LA
NOCHE MÁS LARGA DEL INVIERNO
(Una canción al
Solsticio)
SOLSTICIO AÚN POR LLEGAR
Al dar las tres, Draco estaba sentado delante de su chimenea al decidir que era inútil volver a dormir por cinco minutos. Cuando sonó el último tono, sintió una ráfaga de aire frío moverse sobre él y oyó un siseo chirriante que provenía de las sombras en la esquina.
- ¿Eres el tercer espíritu? - Llamó - ¿Eres el último de los que presagió mi padre?
Sólo se podía oír el siseo en la silenciosa habitación.
- ¿Quién eres? Sal de ahí.
En el momento en que las palabras salieron de sus labios quiso retirarlas. Sabía quién estaba allí con certeza absoluta. Conocía a aquel infame que se escondía en las sombras, y sabía su nombre.
- Voldemort.
- Hola, joven Malfoy. Ha pasado mucho tiempo.
- No lo suficiente.
- Veo que te has vuelto más valiente durante esos años.
- Saber que estás muerto y que esto es un sueño lo hace mucho más fácil.
- ¿Todavía crees que es un sueño?
- Tengo esa esperanza.
- Veremos lo valiente que eres en realidad ¿Estás preparado para venir conmigo ahora?
- ¿Qué, decir que he aprendido mi lección y que sigamos adelante?
- Lo dudo, joven Malfoy. Sospecho que has elegido, como lo hiciste siempre, no aprender nada y echar la culpa a los demás por tus desgracias.
- Bueno, entonces supongo que no tengo elección. Aunque, dime, ¿qué estoy a punto de ver, el futuro actual o un posible futuro? ¿Puede ser cambiado?
- Puede ser alterado, pero créeme, muchacho, no tienes la fuerza, la voluntad ni el valor para hacerlo.
- ¿Cómo sabes…
- ¡SILENCIO! No tengo paciencia para tus tediosas tonterías. Eres tan insípido como lo era tu padre pero te falta su determinación.
- Encantador.
Solsticio, 2024 - Número 12, Grimmauld Place, Londres
Se encontraba una vez más en casa de Harry, y se maravilló de que parecía ser el mismo todavía mientras notaba también las diferencias. Menos tarjetas y notas adornaban ahora la pared, pero aún después de veintisiete años seguían llegando. Había Weasleys, seguro, pero no tantos. Algunos que habían sido niños en su última visita (había sido sólo una hora o habían sido décadas, era difícil de decir) ahora estaban sentados con sus propios bebés cómodamente instalados en sus regazos. Bill estaba ausente, al igual que Fred y Ginny.
Charlie y George estaban en una esquina discutiendo sobre Quidditch, y los chicos de Harry, bueno técnicamente ahora eran hombres, estaban sentados juntos con sus mujeres, parejas o citas y se ponían al día con los sucesos del año.
Observó a Harry, Ron y Hermione, sentados juntos alrededor de una mesita. 'El trío Gryffindor', pensó 'Algunas cosas nunca cambiarán'
Pero ellos habían cambiado. Harry estaba algo más grueso alrededor de la cintura y su pelo oscuro como carbón estaba salpicado de hebras plateadas. Aunque sus ojos eran lo que más habían cambiado ¿Qué habría ocurrido para cambiar aquellos ojos?
Ron estaba sentado de espaldas a la habitación y Draco podía ver que no estaba la mayor parte de su pelo, aunque el que le quedaba seguía siendo de un rojo brillante. La cara de Hermione mostraba arrugas de risa y preocupación. Llevaba gafas bifocales, su pelo era más corto y era tan blanco como marrón. Pero sus ojos brillaban todavía y tenía esa misma mirada de determinación.
- Parecen tan viejos.
- Todos envejecen, joven Malfoy. Las cosas cambian - La voz a su lado chirrió - Al menos la mayoría de las cosas.
- Echo de menos aquellos días cuando estábamos todos juntos - Suspiró Hermione.
- Yo también, pero ya sabes que ahora tienen a sus hijos y nietos, y las líneas familiares se modifican.
- Harry, ¿cuándo te volviste tan práctico?
- ¿Llamas práctico el vivir solo en este enorme lugar? - Intervino Ron.
- Sabes, Harry, tiene razón. Deberías encontrar un lugar más pequeño. Reconócelo; los niños se han ido, nunca lo aceptaste. Este lugar es demasiado grande para una persona.
