Capítulo 6
Un asunto escandalosamente escandaloso
Kate entró en el Gran Comedor. Saludó a compañeros y se dirigió hacia la mesa de Ravenclaw. Se sentó junto con sus amigas.
-¿Qué te parece, Harry?
-¿Q-qué? -quequeó Harry desconcertado.
-¡Lo de irnos mañana a Hogsmeade! –repuso Hermione algo enfadada-. Últimamente no estás donde debes estar. Parece que estés en la luna. ¿Té ocurre algo, Harry?
-¿Eh? No, a mí nada.
-¿Qué miras?
-Nada, nada –dijo Harry rápidemente poniéndose a comer un enorme trozo de pastel.
Hermione le miró con curiosidad pero no dijo nada. Puesto que hablar con Harry no era nada gratificante se dirigió a Ron.
-Oye, Ron ¿qué te parece si...
Ron no la escuchaba, estaba en otra cosa.
-¿Has visto a Ginny, Herm?
-Pues no, la verdad –conestó Hermione algo molesta.
-Qué raro... –murmuró Ron entre dientes.
En aquel momento se sentaron estrepitosamente al lado de Hermione Lavender y Parvati.
-¡Chicos, chicos, chicos!! ¡¡¡No os lo vais a creer!!!
-¿El qué? –preguntó Hermione con desgana.
-Nos hemos enterado de la cosa más rara del mundo... ¡Será el cotilleo del siglo!
-¿En serio? –dijo Hermione sin prestar el menor interés.
-¡Draco Malfoy y Ginny Weasley salen juntos!
A Ron le dio un tremendo ataque de tos. Hermione puso los ojos como platos. Lavender y Parvati sonreían satisfechas de haber sido las portadoras del notición. En cuanto a Harry... bueno, digamos que vivía en otra galaxia. Fue tal su pasotismo que fue el que más conmoción causo por la reacción.
-¡Harry! ¿No dices nada? –preguntó Parvati.
-¿De qué? –preguntó Harry sin entender nada.
-¡De lo de Malfoy y Ginny!
-Ah. Eso. Bueno.
-¡PERO QUÉ DICES, HARRY! –vociferó Ron levantádose de golpe-. ¿No vas a hacer algo?
-¿El qué? Es tú hermana, no la mía.
-Pero yo, yo, yo... creí que tú salías con ella –tartamudeó Lavender.
-¿Por qué iba a hacer yo algo así? –se extrañó Harry.
-¡Tío! ¡Que mi hermana es perfectamente deseable!
-Para un Slytherin sí, ya veo.
-¿¡QUÉ?! ¡¡¡¡¡Te voy a....!!!!!!
-Vale, Ron, tranquílizate –intervino Hermione con voz calmada.
Evidentemente, aquella sugerencia por parte de Hermione fue ignorada al completo, con lo que ésta, ofendida, se marchó con un cabreo de mil demonios del Gran Comedor. Con lo que respectaba a Ron, su enfado se inflamó más y la pagó con cualquiera que se le cruzase –que era todo el mundo excepto los principales afectados-. Y Harry... bueno, todos imaginamos su descomunal pasotismo.
-¿Hay alguién?
Nadie contestó. Ginny entró en la Sala Común. Llevaba todo el día evitando a cualquier persona, más en concreto personas de Gryffindor y, concretando con un poco más de exactitud su hermano.
No imaginaba la sorpresa que se iba a llevar al ver una figura inmóbil a oscuras, y, hablando de exactitudes, Harry Potter.
-¡Harry!
Harry no contestó. Se encontraba en un estado de ensimismamiento tal que no escuchó a Ginny.
-¡HARRY!
Aquello sí que fue escuchado. Harry dio un salto en la butaca y miró a Ginny extrañado.
-¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en algún lugar del quinto pino?
-Ehhh... no. ¿Está Ron?
-Está en el jardín, cogiendo flores para intentar disculparse con Hermione.
-Ah... entonces... ¿no está muy afectado?
-Bueno... si mirases por la ventana te darías cuenta esas flores son en realidad un... saco de boxeo... creo que se está imaginando la cara de tu querido Draco en las flores.
-¡Cállate!
-Sólo te estoy dando una visión general de la situación.
-¡Tú sólo me estás contando lo loco que está mi hermano!
-Cierto.
-¡Y no te importa lo más mínimo lo mal que lo estoy pasando!
-Uy, sí, me importa mucho.
Ginny permaneció un rato mirándole fíjamente.
-Mientes.
-Nadie es perfecto.
-¡Quieres hacer el favor de ayudarme!
-Tu deuda de favores es demasiado significativa cómo para que yo pueda confíar en que me devuelvas este. No, gracias.
