Capitán de mar, Navegante en las estrellas

Capítulo 9

Vestigios del tiempo…

Un golpeteo contra la puerta del camarote la saco de su lectura… - Adelante… - Agregó con indiferencia… - Señorita Daidouji, me gustaría saliera un momento… - Tomoyo alzó la mirada para el capitán de barco que la esperaba desde el umbral de la puerta con seriedad… - Que sucede señor Mioko – El anciano insistió en que Tomoyo le acompañara… La joven a regañadientes se coloco un chal y salió del camarote en medio de la lluvia…- ¿Puede explicarme que sucede?... no veo porque deba salir si se supone que usted es… Tomoyo se detuvo en seco… Su expresión fría e indiferente se torno en sorpresa al ver lo que surgía como el motivo de su salida del camarote…

En la cubierta principal se podía ver a un barco alejándose y cerca del timón… Allí bajo la lluvia y con una expresión lastimera se encontraba….– Sakura! –

Tomoyo corrió al encuentro de su querida prima. Esta al parecer no se sorprendió mucho de verla… - Sakura por amor de Dios….- Tomoyo la abrazo efusivamente - Que bueno que estas… ¿Pero como… Y no estabas? – Tomoyo tenía la voz quebradiza y era victima de un ataque de nerviosismo… La lluvia seguía arremetiendo contra la cubierta y por recomendación del capitán tomaron rumbo hacia el camarote….

Tomoyo le paso el chal por encima a Sakura… Esta había soltado un débil "gracias" y había seguido caminando con tomoyo tomándola del brazo como si en cualquier momento se pudiera derrumbar… Su andar era desgarbado y triste, en comparación a su porte siempre torpe y alegre. Llegaron rápidamente al camarote… Sakura temblaba; así pudo notar tomoyo… Aunque no sabía que su prima, sentía más el estigma por dentro….Su corazón latía con violencia… En los labios sentía un ardor incesante que hacia contraste con su sangre, la cual fácilmente podría haber pasado por ser la sangre de un reptil. El vital líquido corría helado por su torrente sanguíneo haciendo más tortuoso el proceso de asimilación de los últimos sucesos por el que Sakura Kinomoto estaba pasando…

Tomoyo llamo a gritos a las doncellas… Estas corrían de un lado a otro de la habitación buscando mantas, trayendo y llevando cosas…. Por lo que Sakura pudo captar viéndolas de soslayo estaban preparando un baño… Tomoyo caminaba con pasos trémulos, había olvidado su propio malestar al ver a su prima… Estaba empapada, con un vestido raído y sucio, temblaba y de vez en cuando le daban espasmos por el frío, su cabello empapado chorreaba agua sobre la cobija en que la habían envuelto. Sin embargo…

Tomoyo en ese instante podría ver a Sakura sufriendo de hipotermia, y estaría segura de que nada se vería mas helado que sus ojos… Habían adquirido un color olivo fuerte y perdido esa chispa que los caracterizaba, se veían dilatados y vacíos, recorriendo una habitación que veía tan ajena a ella y a su propio ser que ni sentía las gotas heladas rompiendo en su piel…

- Esta listo el baño señorita - Se acerco una doncella a Tomoyo, ella fue con Sakura que seguía sentada en la orilla de la cama con la vista perdida... – Sakura, ven… - Tomoyo se arrodillo a un lado de la aludida tendiéndole la mano… La castaña parpadeo un par de veces y por inercia recibió la calida mano de tomoyo que envolvió la suya propia. Entre Tomoyo y otra doncella se encargaron de llevar el cuerpo de Sakura hacia el baño…

Tras tomar un largo baño de agua caliente, probar algunos bocados de la que parecía ser una deliciosa cena y verse envuelta en dos mantas, Sakura sintió al fin un pequeño halo de calor llegar a su cuerpo… Tomoyo ordenó a todas las doncellas marcharse y dio la orden estricta de que nadie viniera a menos de que el barco estuviera hundiéndose o ella mandase a llamar.

Abrió las cortinas del balcón… Afuera unas copiosas nubes descargaban su ira sobre el mar y este reacio a dejarse dominar se alzaba en unas peligrosas olas que de vez en cuando arremetían contra el barco tambaleándolo como un juguete en una enorme tina. – Sakura sentía el agradable sabor del Té en su boca aun… Si bien no había comido casi nada, Tomoyo le había apurado un Té caliente para traer vida a su cuerpo.

-Como te encuentras… - Tomoyo sabía que había sido una pregunta estúpida… Bastaba con ver el rostro de la castaña para determinar perfectamente como estaba… Sin embargo; Sakura encaró a Tomoyo por primera vez consciente de si misma. Sus ojos se empañaron por lágrimas y dedicándole una lastimera sonrisa a Tomoyo agregó – ¿Como se encuentran los corazones confundidos Tomoyo? – La aludida sonrió… - No lo se sakura… Quizás estén felices o quizás amargos por no saber la respuesta a la duda que los acomete - Se coloco en pie y se acercó al lienzo que hacía unas horas había dañado en su ataque de llanto.

- ¿Cómo esta el tuyo? – Sakura observaba con fijeza el cuadro que no dudaba hubiese sido otra obra maestra de no ser por manchones de acuarela que arremetían contra la perfección de las líneas que estaban bajo ella; por sus mejillas corrían lagrimas, ni hermosas, ni tristes ni alegres… Solo lágrimas limpias y honestas.

- Pues… Digamos que… - Miró a Sakura con ¿tristeza?... – Embarcada hacia Inglaterra… - Fue lo que atino a soltar. Sakura olvido que sentía aun esa daga interna rompiéndole… Que le ardían aun los labios de Shaoran sobre los suyos… Y olvido también… Que solo era un juguete para el ser a quien había entregado lo más valioso que tenía… Para concentrarse en Tomoyo, ella parecía necesitar; no sabia que… Tomoyo soltó una risa floja… - No todo es tan perfecto siempre ¿no?… - Agregó como comprendiendo el motivo de su llanto. Sakura se colocó en pie… - ¿Por qué?... – Dijo acercándose al ventanal… No sabia porque… Pero sentía esas gotas de lluvia, como afines a ella en ese momento. Su rostro se arrugo en un gesto compungido, se apoyo en el ventanal… Se sentía tan ridícula… - No lo se Sakura… - Agregó su prima rompiendo el silencio entre ambas. Tomoyo sonrió de lado y miró a Sakura con profundidad… La ojiverde sonrió con tristeza… Estaba tan acostumbrada a que Tomoyo la evaluara de esa forma que no le importo…

- Y… Más o menos… ¿Qué vas a hacer a Inglaterra…. Sola?... – Tomoyo volvió a sonreír… Sakura dejo que sus manos se arrastraran por el vidrio dejando las huellas de unas pequeñas y hermosas manos que cayeron al suelo marchitas como una flor sin sol. - Seguramente… No lo mismo… Que tu hacías en el Ying Fa "secuestrada"… - Sakura sonrió tristemente a su vez…Tomoyo no compartía su llanto, pero si el sentimiento de dolor en su alma. Ambas se miraron tristes, pero cómplices… Esa noche… Sin duda…. Sería muy larga…

