25 de Diciembre de 1994, Baile de Navidad del Torneo de los Tres Magos
"¡Perdón!", exclamó Neville, sonrojándose fuertemente, después de darle a Ginny el pisotón número siete de la noche.
"No es nada", mintió Ginny, a pesar de que aún tenía la cara arrugada por el dolor.
Para distraerse miró a su alrededor, aunque sus ojos se desviaron rápidamente hacia un punto en particular: a escasos pasos de Ginny y Neville, Harry Potter bailaba con Parvatti Patil. Si bien Parvatti no estaba dando señales de recibir pisotones, Ginny sospechaba que eso se debía más a la destreza de ella por evitarlos que a la habilidad de Harry en el baile. Por mucho que Harry le gustara a Ginny, nunca sería suficiente como para que ella dejara de notar la poca gracia con que Harry se movía, dando toda la impresión de que era Parvatti quien guiaba el baile.
Ginny suspiró sin darse cuenta, y Neville se puso aún más colorado.
"¿Quieres que nos sentemos?", preguntó avergonzado.
Ginny sopesó mentalmente dos deseos opuestos: el de seguir bailando al son de una de sus canciones favoritas, y el de preservar intactos los pocos deditos de sus pies que aún no habían sido pisoteados. Ganó el instinto de preservación.
"Un vaso de cerveza de mantequilla me vendría bien", contestó Ginny, y Neville asintió tan fervientemente que Ginny intuyó que tal vez él sí tuviera sed de verdad.
Mientras se dirigían de vuelta a su mesa, esquivando a las parejas que bailaban a su alrededor, una chica rubia que bailaba con un chico morocho se tropezó con Neville.
"¡Oye, ten cuidado!", se quejó la chica, mirando con desprecio a Neville. Y luego agregó, supuestamente sólo para su compañero, pero en voz lo suficientemente alta como para que la oyeran Neville y Ginny:
"Torpe ...tenía que ser un Gryffindor".
Ginny se quedó como petrificada en su lugar, y Neville balbuceó algo sobre no querer molestar, tironeándole suavemente de la manga de su túnica color marfil. Pero cuando Ginny se enojaba por algo, no era fácil de disuadir. Especialmente si alguien hacía sufrir a un amigo suyo, y aún más si insultaban a su casa...esa chica rubia estaba en quinto o sexto año en Slytherin, aunque le parecía que su pareja era de Ravenclaw...
"Silencius"(1), murmuró Ginny, apuntando su varita a la chica rubia, un segundo antes de seguir a Neville entre la gente. Mientras se alejaba, alcanzó oír al chico preguntando en voz cada vez más alta:
"¿Qué dices? No te oigo...¿qué dices?"
Ginny estaba sentada sola en su mesa, entreteniéndose mientras miraba a las parejas bailar, ya había visto varias cosas interesantes. Hacía algún rato que Fleur Delacour había desaparecido junto con su pareja, Roger Davies, al igual que Harry y Ron, que tampoco se veían por ninguna parte, aunque seguro era por motivos distintos: las hermanas Patil estaban bailando con dos chicos de Durmstrag. Neville había ido al baño cerca de quince minutos atrás, y Ginny sospechaba que se había quedado charlando con Dean y Seamus en algún rincón. Al menos Neville tenía con quien entretenerse, las compañeras de curso de Ginny no habían conseguido quién las invitase al baile, y por lo tanto no habían podido asistir.
"Natasha no pudo hablar durante cuarenta minutos", dijo una voz masculina a lado de Ginny, y ella se sobresaltó al ver al chico que bailaba con la rubia de Slytherin sentándose junto a ella.
Ginny frunció las cejas, mirándolo con recelo, y abrió la boca para contestarle, pero él continuó hablando:
"Y la verdad es que quería agradecértelo".
Enterándose todo lo posible en su escaso metro cuarenta y siete de altura, Ginny le dirigió a su imprevisto acompañante una mirada llena de incredulidad.
"¿Y por qué viniste con ella si no querías oírla?", le preguntó.
El muchacho sonrió vagamente, al parecer considerando si la pregunta era digna de respuesta.
