"Ultimátum al Amor: Demuestra que aún vives en mí"
Primer Capítulo
"Regreso al Hogar. Recuperar el Tiempo Perdido"
Japón, Kyoto. Día soleado y sin
problemas aparentes. Sí, tranquilidad, algo que hace tiempo no
sucedía. No se sabía la inusual causa de esto, pero
refugiado en su centro de operaciones, más conocido como
"Aoiya", se encontraba el ex-mejor ninja de los
Oniwabanshuu, Okina para sus compañeros onis, haciendo
conjeturas y jugando a adivinar cuál sería la causa de
la paz que reinaba.
No
lo sabía, pero estaba seguro de que el viento traería
consigo nuevas ilusiones a su vida. Quién sabe... tal vez una
hermosa muchachita perdida aparecía buscando ayuda. Ayuda que
él, como buen Onni que era, no podía negar.
Okina
sonrió, la anterior idea no era mala. Pero, en su interior,
rogaba a Kami que se tratase de su pequeño ángel,
acompañado, esta vez, por un prominente y atractivo hombre que
respondía al nombre de Shinomori Aoshi, ex Okashira de los
Oniwabanshuu.
Aoshi Shinomori transitaba por las ahora tranquilas calles de Kyoto. Regresaba a su hogar y en su mente nacían sutiles y extraños sentimientos; más ligados a la melancolía que al temor.
Extrañaba. Sí, el frío
hombre hielo extrañaba su hogar, el Aoiya.
Parecía
contraproducente, pero el largo tiempo fuera le había hecho
entender, por fin, que el hogar era el lugar donde se depositaba el
corazón, así que, por lo tanto, él se había
marchado y regresaba a buscar lo que había dejado... y no
estaba dispuesto a resignarse.
Resignación; una palabra que no se encontraba en su vocabulario, pero que, a estas alturas, lo asustaba más que nada. No es que no fuera lo suficientemente valiente como para luchar, sino que no sabía si el tiempo, tal como decían, había curado todas las heridas, relegando al olvido sentimientos de antaño.
Tiempo. El maldito y bendito tiempo. Aoshi cerró los ojos con melancolía y dejó fluir sus pensamientos, pero ¿cuánto tiempo había transcurrido? No lo sabía, pero ya iban más de cuatro años que no regresaba al Aoiya. Seguramente muchas cosas habían cambiado.
Cuatro años. Habían transcurrido cuatro años desde su partida; casi media década si se ponía a sumar los meses ¡Media década! Cuatro años desde que no veía a los habitantes del Aoiya... a Misao.
Sí, había sido un largo tiempo, pero a la vez tan breve, y era esa brevedad la que lo asustaba. Kenshin había vagado diez años, pero, al final, logró encontrar la felicidad... Aoshi no estaba seguro de lograr aquel cometido.
Si bien, era cierto que había encontrado respuestas en un tiempo récord si lo comparaba al del ex rurouni, pero no estaba completamente seguro de que él, después de tantos crímenes, podría encontrar paz, amistad y amor.
Aoshi volvió a sonreír. Sí, porque otra vez una simple palabra se transformaba en un enigma. ¿Sería capaz de encontrar la felicidad? ¿Sería digno de ella? No lo sabía, pero, tal como solía escuchar a Misao, "quien no se arriesga no cruza el río".
Misao. Un nombre que le entregaba demasiados
recuerdos. Un nombre que era más que un nombre, más que
un significado. No sólo era Misao, sino todo lo que ese nombre
conformaba.
Sí, su
mente conformaba la imagen de una dulce muchachita de dieciseís
años que lo miraba con ternura, esforzándose por
hacerlo sonreír ¡Qué ironías de la vida!
Ella había dedicado mucho tiempo para alejarlo de oscuros y
tristes pensamientos, para conseguir que la gélida mirada
tuviese un toque de ¿humanidad?.
No, Misao no era así. Ella lo había
aceptado frío o dulce, eso no le importaba.
Ella
lo amaba, Aoshi lo sabía bien. Pero ¿era digno un
mounstro como él de un maravilloso ángel? La respuesta
era negativa, y eso lo mataba.
Huir. Aoshi no era un cobarde, pero los sentimientos le habían jugado una mala pasada y, según él, con el objetivo de no arruinar la vida de la pequeña Okashira, se había marchado.
