El fantasma de Canterville

Basada en el cuento de Oscar Wilde "El fantasma de Canterville".

Capitulo dos:

La familia Weasley.

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He pensado últimamente que mi vida, carece de valor. Y ese 'últimamente' surgió en 1742. Después de esos 25, yo ya me había gastado todas y cada uno de las joyas de literatura esparcidas y ocultas en toda la mansión y, al mismo tiempo, mientras estaba en la biblioteca, se dio a conocer mi existencia (cuando el criado de lady Cataline me vio, hojeando un libro sobre los augurios). Eso fue sólo esparcido entre la comunidad diminuta de la familia, pero el caso es que se me descubrió. Antes de eso, se pensaba que la casa era de mala suerte, por que las tres familias que en ese pequeño tiempo habían habitado, siquiera había una que sufría graves daños psicológicos o físicos.

Hablando de eso, reviví algo: la hermosísima lady Delacour. Recuerdo que, en 1879, ella se encontraba en su habitación, peinándose, frente al espejo. La estaba viendo a través de la ventana. Y... era tan preciosa... sí, llaméenme lujurioso, no me importa. Pero les aseguro que cualquier hombre caería a tal delicadeza y no se resistiría no tocarla. Se estiró un poco la cabeza para atrás, poniéndose un lazó plateado en el cabello... gracias a mi maldita tentación no me resistí y tome forma etérea para evitarme verse en el espejo acercándome. Con mis dos largas y pálidas manos se las puse en el cuello, delicioso cuando sentí que ella se erizaba y dio un grito desgarrador. En un intento desesperado me golpeó. Si algo no aguanto es la agresión. Le apreté el cuello y el padre llegó corriendo, seguido por el criado. Me desvanecí lo suficiente para ver que en su, antes precioso cuello, tenía marcadas mis manos. Era gris y horriblemente fea.

Tengo que admitir que a mi me gusta ser popular, y más, si es por mis propios actos.

Oh, tengo tantas vivencias, tantos logros... pero el peor de ellos es una familia, que llegó aquí, por casualidad, hace dos años.

¿Dije en una ocasión que tenía una recamara donde guardo cosas, verdad? La razón de aquello es que, con forme las familias se cambian, trasladan sus cosas. La habitación, que bien podría ser para un matrimonio completo, esta abarrotado de objetos. Mis favoritos son los libros. Es el único pasatiempo preferido que tengo. Y de ahí los disfraces. Los uso mucho en mis actos de... presentación. Y, aparte de artiluchos como telescopios o yoyo's, poseo una cama en el centro de todo(sí, sé que yo no ocupo dormir) y una ventana. Es, quizás, la única con una vista como la mía: da directo a la entrada, pasa por todo el camino, sede al jardín principal y, si mira para abajo, la terraza a la puerta principal.

Bueno, pero... como les dije... hay una familia que, en particular, los detesto...

Yo no creo en la magia, ni en cristo o quien me pongan. No creo en ellos. Pero, si es que me fuera obligado dar culto y disparser sus ideas a los demás para deshacerme de esa idiolecracia y enferma familia, lo haría.

Pero, antes tengo que obligarme a explicar que le paso a la otra, antes que ellos, y asus criados...

En Canterville Chanse, como hace siete años, lord Lucius fue el reciente dueño de la casa. Casado con lady Narcisa y un hijo, Draco de Miliekc. Sobre criados, cuatro de ellos ya habitantes eran trabajadores acá cinco años antes que ellos. Una era, por supuesto, la Ama de Llaves y el conserje (los dos, creo, muy dañados y algo nerviosos). Los dueños trajeron con sigo a una sirviente y su pequeña hija, como la edad de Draco. Es decir... cinco años. Aunque, "accidentalmente" la sirvienta murió y su hija, a pesar de tan poca edad, tomó su lugar. A esa arrogante familia de tres les importaba un comino los empleados. Sólo fue por esa diminuta observación por la cual me precipite contra los maridos y no los demás.... también... creo que me equivoco pero, había un jardinero que trabajaba en la casa por unos ¿10 años? Yo no puedo salir libremente de la mansión, se los recuerdo. Así que no se me hace raro de que aguante si bien es pagado. Un cocinero, que recién vino hace cinco años también. No e tenido contacto mucho con él, en si, el tipo es raro y me caer mal. Aunque, el más raro de todos, y no e mencionado, es un niño que, huérfano y encontrado antes de que los Miliekc vinieran, el dueño agarró se lo entregó al jardinero. Ese muchacho, de la edad de la otra niña, ha trabajado toda su vida como sirviente (para mi esclavo) y, a mi criterio, es esquizofrénico. Dice que la magia si existe y empieza a gritar cosas y alucina. En fin: yo nunca lo toque. Así es y será.