OoOoOoOoOoOo

-Sonomi… Por favor entiende… Era mejor de esa forma… - El eco de la voz llegaba ahogado a su habitación… Estaba mas enfurecida que una fiera salvaje hambrienta y no tenia ninguna intención de abrirle la puerta a Keitaro… - Tomoyo estará bien…. Entiende mi amor….- El tono suplicante sonaba tan lastimero que Sonomi se veía tentada a ceder… Pero aun así no lo haría… ¡¿Cómo demonios había mandado a SU bebe SOLA en ese barco a conocer al DEGENERADO que seguro tendría por marido en algunos meses!... La pelirroja entorno sus brillantes y hermosos ojos azules…

No en vano se codeaba con integrantes de los mejores círculos sociales… Había hecho sus averiguaciones y el "estimado" hijo de Hajime Hiragizawa llevaba… "La vida alegre"… Bufó echa un manojo de nervios… Como demonios se le ocurría a su marido emparentar a su hija con un muchachito que no hacia mas que beber y atender "doncellas"… Ella no se creía esos cuentos del ejercito y quien sabia que otras cosas…

Miro nostálgica las pinturas de la habitación… Todas habían sido esculpidas por la fascinante y delicada mano de su hija… Quien diría que tendría tales dotes para el arte… Hizo un puchero adolorido cuando vio un guantecito de los que usaba de bebe… otros golpeteos de la puerta… Otras suplicas de parte de su esposo… - Sonomi querida… No has comido nada en todo el día… Primero con lo de Sakura… Y ahora con estas escenas… Tomoyo estará bien querida… Sal por favor…Puedes enfermar - Sonomi hipó, no pudo evitar estallar en llanto al ver una vieja muñeca de su hija…

-Dios pequeña… En que momento creciste… - Hipó nuevamente… - Yo no lo note… - La puerta dejo de ser golpeada… Su marido cansado se había rendido y recostándose de la puerta de roble… Se deslizo sobre su superficie dejándose caer al suelo… - Tienes razón querida… ¿En que momento creció mi pequeña? – Se llevo ambas manos a la cara, apoyándolas de sus cansadas rodillas…

No estaba seguro de obrar correctamente, se planteaba una y otra vez que pudiese haber de erróneo en ese casamiento arreglado desde hace tanto tiempo. Si sabía algo con certeza y era que lo mejor que podía hacer en ese momento era alejar a Tomoyo de Sonomi… Eso, si deseaba ver a su hija feliz y casada, y no anidada lo que le restara de vida a su posesiva madre… Suspiró resignado, amaba por sobre lo cielos a su esposa y mas aun a su hija. Eran grandes dotes y muestras de perfección.

Sonomi era más hermosa que el mar bañado por la luna, era sumamente dulce y había cautivado su corazón solo con un movimiento de su larga melena lacia y más roja que el fuego que la encendía por dentro… Sonrió con tristeza recordando el día que sonomi le mostró una larga trenza… Estaba perdiendo su cabello… Una herencia familiar que no era bien recibida en las mujeres y que le había tocado a su esposa enfrentar… Desde ese entonces lo llevaba corto, pero eso no la hacía menos hermosa.

Y luego estaba su "bien" más preciado… Su hija… Sonrió recordando la primera vez que estrecho el pequeño bulto entre sus brazos y le oyó llorar. La primera vez que sonrió tras decirle una frase en perfecto francés. O la primera vez que no tuvo la necesidad de hablarle y el entendió perfectamente lo que le transmitía… Si; lo sabia perfectamente. Su hija tenía un maravilloso don de observación que no muchos poseían. Era sumamente silenciosa pero mas conocedora que todos los habladores. Jamás olvidaría su mirada serena y acusadora cuando le anunció que tendría que partir a Inglaterra. Quizás el era un poco egoísta… Pero sabía que luego Tomoyo se lo agradecería.

En su despacho aun había un deje del perfume de su hija… En la carta de Hajime Hiragizawa también estaba impregnado ese olor; y; a pesar de que Tomoyo la había guardado con suma cautela y perfección para que el no notase que la había leído… El lo notó… Y fue por eso que decidió enviarla de forma tan precipitada. Estaba seguro… Sonomi quizás no abriría esa noche la puerta… Quizás la siguiente tampoco… Si tuviera un poco de suerte saldría a comer cuando el se marchara a trabajar – esa capacidad de su esposa de ser malcriada no se quitaba con los años – pensó con gracia. Pero su mejor amigo, el que nunca le había fallado ni al momento de desobedecer a su padre y tomar a sonomi como esposa; no le fallaría esta vez… No; su intuición le decía… Que eso era lo mejor.

Escuchó el llanto de sonomi en la habitación… - Dios como puede una mujer llorar con tanta histeria y no cansarse – Suspiró por enésima vez… Esa… Seria una larga noche…

OoOoOoOoOoOo

El humo de la pipa empapaba la habitación de un elegante y molesto olor para el que lo desconociera, la brasa de la chimenea ardía con pasión por lo que el no llevaba nada que lo abrigase aparte de su ropa de dormir… Había decidido encerrarse desde muy temprana hora en su habitación… Es lo que siempre hacia cuando estaba muy molesto o preocupado… Bufo mientras mordisqueaba levemente la punta de la pipa en su boca… Sus ojos oscuros se entornaban de vez en cuando al ver la leña consumiéndose, a pesar de seguir luciendo terriblemente amenazadores y ser muy atrayentes, se veían cansados.

Se acomodó mejor en el elegante asiento…. No cabía duda que odiaba las malas posturas y su espalda le recriminaba si se sentaba mal… Recostó el codo sobre el apoya brazos de la silla y se restregó la sien con la mano… Un tímido toque en la puerta le indicó que seguramente una de las doncellas ya traía su té nocturno, se reprocho mentalmente… Entró tan histérico a la casa que olvido cenar... La joven que se encontraba del otro lado de la puerta con una bandeja de plata y un implacable uniforme suspiró nerviosa y encomendándose a todos los santos se conformo con el acostumbrado - "pase" – del dueño de la habitación, e ingresó con timidez cerciorándose de que no haría nada impropio en entrar…

El cuarto en su inmensidad estaba sumido en penumbras, la única luz provenía de la chimenea que crepitaba con tranquilidad mientras una imperiosa figura estaba sentada frente a ella respirando con normalidad y aparentemente realizando nada. -Bu… Buenas noches joven touya – Dijo la doncella con cierta timidez… Desde muy joven y tas haber quedado huérfana había ingresado a trabajar para los Kinomoto, quedando inmediatamente prendada del joven heredero… Este la miró de reojo serio… Inmutable… Como siempre…La doncella dejó la bandeja en la mesa de noche y se apresuro en acercar una mesita para el té a donde Touya estaba sentado… - Buenas noches, Akane… - Si bien Touya no se encontraba en condiciones para hacer alardes de su educación, no tenía porque ser grosero con la joven, quien no tenia culpa de su malestar.

Akane no pudo evitar sonrojarse ligeramente y sintió un escalofrío en la espalda, agradeció que el fuego de la chimenea ayudara a disfrazar su sonrojo o al menos eso creía ella. La voz de Touya seguía siendo tan seria y cordial como siempre… Sin embargo… Ella sonrió para sus adentros… Le conocía tan bien… Sabía que no había dormido bien ninguna de las anteriores noches; aunque su joven rostro no marcara significativamente las ojeras; el se desvelaba ideando una salida a todo… Cuando no conseguía aun ni siquiera la entrada… - Le traje también unas pastas joven, como no bajó a cenar pensé que le caerían bien. – Espeto con educación.

