II El nuevo, pero antiguo alumno
No quería tomar el autobús. Decidió caminar y pensar en como, estaría todo.
Sus pasos eran lentos, pero por cuenta propia, deseaba no llegar a esa escuela, imaginaba que Carlos, llegaría en su auto y la sacaría del aquel pueblucho.
Unas estruendosas risas acabaron de improviso con su imaginación, diviso quien la había despertado de su laguna imaginaria, y observó a un grupo de jóvenes, que bajaban de un bus azul, la gran mayoría tenían una edad similar a la de ella.
Ellos no la veían, ya que estaba en un esquina parada y sin moverse.
Suspiro, todos estaban cambiados, irreconocibles, pero ella los reconocía, desgraciadamente los reconocía a ...todos.
"¡ Phoebe, vamos dame un besito!"-un alto moreno, le rogaba a una delgada y fina joven, que leía minuciosamente un grueso libro, una muestra de cariño.
"Gerald, tenemos examen, por favor, ahora no"
La rubia sonrió, la primera sonrisa que mostraba en todo estos días que se encontraba en su antiguo barrio.
Su única amiga ,se había transformado en una linda señorita, pero su carácter seguía igual y eso la tranquilizaba.
Rhonda, bajaba, al igual que a sus nueve años, con clase, con glamour, con estilo y con MUCHO ego.
"Abran paso, esta entrando, la reina de la preparatoria"- comunicaba en voz alta, pasando entre los grupos de jóvenes que se juntaban, a conversan antes de que sonara la campana.
"No has cambiado nada...Rhonda...nada"-decía la chica con ojos en blanco
Decía al Aire, hasta que una empalagosa pareja, le llamo la atención.
"Mi amor, hace mucho frío"
"Mi niña, tiene frío .¿Y que puedo hacer yo para evitarlo?"
"un beso y tu chaqueta"-pronuncio robótica mente y con una estúpida sonrisa.
Los labios de un guapo rubio se posaron, en los delgados de un guapa pelirroja, mientras que el hombre se sacaba su chaqueta y la posaba en los finos hombros de su pareja.
Los ojos de Helga empezaron a ser intensamente brillosos, unas solitarias lágrimas escaparon de ellos
"es lo mejor"-susurro- " ya debo entrar"-dijo mientras secaba sus sonrosadas mejillas de aquella solitarias y minúsculas lágrimas .
La aula, estaba en pleno bullicio, con voces alegres y parlanchinas, hablando de que había echo cada una el fin de semana.
De improviso, entro el director de la secundaria. Un señor canoso, delgado y de ojos saltones.
Las risas automáticamente se volvieron mudas.
"Muy buenos días"-habló
"Buenos días, señor Marrison"
"Hoy, los vengo a visitar para darles una buena noticia"
La mitad del salón les interesaba mientras que las otras, hacía como si los escuchaban mientras le dirigían miradas a sus parejas, era el caso de Arnold y Laila.
La pareja, ya llevaban varios años , y eran el dúo, más popular en la secundaria. Desde los 12 , estaban juntos, sin ningún problema, eran perfectos. O eso se veía a la vista de los demás alumnos.
Ella:
Estilizadas, generosa, buena estudiante, capitana del equipo de porristas. Tenía varios admiradores secretos y otros no tanto, pero cada uno sabía que ella estaba perdidamente enamorada de su novio
El:
Guapo, sin duda, sería su primera definición. Alto cerca de 1.85, con músculos definidos, por ser capitán del equipo de rugby, sensible y buen compañero. Cuatro años seguidos, muy próximo 5 contando este año,
Siendo presidente escolar y editor del periódico.
La fusión adecuada para que dieran la perfección, Arnold y Laila , eran ¿el uno para el otro?
"Bueno jóvenes, hoy se integrara un alumno nuevo a esta clase"
"Genial, una cara nueva"-exclamaba un pequeño y flacucho niño de pelo anaranjado, Yuyin.
"Pues si y no"
El insignificante joven lo miro confuso y antes de preguntar algo, el director había leído sus pensamientos.
"El
alumno, ustedes ya lo conocen, pero hace mucho tiempo que no se
encontraba en esta ciudad. Su nombre es...-decía el canoso
hombre tratando de recordar el calificativo de el nuevo alumno,
pero fue imposible.
Decidió preguntar
" ¿Señorita disculpe, pero ¿cómo se llama?"
Por primera vez la rubia entro al salón y con una voz fuerte y decidida pronuncio :- "Helga, Helga G. Pataki, señor."
La ojeaditas de Arnold y Laila se rompió, al escuchar ese nombre.
Él dirigió una asombrada, petrificada e intensa mirada a la chica, al igual que todos en la clase.
"Muy bien, Helga Pataki, siéntase ,como en casa. Muy buenos días" –el director se había retirado del recinto.
Silencio, un implacable silencio, y muchas miradas dirigidas a la rubia, se hacían presentes en la sala de clases.
Mientras que la chica nueva, trataba de evitarlas todas ,en especial la de él.
La que rompió el incomodo silencio fue su fiel e incondicional y única amiga.
Se levanto y corrió abrazarla diciéndole cosas incoherente y con
Sinceras lágrimas en los ojos.
Al cabo de segundos, la gran mayoría imito la actuación de la asiática.
Arnold, también estaba dispuesto, a saludarla y darle la bienvenida.
Soltó la mano de su novia pero...
" ¿dónde vas?"
"a saludar"-dijo naturalmente
"mi amor, me siento un poco mareada, ¿ no puede ser en otro momento?"-pedía con una dulce voz
El sonrió.
"claro, amor"-decía mientras se acercaba a ella y la besaba en la frente
A pesar de que sus ojos estaban intensamente pegados a su ex compañera de primaria