- No sé, Hermione, incluso sin los chicos, todavía es un hogar. De alguna manera aquí me siento cerca de Sirius y Dumbledore y todos los miembros de la vieja Orden. Este lugar tiene algunos malos recuerdos, pero la mayoría son buenos. Y todavía puedo permitirme la ayuda para mantenerlo. Demonios, sólo tengo cuarenta y cuatro años, ¿sabes? Todavía no estoy preparado para una residencia.
Una Minerva muy embarazada había oído la conversación - Feliz Solsticio, tío Harry.
- Feliz Solsticio, Minnie.
Tío Harry, estaba con los chicos (el término del clan Weasley para la familia adoptada de Harry) Estaban contando a sus hijos sobre el haber crecido aquí y lo maravilloso que era.
Harry se sonrojó ligeramente - Gracias.
- Bueno, la cosa es - Dijo ella pasando por alto su vergüenza - Todos ellos están de acuerdo en que si algo hubiera podido ser diferente, habrían escogido para ti que hubieras tenido a alguien especial en tu vida.
Notando su inmediata mirada de preocupación, se apresuró a continuar - No que se sintieran como si necesitaran una madre o algo. Es más bien que querían que tuvieras a alguien allí por ti. Alguien que te hiciera feliz. Sé que no es asunto mío la verdad, pero tenía curiosidad sobre por qué…
- Minerva - Interrumpió Hermione - Ésa es una pregunta inoportuna. Estoy horrorizada porque hayas preguntado semejante cosa.
La joven miró hacia abajo avergonzada - Lo siento, mamá. Lo siento, tío Harry.
- No, cariño, está bien. No me molesta del todo la pregunta.
- De hecho, yo…
- ¡Harry James Potter, eso no está bien! Minerva, tu tío Harry lleva una vida plena y ajetreada. Sencillamente no ha encontrado tiempo para una relación y además no querrás que se vaya con cualquiera. A veces la persona adecuada no aparece.
- Mione - Dijo Harry con suavidad - De verdad que está bien. Sé que es tu hija, pero ahora es una adulta y Merlín sabe que la has criado para que haga preguntas cuando no entiende algo.
- Minnie, la verdad es que encontré a la persona adecuada una vez. Fue hace mucho tiempo y no habías nacido todavía. No resultó, eso es todo. Y nunca sucedió otra vez.
Minerva Weasley-Thomas observó en silencio al hombre que siempre conoció como su tío y el padre adoptivo de su marido y se preguntó por qué parecía tan triste. A través de los años había observado sus emociones oscilar completamente, pero estaba segura de que nunca le había visto tan perdido como lo parecía hoy. Eran sus ojos, se dio cuenta de repente, no habia fuego verde en ellos, ni siquiera una chispa. Cuando miraba en aquellos ojos, normalmente tan vivos, sólo vio reflejos apagados.
- Supongo que leíste el Profeta esta mañana - Preguntó Ron en voz baja.
- Sí.
- Lo siento, amigo.
- Está bien, Ron. No tienes que fingir. Sé que nunca te gustó.
- Pero a ti sí, Harry, y eso es lo que cuenta.
- Gracias, Ron.
Draco miró a la horrible criatura a su lado - ¿Qué pasa aquí?
Pero la figura encapuchada sólo sonrió. La sonrisa era escalofriante.
Y la niebla empezó a ascender.
Solsticio, 2024 – Callejón Knockturn
Si era posible, el lugar estaba peor de lo que había sido veinte años atrás. Ciertamente había más gente y más mugre en las calles; algunos de los escaparates se habían deteriorado quedando irreconocibles. Pero algo más era diferente también. Era difícil de decir qué era exactamente, pero había casi un sentimiento de celebración en el aire.
Escuchó pequeños retazos de conversación a su alrededor.
- ¿Lo has oído?
- Lo mejor que podía ocurrir en veintisiete años.
- No puedo creer que el viejo bastardo se haya ido por fin.
- Quizá podamos tener algo de paz por fin.
- Puede que se esté pudriendo en el infierno.
- ... oí de un viejo cuya hija murió hace años. Se le culpó por ello, por lo que hizo.
- ¿De qué están hablando? - Preguntó al espíritu, pero un alboroto en un pequeño callejón que iba de la calle a la parte de atrás de las tiendas le distrajo y miró hacia allí. La visión era atroz. Dos hombres corpulentos sostenían a un hombre más pequeño mientras un tercero le golpeaba. El pequeño estaba suplicando, grtando que no tenía nada de valor; que les daría todo lo que tenía. Pero no había compasión en los ojos de los matones. Ojos que conocía, comprendió de repente.