La doncella suspiró levemente, su cabello castaño brilló con el fuego cuando se acercó a Touya con el té… - Como sigue mi madre… - Agregó el antes de recibir la taza… - El medico estuvo largo rato hablando con su padre…- Dijo la joven mientras se alejaba por las galletas. - Al parecer no fue una recaída sino un absceso por los nervios… - Touya suspiró con resignación; entre el trabajo como alcalde y la búsqueda de su hermana se había apartado esos días mucho de su madre – Supo lo de la señorita Tomoyo ¿no es así? - El asintió ligeramente y recordó con amargura la escueta respuesta que había recibido de su tío cuando fue (cabe destacar que histérico) a preguntarle que si se había vuelto loco al enviar a su primita sola a la provincia inglesa, y mas con la turbulenta situación por la que estaban pasando los mares con Xiao-yung suelto. Bufó…el simple - Touya, es mi hija y se bien lo que hago – que le había soltado su tío, no había ayudado en nada al humor de los mil demonios que derrochaba ese día… Altas en los precios de exportación, la ausencia de Yukito por su oficina – pese a que tenia casi dos días tratando de ubicarlo -, la negligencia de los subordinados de Xen que se habían tomado la molestia de buscar a sakura solo por los alrededores y volver como idiotas diciendo que era imposible encontrarla, y Xen…

Todavía sakura secuestrada y el se tomaba el descaro de preguntarle nuevamente sobre el compromiso que tenia planeado celebrar con su hermana.- Joven… - La voz de Akane le saco de su ensimismamiento. – Lo siento – Agregó distraído aceptando el plato de galletas que sin duda estarían deliciosas. Su pobre madre… Cada día que pasaba su enfermedad la consumía más… Ella se limitaba a sonreírle con dulzura y decirle que todo estaba bien si a él se le ocurría sugerir buscar otro medico…Primero lo de Sakura y luego la sorpresiva noticia del viaje de Tomoyo. No le extrañaba para nada el ataque que había tenido en la mañana.

-Gracias… - Espetó devolviéndole la taza a Akane tras apurar el te… Ciertamente, no había notado que tenía tanta hambre. La muchacha tembló ligeramente cuando sus manos se rozaron inevitablemente, el solo la miró intensamente a los ojos – Ya puedes retirarte Akane… - Dijo con amabilidad sacando a la joven de su incomodidad en la situación… Ella asintió levemente se alejó hacia la mesa de noche e iba a tomar la bandeja con cuidado – Déjala allí no te preocupes…- Interrumpió Touya sin retirar la mirada del fuego o la atención de las galletas, que, pese a su reciente ataque de hambruna devoraba con elegancia - Ve a abrigarte… Esta noche la lluvia no nos dará tregua y seguramente hará mucho frío - Ella asintió nuevamente… - Con permiso… – La puerta chirrió al cerrarse y Touya suspiró nuevamente… - Abrígate…Porque tienes las manos frías… - Agregó el para si mismo en un susurro… Algunas veces se sentía muy miserable… No era la primera vez que le sucedía algo así… Si se topaban en algún pasillo enseguida dejaba lo que estaba haciendo y se hacia a un lado encogida y apenada para que el pasara, o le observaba silenciosa durante la cena, esperando cualquier petición que el hiciera, para ella cumplirla con afán y esmero. Termino las galletas y las dejó en la mesita, se sirvió un poco mas de té… Cuanto dolía no ser correspondido… El lo sabia bien…

Volvió a llevarse una mano a la sien acariciándola con vehemencia… Nuevamente venia ella… - Maldición… - Agrego para si por lo bajo… Emprendió una corta marcha sobre su habitación… Mas sin embargo no fue corta en sus recuerdos… Se detuvo frente al magnífico ventanal que daba al pequeño balconcillo de su habitación… Sonrió a medias… Sakura era sortaria… Se había llevado uno de los balcones más grandes de la casa con su habitación…

Corrió un poco la cortina de hermosa seda brocada, afuera no llovía aun… Pero se veía una tormenta en la lejanía… Quizás en mar adentro esa noche llovía a cántaros… - Solo espero que llueva por aquí también – Agrego irónico recordando la advertencia que le hizo minutos atrás a la doncella. Miro al horizonte, esa sepultura que se vislumbraba era uno de sus paisajes favoritos… Algunas noches era su único acompañante mientras esperaba en vela… ¿Qué esperaba?... La llegada… El arribo de un nuevo barco… Un nuevo día, que nacía tras un crepúsculo imponente y capaz de alimentar pesadillas… Para el, solo un paisaje hermoso, pero lejano como su añoranza… Un carrusel de imágenes comenzó a atosigarlo de nuevo… Se llevo un dedo instintivamente a los labios y recordó cierta sensación agradable que tenía tiempo sin percibir…

No pudo evitar que se escapara un suspiro mientras resignado volvía al sillón frente a la chimenea…

OoOoOoO Flash Back OoOoOoO

Un intenso sol veraniego bañaba a Japón con un calor abrumador, no había siquiera un asomo de brisa que ahuyentara el constante sudor que emanaba de los poros de los habitantes de esa hermosa tierra rica de sueños y amores… Ese día se levanto ansioso, sentía mucha adrenalina recorrer su cuerpo y no comprendía porque… Se engalano con una de sus mejores ropas de montar… Su reflejo orgulloso fue lo que le devolvió el espejo… Era bien parecido… Se le escapo otra nueva sonrisa… ¡¿Qué estaba sucediendo!...Ese día seria especial… Lo sentía tanto o más; que el aire que respiraba…

Bajo a desayunar sin mucho animo de comer nada… Solo deseaba ver a las personas que mas quería… Con eso bastaba… Tomó su asiento como el hijo mayor al lado de su padre, que esperaba pacientemente por el y su hermana para comenzar… Segundos después bajo la no tan pequeña sakura, aun ataviada con su ropa de dormir y un semblante que no ocultaba que acababa de despertar… - Buenos días… - Agrego estrujándose los ojos… Touya sonrió ligeramente…. Sin embargo… Su sonrisa brillaba por muy poco menos que el brillante sol que hacia en la calle… Cosa, que no paso desapercibida por nadie en su casa…

-Touya hijo… - Agrego Nadeshiko sentándose frente a el – Te sientes… ¿Bien?

La suspicacia de Nadeshiko se acentuó en su sonrisa cuando Touya salio del ensimismamiento en el que estaba sumido gracias a que Sakura (con unos inocentes 14 años y cumpliendo con la rutina) derramó su vaso de leche en la mesa… - Lo siento… – Agregó Sakura nerviosa mientras trataba de ayudar a las doncellas que presurosas limpiaban el desastre. Sus ojos oscuros brillaban con alegría… Esa mañana todos en la mesa notaron el muy extraño comportamiento del mayor de los herederos Kinomoto. Nadeshiko asintió mirándole con intensidad mientras agregaba un sencillo – No te preocupes hija…-

Touya sostuvo el duelo de miradas con tranquilidad…Una luz se encendió en su subconsciente y elaboró una respuesta rápida a la pregunta que había escuchado en la lejanía hace unos instantes. -Perfectamente- Espetó tras unos segundos de silencio… Volvió a sonreír a su madre para tranquilizarla.

