Capítulo 8: "Culpando a un inocente"
Vio a Sesshoumaru que se paseaba de un extremo a otro de la biblioteca con el rostro bajo, completamente contraído mientras Jaken lo miraba preocupado y ansioso desde una esquina. El hombre de pronto se detuvo en seco, levantó el rostro y posó su mirada severa sobre la muchacha.
-¿Ha hablado contigo? - En el momento que habló, la chica sintió escalofríos, su voz sonaba como trueno y su mirada era demasiado intimidante ¿porqué estaba tan enojado? – Contesta!- Gritó tomándola de un brazo. Kagome entonces lo miró atemorizada, jamás lo había visto así, tan perturbado, jamás nadie la había tratado de esa manera tan violenta.
-Sí patrón, ellos han hablado, sólo hoy los he sorprendido dos veces.- Dijo Jaken con veneno. Sesshoumaru pareció abrir más los ojos.
-Pero... ¿Desde cuando esta aquí?... ¿qué es lo que pretende?.
-Él... dijo que era un conocido... tuyo... y de Kikyo.- Murmuró Kagome aún asustada. Sesshoumaru la soltó al fin y la muchacha se sobó el brazo levemente.
-Conocido! Ja! Ese bastardo!
¿Qué hará amo?... si ha vuelto debe ser por el traspaso de la hacienda a su nombre.- Preguntó el capataz también nervioso.
-Si ha vuelto tal vez Kikyo ya lo sabe... - Murmuró el hombre mientras su mirada dorada se perdía en un punto de la habitación. Kagome recordó que los había visto en la fiesta de compromiso, no juntos precisamente pero sí había visto a Inuyasha salir de la habitación en donde su hermana también se encontraba.
-Kagome!- La voz agria del hombre la sacó de sus pensamientos, otra vez tembló bajo su mirada- ¿qué has hablado con él?
-Sólo... nada... – Respondió titubeante evitando mirarlo.
-Responde Kagome!- Gruñó él dándole una mirada gélida.
-No hemos hablado nada de importancia!- Alzó de pronto la joven la voz y lo miró con algo de rencor sintiendo las lágrimas prontas a caer- sólo dijo que te conocía... a ti y a Kikyo... - Murmuró mirándolo luego adolorida. Sesshoumaru tragó saliva sin quitar la vista de sus ojos, como si no creyera en sus palabras. Kagome vio como su rostro se contraía y finalmente él volteó dando un portazo en la habitación. Ella se llevó los dedos a los ojos intentando borrar las lágrimas que intentaban deslizarse por sus mejillas. Miró a Jaken aún parado, estático, y la mirada perdida.
-¿Porqué Sesshoumaru se comporta así?- Preguntó la joven con un hilo de voz, mirando con súplica al hombre. El anciano finalmente pareció despertar de sus pensamientos y la contempló con seriedad.
-Porque tiene miedo... miedo de él y lo que pueda hacer... - Murmuró. Kagome entreabrió los labios. ¿Sesshoumaru también le temía?... ¿pero cómo podía ser Inuyasha el "demonio" que todos decían?
-Pero... ¿porqué?
-Porque es su hermanastro... y se quiere vengar...
Llevaba las riendas fuertemente agarradas en sus manos mirando casi hipnotizado el frente, con él único deseo de estar frente a aquella cara que tanto aborrecía. Lo sabía, sabía que no había sido una ilusión aquella noche del compromiso, entonces probablemente Kikyo estaba enterada de su llegada ¿pero qué demonios pretendía ahora?
Kouga observó la estela de polvo que dejaba el caballo en el camino y miró con el entrecejo arrugado la figura masculina que se acercaba ahora a su propia hacienda. El hombre creyó esta viendo una visión¿acaso era ese su engreído vecino?
-Qué inesperada visita- Dijo Kouga con una sonrisa burlona mientras observaba al joven hombre sobre su caballo, que miraba a todos lados como buscando a alguien- ¿se le perdió algo?
-Quiero saber si ha empleado a un hombre llamado Inuyasha.- Respondió Sesshoumaru bajando finalmente del caballo y caminado con pasos seguro hacia el otro. Kouga sonrió con ironía y ladeó su sombrero.
