CAPÍTULO 2: EL PRIMERO DE LOS TRES ESPÍRITUS

Voldemort se encontraba durmiendo plácidamente cuando de pronto todas las luces se encendieron y su cuarto se inundó con un fuerte aroma a limón.

- ¡Scrooge!... ehem, digo… ¡Voldemort, despierta!

Voldemort: ¿Qué pasa aquí?... ¡¿Albus Dumbledore!

Dumbledore: En efecto.

Voldemort: ¿Pero qué haces TÚ aquí? ¡Tú moriste en el sexto libro!

Dumbledore: ¡Exacto! Y ahora soy el fantasma de la Navidad Pasada.

Voldemort: ¿Y te dieron el cargo porque ya estás pasado?

Dumbledore: ¡No te metas conmigo Tom! Y en realidad la autora me ofreció el papel del fantasma de la Navidad presente por ser tan alegre, pero como soy uno de los pocos que conoció tu pasado me dio este cargo.

Voldemort (sarcásticamente): Está bien, te creo.

Dumbledore: ¿Es acaso sarcasmo lo que noto en tu voz?

Voldemort (sarcásticamente): Nooo, claro que no. ¿Cómo crees?

Dumbledore: Bueno. Estoy aquí para mostrarte todo lo que fuiste y cómo eras antes.

Al decir esto sacó su varita y apuntó a la cabeza de Voldemort.

Voldemort: ¿Pero qué haces?

Dumbledore no dijo nada y se limitó a sacar un hilito plateado de la sien de Voldemort mientras que con la otra mano sacaba una vasija de su túnica.

Voldemort: ¡Un pensadero!

Dumbledore: ¡Acertaste!

Y dicho esto depositó el recuerdo en el pensadero, tomó a Voldemort por el brazo e introdujo su mano libre en la plateada sustancia. En ese momento fueron arrastrados al interior.

Voldemort: ¿Por qué vinimos a la mañana del 24, no debíamos llegar más tarde?

Dumbledore: Parece que saqué el pensamiento un poco más largo de lo que planeé. Pero no te preocupes, si no pasa nada importante el tiempo va a ir más rápido.

Voldemort: Pero...

Dumbledore: ¡Mira! Ahí estás, es cuando aún eras Tom Ryddle.

Voldemort: No tenemos por qué presenciar esto, no es nada importante.

Dumbledore (ignorándolo por completo): Acerquémonos para ver y oír mejor.

Justo en ese momento apareció una joven de grandes gafas, con largas y delgadas extremidades que le daban un aire de araña.

Dumbledore: ¿Pero ella no es…?

Voldemort: ¡Nooo!

Dumbledore: Sí, es Sybill Trelawney.

Voldemort: ¿Te parece? No, no lo creo.

Dumbledore: Claro que es ella ¿acaso no recuerdas cuando salían juntos?

Voldemort: ¿Tú sabías?

Dumbledore: Su relación fue uno de esos secretos sabidos por todos.

Voldemort (en shock): ¿Todos lo sabían?

Dumbledore: Claro. Ahora silencio y escucha.

Tom: Sybill ¿cómo estás?

Sybill: Yo estoy bien, gracias. ¿Y tú?

Tom: Yo muy bien. ¿Para qué querías verme?

Sybill: Bueno, hoy es Nochebuena y quería que fuéramos juntos al gran baile.

Tom: ¡Pamplinas! Tengo qué trabajar. Además ¿a quién le interesa un estúpido baile?

Sybill (con lágrimas en los ojos): ¿A mí tal vez?

Y al decir esto salió corriendo mientras cubría sus ojos para ocultar su llanto.

Voldemort: Yo la quería en verdad, pero en ese momento mi negocio estaba en pleno auge, no podía abandonarlo.

Dumbledore: ¿Pero sí a ella?

Voldemort: Desde esa Nochebuena nunca más descansé en Navidad.

Dumbledore (mirándolo por sobre sus lentes de media luna): Parece que elegiste la mejor opción. ¿O me equivoco?

Voldemort: No sé qué hubiese podido pasar si íbamos juntos al baile esa noche…

De pronto todo se disolvió y volvió a la realidad. Dumbledore ya no estaba por ningún lado y Voldemort se hallaba en su cama.