Aioria pensaba en su templo, tal vez Shura si volvería, el ver la ilusión en los ojos de Milo le brindaba cierta esperanza pero el capricornio ya no estaba esa era la verdad, y el no tenerlo le dolía en el alma.
Aioria? –Milo lo sacaba de sus pensamientos.
Si… dime!
No puedo evitar seguirme preguntando si Shura y tu tuvieron algo?
No insistas con eso… no tuvimos nada que ver –El león dio media vuelta y abandono su templo.
Que genio!
Aldebarán que había visto la escena salió tras el Leo tratando de tranquilizarlo. Tenia que admitir que Milo había sido muy impertinente pero al quinto dorado no le gustaba hablar de esa etapa de su vida.
Al llegar a los jardines del santuario Aioria se detuvo seguido por Aldebarán.
Que tu también vienes a fregarme?
No...
Entonces vienes a abogar por alguien?
Tampoco
Entonces a que vienes?
A preguntar por que mientes?
Miento?... sobre que?
Shura
Yo no miento sobre él.
Vamos recuerdas esa vez que llegaste a mi templo consternado por haber visto a Shura con tu hermano?
Eso no es nada!
Insisto recuerdas el por que?
Pues...
Flash Back
Un jovencito de unos 12 años y cabellos castaños corre escaleras abajo con las manos en la cara pasando sin detenerse por los ocho templos que se interponían entre su agonía y su refugio, arriba, en la casa de Sagitario, Shura y el hermano del joven Leo, Aioros, se demostraban su afecto entre caricias y besos, él había sido espectador de tan sublime acto, mas sin embargo el amor platónico que le tenia al caballero de Capricornio le impedía sentirse plenamente feliz por su hermano.
Shura había sido siempre el mejor amigo del joven arquero, por lo consiguiente siendo una pieza clave en el desarrollo de Aioria, los tres eran como una pequeña familia, hermanos, por así decirlo, sabia que Aioros le tenia un cierto amor fraternal al español, pero con el paso de los años el joven león también comenzó a desarrollar este amor, mas sabia perfectamente que no era del tipo que su hermano esperaría que él sintiera por el pelinegro.
Ese día como todos los anteriores, Aioria había subido a ver el entrenamiento que los dos mayores acostumbraban después de los alimentos, le gustaba mucho verlos combatir, eso era cierto, pero la principal razón eran las miradas, guiños y sonrisas que Shura le mandaba cada que daba un buen golpe al hermano del castaño.
Entro en la novena casa, esperando encontrarlos dentro combatiendo, pero no vio a nadie, ni siquiera rastros de que ahí se hubiera efectuado un combate, se sentó esperando a que llegaran, pues tal vez se habrían retrasado, pasaron los minutos y ninguno de los mayores se aparecía.
Aioria se levanto del suelo con las piernas adormecidas "seguro hoy no entrenaran" se dijo para si mientras se disponía a salir de regreso a su casa, pero cuando iba bajando el primer escalón recordó que posiblemente estarían en Capricornio, así que dio media vuelta y subió lo mas rápido que sus piernas le dieron.
Entro con una gran sonrisa en los labios y los ojos abiertos expectantes a cualquier ataque que pudieran detectar, mas esta casa también estaba vacía, o al menos eso parecía, con la desilusión en los ojos dio media vuelta para de nuevo intentar bajar a su templo, pero una risita que provenía de la habitación le llamo la atención, "Shura", susurró el chico reconociendo aquel timbre de voz, yendo hacia la puerta entre abierta y asomándose cuidadosamente en la habitación.
Dentro encontró a su hermano debajo del cuerpo del español, este último le robaba besos fugazmente, mientras Aioros pasaba una y otra vez sus manos por la cabellera del capricornio, ambos dejaba escapar risas de sus labios cada que se separaban de un beso. El león abrió los ojos sorprendido por la situación que se desarrollaba entre sus dos "hermanos"
Tantas cosas en la mente, me aterran.
El pensar en todo y nada de una vez.
El estar dormido, y el soñar con frío.
El permanecer perdido, buscándote.
Aioria se alejo de la puerta sin emitir ningún sonido, con las manos en la boca y el terror invadiendo su corazón, giro lo mas rápido que pudo saliendo del templo sin importarle que sus pasos resonaran en la entrada del mismo, lo cual puso en alerta a los dos amantes dentro de la habitación...