-¿Y desde cuando tengo que darle información a usted de mis empleados?
Sesshoumaru lo miró de mala gana mientras el otro sólo sonreía con burla. El hombre de cabellos claros carraspeó fuertemente y lo miró con resolución.
-He venido sin ánimo de disgustarlo- Respondió intentando que su voz no sonara tan agria. Miró con desesperación los ojos azules del joven hacendado y entonces este, al notar la seriedad y lo ansioso de sus palabras, habló.
-Bueno... sí, lo empleé hace un par de semanas atrás ¿qué hay con ello?
-¿Vive aquí?- Preguntó Sesshoumaru con los puños apretados y mirando a su alrededor esperando encontrarse de un momento a otro con su detestable hermano.
-No, él tiene su casa... en la caleta, según tengo entendido... – Respondió con despreocupación. No alcanzó a seguir hablando porque él otro de inmediato se subió a su caballo y se alejó con rapidez sin siquiera despedirse.
-Maldito niño - Gruñó Sesshoumaru sintiendo que la ira iba creciendo cada vez más. Al pasar por la entrada de su propia hacienda Jaken lo esperaba inquieto, hubiera seguido de largo, pero el anciano se posó sobre su camino con el caballo y le habló preocupado.
-Patrón... las señoras estan en la casa, necesitan hablar con usted.
Sesshoumaru tensó más la mandíbula y lo miró furioso.
-Qué esperen – Respondió precipitadamente. Jaken bajó levemente la cabeza pero no se movió de su puesto.
-Señor... debe ser algo muy malo... la señorita Kikyo esta llorando...
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Llevaba su madre bastante tiempo abrazándola fuertemente mientras lloraba como si el mundo se fuera a acabar, varias veces le había preguntado qué sucedía pero la mujer parecía completamente triste y las lagrimas que vertía parecían no terminar. Kagome miraba a Kikyo con el ceño fruncido mientras su hermana la observaba con detenimiento y también lucía acongojada. Finalmente entró a la biblioteca Sesshoumaru y Jaken y Kikyo de inmediato se abrazó a él. Kagome nunca había visto a su hermana actuar de manera tan cercana al joven y eso le chocó un poco.
-¿Qué sucede, Kikyo?... ¿les sucedió algo?- El hombre acarició levemente la cabellera azabache de su prometida mientras esta rompía en llanto.
-Oh, Sesshoumaru... - Gimió escondiendo la cabeza en su pecho. El hombre tragó saliva con dolor y dio una mirada a su futura suegra que se erguía finalmente de Kagome y secaba luego sus lágrimas con dignidad.
-Ha paso... algo terrible... - Respondió la mujer mirando con dolor a Kagome y ésta se asustó.
-¿Qué pasó mamá?... dímelo!
-Mi pequeña... mi pequeña niña... - Murmuró llorosa mientras apartaba un mechón de la frente de Kagome.
-¿Qué pasó mami? – Preguntó la niña mientras miraba aún asustada y ansiosa a su madre. Ella besó la frente de la muchacha y la volvió a abrazar.- ¿pero qué sucede?
-¿Porqué te lo callaste mi vida?... así que era por ésto que has estado sufriendo.- Se volvió a erguir y fijó sus ojos llorosos en los asustados de Kagome.
-¿Qué?- Kagome palideció y se quedó sin habla. ¿Acaso su mamá había descubierto que estaba enamorada de Sesshoumaru?. Miró impresionada a su madre y luego a Kikyo que estaba abrazada aún a él.
-Debiste contarlo, debiste contarlo... dime quien fue, quien fue Kagome.
-¿Qué le pasa a tu madre?- Preguntó Sesshoumaru de pronto intrigado a Kikyo. La chica se abrazó más fuerte de él y escondió la cabeza en su pecho.
-Una desgracia... una desgracia... - Murmuró.
-¿Quién te deshonró Kagome, dilo!- Gimió la señora Higurashi con las lagrimas que caían incesantemente por sus mejillas. Kagome la miró confundida y Sesshoumaru abrió los ojos con sorpresa. Kikyo al fin levantó el rostro hacia y él y susurró que salieran un momento, que le explicaría lo que estaba sucediendo.