Sakura abría y cerraba la boca con estupefacción…. TOUYA ¿sonriendo?... Ella con sarcasmo agrego – Madre…- Su voz fingía pesar y Fujitaka suprimió una risa al ver la cara de Touya - Supongo que no comprenderá pues usted no es débil a esto…Pero el calor es dañino para las personas de cerebros frágiles y vacíos… - Touya cambio su gesto de curiosidad por otra sonrisa muy acentuada…

-Claro… ¿Personas como tu no monstruo? -

La ojiverde le miró de reojo… - Auch… - Su rostro se contrajo en una mueca de dolor cuando Touya se levanto rápidamente de la mesa y se escucho un golpe seco contra el suelo… - Espero me disculpen…- Dijo con educación… Miro a Sakura y agrego con sorna… - Hermanita… Quizás habrías de bajar de peso… Tu pie pesa tanto… que ya parece una piedra cuando se estrella contra el suelo…- Sakura lo fulmino con la mirada mientras el terminaba de excusarse y se marchaba del comedor con una manzana en la boca y unas ganas tremendas de salir…

Paseó un rato por las caballerizas hasta que encontró su corcel preferido… Sakura se empecinaba en llamarlo Sombra por la fastuosa habilidad que este tenia para parecer una, sin embargo el nunca le había dado un nombre en especial… Touya acaricio el pelaje suave y el animal relincho mirándolo… Espero dócil a que su amo lo ensillara y no hubo necesidad de utilizar las riendas pues sabía bien a donde habría de dirigirse.

Tras unos pocos minutos de pasear los terrenos de la enorme mansión salieron por el portón de atrás rumbo a la costa…Una brisa fría y con olor a sal no tardo en llenar sus pulmones… Amaba con una tranquila y silenciosa pasión esa maravillosa composición del sonido de las olas rompiendo contra la costa, y la humedad que sentía en la arena cuando al caminar se le hundían los pies… Agradeció que por esa parte no arribaran barcos ni mercaderes, le agradaba su soledad; así como el hecho de que estaba también muy cerca de su casa y podía darse el lujo de escaparse de los ojos de los criados o sus tutores… Santo cielo… Solo tenía 21 años… Era solo un muchacho y ya estaban presionándole – de forma sutil, pero aun así era presión - "para que tomara las riendas de su vida y justificara ésta haciendo algo útil"Como se encargaba de recordarle su adorable madre cada vez que podía.

El cabello oscuro se agitaba con violencia gracias a la velocidad del galope…El caballo era una bestia pura sangre por lo cual la majestuosidad de su galope sobre la orilla solo conseguía levantar algunas gotas. Estas formaban un paradójico contraste con la frialdad del agua y los rayos del ardiente sol… El elegante y guapo jinete no tuvo necesidad de guiar al hermoso animal, este por inercia tomo rumbo hacia unos peñascos que había hacia la parte más alejada e inhabitada de la costa…

Al llegar al fin, Touya le permitió pastar en un terreno menos arenoso que el normal. Se alejo caminando por la orilla hacia unos riscos especialmente altos; se saco las botas de montar y se quedo en los ajustados pantalones negros y una sencilla camisa de seda…

Se alongó hacia el cielo con los brazos bien extendidos se quito la prenda superior y la dejo sobre las rocas… Desde lo lejos unos hermosos ojos castaños lo observaban con tranquilidad… Estaba acostumbrándose a verlo hacer eso… Por lo cual no se inmuto ni un milímetro al verlo hacer gala de su capacidad de nadador clavándose majestuosamente en el agua y saliendo ileso a nadar en la superficie.

Cuando su cuerpo estaba tan calado que ya no sentía la helases del agua decidió recostarse un rato en la orilla… Había nadado lejos de donde había dejado el caballo por lo que tendría que regresar o caminando o fatigando mas su cuerpo al nadar. Era alrededor del medio día cuando la piel comenzó a abrasarle ligeramente por el calor… Opto por sumergirse una última vez en el mar y regresar luego a pie…

Comenzaba a sentir sed… Sin embargo un susurro que le trajo el viento le hizo olvidarlo momentáneamente… Una dulce voz de mujer tarareaba en la distancia… Frunció el seño… "Genial… Una mocosa fastidiosa"… Pensó con ironía…Se orillo hacia las palmeras dejando sus huellas plasmándose en la arena brillante. Acercándose con cautela notó que la voz provenía justo del lugar donde había dejado su caballo pastando… Sintió un leve deje de indignación cuando noto que "esa" estaba acariciando a su caballo…. Sin embargo necesitaba acercarse mas pues no lograba ver con claridad.

-Sabes… El agua estaba algo fría hoy Chiru… - Touya frunció el ceño… "Genial… Aparte de abusiva… Salio loca la muchacha…" Sus pensamientos quedaron de lado cuando se acerco a grandes zancadas al lugar y llenándose los pulmones dijo… Bueno… Al menos intento decir pues su voz quedo muda al estar a menos de tres metros cerca y notar que esa mujer… Estaba completamente desnuda y utilizaba su caballo como un biombo para taparse…

Sintió que el calor aumentaba… "Dios que hermosa…" Pensó no sin reprocharse luego "malditas y pervertidas hormonas". Bufó con indignación una vez más y sin poder evitarlo volvió a fisgonear a la muchacha. Touya pudo admirar una abundante y larguísima cabellera castaña que caía lacia por una espalda de piel nívea y a su parecer muy suave…Ella se giró muy levemente dejando al asomo una minúscula curva de un delicado pecho el cual se vio cubierto cuando ella se coloco un hermoso corsé de bordados y sedas blancas y se giró para encararlo…

-Buenas tardes – La joven sonrió entornando los ojos con ternura y haciendo gala de una maravillosa sonrisa enmarcada por unos labios rojos y hermosos… Touya abría y cerraba la boca sin cesar, producía unos inexplicables y estúpidos sonidos que arrancaron una risa delicada de la joven…El moreno miró hacia otro lugar y gruño molesto al sentir sus mejillas tibias por lo que seguramente era un "cursi sonrojo". – Buen… Buenas… - Atino a gruñir tras unos segundos…

-Sabes… No es buena educación que un desconocido observe a una doncella y menos… Si ésta, se encuentra corta de ropa – Agregó la joven tratando de ocultar la risa en su voz. Touya sintió una punzada de ira… - Tampoco es de educación que una "doncella" –recalco mirándola de reojo – este desnuda en una playa como esta…

-¿Y eso por qué? –Inquirió ella con ironía mientras Touya escuchaba los roces de la ropa contra la piel que era cubierta y maldiciendo a los mil demonios por las ganas que tenia de voltear y verla de nuevo. – Pues… Es peligroso… Podría venir un ruin y aprovecharse… - Ella rió ocasionando que Touya la encarara molesto olvidando que seguramente no estaría vestida…

-¿Un ruin como usted?- Touya abrió los ojos como platos. "Que atrevida!" Pensó mientras ella salía tras del caballo vistiendo solo el corsé y una bonita y fresca falda naranja como pudo apreciar Touya cuando nuevamente – no sin quedar boquiabierto – la escruto con la mirada. El no tuvo más remedio que volver a voltearse…

-¿Seria tan amable de vestirse?- Dijo comenzando a perder la paciencia… - Usted tampoco esta vestido del todo - Agrego ella pacientemente… Touya sonrió… - Bueno… Pero es de mala educación que un desconocido y menos una doncella, observe a alguien que este corto de ropa… - Agrego triunfalmente… Ella sin embargo sonrió mas abiertamente cuando se planto frente a el dejándolo en la total estupefacción…

-Eso se puede arreglar… - Agregó ella con educación y jovialidad… Le tendió una mano que Touya miró con recelo… - ¿Esta usted exhibiéndoseme? – Kaho notó nuevamente como Touya se sonrojo al verla y tras negar ligeramente agrego riendo… - Soy Kaho… Kaho Mizuki… - Touya cerró los ojos… "Dios si sigo viéndola así… No voy a responder…" Pensó mientras tomaba la mano de Kaho y se inclinaba para besarla. – Touya Kinomoto señorita… - Agrego a regañadientes.

