Capítulo 21: "Cómo sería..."

La escuchaba gritar su nombre pero aún así no fue capaz de voltear, aunque su corazón a pesar de estar herido le decía una cosa, su orgullo le decía otra. En las afueras de la casa estaba su caballo amarrado a un árbol, él lo desató y lo montó, con una rabia increíble golpeó las costillas del caballo y este salió como un demonio, galopando a toda prisa sin que la joven pudiese alcanzarlo. Lo vio marcharse entre las sombras negras de la noche y la lluvia que caía golpeando su cuerpo casi con violencia. Kagome sollozó con desesperación apretando los puños de su mano. ¿Pero qué podía hacer?... nada... no podía hacer nada ahora, salvo esperar que su madre se recuperara... y luego volver... pero... ¿y si Inuyasha ya no estaba dispuesto a estar con ella?... ¿lo perdería así, de un día a otro?

-¿Porqué?... ¿Porqué?.

Kikyo observó la escena atenta desde la entrada de la casa, su corazón por un momento se detuvo, el ver a su hermana tras él le hizo creer que finalmente lo convencería, pero Inuyasha se comportó tal y como lo esperaba. Con orgullo y desdén. Así era él, aunque lo odiase, se parecía demasiado a Sesshoumaru. Sonrió un poco, finalmente su hermana no fue capaz de convencerlo ¿entonces de qué tanto se preocupaba?... ahora veía que Kagome realmente no significaba nada en la vida de aquel pirata.

Corrió subiendo las escaleras hasta la habitación de su madre, esta la esperaba mirándola ansiosa, estaba de pie frente a la ventana, había escuchado perfectamente los gritos que daba su hija menor para llamar al ladrón ese. Miró a Kikyo y esta sonrió relajada acercándose hasta los pies de la cama.

-No se preocupe mamá... ella podrá quererlo... pero Inuyasha nunca la querrá... es incapaz de sentir amor por alguien.

-De ti estaba enamorado- Respondió con brusquedad la mujer. Kikyo borró de inmediato la sonrisa de su rostro sonrojándose levemente, luego se encogió de hombros como si no le importase.

-En lo único que Inuyasha piensa es en vengarse de Sesshoumaru... no hay otra cosa en la vida que él quiera más.

Pero Kikyo no se convencía ni siquiera con sus propias palabras. En cuanto las luces se apagaron en la casa tomó su capa y se escabulló en medio de la tormenta. Resultaba peligroso acercarse a la caleta tan tarde, pero necesitaba verlo, ansiaba verlo. Y si estaba herido en su orgullo tal vez resultaba mejor.

Sólo una demente sería capaz de correr por los empedrados de las calles oscuros e inundados de agua, pero el deseo de estar a su lado era más fuerte ¿lo amaba?... tal vez, no lo tenía claro aún... pero de lo que sí estaba segura era que lo deseaba.

La cabaña estaba a oscuras y eso no le importó, la abrió sin llamar previamente sólo para encontrar la soledad y el silencio de una habitación abandonada desde hacía semanas. Tuvo deseos de llorar ¿acaso se había ido?... era lo más probable... debía haberlo suponido... Inuyasha estaba tan "desilusionado" de Kagome que se había alejado de ella. Sonrió igualmente. Eso le confirmaba que su hermana no significaba nada para el pirata...

La tormenta parecía desatarse cada vez con más furia, escuchaba la lluvia repicar sobre el techo mientras los aullidos del viento se dejaban escuchar como un siniestro susurro. Kagome se incorporó de la cama y se levantó para caminar con paso lento hasta la ventana. Desde el segundo piso en donde se encontraba su alcoba podía admirar una buena parte del pueblo y sobre todo, del mar. El mar estaba tan negro y fiero, veía como los relámpagos de vez en cuando caían sobre él iluminando el lugar. Se estremeció por completo... tenía miedo ahora, pero por Inuyasha, un miedo tan grande que ni siquiera la dejaba conciliar el sueño... ¿Acaso Inuyasha se iría?... ¿la dejaría?... ¿porqué era incapaz de comprender sus razones?...

-Porque no me ama... – Musitó de pronto cuando aquel pensamiento se coló en su mente, sollozó al escucharlo, mordiéndose el labio, las lagrimas cayeron en silencio por sus mejillas. Así era la dura realidad, si la amase, sería capaz de comprenderla, o esperarla... Ocultó el rostro entre sus manos sintiéndose horriblemente desdichada ¿había sido acaso un sueño todo aquello que sucedió en la Isla de Santa esmeralda?- un sueño...

