Sparkling Dark
(Nota de Autora: Sé que mis traducciones apestan, u.u así que desde ahora en delante lo dejaré en inglés, tarde o temprano "My Chemical Romance" me lo agradecerá 6.6U' yep y me llevarán de gira con ellos... (stareyes) además podré ir al concierto de Stratovarius y Lacrimosa... o al de Therion y Nightwish... cuando vuelvan a venir u.u).
Advertencia: Estem... GaaraNaru... soy fan de clóset... así que perdónenme la vida u.u... (... u.u ... ñam)
Capítulo Dos: Cemetery Drive.
Después de esto Naruto no pudo evitarlo, fue a dar directamente a los brazos del pelirrojo que lo acogió sin protestar. Kankurou los observó extrañado, pero ante los ojos escalofriantes de su hermano, se abstuvo de hacer ningún comentario.
Gaara nunca se sintió más extraño y lleno de calor. En su trabajo estaba totalmente prohibido mostrar alguna muestra de afecto ó compasión y ello lo hacía sentirse en algún lugar distante a la realidad. Rodeó con sus brazos al pequeño y le permitió sollozar adolorido, aludiendo entre gimoteos aterrorizados y fugaces a su abuela.
Haku sonrió y se recargó completamente en su asiento, ahora él perdiendo la vista por la ventanilla. Kankurou no sabiendo cómo distraerse ojeó brevemente a los del asiento de atrás, recordando con sobresalto que había gente tras ellos.
No los reconocía y no se había percatado de su presencia desde que habían subido al camión. Lucían sospechosos. Espías, tal vez; en su trabajo nunca se podía estar seguros.
"Hey..." los saludó, alzando la mano. "¿Ustedes...?"
"Zaku..."
"Kinuta Dosu..."
"Ahhh" ante tan seca respuesta, se limitó a mencionar su propio nombre. "Kankurou" y después de esto un silencio sepulcral.
Aunque la situación era ridícula y sin duda ellos dos un par de muchachos comunes; Kankurou no pudo evitar observar un mote de maldad en sus miradas. 'No son seres sobrenaturales; si lo hubieran sido Gaara lo hubiera notado...' suspiró y giró su rostro al frente.
'No son espías' se rascó la cabeza 'nos hubieran oído hablar y sin duda estaríamos muertos... entonces son...'
"No son nada... nada..." mientras que perfilaba sus afilados colmillos por la comisura de los labios, el muchacho llamado Zaku, sonreía lleno de perversidad y hablaba en un lenguaje desconocido a su amigo. "Son unos estúpidos... ni aunque nos hayamos paseado por sus narices, nos identificaron..."
"No saben nada... si esto es lo mejor que tienen para combatirnos y reconocernos... jamás tendrán una mayor oportunidad de terminar con nosotros... no se darán cuenta del error que han cometido hasta que sea demasiado tarde..."
Esa noche, olvidándolo todo, Naruto reposó en los brazos del chico pelirrojo, exhausto y lleno de pánico. Aún y cuando estuviera amaneciendo y no hubiera tenido más de dos horas de sueño en el lapso de tiempo que duró el viaje, no pudo cerrar los ojos ni un momento. No sabía porque, pero sentía que con él todos los miedos eran infundados y que estaba seguro.
Gaara sentía calor, un calor que jamás había sentido antes, sentía algo dentro del chico que seguramente también Kiba había percibido. Mientras que el antiguo camión avanzaba hacia algo que seguramente podría ser su cementerio, el territorio que podría ser su último lugar; él se sentía sosegado; seguro de que nada lo alejaría de su motivo. Pero su seguridad se desvaneció al observar una mansión lúgubre en medio de lo que se suponía que era un pequeño pueblo de la época colonial.
Cuando bajaron de los camiones, los foráneos se miraron unos a otros y después de unas miradas fugaces y sugestivas cada uno fue por su propio camino, rezando interiormente porque absolutamente nada pasara. Naruto los observó confundido.
"Acompáñame" musitó Gaara sin dirigirle la mirada. Naruto comenzó a caminar, desorientado y asustado, esperando que no fuera nada grave. Cuando estuvieron fuera de la vista de todas las personas, Gaara lo miró nuevamente y le espetó de manera seca "Quítate la ropa"
"¿Qué?" esto era muy extraño. "¿Bromeas, no es cierto?". Después del suspiro del pelirrojo, el rubio supuso que no podía ser una orden más seria.