Ella sonrió nuevamente y se retiro a terminar de vestirse…- Como ya no soy desconocida…Creo que no es tan grande la indiscreción… - Touya alzó una ceja… Lo que le faltaba… La muchacha aparate de loca y confianzuda, era una liberal. Touya frunció levemente el ceño al recordar que ella estaba usando su caballo como cambiador… - Disculpe… ¿Puedo preguntar que hace tras ese caballo? – Dijo el joven de aproximadamente 20 años fingiendo educación. – No… No sea indiscreto…- Touya hinchó el pecho con indignación… ¡¿Cómo se atrevía!... Ella sin embargo no reparo en los murmullos del joven y termino de vestirse… - Bien señor Kinomoto… – Se subió al caballo y se acerco a el… - Ha sido un pla… ¿A dónde cree que va usted con mi caballo? – La interrumpió Touya mas indignado aun… La castaña lo miró aun desde el animal con una ceja alzada y sonrió luego… - A ningún lado… Verá… Su caballo…- Dijo soltando una de las riendas y señalando atrás de Touya… - Esta allá…- El joven la miró receloso y miró de soslayo sin evitar luego fruncir el ceño…"Bueno… Quizás no esta tan loca". Iba a hacer gala de superioridad y frialdad escupiendo un "ya lo sabia, solo estaba bromeando" cuando escucho un ligero – hasta luego – y viendo a la autora de este, quedo prendado de una encantadora sonrisa mientras la mujer pelirroja emprendía el galope con el largísimo cabello ondeando al viento y haciendo gala de ser una excelente amazona..

Se repitió a si mismo que no volvería a suceder una estupidez así… El tiempo pasó en su memoria y se vio corriendo en un parque… Su sonrisa era más brillante que el sol de la tarde… En su mano iba fuertemente sujeto un ramo de bonitas flores, una joven lo esperaba en una colina del parque donde el fresco ayudaba a hacer las buenas tardes agradables… Muchas jóvenes paseaban por allí con sus doncellas… Todas excepto… Ella… Sonrió aun mas cuando la vio, llevaba un vestido blanco y ojeaba con tranquilidad un libro mientras la brisa le mecía el largo cabello con suavidad… - Kaho! – La aludida alzó la cabeza y sonrió… El joven aminoró la marcha en pasos largos y llegó junto a ella… - Buenas tardes Touya… - El tomó asiento sobre el gran cobertor de cuadros donde ella descansaba y le tendió las flores en silencio… Ella… Acostumbrada a los gestos silenciosos del joven las acepto gustosas y las olió con cariño… - Muchas gracias… - Agrego mientras le sonreía con serenidad. El asintió y se recostó del árbol que le cobijaba sombra a su compañera. – Que lees – Pregunto con descuido mientras observaba las hojas del roble que les cobijaba en su sombra, mecerse sobre el – Romeo y Julieta… - Inquirió ella sin dejar de recorrer con avidez las diminutas letras del polvoriento volumen… - Kaho… Ya es la 5ta vez que lo lees… ¿Por qué te gusta tanto esa cursi novela?... – Dijo el cansinamente…

Ella cerró el libro con su acostumbrada parsimonia y no dejo de sonreír mientras veía a unas nodrizas que gritaban alarmadas detrás de un pequeño juguetón que huía despavorido de ellas. – No lo se Touya… Es solo que siempre que lo leo, percibo una emoción diferente…- Agrego con su acostumbrada elegancia mientras buscaba algo en la canasta que estaba a su lado… - O… Quizás sea que lo lees muy rápido – Espetó el como respuesta, mientras le agradecía en silencio la – seguramente – deliciosa galleta que ella le obsequiaba.

El joven aun no lograba comprender como se llevaban tan bien… Siendo tan diferentes… - Quizás es por el cariño Touya… - Agrego ella como respuesta a sus pensamientos… Dejándole por enésima vez en sus tantos encuentros… anonadado, el joven cerró los ojos y dejo que la suave brisa lo arrullara y el perfume de Kaho le

Embriagara los sentidos…

Otro día, otra historia. Muchas guardaba donde ella aparecía… Una joven bajo una sombrilla esperándole en el parque, su largo cabello trenzado mientras la acompañaba de compras y ella recitaba sus lecciones de latín, un magnífico día de diciembre donde la nieve caía y les veía jugar mientras reían y corrían por el parque, ella comía un helado mientras observaban tomados de la mano como atardecía. Y ese… El ultimo… El más impactante recuerdo que tenía de ella… Que arremetía contra el una y otra vez como condenándole por haberla querido siendo ella prohibida para el. Corría entusiasmado a darle la noticia, en sus manos temblorosas se apretaba un ramo de unas preciosas flores de cerezo. Habían pasado muchos meses desde que se habían conocido. Se podrían llamar los mejores amigos y algo mas pese a que no se conocían de años (como era el caso de la mayoría de las amistades de Touya). Al fin, había tomado las decisiones más importantes de su vida y hoy… Hoy seria el día en que se las haría públicas. Se detuvo frente a la hermosa mansión; apoyo sus manos en sus rodillas mientras se inclinaban hacia delante para recuperar un poco el aliento. Había salido tan emocionado que no le importo dejar el caballo en casa, ni alquilar algún cochero.

Cuando al fin recupero el aliento, suspiró profundamente y toco la campana; escucho el eco de la misma dentro de la imponente mansión "Que extraño pensó"… Unos minutos luego y comenzando a impacientarse, se aproximó un anciano desde la esquina donde se doblaba la calle. El anciano le reconoció al instante – ¡Joven Touya! – Agregó afablemente y aminoro un poco la marcha, Touya lo ayudo a terminar la cuadra tomando las pocas pero pesadas bolsas que traía el anciano. – Como se encuentra señor Misuu – El anciano le invitó a pasar y Touya acepto – Bien joven, algo cansado, pero eso ya es achaque digno de mi edad… Pero dígame – Se detuvieron en el recibidor de la casa - ¿Qué hace aquí joven? – Touya dejo las bolsas en el piso y alzó una ceja dubitativo; aun no había notado la desolación dentro del lugar así que agregó con tranquilidad - ¿Cómo que, qué hago aquí?... Pues… Vengo a ver a Kaho señor… - Antes de terminar de agregar "¿donde esta ella por cierto?" Touya noto los muebles cubiertos por sabanas y las ventanas cerradas, solo el balcón del despacho que estaba al fondo estaba abierto, y era el, quien iluminaba todo el pasillo de la primera planta y la salita de recibir a los invitados.

