El amor está en el aire
By Tasha Dawn
1... Tanto que es casi palpable
-¡Ya está bien! ¡No lo aguanto más! –saltó Harry levántandose de golpe.
Hermione y Ron se quedaron mudos y le miraron perplejos.
-Q... ¿qué te ocurre, Harry?
-¡Que no aguanto vuestras estúpidas discusiones, hasta aquí! Me largo, y os dejo solos, para que discutais a placer.
-Pero Harr...
-¡Adiós! –bufó Harry saliendo por el agujero del retrato.
Ron y Hermione se miraron sorprendidos pero luego recordaron su discusión.
-Ya lo ves. Todo por tu culpa. La señorita Hermione no puede dejar de ser cabezona y tenía que estropearlo todo. ¿Ahora qué le digo a Harry, eh, señorita todo-lo-sabe?
-Así que ahora es todo culpa mía, ¿eh? Pues te diré que...
Dejemos que estos dos tortolitos –perdón- amigos prosigan su discusión y veamos lo que le pasa a nuestro amado protagonista. El pobre, estaba paseandose por los fríos pasillos de Hogwarts. Harry se estaba planteando seriamente cambiar de amigos. Últimamente eran prácticamente insoportables. Des de que se habían separado no había quien les aguantara.
Todo empezó cuando Ron quiso saber que Hermione le era fiel... pero no vayamos a aburrir a los lectores con estas burdas historias pasadas y aburridas. Quizá algún día, más adelante, cuando la inspiración se agote la historia sea revelada.
Harry salió fuera, a los terrenos de Hogwarts, cubiertos por un manto húmedo de nieve blanca. Hacía un frío increíble, puesto que estaban a mediados de Enero. Pero la diferencia entre los pasillos y el exterior era prácticamente nula. Así que cómo era más bonito el paisaje de fuera se quedó allí un rato. Dando vueltas en silecio. En soledad. ¿En soledad? No, no. Eso era lo qué él creía. Lejos del alcance de su visión nocturna gafuna, había un chico de pelo rubio platino de su misma edad observándole. Y junto a él, una peliroja pizpireta. Parecía que había algo entre ellos. Algo así como un romance. Eso explicaría porqué iban cogidos de la mano. No parecía gustarles mucho la presencia de Harry por aquella zona. No. Eso sería malo. Podían ser descubiertos.
-Vayámonos de aquí –susurró la pelirroja.
-La verdad. No sé lo que le viste –murmuró el rubio.
-Por dios, Draco, larguémonos.
-No seas tan impaciente, Virginia. Quiero observarle un rato más para pensar una burla que hacerle.
La chica peliroja llamada Virgina –también en conocida como Ginny- se cabreó.
-¡Draco! –se quejó.
-Vale, vale. Pero esto lo hago porqué te quiero.
-Ya, ya. Lo que tú digas –asintió Ginny con indiferencia
-¡Es verdad!
-Te he dicho que vale. ¿Nos vamos ya? –dijo Ginny como si se tratase de un niño de cuatro años.
-Bueeeno.
Ginny le arrastró hasta el castillo. Luego cerró la puerta tras haber entrado para encontrarse con la sonrisa traviesa y malévola de Draco. Ginny abrió la boca para preguntar qué se traía entre manos, pero no le dio tiempo. La cogió por la cintura, la empujó a la pared y la besó apasionadamente. Ginny no se resisitó y le devolvió el beso.
Harry estaba aburrido de pasear. Si se hubiese cogido la Saeta, un paseo en escoba des de luego hubiese sido mucho más entretendio. Pero aquello era muuuy aburrido. Volvió al castillo. Abrió la puerta y... Harry se quedó mudo al ver lo que vio. Pero ellos estaban tan entretendios que ni siquiera se percataron de su presencia.
-Hasta luego, cariño –se despidió Ginny de Draco con un beso.
-Adiós –le sonrió Draco.
Luego se marchó. Ginny se dio la vuelta con una sonrisa y la cara de atolondrada. Casi le dio algo cuando vio una gafas, un pelo revuelto...
-¡Harry!
Harry aún no había salido del shock. Se quedó un rato observando a Ginny con aire taciturno. Luego avanzó hasta ella con pasos vacilantes, mirándola con los ojos entrecerrados.
-¿Qué clase de espiritu maligno se ha apoderado de Ginny? –siseó Harry.