¿Saben? Por primera vez en mi vida después de muerto me arrepiento de matar a alguien. Si yo, no hubiese asesinado a su mujer una noche, después del salir del baño y pasarle una daga oxidada por la yugular enfrente de su marido, él no se hubiera ido de inmediato sólo con su hijo y dejar a la casa sola para que alguien llegara a reclamarla. Para mi desgracia, y para otros (hasta creo que al mismo Lucius) la residencia quedo en mano de unos pobretones humildes, que trabajaban en el mismo edificio que él, y, sepa como jodido le hicieron, se quedaron con la propiedad (supongo que gratis, pues el marido no quedo muy completo que digamos)

Esa familia eran los Weasley.... el día que llegaron los observe detenidamente mientras estacionaban su coche (un Ford Anglia, azul y muuuy viejo) y salían de él... seis personas. Todos pelirrojos. El señor miro embodado la mansión, me dio asco esa expresión y su gorda mujer casi daba brinquitos, como pensando de que ese lugar era suyo de la nada) había dos idénticos (seguramente los hermanos mayores) mirando con malicia el hogar... otro barón, menor que ellos, con cara de inseguridad mirando hacía las ventanas... y una bonita niña, sonriente al ver el jardín. El chico pequeño, el que miraba las ventanas, me divisó y se puso más blanco que yo...

La ama de Llaves los espera en la puerta y, gracias a mi agudo oído (luego explicare por que lo tengo así) escuche un claro "Bienvenidos a Canterville Chanse"

Aquella vieja... sí, me caía algo bien, aunque, lamentablemente, es propensa a los desmayos y me siento orgulloso de ser la causa. Su nombre era Minerva McGonagall, y siempre, en mis años, la e visto vestida pulcramente un vestido de seda escarlata y un moño, del mismo color, en el cabello.

Los vigilé por todo el vestíbulo viéndolos desde lo alto de la pared, lo suficientemente trasparente para pasar casi invisible.

Me pareció curioso que, el señor de la familia, mirara con desagrado el gran retrato de Lucius arriba en la chimenea de la sala.

- Y pensar que todo esto es gratis.... – gimoteó la señora, temblando de emoción al ver el precioso tapizado marrón y esmeralda en la pared.

- Sí, fue una suerte de que Fred te convenciera, papá, de burlarte de ese Miliekc y el te aventara esas llaves diciéndote "¡¡ve lo que hay y haber quién se ríe al último, cabrón!!"

La señora reprimió al gemelo quien dijo eso.

- Bueno, si están de acuerdo les traeré algunas tazas de té y pediré que les preparen la cena. Deben de estar muy cansados después de tan largo viaje – dijo McGonagall.

- ¡Gracias! – dijo la joven del grupo. Luego se fijo en su hermano, el mismo quién me había visto. Me sentí conmovido: seguía pálido.

- Y, señora McGonagall (Ama de Llaves o como quiera que le diga) ¿podría traer a los demás? Para conocerlos.

- Por supuesto, señor Weasley – frunció el ceño y se fue.

Recuerdo (¡y cómo olvidarlo!) de que era el primero de agosto. Recordando a la vez, con repugnancia, que las flores estaban abiertas y verdes saludando al verano.

¡ZUM!

¡¡Y también recuerdo que ese día, sepa cual de los gemelos tiro "accidentalmente" el retrato de Lucius cayendo parcialmente adentro de la chimenea!!

Por qué para mi, hasta la fecha, no hay ninguna jodida diferencia.

- ¡¡GEORGE!! – había gritado la señora.

Casi, CASI gritaba yo también al ver los intentos del señor Weasley de apagarlo dándole pisadas y destrozando mi, antiguo pero preciosa alfombra verde y panela....

Recién lo apago cuando, ya en la puerta, todos lo criados (menos uno) estaban viendo, con ojos saltones, la curiosa escena.

- ¡Pero por Dios santo! ¿¡Qué paso?!