-¿Qué sucede señor Misuu? ¿Por qué están así los muebles? – El anciano bajó su mirada entristeciéndose al notar la situación. - ¿Kaho salio de viaje o algo parecido?... – Touya frunció el ceño... – Ella no me dijo nada de ningún viaje… - Joven… - Misuu tomó las flores y las dejo sobre una mesita de té que tenia cerca; se retiró el sencillo sombrero que iba a juego de sus ropas y observo a Touya que le sacaba varios centímetros de estatura con expresión dudosa. - ¿Qué no sabe usted que la señora y su abuelo se fueron hace dos semanas?... – Touya frunció mas el ceño… ¿Dos semanas?... ¿Por qué kaho no le había avisado nada?... Tenían más de un mes sin verse, pero ella sabia perfectamente que era porque Touya había acompañado a su padre a visitar las haciendas. Un momento… El anciano había dicho ¿Señora?

-Disculpe, ¿Dijo usted señora no es así¿Por qué se refiere a Kaho de esa manera? – El anciano lo observo en silencio por unos instantes. – ¿Quiere que le traiga un té joven? – Touya negó comenzando a impacientarse… - No Misuu, dígame de una buena vez que sucede. ¿Por qué esta en este estado la casa? ¿Y por qué Kaho salio de forma tan precipitada con su abuelo? – El anciano le miro de nuevo mientras su expresión se tornaba triste, manoseaba el sombrero de paja nervioso y buscaba las palabras correctas…

-Hombre; ¡Hable de una buena vez! – Agrego touya cruzándose de brazos con expresión sumamente seria.

-Joven… La señora, se fue hace dos semanas de la casa, a cumplir con… Su compromiso… - Touya alzó una ceja - ¿Cuál compromiso? – espetó dudoso.

-El que su abuelo arregló desde hace meses, el estaba consciente de que su vejez no le permitiría vivir por mas tiempo y… - Touya no alcanzó a oír que concluía el anciano con su explicación… Solo supo en ese preciso instante que sintió un calambre abrumador disiparse desde su corazón, hacia todos y cada uno de sus órganos, la sangre por sus venas se sentía espesa como una miel turbia que corría de forma lastimera, sus oídos dejaron de oír, sus ojos dejaron de ver cuando sus parpados vencidos se dejaron caer, su nariz no supo que olor tenia el desamor, pues se llenó de la brisa helada que Touya respiro al suspirar y tratar de limpiar sus pulmones…

No supo como, no supo porque… - No… el porque si lo sabia bien, mas no quería aceptarlo aun – había llegado a un bar de mala muerte del pueblo. Su seriedad y modales se derrocharon mientras vaso tras vaso de un alcohol barato se embriagaba rápidamente. Sus labios sentían la desazón de unos carmesí que hacía mucho tiempo había probado… ¿Por qué? ¿Por qué Kaho? Era la pregunta que se repetía una y otra vez. Sus 5 sentidos estaban adormecidos a causa del alcohol. No supo en que momento abandono el bar, cayó sentado en una plaza bebiendo derrotado de una botella vacía y recordando las palabras del anciano… se fue a cumplir con su compromiso… La señora se fue a cumplir con su compromiso.

¿Se había casado? La mujer que había sido la musa de sus últimos meses de vida, la que le había regalado esa sed de vivir, aquella que le había enseñado lo hermoso que era amar y entender, la única mujer a la que había entregado su alma, por la que habría ido hasta la luna si fuera necesario ¿Se había casado?. Sintió una mano en su hombro… Unos largos cabellos plateados escurrieron por la espalda de la persona que se agachó para observarle fijamente… - Das vergüenza ajena, Touya – Le había dicho el joven de ojos grises felinos.

-Lárgate- Espetó el moreno… - Que puedes saber tu porque estoy así, y aquí. – Agregó luego, balbuceando según su lengua enredada por el alcohol le permitía. – Claro que lo se Touya… Por eso estoy aquí… - El moreno tomó una mano nívea y fría, sin embargo… Le transmitió una calidez tan impactante que en ese preciso momento supo que…

A pesar de estar perdido, siempre… Hay una salida, o alguien que te indica como salir.

OoOoOoOoO Fin Flash Back OoOoOoOoO

Sus ojos se abrieron con pereza encontrándose en su cómoda butaca frente al fuego… Suspiró cansado… Una sonrisa irónica se dibujo en su rostro al recordar el dolor vivo en sus mejillas tras 6 o 7 años aproximadamente. Se llevó una mano a una de ellas. Semejante paliza le había dado Yue ese día. Yuki aun le reprendía cada vez que podía – Yue las borracheras se pasan con un baño de agua helada y con una taza de un buen café, no dándole una lluvia de golpes en un solitario callejón al borracho solo por no querer aceptar la ayuda que como tu dices "te molestas" en brindarle. – Sonrió satisfecho, a pesar de todo, agradecía con sobremanera esa golpiza. Gracias a ella había reaccionado y había salido del ensimismamiento – que si bien era ayudado por el alcohol – en el que había caído ese día. Sin embargo… El sabía que los golpes que su amigo el militar le había propinado anteriormente tenían más que ver con una herida interna que con los moretones que le dejó. ¿Cuándo cicatrizaría?.. ¿Cuándo esa herida; esa decepción tan grande dejaría de ser su fantasma?. El tiempo había sido egoísta con el…Jamás había vuelto a verla… Seguramente estaba más hermosa que nunca. Supo por chismorreos comunes pero de buenas fuentes que vivían tranquila, y feliz en la colonia europea cercana a China con su esposo inglés. Sonrió nuevamente… - Quizás tiene un hijo… Con lo mucho que le gustaban los niños -.

Suspiro cansado. El tiempo había dejado tatuado en su corazón los vestigios de ese joven amor. Amor que tras tantos años aun no había sanado; y que le recordaba todos los días… Que era débil… Débil… Pues ni tras haberse refugiado en libros, tras haberse arrancado la juventud a golpes de madurez y con esa mascara que portaba todos los días, había podido superarlo…No podía, por mas que quería exorcizar ese demonio, que bien había sido su ángel.

Frunció el ceño… Apagó todas las velas y se refugió en su cama que siempre sentía tan fría… Tan hueca… Tan carente de ella.

OoOoOoOoOoOoOo

Miró con ternura la figura angelical que posaba tranquila a su lado en un profundo sueño; le aparto unos delicados mechones del níveo rostro… Era impresionante; el tiempo había sido condescendiente con ella, ni una sola huella, ni una sola marca que pudiera delatar que su vida cargaba unos cuantos años. Que aun así, seguían siendo pocos en comparación a los suyos propios, suspiró resignado y se acodo mejor en el lecho… "No se exteriorizan… Pero si la consumen por dentro…" Pensó apesadumbrado…

La pequeña muñeca de cristal que dormía junto a el se acercó buscando su calor… El sonrió paternalmente aun a pesar de que lo hacia a su esposa y la rodeo con un protector brazo. Era tan hermosa… Se negaba a aceptar que en cualquier momento lo dejaría. – Fujitaka querido, ya duérmete.- La voz dulce y susurrante se mezclo con el suave vaivén de las cortinas del balcón.

Una brisa calida traía los susurros del mar. El oleaje esa noche estaba turbio, lo mas seguro es que haya tormenta en mar abierto pensó Fujitaka para sus adentros. – ¿Ahora que sucede querido, el medico nos dijo que mi recaída de hoy fue algo normal. – La voz de nadeshiko se quebró ligeramente… - ¿Hablaste con Keitaro? – Las espesas pestañas de nadeshiko se apartaron cuando abrió los ojos y observo a su marido entre la penumbra.

