¡Por fin! Después de siglo, al fin vuelvo a actualizar. Ya tengo a más de unas persona completamente desesperada con mis retrasos. Pero entre los examenes y lo que no son examenes no hay quien escriba. ¡He tenido suerte de poder escribir este capítulo! Y el próximo... la verdad, no tengo ni idea de cuando llegara. Puede que incluso se publique antes el sexto libro de Harry Potter (que, por cierto, no sé si lo sabeis, pero sale en inglés en junio o julio). Espero que no llegue a darse el caso y que para entonce este fic ya hay concluido... Bueno, si eso contesto ya los reviews:

Withmin : me alegra k te guste el fic. A mi tb me gustó lo de Malfoy. Espero recibir tu próximo review.

Ginny84:tú lo has dicho esto es un culebrón, no tiene otro nombre, la verdad. Y lo de las faltillas, gracias, he procurado corregirlo. No me he ofendido para nada, tranqui. Espero que no hayas desesperado, pq la verdad, no tengo ni idea de para cuando será le próximo capítulo.

LizZyd: ya ves k esto de tardar es siempre y lo siento, pero es k no puedo evitarlo.Ya me contarás k tal m ha quedado este capítulo. El plan de Malfoy no va demasiado bien, la verdad. Espero tu proximo review. Por cierto, creo k t agregué en el msn, no?

Iraty Rowling: no llegas tarde para nada, soy yo la k tarda. Sigo sin entender a k venía todo aquello k m contaste en el review, pero bueno... Lo de k sean todo el rato conversaciones, la verdad es k no puedo evitarlo, me encanta escribir así, pero si a tí t gusta bien está. Lo de Kate creo que con el capítulo de hoy se comprenderán muchas cosas. Y lo de influirme con lo de Harry y Ginny... bueno, ya lo verás. No m importa k el review sea largo, más bien al contrario: me gusta. Así que espero recibir tu largo review para este capítulo.

Degna: si el arreglo es un poco cutre, pero bueno. Ya veremos Ginny... ai, Ginny. Ya me contarás lo que te parece. Escribo otro fic de este tipo, k es Sexo en Hogwarts, y tb aparece Ginny. Luego tengo otro fic un pelín más serio que se sitúa en la época de los Merodeadores, y es la Magia está en tí. Si quieres verlos, ahí los tengo. Espero tu comentario sobre el capítulo!

Eri mond licht : Sí, se ha atrevido, pero ya veremos como va la cosa. No sé si lo de esta pareja funcionará muy bien (lo siento por tí, ya k dices k t gusta) pero no voy a decir nada. No sé si Kate y Draco harían buena pareja, la verdad es k no pegan mucho. Ya ves k la espera ha sido algo más k eterna, y lo siento mucho, pero no puedo hacer nada por ir más deprisa. Hasta pronto!

cadica : no te hagas muchas ilusiones con la pareja, pq no sé como va a ir muy bien. La antipatía de Harry... pues la verdad es k en el quinto libro está poco más o menos, no? Y digo yo, conforme va creciendo el pobrecillo con tanta muerte estará un poquitín amargado... Aunque en estos último capítulo he tratado de arreglarlo, la verdad. ¿Qué trama Kate? En verdad nada. Pero leete el capítulo y verás lo que Kate... tiene k decir. Espero tu review!

kittysakurita : sí he recibido bastantes reviews como para continuar. Lo que pasa es k no puedo evitar lo de tardar un siglo en actualizar, lo siento, de verdad. A mi tb m gustó lo de la patada (me pregunto porque Ginny nunca lo ha echo... una se queda a gusto después de eso. Bueno, k espero k te guste el capítulo y espero tu prox review.

a-grench: siento no haber podido hacer lo que me pedistre (lo de continuar pronto), pero al menos he escrito, k ya es algo. Más vale tarde que nunca. Y bueno, ya me contarás lo que te parece. Ciao!

Y sin más dilación , el capítulo (con un título más bien largo):

Capítulo 9

Unos que rompen, otros que se juntan y un secreto muy bien guardado

-Algo pasa entre esos dos –murmuró Ron, señalando a Ginny y Harry, que entraban por la puerta del Gran Comedor.

-¿Qué te hace pensar eso? –le preguntó Hermione, curiosa.