-¿Quién te deshonró?- Volvió a preguntar la mujer con angustia infinita cuando estuvieron a solas. Kagome entreabrió los labios sin comprender, pero sintiendo que el corazón latía asustado en su pecho. Tenía un mal presentimiento.
-¿Deshonrarme?- Murmuró Kagome alejándose un poco de ella y mirándola confundida aún.
-¿Quién te forzó?... sé que no hablamos de estas cosas mi niña... y fue mi culpa... creí que no era tu hora aún...
-¿De qué hablas mamá?
-Por Dios Kagome, deja de fingir!- Gritó la mujer llevándose las manos al pecho en señal de desesperación. Kagome la miró asustada sin pronunciar palabra- he visto tu vestido rasgado y con sangre...
La muchacha la miró intentando comprender sus palabras y entonces recordó su vestido... ¿el vestido que estaba arruinado?
-Pero es que... me caí... - Murmuró Kagome.
-Sabía que dirías eso... la vergüenza es terrible, terrible... pero encontraremos una solución, sólo dinos quien fue, sólo dilo y Sesshoumaru se encargará...
-¿Pero quien fue qué!
La madre hastiada y media enloquecida la tomó del brazo y subió las mangas de su vestido de forma brusca, dejando al descubierto los pequeños rasguños y heridas hechos por las púas de la cerca en que Kagome se enredó, pero la mujer imaginó lo peor. Luego tomó su cuello y lo ladeo, era ahí donde la muchacha tenía una herida más grande y que aún estaba roja de sangre media seca. La mujer volvió a llorar y Kagome acercó los dedos a la herida del cuello, aún áspera.
-Hablaré con Sesshoumaru... - Murmuró entre sollozos, dejándola sola en la habitación.
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-¿Pero qué sucede?- Preguntó Kagome mirando a Kikyo, ahora las dos solas en la biblioteca mientras la hermana mayor tenía la vista clavada en las afueras, viendo a Sesshoumaru que montaba a caballo junto a varios hombres y entre ellos Jaken, todos provistos de armas, y también el coche de su casa que llevaba a su madre, todos con rumbo a una casa en la caleta para pedir explicaciones de algo que no fue y que ella misma se había encargado de hacer parecer sus sospechas.
-Estoy segura que fue Inuyasha... los he visto juntos... debe haber sido él... - Dijo Kikyo con malicia a un Sesshoumaru totalmente horrorizado.
-Kikyo... ¿porqué no me dices qué esta pasando?- Suplicó Kagome a su espalda. La mujer tragó saliva con nervios, sabía que estaba poniendo también en peligro a su hermana, pero ella debía salvarse. Volteó con los ojos inundados por las lagrimas y miró a la pequeña que la observaba asustada. Finamente se abalanzó a ella y la abrazó fuertemente rompiendo en un llanto descontrolado. Kagome primero estaba impresionada, luego acarició su cabello e intentó tranquilizarla. Luego de unos minutos Kikyo se separó y la miró con desesperación.
-Debes ayudarme Kagome... te lo suplico, debes ayudarme... - Sollozó. La chica jamás había visto a su hermana tan desesperada que le dolía el corazón.
-¿Pero porqué no me dices qué sucede?- Volvió a preguntar sintiendo que la angustia la tenía al borde del abismo.
Kikyo la miró con detenimiento unos leves segundos, mientras se mordía nerviosa el labio y se volvió a preguntar si era buena idea, pero ya la suerte estaba echada.
-Es mi culpa Kagome... - Murmuró mientras las lágrimas caían por sus mejillas nuevamente.
-¿De qué?- Preguntó angustiada la pequeña. Kikyo entonces caminó hasta una silla cercana y se sentó, sacó un pequeño pañuelo de su bolso que colgaba de una de sus muñecas y lo arrugó mientras bajaba la vista e intentaba controlarse.
-De lo que mamá y Sesshoumaru creen... – Suspiró finalmente mirando a Kagome. La chica se acercó a ella y se arrodilló a su lado.
