Todo lo que ya hayan leído en los libros de JK Rowling, es pura y exclusivamente suyo. Lo demás, es totalmente inventado. Sin fines de lucro.

Epílogo

"¡Vamos, Harry!", exclamó Ginny desde la sala. "¡Ya es tarde!". No obtuvo respuesta alguna. Resopló fuertemente y se dirigió al baño. Tocó la puerta con el puño. "¡Harry!. ¡Estás tardando más que una quinceañera!".

Luego de ese comentario, la puerta se abrió y Harry salió por ella con cara de pollito compungido.

"¿Es realmente necesario que vayamos?. ¿No podríamos sólo quedarnos en casa y tener una bonita cena los dos?".

"Ya te dije que no. Además, es Nochebuena, Harry. ¿Desde cuándo no te gusta pasarla en La Madriguera?", preguntó, levantando una ceja en señal de confusión.

"Desde que nos peleamos¿tal vez?. No van a estar demasiado contentos de verme¿no crees?".

"¿Qué estás diciendo?. No hables tonterías. Bien sabes que te adoran."

"No si lastimé a su princesa, créeme. Tengo grabadas claramente los discursos de tus hermanos, que me advertían que no te hiciera sufrir o que yo padecería las consecuencias, hace un par de veranos". Su cara se asemejaba mucho a la de un cachorro a punto de entrar en la veterinaria el día de vacunación.

Ginny sonrió maternalmente. "No creo que ellos lo sepan siquiera. Todos están siempre muy ocupados, dudo que se hayan enterado. Menos cuando nadie salió a gritarlo por los cuatro vientos. Lo único que dijeron las revistas era que ya no se te veía con Hermione¿recuerdas?. La única forma que tienen de haberse enterado es que papá o mamá se los hayan contado, pero ellos no harían eso".

"Tal vez...", aceptó él, dubitativo. Pero luego su expresión anterior volvió a su cara. "Tus padres lo saben, de todos modos. ¿Cómo voy a enfrentarme a ellos?. No, no, no. Yo no voy".

"No seas llorona, Martha", replicó Ginny.

"No soy llorón. Es la verdad. ¡Van a matarme!".

"Nadie van a matarte".

"Sí, lo harán".

"Bueno", reconoció ella. "Tal vez tengas razón".

"Perfecto. Entonces nos quedamos".

"¡No!. Iremos y hablaremos con ellos si es necesario, como se supone que sea. No tienes diez años como para andas escapando de tus problemas, Harry".

Él la miró con el entrecejo fruncido, aún con esa expresión de niño pequeño. "Bien".

°°°°°

Ginny logró finalmente hacer que Harry terminara de alistarse para salir. Cuando él lo hizo, muy a regañadientes, los dos salieron a la calle y caminaron un poco.

A cinco cuadras de su casa, doblaron en un callejón sin salida. Era necesario que salieran hasta allí para tener el suficiente alcance para su Aparición.

Con dos pop casi simultáneos, desaparecieron de allí y casi inmediatamente se materializaron en las afueras de los terrenos de La Madriguera.

Tomaron el camino que conducía la propiedad.

"No, vamos, Gin", seguía protestando él.

"No, Harry", respondió Ginny terminantemente, deteniendo su marcha. "Ahora, tú puedes hacer lo que quieras". Si de verdad te preocupa tanto esto, vuelve a casa y ten una bonita Nochebuena allí, sólo. Yo la pasaré tranquilamente aquí y me reuniré contigo mañana", dijo, sin ningún tipo de matiz en su voz. Se giró sin más y continuó su camino hacia La Madriguera.

Harry se apuró a alcanzarla. "Hey, no quería eso", aclaró, tomándola suavemente por un brazo y haciendo que se girara hacia él.

"Entonces deja de llorar y compórtate como alguien de veintidós".

Se quedaron callados un momento, Harry mirando sus zapatos y Ginny observando algo indefinido por encima de su cabeza.

"¿Vamos?", preguntó ella después de unos minutos, extendiéndole una mano. Él la tomó con decisión y, sin responder, caminó con ella hasta la casa de la familia Weasley.