Quizás no fue el tiempo ni fue el momento

no tiene lógica el argumento

a veces la vida es así.

Tan cerca estuvimos alma con alma

tu piel con mi piel quemó toda la calma

aún no pudimos concebir

que el hecho de no actuar

y no abrazar lo que era nuestro

fue el error que viviré para siempre.

Afirmó la frente sobre el frío cristal con resignación. Las imágenes volvieron de pronto sólo para torturarla. Se estremeció al recordar la forma en que él la besaba, sintiendo que el corazón comenzaba a latir con desesperación.

-Inuyasha...

El hombre sintió una punzada en el corazón que lo hizo llevarse la mano a él para apaciguarlo. Arrugó el entrecejo preguntándose qué diablos le sucedía, porqué de pronto sentía que le dolía. ¿Era por Kagome?

-Inuyasha... esto esta mal... – Dijo Miroku sacándolo de sus pensamientos. El joven capitán volteó dándole la espalda. Era inútil decirle que no quería que lo molestaran si el maldito segundo a bordo se empeñaba a entrar a su camarote sólo para satisfacer su curiosidad.

-¿Qué no te dije que me dejaras solo?

-Pero... – Lo miró dando un suspiro. Las cosas del corazón eran complicadas, bien lo sabía él, pero en Inuyasha parecía que resultaban un completo caos.-... ¿porqué no me cuentas qué sucedió?

-No quiero hablar- Respondió cortante. Miroku exhaló aire nuevamente cerrando los ojos. Había que tener bastante paciencia con él.

-¿Nos iremos... o nos quedaremos?- Preguntó.

Inuyasha arrugó el ceño tragando con dificultad. Irse de una vez y olvidar todo lo sucedido, dejar a Kagome en manos de su familia de donde tal vez nunca debió salir, no involucrarla en una absurda lucha de rivalidad con su hermano y tal vez dejar a Sesshoumaru que se pudriese él junto con la hacienda... o quedarse y luchar contra aquel maldito que lo único que hacía era arrebatar lo suyo... ¿Kagome era suya?... por una parte lo era, estaba en un papel registrado que era su mujer... y por otro lado... ni siquiera la tenía a ella...

-¿Qué dices?- Volvió a instar el otro. Inuyasha cerró los ojos con desesperación. ¿Porqué Miroku le complicaba más la vida?... – Siempre he escuchado que las discusiones son comunes en los matrimonios... sobre todo en los recién casados...

Inuyasha se incorporó y lo miró como el demonio que todos creían que era. Miroku sintió por primera vez helarse su sangre, la semi sonrisa burlona de su rostro desapareció de inmediato, tensando el cuerpo por completo.

-Si no dejas de meterte en lo que no te importa vas a probar al fin el filo de mi espada- Musitó Inuyasha con la voz agria. El joven lo miró con pánico y luego trató de esbozar una pequeña sonrisa intentando que el momento tenso de la situación terminase.

-Me voy a dormir.- Dijo sin más dando una seña y dejándolo solo. Inuyasha se volvió a recostar al ver que la puerta de su camarote se cerraba. El barco se mecía bastante pero no era prudente alojarse en la ciudad, menos ahora. Suspiró nuevamente intentando pensar en las palabras que su amigo le había dado, a pesar de las burlas. Quedarse o no quedarse... le dolía el alma saber que ella se había ido con Sesshoumaru... se sentía hasta traicionado... aunque cuando la vio su rabia se disipó... pero luego, cuando Kagome le dijo que no podía volver a su lado volvió a sentir que estaba siendo utilizado... no, que ella estaba jugando con su corazón, así como Kikyo... por eso temía tanto enamorarse, no quería que otra mujer volviese a jugar con él... no lo permitiría!

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Su madre la miró con el ceño fruncido pero no dijo nada. Kagome que se encontraba en el umbral de la habitación la miró con dolor y arrepentimiento. Caminó luego hasta sentarse apenas, a su lado. Era extraño, el sol brillaba radiante en lo alto después de una tormentosa noche, como si nada hubiese sucedido. Ya era medio día y la mujer finalmente se había dignado a llamar a su hija. Kagome había esperado pacientemente hora tras hora con infinita angustia y dolor, ahora estaba frente a ella recibiendo la mirada dura y fría, sintiendo que desfallecería.

-Perdóname... mamá... - Murmuró mirándola con arrepentimiento. La mujer que ahora observaba abstraída el techo no se inmutó. Kagome comenzó a sollozar- lo siento... en verdad...

