Mala suerte.

         Ya los dos días libres se habían ido. Llegó el lunes día de trabajo, cuando todos comenzaban la semana. Había tenido que preparar ese día una clase especial, ya que el sol lo estaba dejando con dolor de cabeza. Tomaba y tomaba agua, pero por más que lo hiciera, no podía soportarlo más.

         Desde las siete de la mañana las niñas habían comenzado a llegar, a esa hora, el calor ni se notaba, pero aproximadamente como a las nueve y media tuvo que invocar un hechizo para que no terminaran por asfixiarse. Después había llegado Hermione con una camisa manga larga y por supuesto, sofocándose. Ese día se había comprometido con él para ayudarle con la clase.

-Bien niñas... Hoy tendremos una clase diferente gracias al nuestro amigo el calor. Saquen d sus casilleros sus trajes de baño porque hoy algunos van a aprender a nadar – Harry las ordenó en fila para que se fueran en busca de su ropa. Luego les dirigió una mirada a Jorge y a Daniel - ¿Ustedes tienen trajes de baño?

-Yo tengo dos, le puedo prestar uno a Jorge – Harry movió la cabeza en señal de "De acuerdo" y los dos niños fueron corriendo a cambiarse.

-Tranquilo Harry, yo también tengo... Se ve que el calor te afecta bastante. Vete a cambiar, yo voy a ayudar a Rosa a preparar el desayuno ¿Sí?

-Está bien, pero vienes a ayudarme, porque yo no soy profesor de natación – Los dos se sonrieron y se encaminaron hacia su deber.

         Sería un día algo extraño.

         Tomó su bañador y se lo puso. Agarró una toalla y se la guindó en su hombro izquierdo, supuso que estaba listo, era hora de refrescarse un poco. Al salir del vestidor se encontró con Draco y Ginny, quienes cargaban a Carol animadamente. Ya había llegado a pensar que ese día no la llevarían. Les mandó a ponerse sus bañadores, mientras más personas mejor.

         Salió al patio de la escuela. Las niñas saltaban y se perseguían, y los dos chicos jugaban con la pelota. No había hecho nada y sin embargo estaba agotado. Al verle, todas corrieron emocionadas.

-Harry – Gritaron al unísono.

-Bien niñas, ahorita cuando llegue Hermione se preparan para entrar en la piscina, luego...

-Oye Harry, una pregunta, ¿Por qué tu te ves tan fuerte, y Daniel y Jorge no? – Al escuchar la pregunta, lanzó una risita. Cristina lo miró extrañada.

-Porque ellos aún son pequeños, pero ya verán que cuando crezcan lo serán.

-Entonces tu sigues siendo el más guapo – Intervino Vanesa. Todas acordaron.

-Sí, obviamente que sigue siendo el más guapo, pero es mío, porque Harry solo se fijaría en alguien como yo – Erika soltó una risa – Y no en unas tontillas nacas como ustedes. JAJAJA.

-Ay, no seas mala Erika, sino, vete a juntar con Liliana y Mariana – Comentó Verónica.

-Uy sí, nos quitarías un gran peso de encima, anda, vete de una vez – Concluyó Andrea.

-Niñas, niñas, ¿Qué es eso? ¿Por qué le dicen esas cosas a Erika? – Harry no parecía enfadado, pero tampoco le parecía que aquella era una situación muy cómoda del todo.

-Lo que pasa Harry es que ellas son unas envidiosas, porque yo me voy a quedar contigo y ellas no – Erika les casó la lengua a todas.

-Ay, no seas mentirosa, aquí nadie te tiene envidia de ti. Lo dices como si Harry nos enseñara a ser envidiosas – Erika fulminó con la mirada a Vanessa.

-¡Claro que no! ¡Yo no digo nada malo de Harryto! Con permiso, debo ir al tocador – Y se marchó a paso firme.

-Ojalá que te quedes allí todo el día – Fue lo último que se escuchó por un buen rato.

         A los pocos minutos llegó Hermione. Le avisó a Harry que todos comerían a las diez y media, pero que ya estaba preparada la comida. Entonces decidieron comenzar la clase. Hermione la colocó a todas fila y les dio unas cuantas instrucciones. Cristina estaba muy asustada, decía que el agua no era su fuerte.

-Esto será más difícil de lo que pensé Harry – Comentó la muchacha.

         Sin embargo, las niñas estaban poniendo mucho de su parte. Solo Cristina y Verónica prefirieron quedarse en la piscina pequeña. Harry las vigilaba cuidadosamente, tener tantas niñas en una piscina casi lo volvía loco.

         Casi llegaban las diez y media. Sólo habían pasado cuarenta minutos desde que habían empezado a "nadar". Al menos algunas ya sabían y otras solo necesitaban refuerzos.  Después de todo no había sido tan difícil...

*

-Draco, tengo una gran idea – Su esposo la miró curioso.

-Y se puede saber ¿Cuál? – La respuesta no se hizo esperar. La escuchó atentamente, era un buen plan para que por fin se declarasen el amor que se sentían aquellos dos – Es una gran idea, pero tiene que verse accidentalmente, así que trata de fingir bastante, deja que ponga a Carol en su piscina.

