Capítulo 22: "Sólo amor..."

Miroku la observaba en silencio mientras remaba con rumbo a la goleta que no se encontraba demasiado lejos de la orilla. El día era extremadamente hermoso, ni siquiera quedaban rastros de la tormenta, las aguas azules intensas ondeaban con calma infinita y la brisa algo tibia traía a sus pulmones también el frescor del océano. Estudió nuevamente los rasgos de la joven, le era imposible no admirar su belleza, aunque él era un mujeriego y casi cualquier mujer se rendía a sus propósitos, Kagome Higurashi era la esposa del Capitán... si no fuera por eso... no, ella resultaba diferente, imposible de cortejar de manera descarada como él lo hacía con las otras chicas. La señorita Higurashi irradiaba paz y tranquilidad... Miroku sintió algo de envidia por su amigo... ojalá él algún día pudiera encontrar a una mujer así.

-Shippo, ven aquí- Llamó el joven cuando estaban ya en cubierta. Kagome miró a su alrededor, recordando la vez primera que subió a bordo del "Viento Cortante".- ¿Shippo?

El niño pelirrojo apareció de pronto y luego se detuvo en seco al ver a la muchacha. Kagome le dio una pequeña sonrisa y el pequeño volvió a correr para llegar a su lado.

-Oh! Pero si es...

-Shhhh- Miroku lo miró con seriedad y el pequeño se calló de inmediato- ¿Dónde esta Inuyasha?- Preguntó.

-Esta en su camarote... hace un rato salió y luego se volvió a entrar... no quiere hablar con nadie... - Susurró el pequeño.

-Bueno señorita... señora... - Corrigió el segundo abordo mirándola con seriedad-... usted sabe cual es su camarote... Shippo y yo iremos al pueblo... no se preocupe, nadie nos conoce... y volveremos bien tarde... - Sonrió y Kagome se ruborizó sin decir nada. El joven tomó la mano del pequeño niño y ambos bajaron al bote nuevamente, dejando a la muchacha completamente sola en cubierta. El corazón latía demasiado aprisa, ni siquiera podía moverse del lugar. Sus ojos sin embargo no se apartaban de la puerta del camarote... ansiaba verlo... hablar con él... y porque no... ansiaba sus besos también... aunque él no la amase... ya habría tiempo para eso...

I should have known better

Debería haberlo sabido

que no debía dejarte sola

en tiempos como estos

no puedo hacerlo por mí mismo

días perdidos, y noches en vela

y no puedo esperar para verte otra vez..

Inuyasha estaba recostado en su cama, se sentía inquieto, su deseo por verla era por momentos mayor que el orgullo herido. Pero bien se estaba controlando, sin embargo, y a pesar de todo, la rabia y el rencor se iba diseminando más rápido de lo que creyó jamas. ¿Cómo era eso posible?... Los rayos de sol se colaron en su cara y la corriente tibia lo despertó de sus pensamientos, ladeó el rostro, abrió los ojos impresionado y se levantó de súbito, sin embargo luego no fue capaz de moverse. La joven lo miraba con seriedad desde el umbral y luego de unos segundos avanzó un paso cerrando la puerta tras de si.

-Kagome... - Musitó sin dejar de admirarla. A pesar de verla nuevamente con aquellos vestidos que la hacía parecer una novicia, el cabello estaba suelto tal y como lo hacía cuando estaba a su lado, sus mejillas algo sonrojadas y sus ojos castaños que estaban clavados sobre los suyos brillaban sobremanera haciéndola lucir más hermosa.- ¿Cómo llegaste hasta aquí?- Preguntó luego con seriedad intentado parecer calmado aunque no lo estaba y eso lo impresionó ¿porqué estaba tan nervioso?

-Fui a buscarte a la caleta... y me encontré con tu amigo... – Murmuró lentamente. Lo vio hacer una pequeña mueca y luego pasarse una mano por el cabello.

-Ese Miroku y su afán de meterse en lo que no le importa- Regañó. Ella lo miró dolida.

-¿No querías verme?- Preguntó casi en un sollozó. Debía haberlo sabido... tal vez no había sido prudente estar a su lado... ¿y si él no quería?...