- Crabbe, Goyle y Parkinson - Susurró - Eran unos niños en el orfanato.
- Sí - Siseó la voz detrás de él.
Mientras miraba, el hombre que le estaba dando la paliza metió la mano en el bolsillo de su túnica, sacó un cuchillo y le rebanó la garganta de su víctima - Peor para ti - Refunfuñó, sin alterarse nunca su expresión de odio. Mientras el pequeño cuerpo se desmoronaba al suelo, los tres hermanos de sus amigos muertos se volvieron y desaparecieron entre la muchedumbre.
- ¿Cómo han llegado a ser así? - Preguntó en voz baja.
Por un momento no hubo respuesta y se volvió hacia el fantasma. Se sobresaltó cuando vio que Voldemort se había ido y Tom Riddle estaba en su lugar.
- Crecí en un lugar como éste, Draco. El orfanato, quiero decir. No era mágico, no había magia, pero todos son iguales.
- ¿Qué quieres decir?
- Lugares com éste asfixian el espíritu. Pueden destrozar a un niño por completo. No hay nadie allí que te quiera, sólo aquellos que son pagados para cuidarte. No hay alianzas duraderas ni confianza, y nada es privado, personal o sagrado. Nada te pertenece de verdad mentras haya un niño más grande o más fuerte alrededor. Ni siquiera tu alma.
- Oh.
- Ahora ven - Y el espectro le guió dentro de una tienda familiar.
- Esto es Borgin y Burkes - Respiró con suavidad.
- Sí - La voz detrás suyo siseó, y supo sin mirar detrás que el Oscuro había vuelto.
- Especializado en artefactos oscuros desde quén sabe cuándo. Solía venir aquí con mi padre - Se estremeció con el recuerdo.
- Sí - Otra vez.
- ¡Caramba! Algunas de estas cosas deben de valer una fortuna ya que los aurores requisaron tantos. Un momento, ¿no es ése mi secretario Geoffrey? ¿Qué está haciendo aquí?
- ¿Por qué no vas y lo ves por ti mismo?
Draco se acercó al hombre quien estaba inclinado sobre una pila de objetos encima del mostrador y hablando en voz baja con el propietario.
- Pero. Pero, ésas son mis cosas ¿Qué está haciendo este gilipollas con mis cosas?
- Silencio. Escucha lo que están diciendo.
- Bueno, Sr. Borgin, ¿qué piensas?
- Es un buen surtido, Sr. Sparks, y todo es de la más alta calidad. Estoy seguro de que podemos llegar a algún acuerdo.
- ¡HEY! Está vendiendo mis cosas. Son reliquias de la familia Malfoy ¡Deténle!
Geoffrey aceptó la bolsa de galeones que le ofrecía, murmurando - Maldito bastardo, nunca tuvo un detalle conmigo mientras estaba vivo, supongo que ahora me merezco algo.
- ¿Qué quiere decir que nunca haya tenido un detalle? ¡En el Solsticio le di el día libre con sueldo! Espera un minuto, ¿qué se supone que significa 'cuando estaba vivo'?
Draco sintió el frío contraerse profundamente en la boca del estómago mientras la niebla ascendió y la habitación desapareció.
Solsticio, 2024 – Mansión Malfoy
- Ësta es mi habitación ¿Hemos terminado pronto? ¿Hemos terminado ya? ¿Puedo irme a dormir?
- Bonita decoración, muchacho.
- Espera ¿Ahora qué? ¿Dónde están las cortinas de la cama? ¿Dónde está el edredón relleno de plumas y mis sábanas de seda?
- Hey, ¿a dónde va con eso?
- Ah, bueno, son elfos domésticos - Finalizó mientras Nobbey y otro elfo entraron a la suite.
- No debes hablar así del amo Malfoy.
- Yo pienso que ahora puedo decir lo que quiera.
- Nobbey, gracias a los dioses - Pero el elfo doméstico caminó a través de él. 'Maldición, es otro sueño'
- ¡Exijo que me expliquen lo que está ocurriendo aquí! ¿Por qué los elfos domésticos van de negro? ¿Dónde están mis cosas? ¿Y a dónde se llevan mis muebles?