         Ginny se quedó pensativa, podría resultar divertido, mientras no se enteraran que no fue planeado todos quedarían bien. Tenía que hacer algo para que por fin se lo confesaran, lástima que Eva no estuviese ese día allí, juntas podrían lograrlo más fácilmente.

*

-Bien, niñas, ya pueden salir – Avisó Harry. Todas corrieron hacia las escaleras, no era mentira que la piscina daba hambre, estaban ansiosas de comer. Comenzó a tomar notas de cómo había estado todas ese día. Hermione pasó tras él y se permitió ver lo que él escribía. Los dos estaban muy cerca del borde d la piscina y de espalda, una situación muy provocadora para un chistosillo. Ese era el momento perfecto.

         "Sin querer", Ginny empujó a Draco, que estaba tras de Hermione. Esta sintió que algo se le venía pero no le dio el tiempo suficiente para voltearse y reaccionar, entonces sintió un ligero empujoncito y comenzó a resbalarse. Draco la sujetó para que no cayera (Para que no se notase muy sospechoso) pero en vez de tomarla por un brazo, se sujetó de las tiras de la parte de atrás de su traje de baño. La chica cayó sobre Harry, y juntos cayeron en la piscina.

         Draco soltó un pequeño "Ooops". Tenía la pieza de arriba del bañador de Hermione colgando de las manos. En realidad no lo sentía, aquel plan había salido a la perfección, ahora había que ver cómo hacía Hermione para arreglárselas si quería salir de ese gran charco de agua.

         A los cinco segundos, Harry y Hermione subieron hasta la superficie. Estaban estupefactos. Frente a frente. Sus respiraciones se agitaron, entonces Hermione comenzó a ruborizarse hasta el tope, que hasta Harry lo pudo notar. No era precisamente por la cercanía de sus rostros, más bien se podría decir que era porque cierta parte que cubría cierta parte íntima estaba en las manos de un hombre que estaba aproximadamente a tres metros de ella.

-Harry no te muevas, no te atrevas – Harry no abrió la boca para decir nada. Aquella situación estaba resultando ser muy incómoda, no sabía qué debía hacer, y menos qué decir. Lo único de lo que estaba enterado es que Hermione casi reventaba de la vergüenza.

-Tranquila Herms, no me moveré, lo prometo –Luego dirigió una mirada a Draco – ¡Hey Draco! Pásame esa tela que tienes en la mano – El chico soltó una risa fingidamente nerviosa, luego contestó:

-Emmmmm... lo siento Harry, pero está rota – Le mostró que una de las tiras estaba suelta, mientras se miraban había tenido tiempo de terminar de quitársela. Harry trató de no mirar hacia abajo para pensar.

-Bien Herms, entonces tendremos que salir de otra manera – Visualizó como Ginny mantenía entretenidas a las niñas, éstas ni cuenta se daban de la situación – Bien, ahora que las niñas no están viendo, podemos salir. Voy a nadar hasta la escalera y por ningún motivo tienes que separarte de mí ¿de acuerdo?

Hermione asintió. Harry comenzó a nadar hacia la orilla cuando Draco hizo un comentario.

-¿No prefieren que vuelva la piscina lodo? Así ni Harry podría verte Herms – Soltó una carcajada. Los dos chicos al imaginarse aquello, soltaron un gran y típico "NO", al que Draco respondió quedándose callado.

         Al llegar hasta las escaleras se quedaron pensando. ¿Cómo iban a subir?

-Bien Harry... Ahora qué... – él no pareció atender a ese comentario, simplemente siguió pensando.

-Bueno Hermy, pon tus piernas a mi alrededor, voy a cargarte – Hermione lo miró atónita e hizo un gesto alo extraño.

¿Qué que? Estás tratando de decir que haga prácticamente como si me estuvieran tomando fotos pornográficas – Al escuchar aquello, Draco no pudo contenerse más y se echó a reír como loco.

-No Herm, es decir, se verá así, pero nadie va a tomarte fotos.

-uuuuu Esa es una buena idea Harry – Draco alcanzó el bolso de su esposa que estaba al lado. Había traído la cámara para tomarle fotos a su hija. La apuntó hacia ellos y les tomó una primera foto – Ya verán, pronto tendrán esta foto en el mejor marco de su casa.

-Ja, ja, muy gracioso Draquito – Soltó Hermione satisfecha, sabía cuánto Draco odiaba que le dijeran "Draquito"

-Bien, sólo hazlo Herms, no creas que esto no es raro para mí – Ella aún un poco dudosa, decidió hacerlo. Colocó sus piernas alrededor de Harry y éste cargándola subió las escaleras. Hasta ese momento todo había salido bien, pero justo cuando pisaron tierra, el pobre Harry, atareado con el peso y con el charco del agua, se resbaló.

         Se vio como el flash de la cámara apareció varias veces para captar el momento. En pocas palabras, Harry había caído sobre Hermione, quien había recibido un gran impacto contra el suelo. Un ruido fuerte acompañó el momento, todos se quedaron observándolos. No había movimiento alguno, ni mucho menos palabras.

-Ao – Soltó Hermione dolorosamente. Enseguida Harry trató de levantarse pero ella lo retuvo – ¿Acaso olvidas mi situación?

-Lo siento Herms, lo había olvidado completamente – Se quedaron viendo por unos segundos más.

-¿Sabes que con el agua tus ojos se ven más hermosos? – Harry sonrió ante el comentario.

