Minako324: Holaaa Minako, weno ya tengo otro capítulo, aunque este tiempo tarde mucho por culpa de los examenes, perdoname. Y... como ahorita voy a tener a la familia en casa por Navidad... weno... pos como comprenderas (y espero que si) no voy a poder escribir nada, lo siento de nuevo. Otra cosa, sobre el título... se me ocurrio algo k ara k todos vuestras suposiciones se vayan al garete. Aunque ahorita no les puedo decir nada, ya iran descubriendo, pero puede k os lie un poco (si es asi, ya me preguntan y yo les contestare). Cuidate muxo, muxo; un beso (y muxos mas, k no soy rácana), se despide Cherry.
JESZAS111: Wenoooo, como comprenderas no puedo decirle nada aserca de lo k viene a continuación. Solo le puedo aconsejar que siga leyendo el ff, porque depende como me venga la imaginacion, puede que se lleve una sorpresa. Ya, plis no diga k no me gusta ablar con vos; la verdad es k soys una de las personas con las k más a gusto hablo ¿si? Weno, me tengo k ir. Cuidate tb. Besos, Cherry.
Capítulo 5
En la habitación de Sango
-Sango pensando: Ese niño… sus ojos… se parecen a los de… Miroku… -pensaba mientras se cambiaba –¡bah! Es imposible, el… no tiene un padre llamado Setsuna ni tampoco conoce a nadie así, bueno que yo sepa… se lo preguntaré mañana -la joven se metió en la cama y programó su despertador, luego apagó la luz y se acomodó –así que tengo un hermano…
-Sango: Me gustaría… -susurró casi inaudible - conocerlo… -consiguió acabar de decir antes de quedar rendida sobre la cama.
Lunes por la mañana
-Sango: Bueno, me voy –dijo dando un beso en la mejilla a su madre y otro a su hermano.
-Sashiko: Adiós hija que te vaya bien. Kohaku apúrate o llegarás tarde.
-Kohaku: Si.
-Sango pensando: Todo seguirá igual –pensaba muy seria para sus adentros la joven de cabellos castaños mientras salía a la calle directo a la escuela –no tiene porque cambiar nada al haber descubierto todo sobre mi padre, para mi… mi padre es, y siempre será…
-Sango¡Ay! –dijo cayendo al suelo al tropezar con alguien por estar distraída, y recogiendo los libros de su cartera se levantó y se disculpó de la chica con la que había tropezado y que también había caído al suelo -¡Lo siento mucho¡Perdóname! –dijo la joven sin mirar siquiera a la muchacha que había tirado y pasando de largo siguió pensando sobre su padre, aunque no tardó en ser interrumpida cuando una mano se le posó en la espalda, agarrándola y impidiéndola seguir su camino.
-Chica¡Oye!
-Sango¡Ay¡Que quieres ahora pesada¡Ya te pedí perdón! –dijo zafando su brazo y girándose a ver a la muchacha que le había estorbado -¡Ah¡Kagome¡Lo siento¡No quise hablarte así¡Perdón! –dijo la joven inclinándose pidiendo alarmada disculpas a la joven de cabello azabache que estaba frente a ella entre sus otros dos amigos.
-Kagome: Sa-Sango… no pasa nada…
-Inuyasha¡Feh! La chiquilla se levantó con el pie izquierdo… -dijo flojito para que nadie pudiera oírlo aunque su novia si que lo oyó y le dio un pisotón.
-Miroku: Buenos días Sango.
-Sango: Hola Miroku, Kagome lo siento mucho de veras… -dijo mirándola a la cara.
-Kagome: Ya ya, pero ahora será mejor que caminemos o no llegaremos -dijo empujándola mientras emprendían juntas el camino hacia la escuela con los chicos detrás.
Las clases pasaron aburridamente para todos. Se acercaban los exámenes y los profesores se volvían muy exigentes, poniendo deberes y más deberes. Pero al final la campana que anunciaba el mediodía sonó, dejando salir a los alumnos deseosos de poder comer algo.
-Kagome: Bueno Sango, yo me voy a comer con Inuyasha¿te quieres venir? –dijo la muchacha plantada ante Sango que recogía lentamente sus cosas.