"Perdí una apuesta", contestó, y como si la mirada de intriga de Ginny fuese el mejor aliciente, agregó, "Sobre los resultados de la primera prueba del Torneo".
"Ah...eres de Ravenclaw¿no?", comentó Ginny, y por alguna razón se sonrojó cuando el muchacho le sonrió como respuesta.
"Sí...creía que Diggory iba a ser el mejor...pero bueno, aún quedan dos pruebas", hizo una pausa, y luego añadió: "Me llamo Michael".
"No pierdas el tiempo. Va a ganar Harry Potter", declaró Ginny, y luego se decidió a agregar: "Soy Ginny W..."
"Weasley", la cortó él. "Como no notarlo".
Claro, pensó Ginny. Su cabello. Sólo los Weasley tienen ese color de cabello.
"Bueno, gracias de nuevo", dijo Michael, se levantó y se fue.
Pocos minutos después Neville volvió a la mesa, y como ahora estaban tocando canciones movidas, Ginny se arriesgó a bailar.
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26 de Diciembre de 1994
"Y entonces le dije que si no le gustaba, que la próxima vez me invite a mí primero, y no como último recurso", concluyó Hermione, y Ginny estaba tan aturdida, mitad por el sueño y mitad por el relato, que se olvidó que tenía a Crookshanks sobre la falda y se cruzó de piernas. El gato le maulló malhumorado, pero cuando Ginny le acarició las orejas pronto volvió a ronronear.
Hubo un largo silencio en el que Ginny se esforzó mentalmente por encontrar algo que decirle a su amiga, pero lo único que se le ocurrió fue:
"¿Y cómo te fue con Krum?"
"Oh...bien", respondió Hermione, sonriendo en forma...¿culpable?
"Estuvimos hablando de Bulgaria... aprendí cosas muy interesantes¿sabías que fue un brujo búlgaro el que inventó...?", pero al ver la expresión de Ginny, Hermione interrumpió su oración con una risa.
"Eres increíble", masculló Ginny, pensando que sólo Hermione podía encontrar interesante una conversación sobre esos temas.
"Ginny...", murmuró Hermione, que de pronto se había puesto muy seria, como si tuviera que hacer una confesión dolorosa. "Osbmaos"
"¿Qué?", preguntó Ginny, que no estaba segura si Hermione había murmurado un hechizo o quería contarle un secreto.
"Osbmaos", repitió Hermione, entre dientes.
"¡No te entiendo!"
"Nos be-sa-mos", silabeó Hermione.
Ginny abrió los ojos tan grande que temió fuesen a caérsele de sus cuencas oculares. A su tío Roger le había pasado una vez...podía ser un problema de familia...
"Nos besamos", repitió Hermione, ante la falta de reacción de Ginny.
"Ooohhhh", dijo Ginny, dejando salir lentamente todo el aire de sus pulmones.
¿Besar a Víctor Krum? Sólo había una cosa que replicar a eso.
"¿Y cómo estuvo?"
Hermione se le quedó mirando de una forma muy parecida a cuando Ginny le ayudaba a repasar para un examen, y le preguntaba algo cuya respuesta no recordaba.
"No sé...pasó muy rápido...estábamos bailando y salimos a pasear por el jardín...Víctor me decía que nunca había conocido a alguien como yo", contó Hermione, sus mejillas encendiéndose un poco más con cada palabra. "Y antes de volver al salón me dio un beso en la boca... fue tan sólo un momento".
"Ah", dijo Ginny, recordando todas las veces que se había imaginado cómo sería su primer beso...interminable...porque, al menos en su mente, no podía dejar de besar a Harry Potter.
"¿Y a ti cómo te fue?", preguntó Hermione, porque sabía que Ginny la agotaría a preguntas.
"Bien...", contestó Ginny. "¿Y quedaron en verse de nuevo?", preguntó, volviendo al ataque.
"Claro que nos vamos a ver, ambos estamos en Hogwarts", replicó Hermione, encogiéndose de hombros.
Ginny la miró entrecerrando los ojos.
"Vamos, ya sabes a qué me refiero...", insistió.
Hermione la miró como si Ginny le estuviese hablando en otro idioma. Pero después pareció recordar algo.