-No sé. Los veo raros –comentó él, sorbiendo un poco de zumo de calabaza.

-Puede que Harry le trastornara más de lo que creíamos lo de Ginny con Malfoy.

-Puede. Aún así... –carraspeó Ron, rascándose la cabeza.

-¿Qué?

-Hay algo más.

-¿De qué se trata?

-Está lo de Kate.

-¿Kate? ¿La ravenclaw que odia a Harry?

-Odiaba –la corrigió Ron-. Por lo visto ahora se han hecho amigos.

-¿En serio? Ni me había fijado. Oye, últimamente estás muy observador.

-Sí, bueno, como nos pasamos tantas horas en la biblioteca, pues me pongo a mirar a la gente.

-Oh. ¿Te aburre acompañarme?

-Eh, no, no, qué va, si no es eso... lo que pasa es que estudiamos mucho y a veces me descentro... no soy una máquina.

-Como yo, ¿no? –dijo ella, algo mosqueada.

-Era sólo un comentario, no quería decir que...

-Sé perfectamente lo que quieres decir, Ron. Que soy una rata de biblioteca sosa y aburrida –afirmó ella, visiblemente alterada.

-¡Yo no he dicho nada de eso! –se defendió él, levantando la voz.

-Tranquilo, no te aburriré más. Me voy.

Se levantó con la mirada altiva, recogió sus cosas, tomó una tostado y se marchó del Gran Comedor.

-¿Pero qué...?

-Hola, Ron –le saludó Harry, sentándose a su lado.

-Todo esto es por tu culpa.

-¿De qué me estás hablando?

-De Hermione, ¿de qué va a ser? Le estaba diciendo que últimamente estabas raro y no sé cómo pero se ha cabreado conmigo.

-Pero yo siempre estoy raro.

Ron suspiró.

-Tienes razón. Pero Mione...

-Está nerviosa por los examenes y la ha tomado contigo...

-¡Pero si aún faltan meses!

-Ya la conoces...

-Sí, pero...

-¡Hola, chicos! –saludó Ginny alegremente, sentándose al lado de Ron.

-La que faltaba –murmuró Ron.

-¿Qué pasa contigo?

-Nada.

-Se ha peleado con Mione –la informó Harry.

-Oh, vaya. ¿Qué ha sido esta vez? –preguntó a modo de rutina.

-Pues, verás estábamos tranquilamente hablando cuando...

-Sí, sí, muy interestante –le cortó ella, dándole unas palmaditas en la espalda-. Oye, Harry, ¿vienes un momento? Quiero hablar contigo.

-Ah. Oh. Vale, claro..., por supuesto –tartamudeó él sorprendido.

-Ven –le indicó ella, levántandose a la par que Harry-. Ron, seguro que todo se arregla con Mione. Luego nos vemos y me cuentas la reconciliación, ok?

-Ehh...

-¡Muy bien, hasta luego!

Harry siguió a Ginny hasta la salida del Gran Comedor. Antes de salir, Harry hechó una ojeada hacia la mesa de Gryffindor para ver a Ron. Parecía ensimismado. Harry no pudo evitar sentir lástima por él. Nadie había dicho que salir con Hermione fuese fácil. Desde luego, Harry tenía muy claro que jamás querría tener una relación como la suya con una chica.

Sin apenas ser consciente, lentamente Harry había desviado la mirada. Hasta llegar a la mesa de Ravenclaw. Donde estaba Kate, que, casualmente miraba también hacia donde estaba él. Durante unos segundos, Harry tuvo la sensación de que le echaba una mirada sombría, pero fue algo tan sólo momentáneo, porqué al parecer Kate en realidad hablaba con una amiga suya.

-¿Harry? –oyó que decía la voz de Ginny.

-¿Qué? –preguntó Harry distraído, se volvió hacia Ginny y entonces cayó en la cuenta-. Oh, sí. Dime.

-He tomado una decisión.

-¿Mmm?

-Sobre lo que me dijiste el otro día –aclaró ella, al ver la cara de Harry.

-¿Lo que te dije hace dos semanas? Creía que lo habías olvidado –repuso él, no demasiado afectado. Aquello enojó a Ginny.

-Pues para tu información no he dejado de darle vueltas en todo este tiempo. De echo, he batido un récord de soltería. Nunca había estado tantos días sin novio.