Ginny hizo una mueca. Luego agitó la mano intentando quitarle importancia.
-No seas tonto...
-Te he visto besar a Malfoy –dijo Harry con la voz muy aguda.
-No, que va, ese era otro.
-Querida, conozco muy bien ese arrastre de voz... y ese rubito es mi peor enemigo, lo sé muy bien.
-¡Harry, no se lo digas a Ron!
-¿Que no se lo diga a Ron? ¡Que no se lo diga a Ron! ¡Eso es lo único que se te ocurre decirme! ¡Dios, Ginny! ¿Es que te has vuelto loca? Vale que yo no te hacía ni puñetero caso, pero... si lo llego a saber, te atiendo más.
-Harry, no es eso.
-Porqué yo perfectamente podría haber estado contigo cuando...
-¡Que no es eso, Harry! –estalló Ginny, algo agitada.
-Entonces, ¿qué es?
-Es... es que me gusta.
-¿Te gusta? ¡Te gusta! ¡¿Te gusta?! ¿Ese cerdo insensible Slyterin te gusta?
-Ay, no Harry. No es eso. Es que es tan guapo.
-¿Que Malfoy es guapo? –repitió Harry con asombro, para asegurarse que era eso lo que le había dicho Ginny.
-Hombre, comparado contigo...
-¿Qué pasa conmigo? –se molestó Harry-. ¡Ssst! Que yo soy el niño que sobrevivio. Un prodigio. Y soy un héroe. Ya me he enfrentado a Voldemort en más de una ocasión y siempre he ganado. En serio, Ginny, ¿crees que Malfoy es más guapo que un heroe como YO?
-Hombre, tú de cara eres más guapo. Esos ojos... pero tú estás... muy delgado... vaya, que eres un enclenque.
-Gracias, simpática, pero vive tú durante toda tu vida con los Dursley...
-Entiéndeme, Harry... Draco está tan bueno...
Harry no pareció comprender aquel punto de vista, al contrario, se enfreció más.
-¿Que está bueno?
-Harry, por dios, deja ya de repetirte tanto.
-Es que aún no me lo creo, Ginny. Las chicas os quejais que nosotros sólo nos fijamos en el físico. Y vas tú y sales con un monstruo sólo porqué está bueno. No lo entiendo.
-Pues entiéndelo, Harry. No puedo resistirme a sus encantos.
-Creo que voy a vomitar.
-¡Harry! –se quejó Ginny.
-Estás completamente loca.
-Sí, lo sé. ¿Vamos a la sala común?
-¿De verdad quieres venir? Creí que te mudarías a Slytherin con tu novio.
-Sólo es un rollo pasajero –se excusó Ginny-. Por eso, Harry, te lo ruego, no se lo cuentes a nadie.
-¿Nadie lo sabe?
-Excepto tú.
-Ojalá siguiera sin saberlo.
-No quería que te enterases. No queremos que nadie lo sepa.
-Natural. ¿Des de cuando...? ¿Cómo...? Es igual, déjalo –se arrepintió Harry echando a andar hacia su sala común, los pies empezaban a quedársele helados.
Ginny le siguió.
-Te lo contaré. Verás, un día me estaba duchando yo en el baño de los prefectos cuando...
-¿Es que todo el mundo tiene que restregarme que es prefecto y yo no?
-Mejor no te lo cuento.
-Mejor.
Llegaron al retrato de la Señora Gorda.
-Castañuelas africanas –dijo Harry.
La Señora Gorda se hizo a un lado y Ginny y Harry pasaron por el hueco. Cuando entraron en la sala Común, vieron que Ron y Hermione seguían disctuiendo.
-¡¿Es que la señorita Hermione no sabe cometer nunca errores?!
-¡Errores sí, pero es que lo tuyo es catastrófico!
Harry y Ginny fueron hasta ellos y se sentaron en unos sillones que estaban a su lado.
-¿Ya estás aquí, Harry? –le preguntó Hermione cambiando radicalmente el tono de voz.
-Olvidé la razón por la que me había marchado –murmuró quejumbroso.
Ginny le miró de reojo con cara de advertencia. Harry se encogió de ombros y no dijo nada más. Ni Ron ni Hermione se percataron de la tensión que había entre ambos.
-Bueno, tú también podrías poner algo de tu parte para arreglar el asunto. Dile a Hermione que tengo razón.