°°°°°

En la cocina de La Madriguera, Molly Weasley alistaba las últimas bandejas que Fred luego llevaría a la mesa en el jardín, donde ya estaban ubicados los hermanos del muchacho y sus respectivas familias (Arthur se había encargado de un encanto para mantener la temperatura estable y agradable en un radio de cien metros alrededor de la mesa).

Le estaba entregando a su hijo la última bandeja de comida cuando Arthur entró a la habitación, proveniente de la sala.

"¿Estamos todos los que somos?", consultó, frotando las palmas de las manos, una contra la otra, para calentarlas.

"No", negó Molly. "Esperamos a Ron y a Ginny todavía".

Los señores Weasley cruzaron una mirada cómplice y el hombre esperó a que su hijo de fuera para acercarse a su esposa.

"Todos ellos no lo saben¿cierto?", preguntó en un susurro.

"No", respondió la mujer de la misma forma. "Y creo que es mejor así. Después de todo fue algo que sucedió y que lograron solucionar entre ellos cuatro y nadie debería tratar de intervenir en eso".

"Sí, en eso coincidimos. Pero de igual forma me va a resultar un poco difícil tratar a Harry y a Hermione como si lo que pasó con nuestros hijos no me importara o afectara".

"nadie dice que no lo haga, Arthur", replicó Molly, poniendo una mano extendida sobre la mejilla de su esposo y sonriéndole en forma torcida. "A mi también me dolió mucho ver a los niños tan mal como los vi los últimos meses. Bueno, sólo a Ginny, porque Ronald no estuvo aquí", se corrigió. "De todos formas los dos sabemos por lo que pasaron. Pero también tenemos que aceptar que no es algo que nosotros podamos solucionar, o alivianar. Ellos ya son grandes".

"Sí, lo sé".

Se sonrieron y estaban por darse un beso cuando George bajó corriendo las escaleras.

"¡No tanto espectáculo!", exclamó, para luego salir corriendo hacia la puerta trasera.

"Ellos, en cambio, nunca serán grandes".

°°°°°

Ron y Hermione, al contrario que Harry y Ginny, habían decidido acudir a la cena navideña Weasley por medios muggles. Por lo tanto, los dos estaban a bordo del Audi de la chica (1), él en asiento del acompañante delantero y ella en el del conductor.

Él había intentado entablar conversación con ella varias veces, pero la chica parecía preocupada por algo.

"Hey", llamó después de un rato de silencio. Hermione volteó la cabeza hace él para hacerle saber que lo estaba escuchando y luego volvió a mirar al frente. "¿Pasa algo?".

"No, no", negó ella, poco convincente. "Sólo estoy un poco... nerviosa. Nada más".

"¿Nerviosa?", repitió él, confundido. "Sólo estamos yendo a comer".

"Si, bueno, pero estamos sólo yendo a comer donde tus padres, Ron. ¿Recuerdas lo antipática que se puso tu madre en cuarto conmigo, cuando Rita inventaba cosas sobre Harry y yo juntos?". Hermione se detuvo al sentir a Ron tensarse a su lado luego de sus últimas palabras. Suspiró y continuó. "Imagino que no me guarda mucho aprecio después de lo que pasó, y menos cuando no son rumores como aquella vez".

"Oh, tómalo con clama", tranquilizó Ron, un tanto sorprendido por la preocupación de ella. "Mamá ya no piensa de ese modo. Últimamente ha estado mucho más... moderna, si quieres llamarlo así. No está tan sobreprotectora como antes. No desde aquella discusión que tuvo con los gemelos". Se refería a una en la cual Fred y George habían debatido con su madre acerca de la inminente apertura de su tienda de chascos en el Callejón Diagon. "Creo que esa vez se dio cuenta de que ya ninguno de nosotros es un bebé que la necesita atrás cuando camina para no caerse".