Inuyasha notó el dolor de su voz, la miró unos segundos y luego intentó esbozar una pequeña sonrisa.

-Ahhh, no puedo enojarme contigo- Dijo de pronto. Kagome que ya tenía la vista baja levantó el rostro mirándolo con esperanza.

-No quiero que te enojes... no quiero que me evadas... ni que te escondas... ni que me desprecies... - Murmuró dejando al joven pasmado, en completo silencio por unos eternos instantes.

-¿Sabes que me dijo el anciano Myoga anoche?- Preguntó él intentando no parecer demasiado afectado por sus palabras, caminó a su alrededor muy lentamente con la vista baja y luego, se detuvo tras ella, que no se movió.- Me dijo... que Sesshoumaru tiene intenciones de casarse contigo... - Posó sus dedos sobre los hombros de la joven y ella se estremeció por completo.- ¿Lo sabías?

-Eso... a mí... no me importa... - Respondió nerviosa. Inuyasha sonrió complacido ante la revelación.

-¿Si?... él puede ser... bastante... persiste... - Susurró cerca de su oreja. La muchacha sintió que el estómago se encogía de puro nerviosismo.

-Pero no puede... porque... yo soy tu esposa... tu mujer... - Musitó con la voz temblando. Inuyasha bajó sus manos lentamente por sus brazos hasta alcanzar su cintura, estrechándola de pronto tan fuerte que Kagome se quedó sin aliento...

-Oh... sí... es cierto... eres... mi mujer... - Murmuró nuevamente cerca de su oído, viendo como la piel nívea de la joven reaccionaba como un escalofrío. Sonrió divertido y acercó su nariz a su cuello, aspirando el aroma que lo cautivaba por completo.- mi mujer... - Volvió a repetir posando sus labios ahora haciendo que la chica cerrara los ojos y suspirara sin poder evitarlo. – Perdóname... soy un... lo siento...

-Siento no haber avisado... – Interrumpió Kagome, él la volteó y ella quedó entre sus brazos- No me vine por huir de ti... sabes que te amo... – Lo miraba atenta a sus ojos, su sinceridad lo pasmaba-... vine por mi familia... y si no fuera por mi madre... me iría ahora mismo... contigo...

Te necesito a mi lado

para que me digas que todo esta bien,

Porque no creo que puedo más.

-Me alegra escuchar eso... - Respondió él con una pequeña sonrisa-... me gusta que digas eso... porque es lo mismo que pienso yo...

La estrechó más fuerte acercando su boca a la de ella, sus labios se movieron con suavidad solo unos segundos, luego inclinó a la joven levemente, besándola con pasión desmesurada, porque la extrañaba y extrañaba probar nuevamente de su ella y lo dulce que eran sus labios. Kagome alzó sus brazos hacia su cuello y respondió con igual ímpetu. El tiempo podía detenerse o avanzar, no importaba, porque ya no pensaba en otra cosa que no fuera estar con él. El calor de su cuerpo aumento considerablemente cuando sintió la presión de su sexo contra su estómago, el jadeo de Inuyasha volvía a demostrarle y recordarle, que eso era lo que ella provocaba en él. Sonrió nerviosa jugueteando con su cabello tras su nuca, él deslizó su mano hasta su espalda, dando pequeñas caricias que hacían que la chica fuera poco a poco perdiendo sus miedos. Ella pensaba en lo bien que se sentía estar entre sus brazos, recibir sus besos, ser deseada. Deslizó su boca temblorosa para sorpresa del joven a su mejilla, depositando pequeños besos, bajando por el cuello del hombre, que se encontraba inclinado hacia ella debido a su corta estatura, Kagome deslizó también suavemente sus brazos, sus dedos se detuvieron en la camisa semi abierta, ella descorrió sólo un poco y depositó otro húmedo beso en el pecho varonil. Inuyasha sintió escalofríos, la apartó y la miró con el ceño fruncido.