-Te felicito –dijo él sarcástico.

-Ignoraré lo que has dicho, de lo contrario tendría que volver a pensármelo durante dos semanas más. Bien, está es mi dicisión: una prueba.

-¿Prueba? ¿De qué leches me estás hablando?

-Digo que quiero salir contigo a modo de prueba. Serías algo así como un semi-novio.

-Ya.

-He cometido tantos errores que debo llevar más cuidado. Además, tú y yo somos amigos... no quiero estropearlo.

-Ni yo.

-Entonces, ¿qué dices?

-Bueno –asintió sin mucho entusiasmo.

-¿Sí?

-Sí. Este sábado tenemos salida a Hogsmeade. ¿Vamos juntos?

-Me parece bien.

-Eh... una cosa más.

-Dime.

-Ron está muy sensible. Casi que si no se entera de esta... prueba, mejor, ¿eh?

-Ah... tienes razón. Bueno –dijo ella, mirando el reloj-, me voy para clase.

-Luego no vemos.

-Hasta luego.


-¿Sigues estando agresiva?

Kate reconoció aquella voz tras suyo. No podía creerlo.

-Malfoy –dijo ella, a modo de saludo, mientras se daba la vuelta.

Cuando estaba frente a él, se dio cuenta de que él tenía la varita en la mano, preparado para el ataque.

-¿Vas a echarme una maldición? –preguntó ella con una sonrisa burlona.

-Si no te estás quietecita...

-Tú te lo buscaste –replicó Kate, airada.

-¿Por proponerte un trato?

-Y por no saber mantener las distancias. Puede que a tu Virginia no le incomodaran los espacios reducidos, pero a mí sí.

-¿Te doy miedo?

-No. Me das asco.

-No es eso lo que piensan la mayoría de las chicas.

-Es que yo no soy la mayoría de las chicas.

-Es por eso que te propuse el trabajo a tí.

-¿Qué quieres decir?

-Pues que el trabajo y los sentimientos de deben mezclarse. Y tú eres la única chica con la que puedo trabajar.

-Vete a freír espárragos.

-No seas desagradecida... –dijo en un fingido tono lastimero.

-Mira, te lo puedo decir más alto pero más claro...

-¿Le está molestando, señor Malfoy? –oyó una voz susurrante tras suyo.

-La verdad es que sí, profesor. Le estaba pidiendo un mínimo favor y dice que no.

-Así que la señorita Stevenson tiene carencia de solidaridad –comentó Snape haciéndole una desagradable sonrisa a Kate.

-Pues sí, profesor, soy una insolidaria. ¿Quiere castigarme por ello?

-No por eso no, pero por dirigirse a mí de esta manera sí.

Estaba claro, no había escapatoria entre dos buitres como aquellos.


Harry paseaba por los pasillos desiertos meditando en sus cosas. Le hubiese gustado comentar con alguién lo sucedido con Ginny, pero en aquel momento no tenía ningún amigo disponible. Ron y Hermione no estaban de humor. Ginny... bueno, digamos que ya no podía contar con ella como amiga. Con el resto de compañeros de Gryffindor no tenía suficiente confianza. El resto de casas... bueno, no hacía falta de ni planteárselo. Y alguién de fuera... la única que persona que en algún momento habría podido confiar era Sirius y, bueno, no era cosa de ponerse en aquel momento nostálgico. Conclusión: tenía un lío tremendo en la cabeza y no tenía con quién desahogarse.

Iba absorto en sí mismo cuando oyó unas voces. Por costumbre, se escondió tras una columna para poder escuchar. Para sorpresa suya reconció la voz de Kate... y Snape. ¿De qué estarían hablando?

Paró atención a ver si podía enterarse de algo.

-... sabes que no siempre podré estar para sacarte de estos líos –habló Snape... ¿de tú? ¿A una alumna? ¡¿A Kate?! Algo raro pasaba.

-Me las podría haber arreglado sola –replicó ella, en su típico tono soberbio.

-Sí, claro ¿dándole otra patada en la entrepierna?

-¿Cómo...?

-El otro día vino a decírmelo en tono confidencial Malfoy. Quería que buscara alguna excusa para castigarte, pero que nadie supiera cuál era la verdadera razón.

-Tendrías que haberme dejado sola, porqué bien se merecía una segunda...