-Y tú sabías que tu sonrisa se ve tan radiante cuando la haces... – A pesar de la extraña posición en que estaban, Hermione logró llevarle un dedo a la boca.

-Shh, no digas nada – Acercó su rostro lentamente y cerró sus ojos. Harry hizo lo mismo, tratando de no moverse para que la situación de Hermione no fuera notable. El primer contacto de sus labios fue totalmente inocente. Pero sentían que querían más, sin importarles que los viesen, sin importarles nada. Al instante sus lenguas se entrelazaron, y el beso comenzó a volverse mucho más apasionado (N/A: Ok, yo no soy buena para estas cosas así que 0 quejas. Lo siento Carol ^^u), Draco sinti'p el deber de decirles que se detuvieran porque tenían público menor de diez años, pero un momento como ese era difícil de querer estropear.

         Harry se separó de ella medio violentamente. Como buen profesor no podía estar haciendo esas cosas frente a sus alumnas. Hermione entendió enseguida, sin que él le dijera nada. Para no hacer el momento más vergonzoso, Draco le pasó una toalla a Hermione, que al instante se la colocó alrededor como bata de baño. Las niñas voltearon pretendiendo que no habían visto nada. En la piscina flotaban las notas de Harry, a quien no le pareció de importancia.

         Acompañó a Hermione hasta el baño, y le pasó una camisa. A los dos minutos salió de éste y se quedó mirando a Harry fijamente. Él no sabía qué decir, ni que pensar de aquello que acababa de ocurrir, pensó en hablarle, pero las palabras no le salían. Sólo se atascaban en su garganta, algo que prácticamente nunca le pasaba.

-Harry…, yo… Yo quisiera decirte que… - Aunque no le habían transmitido ningún mensaje aquellas palabras, sin embargo parecía entenderlas. Su única reacción fue besarla. Simplemente besarla.

-Harry… Hermione – Pronunció Ginny. No sabía que en ese preciso momento ellos podrían estar, de alguna manera, confesándose su amor. Los dos se separaron inmediato y se volvieron hacia la chica – Lo siento… yo no sabía…

-Oh, no, no te preocupes, no era nada importante.

-No mientas Hermione, sé que esto es importante para ustedes, miren, si quieren puedo decirle a las niñas que ustedes comerán aquí adentro.

-No Gin, nosotros vamos a comer afuera, de verdad no te preocupes – Y dicho esto, Harry salió tomado de la mano de Hermione.

         Se sentaron juntos en la mesa. Habían hamburguesas, pura comida muggle. Ninguno decidió a hablar, comieron en silencio, algo que para las más chicas, fue totalmente aburrido. Erika le susurró a Gabriela algo, y ésta enseguida se lo pasó a las demás.  Verónica, como gesto de broma, tomó la salsa roja y la exprimió en el aire. No había sido su intención darle precisamente a Harry.

         Todas se quedaron boquiabiertas. Harry había cerrado los ojos en señal de furia, las niñas echaron unas risas nerviosas. Draco escupió el pedazo de carne que tenía en la boca y comenzó a reírse incontrolablemente.  Su esposa, en cambio, miraba nerviosamente a las chiquillas. La pequeña Carol soltaba risitas cortas y graciosas. Y finalmente Hermione, que se había quedado algo impactada, comenzó a soltar unas risas entrecortadas. Harry la miró asombrado, con una mirada que decía algo como "Con que te parece muy gracioso" Al todos ver esa mirada se callaron, pero ella seguía riendo. Entonces el chico de ojos verdes tomó la salsa blanca y se la exprimió a ella en plena cara.

         Ninguno se imaginaba tal reacción. Hermione enfadada se lanzó más salsa roja, y posteriormente Harry le arrojó papas fritas. Las niñas se levantaron de sus sillas al recibir un poco de su propia medicina por parte de Jorge y Daniel. Entonces cada una tomó, por decir, sus "armas" y las lanzaron en contra de sus dos amigos. Allí empezó una gran guerra de comida, sólo que ciertas personas se la tomaron diferente.

         Después de recibir varios bombazos de comida, Harry, que tenía el rostro completamente lleno de salsas de todos los sabores tuvo una gran idea.

-Creo que este ataque te va a gustar más Herms – Y con estas palabras, Harry se abalanzó sobre ella. Asustada y demás, no intentó escapar. Harry comenzó a besarla, ambos sentían ese sabor a salsa, pero no les importó, continuaron besándose apasionadamente. Con Hermione en sus brazos, Harry decidió jugarle otra bromilla, poco a poco se encaminó hacia el borde y la tumbó. Pero la broma no le salió del todo bien, porque ella se agarró de su brazo.

-Bonita broma Harry – Sonrió ella. Él le dirigió una mirada traviesa.

         Después de terminar esas palabras, notaron como todos se abalanzaban sobre la piscina, que quedó hecha un desastre. Toda llena de comida y salsas. Se llevarían un gran trabajo para limpiarla, o simplemente darían un pequeño toque a sus varitas.

*

-Estoy agotado… - Harry se lanzó contra el mueble más cercano. Ya sólo quedaban Andrea y Daniel. Y por supuesto, Draco, Ginny y Carol.

