Interrupciones.

Hace varios días que habían vuelto a la casa. Hermione se encontraba mucho mejor, los golpes seguían doliendo pero no con tanta intensidad. Estaba pasando muy malos ratos, y los seguiría pasando por un buen tiempo. Sin embargo no le estaba yendo del todo mal, tenía a Harry para ella sola (N/A: Jaja... XD), bueno, y también estaba el pequeño Daniel, los dos sirviéndole como esclavos. Pobres...

Era una mañana muy tranquila, como normalmente estaba siempre... Despejada. Dormitaba tranquilamente en su cuarto, esas eran prácticamente las horas de descanso de Harry, cuando Hermione dormía, y no era para más, todo el día haciéndole favores, incluso llevándola al baño, claro que ese... ese era otro proceso. Pero claro, como siempre se atraviesa el pero en esta ocasión no iba a faltar, tenía que preparar el desayuno... y con lo bueno que era él cocinando, hasta su hijo lo hacía mejor.

- ¡Papá! ¡Se te están quemando los panes! – escuchó esto desde lejos, se le había olvidado completamente la comida. Estaba descansando en el mueble de la sala. Salió corriendo lo más veloz que pudo y se percató que de la entrada de la cocina salía un ligero humo. Olía horriblemente a quemado, y lo peor pasó luego, cuando del cuarto de Hermione provino un gran grito.

- Daniel, saca esos panes de ahí, voy a ver que es lo que le pasa a Hermione – Atravesó el pasillo rápidamente y se encontró con la habitación de Hermione. Entró y la encontró en el suelo.

- ¿Qué pasó Herms? – Preguntó sin esperar respuesta para ayudarla a levantarse.

- ¡Demonios! Odio todos estos malditos vendajes, detesto mi estúpida vida -  pronunció con cierto tono.

- ¿Puedo decirte a qué sonó eso?

- No.

- Ok – Dijo Harry entendiendo el enfado de Hermione. Pasó unos segundos sin decirle nada, hasta que ésta atormentada por la ya común mala suerte, se dignó a hablar.

- Harry... Qué... es... ese... ¡olor! – Dijo pausadamente pero muy exaltada.

- Emmm... Bueno, este... es que yo... Ya vuelvo – La chica lo detuvo con un frío "No"

- Quédate. Necesito ir al baño, tengo hambre y ganas de escribir. Ya puedo escribir un gran reportaje sobre la mala suerte, o incluso un libro del estrés...

- Creo que con ese libro no harías más que estresar a la gente... – Recibió un ligero pero firme "Cállate". Quien no odiara el carácter de Hermione cuando estaba molesta o estresada era un verdadero loco.

- JA, JA, bien ya me reí, ahora llévame al maldito baño... – Harry le ofreció su mano para que se levantara.

- Herms... Tranquilízate, tienes un carácter horrendo. ¿Existe algo que yo pueda hacer para calmarte? – Hermione le respondió con otro ligero pero firme "no". Pero después pensó «Tal vez si me dijeras que me amas...»

Harry la condujo hasta el baño. La dejó a un poco más adentro de éste, para que no tuviera dificultades, realmente era un momento muy incómodo. Esperó afuera por unos minutos, mientras escuchaba como Hermione se lavaba la cara y se cepillaba los dientes tranquilamente. Empezaba a preocuparle el comentario que le había dado el doctor, y es que era como para eso, después de todo unos cuantos meses más con esos yesos y el que se terminaría por volver loco sería él. El humo que provenía de la cocina lo extrajo de sus pensamientos.

- Hermione... Voy a la cocina... se está...

- No Harry, ya voy a salir, no te preocupes, ya vamos a comer...

- Es que... es que...

- No Harry, ya te dije que te esperaras un poco... Dios mío, hombres, hombres, todos son iguales, me imagino como serás en otras cosas...

- ¿Qué otras cosas Herms? Mira que últimamente tu mente está más negra...

- Nada Harry, olvídalo... – Dijo soltando una risa.