-Mamá dice que fui deshonrada pero no es cierto... - Murmuró acongojada Kagome, mirándola fijamente. Kikyo se tapó la cara y volvió a llorar.- Kikyo... ¿tu también lo crees?
-Claro que creo en tus palabras.- Respondió entre sollozos. Kagome sonrió más tranquila y luego Kikyo levantó el rostro y la miró con súplica.-... sé que eres una buena niña... y por eso necesito de tu ayuda, tienes que ayudarme... por favor...
-Dime qué es lo que te acongoja.- Preguntó Kagome. La mujer se levantó con lentitud de la silla y le dio la espalda.
-Pues... la culpa de todo la tiene... Inuyasha... - Susurró. Kagome arrugó el entrecejo.
-¿Inuyasha?- Murmuró confundida.
Kikyo se giró y le tomó ambas manos.
-Inuyasha y yo... fuimos novios... hace mucho... cuando tu no llegabas a estas tierras... - Kagome se quedó estática y no supo porqué, tuvo una infinita tristeza.- él se fue porque tuvo problemas con Sesshoumaru... creía que su padre le dejaría una herencia millonaria y no fue así... - Mintió.-... y ahora volvió para vengarse de él...
-¿De Sesshoumaru?... ¿Y que es lo que quiere?- Preguntó la chica con un hilo de voz, sentía que le dolía el pecho y que tenía un gusto amargo en la garganta.
-Quiere... vengarse de él raptándome a mi... inventará mil cosas en caso que yo cuente todo a Sesshoumaru... sabe que él me adora y lo quiere lastimar con mentiras... - Dijo Kikyo, esperando que con estas palabras sensibilizar a la chiquilla, puesto que sospechaba que su hermana menor sentía más que un gran afecto por su futuro esposo.- Inuyasha quiere secuestrarme...
-¿Qué?- Preguntó Kagome atónita. La miró casi sin poder creer lo que estaba escuchando. De pronto sintió rencor contra aquel joven.- ¿secuestrarte!
-Me lo dijo aquella noche del compromiso... y yo... yo le tengo miedo!
-No puedo creerlo. - Murmuró Kagome atónita, recordando las veces que estuvo a su lado y los momentos que se sintió tranquila junto a él.
-Le dirá mentiras a Sesshoumaru sólo para envenenarlo en mi contra... – Volvió a repetir Kikyo. Kagome finalmente la miró con preocupación.
-¿Qué vamos a hacer?- Preguntó la joven, sintiendo desesperación por los acontecimientos. Kikyo apretó más las manos ya heladas de Kagome y la miró intensamente.
-Yo... le dije a mamá que tú, tal vez, habías perdido tu honra... porque creo que eso nos puede ayudar... para salvar a Sesshoumaru... - Acotó recordando utilizar el nombre del novio para sensibilizar a la chica.
-Pero... - Kagome intentó protestar.-... ¿qué tiene que ver eso?... además yo no...
Te explicaré.- Dijo Kikyo mientras se arrodillaba a su lado y limpiaba con una mano sus lágrimas.- Si tú dices que él te forzó a estar con él... que quiso aprovecharse de ti...
-¿Qué!- Gimió Kagome retirando su mano de la de ella y la miró incrédula- ¿estas loca?
Kikyo sintió pánico, no esperaba de plano el rechazo de su hermana, pero intentó tranquilizarse y la miró con dolor.
-Bueno yo... perdona... perdona... oh Dios mío... oh Dios, es mi culpa... él me secuestrará... sólo para vengarse de Sesshoumaru... - Kikyo se levantó y ocultó el rostro entre sus manos. Kagome sintió un nudo en la garganta.
-No Kikyo... no llores, buscaremos una solución... eso no sucederá... - Sollozó Kagome.- no puedo creer que ese hombre quiera hacer semejante crueldad... es un bruto... - Murmuró Kagome.-... ya me lo habían advertido... entonces sí es peligroso...
Kikyo la miró de reojo con una pequeña sonrisa oculta tras sus manos.
-Inuyasha busca una venganza... ¿verdad?... – Preguntó Kagome dejándose llevar por el miedo a su hermana.