Avergonzado y tiritando, empezó a deslizarse la chaqueta por los brazos y luego se desabrochó la camisa botón por botón. Cuando por fin se encontró en ropa interior Gaara hizo varios sellos rápidamente con ambas manos y posó la palma de la mano derecha sobre el estómago del rubio. Susurró algunas cosas incomprensibles y cuando terminó, una ligera luz roja cubrió su mano, impulsando un golpe tan fuerte que dobló a Naruto en dos y lo derribó de rodillas en el suelo.
El rubio sintió que se asfixiaba en ése mismo momento, el aire no llegaba a sus pulmones, vio la muerte tan cerca que pareció una amiga lejana.
Entonces Gaara con el brazo derecho, utilizando su muñeca, golpeó la barbilla del menor, derrumbándolo completamente en el piso. Sin una expresión visible en el rostro, le arrojó una ropa negra que se sacó de una bolsa dentro de su chaqueta y guardó la de Naruto.
Pero el ojiazul no cabía en sí del susto. Se levantó rápidamente, tomando la ropa y alejándose lo más que pudo del pelirrojo. Se vistió tan ágilmente como sus manos se lo permitieron.
"¿Y eso?" inquirió con la voz temblorosa.
"Llámalo como quieras, hechicería, si así lo deseas..." musitó fríamente, caminando en remarcado sigilo, pretendiendo fundirse con el ambiente.
A Naruto le desesperó excesivamente su actitud tan displicente.
"¿Molestaría si preguntara la razón de ello?" gruñó, algo fastidiado. Entonces Gaara se dio la media vuelta y lo encaró con un rostro de desagrado total.
"No me molestes ¿entiendes?... ¡Mierda!... ¡No sé como Kiba se fijaría en un niñito imbécil como tu!... Si me vuelvas a hablar te juro que te mato..." y dicho esto se alejó rápidamente, creando un remolino de emociones en su mente.
Más, sin embargo, Naruto permaneció estático en su lagar. Unas lágrimas de soledad y coraje resbalaron por sus rosáceas y redondas mejillas... Se sintió realmente estúpido. Y de esta manera, solitario y humillado, caminando en medio de lo que eran sus nuevos compañeros; se adentró a la lóbrega mansión que se extendía maravillosa y terroríficamente frente a sus ojos.
Cuando entró, miró hacia todas direcciones con la cabeza bien en alto: los miedos y las inseguridades se habían acabado, estaba totalmente solo.
Justamente, como se lo esperaba, no había nadie a quien reconociese cerca. Ni una palabra de ánimo, ni nada que lo alentase, él solo tenía que reconfortarse.
Observó a todos y al ver algunos rostros huecos y pálidos sintió mucho miedo. Algunos hablaban palabras vacías en un idioma extraño, otros se miraban sin ninguna expresión en el rostro. En ése momento los reconoció: eran vampiros.
Sentía su exhalación fétida y glacial en sus entrañas (aunque estuviera a casi dos metros de distancia de ellos) y escuchaba su idioma nocturno, aún y cuando lo reptasen con sigilosa malevolencia. También podía ver sus prominentes caninos, incluso con el excelente disimulo y cuidado que procuraban tener mientras hablaban; notaba su brillo enloquecedor y sobrenatural, además de sus carencia de sentimientos... criaturas maravillosas pero a la vez tan vacías.
Eran vampiros. Vampiros. Vampiros. Tres vampiros. Cinco vampiros. Diez vampiros. Diecisiete. Todos distintos unos de otros, todos tan distantes. Se perdían entre las masas de jóvenes humanos que discutían serios ó imprudentes y que se saludaban después de años, meses, días... de no verse ó argumentaban nimiedades.
Se distrajo observando algunos grupos de vampiros. ¿Cómo es que no los había visto en el tranvía... ó al subir a los autobuses...? No se lo pudo plantear bien, lo único que concluyó es que Gaara y sus rituales esotéricos tenían algún vínculo con el asunto.
Suspiró agobiado. No tenía miedo.
Caminó entre ellos buscando su equipaje, ignorándolos, como si no supiera de su presencia... y ellos tampoco le dieron la mayor importancia al pequeñísimo chico rubio que caminaba entre la multitud de posible y (quizá) próximo alimento.
Entonces lo vio, precioso e inmóvil.
Un muchacho visiblemente mayor que él y con los ojos tan negros como la noche.
Estaba de pie, junto a la montaña de valijas, con la mirada perdida en el horizonte.