"¿Y tú qué hacías charlando con Michael Corner?", preguntó Hermione, y Ginny empezó a narrar cómo lo había conocido con tanto entusiasmo que casi se olvidó de Krum.
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01 de enero de 1995
"¡No valía en la cara!", se quejó Ron, escupiendo y quitándose la nieve de la cara.
"Yo había apuntado a Fred, tú te pusiste en el medio", se defendió Ginny, si bien eso no era cierto.
"Se queja porque va perdiendo", declaró George, que aún tenía una bola de nieve en la mano. Las guerras con bolas de nieve eran un clásico de las vacaciones de invierno para los Weasley.
Continuaron jugando, y poco tiempo después fue Ginny quién por poco se tragó una bola de nieve.
"Lo siento mucho...¿estás bien?", preguntó Harry, que estaba del lado de Ron. A pesar del frío, Ginny sintió el calor típico que solía atormentarla cada vez Harry le dirigía la palabra.
"Sí, está bien", contestó George por ella, continuando de inmediato con el bombardeo de bolas de nieve.
Ginny se acomodó el pelo nuevamente, y se propuso devolverle la cortesía a Harry. Sabía que no iba a ser fácil, Harry era muy bueno esquivando los ataques. Pero para su sorpresa (y el enojo de los compañeros de equipo de Harry), Harry recibió de pleno los tres pelotazos que le tiró Ginny en seguidilla. El orgullo por su buena puntería le duró muy poco a Ginny, pues pronto comprendió que Harry se había desconcentrado: a pocos pasos de ellos, Cedric Diggory y Cho Chang estaban riendo, tomados de la mano, junto a grupo de chicos de Ravenclaw que armaba un muñeco de nieve. Ginny los miró bastante más disimuladamente que Harry, pero Michael Corner, el muchacho que había conocido en el baile, la saludó agitando la mano y entonces fue el turno de Ginny de recibir una tanda de pelotazos.
Muy molesta consigo mismo por haberse distraído lo suficiente como para que el otro equipo les empatara el juego, y especialmente enojada con Harry por mirar de esa forma a Cho Chang, Ginny volvió a la torre de Gryffindor maldiciendo a Rowena Ravenclaw y a toda la gente de la casa que había fundado.
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Mediados de abril de 1997 (Sexto año para Harry)"AAUUUCHHH"
Ginny escuchó el grito de Harry desde algún lugar a su derecha, y dio vuelta en su escoba para ver qué había pasado. Estaba resultando un entrenamiento de quidditch muy accidentado...sobre todo para el capitán del equipo.
"¿Estás bien?", le preguntó, cuando estuvo a poca distancia de él.
Harry asintió mientras se masajeaba el hombro izquierdo.
"Es el sol... me da de frente y no puedo ver las Bludgers por el reflejo en los anteojos", se excusó, mientras se quitaba los lentes y los miraba como buscando alguna solución.
Ginny se preguntó si también era el sol lo que estaba haciendo que Harry se pusiera a cada instante más colorado. A Ginny no le causaba ninguna gracia que el entrenamiento se interrumpiera: el próximo partido con Ravenclaw era su última oportunidad para ganar la Copa.
"Pareces distraído", dijo Ginny, y no pudo evitar el tono de reproche. Se arrepintió al instante, sabía muy bien que Harry tenía razones importantes para distraerse. No como ella, que había perdido dos rebotes por quedarse mirando un segundo de más cómo Harry le daba indicaciones.
"¿Se van a quedar ahí hablando el resto de la tarde?", se quejó Ron, desde su posición junto a los aros.
Los siguientes 5 tantos que Ginny anotó, los hizo con especial deleite.
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Sábado 16 de enero de 1995 – Visita a Hogsmeade
"¡Oh, mira!", exclamó Celeste Sky tomando a Ginny del brazo. ¡Ahí está Harry Potter!".
Sin duda porque escuchó su nombre, Harry miró hacia la mesita donde estaban sentadas las cuatro chicas de tercer año de Gryffindor. Suspirando, Ginny pensó que tal vez gracias a todas las personas que había en las Tres Escobas, Harry no notaría que ella se había puesto espantosamente colorada. Claro que lo más probable era que él ni siquiera la hubiera mirado realmente.