Kikyo asintió levemente sin responder. Kagome se mordió el labio sintiendo que el corazón latía demasiado aprisa en su pecho.
-No llores, yo te ayudaré... dime que debo hacer...
Kikyo se giró y la miró.
-Si te preguntan... sólo debes decir que él fue... así lo expulsarán del pueblo...
Kagome tragó saliva y la miró a aterrada.
-Pero... es absurdo Kikyo... ¿cómo voy a decir esa mentira tan grande?
-Ya sé que es una mentira... pero estoy en peligro... y también lo esta Sesshoumaru... ¿quieres verme sufrir acaso?... tú eres buena, ayúdame... sólo tienes que decir que sí, nada más, lo demás déjamelo a mi...
Kagome se tapó la cara y no respondió. Kikyo esperó pacientemente unos instantes, luego creyó que su hermana no aceptaría, al fin y al cabo era una locura y era demasiado para una niña que apenas acababa de salir del colegio... pero por otro lado...
-Lo siento... - Murmuró con la cabeza cabizbaja... - sé que es demasiado... un sacrificio demasiado grande...
-Kikyo... - Dijo la muchacha mientras dejaba al descubierto su cara pálida y asustada.-... quiero ayudarte... pero mentir así... él me da lástima... aunque sea lo que sea!
-Pero es un hombre malvado! Por favor! Te lo suplico... mira... sólo diles que te forzó pero que no pasó nada... que no te tocó del todo... así después tú tampoco tendrás problemas... ¿vez?... no tienes que temer, sólo debes decir que fue él y listo... o sino él jamas nos dejará tranquilos... ni a mi ni a Sesshoumaru... corremos peligro si él esta aquí... debe ser expulsado.
La chica la miró asustada sin decir nada pero Kikyo confió en su poder de convencimiento.
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Inuyasha permanecía recostado en la cama pensando en cada detalle para su escape con Kikyo. Ya había avisado a Miroku a que comprara víveres para un buen lapso tiempo y que además estuvieran alertadas, él junto a Shippo, listo para elevar anclas. No encontraba otro plan mejor, la mujer llamada Kagura no aparecía y la mejor venganza sería el que Kikyo se fuera con él dejando al pobre novio enamorado con la boda preparada. Sonrió de solo imaginar la cara que pondría su hermano al saber que su futura esposa se había fugado precisamente con él, y ya tendría ocasión desde un puerto cercano de debelarle la verdad, que Kikyo estaba a su lado. Tan ensimismado en sus pensamientos estaba que no escuchó los galopes que se acercaban hasta cuando se levantó y la puerta se abrió de golpe. Un contingente de hombres lo apuntó y él no tuvo tiempo de reaccionar, miró de reojo su espada sobre la mesa, demasiado lejos para alcanzarla.
-Pero... qué demonios... - Gruñó mirando a los hombres con los ojos brillantes de ira. De pronto vio que entre ellos un hombre aparecía, alto, cabellera clara, piel blanca y ojos de su mismo color.- Sesshoumaru... - Murmuró con rabia apretando los puños. Sesshoumaru también llevaba un arma en su mano y lo apuntó directo a su pecho.
-Conque aquí te escondías bastardo... - Murmuró el hombre lleno de rabia. Ambos se miraron con ira y rencor. Una mujer que él reconoció enseguida entró con los ojos rojos y lo miró con odio.
-¿Es él?- Preguntó desde la espalda de Sesshoumaru.
-Claro... aquí el muy cretino estaba escondido.
-Yo no me escondo!- Gritó el joven intentando avanzar un paso pero en el momento en que lo hizo las armas de los hombres se alzaron y los gatillos sonaron, listos para disparar. Inuyasha apretó su mandíbula fuertemente.- ¿eres tan cobarde que no te atreves a enfrentarte a mí, solo?- Preguntó burlón.
-No vengo porque has regresado... vengo por lo que hiciste!... y tu te consideras hijo de Inu no Taisho...
-Pues lo soy!... y esta señora qué hace aquí?- Preguntó con rencor. La mujer comenzó a sollozar, el solo imaginar que ese hombre se había atrevido a cometer una barbarie con su pequeña se le destrozaba el alma.