A él no le resultaban gracioso los comentarios de su amiga, o bien podría decir su "futura" novia. Bueno, claro, podría haberlo sido desde hace tiempo si se hubiese armado de valor. Ellos dos eran prácticamente pareja... Era sólo que... que ninguno se atrevía a confesar sus sentimientos. Pero pronto lo haría... un pronto algo lejano.

Hermione salió del baño con una sonrisa en su rostro. Directamente le ofreció su mano a Harry para que la ayudara a salir, el cual la tomó con mucha delicadeza y obedeció sus pensamientos. Ninguno pronunció palabra alguna hasta que llegaron a la cocina. Aquellos eran esos momentos en donde el silencio lo decía todo, donde las palabras no importaban, donde las miradas hablaban. Cuando por fin entraron a la cocina se encontraron con su pequeño hijo haciendo el desayuno. Éste les sonrió a los dos alegremente y volvió a concentrarse en su trabajo.

- No puedo creer que mi hijo sepa cocinar y yo no... – Comentó el hombre – Pero bueno... si es así mejor.

- Ay Harry, tú si sabes cocinar... Sólo... sólo necesitas calcular mejor el tiempo, ya sabes... para que no se te quemen las cosas – Dijo tiernamente la mujer.

- Quien entiende a las mujeres, primero tienen un humor y luego, luego enseguida cambian... Vamos que te llevo a la mesa, no vaya a ser que te vuelvas a caer y te pongan otras venditas, entonces yo tendré que quedarme aquí cuidándote un año más.

- Harry... – Después de mencionar su nombre él la tomó de manos y se la llevó a la mesa a esperar el desayuno.

No pasaron ni dos minutos antes de que llegara Daniel a poner la mesa. Hermione y Harry le miraban asombrados, cómo era posible que un niño de esa edad supiera hacer tantas cosas. Sin embargo no era imposible, y menos aún si lo estaban viendo. Tenían puestas en cada plato dos tostadas y un huevo. Hermione adoraba la comida muggle, y no era para más si su madre la cocinaba todo el tiempo. El niño se sentó en silencio y procedió a comer. Ninguno de sus padres habían empezado, se le quedaban viendo encantados, al sentir las miradas de su papá y su mamá no pudo evitar sonrojarse, nunca había sentido que nadie apreciara tanto lo que hacía como ellos.

- Creo que nunca había hecho tan buena elección en mi vida como fue adoptarlo Harry ¿A ti qué te parece? – El comentario de su madre le hizo ruborizarse aún más.

- Pienso igual que tú Herms.

El pequeño no pudo evitar emitir una sonrisa.

- Y yo no pude haber caído en manos de unos mejores padres

*

- ¿Podías traerme un vaso de agua Harry? Está haciendo un calor infernal – Le pidió Hermione al chico de cabellos negros.

- Sí, claro... – Dijo saliendo de la habitación.

Enseguida regresó con un vaso de agua en las manos. Hermione lo recibió con un simple "gracias" y continuó escribiendo. Mientras tanto, Harry leía. El mismo libro de Quiddich que estaba leyendo en el hospital. De tantos favores que le hacía a Hermione no había logrado terminarlo.

- Harry... ¿Ves aquél paquete de hojas que está allá? ¿Podrías pasármelo? – Preguntó amablemente.

Optó por no responderle y enseguida actuar. Una vez más interrumpió su lectura para hacerle otro favor a la chica. Para no atormentarse con esos favores pensaba un poco en lo que pasaría dentro de unos días. A Hermione le quitarían los yesos, el collarín, se le iría el dolor de espalda y él regresaría a su casita a dormir en paz... Aunque ahora que lo pensaba bien, apenas dejara de cuidar a Hermione tendría que cuidar a los pequeños demonios de sus alumnas. Ya no sabía qué era peor.

- Aquí tienes Herms... – Dijo poniéndole el paquete en las manos.

- Gracias Harry.

«Gracias Harry, es lo único que me ha dicho durante toda mi estadía» Pensó.

«Harry si es amable conmigo, quizás debería dejar de pedirle favores... No, ahora que lo pienso debería aprovechar esta oportunidad»

Ninguno salía de sus pensamientos. Se veían fijamente pero no hablaban, solo pensaban lo que les gustaría decir y que no se atrevían.