-Típico de tu padre.

Entonces los pasos de detuvieron, muy cerca de Harry.

-No empieces con mi padre –murmuró ella, en tono lúgubre.

-Sólo era un comentario –se defendió él-. Una curiosidad.

-Bueno, pues por muy desagradable que te resulte que sea hija de mi padre, al que tanto odiabas, ahórrate esos comentarios, por favor.

-Sólo digo que debes controlar ese temperamento. No quiero que cometas los mismos errores que él.

-Pues si está en mi sangre, cometeré los mismos errores. Así es la vida.

-Trataré de ignorar ese comentario orgulloso tan típico de los Black.

-Vale, vale. He entendido la lección. ¿Puedo irme ya?

-Sí.

Dicho esto volvieron a oirse pasos pero esta vez en direcciones contrarias.

Al cabo de un rato, Harry salió de su escondite y fue corriendo tras Kate. La curiosidad le estaba matando.

-¡Kate! –le gritó, cuando estuvo a tan sólo unos pasos de ella.

Ni se inmutó. Siguió su camino como si nada.

Harry aceleró un poco más, hasta que pudo retenerla cogiéndole un brazo. Ella se dio la vuelta sorprendida y dio un respigno al verle la cara.

-¿Qué haces?

-Te he oído hablar con Snape.

Kate miró hacia otro lado claramente molesta.

-Bueno. ¿Y qué? –preguntó ella, tratando de quitarle importancia.

-¿Y qué? Pues varias cosas. Para empezar, nunca había oído a nadie hablar así con Snape (y mucho menos un alumno). Luego está lo de tu padre... y me ha parecido oír algo del orgullo de los Black.

-¿Has estado espiando? –se sorprendió ella, mirándolo con los ojos muy abiertos.

-Pues sí, pero ahora ya no viene al caso. ¿Pero qué pasa contigo? ¿Acaso eres del club de fans en contra de Harry Potter o qué? ¿Es por eso que me odiabas? ¿Habéis hecho tú y Snape un clan en contra de mí?

-¡No seas ridículo! –exclamó ella enojada.

-¿Entonces qué es?

-No es asunto tuyo –murmuró ella quejumbrosa.

-Creo que tengo derecho a saber por qué me odiabas... o sigues odiándome...

-No tiene nada que ver con Snape, ¿te enteras? Y ahora suéltame, por favor –dijo moviendo el brazo que le sujetaba Harry.

-Por favor, Kate –le suplicó él, haciendole ojos lastimeros-. Dime por qué me odias.

-No te odio, es sólo que...

-¿Qué?

-Mi padre.

-¿Qué pasa con tu padre? ¿Quién es?

Kate agachó la cabeza.

-Era –murmuró con voz lúgubre.

Una sudor fría empezó a recorrer a Harry por todo el cuerpo. No podía ser que fuera... no, era totalmente imposible.

Lentamente soltó el brazo a Kate, pero esta no se movió.

-¿Quién era tu padre?

Kate se mostraba claramente reacia a declarárselo. Pero al final, supo sobreponerse.

-Sirius Black –sentenció ella, volviéndo a mirarle directamente a los ojos.

Harry no salía de su asombro... no podía ser... Kate percibió en sus ojos su incredulidad.

-Mientes –alegó él.

-Bien. Como tú quieras. Si eso es lo que quieres creer...

-Sirius no tenía hijos... solamente era...

-Tu padrino, sí, lo sé. Sus últimos años estuvieron dedicados única y exclusivamente a tí. El gran y maravilloso Harry Potter –susurró con un claro resentimiento en la voz-. ¿Por qué iba a acordarse de su única hija teniendo un Harry Potter?

-Pero él nunca dijo nada...

-¿No me digas? –preguntó con fingida ignorancia-. Bueno. Quizás así comprendas por qué yo te odiaba. Yo era su hija. Pero te quería más a tí –Kate sacudió la cabeza, intentando quitarle dramatismo al asutno-. Me ha encantado charlar contigo. Adiós.

Kate iba a marcharse, cuando Harry la detuvo.

-¡Espera!

-¿Qué? –preguntó ella llena de impaciencia.

-Si esto es así... me resulta aún más extraño que hablaras de ese modo con Snape... a mi me odia por mi padre, sin embargo tú...

