JESZAS111: Holaaa, weno me alegro que te gustara y sobre el asunto del secuestro, ya lo verás en próximos capítulos. Y sobre una noria... a ver... como explicarlo... es una atraccione de soporte metálico mu grande en forma redonda con cabinas en las que suben las parejas. Y pa mi tb fue agradable chatear con usted y sobre lo de aburrir, no me ganas n.n Cuidate muxo. Bye

Minako324: Holaaa, si k puedes llamarme cherry¿y yo a vos como la he de llamar? Me alegro k te agradase mi ff y weno... sobre eso de k todos los ff te parecen geniales (va depende xk yo tengo cada historia más aburria... n-n'). Weno, sobre el título del ff, creo que no debí poner este (fue idea de mi prima), creo que al ponerlo, chafe gran parte de la historia ToT (pero como no tenía otro...). Y de pesados no hay nadie. Aquí cada uno es como es, y se expresa como quiere. Que pa eso estamos en un pais libres ò.ó(hasta tal punto). Weno, cuidate tb. Bye

Capítulo 4

La semana siguiente dio comienzo y con ello la asistencia de las aburridas clases también. Por suerte para Sango los entrenamientos de voleibol eran una gozada, le hacía esforzarse más como lo hacía en el pueblo. Hasta el capitán del equipo quedó impresionado por su rapidez y fuerza. Además su amistad con Kagome y los demás iba muy bien y Miorku…, bueno, en cuestión de Miroku, iba bien y a veces mal. Puesto que cada vez que Sango veía a Miroku con una chica que se le enganchaba mucho se ponía celosa. Pero aún con las discusiones, Miroku siempre encontraba el perdón con unas bonitas palabras que apaciguaban el corazón de Sango. Y así fueron pasando las semanas.

Un viernes por la tarde

Sango iba junto con Miroku hacia la cafetería, ella enfadada porque este acababa de recibir un beso en la mejilla de la manager del club de fútbol. Caminaba muy rápido sin importarle el que no iba sola.

-Miroku¡Oye Sango! No vayas tan deprisa –decía el chico alcanzándola.

Sango no dijo nada, ni hizo caso a las palabras de Miroku pues aún aceleró más.

-Miroku: Oye eres muy posesiva –dijo con una sonrisa.

-Sango¡No fastidies! –dijo sin mirarlo.

Miroku no pudo el evitar sonreír más pues, eso indicaba que si lo quería.

-Miroku¿Estas celosa por lo de esa chica?

-Sango¡No es verdad! –dijo roja, parándose en seco y encarándose a Miroku.

-Miroku: Ya pues… -dijo cogiéndola del brazo y acercándosela -¿Por qué estás así conmigo?

-Sango¡Yo no estoy de ninguna manera, bueno, quiero decir estoy como…! -pero fue interrumpida cuando Miroku la besó -…siempre…

-Miroku: No, ahora estás como siempre… -dijo sonriéndole, luego se le acercó y le dijo al oído –siempre te pones celosa porque me quieres…

Sango no dijo nada, solo pudo sonrojarse. Entonces Miroku la cogió de la mano.

-Miroku¿Vamos?

-Sango: Si –dijo sonriendo.

Durante el trabajo todo fue normal, de vez en cuando se miraban cariñosamente coincidiendo en algunas ocasiones. Y al final llegó la hora de irse a casa y Miroku como siempre, la acompañó a casa. Cuando se estaban dando un beso como despedida alguien abrió la puerta interrumpiéndolos y dejando oír los gritos de la madre de Sango. Sango miró preocupada a su hermano.

-Sango¿Qué pasa?

-Kohaku: Vino… -pero no acabó de decir el nombre –será mejor que entres, esto te implica –dijo triste.

-Sango: Vale ahora voy –luego se giró a Miroku y le habló –bueno pues hasta mañana ¿si?

-Miroku: Vale –dijo sonriente, aunque en realidad estaba preocupado, jamás había visto a la madre de Sango pero por lo que ella decía parecía una mujer muy tierna y calmada, incapaz de gritar como lo hacía en esos momentos; pero sabía que esos problemas eran de Sango y su familia y que no debía interferir así que se fue.

Dentro de la casa

-Sango: Mamá ya llegué –dijo parada en el marco de la puerta, pero no pudo acabar de entrar en la estancia porque un hombre bastante joven la abrazó.

Sango le costó reaccionar pero al cabo lo apartó bruscamente.

-Sango¡Oiga us…! –pero no pudo acabar porque su madre la interrumpió.

-Sashiko¡Que te has creído¡No la vuelvas a tocar¡Nunca! –dijo la mujer después de haber abofeteado al hombre y este hubiera caído al suelo por el impulso. Sashiko se puso ante su hija impidiendo así que se le acercara de nuevo.

El hombre se levantó del suelo y con un movimiento rápido se acercó a Sashiko, dándole un beso en la mejilla y agarrando a tiempo la mano de la mujer que le iba a abofetear de nuevo.

-Hombre: Volveré –dijo saliendo por la puerta y dirigiéndose a la salida.

Cuando el hombre hubo cerrado la puerta principal de la casa, todos se quedaron sin moverse ni decir nada durante un rato. Sango y Kohaku que no acababan de entender miraban a su madre, que miraba el suelo impidiendo ver la expresión de su rostro.

-Sango¿Mamá…?

La madre tardó largo rato en reaccionar hasta que al final la miró, dejando ver su rostro triste y desesperado; era la primera vez que la veían llorando de tal manera. La madre, no lo pudo soportar más y calló de rodillas, tapándose la cara con las manos y sollozando más fuerte. Sango y Kohaku se acercaron preocupados. Los dos la abrazaron y consolaron, intentando comprender ese dolor tan grande que provocaba su llanto.