- Hace un poco de calor ¿No crees? Podrías... – Harry no espero que ella terminara la oración, abrió un poco la ventana para que entrara aire fresco. Luego volvió a sentarse y de nuevo los dos se callaron.

«Debería decírselo ahora... Es la mejor oportunidad, estamos solos y ella está amable... ¿Pero qué estoy diciendo? Aquí el único que está amable soy yo, Hermione lo único que ha hecho es pedirme favores...»

«Si tan solo me dijera ahora que me ama... Es que los hombres ahora son más cobardes que nosotras, después nos llaman el sexo débil, quiero ver quien es más débil entre él y yo. Claro, si hablamos de cuerpos, obviamente el de Harry es más fuerte... A comparación con el mío... Dios mío, pero qué me pasa, ahora estoy pensando en otras cosas...»

- ¡Basta! – Pensó en voz alta. Harry volteó a verla extrañado. A Hermione se le dibujó en grande la palabra nervios por todo el cuerpo. Soltó una risa nerviosa e intentó salvar la situación – Je, je, basta, claro, basta... así... así... así voy a llamar mi libro. Je, je, ¡Basta al estrés! ^^u

- Ah... – Murmuró y se sumió de nuevo en su lectura.

«Por poquito... Ush... Hermy, te estás pasando, quita tus malditos pensamientos de Harry y trata de escribir»

«Qué le estará pasando a Hermione... Pobre... me imagino que debe ser horrible estar tanto tiempo con esos yesos»

- Pa... Ma... – El niño legó sacándolos de sus pensamientos. Se exaltaron cuando lo vieron puesto no se esperaban tal susto - ¿Qué les pasa?

- Emmm...

- Nada – Pronunció enseguida Hermione.

- No, si ya veo... Voy a bajar un rato, Jorge me está esperando – Y con esto último se fue.

- Harry, ¿estás seguro de que abriste bien la ventana? Sigue haciendo mucho calor aquí... – El hombre se levantó de nuevo y abrió un poco más la ventana.

- ¿listo?

- Supongo.

Volvió a tomar asiento. Su paciencia le indicaba que había llegado al límite. Estaba cansado y lo que quería era echarse una larga siesta de veinticuatro horas. Todo un día para descansar... Eso no le vendría nada mal, ni a él ni a nadie. Pero no obstante, al paso de un rato Hermione volvió a utilizar la palabra "Podrías".

- Harry... ¿Podrías abrirla un poco más? Es que de verdad está haciendo mucho calor – Llegando más allá del límite de su poca paciencia, o bien podría decir, de su buena paciencia, se levantó a abrir la ventana, sólo que esta vez la abrió completamente para que Hermione no tuviera que quejarse de nada, lo que resultó ser la peor idea de todas puesto que apenas lo hizo un viento circuló por toda la habitación haciendo volar todas las hojas de la mujer y dejando escapar algunas por la ventana.

- ¡Harry! ¡Harry, ciérrala! ¡Por favor! – Pedía.

- Quizás cuando se salgan todas puedo pensar en esa propuesta.

A ella no le parecía nada gracioso el comportamiento de su amigo, pero a éste no parecía importarle mucho, a lo mejor hace tiempo que quería hacerlo. Esperó un rato más para que el viento se calmara, lo que duró lo suficiente como para dejar salir a la mayoría de las hojas. Al instante en que cesó, Harry la cerró completamente. Observó a Hermione cuidadosamente y notó que no estaba enfadada.

- Lo siento Harry, sé que ya estabas un poco cansado... yo...

- Te entiendo Herms, no tienes que preocuparte por eso. Si yo hubiese sido tú también hubiese aprovechado la situación.

- No... No lo creo... Bueno, para estar a par te debo un favor, ¿Qué quieres?

- Que me beses – Pensó, pero se ahorró las palabras de nuevo – Cuando piense en algo te lo diré.

- Está bien. Ahora, creo que tendremos que recoger un poquito.

