que es tan santa tampoco.- replicó Ron. –Además, no es que esto haya sido tan terrible tampoco. Estábamos sólo jugando.-
-¿Jugando simplemente?.- preguntó su madre, abriendo mucho los ojos e inclinándose sobre la mesa. -¿Recuerdas acaso que hace quince días hubo ediciones multitudinarias que los mostraban juntos y al otro día separados, incluso metiendo a terceros en el medio?. No creo que haya sido sólo un juego, hijo.- Lo miró un momento antes de seguir. -¿Quieres más?.- ofreció, señalando la taza de té que el muchacho tenía entra sus manos.
-No, gracias.- respondió, y se quedó mirado el recipiente como si éste fuera a contestarle todas las preguntas que nadie podía y aquellas de las que le urgía conocer una respuesta.
-¿Qué es lo que sucede?.- preguntó Molly, entendiendo, como siempre, que su hijo no estaba contándole todo. –Me has dicho que todo terminó, que ya todo está aclarado...-
-Pero Hermione y yo no estamos juntos, mamá.- cortó él bruscamente, decidiendo terminar con su reticencia y hablar. Después de todo, necesitaba hablar con alguien que fuera imparcial y le diera un buen consejo. –Y Harry y Ginny si lo hacen...-
-¿Cómo?.- preguntó su madre de pronto.
-Oh.- recién ahora notaba que no debía haberlo dicho. Ginny le había pedido que no lo hiciera. –Olvídalo.- intentó arreglar la situación.
-¿Harry y Ginny están juntos?.-
-Yo y mi boca...- comentó Ron por lo bajo. –Sí, están juntos.- nunca había podido mentirle a su madre y ahora tampoco podía hacerlo.
-Pero... ¿desde cuando? Hablé con ella hace tres días y no me dijo absolutamente nada.- contó, indignada.
-Diez días, más o menos.- el daño estaba echo. Luego se excusaría con Ginny. –Está viviendo con él en el departamento que compartíamos. Yo estoy en el suyo.-
-¿Y no pensaba decírmelo?.-
-No lo sé. Sólo me pidió que no te dijera nada hoy porque no quería que te enteraras por otra fuente que no fuera ella.-
-Pero... es extraño, creo que debería haberme enterado por el diario o las revistas. Suelen perseguir a Harry hasta el baño¿o no?.-
-Sí, pero Gin me explico que nunca los han asediado cuando están juntos, pero sí cuando Harry va sólo. No sé porqué.-
Ron volvió a bajar la mirada y comenzó a estudiar las hebras de su té nuevamente. Molly l miró comprensivamente y supo que su hijo no quería hablar de la relación de su hermana y su mejor amigo ni por asomo: había temas que le interesarían más.
-¿Por qué tú y Hermione no están juntos, hijo?.-
-No lo sé. Verás, yo quisiera que estuviéramos juntos y daría todo por eso, pero no sé que es lo que sucede con ella. Hasta hace quince días, estaba seguro, por lo que siempre me dijeron Harry y Ginny, de que ella sentía lo mismo por mí, pero ahora ya no lo sé.-
-Hijo.- apeló Molly. Estiró sus brazos hasta que alcanzó las mano de Ron con las suyas. –Ella siente lo mismo por ti. No preguntes cómo lo sé, pero lo sé. Supongo que será algún tipo de intuición.- le sonrió tiernamente. –Tal vez ella esté un poco confundida con todo esto¿no crees?. Tal vez prefiere arreglar las cosas con ella misma antes de involucrarte en su vida.- aventuró.
Ron la miró por unos momentos.
-Tal vez.-
-Creo, que llegó el momento de que aclares las cosas con ella de una vez por todas.- sugirió Molly.
-¿Qué?.-
-Eso. Que sería conveniente que saques eso que tienes ahí dentro,- señaló la parte izquierda del pecho de Ron –de una vez por todas.-
°°°°°
-¿Ahora?.-
-Ya.-
Hermione se separó de él lentamente y lo miró con duda. -¿Podrías...?.-
Harry tomó la prueba por un extremo y observó. Se había coloreado de un tono rosáceo. Esperó unos segundos antes de decirle nada a ella. En ese corto tiempo, el color se intensificó hasta quedar de un evidente colorado.
-Es rojo.-
-¿Qué?.- preguntó ella, volteándose rápidamente hacia él.
-Rojo.- repitió, sin saber qué significaba lo que tenía entre sus dedos índice y pulgar izquierdos.
-¿De verdad?.- quiso saber Hermione, sonando más ansiosa y emocionada de lo que debería.