Pues que estaba bailando tap, casi le contesto a la vieja.

- No pienso limpiar eso...

Señaló el conserje: Argus Filch.

Después se presentaron. Para ahorrarme la molestia de contar eso, lo diré simple. Si, quéjense, no me importa. La Ama de Llaves, como ya dije, es McGonagall. El conserje: Filch. El jardinero: Hagrid. Es un sujeto obscenamente grande. Y los dos sirvientes, tan jóvenes como Ron, el Weasley pálido: Hermione. Una chica con dientes grandes y el esquizofrénico: Harry Potter. Yo conocí a su padre. Sí, pero lo contare (si quiero) algún día, no ahora. Pero falta uno, el cocinero, pero, como dijo vieja de McGonagall, esta todavía con la cena. Es un sujeto con pelo grasiento y, que sobre su traje negro, siempre lleva un delantal, manchado o descosido de alguna parte. Snape. Casi nunca e chocado con él... por varios motivos.

Los Weasley, en cambio... esta bien. Empezaré a narrar el por qué DETESTO Y DESTETARE para la maldita eternidad a esa familia. ¡Y vaya! ¡si son muchos motivos...!

¿Qué fue lo primero que recuerdo de ellos...? ¡así, la cena! Y, es más, yo fui su principal tema en toda la vendita comida. Fue después de, que los niños (bastante nerviosos y alejados de todo, como resultado de casi toda la vida con los Miliekc) fueran obligados, literalmente, por la señora gorda de los Weasley a sentarse con ellos en la cena (y la Ama de Llaves, muy extrañada, además), comentó Ronald sobre mi avistamiento en la ventana.

- El es un antiguo espectro en esta casa – comenzó McGonagall – que, por algunas razones, odia a los visitantes ¡no nos pregunte cómo es que nosotros aun seguimos aquí! Es sucio, ruin y descarado. Él fue el tercer dueño de este lugar pero, una noche, asesino a su esposa. Desaparecido, creemos que su espíritu regresó para reclamar que aun es su propiedad y espanta a todo aquel quien la posee...

- Disculpe que la interrumpa, señora, pero... – comentó Ron, pálido - ¿es verdad eso que ha llegado a matar....?

- Por eso lord Lucius se fue – dijo Hermione -, él mató a su esposa.

- ¡Caspita! – exclamó emocionado el señor Weasley - ¡no sabía que un ser incorpóreo pudiera hacer eso!

- ¡Fantástico! – dijo alguno de los gemelos, pero el otro asintió.

Ahí fue mi primera nota de que la familia era rara: todos (menos talvez Ron) estaban muy entusiasmados (por no decir 'excitados') sobre tenerme a mi, un fantasma ¡en la casa!

- Bromean, ¿verdad? – preguntó perpleja la vieja.

- ¡Claro que no! A mi y a mi esposo (y los niños) nos encanta las fantásticas, como la magia y ese tipo de disparatases.

- ¡¡Sí!! ¡¡Al fin!! – había hablado, por primera vez en toda la maldita cena, Potter.

Cuando preguntaron que le pasaba y por que miraba imperativo a la familia, Gangrer explicó que estaba demente, pero en una forma más... sutil.

Todos, desde esos ataques, gritos y disparáteles de aquel chico, la han arreglado (por que cuando intenté intervenir yo, me salió con eso de que soy el espíritu de un mago y sepa qué rollo) de una forma poco... ortodoxa. Por lo general, termina pasando la noche en uno de los cuartos en la parte inferior de la casa. Hubo en una ocasión que, cuando Lucius no avisó a nadie que había arrojado a Potter en aquel cuarto, pasó dos días sin comer y cuando salió empeoró: creía que había visto que el retrato hablaba y tenia vida.

Apartado a todo eso, él me da pena. Pero mucha, mucha pena...

Empezó a llover y me dirigí a mi habitación. Oh, que ingenuo era en ese momento. Y me hubiera gustado seguir haciéndolo pues, esa misma noche, di mi primera presentación. Todo estaba arreglado. No, más que arreglado: perfecto. Agarré unas cadenas oxidadas (robadas de Filch) y me vestí, por tradición, un traje hecho jirones y magullado. Mi plan era simple: ir y hacer bulla frente al dormitorio del matrimonio, y, al abrir la puerta, azotar al primero con las cadenas y salir. Eso es un clásico, al menos para mi.

