Lo siento

Un profundo miedo agobia hoy mi alma,
un miedo estremecedor, incalculable
incomprensible, inexplicable,
un miedo pavoroso, penetrante.

Pero este miedo interminable, que me apresa,
me condena a esa prisión sin rejas,
a ese dolor ambiguo, intolerable
que se apodero de mí, en aquel instante.

Dejándome sin fuerzas, sin ánimos.
Arrebatándome mis sueños, mis esperanzas,
despojándome de lo único añoraba
las ansias de vivir, como yo esperaba.

Unos delicados rayos del sol iluminaron el lugar donde me encontraba, dándole así un toque divino o solo puede ser porque ella esta aquí, a mi lado, descansando con su maravillosa ligera sonrisa, respirando pausadamente, haciendo uno que otro movimiento en sus dulces sueños, aferrándose a mi cuerpo inconscientemente, buscando el calor que los vientos de otoño le roban, una sabana cubre su hermoso cuerpo desnudo, como me gustaría dejarlo deslizar para llenar de gracia mis expectantes ojos, como me gustaría recorrer con mis sedientos labios una vez mas sobre su deseosa piel, como me gustaría acariciarla y abrazarla hasta que la muerte haga mi llamado, como me gustaría estar aquí y ahora por siempre.

Despegando sus brazos de mi cuerpo me levanto de la cama, la misma a la que lleve anoche, después de saciar nuestros deseos en el extenso sillón, "Para luego repetirlo varias veces" pienso sin dejar de sonreír, me pregunto por que sonrió mas que todo, por felicidad al saber que otra vez la tuve en mis brazos y otra vez le pertenecí como ningún otro o triste al saber lo que me espera, me espera por no decírselo, por callar.

Abro la ducha mientras mi mente vuela en recuerdos pasados, recuerdos con ella, recuerdos que perduraran y al mismo tiempo trato de buscar las palabras mas adecuadas para hacerle saber la verdad, para confesarle lo que me falto decirle, por falta de valor y miedo, miedo a que se detenga, miedo a perderla, pero es insólito lo que mis pensamientos me llevan, ya la perdí, decidí perderla, a veces me pregunto si en verdad la merezco o tal vez nunca la merecí, siento el agua recorrer mi piel, eliminado su aroma, la frescura de sus labios, las marcas de sus uñas, el sudor de su cuerpo y yo en silencio estuve, alguien como yo nunca podrá merecerla, nunca.

Salgo sin ánimos de la ducha, rodeo un paño alrededor de mi cintura, veo un pequeño espejo en la misma habitación en la que me encuentro, avanzo dos pasos con la intención de acercarme para luego retroceder con mi vista al piso, ni siquiera tengo el valor de mirarme, me repugna la manera en que calle y solo por querer tenerla una vez mas, y ella ahí, durmiendo tranquilamente, sin ningún conocimiento de mi dolor, pero ignorante soy si miro mi dolor, mi tristeza, esto es lo que merezco, lo que soy.

Sigue recostada en la suave cama, en la misma posición, sin dejar de sonreír, ahora su sonrisa y su relajado rostro me lastiman profundamente, pero que es dolor el mío comparado con el de ella o con el que pronto va a nacer en ella, solo espero que ese pronto nunca pase, nunca llegue.

Sin poder evitarlo y sin poder avergonzarme más de lo que estoy una lagrima siento recorrer, a la vez que otras le siguen, haciendo así un silencioso llanto, de esos que hablan por el alma, de esos que gritan por ayuda, esos que liberan tu angustia en sus saladas gotas, de esos de los cuales yo merezco. La debilidad se apodera de mi casi inmediatamente, dejo escapar un suspiro desde el fondo de mi alma y siento mis rodillas golpear en un sonido poco percibible, a pesar de los lentes mi vista se torna borrosa a causa de las lagrimas, estas que reflejan un poco, solo un poco, mi dolor y mi arrepentimiento.

No recuerdo cuanto tiempo estuve en esa posición, de rodillas y rogando probablemente al tiempo una vida entera con ella, solo con ella, ya mis piernas no las siento, ni el viento frió rozarme, solo unas pesadas gotas bajar por mi rostro para caer libremente hacia el suelo, solo una fuerza que oprime sin piedad mi pecho, solo un nudo en mi garganta que me impide respirar normalmente.

De un momento a otro, siento una calidez placentera y unos brazos aferrándose con fuerza alrededor de mi cintura, siento una suave cabellera acariciar mí descubierto pecho y una dulce voz susurrándome al oído, un familiar aroma llama mi atención, es ella, me esta abrazando, me esta consolando y me esta lastimando aun mas, sus tiernas palabras son filosas dagas en mi corazón, haciéndolo sangrar y ruego morir desangrado en sus brazos, ruego morir teniendo el recuerdo de su cuerpo estremeciéndose mientras decía mi nombre entre gemidos, ruego morir escuchando como confiesa su amor, ruego morir por que es lo único que impide lastimarla, ruego morir y así llevarme la dolorosa verdad, ruego morir para no verme reflejado en su decepcionante mirada, ruego morir para así poder vivir.