- Que fue eso? –pregunto el arquero mientras Shura despegaba su cuerpo y se levantaba a ver quien provoco los pasos en el recinto.
Shura solo alcanzo a ver una cabeza castaña bajando a toda velocidad por las escaleras, pero no necesitaba mas explicaciones, sabia que era Aioria, giro su rostro para ver a su amado con un gesto de preocupación dibujado en sus ojos- Aioria –se limito a decir el español mientras regresaba a sentarse junto al sagitario.
- Crees que no haya visto?
- Puedo asegurarlo –dijo Shura mientras se recostaba en la cama apesadumbrado por el chiquillo.
Tras los muros de mi casa, tan fría.
Puedo pensar en algo para hacer calor.
El moverme me hace titubear, y dudar.
Pero esa imagen no se ira jamás.
Aioria bajaba hasta su templo, mas no se detuvo ahí, le parecía que no era un buen escondite, así que para que quedarse ahí?... bajo mas escalones, llegando hasta la casa de géminis, y topándose con su guardián en la entrada.
- Aioria estas bien? –pregunto el mayor de los caballeros al notar el estado en que estaba el jovencito.
El león se pregunto si Saga entendería, el era mayor y mucho mas experimentado en estos asuntos pero también el mas sensato y honesto de los caballeros, seguro que le obligaría a volver y hablar del asunto con su hermano y con Shura, pero se negaba a hacerlo así que opto por mentirle al géminis –estoy bien! –contesto secamente mientras cambiaba su rostro a uno mas duro e insensible de lo que en realidad era.
- Seguro? –insistió Saga.
- Si lo estoy –y se dispuso a salir del tercer templo dejando a Saga confundido, pensó en salir del santuario, huir y no volver, pero su deber era quedarse y proteger a Athena y al patriarca, sin importar lo mucho que sufriera, llego a Tauro donde otro de los caballeros mayor que el estaba sentado en la entrada.
- Hola pequeño –le dijo Aldebarán guardián de la segunda casa.
- Hola –contesto sin animo.
- Que sucede? –pregunto el toro, mientras Aioria lo miraba a punto de derramar las lagrimas que tanto reclamaban salir.
El pensar en ti me hace recordar.
El encanto que provoca tu fragilidad.
Quedarme sentado aquí me puede congelar,
Y el hablar de ti me puede delatar.
Aldebarán le inspiraba confianza, y necesitaba urgentemente dejar salir todo lo que su alma guardaba así que le contó la historia completa, desde donde comenzó su amor por Shura hasta aquella imagen que había presenciado momentos antes.
- Ya veo –dijo el brasileño mientras le daba una palmaditas en el hombro al león- y cual es el problema?
Una ira casi incontrolable invadió a Aioria, le había contado todo al tauro y este no había entendido, trató de levantarse para abandonar ese templo pero el moreno lo detuvo y lo volvió a sentar.
- Aun no terminó –prosiguió el tauro- no es que no te entienda, lo hago perfectamente, pero no encuentro tu problema, pues me has dicho que sientes pro Shura y como comenzó a crecer este sentimiento pero aun no me explicas que siente Shura por ti?
- Por mi? ... pues nunca lo ha dicho ... pero me dedica sonrisa y gestos que me hacen sentir bien –contesto entre sollozos el castaño.
- Pero te trata igual que a tu hermano? ... sientes que es igual?
- Pues ... –aioria trato de recordar absolutamente todos los momentos con Sur ay su hermano y encontró un patrón, el capricornio le dedicaba mas tiempo al arquero, lo procuraba mas, esto provoco que Aioria sintiera un vació en el estomago- NO –contestó finalmente.
- Lo vez ... entonces no hay porque culpar a alguno de ellos por cosas que solo tu sientes –Ante las palabras de Aldebarán, Aioria no tuvo mas remedio que asentir, pues todas tenían la razón, aunque por dentro quería gritar y acabar con su dolor.
Podría gritar, que me dejes beber de tu sangre.
Podría gritar, que me dejes beber de tu sangre.
Podría gritar, que me dejes beber de tu sangre.
Podría gritar, que me dejes beber de tu sangre.
Ya mas calmado después de muchas horas en las que estuvo charlando con Aldebarán, aioria regreso a su templo, en donde lo esperaban dos figuras muy conocidas para el.