-Sí.- confirmó él una vez más. –¿Qué significa?.-
Hermione no le respondió, pero tomó bruscamente la caja de la prueba, que había dejado unos minutos atrás en un estante de vidrio frente a ellos. Leyó rápidamente el dorso, sólo como si estuviera confirmado algo que ya sabía. Se quedó callada, mirando las letras negras fijamente.
-¿Y bien?.-
-Negativo.- dijo al fin. –Es negativo.- aseguró, levantando la mirada y fijándola en él.
Harry sintió que el aire volvía a entrar en sus alvéolos y sus células respiraban otra vez.
-¿Negativo?.-
-Negativo.- repitió Hermione, esta vez con una gran sonrisa formándose en su rostro. La sensación de alivio que la invadió cuando Harry dijo rojo era imposible de explicar. Dejó la caja otra vez en el reducido estante.
-Gracias.- agradeció, mientras se abrazaba a Harry otra vez.
-¿Qué?.-
-No lo sé.- admitió. –Sólo gracias. Por estar aquí, por no haberme dejado sola.-
-Hermione...- empezó él, pero fue cortado por el sonido de su teléfono celular llamando desde la sala.
Salió del baño y caminó hasta él, para luego levantar la tapa plateada y atender.
-¿Hola?.-
-¿Harry?. ¿Dónde estás?.- Era Ginny. Parecía molesta por algo.
-Donde Sean. ¿Pasa algo?.- preguntó.
-¿En cuanto tiempo piensas que estarás por aquí?.- respondió con una pregunta ella.
-No lo sé...- miró furtivamente a Hermione. –Supongo que ya estamos terminando. ¿Qué pasa?.- volvió a preguntar.
-Necesito hablar contigo.- contestó ella secamente.
-¿Qué pasa, Gin?. No me preocupes, por favor.- pidió.
-Cuando estés aquí hablaremos.- y cortó la comunicación.
Harry cerró el teléfono de nuevo y se giró hacia Hermione.
-¿Qué pasó?.- preguntó ella, extrañada.
-No lo sé. Parecía muy molesta.-
-¿Y tú has hecho algo para que lo esté?.- consultó Hermione, apoyándose contra el marco de la puerta que separaba el pasillo de los cuartos de la sala de la casa.
-No... no lo creo...- respondió él, inseguro. Se pasó una mano por el cabello, pensando. –Creo que será mejor que me vaya.-
-Si, creo.-
Harry tomó del respaldo de uno de los sillones su sweater y se despidió. Estaba por tomar el pomo de la puerta cuando se giró hacia Hermione, como si hubiera recordado algo.
-Sólo quiero que sepas que si no hubiera sido rojo, yo no habría dudado ni siquiera un momento en lo que hubiera debido hacer.-
-Lo sé, Harry. Lo sé perfectamente.- aclaró ella, mirándolo con una sonrisa torcida.
-Adiós.-
°°°°°
-¿Podrías explicarme qué es lo que significa esto?.- exigió furiosa, blandiendo ante su cara lo que había encontrado hacía tan sólo un rato.
Harry sólo atinó a fruncir el entrecejo, un gesto que se estaba volviendo muy común en él últimamente.
-¿Qué es eso?.- preguntó, realmente sin comprender de qué hablaba ella.
-No te hagas el estúpido.- soltó ella, viperina.
-No me estoy haciendo el estúpido. No sé ni siquiera de qué estás hablando, Ginny.-
-Ginevra para ti.- corrigió, colorada de la impotencia.
-Gin, vamos. ¿Puedes explicarme qué es lo que sucede?.-
-Pues... resulta, señor, que he encontrado sugestiva ropa íntima de mujer en su casa y no es precisamente mía. ¿Podría tener la amabilidad de decirme a quién le pertenece, se es que no es mucha molestia, por favor?.-
-¿Qué?. No tengo la más mínima idea de qué hablas, Ginny.- volvió a decir, sin poder evitar que su voz sonara una octava más arriba de lo normal.
-¿Quieres que te cuente mi teoría, Potter?.-
-Por favor.-
-Creo...- un profundo suspiro la interrumpió. –Creo que te has acostado con Hermione la noche de The Hacienda.- declaró.
°°°°°
1: Por si no se entendió, Ginny se mudó con Harry al departamento que éste y Ron compartían con anterioridad. Él se trasladó al departamento de su hermana.
Gracias a Alejandra13, Cornamenta, SpyWitch, Catiis, Solcis, Soffa! y a gabYgriNt por sus reviews en el capitulo anterior (si alguien tiene novedades acerca de las nuevas políticas de sobre no responder reviews, no duden en avisarme, por favor).
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Adío!