Había dejado todo atrás. Familia, amigos y... amor. No podía negarlo. La amaba. Aoshi Shinomori amaba a Misao más que a nada en el mundo, pero había sido tan cobarde como para alejarse de ella con el único pretexto de no dañarla. ¿Cuánto habría sufrido Misao sin él? Tal vez lo mismo que él... quizás más, quizás menos. Lo único que sabía es que no la merecía porque había perdido su honor en estúpidas luchas, pero había sido incapaz de confesarle sus sentimientos a la mujer que amaba.
Él merecía ese dolor, era un
cobarde. ¿Pero ella? Ella no, era valiente y lo había
demostrado en más de una ocasión. seguramente Misao
encontraría a un hombre que la hiciera feliz, que la
mereciera.
Aoshi sufría.
Había intentado hacer las cosas bien, pero escondió
sentimientos que nunca debió haber ocultado. Sí,
aceptémoslo, era un cobarde. En cambio, Misao siempre
intentaba decirle lo que ella sentía. Por supuesto que él
lo sabía, no en vano era el ex Okashira de los Oniwabanshuu,
además ¿para qué más podrían
servirle esas extenuantes horas de meditación?
Cobarde. La palabra se repetía en su
mente, porque además de cobarde había dejado a Misao
con la angustia en su corazón al no dejarla hablar. Nunca la
escuchó, nunca la dejó hablar. Ahora se arrepentía.
Era
extraño, pero tras estos cuatro años regresaba "con
la cola entre las patas", al entender que todo lo que buscaba
era de lo que estaba escapando. Irónico ¿no?
Había estado ciego, pero al fin podía ver. ¿Cómo pudo ser tan estúpido? ¿Cómo no entendió que ella era todo lo que buscaba para volver a vivir? ¿Cómo había creído que sin ella podía ser feliz?
Sí, tras recorrer el mundo Aoshi Shinomori entendió que todo lo que buscaba estaba en su hogar; junto a ella. Por fin había logrado entender que sin aquella sonrisa no podía vivir, que sin esos ojos el mundo dejaba de importar. Tras cuatro años de viaje entendía que su vida no significaba nada si no tenía a Misao con él. Ahora lo sabía, por eso regresaba.
Volvía, regresaba por ella, a su lado. Esta vez no se separaría de ella nunca más, podía jurarlo. Sólo esperaba que Misao sintiera lo mismo por él, aunque sabía que eso era imposible... después de tanto tiempo nadie es capaz de amar. La había desilusionado, tal vez ahora ella estaría casada o a punto de hacerlo. Tembló ante aquella expectativa, pero tomó la resolución de que si eso era así la apoyaría y velaría por su felicidad.
Con estos pensamientos Aoshi llegaba a la puerta del Aoiya. Su hogar.
Cuatro años habían pasado y no tenían noticias de Misao, pero Okina sabía que mientras ella estuviese con Aoshi, nada malo sucedería. De pronto un ruido lo alejó de sus pensamientos y se encontró frente a frente con Aoshi Shinomori, pero…
¿Dónde está Misao? – preguntó Aoshi.
Okina comprendió inmediatamente; Misao había fallado en su misión y no lo había logrado encontrar. Tal vez estaba perdida, o… tembló inmediatamente ante la perdida de su muchacha. Tal vez por eso habían dejado de recibir cartas de la joven Okashira, pero ella era tan joven. No. Misao seguía viva, el corazón se lo decía.
Okina intentó calmarse al notar la impaciencia de Aoshi, algo le decía que su ex Okashira estaba ansioso por verla. Pero ¿cómo explicarle que ella había partido tras él... y lo peor que aún no regresaba?
Aoshi, notando la expresión de Okina, entendió que Misao no se encontraba en el Aoiya. Se relajó e intentó ocultar su nerviosismo. Lo más probable es que la pequeña muchacha estuviese en la ciudad junto a Omasu y Okon.
La sorpresa fue mayúscula cuando, de sopetón, ingresaron al despacho de Okina los cuatro miembros del Oniwabanshuu. Buscó a Misao con la vista, pero la tristeza invadió su rostro cuando escuchó a Shiro:
¿Dónde está Misao, Aoshi - sama?
¿Dónde estaba Misao? ¿Por qué le preguntaban a él? Misao estaba en el centro de Kyoto con Omasu y Okon. Pero, sintió un leve temor, ambas ninjas estaban allí... y por qué la interrogante. Ellos debían saber dónde estaba Misao, no él... a menos que. No, no podía ser. Aoshi cerró los ojos e hizo la pregunta:
¿Misao fue tras mi rastro?