-No me provoques... que ya no tengo voluntad para controlarme más... - Murmuró, casi como un gruñido, ella lo miró atentamente sintiendo que el corazón se saldría de su cuerpo. Lo miró con detenimiento, los ojos del capitán brillaban tanto que parecían dos espejos, límpidos, puros, no soportó más y volvió besar su pecho una y otra vez, Inuyasha cerró los ojos dejando escapar roncos jadeos de placer, la estrechó con mas fuerza, pero se dio cuenta que apenas podía mantenerse en pie, sus piernas temblaban extrañamente. La volvió a apartar de si, ella respiraba agitadamente. El capitán alzó una mano hasta su mejilla, y la miró con seriedad.- ¿sabes que puede pasar?...

-Sí... ya lo sé... - Dijo ella apenas audible, con sus mejillas rojas aún, bajó la vista luego ocultando su rostro en su pecho, tembló nuevamente en sus brazos, pero fue por una razón distinta, angustia-... sabes que te amo... pero tu...

-No sé que me has hecho Kagome... - Interrumpió de pronto. Alzó el rostro de ella desde su barbilla para obligarla a mirarlo y sonrió con ternura-... porque no dejo de pensar en ti... – La joven lo miró sorprendida, él sonrió aún más-... lo he negado... debo confesarlo... el sentimiento que día a día ha ido creciendo en mi... desde que estoy contigo... no... creo que de antes... creo que... desde el mismo día en que te conocí... allá... en los acantilados... - Se inclinó para besarla nuevamente, ella deslizó sus manos por entre su camisa, casi sin pensarlo, pronto se dio cuenta que acariciaba con poco recato su pecho, y como algo extraño, deseaba que ese cuerpo cálido al tacto estuviera cerca suyo.- Ohh... Kagome... Kagome... - Él subió su mano hasta alcanzar el primer botón de su vestido, desabrochando suavemente, ella no se dio cuenta, solo hasta que el tercer botón fue liberado porque Inuyasha comenzó a besar sus hombros. Sintió los labios sobre su piel, como otras veces, pero la sensación fue diferente. En ese momento sentía que la ropa la ahoga y deseaba liberarse ella. Se apartó del joven capitán que creyó una nueva evasiva, Kagome avanzó dos pasos, de espaldas a él. Inuyasha tragó saliva, sólo esperaba la excusa correspondiente esta vez. Pero se quedó sin aliento cuando ella se llevó la mano a la espalda y terminó de desabrochar los botones de su vestido, cayendo luego este suavemente por su torso al piso. El joven la contempló unos instantes, ni siquiera fue capaz de moverse, sólo cuando ella ladeó el rostro y lo miró, como si estuviera esperando a que él se acercara Inuyasha avanzó y deslizó sus manos por su cintura, quiso besar su cuello, pero el cabello le molestaba, descorriéndolo ella a un lado, sobre su otro hombro permitiéndole así hacer su cometido. Los labios de él no fueron lo único que sintió sobre su piel, también su lengua, que parecía saborear extasiado una y otra vez. De pronto la escuchó gemir, resultaba extraño aquello, porque parecía excitarlo más aún, era casi como un ronroneo. Luego de unos instantes Kagome se escuchó a sí misma impresionándose de lo que era capaz de hacerle aquel hombre. Inuyasha volvió a sonreír cuando ella se cayó, sabía que había recuperado la conciencia y que aquello la perturbaba, sentir y dejarse llevar por sus propias emociones era nuevo para la chica. El capitán se detuvo separándose un poco de ella, Kagome volvió a ladear el rostro y lo miró asustada, con sus mejillas demasiados sonrojadas. Él deslizó sus dedos hasta las cintas que amarraban su corsé, ahora Kagome volvía a quedarse sin aliento, él quería deshacerse de aquella prenda pero sus dedos estaban temblorosos¿porqué las mujeres tenían que usar una prenda tan complicada? - Ahh, Kagome... qué clase de cosas usas... - Regañó cuando su tercer intento fue fallido.

-Sólo... – Murmuró ella de pronto-... sólo... debes desatar... el lazo... el ultimo...