         Hermione entró a la habitación donde se encontraba Harry, pudo notar que estaba muy tenso, pero mucho más tranquilo. Apenas hacía media hora que habían terminado de recoger los desastres de ese día. Se devolvió a buscarle un poco de té, y regresó luego. Le miró tiernamente y se sentó a su lado. Se veía como un ángel cuando dormía. Le plató un pequeño beso en la frente y posteriormente la acarició.

-Herms…

-Ten. Esto te va caer bien – Dijo alcanzándole la taza de té. Él la tomó agradecido – Hoy a sido un día agotador, si quieres puedo dar las clases mañana.

-No… Preferiría tomarme el día libre…

-Bueno, por eso precisamente – Él la calló.

-Pero quisiera pasar ese día contigo… - Hermione entendió. Sonrió dulcemente.

-Bueno, eso lo cambia todo. Harry, yo quería decirte algo... Es que yo lo he estado pensando bien, y creo que… Que… Que sí quiero adoptar contigo a Dan. Creo que me hará mucho bien tener compañía en casa, después de todo, Eva ya se va.

-Perfecto, entonces qué te parece mañana. Así aprovechamos…

Hermione se llevó una mano a la espalda.

-Me duele, esa caída me va a sacar un morado.

-¿Quieres que te dé unos masajes? – Hermione se negó.

-No, no creo que sea nada grave que una buena noche en el mundo de los sueños no pueda curar, quédate tranquilo.

-¿Entonces mañana?

-Claro – Se quedaron callados. Miraban hacia el suelo. Entonces escucharon unos cuantos pasos. Al instante, allí estaban Andrea y Daniel.

         La muchacha llamó al pequeño, le abrió sus brazos y él corrió a abrazarla. Ya se habían tomado mucho cariño. El niño pareció entender el mensaje. Harry que también entendió, decidió dejarlos solos. Se llevó a Andrea, pero ésta antes se despidió con un pequeño pero dulce beso en la mejilla a Daniel. Los dejaron solos.

*

Tres semanas después.

         Una chica de cabellos marrones despertó exaltada. Su reloj marcaba las ocho en punto, y se suponía que debía llevar al colegio a Daniel a las siete. Se paró rápidamente de la cama, y al posar los pies fuera de ella se resbalo con todos los papeles que tenía tirados allí. Eran los reportajes que había estado escribiendo hasta la madrugada.

         Había caído de nuevo de espaldas, y ésta le dolía aún más que hace tres semanas. De paso se había dado un gran impacto en la mitad de su frente. Al caer se pegó por la parte de atrás de su rostro con la mesita de noche, que al recibir el golpe hizo que la lámpara se tambaleara y finalmente cayera sobre su frente. Ahora aparte de un gran chichón, tendría una marca en plena frente.

         Su hijo al parecer había escuchado el escándalo y acudió lo más rápido que pudo hasta ella. La ayudó a levantarse y la sentó en la cama. Luego recogió los papeles y los puso en orden sobre el escritorio. Hermione, que por el golpe parecía perdida, no hacía más que sobarse la cabeza. El niño llegó enseguida con el desayuno en las manos. Se lo colocó enfrente y le ordenó que se lo comiera.

-No, no, tengo que llevarte al colegio, Harry me matará –El niño también negó.

-Ya le avisé a Harry que no iría, dijo que no importaba, que descansaras – Hermione le miró seriamente.

-Mmmmm, dime lo que en verdad le dijiste Dan – El niño no objetó, se dignó a responder.

-Simplemente le dije que anoche habías tenido mucho trabajo, y que solo habías dormido dos horas. Entonces me dijo que te cuidara. Eso fue todo.

-Gracias Dan – Su madre le besó la frente con dulzura – Eres un gran hombrecito.

-Mami... ¿Por qué tú y papi no se confiesan que se aman – Ella le miró dulcemente.

-Porque por ahora nos bastamos como estamos. Mira, tu papi y yo estamos pensando cómo podría resultar nuestra relación... No sabemos si estamos preparados para dar un gran paso, nosotros hemos sido amigos por mucho tiempo, y si llegáramos a pelear o algo así, lo nuestro se podría romper muy fácil.

-Pero ustedes se aman. Cuando estoy en casa de Harry sé que sueña contigo, y piensa en ti. Lo sé mami, lo sé.

-¿y cómo lo sabes? ¿Menciona mi nombre? – Curiosa, Hermione esperó su respuesta.

-No, pero mira de esa manera que sólo hace cuando te ve. Y sonríe cuando duerme.

-Pero eso no significa nada guapo – El niño la miró. Su mirada indicaba un "Sabes que sí"Luego desapareció de su vista. Se quedó pensando en eso que le había dicho, tal vez fuese cierto. Amaba a Harry, ya eso no lo podía negar, pero se veía a ella misma, y se ponía a pensar, que amar a sus dos mejores amigos había sido un gran error. Su relación con Harry podía resultar igual que la suya con Ron, entonces sus dos amistades se verían arruinadas. Pero no podía resistirse ante Harry, se enamoraba cada vez más

         Decidió dormir un rato más, casi no había descansado. Esos golpes le empezaban a doler. Se tocó la herida de la frente y resultó estar sangrando. Fue directamente al baño y se la limpió un poco, pero enseguida tocaron el timbre, y tuvo que ir a abrir. Salió de su cuarto y se echó una apuradita, pero el piso resultó estar mojado porque Daniel lo estaba limpiando, y por segunda vez en esa mañana, se resbaló. Sólo que esta vez detuvo un poco la caída con su brazo derecho, que por el impacto, se le dobló.