"¿Esta silla está ocupada?", preguntó la voz de Michael Corner a la derecha de Ginny.
Ginny se volvió enseguida, un tanto sorprendida consigo misma por haber reconocido aquella voz.
"No, puedas llevártela", contestó Dulce Pryce, que estaba sentada junto a Ginny.
Michael apoyó sus manos sobre el respaldo de la mesa, pero no se movió, mirando a Ginny con la boca semiabierta como si fuera a decir algo, pero sin decir nada.
"Hola", le dijo Ginny, porque la situación la estaba poniendo incómoda.
"Hola", replicó Michael, "Yo...ehh".
Celeste y Dulce soltaron sendas risitas mal disimuladas. Ginny las pateó por debajo de la mesa, pero lo único que logró fue más risitas nerviosas.
"Ehh...gracias", y Michael tomó la silla y se fue a una mesita a pocos pasos de la de ellas.
"Oh...ahora te está mirando", murmuró Dulce, acompañando la declaración con otra risita.
Casi sin querer Ginny levantó la vista, lo que hizo que Michael volteara la cabeza inmediatamente.
Después, cuando Ginny y sus amigas salieron de Las Tres Escobas, tardó bastante en darse cuenta que no se había fijado en Harry Potter por el resto de la tarde.
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Febrero 28 , 1995- Días después de la Segunda Tarea
Ginny tenía un secreto, y eso la hacía sentirse irracionalmente feliz y tontamente nerviosa . No era que nunca había tenido secretos, algunos incluso habían sido increíblemente terribles...pero este era un secreto muy especial. Por primera vez en su vida, un chico la había invitado a Hogsmeade. Claro que en pocos días, cuando llegara la visita al pueblo, ya no sería tan secreto...pero eso casi no contaba.
Michael Corner le gustaba lo suficiente como para hacerla divagar en la clase de Historia de la Magia sobre cómo sería pasar TODA una tarde con él. ¿Qué harían? . ¿Se sentarían juntos en el carruaje que los llevaría al pueblo, o enfrentados?. ¿Irían a Las Tres Escobas, donde sus hermanos gemelos la atormentarían a bromas si veían que Ginny tenía un acompañante? . ¿De qué hablarían? Bueno, eso no sería gran problema...había un solo tema que ocupaba la mayor parte de las conversaciones: la segunda tarea del Tornero de los Tres Magos.
Perdida en sus divagues, Ginny no vio a Lavender Brown sentada en el piso junto a las escaleras en el Salón Común de Gryffindor, y al tropezarse dejó caer los dos libros que llevaba bajo el brazo. Su vieja y maltrecha copia de "Introducción a las Pociones Curativas" esparció sus 666 páginas por el piso al caerse. Ginny se inclinó para levantar las hojas, ayudada por Lavender que repetía una disculpa, y al levantar la cabeza se encontró con Harry Potter parado frente a ella.
Por...bueno, ya había perdido la cuenta, pero debía andar por la centésima vez, Ginny reprimió el deseo de enderezarle los lentes a Harry. Siempre los llevaba un tanto inclinados hacia la izquierda.
"Se te escaparon estas dos hojas", le dijo Harry, y como estaba sonriendo a Ginny le llevó un segundo más de lo necesario darse cuenta de que él tenía las hojas en su mano extendida.
"Gracias", replicó Ginny, al mismo tiempo que Harry seguía su camino.
Ginny subió las escaleras pensando que no tenía nada de ganas de ir a aburrirse a Hogsmeade junto a Michael Corner.
Sábado 6 de marzo de 1995- Día de visita a Hogsmeade"¿Ginny?", preguntó Hermione asomándose al dormitorio de chicas de tercer año."¿No vas a ir a Hogsmeade?"
"Tiene miedo de salir porque tiene una cita con Michael Corner de Ravenclaw", declaró Celeste mientras terminaba de atarse los cordones de sus zapatillas.
"¿Y tú cómo lo sabes?", le espetó Ginny, indignada de que secreto ya no fuera más secreto.
"Colin escuchó cuando Corner te invitó", respondió Celeste, dirigiéndole su mejor mirada de amiga ofendida por no haberse enterado de primera mano del dato.