-Solo pensaba… - Inquirió el ignorando la ultima pregunta. Se levanto con cuidado para cerrar la ventana nadeshiko se lo atribuyó a que temblaba ligeramente, se lo agradeció en silencio y de su garganta escapaban unos carraspeos rasposos… - ¿Es Hien verdad? – agregó cuando su esposo se hubo arreglado nuevamente en su lugar del lecho que compartían. Fujitaka no hizo ningún gesto; miraba al techo con un aire distraído y ella tomó una de sus manos. – Sabes que no fue tu culpa, no puedes permanecer el resto de tu vida reprochándote un peso que no va en tu espalda.- Agrego ella con dulzura, el hombre se retiro los anteojos y se alargó dejándolos en la mesita de noche.

-Pero, ahora que el Ying Fa regresó a Japón, no pude evitar recordarlo. Jamás olvidare el semblante de Ieran aquella tormentosa noche en la que fui a China a darle el pésame años atrás. – Suspiro cansado y se refregó los ojos. – La frialdad que emanaban sus ojos no era algo real. Su piel pálida y nívea parecía quebrada por los rastros de las lágrimas que el maquillaje al que esta acostumbrada a llevar, no cubrió. Y su voz… Esposa mía, su voz era mas fría que el invierno eterno que se vive en las tierras del norte de Inglaterra, donde constantemente hace frío. No sabes como me arrepiento de muchas cosas Nadeshiko, mas aun hoy, con Sakura desaparecida, y con la gran sospecha de que se encuentra con el primogénito de Hien. – Nadeshiko tosió jocosamente…

-Aun hay algo que no entiendo querido…- Agrego tras aclararse la garganta con un poco de agua que Fujitaka le pasó. - ¿Quién es ese Xiao-yung? Debe guardar relación con Shaoran Li, puesto que el mismo vino a buscarlo aquí en el puerto días atrás. Y ¿Cómo se apodero del Ying Fa…?... Según lo que me comentaste hace unos años Hien nunca se atrevería a ponerlo en venta. – Fujitaka frunció el ceño ligeramente – no solo eso, sino porque esta relacionado con el hijo de Hien, no creo que Shaoran Li colabore con Xiao… A menos que… - Nadeshiko no le escucho esto ultimo a su esposo pues se estremeció con otro asalto de tos.

-¿Crees que hacemos lo correcto ocultándole todo tu pasado a nuestros hijos? Digo, si touya al menos supiera por qué es tan atroz la idea de que el Ying Fa navegue por allí con una tripulación pirata. Tal vez… No se, no le odiaría tanto. Quizás… ¿No crees que sería de gran ayuda para la sociedad? – Fujitaka ensombreció su mirada. – No querida mía. Mientras los Kinomoto se mantengan mas alejados de mi pasado, mejor. Prefiero que Touya odie a un barco y su tripulación que es solo madera, pese a que yo mismo me remuerdo con esa idea de que deteste tanto al Ying Fa y mas por mi relación pasada con el… Que odie a su padre por ser un traidor. – Dijo tajante. – Y, en cuanto a lo de Tomoyo… Si, fui y hable con Keitaro, pero lamentablemente para ambos, Sonomi escucho lo suficiente para comprender que Tomoyo no estaba en el parque de paseo como le habían hecho creer – Nadeshiko no pudo evitar suspirar con resignación, adoraba a su hermana, pero es que siempre había sido tan distraída. – Se sumió en un ataque de histeria y preferí que lo mejor era retirarme, debía pasar por la oficina de correos a dejar una correspondencia que Keitaro me pidió el favor llevase, y pues, abandone la mansión de los Daidouji tan rápido como pude – agrego.

-Supongo que estará bien… - Dijo nadeshiko refiriéndose a Sonomi – No te preocupes, Keitaro la envió con su mejor tripulación a Inglaterra - ¿Es por el compromiso verdad? – Inquirió ella ligeramente sobresaltada… Fujitaka cayó en cuenta de que su esposa no hablaba de Tomoyo cuando pregunto por el bienestar, sino se refería a su hermana; sin embargo asintió. – Mí querida niña…. Ojala y esté bien… - Agregó Nadeshiko Kinomoto con cierto pesar. Suspirar cansadamente y en la confianza que tenia con sus esposo bostezo larga y ruidosamente… - Vamos a dormir ya querido. – Agrego tapándose con las mantas y tapándole a el. – Buenas noches – Le dio un dulce beso en los labios y Fujitaka sonrió mientras la observaba sumirse en un estado de reposo, y viajar así al mundo de los sueños, donde esperaba poder encontrar remedio a sus dolencias y solución a sus problemas.

Fujitaka sin embargo, supo que aquella, como muchas otras… Sería una larga noche. Donde asaltos de sus recuerdos perdidos en el tiempo, jugarían malas pasadas a el, y a sus sueños.

OoOoOoOoOoOoOoO

Los vestigios del tiempo en ella refulgían en hermosas y brillantes canas a la luz de la araña de cristal que había en el salón donde se encontraba. Su larguísima cabellera plateada, antiguamente castaña y lacia, estaba trenzada elegantemente para hacer juego con su atavío para dormir. Todas las velas de la elegante lámpara estaban encendidas a pesar de que el majestuoso salón no las requería por su soledad.

Su rostro de marcados rasgos chinos estaba surcado por las heridas de la vejez entonadas en elegantes arrugas. La dulzura de su mirada no había perdido ese calido resplandor que acompañaba sus ojos negros. La sonrisa que le dedicaba a su doncella conservaba la calidez que caracterizaba a la dueña de la imperiosa mansión de fachada eminentemente inglesa, pese a que ella, era de raíces chinas.

La suya. Era la propiedad mas alejada del pueblo. Ella disfrutaba de su soledad y de poder contar con la inmensidad del mar abarcando las dimensiones del que era su hogar. – Entonces, ¿Por qué ella le abandono señora May? – Agregó la doncella sentada a los pies de la anciana con emoción ligeramente contenida… - Mi niña, ya te dije que no lo abandono… La obligaron a huir diciéndole que esa era la única forma de salvarlo a el… Y como ella estaba embarazada pues… - La anciana se llevo las manos al pecho e hizo un gesto de dolor exagerado – Lo abandono – La doncella contuvo la respiración y se llevo ambas manos a la boca… La anciana o pudo evitar reír mientras tomaba pequeños sorbos de su té verde. – Pequeña Shi, ya te dije, es solo una fabula – Agregó sonriéndole con dulzura… Son solo historias que se creaban en China para acunar a las niñas y enseñarles buenos modales y costumbres ocultas tras cuentos donde hay traiciones, envidias y poco sentido del realismo. – La doncella frunció el ceño y se levanto sacudiéndose los ropajes chinos.

