Capítulo 3

Una hermosa velada de San Valentín

            Harry estaba apoyado en el muro de la pared. Ron andaba arriba y abajo por la sala con impaciencia.

            -No lo entiendo, ¿por qué tardan tanto? ¡Vamos a llegar tarde!

            Harry no se immutó. Estaba muy entretenido intentando quitar una mancha que había aparecido en su túnica de gala.

            -¡Harry!

            -¿Qué? –dijo Harry tranquilamente.

            -No me estás haciendo caso. Parece que no te importa en absoluto que lleguemos tarde por culpa de las presumidas estas.

            -Es cierto. No me importa en absoluto –repuso Harry sin dejar de mirarse la túnica, frunciendo el ceño. No tenía ni idea de donde había salido esa mancha. Aunque la verdad era que la mancha era lo de menos. La túnica era la misma del último año, y ya le iba muy pequeña. Harry se limitó a agrandarla un poco para no ir demasiado ridículo. El baile no le importaba, pero no es que quisiera ir hecho un trapo. Tenía que mantener una reputación.

            -¡Ah! ¡Por fin! –dijo Ron mirando hacia arriba.

            Harry levantó los ojos y vio a Hermione radiante. Llevaba una túnica nueva escarlata que le quedaba muy bien. Ron se quedó sin palabras al verla tan guapa y arrelgada. Detrás de ella apareció Ginny, que también estaba muy bien. Llevaba su flamante pelo rojizo cogido en un infantil lazo. Llevaba una túnica nueva azul que le regalaron los gemelos, al igual que a Ron.

            -Estás fantástica –murmuró Ron con los ojos desorbitados.

            -Gracias –dijo Hermione cogiéndole del brazo-. Tú también.

            Dicho esto ambos salieron por el agujero del retrato sin poder quitarse los ojos de encima. Ginny tocó al ombro de Harry.

            -¿Y yo? ¿Qué tal estoy?

            Harry se encogió de ombros, indiferente.

            -Bien.

            -¿Bien? –se asombró Ginny- ¡He estado horas arreglándome!

            -Eso es evidente. Además, es a Malfoy al que tienes que deslumbrar, no a mí. No es necesario que alabe tu belleza.

            -Si vas a estar toda la noche cabreado lo dejamos, ¿eh?

            -No me amenaces que respondo.

            -¿Ah, sí? Pues tú está muy feo, ¡ala!

            -Me da igual.

            -¿Ahora te da igual, héroe?

            -Pues sí. No necesito ser guapo para impresionar a las chicas. Basta con hacer un gesto –dijo Harry apartándose los pelos de la cara- para que se dén cuenta de quién soy y no importa lo demás, las tengo en el saco. Es que soy un genio.

            -Cuidado, el ego de alguién va a estallar.

            -Muy graciosa. ¿Nos vamos? -preguntó Harry impaciente.

            Ginny chasqueó la lengua.

            -He ganado.

            -No me provoques...

            -¿Vamos?

            -Está bien.

            Cuando salieron por el agujero del retrato, Ron y Hermione les esperaban.

            -Habéis tardado -les reprochó Hermione.

            -Es que Harry no podía dejar de admirar mi belleza.

            -Cuidado, Harry, que es mi hermana.

            -Lo sé muy bien. ¿No vamos ya? Llegamos tarde.

            -¿Ahora tienes prisa?

            -Pues sí. ¿Importa?

            -En absoluto.

*          *          *

            Harry bebió algo más de cerveza de mantequilla. Miró su contendio y luego miró las otras siente copas que se había tomado. Harry lamentó que no le afectasen como a los elfos domésticos. Únicamente se sentía muy lleno y con unas ganas tremendas de ir al aseo. Pero como no le apetecía levantarse, se quedó sentado mirando como los otros bailaban y se divertían.

            Estaba distraído cuando alguién se sentó en una silla a su lado pesadamente. Era Nevielle, que iba muy arreglado y sudado. Parecía que se lo estaba pasando bien.

            -¡Harry! ¿Qué haces aquí?

            -Beber.

            -Oh. ¿Con quién has venido?

            -Con Ginny.

            -¿Y dónde está?

            Harry se encogió de ombros.

            -Ni idea.

            -¡Pues menuda pareja!