Charlar siempre se les daba muy bien. Su relación se estaba volviendo mucho más íntima, después de que a Hermione se le fue la mala suerte y los dolores. Harry sólo la visitaba ahora de vez en cuando, puesto que ahora su trabajo con las niñas la había vuelto más fuerte. Era sábado por la noche, habían salido al Callejón Diagon con Daniel para que lo conociera por primera vez. Cuando pasaban por las tiendas de Quiddich, el pequeño mostraba mucho interés en los artículos, Harry terminó por comprarle una estatuilla de la snitch. Al regresar a casa se encontraban exhaustos, ya que habían caminado mucho en su paseo.

Daniel se había echado a dormir antes de cenar, así que Harry y Hermione tuvieron que cenar solos (N/A: ush qué crimen ¬¬ cualquiera cree...). Después de cenar Harry se dio un baño mientas la chica escribía, o pensaba en él. Ansiaba que él le confesara que la amaba, soñaba con ese día, que podía estar más cerca o más lejos de lo que creía. Sin embargo nadie le quitaba las esperanzas. Y cuando lo pensaba le parecía muy extraño, puesto que Harry nunca había sido cobarde con las mujeres después de Cho.

Creyendo que ya Harry había terminado de darse su baño y vestirse, se acercó al cuarto que antiguamente era de Eva, tocó la puerta dos veces y entró. No esperó encontrase con un Harry semidesnudo, pero efectivamente, él apenas acababa de bañarse. Se quedó un momento sin palabras, y murmurándose para sus adentros lo estúpida que había sido al no haber esperado respuesta cuando tocó la puerta.

- No te preocupes Harry... yo no vi nada y... Bien, me taparé los ojos y tú te vestirás – Dijo volteándose al lado contrario del hombre.

- Está bien – Dijo sin importancia.

«Que torpe, que torpe, y mil veces que torpe. ¡Ao! Y ahora me duele la espalda de nuevo, cuando me pasa algo me viene todo seguido. ¿Ya se habrá vestido? Pero qué estoy diciendo, si apenas me he volteado. Es que yo también parezco mensa, cómo me voy a quedar aquí, en vez de salir de la habitación... Ay bueno... ya no puedo hacer nada, o más bien, corrección, no quiero hacer nada»

- Ya Herms, ya puedes voltear – Ella se volteó haciéndole caso al hombre.

- Pero... Harry, pensé que había dicho que te vistieras.

- Bueno, me vestí. Sólo me falta la camisa – Dijo con calma.

- Pero... pero... ¡Para eso te hubieses quedado con toalla hombre!

- Bueno, yo hice lo que me pediste. Por cierto, Eva no se llevó ninguna de sus cremas para el cuerpo, están todas puestas en el estante.

- No trates de cambiarme el tema de conversación.

- No le des importancia. Simplemente es una camisa, imagínate que estamos en la playa, porque de paso hace un calor infernal.

Hermione trató de mentalizar eso, pero no podía, ver a Harry así le provocaban ganas de besarlo, de sentir sus brazos alrededor de los de ella... Bueno, la verdad era que todo el tiempo sentía ganas de eso, pero esta vez eran más fuertes. El chico la invitó a sentarse junto a él en la cama para hablar. Él se recostó frescamente mientras ella permanecía sentada e inmóvil.

- ¿Daniel está dormido? – Preguntó sabiendo que era algo estúpido.

- Sí... Desde que llegó...

Ninguno sabía qué decirse.

Harry miraba fijamente el techo, mientras tarareaba una canción. En cambio Hermione no daba ni señal de vida, simplemente estaba allí sentada y con las mejillas rosadas. Por ningún motivo parecían querer cruzar sus miradas, y no era especialmente en señal de odio... Más bien era más como pena.

- Mañana vienen Draco y Gin acá, ¿vas a venir? Me van a dejar a Carol – Le preguntó amablemente.

- Sí, claro que vengo Herms, hace tiempo que no veo a... – Ella le interrumpió.

- ¡Ya sé! ¿Por qué no mejor te quedas? Para que n tengas que venir de nuevo en la mañana – Le sugirió.