Inuyasha asintió y sus ojos se posaron en el ultimo nudo de la prenda, claro, ahí estaba. Kagome esperó atenta, ya ni siquiera sentía su corazón, sólo aquellos dedos que deshicieron el lazo y luego, poco a poco lo fue abriendo, hasta que lo retiró, ella nerviosa ahora se llevó las manos al pecho ocultándose avergonzada. Otra vez los labios del capitán estaban sobre sus hombros y muy pronto bajaron hasta su espalda tan blanca y suave como la seda. La muchacha se encogió más, la pasión la desbordaba completamente pero aún así sentía pudor y vergüenza. Inuyasha se irguió y la volteó, dándole una pequeña sonrisa al rostro asustado y agitado de ella y retiró sus manos de sus pechos. La acercó a él, sintiendo los pezones de ella erectos que chocaban contra su pecho. La volvió a besar, eso la tranquilizó, Kagome se dejó llevar nuevamente y casi sin meditarlo mucho lo privó de su camisa, que cayó al suelo junto con el vestido de ella.

-Oh... pequeña... - Susurró deslizándose hasta su oreja- eres... tan suave... oh... me tienes loco... - Caminó arrinconándola hasta su cama y la depositó allí, se levantó a mirarla, Kagome respiraba agitadamente, su pecho subía y bajaba con fuerza, él se acomodó sobre ella, los besos sobre su labios fueron devorados casi por los suyos, bajando muy pronto, lo que finalmente ansiaba era tener en su boca su pecho, Kagome se arqueó, podía sentir que la sangre se agolpaba en su cabeza, cerró lo ojos, pero aquello la estaba volviendo loca de placer, ahora podía sentir que su sexo se clavaba entre sus piernas, algo que la torturaba más, creía que le faltaba el aire. Los labios de él aún estaban sobre su pecho, succionándolo para luego juguetear con el otro. La espalda del joven también se curvaba ante las caricias de ella, sin lugar a dudas él también lo estaba disfrutando. Finalmente el capitán pareció cansarse de aquello, bajando por su vientre con pequeños besos y barridos con su lengua hasta llegar a su ropa interior, aquella prenda blanca de seda que llegaba hasta un poco más arriba de sus rodillas. La deslizó suavemente, haciendo que ella volviera a encorvar la espalda, mirando el techo intentando no tener más vergüenza, aunque cuando sintió la mano de él por entre su sexo, primero como una caricia, luego con lujuria, no pudo evitar que un pequeño grito se escapara de sus labios. Él la miró asustado, se acercó a su rostro y acarició su mejilla, ella tenía los ojos cerrados y se mordió el labio, asustada. – Kagome... - Dijo ronco aún, la joven abrió los ojos y lo miró-... no debes tener miedo... olvida todo lo que te dijeron y sólo... sólo déjate llevar... jamás te haría daño... mi pequeña... - Sonrió con amabilidad. Ella le devolvió la sonrisa nuevamente.- ¿Cómo podría?... te amo tanto... tanto... - Murmuró él acercando sus labios a los de ella que creyó lloraría en ese mismo instante pero de gratitud. Otra vez la besó con pasión, Kagome se fue nuevamente relajando, sus manos acariciaban una y otra vez la amplia espalda del hombre y parte de sus cabellos, sus manos descendieron y llegaron al borde de su pantalón. Inuyasha se detuvo y tomó una de las manos de la joven, ella lo miró respirando apenas, a la expectativa, no se resistió cuando él la hizo posar su mano sobre su miembro, ella se mordió el labio, era duro y grande y él entrecerró sus ojos y se arqueó emitiendo un quejido que jamas había escuchado. Kagome lo aprisionó entre su mano y volvió a arquearse, lo vio apretar su mandíbula y luego abrió los ojos mirándola de una manera escalofriante, sus ojos eran como llamas abrazadoras y quemantes, le apartó la mano, sabía que ya no podría controlarse a pesar de haber comenzado él el juego. Se levantó solo para sacarse los pantalones y su ropa interior, ella lo miró turbada, a pesar de que en una ocasión ya lo había visto desnudo, resultaba igual perturbador verlo así. Él se volvió a acomodar en ella, inclinando poco a poco las piernas de la joven mientras él volvía besar sus senos, escuchándola nuevamente ronronear y contonearse bajo él, abriendo sus piernas casi sin darse cuenta, acomodándose bajo su cuerpo. Y de pronto Kagome lo sintió en la entrada de su sexo, apenas un poco que la hizo temblar y su piel se erizó, abrió los ojos apenas intentando enfocarlos en los de él, pero le resultaba casi dificultoso mirarlo. Inuyasha tomó con una mano uno de sus pechos, acariciándolos suavemente, otra vez Kagome se volvía a perder entre el éxtasis de sus caricias, el momento oportuno para él tomar su miembro e introducirlo un poco, comprobando la humedad que ya tenía. Kagome recuperó la conciencia, el capitán sabía que ella aún estaba nerviosa. Se detuvo y acercó el rostro al suyo murmurando sobre su cara- Quiero... que estes... siempre conmigo... ¿lo harás?... ¿lo harás?