            -¿Y tú? ¿Con quién has venido? -dijo Harry para cambiar de conversación.

            Nevielle le dirigió una sonrisa infantil.

            -Con Farándula.

            -Vaya. Un nombre con carácter -dijo Harry sarcástico.

            -Ginny me lo pidió antes, pero yo ya se lo había pedido a ella. Aún no puedo creer que me aceptase. Mírala. Allí está -dijo Nevielle saludando a alguién que estaba al otro lado de el salón.

            Harry miró en aquella dirección. La chica que saludaba era prácticamente la gemela de Dudley. Era más ancha que larga y llevaba unas infantiles trenzas.

            -Te creo. Bueno. Me voy -dijo Harry levántandose.

            -Vale -asintió Neville embelesado mirando a la chica cachalote.

            Ron y Hermione estaban muy entretenidos bailando y Harry ni quiso molestarles. Ginny había desaparecido del mapa. Probablemente -pensó Harry con amargura- estaría con Malfoy. Vistas las perspectivas, lo mejor sería marcharse.

            Harry estaba tan abstraído con sus pensamientos que ni se dio cuenta que pisó a alguién.

            -¡Mira por dónde vas! -se quejó una voz femenina.

            Harry se dio la vuelta y vio a una chica con cara de muy pocos amigos algo más baja que él. Era de tez morena, figura esbelta y ojos azules. Harry no la concía de nada, ni siquiera de vista. Pero, supuso que, como a todo el mundo, no le importaría el pisotón tras saber que provenía de una celebridad.

            Harry pusó cara de agobio y de sentirlo mucho y se apartó los pelos de la frente. La chica no reaccionó.

            -Lo siento -susurró Harry poniendo cara de corderito degollado.

            -¿Sí? ¡Pues será mejor que la próxima vez lleves más cuidado o no me atengo a las consecuencias!

            Harry dio un paso atrás, algo desconcertado. ¿No le conocía? ¿Qué clase de ser era aquel? Al parecer, una que adivinaba los pensamientos de las personas.

            -¡No pongas esa cara de bobo! ¡Sé perfectamente quién eres y por eso no voy a concederte favores especiales!

            ¿Pero quién diantre era? ¿La hija secreta de Snape? Harry miró hacia la mesa de profesores y pudo comprobar que el parecido era nulo. A pesar de todo, la chica le resultaba familiar.

            -¿Y tú quién eres? -preguntó finalmente Harry.

            -¿Acaso te importa?

            -Bueno, no sé, me gustaría saber con quién hablo -se justificó Harry ante aquella desconcertante chica.

            -Me llamo Kate Stevenson y soy de Ravenclaw.

            -¿Ravenlcaw? Imposible.

            -¿Por qué no?

            -Tú eres demasiado desagradable, deberías ser Slytherin. Las personas de Ravenclaw son mucho más agradables. Además, eres demasiado joven para tener tan mal carácter.

            -¡Estúpido arrogante! -bufó Kate más cabreada, si es que ello era posible-. Que yo no babee por tí no significa que sea rara.

            -¿Las chicas babean por mí?

            -Sólo las estúpidas. Y feas -dijo ella deafiante.

            -Tú tampoco es que seas una hermosura -mintió Harry. En realidad, le había parecido muy guapa. Antes de abrir la boca.

            -Será porque no te has mirado en el espejo, cuatro ojos.

            Aquello dio en la moral de Harry.

            -Oye, las discapacidades no son motivo de burla.

            -Pobre discapacitado, me das mucha pena.

            Harry hizo una mueca de repulsión.

            -Me largo -dijo Harry dándose la vuelta.

            -¡Ni se te ocurra volver a pisarme, estúpido presentusoso!

            Harry volvió a girarse para contestarle, pero ya no estaba.

*          *          *

            -¿Dónde estabas? Te perdimos de vista.

            -Es que vuestros ojos no van más allá de vosotros mismos -atajó Harry.

            Hermione iba a replicar, pero Ron se encogió de ombros.

            -Es verdad.

            -Sí, pero no es correcto decirlo.

            -Pues ya está dicho.

            -Tendrías que aprender a ser más educado.

            -¿Quieres que diga mentiras?

            Harry dio un sonoro suspiro y se fue hacia el dormitorio.