"De todas formas", continuó Hermione tercamente, al tiempo que viraba el volante hacia la derecha y se introducía en un camino que desembocaba en La Madriguera. Había algunos montículos de nieve que ella sospechaba habían sobrevivido al Sol del día. "No va a ser una situación para nada cómoda".

Ron no replicó nada, puesto que sabía que, en algún punto, ella tenía razón. El resto del camino, sólo cinco minutos más, lo hicieron en silencio.

"Mira", dijo Hermione, señalando hacia adelante con un dedo. Ron miró en esa dirección a través del vidrio delantero del automóvil y vio a Harry y a Ginny unos metros más adelante, caminando tranquilamente hacia la casa.

Hermione aceleró un poco para alcanzarlos y cuando estuvieron cerca tocó la bocina, haciendo que los otros dos se sobresaltaran.

Ron bajó la ventanilla, al tiempo que Hermione reducía la marcha y conducía a la par de la otra pareja. "¿Ustedes también llegan tarde?".

"Ajá", afirmó Ginny. "Alguien", agregó, mirando significativamente a Ron y señalando a Harry con a cabeza, "tenía miedo de venir".

Ron serió por lo bajo y volvió a subir la ventanilla. Hermione pisó el acelerador y dirigió el auto hacia al a izquierda, donde lo estacionó unos metros más adelante. La chica apagó el motor y los dos se bajaron. Harry y Ginny se reunieron con ellos unos omentos después y los cuatro se saludaron con varios Feliz Navidad de por medio. Luego, caminaron juntos a la casa.

°°°°

"Ahí vienen", anunció Molly, mirando por la ventana de la cocina hacia fuera. Luego se volteó y se encontró con su marido. "Harás lo posible¿no es cierto?".

El señor Weasley suspiró profundamente. "Sí, si lo haré".

°°°°°

Luego de lo que fue una medianamente agradable bienvenida por parte de los señores Weasley, Harry y Hermione dejaron a Ron y a Ginny con sus padres y ellos salieron al jardín a saludar al resto de la familia.

Bill estaba allí con Fleur e Isabel, mientras que Charlie estaba con Luba, su novia desde hacía más de tres años, y su pequeño hijo de nueve meses, Michael, que dormía en su carro. Harry se acercó primero al extremo de la mesa donde estaban todos ellos y saludó a los adultos. Luego, tomó a Isabel de los bazos de su madre y habló con ella.

"¿Cómo está mi pequeña princesita?", preguntaba con voz de payaso mal logrado. Le dio un sonoro beso en la mejilla que la niña respondió con un golpecito de su pequeña mano a su frente, mientras se reía. Harry sopló en su cuellito, provocando un ruido que podía interpretarse de otra forma, haciéndole cosquillas que le arrancaron una carcajada. Le dio un suave beso en la frente y la dejó con Fleur otra vez.

Luego, se dirigió hacia Fred y George que estaban acompañados, como de costumbre, por Angelina y Katie. Los gemelos advirtieron que tenía que conversar con él algunas cosas de las finanzas de la tienda y él les respondió con un Seguro que los tres sabían significaba Jamás.

Percy, como siempre, no estaba allí. Luego de los percances en el verano del quinto año de Harry en Hogwarts, la familia había tenido un contacto casi nulo con él, que se había convertido en completamente inexistente cuando Percy había sido desplazado de su puesto en el Ministerio por razones que no eran de conocimiento común.

Ron y Ginny salieron de la casa y se acoplaron a la reunión. La chica recorrió la mesa y, al igual que lo había hecho Harry, se detuvo a hacerle mimos extra a su ahijada, mientras que le dio un pequeño beso en la frente a Michael, aún dormido, para no despertarlo. Luego, ella se sentó con Harry a un lado de George y Katie, mientras que Ron y Hermione lo hicieron frente a ellos, contiguos a Fred y Angelina.

Los señores Weasley ya estaban instalados en la cabecera de la mesa cuando Arthur tocó su copa con un tenedor y se levantó.