-Oh, por supuesto. Quieres saber la mejor parte de la historia. Es muy interesante, la verdad. Tan interesante que te juro que si se lo cuentas a alguien te mato.

Harry arqueó una ceja. Kate no le hizo caso.

-Ahí va la bomba: Snape... sale con mi madre.

Dicho esto, Kate se marchó corriendo, dejando a Harry completa y absolutamente perplejo.

-¿Q-q-qué?


-¿Hay alguien?

Harry pareció despertar de una especie de estado de nirvana (es algo que hacen los budistas cuando piensan un montón y están concentradísimos) cuando Ginny habló.

-¿Cómo dices?

-Harry. Se suponía que esta iba a ser nuestra primera cita. Pero tu estás... es decir, no estás.

-Lo siento mucho Gin, de verdad. Cuando salías con Malfoy me imaginé más de una vez cómo sería una cita contigo... pero... desde luego no iba a ser así... quiero decir que, siento no estar donde debo. Siempre lo estropeo todo. Con Cho me pasó lo mismo, tanto tiempo deseando estar con ella y cuando llegó el día lo estropeó todo... y al final me di cuenta de que en realidad no quería estar con ella y...

-Está bien, Harry –le cortó Ginny con impaciencia-. Suéltalo.

-¿El qué?

-Sé que hay algo que te ronda por la cabeza. Venga. Dímelo.

-No sé a qué te refieres –respondió él fríamente.

-Bien. Como quieras.

Ginny empezó a levantarse de su silla dejando el dinero para pagar su cerveza de mantequilla.

-¿Adónde vas? –le preguntó Harry alarmado.

-Ya que prefieres estar solo con tus cosas...

-¡No, no! ¡Vale, te lo cuento!

Ginny volvió a sentarse rápidamente.

-Te escucho...

Harry tuvo la fugaz sensación de que ya lo tenía todo planeado...

-Es sobre... Kate.

-Ah... no será lo de...

-¿El qué?

Ginny pareció replanteárselo.

-No, nada.

-Si ya lo sabes no tengo porqué decirte nada.

-Es que si es lo que yo sé deberías estar cabreado y como veo que no lo estás seguramente será porqué no lo sabes y en realidad se trate sobre otra cosa...

-Eh... –tibuteó Harry, que no había procesado muy bien aquellas palabas. ¿Era cosa suya o Ginny se expresaba muy mal aposta? De nuevo, se autoconvenció de que eran imaginaciones suyas. Y planeó un nuevo enfoque para su explicación- ¿Qué sabes tú?

-Vas a cabrearte.

-¿Y si ya lo sé pero se aguantarme la furia muy bien?

-Harry, te conozco muy bien -dijo Ginny haciéndose la entendida-. Y ser buen actor no es uno de tus fuertes.

-Vale está bien. Igualmente quiero saber de qué se trata lo que tu sabes.

-¿Juras no enfadarte?

-Claro.

-Es sobre Draco.

-Malfoy –la corrigió Harry.

-¿Lo ves? No se puede hablar contigo.

-Venga, mujer. ¿Y... dices que tiene relación con Kate?

-Exacto. El otro día Kate le dio una patada en los huevos.

-Oh, eso. Ya lo sabía –dijo él haciendose el entendido- ¿Y por qué creías que iba a cabrearme?

-Por tratarse de D... Malfoy.

-Pero por una tontería así no me molesto... Es más, estoy contento. No todos los días Malfoy corre el peligro de quedarse esteril.

-Ya, bueno... ¿entonces qué era eso que te tenía tan pensativo?

-Es que... no puedo decírtelo.

-Venga, hombre –insistió ella, poniendo ojos de corderito degollado.

-Está bien. Pero ni se te ocurra contárselo a nadie.

-Vale, vale.

-Es sobre Kate...

-¿En serio? ¿Qué ocurre?

-Pues... –poco a poco, Harry fue bajando la voz, con lo que Ginny tuvo que acercarse a él para poder oírle- su padre... es... era Sirius.

-¡¿QUÉ?! –saltó ella, dando tal alarido que todo el local de las tres escobas se giró hacia ellos.

-Cht! Cállate! –susurró, tratando de hacer que volviera a sentarse para dejar de llamar la atención y que todos dejaran de mirarles con curiosidad.