         Daniel abrió la puerta y se encontró con Eva y Sam, muy sonrientes. Los dejó pasar, y al instante se encontraron con la imagen de Hermione en el suelo. Eva la levantó y la recostó sobre el mueble. Hermione mareada simplemente se desmayó.

-Dios mío, ¿Cómo ha pasado? – Sin obtener respuesta, observó como Daniel iba al cuarto de su madre y traía de nuevo consigo la bandeja de comida.

-Últimamente ha tenido muy mala suerte, desde la caída en la piscina – Contestó el chiquillo. Sam, que había estudiado un poco de medicina muggle, reconoció la fractura en el brazo.

-Creo que sería mejor llevarla con un doctor – Comentó el hombre.

-Yo también creo que sería lo mejor. Pobre Herms, cuando le llega alo malo, le llega todo a la vez. Debería tomarse un tiempo libre – Eva parecía preocupada.

-Vamos a llevarla con un amigo, y así los vas conociendo – Esto último lo dijo dirigiéndose a Eva. Los dos habían quedado fascinados, y habían empezado a mantener una relación. Y con solo tres semanas ya se conocían muchas cosas en común.

-Entonces le avisaré a Harry – Se fue.

         Tomo el teléfono, que normalmente su madre sólo lo utilizaba para llamar a sus familiares, y marcó el de Harry. Escuchó varios repiques, nadie atendía. Tuvo que volver a marcar, hasta que por fin se escuchó la voz de su padre. Le comunicó el accidente de Hermione, y respondió que se iría ya a la casa donde estaban. Trancó y volvió a la sala. Eva se había llevado el cuerpo inconsciente de Herminio para cambiarla al menos de ropa.

         Mientras esperaban a la llegada de Harry, decidieron jugar un poco de ajedrez. Desde que Harry le había enseñado a Daniel a jugar, éste no paraba de hacerlo, y en cualquier oportunidad que se le presentase, sacaba su tablero.

         En aproximadamente media hora, Harry ya estaba en el apartamento. Notó que Hermione aún no despertaba, por lo que la cargó y se fueron rumbo al hospital.

         Era un hospital cercano, por suerte. Apenas entraron, Sam preguntó por su amigo, pero por mala suerte, ese día no trabajaba, así que tuvieron que dejarla con otro doctor. Pero resultó ser que no habían doctores libres, así que con ayuda de una enfermera ellos tendrían que tratar a Hermione. Con lo que sabían todos de medicina, al menos Sam tenía una idea.

-Bien – replicó la enfermera – Pónganla allí, ya vengo, me voy a tomar mi café – Todos la miraron extrañados, vaya enfermera, su café...

-Ven Harry, déjala aquí – Harry la colocó en el borde de la camilla. Eva salió corriendo de esa habitación, los hospitales le producían náuseas. Sam y Harry se pusieron a buscar un poco de alcohol para poderla despertar.

         Mientras buscaban se escuchó un ruido fuerte, precedido por un fuerte grito. Se voltearon inmediatamente y encontraron a Hermione en el suelo, con el cuello doblado. Enseguida reaccionaron y por tercera vez en el día la colocaron de nuevo en la camilla.

-Oops – soltó Harry.

-Creo que la dejaste muy en el borde. Pobre, va a terminar echa una momia – Por más que fuera una extraña situación no pudieron evitar reírse. Al menos, Hermione ya había reaccionado, y quién no, con ese golpe que se dio.

-¿Dónde estoy? ¿Quién diablos son ustedes? – Todo le daba vueltas, ni siquiera podía ver bien a aquellos dos hombres, veía borroso.

-Somos nosotros Herms, Harry y Sam – Enseguida reconoció la voz.

-¿Harry? ¿No se supone qe debes estar dando clases? – Ya parecía estar volviendo en sí.

-Emmmmmm, sip, pero estoy aquí porque ellos me llamaron – La chica soltó un "Ah"y se recostó de nuevo en la camilla.

-Me duele mucho la cabeza, el cuello y el brazo ¿Qué fue lo que pasó Harry? – El chico intentó no soltar una risa, simplemente le contestó lo que sabía, y Daniel que entró en la habitación lo completó - ¿De verdad? ¿y cómo es que no he muerto?

-Porque eres fuerte – Los tres chicos estallaron en risas. A Hermione no le parecía nada gracioso toda la mala suerte que había tenido en el día.

-Estás salada Hermione – Comentó Sam.

-Ja,ja, yo no le veo lo gracioso – Dijo Hermione con enfado.

         Los tres se quedaron en silencio. La verdad era que Hermione estaba teniendo muy mala suerte ese día. Si le pasaba algo más sería el colmo (N/A: entonces el colmo será), pero es que era imposible no reírse, ella tenía que admitir que era bastante gracioso.

-Bien, ya regresé – Dijo la enfermera con un tono superior – Supongo que necesitarán de mi ayuda ¿No chicos?

-En realidad... Sí, y sería bueno que comenzara ya, por alguna extraña razón creo que también se rompió la pierna – Comentó Sam.

-Ya volví – Eva traía una bolsa de mareos – Ya estoy bien... sí, ya estoy bien – Se acercó a la bolsa y volvió a vomitar.