"Oh, Ginny... Michael parece un buen chico...generalmente responde bien en las clases de Transfiguración...y no le va nada mal en Aritmancia...", dijo Hermione, sonriendo entusiasmada.
Ginny reprimió una sonrisa ante los estándares de calificación de candidatos de Hermione.
"Eso no importa", declaró Celeste. Hermione la miró ofuscada, pero Celeste no se dio cuenta o decidió ignorarla. "Es uno de los Ravenclaw más lindos".
"Eso es lo que no importa", le retrucó Hermione.
"Bueno Hermione...", dijo Ginny interponiéndose entre las dos chicas para salir del dormitorio. "Al menos en eso sí hay coincidencia entre lo que dices y lo que haces" .
Al empezar a bajar las escaleras con Hermione, Ginny escuchó un coro de "Lo que Krum más extraña". Era verdad que Krum no era precisamente lindo ...pero Ginny no se había referido a él.
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Mediados de abril de 1995 – Época de Pascuas
Al principio había sido un poco decepcionante. A Ginny incluso le daba un poco de vergüenza cuando Michael se acercaba a saludarla en los recreos. Eran oficialmente novios desde un mes atrás (cosa que Ginny se esforzaba por ocultar de sus hermanos), y el primer beso había pasado sin pena ni gloria, debajo de las escaleras que llevaban a la torre de Astronomía.
"¿Ron te dio el huevo de chocolate que envió tu mamá?", preguntó Hermione cuando se sentó junto a Ginny en la cena. Era una cuestión importante: el año pasado Ginny se había ofendido con su madre por olvidarse de enviarle el huevo de Pascuas, y al final había resultado que Ron lo había roto al recibirlo, y antes de entregar un regalo en mal estado había preferido comerlo él.
"Sí...", contestó Ginny distraída. "Estaba relleno de bombones caseros de avellana...mamá olvidó que a mí me gustan de almendras".
"Ah...", suspiró Hermione. "El mío tenía grageas Berttie de todos los sabores...pero creo que la mayoría eran de vómito y pimienta ".
Ginny prestó un poco más de atención a Hermione, y notó que se veía especialmente abatida por su mala suerte. Bueno, Ginny sospechaba que no era realmente mala suerte...había una edición limitada de grageas Berttie Bot "de lujo", que reunía a los sabores más desagradables...pero a Ginny le costaba creer que su madre hubiera podido comprar algo así.
"En mi última carta le conté a mamá que todo lo que decía Rita Skeeter sobre Harry y tú era mentira...pero puede que no haya leído esa parte", agregó Ginny pensativa. La mayor parte de aquella carta había estado relacionada con la nota que Snape había enviado a sus padres sobre la peculiar tendencia a explotar de los calderos cercanos a Ginny en clase de Pociones...curiosamente, sólo si eran usados por chicos de Slytherin. En particular, Ginny se había esforzado por desacreditar a Snape como observador objetivo...pero intuía que no había tenido mucho éxito.
"¿Y le contaste sobre Michael Corner?", preguntó Hermione, bajando un poco la voz.
Ginny miró a Hermione alzando una ceja.
"¿Tú le contaste a tu mamá sobre Víctor Krum?", replicó.
Para desgracia de Hermione, en ese momento ocurrieron varias cosas: Víctor Krum, sentado en la mesa de Slytherin, alzó la cabeza y saludó a Hermione con la mano, lo que generó varios silbidos e hizo que Ron, que acaba de entrar al Gran Salón junto con Harry, fingiera que no había visto a Hermione y Ginny y siguiera de largo hasta sentarse junto a Neville.
Ginny miró a Harry por menos de un segundo, pero luego vio que Michael le hacía señas desde la mesa de Ranvenclaw, y recordó que habían quedado en verse unos minutos después de la cena.
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(1) Deja muda a la persona contra la que se aplica el hechizo. Aunque mueva los labios, no produce sonido alguno. (fuente:el diccionario . org)
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NA: Bueno, he tenido menos tiempo libre de lo que esperaba, y hubo varias cosas que no me terminaban de convencer, pero por fin pude terminar con el 2º capítulo.
Les deseo a todos muy felices fiestas!