Ginny miró a su alrededor avergonzada y volvió a sentarse bajando la cabeza. Cuando la cosa volvió a la normalidad, volvió a hablar.

-¿Pero es... es verdad?

-¿Crees que si no fuera verdad me preocuparía tanto?

-¿P... pero lo has comprobado, verificado de algún modo?

-No tienes más que ver sus ojos. Son clavados a los de Sirius.

Ginny se quedó en silencio meditabunda.

-Es cierto... son azules... ¿Y si sólo es casualidad?

-¡Te digo que es cierto, y punto!

-Vale, vale. No hace falta que te pongas así.


Kate estaba tomando el sol en el jardín tranquilamente, cuando de repente, alguién se dejó caer a su lado.

-Estarás contenta.

Kate se giró para ver al interlocutor según el cual debería estar contenta.

Oh.

Genial.

Harry.

-¿Por qué debería estar contenta?

-Pues... des de que me dijiste aquello, no puedo dejar de darle vueltas. Incluso... no sé... me siento culpable.

-¿Culpable? –repitió ella, con una sonrisa burlona.

-Es que... ahora es como si tú fueras algo así como... la única familia que me queda. ¿Entiendes?

-No muy bien, la verdad –dijo ella con escepticismo.

-Quiero decir que hasta ahora nos hemos tratado así como muy mal... y sabiendo el lazo que no une, pues... me sabe mal haberme portado mal contigo.

-A ver, Harry. Que quede claro. Entre nosotros no hay ninguna clase de lazo. Además, fui yo la que empecé a portarme mal contigo y yo sí que lo sabía todo. Era precisamente por saberlo que me portaba mal contigo. Así que no me vengas ahora con esas chorradas.

-Pero nuestros padres eran amigos. Tu padre era mi padrino. Es como si fuéramos... algo así como hermanos.

-¿Hermanos? –exclamó ella, sin dar crédito a lo que oía-. Por Merlín, Harry. ¡Qué asco! ¿Qué clase de hermanos son los que se besan? ¿Pero cómo se te ocurre...?

-Vale, vale, tal vez la comparación no ha sido la más adecuada, pero... Sigo sintiéndome culpable por lo que me dijiste... lo de que Sirius me hacía más caso a mí que a tí.

Kate suspiró llena de impaciencia.

-Oye, eso es agua pasada. Déjalo estar, ¿vale?

-Y lo otro...

-¿Lo otro?

-Lo de... –parecía que Harry estaba haciendo un enorme esfuerzo para encontrar las palabras- este... eso que... vamos, que... eso de...

-Harry, no tengo todo el tiempo del mundo –murmuró ella algo exasperada.

-Snape –dijo Harry con la boca pequeña.

-¿Qué pasa con él?

-Pues que eso sí que no lo trago.

-¿No lo tragas?

-¡Sí! ¡Y deja de repetir lo que digo a modo de pregunta!

-Tranquilo, hombre.

-No me creo... por nada en este mundo... que tu madre haya estado con Sirius y ahora... –Harry hizo una mueca de asco- con Snape.

-Ya. Lo mismo he pensado yo, pero... mi madre es rara.

-¿Y... no te molesta para nada?

-Al principio sí. Pero luego al final te acostumbras.

-Tiene que ser de lo más incómodo, es decir...

-Sé perfectamente lo que quieres decir. Pero mejor dejamos ya ése tema, ¿vale?

-¿Entonces de qué quieres hablar?

-¿Es necesario?

-Bueno, pues... mira, por ejemplo. Podemos decidir cuál es nuestra relación.

-¡Qué divertido! –se mofó ella.

-En serio...

-¿En serio? Pues mira, en serio, hermanos jamás en la vida seremos.

-Vale, pues... ¿amigos?

Kate se limitó a encogerse de ombros, con indiferencia.

-Algo querrás que seamos, ¿no?

-¿Y por qué tenemos que ser algo?

-Es que antes éramos enemigos. Pero luego vino el beso, y más tarde la revelación... eso debería convertirnos en otra cosa, ¿no?

-Y yo qué sé.

-Es que si tengo que presentarte a alguién tendré que decir algo, ¿no?

-Pues no sé.

-Mira, imagínatelo. Viene –por ejemplo- Ron y yo digo, mira Kate, este es mi amigo Ron. Y luego digo, mira Ron esta es mi... Kate.