Lo siento le digo y a pesar que todo sentimiento de arrepentimiento esta impresado en cada letra aun me parece insuficiente, aun me parece insignificante.

De que hablas? La escucho hablar con su ya preocupada voz, como siempre, preocupándose por un infeliz como yo.

De todo le respondo y luego de dudarlo un segundo vuelvo a hablar – De lo que me falto decirte, de lo que deberías saber desde hace tiempo ya, de lo que seria la razón por el cual me odiaras.

Yo nunca te odiaría me respondes con infinita seguridad

Ni aunque te engañara de una forma totalmente cobarde y despreciable? Ni aunque te reemplazara por alguien a quien creí amar para luego "pasarla bien" con esa persona sin importar quien me esperaba con ansias? Ni aunque te digiera que lo que me falto decirte o lo que no quise decirte es lo que más deberías saber? Ni aunque te digiera que durante el tiempo en que estuve ausente…..buscaba consuelo…..de una forma descarada e inaceptable y que…..me lo daban…..sin…..sin siquiera dudar…..ni un momento?

La vi levantarse suavemente, con infinita paciencia, la vi retroceder varios pasos hasta caer sentada pesadamente en la cama, la vi derramar hermosas lágrimas mientras se cubría aun más con la sabana, la vi mirarme con decepción y dolor del cual pensé poder imaginar y ni siquiera cerca estaba, ya no falta nada mas que decir, ya todo esta claro, no importa sin el nombre no revele, ya ella lo sabia, seguro siempre lo supo, la vi cubrirse su triste rostro entre sus manos, la vi subir las piernas sobre la cama para luego abrazarse a ellas, la vi moverse ligeramente por los "leves" llantos que provocaba mi verdad, la realidad de lo que soy, la vi y mas que antes ruego morir que ver tan desastrosa imagen.

Solo déjenme morir susurro sin pensarlo, susurro casi imperceptiblemente mientras miraba el duro y frió suelo del cual me apoyo, me levanto sin entusiasmo y con pesadez camino alrededor de la habitación buscando el resto de mi ropa, sin levantar en ningún momento la mirada, sin tener intención y ánimos de hacerlo, me visto lentamente, no por esperar una palabra alentadora o esperar tal vez a que me detenga, me visto lentamente por que las fuerzas me abandonaron al verla derramar siquiera su primera lagrima, me visto lentamente mientras los suspiros de dolor se escapan cada segundo, pero que es mi dolor comparado con el de ella, mi dolor es un corte con una insignificante espina y el de ella es el corte lento y profundo de una daga en la piel, queriendo atravesar todo a su paso, las lagrimas que derrame y derramo no son nada con las de ella, las mías no valen ni la pena sentir……el pronto llego mas rápido de lo que esperaba.

Una vez listo para partir, como todo cobarde me dirijo a la puerta, siento el frió de la perilla entre mis dedos y suavemente la giro, una mano me toma del antebrazo y me hace girar dándole la espalda a la puerta, soltando la perilla de inmediato, esta frente a mi y otra vez me veo reflejado en esa mirada que es mi lenta tortura, sin esperarlo siento un ardor en mi mejilla izquierda al mismo tiempo en que gire la cabeza hacia un lado, dispuesto a recibir mas, volví la cara y otra vez sentí el ardor, solo que ahora fue en la otra mejilla y vuelvo a darle la cara y una y otra vez y otra vez mas sentí el ardor en cada mejilla, entre mas recibía mas quería, no por el gusto al dolor, quería mas para sentir lo que merezco, sentir el dolor del cual provoque, aun sin cansarme y nunca lo haré volví a verla, esas lagrimas, esa mirada, ese dolor, me obligo a cerrar los ojos, no puedo enfrentarla, no así, baje la cabeza y otra vez caí de rodillas frente a ella, suplicando por dolor, sentí su mano en mi barbilla, levantado mi cabeza, queriendo que la mire, que la enfrente, cumpliendo sus deseos eso hice, la mire y volví a llorar, solo silenciosas lagrimas, sin perder contacto con su dolorosa mirada me volvió a golpear, esta vez mucho mas fuerte, tanto que sentí el sabor metálico dentro de mi boca y aun así quería mas, necesitaba mas.

No puedo dejarte morir la escucho decir con débil y entrecortada voz y a pesar de que no merecía aunque sea una caricia de ella, me arrastre hasta poder abrazar fuertemente su cintura, encima de la delicada sabana sentí su calor y ahora mas que nada deseaba su perdón, uno que nunca llegara, no lo merezco y sin mas llore pero ahora el silencio no estuvo presente, ahora lloraba incansablemente y sin dejar mil veces repetir todo lo que siento y aun no me parece suficiente….