-Estáis locos. Todos los enamorados estáis completamente locos.
Harry se levantó y se fue para su habitación.
-¿Qué le pasa a Harry? –preguntó Ron desconcertado.
Ginny forzó una sonrisa.
-No sé. Voy a ver.
Harry se estaba poniendo el pijama cuando alguién llamó a la puerta. Se puso una bata, fue hasta la puerta y la abrió.
-Ah. Eres tú.
Ginny entró sin más, ya que no había nadie aparte de Harry en la habitación.
-Adelante –dijo Harry sarcástico después de que Ginny se sentara en su cama.
-Quiero que lo aclaremos. Prométeme que no se lo contarás a nadie.
Harry dio un suspiro de impaciencia.
-¿Sabes lo que te digo? Me da igual lo que hagais. No voy a decir nada.
-Oh, ¡gracias, gracias, Harry! –saltó Ginny de alegría. Luego le dio un beso en la mejilla.
-Déjalo –dijo Harry apartándola de él-. Lo hago por Ron. Bastante tiene él ya solito. Pero ni se te ocurra pedirme ya nunca jamás favores. Y si otro diario de Voldemort de secuestra, yo no te salvaré. Que lo haga tu novio.
-Anticuado.
-¿Anticuado? –se sorprendió Harry-. Bueno, seré lo que quieras pero no soy un traidor.
-Lo que pasa es que tú estás amargado porqué Cho Chang te rechazó.
-¿Y a ti que carajo te importa eso? –replicó Harry con enojo.
-La vida de un héroe es pública.
-Ginny, como no te vayas ya creo que tu vida también se hará pública, ¿de acuerdo, pequeña?
-¡Sólo soy siente meses menor que tú! –exclamó Ginny cogiéndole el brazo para que le hiciera caso.
-Sí, sí.
Entonces entró Nevielle. Ginny soltó rápidamente el brazo de Harry.
-¿Qué está pasando aquí?
-¿Aquí? Nada, ¿qué va a pasar? –farfulló Ginny con nerviosismo-. Bueno, Harry, que me voy. Y acuérdate de eso.
Harry hizo una mueca.
-¿Cómo olvidarlo?
Ginny le sacó la lengua y se marchó.
-Ron te va a matar –le advirtió Nevielle.
-¿A mí? ¿Por qué? –dijo Harry con asombro.
Nevielle se encogió de ombros.
-Tú sabrás. Pero no creo que le guste que te veas con Ginny a sus espaldas.
-No puedo creerlo. No estoy liado para nada con Ginny. Sobretodo después de eso –dijo Harry aquello último más para sí mismo que para Nevielle.
-Bueno, a mí eso me da igual.
Harry no quiso discutir con Nevielle –ya que tenía bastantes discusiones por aquel día, no necesitaba más- y se fue a la cama.
* * *
-¿Qué os parece la nueva profesora? –preguntó Hermione cuando volvían de clase de Defensa.
-Que es muy guapa –dijo Harry.
-Des de luego, es mucho mejor que la vieja cascarrabias. Un día entró sin aviso en el baño de los prefectos y me quitó cinco puntos por estar desnudo en su presencia –murmuró Ron.
-No hables mal de los muertos –le regañó Hermione, para la que cualquier excusa era buena para discutir con Ron.
Aquella vez, sin embargo, Harry intervinó antes de que empezara la pelea.
-¿Esta da bien clases, no crees, Hermione?
Hermione chasqueó con la lengua.
-Tut, tut. Que sea guapa no le da derecho a ponernos un montón de deberes para hacer en clase para ella mirarse la uñas –le recriminó Hermione resaltando lo que había dicho antes Harry.
-Al menos no tenemos deberes para luego –dijo Ron a la defensiva.
-Vale, vale, haya paz. La profesora viene para aquí.
La profesora Pirula les alcanzó y se dirigió a Harry.
-Potter, su trabajo es magnífico. Me gustaría luego verle en mi despacho para comentarlo. Alrededor de las... ¿ocho?
-De acuerdo –asintió Harry sin mucho entusiasmo.
La profesora le dedicó una espléndida sonrisa y se marchó. Hermione la miró irse con reprobación.
-Eso es imposible –susurró Hermione.
Harry y Ron se miraron desconcertados y luego interrongaron con la mirada a Hermione. Esta no pareció percatarse.
-Está bien, Hermione. Suéltalo.