-Usted! Hombre malvado, no se haga el desentendido ahora, nunca creí que aquel pequeño mal educado se convertiría en esto!.
Sesshoumaru hizo una mueca y con un movimiento de su mano dio la orden para que sus muñecas fueran atadas.
-¿Pero qué haces!- Preguntó enrabiado intentando esquivar las cuerdas que le ataban, pero eran demasiados sólo para él.
-Vendrás a mi casa y ahí confesarás la verdad.
-¿De qué? Yo no he hecho nada... nada aún.- Dijo lleno de rabia desafiando con la mirada a su hermanastro. Lo arrastraron hacia afuera y Sesshoumaru tomó la cuerda desde su posición, arriba del caballo y así se lo llevó, arrastrado casi desde las muñecas hasta la hacienda.
-Oh, Dios, ahí vienen- Murmuró Kikyo al ver el contingente. Miró a Kagome y esta estaba en una esquina sentada en el suelo con las manos tapando su cara. Kikyo se mordió el labio y salió de la habitación para encontrarse ahora con todos en la sala principal. Inuyasha miró a Kikyo y entonces la madre de esta preguntó.
-¿Se ha confesado contigo?
-Sí mamá... - Dijo la joven dándole una mirada rápida a Inuyasha que venía todo sudado y las muñecas algo ensangrentadas. El joven capitán la miró con odio, comprendiendo que se estaba tejiendo una mentira alrededor suyo y que era ella la encargada de hacerlo.- dice que fue él... Inuyasha... pero que al final no logró su objetivo...
-Es mejor que Kagome venga- Interrumpió Sesshoumaru. Kikyo lo miró y luego asintió saliendo de la habitación. Inuyasha arrugó el ceño ¿qué tenía que ver la pequeña?
La mujer miró a Kagome que se encontraba en la misma posición ¿sería capaz de seguirle la mentira ahora?... sólo debía poner la cara de congoja y desesperación y Kagome se lo creería. Se acercó a ella y se arrodilló a su lado.
-Kagome... - Susurró tocándole el hombro. La chica levantó el rostro con los ojos rojos y la miró sin expresión- ahora debes decir que si a todo lo que diga... ya sabes... por favor, sólo miente esta vez por mi y Sesshoumaru... por favor, te lo suplico...
Esperó unos instantes eternos, la muchacha no se movió, Kikyo se irguió lentamente sintiendo pánico, pero Kagome se levantó y finalmente asintió. La mujer contuvo la sonrisa de alegría y entonces caminó hasta la sala, con Kagome pisándole los talones. La chica sentía que iba directo a la horca, sabía que estaba condenándose, pero su sentido de justicia le decía que debía salvar a su hermana y a Sesshoumaru. Las piernas le pesaban y el cuerpo casi no le respondía. Se detuvieron y todo estaba en silencio. Inuyasha miró contrariado a Kagome, que tenía la vista clavada en el suelo.
-Kagome... me dijiste que... te encontraste a este hombre un par de veces... ¿no?. - Preguntó Kikyo. Kagome asintió sin levantar la vista.- y que en uno de estos encuentros... él... intentó abusar de ti¿verdad?
Inuyasha abrió los ojos inmensamente y miró a Kikyo con repugnancia.
-Kagome... no tengas miedo... – Interrumpió su madre acercándose a ella. Kagome levantó el rostro finalmente, su cara estaba tan blanca como el papel y sus ojos rojos pero inundados por lágrimas. Miró con suplica a Kikyo, esperando que por un milagro su hermana desistiera de la mentira pero Kikyo clavó su vista en ella haciéndole un gesto asustado. Kagome no miró a Inuyasha pero sabía que estaba allí, lo escuchaba respirar agitadamente, casi podía imaginarlo ahí, parado.
-Kagome... - Instó Kikyo sintiendo pánico nuevamente. Kagome entonces asintió e Inuyasha hizo una mueca de desprecio contra ella ¿Así eran las hermanas Higurashi? Unas malditas mentirosas!