Pero la escena había cambiado. No había niebla. Ni remolinos. Simplemente había cambiado. Sabía dónde estaba. No había estado allí en siete años, desde que enterró a su padre. Pero sabía dónde estaba. Las paredes de mármol negro eran siempre frías. Parecían absorber cualquier luz que encontrara su camino a esta habitación. Las placas de latón a lo largo de las paredes marcaban los lugares de descanso final de sus antepasados. Era la cripta familiar, el mausoleo. Pero, ¿por qué uno de los nichos estaba abierto? ¿Y por qué estaban encendidas todas las antorchas? Y... y... oh.
De repente las piezas encajaron en su lugar. Los ojos de Harry mientras decía - Nunca te gustó, Ron.
Las voces anónimas en el Callejón Knockturn - ... lo mejor que podía ocurrir en veintisiete años.
Geoffrey - …cuando estaba vivo.
El elfo doméstico - Ahora puedo hablar de él.
Su cabeza le daba vueltas y se sentía como si su estómago hubiera caído al suelo.
- ¡NO! NO, bastardo. No estoy muerto. Estoy vivo. Estoy aquí mismo ¡Eso no está pasando!
Se giro hacia el fantasma a su lado y lo que vio le heló por dentro. Voldemort, el mago más oscuro de todos los tiempos estaba riéndose con regocijo, una enorme sonrisa cubría su cara de serpiente.
Un atáud estaba encima del pedestal de mármol en el centro de la habitación. Estaba abierto, pero no tenía fuerzas para mirar dentro. La cámara estaba vacía excepto por una figura solitaria al lado. Harry Potter, con ropa negra formal estaba mirando a un punto del suelo. Sus hombros estaban caídos y su cabeza gacha, pero no había lágrimas. Había vertido todas las que tenía y parecía roto y vacío. Draco observó como su único amor se acercaba lentamente a la caja oscura. Le vio inclinarse y dar un beso en los labios del cadáver, y oyó a la voz susurrante decir - Podía haber sido diferente, mi Dragón. Desearía que lo hubiera sido - Luego, poniéndose tan derecho como podía, dejó la cripta incapaz de ver a un Draco Malfoy más joven que lloraba mientras la oscuridad le rodeaba.
Todo estaba oscuro, si oscuro era la palabra para describir la ausencia total y completa de luz. No había ruido. Podía sentir la opresión de las paredes a su alrededor, el sabor de la muerte de generaciones en el aire.
Nada se movió.
Entonces una luz empezó a tomar forma en una esquina. Una niebla gris sin forma lentamente se hizo más clara y más definida hasta que por fin - ¿Padre?
- Fuiste advertido, Draco. Intenté ayudarte.
Mientras la imagen de Lucius Malfoy se hacía más clara, Draco podía ver los estragos del tiempo en aquella cara una vez tan familiar.
- ¿Ahí es donde has estado todo este tiempo?
- Sí. Aquí solo con mis cadenas para hacerme compañía.
- Lo siento, padre. Debería haber escuchado.
- Ahora es demasiado tarde, Draco. Tus cadenas han superado incluso a las mías. Y ahora, soy tuyas para siempre.
Se dio la vuelta lentamente para mirar detrás suyo, el miedo le palpitaba en sus oídos. Lo que vio, oh, por los dioses, lo que vio. Gruesas cadenas enrolladas, un montón de ellas se arrastraban por el suelo. Y entretejidas en las cadenas había bolsas de galeones y caras. Caras horribles. La cara de una niña plagada de enfermedades, sin nada más que miedo en sus ojos. Las caras de los niños del orfanato, tres matones y uno, algo más pequeño, mirándole con odio y vergüenza. Pero la última cara era la peor de todas. Por ahí, en medio del macabro recordatorio de su lamentable vida estaba la cara de un Harry Potter de diecisiete años, y en esa cara no había nada más que dolor.
Apretó los ojos para no dejar entrar las imágenes. Sintó el alarido empezar en la planta de sus pies. Sintió que cobraba velocidad mientras subía. Sintió crecer su fuerza hasta que por fin le desgarró en un alarido más allá de cualquier descripción en su desesperación.
- ¡NOOOOOOOO, NOOOOOOO! DIOSES, NO DEJEIS QUE ESTO OCURRA. HARRYYYYYYYYYY.
Y una vez más, la oscuridad y el silencio le sorprendió.
N/T: Se acabaron las visitas de los espirítus del Solsticio, ¿qué hará Malfoy el día del Solsticio? ¿Buscará a Harry? ¿Cómo se redimirá ante los demás? No se pierdan el próximo y último capítulo (propaganda institucional)
Se acerca cada vez más la Navidad, feliz navidad a todos!