            -¿Y Ginny? -preguntó Ron cortando la discusión con Hermione y parando a Harry.

            -Ni idea -dijo por segunda vez Harry.

            -¡Era tu pareja! Deberías haber cuidado de ella.

            -Sí, pero es tu hermana.

            En aquel preciso instante, entró Ginny por el agujero del retrato. Al ver al trío calavera mirarla con aquellos ojos, se subió la túnica cubriéndose el cuell y haciendo una mirada fulminante a Harry. Harry agitó la mano desprecoupadamente.

            -¿Dónde estabas? -le interrogó Ron severamente-. Si Harry está aquí es que no estabas con él. ¿Con quién estabas?

            -Estaba sola porqué Harry era un coñazo y me he tenido que largar.

            Ron arqueó una ceja. Miró Ginny, que tenía una cara de culpabilidad que no se la aguantaba. Luego a Harry, que había vuleto a la tarea de intentar quitarse la mancha. Después a Hermione, que se encogió de ombros. No eran de gran ayuda, la verdad.

            -¿Dónde has estado?

            -En el jardín.

            -Oh.

            Entonces, Harry, en un arrebato de lástima, fue al rescate de Ginny. Aunque su método era cuestionable.

            -Vamos, Ron, deja a la cría -dijo Harry ignorando la cara de fastidio Ginny al oír llamarla cría-. Sus razones tendrá para no querer estar conmigo. No gusto a todo el mundo..., por ejemplo, cuando salí del baile me tropecé con una arpía. La tía decía que yo no le gustaba por ser yo. Estaba medio chiflada. No veas lo mal que lo he pasado. Ha montado un numerito.

            -Lo sabemos, Harry, todo el colegio se ha enterado -dijo Hermione.

            -¿Ah, sí?

            -Sí, pero eso ahora no importa, lo que interesa es Ginny que... ¿Ginny? ¡Ginny!

*          *          *

            -Disculpa, ¿me he perdido algo?

            -¿Algo? ¿De qué? -dijo Harry inocentemente, aunque nada convincente. Realmente, era muy mal actor. Aunque, teniendo una chaqueta encima de la cabeza, era bastante difícil resultar convincente.

            -No es corriente verte a primera hora de la mañana tapándote con una chaqueta muggle la cara.

            -Deja de interrogarme, ¿quieres? Te salvé ayer de una buena, así que déjame en paz.

            Ginny miró a su alrededor, pero no vio ningún agente extraño o paranormal que le sugiriese el porqué de su comportamiento. Entonces vio a Ron entrar cogido de Hermione de la mano. Instintivamente, se metió de bajo de la chaqueta de Harry.

            -¡Eh! Aquí sólo hay espacio para uno, y ese soy yo.

            -Me levanté antes que nadie para no encontrarme con Ron, quería desayunar en paz, pero por tu culpa me he entretenido -dijo Ginny sin aliento.

            -¡Eso te pasa por cotilla!

            -¿Vas a decirme qué ocurre, o no?

            Pero Harry no pudo contestar. Una súbita luz les deslumbró. Alguién les había quitado la chaqueta de las cabezas. Harry parpadeó un par de veces y se llevó la peor sorpresa que podría haber esperado. Era el profesor Snape. Harry forzó una sonrisa inocente. Snape le devolvió una sonrisa desfigurada de maldad. Ginny se había quedado muda y petrificada.

            -¿Pueden explícarme porqué dos alumnos se esconden bajo... este trapo en vez de desayunar?

            Harry supo que aquella era una pregunta retórica. Snape estaba deseando no escuchar ninguna excusa, lo único que quería era echarle un buen castigo. Aunque sabía muy bien que ninguna excusa sería convincente.

            -Esto... es que, resulta que he desarollado una alergia a los rayos solares... y no pueden tomar contancto con mi piel. Y, un día tan soleado...

            La sonrisa de Snape se desfiguró más i se hizo más desagradable, si cabía.

            Media hora más después, cien puntos menos y un castigo de narices, Ginny y Harry corrían los pasillos intentando llegar a sus respectivas clases. Pero llegaron tarde, y no les dejaron entrar. Con lo que tuvieron que matar el tiempo hasta la siguiente clase escondiéndose de Peeves, que estaba especialmente gracioso aquella mañana.