-Oh, mi dios!- La madre la abrazó y Sesshoumaru aprovechó de golpear a su hermanastro en el estómago tan fuerte que él cayó al frío piso de rodillas, retorciéndose de dolor.- te voy a matar!- Gruñó. Sacó su arma y la apuntó directo a Inuyasha. Kagome levantó el rostro asustada y se soltó rápidamente de su madre para correr frente a Sesshoumaru protegiendo a Inuyasha.
-Nooo, no lo hagas! No lo hagas por Dios!- Gritó con la voz llena en llanto y miró con súplica a su futuro cuñado.- no lo hagas... te lo suplico...
-Pero él intentó abusar de ti, Kagome- Murmuró Sesshoumaru. Inuyasha escuchó las últimas palabras y se levantó poco a poco escupiendo algo de sangre por su boca mientras sus cabellos negros caían a sus costados desordenadamente. Miró apenas a su hermanastro y Kagome, al sentir que él se erguía tras suyo se quedó estática. Inuyasha sonrió a su hermano con ironía mientras se pasaba la mano por la boca quitando restos de sangre.
-Ahh, así que me acusan de intentar abusar de la señorita... - Murmuró. La joven tragó apenas sintiendo que desfallecería, ya no tenía fuerzas para seguir la mentira, si él lo negaba ella no sería capaz de insistir, ya no, era demasiado, demasiado cruel y mentiroso- pues si... lo intenté- Dijo de pronto haciendo que Kagome abriera los ojos asustadamente y Kikyo le diera una mirada rápida de sorpresa- lo intenté porque... me gusta, no puedo evitarlo... – Siguió Inuyasha.
-¿Así que lo reconoces?- Preguntó Sesshoumaru altivo.
-Claro... fue un impulso y sé que esta mal pero me gustaría arreglar el mal que cometí- Dijo Inuyasha ya con seriedad. Kagome comenzó a temblar ¿pero qué estaba sucediendo?... ¿Porqué él decía todas esas cosas?
-¿Y como pretende arreglar el trauma que le ha provocado a mi pequeña?- Alzó la voz la señora Higurashi. Inuyasha sonrió aún más, dio una mirada rápida a Kikyo que estaba con al boca abierta y luego miró la espalda de Kagome, su cuello blanco y el cabello totalmente recogido con la mariposa de perlas. La vio temblar, bien, la niña estaba asustada ahora, mejor¿no quería seguir con mentiras?
-Pues yo... quiero casarme con ella. – Dijo de pronto. Kagome volteó inesperadamente y por primera vez lo miró a los ojos, aterrada.- quiero que me le den en matrimonio.
-No! No! Deben expulsarlo... échenlo de la isla!- Gritó Kikyo de pronto pero nadie pareció escucharla. Kagome miraba los ojos llenos de odio del muchacho y sus labios que esbozaban una sonrisa maquiavélica.
-¿Qué dicen?- Volvió a preguntar el joven levantando una ceja pero sin dejar de mirar los asustados y aterrados ojos de Kagome.
-No... eso no... - Protestó la señora Higurashi, totalmente horrorizada con la idea pero la voz de Sesshoumaru, imponente y fría la dejó sin habla.
-Esta bien, te casarás con ella -. Dijo. Kagome volteó para mirar a Sesshoumaru y luego a Kikyo.
-No, no!- Gritó la chica cayendo de rodillas al suelo.- no, por favor... no... – Suplicó tapándose la cara.
-¿Porqué no?... Dijiste que me querías¿no te acuerdas?- Preguntó Inuyasha con sorna. Kagome sintió desfallecer. Sesshoumaru los miró a ambos y arrugó el entrecejo.
-Esta dicho, antes de que den que hablar en el pueblo por sus actos imprudentes, se casarán... esta decidido.
La madre de Kagome se tapó la cara con ambas manos y Kikyo miró a Inuyasha con rabia. Maldito, aquella jugada no se lo esperaba, porqué tenía que ser tan astuto, siempre se salía con la suya. Inuyasha miró a Kagome en el suelo que temblaba y movía negativamente la cabeza, llorando, pero a nadie pareció importarle.
Continuará...