-No hace falta que llores... si quieres irte con él... pues vete... espero que Dios te ampare...

Kagome se inclinó ocultando su cara en el cuello de la mujer, sollozando amargamente.

-No digas eso... no quise disgustarte... lo siento...

-Ya... tranquila pequeña... - Murmuró la mujer, Kagome abrió los ojos mientras el corazón comenzaba a palpitar violentamente dentro de su pecho. No podía evitarlo, Inuyasha la llamaba así... – Sé que ese hombre te ha ensuciado la mente... – Acotó cambiando completamente el tono de su voz y actitud.

-Lo siento tanto mamá... no quise que enfermaras... - Murmuró la chica mientras se incorporaba y secaba sus lagrimas.- No quiero que tengas mas disgustos...

-Tranquila Kagome... - Respondió la mujer mirándola con ternura- sé que eres una buena niña... igual que tu hermana, sé que ambas serán mujeres dignas y respetadas por el pueblo... es por eso que desapruebo el que estes con ese "hombre"... no quiero verte sufrir pequeña... el pueblo puede repudiarte...

Kagome la escuchó en silencio sin atreverse a refutar sus palabras. Se mordió el labio nerviosa y la miró atentamente, aunque cada palabra vertida por la mujer era como veneno introduciéndose en su alma, matando sus ilusiones lentamente.

-Tal vez mis días se esten agotando... y antes que eso suceda anhelo verte al lado de un hombre digno de nuestro apellido, de ti... un hombre que pueda darte todo...

-... Necesito saber... si no tienes pensado terminar este matrimonio... sé que me amas... pero sabes también que no puedo ofrecerte la vida que llevabas allá en la isla... vienes de una familia noble... eres inteligente y hermosa... y no faltará un hombre con bastante dinero que te de las comodidades a las cuales estas acostumbrada... así que... puedes decirlo y yo lo entenderé perfectamente... no puedo ser egoísta y retenerte así... porque no puedo ofrecerte nada... ni siquiera sé si puedo corresponder a tus sentimientos... porque creo no saber qué es el amor...

-Sí mamá... - Murmuró inesperadamente, con la cabeza cabizbaja. A la mujer se le iluminaron los ojos y sonrió con levedad.

-Claro que sí... porque así debe ser... no puedes estar con cualquiera... con alguien que no se te merezca...

La conversación fue interrumpida cuando golpearon levemente a la puerta de la habitación. Enseguida una sirvienta entró y anunció la visita del joven Sesshoumaru. La mujer agradeció y lo hizo pasar, recibiendo al hombre con una amplia sonrisa mientras Kagome se ponía inmediatamente en pie.

-Buenas tardes, Kagome- Dijo él avanzando hasta ella y tomando una de sus manos la besó. Ella se ruborizó por completo, mientras la señora Higurashi asentía con su cabeza, como aprobando la relación.

-Buenas... tardes... - Musitó ella incómoda y luego, cuando el hombre se incorporó evitó mirarlo. Kagome dio una mirada a su madre e hizo una pequeña inclinación en señal de respeto.- me voy al jardín...

Ambos la observaron retirarse y luego, cuando ella cerró la puerta tras su espalda, Sesshoumaru se sentó en una silla al lado de la cama, mirando con preocupación a la mujer.

-Ella me detesta... ¿o no?

-Kagome es incapaz de sentir algo malo por alguien... es como su padre... - Murmuró la mujer con nostalgia. Sesshoumaru la miró impasible unos segundos, luego formuló una pregunta que lo inquietaba.

-¿Usted tiene algo que ver con la perdida del acta de matrimonio de Kagome?

La mujer lo miró confundida y se sentó en la cama. Sesshoumaru estaba muy serio y ansioso.

-¿Qué dices?... ¿esta perdida?- Preguntó al fin pasmada al ver el rostro del hombre. Sesshoumaru la miró algo confundido y luego bajó la cabeza.

-Perdone usted... creí... bueno... - Levantó el rostro y miró a la mujer con seriedad- fui a la parroquia, necesitamos el acta para la disolución del matrimonio y comenzar los trámites de la anulación... pero el párroco no la encontró... se esfumó...

La mujer se revolvió incómoda en la cama y luego de unos segundos en que pareció meditar las cosas, miró ansiosa al hombre.

-Y eso es... ¿bueno o malo?

-Si el acta se perdió... entonces no hay cómo probar que ese matrimonio se realizó... por lo tanto...

-Kagome no esta casada... - Terminó la mujer, con los ojos iluminados y felices. Sesshoumaru asintió no muy convencido.