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(NA: LO SIGUIENTE ES EL PUNTO DE VISTA DE ARTHUR WEASLEY, ¿OK?)
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¡SIIIIII! ¡y todo esto es mío! ¡no: de nosotros! ¡oh, oh, oh!, exclame en mi mente, sonriente acostándome en la preciosa cama de dosel verde... ¿dije "dosel"? ¡OH, SÍ!

- ¡Arthur! ¡deja de moverte que me quiero dormir; son ya las 11:30 y sigues con lo mismo!

- ¡es que imagina todo esto, y GRATIS! Aun no puedo que Lucius me lo diera sólo por burlarme... aunque, si supiera por qué estaba así...

-¡Arthur! ¡¡Ya: duérmete!!

- Ya voy, querida ¡ya voy! ¡ya voy...!

Es que, la verdad, en ese momento y hoy, este día ¡no podía creer mi suerte!

Si fuera por nosotros, nunca hubiéramos podido costear ese precio. Ni siquiera ahora, aunque trabajara horas libres y todos los días (sin excepción) del año.

Todo empezó una semana antes de ese día. Había llevado a Fred y George al ministerio (NA: Recordar, ahora son Muggles) a convencer a mi hijo Percy de que regresara. Estaba ciego prácticamente por ese Crouch y traia a su madre muy preocupada. Pero, al final, mis hijos terminaron por convencerme a mi... luego... me dormí.

Al poco rato, un extraño sonido frente a la puerta de mi dormitorio me despertó ¿qué sería? Sentándome en la cama mire mi reloj: aplasté un botoncito y la lucecita del reloj se prendió, dándole la clara visión de ser la una de la madrugada.

El ruido se repitió, era como un choque de espadas... estiro la mano para agarrar lo primero de la mesita de noche (que resulta ser uno de los inventos de los Gemelos: un engrasador, para cuando las puertas rechinaran...), me pongo las patunflas y abro la puerta.

Lo que vi frente a mi, a la pálida luz de la luna, era un hombre de aspecto horrible. Sus ojos parecían fosas de un azul opaco, perdidas, una larga melena negra le caía, enmarañada, porlos hombros; y sus ropas, de corte anticuado, hechas jirones y manchadas. De sus muñecas colgaban pesadas cadenas y unos grilletes oxidados, con los cuales golpeaba y tiraba las cosas en las paredes.

Nunca, en mi vida, había sentido tanto miedo... quede petrificado pero, gracias a ese pensamiento: de qué diría mi esposa al ver a un sujeto con ese aspecto. Me reí y recobre un poco mi postura...

- ¿S-sabe, señor? – dije – tengo que decir que... – y, dije la primera estupidez que se me paso por la cabeza: - que tiene que engrasarse esas cadenas ¡por favor!... Hacen mucho ruido y ya ve que me despertó... aquí traigo algo que le gustara; es de mis hijos y lo e probado en mi antigua casa , ¡c-créame! Es excelente. ¿sabe? Me encantaría hablar más con usted pero ya sabe, tengo sueño... bueno, espero verlo mañana, orto día o cuando quiera. Buenas noches.

¡Paf! Cerré de un portazo y respirando hondo. Mi esposa me miro con ojos saltones y le dije, increíblemente reducido, que ahí estaba en fantasma.

A los pocos segundos, un grito furioso y desgarrado resonó por el pasillo y, también, el sonido de un engrasador, estrellándose en miles de pedacitos por la puerta. Escuchamos como el famoso fantasma de Canterville salía disparado hacía el vestíbulo, maldiciendo en voz alta y gimiendo cosas ininteligibles.

Mi esposa me hizo a señas de mímica para que me acostase. Intente dormirme hasta que unas risitas se escucharon y luego otro grito, del fantasma, casi el mismo que dio hace un rato.

- ¿Esas risas son de los gemelos, Arthur...?

La ignore, intentando dormir.

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¿Continuara!

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¡Wi! ¡sólo un review! ¡desalentador, pero lindo!

Nevichii: ¡Gracias por leerlo! la pensaba que estaba lento así que es una gran sastifacción de que a ti eso no te parezca. Al primer capítulo no le encontré sentido del humor. Pero, como veras, eso dependerá 100% de cual personaje es el que narra. Se nota que Sirius es muy amargado XD. Y, total, acá esta el siguiente capítulo.

Por favor ¡espero sus Reviews!