Ginny estaba empezando a perder la paciencia.
-¿Tanto te molesto?
-Bastante.
Ginny asintió con la cabeza, intentando reprimir las lágrimas que estaban a punto de salir.
-Es esto... –Ginny tragó saliva, para recuperar el aliento- ¿el final de nuestra amistad?
Por primera vez, Harry apartó los ojos del infinito y la miró.
-No seas dramática.
-¿Dramática? ¡¿Dramática?! ¡¡¿DRAMÁTICA?!!
Harry se levantó, algo asustado.
-Ginny, por favor... –empezó a decir Harry escondiéndose detrás de la butaca.
Ginny se acercó con una mirada voraz y realmente peligrosa.
-Has elegido un mal día para estar sarcástico, Harry –repuso Ginny con una voz suave que temblaba por la ira.
Harry entró en la primera puerta que encontró para esconderse de la fiera. Resultó ser el baño de las prefectas. Pero su suerte no resultó acabar ahí. Había alguién en el baño.
-¡Maldito Potter! ¿Qué haces aquí? –vociferó una chica de Ravenclaw llamada Kate –que, dicho sea de paso, se tapó como pudo en la sencilla toalla que llevaba encima y los colores se le subieron a la cara-.
¡Mierda, mierda, mierda, Ginny la va a oír!
Harry intentó improvisar algo, pero la poca ropa –o lo único que llevaba- Kate le ponía muy nervioso.
-Eeeesto... necesito tu ayuda.
¿¡Su ayuda?¡ ¡Seré idiota!
-¡Lárgate de aquí! –fue lo único que pudo decir Kate, evidentemente molesta por cómo la miraba Harry.
-¡HARRY! –se oyó des de fuera, en el pasillo.
-¡No le digas nada por favor, por favor! –le imploró Harry metiéndose en una de las duchas.
Kate le miró contrariada, pero no tuvo tiempo de replicarle, puesto que Ginny ya había entrado en el aseo.
-Oh, perdona Kate –dijo Ginny cambiando totalmente su tono de voz-. ¿Has visto a Harry por casualidad?
-¿Potter?
-Exacto.
Kate dudó. Finalmente habló.
-¿Acaso crees que Potter seguiría con vida de haber entrado aquí?
-Ah. Claro. Bueno. Hasta luego.
Ginny se marchó.
-¡HARRY! –se volvió a oír Ginny desde fuera.
Hasta que sus pasos no se hubieron alejado y dejado de oír, Harry no salió.
Kate ya estaba totalmente vestida cuando Harry salió.
-¡Muchísimas gracias! ¡Te debo una grandísima! ¡Gracias, gracias, gracias!
-Mejor da gracias porqué no se haya cumplido lo que le he dicho a Ginny.
-Oh.
-¡Lárgate!
-Ok.
-¿Qué fue lo que pasó?
Ginny se sorbió los mocos y se secó con las manos la cara. Hermione le tendió un pañuelo.
-Gracias.
Ginny se mocó y se tranquilizó. Un poco.
-Pues Harry...
-Harry, no. Malfoy.
-Ah, eso.
-Sí.
-Pues... fue la asquerosa esa de Parkinson. Nos pilló besándonos. La muy guarra tuvo que contárselo a todo el colegio.
-¿Y qué vas a hacer?
-Nada.
-¿Nada? ¿Vas a continuar con Malfoy como si tal cosa?
-No.
-¿Podrías ser más explícita, cariño?
-Draco me repudió. Dijo que yo le embrujé, que no sabía lo que hacía. Ahora soy la loca del colegio.
-No fue por eso por lo que te llaman la loca.
-¿No?
-No.
-¿Entonces?
-Entonces... fue la corrida que te cogiste detrás de Harry. Entonces sí que parecías una loca.
-Ése idiota... –murmuró Ginny entre dientes.
-¿Cuál?
-Ambos.
-¿Malfoy y Harry?
Ginny asintió con la cabeza.
-¿No me consideraban una loca por salir con Malfoy?
-Oye, chica está en la lista de los cuerpos más deseados del colegio. ¡Hay millones de chicas que se morirían por saber hacer una poción para ser su objeto de deseo!
-¡Pero yo no lo hice!
-Claro que no. Pero la fama es una cosa muy curiosa. Y tú ahora tienes la fama de ser la mejor bruja del colegio. Draco Malfoy es un hueso realmente duro de roer. Una poción así no la puede hacer cualquiera.
Ginny hizo una mueca.
-¿Y Ron?
-Será díficil pero me lo encandilaré. Le diré que fue Malfoy el que te hechizó para hacerle la puñeta a él y a Harry.
-Pero no fue eso...
-¿Acaso importa?
-Supongo que no.
Continuará...