- Pero Herms... Tú sabes que ya me la he pasado mucho tiempo en tu casa... ¿Qué van a pensar los demás? – Pronunció con cierto tono de timidez.

- Ay Harry... ¿De cuándo acá te importa lo que piensen los demás? Vamos, quédate – Suplicó la mujer.

- Bueno, si tanto quieres e insistes... Me quedo.

En lo dos se dibujó una tierna sonrisa enamorada. Por su parte, Hermione estaba encantada de dejar a Harry dormir en su casa, y por el lado de Harry... Pues le daba pena pero si se lo suplicaba ¿Por qué negarse?

- ¿Y qué has escrito de nuevo? – Le preguntó saliendo del tema. ¿Por qué los dos tenían que hacer preguntas tan tontas?

- Mmmmm... «Si le digo nada, qué pensará que estaba haciendo cuando me hacía favores... Y estos días... Ush, es que así no me puedo concentrar, me la he pasado todos los días pensando en él...» Bueno no mucho, es que mi concentración está fatal... Sabes... ahora me gusta estar más atenta con Daniel... hacer que se sienta bien aquí...

- Sí... entiendo... Herms... yo tengo que preguntarte algo – Al escuchar estas palabras se entusiasmó – Tú... tú...

- ¿Sí?

- ¿Estás arrepentida de haber... de haber adoptado a Dan? Dime la verdad.

- ¿Era eso? – Se le salió – Digo... Harry... obviamente que no. Adoro a Dan, es más, creo que es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida.

- Que bueno... Me preocupaba.

- Bien, ahora yo te diré algo... – Dijo propuesta a decirle lo que sentía – Tú... Tú me... Yo te... Ush, lo que quiero decir es que... Tus ojos lucen más brillantes hoy – Harry la miró extrañado «Estúpida, idiota, mensa, tonta, tonta, y mil veces tonta»

- Pues... Gracias.

- ¡No! ¡no Harry! Eso no es lo que quería decirte... lo que yo quería decir es que... que yo...

Como un impulso, Harry chocó sus labios con los de ella. No aguantó más la tentación de hacerlo. Hermione pareció un poco impresionada al principio, pero no le costó nada corresponderle. Él la presionaba cada vez más hacia sí, ella movió sus brazos hasta colocar sus manos en el cabello del chico, se lo revolvía graciosamente y él le acariciaba tierna pero a la vez apasionadamente la espalda. Cada vez se adentraban más uno con el otro, sus lenguas captaban el dulce sabor de ambos labios. Estaban entrando más al lado de la pasión. Harry comenzó a juguetear con las tiras de la camisa de Hermione, y de vez en cuando le acariciaba el cabello. La recostó sobre la cama y comenzó a besar su cuello.

- ¡Harry! – Escucharon una voz proveniente del pasillo. Enseguida se levantaron y se arreglaron un poco, y a los segundos llegó Daniel.

Al verlos, Daniel sonrió.

- ¿Qué estaban haciendo? – Preguntó con cierta mirada pícara.

- No... ¿no-nosotros? – El niño asintió – Bien... pues... pues es que Harry... Harry me estaba... me estaba dando unos... (N/A: ¬¬ Besos)

- ¡Masajes! Es que a tu mamá le volvió a venir ese dolor de espalda y yo... pues yo le di unos masajes.

- No sabía que los masajes se daban en los labios – Los dos le miraron extrañados – Papá, tienes lápiz labial por toda la cara.

- ¿Quién? ¿Yo? – Harry se pasó una mano para limpiarse.

- Si quieren me voy y siguen con lo suyo.

- ¡no! ¿Quieres cenar verdad? Ven que te preparo tu cena.

- Pero... pero... Ma... yo... yo sé cocinar.

- No, no y no, yo te cocinaré, ese es el deber de una buena madre – Y salió de la habitación con Daniel y guiñándole un ojo a Harry.

El muchacho se quedó solo en la habitación. Pensando. No sabía bien si lo que acababa de hacer estaba bien o mal, solo sabía que cada vez se enamoraba más de esa mujer.