Pasó una media hora, intentando consolarla pero sin obtener respuesta, el llanto de la mujer iba disminuyendo hasta que sus ojos no pudieron derramar más lágrimas. Al rato de haber parado la mujer levantó la vista para mirar a ambos hijos, con la mirada perdida.

La mujer se levantó y se fue a sentar en el suelo apoyando la espalda en el sofá. Luego indicando con la mano, invitó a sus hijos ha sentarse uno a cada lado. Pasaron unos minutos y ninguno decía nada, Sango y Kohaku esperaban por respeto a que fuera su madre la que tuviera la iniciativa de explicar lo sucedido. La mujer suspiró y al fin habló.

-Sashiko: …creo que ha llegado…el momento de explicaros algo, que nunca os quise esconder… -dijo rápido como queriendo excusarse - pero vuestro padre y yo no encontrábamos el momento oportuno…

-Sango: Mamá no…

-Sashiko: No, he dicho que lo haré –miró un momento sus manos para luego dirigirse a Kohaku –por favor hijo, trae aquella caja…

Cuando Kohaku volvió con la caja que su madre le había señalado, se la entregó sin decir nada y se volvió a sentar.

-Sango: Pero que tiene que ver la caja de papá con ese hombre –reclamó.

-Sashiko: Mucho… -dijo derramando alguna lágrima.

-Sango y Kohaku: Mamá no llores –dijeron angustiados.

La madre se secó las lágrimas con el torso de la mano.

-Sanshiko: Ese hombre que acabáis de conocer es Setsuna, mi… exmarido –consiguió decir.

-Sango¡Mamá pero si tu estabas con papá¿Hubo otro hombre antes que el!

-Sashiko: Lo siento Sango pero si, hubo otro hombre. ¡Otro hombre que me destrozó la vida hasta el punto de secuestrar a mi hijo para hacerlo su heredero! –dijo con rabia esta última frase mientras apretaba los puños con fuerza, clavándose las uñas.

-Sango y Kohaku¿Qué! –exclamaron a la vez.

-Sango¡Entonces tenemos otro hermano!

-Sashiko: Si Sango, y no solo eso, tu hermano… tu hermano y tu…-dijo llorando mientras abría la caja con la llave de su colgante y de ella sacaba una foto que miró con ternura y añoranza –Sango, tu y tu hermano erais gemelos. Cuando le pedí el divorcio a Setsuna porque me era infiel y estaba metido en contrabando y delincuencia, no me lo quería firmar si el no se quedaba con el varón para que heredara su cargo. Yo me negué e intenté huir con los dos, pe-pero… los hombres de Setsuna me cogieron y me lo arrebataron de las manos, intenté recuperarlo pero habían desaparecido de la ciudad. Incluso con la ayuda de tu padre… no pude… no pude… -dijo aumentando su sollozo -…lo siento mucho, me habría gustado que cuando fuerais mayor, podéroslo haber contado a ambos, así habría sido menos duro.

Sango no pudo evitar derramar lágrimas cuando hubo analizado el significado de las palabras de su madre.

-Sango: …así que…yo…yo…no soy hija de papá…

-Sashiko: Lo siento mucho Sango… -dijo abrazándola –vuestro padre, se casó conmigo un año después de lo del secuestro, el aceptó ocupar el lugar de padre en tu corazón porque te quería, adoraba tu forma de ser y no quería que te sintieras sola… por eso no te dijimos nada… creímos que era lo mejor –dijo comenzando a llorar de nuevo.

-Sango: Mamá, mamá, no llores, te comprendo, pero no llores más –dijo secándole las lágrimas.

-Sashiko¿No estás enfadada?

-Sango: No porque los dos me quisisteis mucho, y eso es lo mejor que uno puedo tener, el amor de un padre y una madre. Tener una familia…

-Sashiko: Os quiero mucho –dijo abrazando a Sango y Kohaku –y jamás… jamás, dejaré que nadie os dañe.

-Sango: Mamá… ¿nunca más supiste del niño?

-Sashiko: No… pero al menos tengo una foto donde están ustedes juntos –entonces le enseñó la foto que minutos antes miraba –mira…

Sango la cogió y la miró atentamente. Y no pudo evitar abrir enormemente los ojos cuando vio al pequeño bebé que estaba a su lado; tenía unos ojos muy grandes, de color azul y penetrantes…

-Sango: El…

-Sashiko¿Qué pasa Sango?

-Sango: Nada, es que los ojos del niño me resultaron familiares a los de un amigo –dijo mirándola y devolviéndole la fotografía -. Bueno, yo… me voy a la habitación que ya es muy tarde…

-Sashiko: Si… Kohaku, tu también ves a la cama.

-Kohaku: Vale, buenas noches –dijo dándole un beso a su madre y hermana. Sango hizo lo mismo y los dos se fueron a sus respectivas habitaciones.

En la habitación de Sango

-Sango pensando: Ese niño… sus ojos… se parecen mucho a los de Miroku… -pensaba mientras se cambiaba –¡bah! Es imposible, el… no tiene un padre llamado Setsuna ni tampoco conoce a nadie así, bueno que yo sepa… se lo preguntaré mañana -la joven se metió en la cama y programó su despertador, luego apagó la luz y se acomodó –así que tengo un hermano…

-Sango: Me gustaría… -susurró casi inaudible - conocerlo… -consiguió acabar de decir antes de quedar rendida sobre la cama.

Continuará en el capítulo 5