-¿Soy tu Kate? –susurró ella, mirándole de reojo, con una media sonrisa en los labios.

-Tú ya me entiendes.

-Pues no, no te entiendo –dijo ella, con la cara de la más total y absoluta inocencia.

-¿Ves? Ahí está el problema. Por eso debemos determinar nuestra relación. No voy a ir por ahí diciendo que eres mi Kate.

Kate se rió.

-Sería divertido.

-¿Divertido?

-Sí. Cada vez que me presentaras a alguién harías la misma cara de agobio tan graciosa que has echo ahora.

-Dios...

-¿Qué?

-Pues que estás loca.

-Probablemente tanto como tú –siseó ella, sonriéndole con picardía.

Harry no pudo evitar sonreír también. Hasta que, de repente, sin previo aviso, como si de repente se acordara de algo, se le esfumó la sonrisa y se levantó con brusquedad.

Kate se le quedó mirando sorprendida.

-¿Qué ocurre?

-Nada. Debo irme.

Kate se encogió de ombros.

-¿Nos vemos luego?

-Ehh... sí, bueno. Adiós –tartamudeó Harry incomprensiblemente nervioso.

-Hasta luego –murmuró sorprendida por su extraño comportamiento.


Harry entró a toda prisa a su sala común sin parar a mirar con quien se chocaba o quién le llamaba. Únicamente no quería encontrarse con...

-¡Harry!

Harry se detuvo y se dio media vuelta maldiciendo su lentitud. O su falta de inteligencia. Si lo hubiera pensado antes, se podría haber transportado directamente a su habitación. Aunque no estaba del todo seguro de si podía hacerse algo así.

-Ah, hola, Ginny –susurró él, haciendo una sonrisa forzada.

-He estado todo el día buscándote. ¿Dónde te habías metido? –preguntó ella.

-Pues... por ahí –carraspeó él, sin saber muy bien hacia donde dirigir la mirada.

-Es que... quería decirte algo –dijo ella a media voz, poniéndose muy roja.

Harry se fijó en ella sin llegar a comprender a qué venía en aquel momento aquella absurda vergüenza.

-Pues tú dirás.

-Es sobre... la cita del otro día.

-Ah. Sí, oye que siento que no saliera del todo como tú hubieras querido, es que yo...

-No, no, si es todo lo contrario. Me lo pasé muy bien.

-Oh. ¿Entonces cuál es el problema?

-¡Si no hay ningún problema, tonto! –exclamó ella, riéndose nerviosamente y golpeándole amistosamente (aunque algo más fuerte de lo debido) el brazo.

-¿En serio? –dijo él, algo incrédulo, viendo su extraño comportamiento-. ¿Te ocurre algo, Ginny? Estás muy rara.

-No, no es nada –negó ella rápidamente-. Sólo quería comunicarte que prueba superada.

-¿Prueba? ¿Superada?

-Sí, tonto, que ya podemos ser novios.

-Ah... Eso, pues verás esto...

-¿Qué? –preguntó ella, ansiosa.

-Eh, nada. Que... muy bien. Perfecto. Porqué yo sólo me lo paso bien contigo. Tú eres la chica que me gusta. Ninguna otra. Sería totalmente imposible. Vamos, es que sería absurdo incluso plantearse que me gustara otra chica. Ridículo. Porqué, aunque tú y yo no nos hayamos besado aún, eso no significa nada. En absoluto. Y te lo vuelvo a repetir para que te quede claro: sólo me gustas tú, Ginny.

Ginny sonrió sin saber muy bien qué responder.

-Mmm... ¿Harry?

-Dime.

-¿No tendrás dudas, verdad?

-¿Sobre qué?

-No hay ninguna otra chica, ¿verdad?

-Si... si te acabo de decir que para nada.

-Ya, pero como no venía a cuento, pues... que quieres que te diga, me ha parecido... raro... incluso sospechoso.

-Sólo quería dejártelo claro. No tiene porqué haber otras razones.

-Bueno.

-Bien.

-Y otra cosa.

-¿Qué?

-Lo del beso se puede arreglar –dijo ella, con picardía.

-Ah... sí. Pues un día de estos. ¡Nos vemos!

Y subió corriendo a su habitación.