*

El reloj comenzó a sonar de una forma desesperante. Marcaba las seis y cuarto de la mañana. Se levantó de un golpe. Tomó la camisa que curiosamente estaba en la mesita de noche y corrió al baño. Sabía que había soñado algo pero no tenía ni la mínima idea de lo que había sido, aunque de alo sí estaba seguro, había sido con ella. Bueno, el hecho de soñarla ya lo hacía un hermoso sueño... ¿Qué estaba pensando? A eso se le llamaba estar enamorado. Salió de la habitación y se fue en dirección a la cocina. De allí provenían unas voces, supuso que eran las de Hermione y Daniel. Más cierto imposible.

Animadamente entró, saludó a Hermione con un beso en la mejilla, al cual Hermione respondió con una sonrisa, y a Daniel le puso la mano en el cabello y se lo comenzó a agitar. El niño también sonrió. El pequeño y ella notaron la curiosa felicidad de Harry, quien ni parecía enterado de su propio estado, simplemente se sentó en una silla cercana y ofreció ayuda.

- ¿A qué se debe esa felicidad? ¿Teniendo lindos sueños Harry? Cuando fui a tu cuarto a dejarte tu camisa estabas sonriendo. Cuéntanos – Harry no sabía qué responderle, después de todo de lo único que estaba seguro era que había sido con ella.

- Eso es o más gracioso de todo. No recuerdo qué soñé – Dijo riéndose.

- Mmmm... Yo creo que sí te recuerdas papá, yo creo que sí – Comentó su hijo.

- No Dan, es en serio, no me acuerdo.

Para su gran alivio el tema se cortó allí. Hermione los mandó a los dos a la mesa porque la comida a estaba lista. Los dos obedecieron y se fueron directamente.

Después del desayuno, Harry y Hermione se quedaron esperando a Draco y a Ginny, mientras tanto, Daniel jugaba en su cuarto. Después de lo de la noche anterior, las conversaciones se volvían más fluidas, pero de todas maneras ninguno se atrevía a decir "Te amo". Aunque al parecer lo preferían así.

- Herms... Con respecto a lo de ayer... – Sabía que de alguna manera él sacaría ese tema, y eso era precisamente lo que quería.

- Harry yo no quiero que pienses que eso fue... fue un... – Estaba apunto de pronunciar la palabra "error" pero él no la dejó terminar.

- Espera, escucha. Sé que pensarás que soy un tonto por haberte besado en esas circunstancias.

- Pero Harry... Yo no – Él volvió a interrumpirle.

- No Herms, primero escúchame. No quiero que pienses que yo me estoy aprovechando de ti ni nada de eso... sólo... – Esta vez ella lo interrumpió.

- Escucha primero lo que yo tengo que decirte. A mí no me pareció que fuera ningún err. – Volvió a cortarla.

- Ya sé que vas a intentar desmentirme... Pero te conozco Herms, sé que después de lo de ron para ti no se te hará fácil una relación...

- Pero Harry.

- Espera te digo... Yo sé que necesitas tiempo y todo eso, así que no quiero que creas que te estoy...

- Harry...

- Aguarda un segundo. No quiero que creas que te estoy presionando... porque sabes... yo...

- ¡Harry! – Dijo mientras comenzaba a enfadarse.

- Ya voy a terminar, mira... Yo... lo que yo quería decirte es que...

- ¡Harry, basta! ¡Por favor! – Dijo por fin tratando de no alterarse mucho.

- Demonios... – Él también estaba alterado, nunca podía terminar de decirle que la amaba. Llegó a tal punto su desesperación que volvió a besarla incontroladamente. En el mismo punto en que sus labios se unieron, su estado de alteración completa se fue. Se sentían como en el cielo. Los dos s disponían a hacer de ese beso algo más que simple. Sin embargo...

- Ding dong – Sonó la puerta. Enseguida salió Daniel disparado del cuarto a abrirla, pero antes no pudo evitar notar que sus padres estaban unidos en un abrazo y con los labios casi unidos, puesto que ni el impacto del timbre los pudo separar así de rápido. El pequeño en vez de asombrase, sonrió y salió de la sala para abrir la puerta.