            -Bien. Ahora cuéntamelo -dijo Ginny dejándose caer en uno de los escalones que no se movían.

            Harry se sentó a su lado con pesadumbre.

            -No hay nada que contar.

            Ginny arqueó una ceja.

            -Lo siento, Harry, no te creo.

            -Bueno. Entonces cuéntame tú antes qué fue lo que pasó en el baile. ¿Dónde te apareciste? ¿Con quién?

            -Ya lo dije. Con nadie.

            -Eso no entra en mi esquema. Supongo que esto -susurró Harry señalándole las marcas del cuello que se había dejado al descubierto- fue efecto de la ventisca primaveral.

            -Tal vez... al principió estuve con él. Pero se puso tan empalgoso que tuve que irme.

            -Le... le ¿dejaste? -dijo Harry incredulo.

            -Qué más quisieras. Sólo... pusimos tierra entre nosotros.

            -Lo dejasteis -repuso Harry convencido.

            -¡Que no!

            -Dijiste que sólo era una rollo. ¿Por qué le das tanta importancia?

            -¿Qué más te da?

            -Dime una cosa... ¿hasta dónde has llegado con él?

            -¿Hasta dónde? Pues ya sabes... lo normal.

            -Me refiero a si lo habéis hecho.

            -¡No! -se alarmó Ginny-. ¿Por qué? Tú con la profe...

            -Sí -dijo Harry sin inmutarse.

            Ginny se tapó la boca y abrió mucho los ojos.

            -¿Cuando...?

            -Eso... no es asunto tuyo, pequeña.

            -¡Deja de decirme pequeña! ¡Una chica que va a mi curso te dejó en ridículo delante de todo el colegio! Incluso pude ver a Snape reírse...

            -¿No estabas fuera? -masculló Harry molesto.

            -Las noticias corren, pequeño.

            Harry hizo una mueca y se levantó. Ginny fue tras él.

            -¡Ah! -hizo Ginny cayendo en la cuenta-. Ya sé de quién te escondías. ¡Te da miedo la cría esa!

            -No es cierto.

            -La cagaste, lancaster... Ahora nunca jamás podrás llamarme niña. Y pensar que tú eres el héroe que venció a Voldemort... que tiene miedo a una chica menor que él -se burló Ginny.

            -Cállate.

            -Esto es tan divertido que voy a inventarme una canción... Harry, Harry, tiene miedo de una niña...

            -¡Deja de decir tonterías! -dijo Harry poniéndose a andar apresuradamente. Aunque bien podría decirse que más que andar, huía.

            -Le voy a decir a Draco que me ayude con la canción, él es muy bueno en estas cosas...

            -Ni se te ocurra. O Ron sabrá qué fue lo que pasó el día de San Valentín.

            -De acuerdo, de acuerdo. Tranquilo, no se lo voy a decir a nadie. Es más no podría, ya lo sabe todo el mundo.

            Harry no dijo nada y desapareció escaleras abajo. Ginny se quedó parada observando las escaleras por las que había desaparecido. Sonrió. Harry volvió a aparecer por las escaleras. Ginny sonrió más. Harry pasó a su lado mirándola furioso.

            -Transoformaciones está en la otra dirección -murmuró Harry.

            -Lo sé -asintió Ginny sin poder evitar reírse.

^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^`

N.A.: Bueno, bueno, bueno... menudo baile, ¿eh? Y para colmo, aparece una chica que es del club de fans de Snape contra Harry Potter. ¿Qué os parece? ¿Hacemos que vuelva a aparecer la chica intimidadora de Harry? Dejo la pregunta en el aire. Y el amor... tal vez, ya veremos. Y ahora, los reviews:

Ginny 142003

Oye, siento lo del cahcundeo del otro día, lo de los números... ves? Con la aclaración que me hiciste ya me lo he aprendido. Así k te gusta el drakito, eh? Bueno, estate tranquila, al próximo viene el romance ginny-draco.

Lolit

Bueno, gracias, me gusta k te gustase lo de Draco, me pareció divertido, dime, ¿k te parece en este capítulo Harry?

Bueno, Hasta luego amigos, y porfi, dejad +++++ reviews!!!