"Es un gran placer para nosotros", inclinó la cabeza hacia su esposa, "tener a la familia reunida de nuevo, a pesar de que no ha sido un año del todo agradable para todos". Miró significativamente a Harry y a Hermione, mientras sentía cómo Molly lo pateaba por debajo de la mesa. Harry intercambió una mirada incómoda con su amiga. "Pero lo importante es que estamos todos juntos", continuó el señor Weasley, "a pesar de todo". Volvió a mirar a Harry y a Hermione, esta vez con menos disimulo . los demás fruncieron el entrecejo ante la actitud del hombre. Molly lo pateó más fuerte, haciendo que Arthur contorsionara la cara en un gesto de dolor antes de volver a hablar. "Feliz Navidad", deseó, volviendo a sentarse con expresión resignada. La señora Weasley le susurró algo mientras el ruido de bandejas y platos moviéndose invadía el lugar.

°°°°°

Luego de pasadas dos horas, todos habían terminado con sus porciones y ahora conversaban tranquilamente. Harry y Hermione no habían cruzado palabra con los señores Weasley, eso sí, y se sentía cierta tensión en ese extremo de la mesa.

Harry pateó suavemente a Hermione por debajo de la mesa y ella volteó su mirada, que había estado concentrada en George, que hablaba en ese momento, hacia él. Le hizo una seña con la cabeza y ella comprendió que quería hablarle. Se levantó de su asiento con un enseguida vuelvo susurrado para Ron, al igual que lo hizo Harry para con Ginny, y los dos caminaron varios metros, alejándose de la mesa en dirección contraria a la casa.

"¿Has notado al señor Weasley?", preguntó Harry sin preámbulos.

"Sí. No cabe en su alegría por vernos", respondió en tono irónico.

"¿Crees que deberíamos hablar con él?".

"¿Y qué vamos a decirle?".

"No lo sé, pero esto se me está tornando insoportable".

"Sí a mí también". Hermione soltó un profundo suspiro. "Sí, hagámoslo".

Volvieron a la mesa y se acercaron a la cabecera.

"¿Señor Weasley?", llamó Hermione tímidamente.

El hombre se giró hacia ellos. "¿Sí?".

"Quisiéramos hablar un momento con usted, si no es mucha molestia", explicó la chica, como si tuviera cinco años y estuviera hablando con un abuelo especialmente cruel y temible.

Los dos vieron la duda en sus ojos, pero luego respondió tranquilamente. "Sí, seguro".

Se levantó del banco en el que estaba sentado y los siguió dentro de la casa. Encontraron en la sala a Luba, que había entrado con Michael hacía un rato, cuando el bebé se había despertado, para darle de comer, y entonces siguieron caminando hasta la cocina.

"Ustedes dirán".

"Bueno... nosotros...", empezó Hermione. Pero, evidentemente, los nervios se habían apoderado de ella y le era imposible continuar.

Harry decidió entonces tomar las riendas del asunto, a pesar de sus propias intimidaciones mentales. "Queremos saber si es que Ud. está... distante... con nosotros por lo que pasó con Agosto con Ron y Ginny".

Arthur pausó unos momentos antes de responder. "Sí", afirmó luego.

Harry miró nervioso a Hermione, pero siguió hablando luego de tomar una profunda bocanada de aire. "Señor Weasley, nosotros nunca quisimos que eso sucediera. Fue un error. Colosal, pero un error al fin. Nosotros nos arrepentimos de eso más que de nada y Ron y Ginny han comprendido eso. De otra forma, no estaríamos aquí, hablando con usted".

Arthur lo miró profundamente y luego le respondió. "Ya sé todo eso, porque los conozco muy bien a ustedes dos, y a ellos también evidentemente. Pero comprendan que Ron y Ginny son mis hijos y que me es más que difícil volver a verlos a ustedes como antes".

"No pretendemos eso, señor", dijo Hermione, rompiendo su silencio al fin. "Sabemos que es difícil, porque a nosotros también nos costó mucho venir aquí y enfrentarlos". El señor Weasley no respondió nada a eso. "Nosotros sólo queríamos que lo que pasó sucedió sin que nosotros pudiéramos evitarlo. Y creo que esta conversación también es parte de eso".

