Cap 2:

La triste verdad

Ya las filas estaban formadas, yo estaba al lado de paris quien no podia evitar tener miedo, quisas mis palabras lo habian afectado, yo por mi parte no pude resistir abrazarlo.

-por que fue eso victor?- me respodio el algo confuso

-si muero, fue un honor pelear contigo, amigo-

-no moriremos hoy y esta noche cenaremos como dioses- me dijo con una sonrisa en su rostro.

Por fin despues de una larga espera salieron las fuerzas romanas adelante su rey y un acompañante que siguieron adelante cuando las filas se detuvieron, paris y yo hicimos lo mismo; fuimos hasta el centro y nos encontrmos los cuatro.

El rey de roma una vez mas mostro su arrogancia mientras hablaba con paris y supongo que recordo lo que habia pasado anteriormente y lo considero presa facil, por eso lo reto a un duelo a muerte, el ganador se quedava con troya; antes de que mi principe accediera yo me adelante y hable.

-tu duelo es aceptado, pero bajo una condicion-

-no estan en posicion de colocar condiciones- dijo el con arrogancia

-tu tampoco, mejor acepta mis terminos o preparate a perder-

-eres muy confiado, joven, eso lo respeto, cual es tu condicion?-

-yo voy a pelear, no paris- dije y me volvi hacia paris que me miraba sin decir una palabra.

-esta bien, perderan de todas formas-

-aun no cantes victoria- dicho esto paris se alejo y me coloco en la mano la espada de troya y me susurro al oido – pelea con valor-, al mismo tiempo se acerco el rey y el duelo comenzo.

Sus movimientos eran buenos, pero mi padre me habia enseñado bien y los mios eran mejores, en ese momento recorde el rostro de mi madre diciendome que habia nacido mujer no hombre para la guerra, mientras mi padre se reia a carcajadas y continuaba mostrandome algunos movimientos; pero ese fue mi descuido, ponerme a recordar en el momento del duelo, ahí fue mi perdicion, porque el rey ya sospechaba algo extraño y ahora me tenia agrrada del cuello y sin que yo pudiera evitarlo me quito mi casco para descubrir que aquel victor en realidad era una muchacha.

-paris, esto mandas a pelear conmigo, a una mujer!- dijo el burlandose, pero al igual que yo cometio un error, me subestimo y cuando me solto del cuello y me arrogo al suelo, tome la espada y se la clave, quitando su arrogancia, quitando todo en su ser.

-nunca pienses que soy solo una mujer- le dije en su ultimo momento de vida.

Nadie sabia como reaccionar ante aquello, aquel guerrero grandioso, era una mujer y esa mujer vencio a roma; con la mirada baja me dirigi a paris quien me tomo de la mano y me ayudo a subir en mi caballo y nos retiramos mientras ninguno de los presentes entendia que habia sucedido.

-paris, siento haberte mentido- dije con toda suavidad mientras cabalgabamos

-cual es tu verdadero nombre?- me respondio el

-natael, mi principe-

-bien natael, las mujeres no deben pelear- esto fue lo unico que dijo y se adelanto por el camino camino al campamento, cabeza baja. me adelante tambien y mientras las lagrimas me corrian le entregue la espada que me habia dado y continue incluso delante de el, llorando, porque ahora ni su amistad tenia y solo por haber mentido.