-Sí... muuuuuuuuuy bien – Dijo Harry con sarcasmo y cierto tono de asco.

-Creo que es mejor que te lleve a casa Eva, no creo que el hospital te haga mucho bien – Harry concordó con Sam.

-Es mejor que se vayan. Yo me quedaré con ella, cualquier suceso nuevo les llamo – Los dos aceptaron y fueron saliendo de la habitación despidiéndose de Hermione.

         La enfermera comenzó a enyesarle el brazo. Harry observaba las muecas de dolor de Hermione, estaba sintiendo un leve cosquilleo en su estómago. Habían tenido la oportunidad de decirse que se querían, pero se sentían un poco distantes, como si después de una posible relación fuese imposible ser como antes.

*

-Gracias por traerme a casa Sam, fue muy dulce de tu parte – Le susurró la chica.

-No tienes nada que agradecerme, yo estoy para ayudarte.

-Uy, que lindo – Dijo acercando sus labios, plantándole un tierno beso – Vamos entra, tal vez pueda prepararte algo de comer.

         Sam aceptó la invitación. El apartamento estaba lleno de sábanas, todas cubrían los muebles. Hacía tiempo que Eva no iba allí, pero después de la adopción de Daniel, prefirió irse para no causarle molestias a Hermione. Tendría que hacerle unos cuantos arreglos, pero pronto estaría listo. Eva dejó pasar a Sam, tomando su brazo. Se veían muy felices juntos, tal vez esa relación de verdad fuera a funcionar.

-Sam... No sé si es que estamos yendo muy rápido con lo nuestro...

-Es posible. Pero es que ya no sé que haría sin ti.

-Si apenas me conoces Sam... – Se dibujó un leve rubor en sus mejillas.

-Sólo me bastó verte una vez para saber que tú estabas hecha para mí y yo para ti.

-Qué cosas dices...

-Sólo la verdad.

-Mentiroso.

-Es verdad. Tus ojos me dicen que piensas lo mismo.

-¿Cómo lo puedes saber? – Eva lo miró curiosamente.

-No lo sé, simple conexión.

-Ja, ja, muy gracioso, es en serio.

-Te lo digo en serio ¿Por qué no puedes creerme, a ver?

-Emmmm... No lo sé.

-Entonces nos quedaremos sin saber.

*

         Draco se encontraba jugando con Carol. La pequeña movía sus colores de un lado a otro por el papel. Lo hacía muy bien para sólo tener dos años y medio. Tenía sus dos coletas amarradas a los lados, y le caían uno lindos bucles. Cada día se parecía más al padre, sobre todo en los ojos.

-¿Tla bonitlo papi? – Draco la alzó y se la colocó sobre las piernas.

-Está precioso Carol. ¿Vamos al parque? – Esbozó una sonrisa.

-Siiiiiii, al palque, con mami.

-Ok, entonces vamos a llamarla princesa.

-Ylo la llamo, yo slé. ¡Mami! ¡Mami! – Y así salió corriendo en busca de su mamá. Él la observó irse, crecería muy rápido. Sentía como si hubiese sido ayer que había nacido.

         No cambiaría su vida por nada.

*

         Después de un rato, Hermione se encontraba en la misma camilla llena de vendajes. Tenía un yeso en el brazo derecho y uno en la pierna izquierda, un collarín y un terrible dolor de espalda, y por supuesto faltaba los dos moretones que tenía en la cabeza. Mientras, Harry se encontraba leyendo.

-Hermione... creo que te irían bien unos calmantes – La chica lo miró.

-De acuerdo, pero si los vas a traer hazlo ya, porque me estoy volviendo loca – Observó como Harry salía de la habitación.

         Regresó a los pocos minutos con dos pastillas muggle en la mano. Se las alcanzó pronto a Hermione quien enseguida tomó un vaso de agua y se las tomó. Al ingerirlas, pensó que se sentiría mejor, lo pensó...

-Gracias Harry.

         Esperó como un "de nada", un tierno beso, pero eso se lo reservaba sólo para su imaginación. Por unos minutos creyó sentirse bien, pero luego comenzó a sentir unas grandes ganas de tener su cita con el inodoro, bueno, con el baño. Intentó moverse, pero al primer movimiento la espalda se le dobló. Harry no parecía notar la incomodidad de Hermione, ésta tuvo que mencionar su nombre para que él le quitara los ojos a la lectura. Apenas la vio, le preguntó qué le pasaba.

-¿Qué me pasa? ¿Si te digo que esos malditos calmantes me revolvieron el estómago y que intenté moverme pero se me dobló la espalda y ahora no puedo enderezarla te es suficiente? – Hermione hizo un gesto de dolor al tratar de enderezarse. Harry se levantó a ayudarla – Vaya, gracias, no soporto este dolor. Sería bueno que me dieras esos masajes que me ofreciste la otra vez.

-Creo que ahora será más difícil, con tanto yeso – Comentó con sarcasmo.

-Ja, ja, muy gracioso Harry, de verdad me duele, y ya no soporto las ganas de ir al baño, por favor, ¿Me ayudas a ir?

-¿En tu condición? – Se rió y luego negó con la cabeza – Aah, aah, los enfermos usan – Dijo sacando un pote rosado – Éstas.