-Te has copiado de mí, Harry. No puede ser que se haya fijado en tu trabajo y no en el mío.
-¡Yo no me he copiado!
-No me engañes, Harry, te conozco demasiado bien. Sé que lo has hecho. Sobre todo después de ver la cara que me has hecho.
-¿Qué cara te he hecho?
-Lo sabes perfectamente.
-Vaya, Harry –intervino Ron-. Por lo que se ve has ligado con la guapa profesora de Defensa. ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a ir?
-Os digo que yo no me he copiado.
-No vayas, Harry. Puede ser una trampa.
-¿Una trampa? ¿De qué?
-Puede ser una mortífaga.
-Las mortífagas no son tan guapas. Si no, no se pondrían máscara.
Hermione dio un resoplido exasperada.
-Sois como niños –fue lo único que dijo.
No volvió a surgir el tema de la profesora hasta la hora de la comida, cuando esta llamó la anteción de todos los alumnos para hablar.
-Alumnos. Alumnas –les llamó al profesora con tono solemne-. Puesto que se acerca el día de San Valentín, y veo que no hay ninguna celebración... Exceptuando la maravillosa idea del profesor Lockhart... He decidido organizar un baile. He estado revisando los archivos, y he visto que hace tres años se celebró un baile en honor al torneo de los tres magos. Me pareció una buena idea y creo que esto animará los ánimos...
-Esta mujer se expresa como un libro abierto –le reprochó Hermione en un susurro.
Ron agitó la mano como para apartar una mosca delante de Hermione para que se callara. Hermione no dijo palabra irritada.
-... podrá ir gente de todas las edades. Y, ya saben, el día catorce está ahí al lado, empiecen a invitar a sus parejas.
La profesora Pirula se volvió a sentar con cara de satisfacción. Como si hubiese hecho alguna especie de favor vital a la humanidad. Sin embargo, aquellas palabras hicieron el efecto deseado en los alumnos. Todos empezaron a hablar del tema.
-Vaya, vaya... otro baile –se quejó Ron.
-¿Con quién vas a ir, eh, Harry? –le preguntó Nevielle con picardía.
-No voy a ir –dijo Harry ignorando los ojos de pillín Nevielle (¡Nevielle travieso, jo habría que pagar para ver algo así!)-. No tengo ninguna obligación, a diferencia de la última vez.
-Sí, per yo creo que alguién se llevará una gran desilusión si no la llevas –dijo Nevielle mirando con descaro a Ginny.
La linia de pensamientos de Ron iban por otro lado.
-¿Ya lo sabes, Nevielle?
-¿Lo sabes tú?
-¡Me he enterado esta mañana!
-¿De qué te has enterado, Ronie? –le preguntó Ginny sentándose a su lado.
Harry obsevó que Malfoy también se estaba sentando ahora junto Crabbe y Goyle. No quiso ni imaginarse lo que aquello significaba.
-Harry tiene una cita con la profesora Pirula.
-¿Con la Piruleta! Jo, Harry, qué fenómeno –le aludió Ginny.
Neville frunció el ceño, desconcertado. El pobre se había hecho un cacao mental en la cabeza que ya ni sabía dónde tenía la boca. Se pusó la carne que pinchaba con el tenedor en la nariz.
-Eh, Nevielle, que se come con la boca, no con la nariz –se burló Seamus, que tenía la boca llena de asquerosas espinacas.
La mitad de la gente que le miraba se tapó los ojos para no ver es proceso digestivo que daba comienzo en la boca de Seamus.
-Al, tema, Harry –dijo Ginny al cabo de un rato, que se había quedado embobada mirando el espectáculo-. ¿Qué ha sido lo que ha pasado con la profe?
Harry no quiso dar más explicaciones. Además, se le había ido el hambre del todo solo imaginar unos minutos antes a Ginny y a Malfoy juntos. Sintió náuseas.
-Creo que me voy ya –dijo Harry levantándose.
Ginny le siguió con la mirada preocupada, pero no dijo nada.
* * *
-Faltan dos días para el baile y aún no tienes pareja, Harry –le adivirtió Ron.
-¿Crees que no lo sé? No voy a ir, así que no me preocupa. Ahora que tú y Hermione habéis arreglado las cosas no quiero estar en el baile de carabina.
-Las cosas no son como tú crees, Harry. Sé de cierto que hay gente que está deseando ir contigo –dijo Ron mirando hacia otro lado.