El rostro de los Oniwabanshuu era deprimente. Sabían lo que había ocurrido. Misao, había madurado y corrió tras Aoshi pues percibía que éste necesitaba espacio para pensar, pero ese duelo había cortado todos los planes... y ella no quería que su Aoshi - sama recordara duros momentos. Había sido tal la determinación de la muchacha por protegerlo que quién sabe qué locuras había realizado... y ahora no estaba con ellos. Sólo quedaba Aoshi, él era el nuevo Okashira.
Aoshi salió del despacho y logró llegar al tejado. Era de noche y había una luna hermosa. Recordó a Misao y como ella lo instaba a observarla, aunque él fingía ver el astro, en realidad admiraba a su ángel. Cerró los ojos y, por primera vez en mucho tiempo, Aoshi Shinomori, Okashira de los Oniwabanshuu, lloró. No fueron muchas lágrimas, ni muy fuertes. Nadie lo escuchó, pero fueron lágrimas cargadas de dolor. Eran lágrimas de un corazón que se destruye al no tener al ser amado.
Había vagado durante cuatro años. Logró entender que amaba a Misao, pero ella ya no estaba más. Nunca más volvería a verla. Pensó en renunciar, pero recordó aquella dulce sonrisa que lo invitaba a vivir. Sí, seguramente Misao, donde quiera que estuviese, no le gustaría verlo rendirse.
Ahora sólo quedaba él para defender a su familia. Debía luchar, tenía que hacerlo para honrar el recuerdo de Misao y al grupo que ella tanto amó.
Aoshi
Shinomori observó la Luna y decidió continuar, algo le
decía a su corazón que no podía rendirse esta
vez. Misao seguía viva, podía sentirlo.
Lleno
de esperanza bajó del tejado y se reunió con Okina y
los demás. Todos estaban desconsolados, pero su nuevo Okashira
se encargó de animarlos al decirles que estaba seguro de que
Misao seguía viva y que él se encargaría de
buscarla.
La esperanza invadió los tristes semblantes de los onis. Confiaban en Aoshi, él regresaría con Misao. Además, aún quedaban cinco meses para el duelo final con Touya y su clan. Tiempo suficiente para encontrar a Misao, además ella dijo que regresaría cuando se cumplieran los cinco años. Ahora sólo podían confiar...
Mientras esto ocurría, en algún lugar del mundo, una hermosa mujer buscaba, con desesperación, al hombre que deseaba salvar.
Continuará...
Holis! ¿Qué tal? Espero que estén bien! Aunque no me han dejado mensajitos ¬¬ Jajaja! xD!
Es lógico… estoy subiendo este capítulo de un viaje para que enganchen con la historia. Espero que les guste.
Ahhh...
por fin terminé el capítulo! No saben lo que me costó
hacerlo porque tenía tres borradores de él, entonces
demoré intentando unirlos. Finalmente me quedé con mi
entrañable compañera imaginación, la que se
dedicó a escribir todo lo que leen ahora.
En
fin... palabritas y más palabritas.
Bueno,
ya saben que el Fic es la continuación de Rurouni Kenshin,
pero narrada desde la perspectiva de Kyoto (específicamente de
los habitantes del Aoiya!). Mmmm... Aoshi x Misao? Tal vez. En
realidad me encanta la pareja, pero eso se verá en el
camino... nunca se sabe qué va a pasar, además de que
contar el final es muy aburrido (a menos que sea una
superproducción... y yo recién estoy comenzando uu!)
No importa, se puede intentar, además no se pierde nada con
probar mejorar un poquito.
Como pudieron apreciar el capítulo es netamente Aoshi (su punto de vista). Aconsejo leerlo con una canción de fondo (específicamente "Volverte a ver" de Alex Syntex).
Traté
de continuar a Aoshi Shinomori, tal como lo delineó Watsuki -
sama, pero me fue imposible O (yo no soy una Mangaka, aunque tal
vez algún día lo logre). Sí, se nota que me
encanta Aoshi... pero creo que un cambio no le va mal, además
no puede ser un cubito de hielo toda su vida P (escuchen "Ice
Blue Eyes" la canción de Misao a Aoshi!), al menos en
mi Fic no. De todas formas no lo derretiré completamente ¡el
hombre tiene su encanto también! Además de que me
parece un personaje más interesante cuando es frío y
misterioso (mmm... Aoshi! ¬
yo y mo constante babeo)
Ya, no molesto más por acá y dejo tranquilo al mundo (por un momento muahahaha!). Los veo con el segundo capítulo!
Los
quiero mucho a todos!
Kilos
de Besitos y Millones de Abrazos!
xMiSaOx
Pd: sobretodo muchas gracias a Tao Jun Shinomori. Eres una gran escritora! Y muchas gracias, me salvaste la vida! O