"Aunque les cueste creerlo, aprecio mucho este gesto de ustedes", cortó Arthur. "Y quiero que sepan que estoy convencido de que ustedes están hechos para mis hijos, aunque también les cueste creer eso ahora, en estas circunstancias. Pero tengan por seguro que, así como lo hicieron ellos, yo también superaré esto, al igual que lo hará Molly. Ella no lo demuestra, pero sé que se siente igual que yo lo hago con respecto a esto".

Ninguno de los tres dijo nada por unos cuantos minutos, hasta que el señor Weasley volvió a hablar. "No se preocupen. Sé que todo está bien entre ustedes cuatro ahora, y no me tomará mucho más tiempo acomodarme a eso. Creo que ha sido muy repentino y ya estoy grande para estas andadas".

°°°°°

Cuando Harry y Hermione volvieron al jardín, eran las 11:58. Ginny y Katie estaban encargándose de servir las copas de champagne y repartirlas por la mesa. Harry rodeó la mesa tal como lo había hecho horas atrás, cuando él y Hermione habían pasado al jardín. Observó que Isabel se había quedado dormida, acostada en el banco de madera, con la cabecita apoyada en el regazo de su madre.

"¿Quieres que la lleve adentro?. Son casi las doce", ofreció a Fleur.

"Oh, sí, por favor". Harry levantó a la niña suavemente. "Gracias, Harry", agradeció Fleur cuando él se giró para caminar dentro de la casa de nuevo.

En la sala, Luba estaba acomodando a Michael en su carrito de nuevo. Harry acostó a Isabel en el sillón, con cuidado para no despertarla. Apareció una manta que extendió sobre ella y avivó la llama de la chimenea con un movimiento de su varita.

"¿Habrá alguna forma de que no escuchen los estallidos?", preguntó Luba. Se refería al inminente ruido que producirían los fuegos artificiales de los gemelos estallando.

Harry se volteó hacia ella. "Sí, es sólo un simple encanto". Movió la varita distraídamente. "Ya está". Ante la mirada de confusión de la mujer, se apuró a aclarar. "Lo escucharás si algo pasa, al igual que Fleur podrá escuchar a Isabel, tranquila".

"¡Harry!", Ginny lo llamó desde afuera.

Él se dirigió a Luba. "Vamos. Ya casi es Navidad".

Los dos salieron de nuevo y observaron que había empezado a nevar. Harry se apuró a llegar al lado de Ginny y, cuando lo hizo, ella le extendió una copa.

Bill fue el encargado de la cuenta regresiva. Cuando fueron exactamente las doce, todos alzaron sus copas y brindaron. Sin perder tiempo, los gemelos convocaron las grandes cajas de Sortilegios Weasley y prepararon su usual espectáculo.

"¿Dónde estuviste antes?", preguntó Ginny, dejando su copa sobre la mesa, luego de haber tomar un corto sorbo de su contenido.

"Hermione y yo estuvimos hablando con tu padre", contó él. Luego se llevó la copa a los labios y dejó caer un poco de champagne en su boca. Observó cómo Ginny abría los ojos exageradamente y se llevaba una mano extendida a la mejilla.

"¿Y qué pasó?". Harry no respondió. "¿Todo está bien?", volvió a inquirir.

Él dejó la copa sobre la mesa y se giró hacia donde sabía que estaba el señor Weasley. El hombre alzó su copa hacia él y asintió levemente.

"Ajá", afirmó, mientras el primer estruendo de la noche se hacía escuchar. "Todo está bien".

°°°°°

1: Tengo la impresión de que las libras están bastante devaluadas con respecto a las Galleons, por el material del que éstos están hechos. Así que, un Galleon debe valer unas cuantas libras según mi teoría. Seguramente por eso Hermione puede tener semejante auto¿no?.

Gracias a todos los que dejaron su review en el capitulo anterior. Para todos ustedes, el epílogo de Unidos por su atención. Ojalá que lo hayan disfrutado.

Adío!.