Es esto amor que estoy sintiendo,

es este el amor, que he estado buscando

es esto amor o estoy soñando,

esto debe ser amor,

porque de verdad me ha atrapado,

me ha atrapado...

-Sí... sí... - Gimió ladeando el rostro y entonces él se introdujo más en ella. Kagome se arqueó con dolor aferrándose con fuerza a su espalda, abrió los ojos y su boca como si le faltara el aire por unos instantes, algo que se desgarraba dentro de ella y quiso llorar pero se volvió a morder el labio, enterrando la cara en su hombro y aspirando el aroma varonil. Inuyasha jadeó también con dolor, para él resultaba igual dificultoso hacerle el amor de esa manera porque pensaba una y mil veces en lo cuidadoso que debía ser y en su mente siempre estuvo pendiente de no lastimarla demasiado. Cuando entró con todo su miembro ella volvió a caer en la cama, él no se movió, porque Kagome aún respiraba apenas e intentaba recuperarse. – oh... oh...

-¿Te hice... daño?...- Preguntó el joven mirándola con angustia, con sus labios sobre los suyos, ella abrió los ojos levemente y se contoneó.

-No... no... no es... eso... oh... - Se mordió el labio y volvió a contonearse, él sonrió aliviado y excitado, su Kagome estaba completamente excitada y sentía ahora placer. Le levantó más las piernas y las puso tras él como un abrazo y la embistió lentamente una y otra vez, Kagome movía la cabeza de un lado a otro, sintiendo como entraba y salía de ella, el roce era algo doloroso pero más aún era placentero, cada vez más rápido, ella ya no respiraba y él tampoco, sus gemidos se entremezclaron casi al unísono, una y otra vez Inuyasha la embestía, cada vez más rudo, quiso levantar más la pierna de ella, aprovechó de deslizar su mano por entre sus sexo y sintió la humedad entre sus dedos, los sacó y vio la sangre de la virginidad perdida de Kagome, la miró y ella se encorvó en ese momento como al borde del éxtasis, abrazándose a su cuello y emitiendo un grito ahogado al sentir su líquido espeso en sus entrañas.

Puedo sentir mi amor por ti

creciendo más fuerte día a día,

y no quiero esperar para verte otra vez

así puedo tenerte en mis brazos.

Cayó lentamente sobre la cama junto con él arrastrándolo desde el cuello. Poco a poco sus respiraciones recuperaron su ritmo normal, al fin abrió sus ojos castaños y se encontró con los cálidos del capitán que ya la observan atentos desde antes, preocupados. Kagome sonrió levemente y se acercó a sus labios, besando con suavidad una vez más. Cuando se separaron él notó el sudor de su cuerpo y el de ella, sobre todo su frente perlada en donde sus cabellos se pegaban rebeldemente. Apartó sus mechones con ternura y ella cerró los ojos, Inuyasha reposó su cara entre en su cuello y también cerró los ojos, sintiendo que lo que había hecho era realmente hacer el amor, porque no sólo lo había hecho con el cuerpo, sino que con el alma... y el corazón...

Continuará...


N/A:

a) Mmmm estoy deacuerdo si quieren poner algunos de mis fics en una página, pero RUEGO AVISARME PRIMERO (al correo)y también, PÓNGANLE MI NICK: LADY SAKURA LEE, ya dije que tengo derechos de autor así que mas les vale no plagiarme eh?

b) La canción se llama "Is this love" (es estoamor), es de "Whitesnake", la traducción es de un amigo... es su canción favorita... y una de las tantas mías...

c) La ulltima y latera nota de autor es para decir...GRACIAS POR LOS 500 REVIEWS ;) voy a llorar de emoción, gracias, gracias, mil gracias...

Lady Sakura Lee