-Sango: No, creo que no, gracias. Prefiero comer rápido e ir a entrenar.
-Kagome: Bueno, como tu quieras.
-Sango: Si, adiós –dijo fingiendo una sonrisa.
-Kagome: Hasta la tarde.
Sango se quedó en la clase, quieta, de pie ante su pupitre esperando a que los pasos de Kagome se alejaran. Luego cogió su fiambrera y se fue por el pasillo, en el sentido contrario al de Kagome. Se dirigió al gimnasio, entrando en los vestuarios de chicas se puso su ropa de deporte y cogió las pelotas de voley para empezar a entrenar.
Con Kagome y los demás
-Kagome: Hola –dijo llegando a la mesa de la cafetería donde estaban Inuyasha y Miroku hablando animadamente.
-Inuyasha¡Kagome, al fin!
-Kagome: Je je, lo siento es que el profesor no nos dejaba salir y…
-Miroku¿Y Sango¿No viene?
-Kagome: Dijo que quería comer rápido e ir a entrenar, creo que no hace mucho la eligieron para jugar un torneo.
-Miroku: Ya –dijo comprendiendo que de Kagome no descubriría nada –bueno… yo me voy, así pueden estar solos.
-Kagome: Si, adiós Miroku. No hartes mucho a Sango –dijo a último haciendo que Miroku se girara con un leve sonrojo.
-Miroku¡Pero si yo no…! –pero el chico se fue, evitando una interminable discusión con la tozuda Kagome que, cuando se le metía una idea en la cabeza no había quien la hiciera entrar en razón. Además en parte tenía razón y no tenía ningún número para ganar.
-Kagome: Bueno Inu¿salimos fuera? Traje la comida –dijo mostrándole la fiambrera.
-Inuyasha: Si.
Con Miroku
Este se dirigía pesadamente hacia el gimnasio, pensando si debía o no hacerlo. Cuando llegó, se asomó a la puerta, mirando por una ranura el interior, y viendo a Sango practicando remates contra la pared. La joven no parecía muy concentrada.
-Sango¡Ay! –dijo de mala gana después de golpear mal la pelota, y cogiéndose la mano lastimada se dirigió al banquillo donde cogió el botiquín y comenzó a hacer unas curas en las manos sangrentadas por los golpes tan violentos que hacia ininterrumpidamente para entrenar.
Miroku se decidió a entrar, abrió la puerta lo más suave que pudo y entró en silencio, luego cuando ya estaba al alcance de Sango la cogió suavemente por el hombro.
-Miroku: Sango…
Sango dio un bote sorprendida y luego se giró a ver quien era.
-Sango: Hola Miroku –dijo sonriéndole tiernamente.
Este por su parte le dio un beso y se sentó a su lado cogiéndole las manos de improvisto.
-Sango¡Ay! –dijo la joven cuando Miroku le apretó un poco sobre las heridas recién hechas en los dedos.
-Miroku¿Cómo pudiste dañarte tanto? –dijo el joven vendándole los dedos que se le habían pelado, dejando al aire libre la piel roja.
-Sango: Gracias –dijo cuando hubo acabado. Luego apoyó su cabeza en el pecho de Miroku, el cual la abrazó de forma protectora.
-Miroku¿Qué te pasa¿Acaso ha pasado algo en tu casa? –dijo el joven lentamente vigilando el significado de sus palabras, no queriendo inmiscuirse en lo que no le tocaba.
Pero no obtuvo ninguna respuesta verbal, solo puedo ver ante si como Sango se le aferraba más y derramó alguna silenciosa lágrima.
-Sango: No…
-Miroku¿Entonces por que estás así?
-Sango: De verdad, no me pasa nada… -dijo mirándolo a los ojos.
-Miroku¿Entonces por que lloras? –dijo bebiendo sus lágrimas y luego sonriéndole le volvió a hablar –a mi me lo puedes contar…
Sango volvió a esconder su cabeza en el pecho de Miroku y empezó a llorar.
-Sango: Tengo miedo… tengo miedo…
-Miroku: Sango¿qué pasó ayer en tu casa? –preguntó el joven teniendo la corazonada de que el miedo de Sango fuera de cuando la dejó en casa.
-Sango: Ayer…
Continuará en el capítulo 6