-Algo así... significa que no hay pruebas que ese matrimonio se realizó y por consiguiente... no necesitamos iniciar los tramites de anulación... si ese documento se perdió, se quemó o algo por el estilo... ni Kagome ni Inuyasha pueden decir que estan casados... ¿recuerda que sólo estábamos nosotros en la boda?...

-¿Y el párroco?... él vale más que mil testigos.- Dijo la mujer alzando un poco la voz, molesta. El hombre sonrió más tranquilamente.

-Ese sacerdote lo envían de vuelta a Europa en poco tiempo más...

Cómo sería,

que hubiera sido de mí si ese día

no te hubiera dejado partir.

Cómo sería

besar tus labios cada amanecer,

poder perderme cada noche en tu querer

Cómo sería...

Kagome dirigió su vista nuevamente al mar, el recuerdo de Inuyasha estaba siempre presente, tanto, que se desesperaba no verlo. No importaba si no la amaba... su sentimiento era tan fuerte hacia él que sería capaz de hacer cualquier cosa con tal de estar a su lado... cualquier cosa... De pronto vio a Kikyo que se paseaba inquieta no muy lejos de ella, Kagome corrió sabiendo que ella podría ayudarla, su hermana la miró intrigada.

-Necesito verlo... pero... sólo para decirle que me espere... ¿dónde vivía él, Kikyo?

-¿Qué?- Preguntó la mujer casi sin creer lo que estaba escuchado. La pequeña estaba con las mejillas enrojecidas pero su mirada castaña demostraba que también estaba resuelta a seguir con lo que creía podía salvar.

-Inuyasha... ¿dónde vive?...

Kikyo pareció pensarlo por unos segundos, luego recordó que el capitán ya no estaba¿Kagome creería que él aún la esperaba?... se llevaría ella una gran desilusión al saberlo... ¿se daría por vencida ahora?...

-En la caleta de pescadores... más allá del muelle, la última casa... allí es donde vive.- Respondió. Kagome abrió los ojos inmensamente y sonrió, dando un inesperado beso en la mejilla a su hermana. Kikyo respondió a su sonrisa y la vio alejarse corriendo... vaya fiasco que tendría...

Por culpa del miedo o del abandono

sinceramente no sabía como

apostar un beso contra la eternidad.

Quizás soy la culpable de este destino

y sé que hoy no haría lo mismo

no te dejaría escapar.

El hecho de no actuar

y no abrazar lo que era nuestro

fue el error que viviré para siempre.

Su corazón latía de gozo solo de imaginar que lo vería nuevamente. Agotada casi sin poder respirar del cansancio por la loca carrera que había tomado, se detuvo frente a la cabaña esperanzada. Sus dedos temblorosos casi se negaba a tocar el madero de la puerta y llamar, finalmente ella suspiró dándose aliento y golpeó, pero luego de unos eternos instantes se dio cuenta que no había obtenido respuesta. Volvió a llamar, ya más ansiosa, pero fue en vano. Finalmente se armó de valor, mordiéndose el labio con nervio y abrió la puerta, para encontrar la habitación completamente vacía. Su corazón se detuvo y ella sintió el gusto amargo de la desilusión y la pena en la garganta. Sus ojos se llenaron de inmediato de lagrimas, sólo se mantenía de pie por el shock, pero su mente cruel no dejaba de analizar ¿no estaba porque se había ido?... ¿tan poco le importaba?... ¿Inuyasha la había abandonado?...

-Señorita Higurashi... ¿qué hace aquí?

Ella volteó asustada sólo para encontrarse con el rostro amable pero algo sorprendido del segundo abordo, amigo de Inuyasha.

-¿Inuyasha?... ¿Dónde esta?- Sollozó abrazándose a él. El hombre arrugó el ceño y dudó por unos momentos, pero sentir el cuerpo temblar de la joven novia y el llanto desconsolador que emitía le partía el corazón- ¿se fue?... ¿me dejó?... me detesta... ¿verdad?...

-Cálmese... él no la detesta... cálmese... él no se ha ido... - Murmuró. Kagome levantó el rostro y lo miró con desesperación.

-¿No se fue?

-Puedo llevarla si quiere... ahora mismo...

Continuará...


N/A: Muchas gracias por los más de 30 reviews para el cap. anterior... ah, me hicieron emocionarme... y eso que soy "fría como el viento" jajaja... naaa, mentira...

La canción es nueva,de Soraya.. se llama "Cómo sería".

Lady Sakura