-Nooooooo, no pretenderás que yo haga... haga... haga MIS necesidades en este potecito y MENOS, contigo enfrente.

-No digo yo, gracias por el ofrecimiento de estar presente cuando expulses los calmantes, pero la verdad, creo que no me iría mal un café muggle – Hermione lo miró con gesto gracioso.

-¿Te crees muy graciosillo, o no Harry? – Volvió a reírse (Harry)

-Algo... je, je.

         Se marchó de la habitación. Hermione se quedó sola con el pote.

-No puedo creer que vaya a hacer esto...

^^

-¿listo Herms? – Ella asintió con tranquilidad – Mira, te traje un poco de frutas... pero ahora que lo pienso no creo que te sean buenas si estás floja del estómago, lo siento – Esto último lo dijo mientras se las empezaba a comer.

-Pero... ahora quiero vomitar – Dijo en tono llorón. Harry le alcanzó una de las bolsas que Eva había dejado – Gracias Harry, tu siempre tan amable.

-A la orden.

-¡¿Podrías decir "de nada"de otra forma?!  - Harry la miró desconcertado.

-¿Cómo lo digo entonces? – Preguntó.

-Nada... olvídalo... – Hizo un gesto que muy bien trataba de decir "De acuerdo" y volvió a las frutas y la lectura. Hermione miraba hacia todos lados aburrida, en ese momento tenía unas ganas terribles de escribir – Harry...

-¿Sí? – Preguntó atentamente.

-Vaya, estás muy atento ¿Seguro que estás leyendo, o estás pensando en alguien?

-¿Alguna alternativa para ese "alguien"? – No sabía que responderle.

-Bueno... no sé, eso sólo lo sabes tú. El caso es que, quiero pedirte un favor. ¿podrías ir a mi apartamento para traerme mis papeles? Quiero escribir.

-Está bien, allá voy – Harry se le acercó. Miró su rostro por unos segundos y sintió deseos de rozar sus labios – ¿Me das un regalito como recompensa?

-Depende.

-¿Puedo besarte? – Al escuchar esas palabras se quedó pasmada. Nunca se imaginó que fuera a decir eso. Deseaba ese beso, entonces ¿Por qué negarle?

-Déjame pensarlo – Se puso unos dedos en la barbilla – De acuerdo, ya lo pensé, sí.

         Fue acercando su rostro lentamente al de ella. No quería ser ningún salvaje y lanzársele como una bestia, quería que el beso fuese dulce, después si el destino lo permitía, la besaría con mucha más pasión. Rozó sus labios tiernamente, por parte de los dos, el beso era más que correspondido. Apenas sintieron ese contacto, sentían que querían más, Harry le tomó la mejilla con su mano izquierda y continuó besándola. Iban bien hasta que se escuchó un ligero...

-Aooooo – Hermione se llevó la mano libre al cuello. Eso sí que era el colmo de la mala suerte, justo cuando Harry la besaba le vino tremendo dolor de cuello.

-¿te duele mucho Herms? – Harry le levantó el rostro hasta su nivel. Hermione tenía los ojos aguados.

-Obviamente Harry, siempre he odiado los dolores de cuello. Bueno, tu tranquilo, sólo ve a buscar las hojas – Dijo secamente. Había sido el peor día de su vida, tenía mucho coraje. Supuso que lo de los accidentes era una gran casualidad, pero eso ya era el colmo. Uno de los mejores momentos de su vida, arruinado por una bendita mala suerte.

         Él se fue. Siguió pensando en que su mala suerte no podía empeorar, lo único que faltaba era que comenzara a dolerle la cabeza. No tardó mucho en ocurrir, le vino una terrible jaqueca que la dejó con ganas de dormir.

         Sólo pasaron unos minutos antes de la llegada de Harry. Al entrar, notó que ella estaba dormida, decidió no despertarla, sabía que había tenido un mal día y lo mejor era descansar. Dejó la hojas a un lado y volvió a su lectura, pero antes le dio las buenas noches a Hermione con un dulce beso en la mejilla, ya que en la frente era imposible, gracias a la lámpara que le había caído en la mañana.

         Al poco rato entró Daniel. Todo ese tiempo se había perdido. Notó que su madre estaba dormida así que decidió hacer silencio. Se sentó al lado de su papá quien le sonrió paternalmente. Los dos adoraban a ese niño, haberlo adoptado había sido una muy buena decisión.

-¿Dónde estabas Dan? – Preguntó curioso.

-Conociendo ancianos. Cuando estaba en el orfanato, me cuidaba mi nana, desde entonces les tengo un gran cariño, me parecen que son personas muy dulces y sabias, se aprende mucho de ellas – Harry le sacudió un poco el cabello liso a su hijo.

-Me parece algo muy lindo de tu parte.

-¿Cómo está mamá?

-No creo que bien, pero ya se le quitará el estrés.

-¿Se lo dijiste? – Preguntó en voz baja, pero dando a entender que aprovechaba la oportunidad.

-¿Qué si le dije qué? – Dijo respondiéndole con otra pregunta.

-Ya sabes... que la amas pa. ¿A poco no? Habrá que echarles una manito, prácticamente hace tres semanas se lo dijeron ¿Qué fue lo que pasó?