Mientras lo observaban irse, mantenían su postura. Enseguida después de perderlo de vista se separaron. Los dos estaban severamente sonrojados. No pasaron ni dos minutos antes de que Draco y Ginny entraran a la sala y los encontraran todos avergonzados. Sin embargo no pudieron dejar de notar que Daniel le susurraba a Draco algo en el oído, y que al escucharlo sonrió ligeramente y gritó y bien exclamado "Aleluya", a Ginny no le hizo falta escuchar lo que decía Daniel para saber de lo que todo eso se trataba. Bajó a Carol de sus brazos y la dejó caminar hasta ellos.

- Palino y malina zlon novlios, palino y malina zlon novlios – Dijo repitiendo una y otra vez. Draco no aguantaba la risa, y Ginny... Bueno, ella también echaba unas cuantas carcajadas – Palino y malina ze van a casal – Comenzó de nuevo a repetirlo una y otra vez.

- Carol... ¿De dónde sacas esas cosas? – Le preguntó Hermione con los colores subidos – De quién más... – Dijo echándole una mirada a Draco.

- ¿Qué es eso de no saludar, ah? – Preguntó Harry colocándola sobre su pierna derecha - ¿Qué es lo que se hace para saludar a una persona?

- Vlesito – Respondió dándole a su padrino un beso en la mejilla – Ahola zalula a malina con vlezito.

Draco, Ginny y Daniel estallaron en risas.

- Pelo a malina con vlezito en la bloca poque es tlu novlia.

Harry le echó a Draco una mirada amenazadora, la cual él captó enseguida y comentó:

- La tengo entrenadita ¿No es cierto Harry? – esta vez todos se rieron, incluso Harry.

- Ay Carol, el papá que te ha tocado... – Le comentó Harry a la pequeña.

- Uno muy guaplo – Le dijo Carol respondiéndole al comentario.

- Dios mío, ¿hasta eso le has enseñado decir?

- No... Es primera vez que le oigo decir eso. Ha!, para que vean que no sólo es mi impresión, soy guapo hasta para los ojos de mi hija.

- No empieces Draco... Se te están subiendo los humos – Le dijo Harry, pero él no pareció estar interesado en su comentario.

- Ven acá con papá Carol – La niña de bajó de las piernas de Harry y se fue corriendo a los brazos de su papá. Todos suspiraron encantados. Quién iba a imaginarse a Draco Malfoy tan paternal.

Notas de la autora:

Sí, ya sé... Está muy corto, y blah, blah, blah, pero bueno, lo importante es que hubo Harry y Hermione ¿O no? ¬¬ eso va contigo Andre, pa que no digas que yo siempre te hago sufrir... ^^uuuu bueno, sólo un poquito. A ver ¿qué les pareció. Le debo mil gracias a los que me dejaron reviews, jeje, gracias  ustedes llegué a los setenta en este fic, y espero que esta vez me dejen llegar a los ochenta muajajajajajaja muajajajaja. Sorry por la redacción del chap. Y ya sé que soy terrible describiendo besos ¬¬ eso va contigo carol... Pa que no me vayas a decir que puedo escribir un fic como el tuyo de San Valentín.

Jeje, entren a mi page de fanarts ^-^

Gracias: Fér Páramo, Vane Radcliffe, Titina, Karol (Gracias por tu review taaaan largo ^^), Vengalone86, Miércoles Radcliffe, Beli Potter de Radcliffe (Muchos de radcliffes eh?) Mariale, Gabyta, Nenela, Samy malfoy, Damaris, Kaolla y NIA_POTTER.

Muchas gracias por sus reviews!

Gracias a Vane Radcliffe por haberme ayudado en cierto punto del fic, y a Nathaly por haberme ayudado también.

Espero que les haya gustado, y si fue así dejen reviews, y sino ¡También!

Por cierto Andre ¬¬ Me debes review ¿Eh? Este era el que me debías y se me había olvidado, así que, ejeeeem ^^uuuuuuuu Mentira vale.

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