- Para eso mi señora, los ponían en cunas con clavos y los torturaban… No veo como haciéndoles sufrir de esa manera escuchando semejantes cosas les puede enseñarle algo a las jóvenes casaderas de las grandes dinastías chinas. – Agregó recogiendo las tazas y los dulces que su señora le había invitado a compartir. Todas las noches la señora Amey Yung Li - May para la familia y los cercanos - se quedaba hasta ciertas horas de la noche compartiendo sus vivencias con sus jóvenes doncellas. Así aliviaba un poco la creciente soledad que sentía cuando su nieto no se quedaba en la casa o el resto de su familia le visitaba (cosa que sucedía muy pocas veces). – Pero mi niña… Como quieres que te lo diga ya… - Suspiro la anciana sonriendo -

Además… Instruirse no es torturarse pequeña Shimiko, y "A veces duele mas una palabra que una acción querida mía."() Por lo cual, si las madres de las grandes dinastías hubiesen querido torturar a sus hijos… Hubiese bastado con decir una o dos palabras hirientes… - Agrego ensombreciendo su mirada por un abrupto recuerdo que la asalto. – ¿En lugar de hacerles dormir en camas de clavos? – La anciana Li regreso de sus recuerdos breves y dolorosos y sonrió dulcemente a su torpe doncella… En lugar de hacerles dormir en camas de clavos Shimiko. – La joven hizo un puchero… - Si yo tengo hijos… Nunca los haré sufrir por nada! – Agrego hinchando su pecho con orgullo y arrancando una risa de su señora… - No lo dudo pequeña…- Agrego May. Aunque… Algunas veces, el sufrimiento les persigue… y no podemos hacer nada… Pensó con tristeza mientras se ponía de pie. – Ya terminamos por hoy Shi, puedes retirarte a dormir. – La joven la miro dudosa - ¿No se le ofrece nada más señora? – La anciana estaba sumida en sus pensamientos pero agrego un sencillo – No, no te preocupes... -

– Que tenga buenas noches entonces señora May – Agrego la joven de cabello negro y arreglado en dos graciosos moños uno a cada costado de su cabeza. Recogió la charola y se retiró elegantemente. La anciana se limitó a encender una pequeña lámpara como pequeña previsión. Se alejo de la pequeña mesita de te colocada improvisadamente esa noche en el salón de baile de su elegante mansión y se dirigió al ventanal.

Dos magnificas puertas de cristal de un tamaño incalculable coronaban la salida principal del magnifico salón hacia el no menos majestuoso balcón que daba a los jardines. Corrió una de las cortinas y sonrió con nostalgia al observar la luna a través de los cristales… Hacia tanto tiempo que no observaba la luna desde su natal China. Suspiro cansada… Ya era hora de irse a dormir, observo de soslayo el reloj de pared que estaba cerca del portón. No era muy tarde pero aun así estaba ya muy cansada. Con un poco de trabajo y sin ánimos de molestar a su servidumbre para pedir ayuda corrió levemente una de las puertas.

Una brisa calida pero fuerte la sacudió, agradeció mentalmente estar envuelta en su bata roja, y agradeció aun más que esta fuera del tipo china, en lugar de esos insípidos camisones ingleses que usaban las jóvenes y mujeres japonesas en esos días. El suave ulule de un búho acompaño la corriente que apagó el candelabro de un solo soplo. Sonrió atontada, casi parecía un pastel de cumpleaños. Volvió a cerrar el ventanal y tomó la pequeña lamparita cuya luz se veía tímida alumbrando ligeramente la inmensidad del salón.

Subió por las escaleras siendo sus pasos amortiguados por la alfombra verde olivo ataviada de bordados "bonitos y pintorescos" como ella les definía. Al final de estas – que no eran pocas – había una bifurcación, el ala este de la casa y el ala oeste. Ella sin miramientos tomo el camino de la derecha para dirigirse a sus aposentos. Miles de puertas. Se preguntaba a si misma porque se había comprado esa mansión tan grande siendo ella tan pequeña.

AmeyYung Li dio un gran bostezo al llegar a su puerta. Sonrió tras entrar… era la única habitación del lugar que por dentro era totalmente china. Desde una puerta corrediza que separaba el estar donde ella se encontraba del cuarto, a las lámparas de papel, a la madera pulida y brillante e inclusive el incienso que llenaba la habitación con olor a lavanda, la cama de doseles rojo sangre, colchas abombadas y almohadas mullidas que la acompañaba en sus noches de sueño, en fin, una habitación digna de la que fuese una vez la esposa del líder del clan Li.

Se descalzó y se quito la pesada y adornada bata que iba a juego con el dosel de la cama. Observo una vez mas la última carta de Ieran que aun estaba sobre la mesa –Muchacha testaruda – dijo en voz baja refiriéndose a su nuera. Bajo la carta estaba sin embargo otro objeto, quizás más importante para otros, para ella más insignificante. Un pergamino viejo, raído por el tiempo y visiblemente con un considerable trozo faltante… Unos garabatos dibujaban las señas de un mapa y en la esquina superior reconocía la propia letra de su adorado hijo, Hien Li que rezaba en perfecta caligrafía.

En la isla de la estrella, reposa tranquilo el tesoro de Clow. Solo encuentra la llave de cristal, la estrella que guía al navegante… Y serás merecedor de encontrar el tesoro.

Un bostezo la asaltó y le reclamo que fuera a dormir… Ella, sin muchos ánimos de hacer lo contrario se sumió en un profundo sueño no sin antes recordar a su querido nieto y la razón por la que era El capitán del Ying Fa, y el navegante de las estrellas.

Continuara….

Notas de autora…

Bien, la cara se me cae de la vergüenza tras haber pasado 5 meses sin haberme dignado a hacer alguna actualización. Por eso, esperando que esta entrega les acompañe en las festividades me disculpo sinceramente y prometo (sabiendo que lo mas seguro es que no sea así) tratar de actualizar mas pronto la próxima vez.

IMPORTANTE: () Se que nunca podrían haber averiguado que la frase le pertenecía a nuestro nuevo personaje, pero me divertí un rato leyendo las respuestas y especulaciones que enviaron en los reviews.

No daré ningún adelanto del próximo Cáp. Pero si espero que sea más interesante que este. Cada vez se acerca mas el momento de revelar la verdad o parte de esta y es por ello que busco por todas las formas darle mas largas al asunto xD… Tengo una conversación pendiente que ya quedara para el próximo Cáp. Así como la llegada de tomoyo a Inglaterra, lo que me lleva a acotar que tras hacerme de un mapamundi y notar que la geografía no esta repartida como a mi me hubiese gustado para el fic. Tomoyo no se dirige con Sakura propiamente hacia Inglaterra. Sino a una provincia inglesa (ya la nombre en la escena de Touya, supongo que habrán notado eso) que en nuestra vida seria corea del Sur (así salía en el mapa! Si no se llama así xD pues avísenme), la cual esta justo al lado o encima xD no se como interpretan ustedes la localización; pero en el fic, es una provincia inglesa que ya mas adelante me ocupare de darle nombre xD…

Que otra cosa… Ah si… en uno de los capítulos anteriores me apena agregar que puse que el nombre de Fuuma, era Yin Ta Amafu, mis sinceras disculpas pero ella no se llama así ya xD… Si se me fue otro detalle y alguien se dio cuenta sabré agradecerles. Un bezazo! Se despide hasta una próxima. Kisuna

Agradecimientos a reviews: Antes había leído por allí que no se podía responder mas a los reviews por los caps, no se como pero logre enterarme que se puede hacer por el mismo review xD, así q me tomare la molestia (que realmente no lo es) de responderlos por allá. Sin embargo, vale agradecer y mencionar aquí a:

Selenne Kiev, Aioshi, lady, iori is, tijo-magic, Mia T., Aneth, amni123, serenity-princess, Justary-san, SaYo-Yukishiro, ParvatiP-Patty, Lady-SilverMoon14, lady esmeralda, Mia T.

Mil gracias por sus reviews! Y para ustedes y todos los que leen o no el fic, una feliz navidad! Y prospero año nuevo 2006!

Un beso, Kisuna.