Shura se acerco con la consternación en el rostro, mientras su hermano lo miraba desde lejos.
- Aioria yo ... –se aclaro la garganta- nosotros ... tenemos que decirte algo
- No es necesario...
- Pero debemos hacerlo, Aioros y yo ... tenemos una relación y lo menos que queremos es lastimarte...
- Shura –Aioros se acercaba por detrás del capricornio mientras lo rodeaba por la espalda- creo que eso lo debemos discutir mi hermano y yo
- He dicho que no es necesario, me alegro por ustedes, se quieren y lo que yo siento por ustedes es ... –titubeó ante la frase que se formaba en su mente- es solo amor fraternal
Y el pensar en ti me hace recordar.
El encanto que provoca tu fragilidad.
Quedarme sentado aquí, me puede congelar.
El hablar de ti me pude delatar.
El Leo disimulo su dolor con una ligera sonrisa y abrazo a ambos chicos, esperando con esto cerrar su herida y dejar su sentimiento por Shura encerrado en lo mas hondo de su ser.
Separándose solo de Shura le dio un abrazo a su hermano, para después voltear con Shura y repetir el proceso.
Aioros sabía que su hermano lo llegaría a comprender, en algún tiempo quedaría asimilado. Y así ambos hombres abandonaban el quinto templo. Pero Shura volvió segundos después de haber salido.
- Seguro que estas bien? –pregunto el mayor
- Si lo estoy –de nuevo Aioria sentía las lagrimas en sus ojos así que abrazo a Shura de nueva cuenta y le dio un besó en la comisura de los labios, sellando así el amor meramente platónico que desde ahora sentiría por Shura.
Podría gritar, que me dejes beber de tu sangre.
Podría gritar, que me dejes beber de tu sangre.
Podría gritar, que me dejes beber de tu sangre.
Podría gritar, que me dejes beber de tu sangre.
Fin Flash Back
Aioria había recordado que el sentimiento por Shura lo había olvidado por solo algún tiempo, aunque ahora ya no era el mismo, era mera ilusión que antes había sido "amor", diferente al que años después de la muerte de su hermano comenzó a sentir por una bella amazona que entrenaba a un pequeño de nombre Seiya, pocas veces había podido ver su rostro, pero no le importaba el la amaba y por esto llevaban una relación bastante apasionada pero a la vez oculta, velando por la seguridad de ella, se había limitado a besarla un par de veces, a sentirla solo por instantes, aunque su tórrido romance era un secreto a voces entre los caballeros dorados.
Desde esa platica con el caballero de Tauro, este se hizo su fiel confidente, sabiendo todo sobre su vida, y al ser mayor que el, guiándolo con la chica y protegiéndolos de ser descubiertos. Estaba seguro, ahora el amor platónico que sentía por Shura era suplantado por el infinito amor y agradecimiento que le tenia a la amazona del águila.
Podría gritar, que me dejes beber de tu sangre.
Podría gritar, que me dejes beber de tu sangre.
Podría gritar, que me dejes beber de tu sangre.
Podría gritar...
Aioria –dijo Aldebarán sacándolo de sus pensamientos- Veo que ya recordaste, así que te pido un favor?
Dime –acepto el león al ver la mirada de su compañero de armas.
No mientas, sabes que fue hermoso mientras duro, y que ahora forma parte de ti –dijo el tauro alejándose del recinto de Leo.
Shura –susurró el león mientras una pequeña lagrima resbalaba por su mejilla y volvía a cerrar ese momento para la eternidad.
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HOLA! Como los he extrañado pero la escuela, los finales, las obras de teatro y muchas cosas mas no me dejaban escribir, pero aquí les traigo este nuevo capi, que espero les guste, la inspiración anda al máximo y espero esta vez no tardar mucho en actualizar las demás historias, y dejarles nuevos proyectos, que serán One-shots para no meterme en rollos de actualizar mas historias y tratar de terminar esta y alguna otra como la de Puppe-reloaded (aunque también depende de Aiko ¬¬)
Mil gracias por los reviews, y espero que dejen muchos en este capi, podrán encontrar sus contestaciones en mi profile ok?
Les mando besos y una abrazo enorme por las fiestas, pásensela super bien y les deseo lo mejor en todo lo que resta de este año y el siguiente.
Auf Wiedersehen!
Little Nisa Pandora