-No lo sé Dan... Es que ni siquiera sé que es lo que siento... Bueno, estos aún no son temas para usted jovencito – Dijo en un tono muy parecido al que normalmente adoptaba Hermione – Espérese unos cuantos añitos más.

-Ohhh, vamos pa. Debes decírselo, ustedes se aman...

-Es que es algo un poco repentino, Hermione acaba de salir de una relación dolorosa, entonces enseguida ya quiere estar conmigo, no creo que eso sea muy educado de mi parte.

-Y que tal si... si siempre han estado enamorados pero no sabían. ¿Que tal si mi mamá pensaba que amaba a Ron pero en realidad te amaba a ti?

-No lo sé... Un momento, ¿Cómo es que tu sabes tanto de estas cosas Dan?

-Simplemente es lógica. Eso creo... Tal vez es que leo mucho.

-¿Lees novelas de amor? – Rió Harry.

-Nop, nunca he leído una, no me parecen interesantes... No lo sé.

-Bueno, si quieres leer una hay muchas en casa de tu mamá – Los dos se sonrieron.

-Sí, ya las he visto, pero ya te dije que no me llaman la atención ¿Qué estás leyendo papá?

-Quiddich, mi pasión. No encuentro otro libro de mi agrado.

-Enséñame a jugar Quiddich Harry, quiero aprender.

-Te enseñaré, pronto. Cuando cumplas los nueve te enseño – El niño asintió contento, tenía muchas ganas de aprender a jugarlo, siempre le había parecido un deporte formidable - ¿Y qué quieres ser?

-Quiero ser buscador – Harry sonrió.

-Entonces me suplantarás en Hogwarts, ganarás todos los partidos que se te atraviesen, serás el mejor jugador de todos.

-Eso espero... Oye Harry, ¿Sabes qué me gustaría? Una hermana.

-¡¿Una hermana?! – Harry le entendió la indirecta a Daniel – No, olvídalo Dan, yo no tengo hijos hasta los treinta, y para eso, faltan cinco años.

-Pero me tienes a mí.

-Pero tú eres algo diferente a un bebé, por ahora no estoy dispuesto a levantarme a las tres de la mañana.

-Además de que no tienes novia.

-Además de eso – Se rieron en voz baja para no despertar  Hermione.

-Pero podrías tenerla, tan solo tienes que decírselo, Oh, vamos Harry.

-Dan... No insistas, además que aunque seamos novios no pretendo casarme. Aún me queda tiempo para esa decisión.

-Bueno, pero para que hayas dicho que sí es posible que te cases, es porque está habiendo un graaaaaan progreso ¿O no?

-Bueno, eso es cierto, si hubo un gran progreso, pero igual... Dejemos la conversación, sé que irás  contárselo a Draco para que tenga más motivos de jugarme bromas.

-Puede ser... sólo que ésta vez, yo lo ayudaré.

-Ah ¿Sí? Vaya, entonces hasta mi propio hijo va a estar en mi contra.

-No, estoy de parte de tu subconsciente, porque tú no le haces caso.

-Creo que lees mucho.

-Pero no leo nada de amor.

-Sí... entonces eres... Eres un tipo de Hermione, claro que hombre.

-Supongo.

         Hermione comenzó a moverse de lado a lado. Al parecer no encontraba comodidad por ningún lado. Pero después se quedó tranquila. Harry la observó fijamente. Sintió tantas cosas a la vez que no pudo distinguir ninguna. Eran muchos sentimientos mezclados, una serie de confusiones, pero se sentía sin embargo muy bien.

         Se quedó un rato en silencio. Asintió para sus adentros, ya estaba más claro que el agua.

-Si Dan, creo que de verdad la amo... y mucho...

Fin del Capítulo.

Notas de la autora:

Bueno, la primera nota es para beli, y es que trnquis, sí voy a poner lo que dijiste pero en el prox. Bien, ahora ¿Qué les pareció? Es mi impresión o fui demasiado rata con Hermione... Jeje ^^u, bueno, de eso se trataba el chap. Espero que les haya gustado.

Muchísimas gracias por sus lindos reviews, tal vez en el que viene se los responda. Lo que pasa es que son las 11:30 pm y me están regañando pa que me acueste. Bueno.. que más... Ah, sí, Lo siento carol.

T_T lo siento muchoooo, sé que fue mucho Draco/Ginny para ti, pero es que me gusta . y a la gente que lo lee también, pero bueh, trataré de disimularlo, pero no quiero que te tomes en serio lo que dije de un posible divorcio, porque en tal caso te vas con Ginny, y yo no creo que prefieras eso ¿O sí? Jeje, bueno, tú decides. Mentira, NO los voy a divorciar ni lok.

Bueno, si lo leyeron y les gustó, dejen su review, y si no... ¡TAMBIÉN! Jeje, en serio déjenlo, que no les cuesta nadita.

Bueno, ahora sí me despido, ah, pero antes si quieren pueden visitar mi nueva galería, la hice anteayer.

 http://www.angelfire.com/comics/jade_fanarts/

Pronto pondré todos mis dibujos, lo que pasa es que no me rinde el tiempo ^^u

Espero sus tarjetas el 23 porque es mi cumple XDDDD, mentira vale, pero sí espero un carro, una casa, cien mil dólares... jejeje XDDDDD

Byes, byes, byes.

Lis Jade Evelyn Black Malfoy Lupin Fowl

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