En aquel momento Naruto, recordando lo que buscaba, se acercó y, mirando atentamente todos los bultos de colores, tomó acertadamente su bolso por el único tirante disponible y lo jaló fuertemente. Como era uno de los que sostenía la inmensa pila de equipaje en la base, el peso que reposaba sobre éste era muy grande y si hubiera jalado un poco más habría existido el riesgo de caérsele encima.
Desistió, cansado y un poco exasperado, y concluyó en aguardar a que todos retiraran sus valijas hasta que quedara libre la suya.
Pero una voz masculina y grave le llamó suavemente y una fila de hermosos dientes blancos le sonrió con dulzura.
"Disculpa..." Naruto se dio la media vuelta, atraído por la exquisita voz; luego sorprendiéndose al ver los preciosos ojos negros frente a si. "¿Esto es tuyo, no?" y distinguió su mochila entre los pálidos y largos dedos del otro muchacho.
Bajó la mirada, nervioso.
"Sí" asintió, tomándola, tocando de casualidad la espantosamente helada mano del joven ojinegro. Era un vampiro, sin duda alguna... ¿lo era?... entonces alzó la vista.
Naruto observó sus dientes... los colmillos eran de una medida normal y de ninguna manera se veían tan monstruosamente anormales como los de los chicos-vampiro que había examinado antes. Sus ojos eran tan hermosos. Negros y hermosos. No eran vacíos ni resultaban tan lejanos como los de los otros. Lo único que no pudo explicar fue el brillo de su piel blanca, ni la desmesurada belleza, exquisitez y elegancia que irradiaba; pero concluyó que eso lo había adquirido por mérito propio.
"¿Cuál es tu nombre?" entonces preguntó el galante muchacho de ojos oscuros, con su profunda y peligrosa voz.
Naruto, desconfiado, frunció el entrecejo y retrocediendo dos pasos, escupió en fingido fastidio.
"¿Te importa tanto, eh... presumido...?"
"Al contrario, el nombre es lo menos importante" y el mayor amplió la falsa sonrisa, irguiendo la espalda "mi nombre es Uchiha Sasuke... siempre es de común cortesía decir primero el propio nombre... aunque tal vez una persona sin educación lo desconozca..."
En una expresión extrañada y algo más tranquila, el rubio manifestó cortante:
"Uzumaki Naruto"
"Jejeje, así está mejor ¿no lo crees?... tú..." enfatizado esto último acabó: "cara de ...idiota"
Pero Naruto no le contestó al momento, le dio la espalda y se retiró.
"Nos veremos de nuevo, Naruto... es una promesa..."
"No lo creo yo así, tú... bastardo"
Y el ojinegro sonrió, mientras que lo veía alejarse.
Naruto corrió por los pasillos de la oscura mansión, buscando el número de la recámara que le habían dado al inscribirse. Suspiró agotado, las cosas ahí eran cada vez más extrañas. Pudo jurar que algunos cuadros se movían, examinándolo; y que extrañas figuras se alzaban entre los enormes candelabros de bronce.
Entre el susto y la exclamación, encontró el número de "su" habitación: 16, sin saber qué nueva sorpresa se encontraría ahora... Abrió la puerta confiadamente, pero algo hizo que soltara del susto la maleta que sostenía con la mano izquierda y desasiera el pomo.
Alguien lo observaba con comodidad, sentado sobre el sillón que se erguía altivamente en el centro de la alcoba.
CONTINUARÁ...? O.O
Bien, estuvo muuuuy corto, lo sé u.u! KYYYYYA u.u! No tengo excusa...! Mucha tarea... exámenes... obligaciones... no tengo Inter y estoy en un cochino cyber-café... cositas.. (o.o).! sooorry! Prometo hacer el siguiente más largo u.u!
Muchas gracias a mis queridísimas reviewers!
Nephra, Hazu-chan, Oro Makoto, kennich, ReiKaida, HagaRenPotter, NuriNeko y Katy Uzumak (mi primerísimo ReVieW! XD).
Ujujujujuju! Ustedes siempre apoyándome ToT (porque sie, me acuerdo de ustedes... T.T me han reviewado en otros fics y me dan muchiiio apoio, seeeeehhh... mi memoria si da pa eso xD)! Que emoción! soi feliz x)! Bueno y si en algo concordaron todas fue que estuvo confuso y no entendieron nada de nada xD! Las cosas se aclararán poco a poco! XD! Jajajaja, eso es seguro!
Se cuidan mucho mis changuísimas lectoras xD MUAHAHA! Las kere! Kao-chan (Pd: me van a matar? Nooooo? Verdad u.u?)