Harry supuso que hablaba de alguién en concreto, pero no se molestó en observar quién era.
-¡Hola, chicos! –les saludó Ginny acercándose a ellos.
Ron arqueó una ceja. Harry frunció el ceño. Miró a Ginny y entonces lo comprendió.
-Ni hablar –le rechazó Harry sin haber abierto la boca.
-¿De qué habláis?
-¡Fíjaos, allí está Hermione! Me voy, hasta luego –dijo Ron ràpidamente con fingida prisa.
Ginny sonrió al ver Ron chocar contra Hermione. Luego miró a Harry y se le borró la sonrisa.
-¿Te ocurre algo?
-Ron insiste que vaya al baile. No pienso ir –atajó Harry.
-A propósito de eso. Quería pedirte un favor –dijo Ginny haciendo morritos antes de decir de qué se trataba-. Ven conmigo al baile.
-¿Estás loca?
-¡Venga, Harry! Necesito una tapadera, Draco ya tiene una.
-¿Quién?
-Pansida Paralítica.
-Oh.
Ginny frunció el ceño.
-¿Serás mi tapadera?
-¿Sabes lo mal que suena eso?
-Bueno, pues, ¿serás mi pareja de baile? –dijo Ginny exasperada.
-No –negó Harry sin pensárselo dos veces.
-Apuesto a que si te lo dijera Cho irías en seguida –refunfuñó Ginny.
-Por supuesto –asintió Harry sin rodeos.
Aquello irritó de mala manera a Ginny.
-¡Yo no soy peor que ella! Además, ella ya no está aquí, no puedes ir con ella...
-Ese es el plan, querida.
-¿Cómo?
-No quiero ir al baile. La única chica que me ha gustado ya no está aquí. Por lo tanto no voy al baile. Si te fijas bien tiene su lógica dentro de lo que cabe.
-Sí... ¡No me cambies de tema! Por favor, por favor... ¡Ven conmigo al baile.
-Hace unos años te hubieses puesto como un tomate solo pensar que me preguntarías algo así.
-Es que tú vives en el pasado, Harry.
-Pues tú también. Yo ya no hago más favores a nadie.
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^N.A. (o sea, Nota de la Autora, o sea, yo, Tasha Dawn, o sea que tía más pija, ¿no?)++Bueno, fuera paranoias++ A lo que iba, Qué malo se ha hecho Harry, ¿eh? Claro, es que el pobre está amargado porqué no tiene novia (el único, pobrecillo) Y eso que el amor está en el aire. Bueno, puede que eso cambie. O puede que no. Por lo que a mi respecta, no tengo ni idea. Buf, que mal rollo, ¿no? ¡Adiós! ¿k pasao con la cita de Harry con la profe? ¿Alguién lo sabe? Se abren las apuestas. Quien lo adivine se lleva... ¡un ejemplar de Harry Potter! ¿Cuál? Pos no sé. Alguna habrá por ahí. ---qué original el regalo, ¿no?---
Y ahora, publicidad: El nuev... no perdón, al antiguo éxito de Tasha Dawn. Historia de una Ravenclaw. Historia des de luego más currada y emocionante que está. Sí, la protagonista es de Ravenclaw y es una completa y total desconocida... ¡Pero atentos! La historia transcurre en la época de los merodeadores... Y nuestra amiga es amiga ínitma de un amigo de Gryffindor... o sea (vuelve la pija) una amiga, y se hace amiga de un Slytherin. ¿Adivináis quién? Bueno, basta de adivinanzas esto comienza a ponerse aburrido. La cuestión es que todo el mundo tiene que leer Historia de una Ravenclaw, ¿vale? Muy bien, así se hace...
Otra cosita, mariposita (desvariando, como siempre)... que... esto, si alguién es tan amable de leer esta paranoia ( cuanta paraonia, ¿no? Me encanta la palabreja ) y me deja un review... Bueno, al tema. Si alguién quiere conocer la historia romántiquisima de Ron&Hermione o la de Draco&Ginny, que puede que adjunte un capítulo que... vamos, que lo explicaré en otro capítulo. Pero solo si me escribís un review bien comentado y estipulado con las leyes... Jajjaja (joder, que me atraganto) Jajajaja. Chantaje.
Bueno, chiquitos... tá luego!
Atentamente, Tasha Dawn (como digo en los reviews)
