DÍA
DEL SOLSTICIO
Con lentitud fue tomando conciencia de sí mismo. Sus ojos continuaban firmemente cerrados, veía reproducirse las imágenes de cadenas y bolsas de oro y caras contra el interior de sus párpados. Se movió ligeramente y se preguntó por un momento por qué sería tan suave un ataúd.
Los sonidos se filtraron a través de él. Voces en la distancia. El repique de un reloj.
Y lentamente, muy lentamente, abrió los ojos. La luz era débil, pero estaba en su habitación. Tumbado en su propia cama. Su cuerpo estaba empapado de sudor, la seda negra estaba pegada a él como una segunda piel. La ropa de cama estaba revuelta sin remedio a su alrededor como si estuviera determinado a mantenerle en su sitio. Pero era su cama, su habitación.
'¿Estoy vivo?' Se preguntó. Tan rápido como pudo, se desenredó del lío de sábanas y se sentó. Oyó otra vez voces que venían de otra habitación. Eran bajas y chillonas, 'elfos domésticos', comprendió.
Saltando de la cama, se precipitó hacia la ventana. Dudando por un momento mientras recordaba su incapacidad para abrirla la noche anterior, tocó el manillar y se abrió. Al asomarse llenó sus pulmones con el olor del aire fresco y miró asombrado los jardines, ahora cubiertos de blanco de una repentina nevada teñida de rosa por el brillo de un sol naciente.
Girándose hacia la habitación, alargó la mano para coger su varita, la cual estaba en la mesilla de noche '¿Estuvo allí todo el tiempo?' Meditó.
- Incendio - Gritó apuntando a la chimenea, y saltaron las llamas, caldeando al instante la habitación.
- ¡NOBBEY!
Con un ligero pop, el elfo doméstico apareció delante suyo - ¿Amo Draco? - Preguntó la pequeña criatura con una reverencia.
- Nobbey, ¿qué día es? - Preguntó, conteniendo apenas la excitación en su voz.
- ¿Señor?
- El día, Nobbey, ¿qué día es hoy?
- ¿Por qué? Es Solsticio, Señor.
- ¡SÍ! Oh, oh… - Se rió tontamente mirando a su alrededor - No es demasiado tarde. No es demasiado tarde.
- Amo Draco - El pequeño elfo doméstico gritó con evidente alarma - Va a coger un resfriado, señor. La ventana no debería estar abierta y su pijama necesita secarse, señor.
- Tonterías, Nobbey, todo es exactamente como debería ser.
- ¿Señor? - Inquirió el elfo doméstico preguntándose si debería aparecer a su amo en San Mungo - ¿Qué desea que haga Nobbey, señor?
- Qué deseo… Oh, sí, sí, veamos ahora ¿Por dónde empezar? De acuerdo pues. Nobbey, quiero a todos los elfos domésticos reunidos en mi estudio en treinta minutos. Lleva té y dulces.
- ¿Dulces, señor?
- Dulces, pasteles, lo que sea ¡Y zumo de calabaza, sidra, y vasos y platos para todos!
- ¿Para todos, señor? - La confusión de Nobbey se reflejaba claramente. Nunca había visto a su joven amo así de agitado ni le había oído hacer peticiones tan extrañas.
- ¿A los elfos domésticos les gusta el zumo de calabaza y los pasteles, Nobbey?
- Oh sí, señor, pero no se nos permite tenerlos.
- Ahora sí, Nobbey. Ahora vete. Y, ¿Nobbey?
- ¿Sí, amo Malfoy, señor?
- Feliz solsticio, Nobbey.
Con eso, desapareció un elfo doméstico muy confuso.
Draco se apresuró en tomarse una ducha por primera vez en su vida. Olvidándose de la gomina y otras acciones superfluas, optó por hechizos de limpieza de dientes y de afeitado. Vistiéndose con rapidez con un par de pantalones transformados apresuradamente en unos vaqueros muggles y un jersey de punto, alcanzó sus botas de piel de dragón, cogió una chaqueta informal y apareció en el despacho. Una vez allí, se encontró siendo observado por media docena de elfos domésticos con los ojos muy abiertos, cada elfo parecía más asustado que el último.
- Primero, quiero que todos tomen refrescos – Dijo. Notando el nivel de confusión que había causado, pensó con más detenimiento sobre lo siguiente que quería decirles - Todo está bien, podéis decidir si tomar algo o no. No sé por dónde empezar, pero sé que el tiempo es breve y hay mucho por hacer. Necesitaré vuestra ayuda para hacerlo todo, pero no lo exigiré.
- Supongo que debo explicarme ¿Alguno de vosotros se acuerda de una elfina doméstica llamada Dottie?
Varios de los elfos asintieron.
- Bien, Dottie era mi amiga - Un grito sofocado salió de algunos de los elfos - Y el coste de esta amistad fue la pérdida de su vida a manos de mi padre.
Mäs gritos sofocados.
- Puedo asegurar que ninguno de vosotros sintió esa perdida más profundamente que yo. Pero he aprendido que el pasado no puede ser cambiado. En honor a esa amistad os estoy ofreciendo vuestra libertad.
¿Quién habría pensado que semejante grupo de criaturas diminutas podrían crear semejante alboroto? Los gritos y chillidos eran casi ensordecedores.
- ¿Hemos disgustado nosotros al amo? - Chilló un elfo.
- No, no, no del todo. Estoy muy contento con todos vosotros. Lo siento; no dije eso muy bien. No estoy exigiendo que toméis ropa. Os estoy ofreciendo la elección de quedaros aquí, buscando nuevos trabajos, o ser libres de hacer lo que queráis. Pero puedo aseguraros que aquellos que se queden encontrarán en mí un amo mucho más diferente que antes.
Después de más alboroto, Nobbey dio un paso adelante - Amo Draco, señor, nosotros no queremos irnos, señor. Dottie era la hermana de Nobbey, señor, y Nobbey recuerda lo amable que era el joven amo con ella. Si le complace, señor, todos nosotros desearíamos quedarnos.
- Gracias, Nobbey. Eso me complacería mucho.
Esto inició por completo una nueva ronda de murmullos entre las pequeñas criaturas. Incluso creyó ver lágrimas en los ojos de Nobbey mientras decía - Nunca nos habían dado las gracias un Malfoy, señor.
Draco sonrió, una sonrisa auténtica que llegó a sus ojos, y todos los elfos domésticos estaban boquiabiertos por la sorpresa.
Respirando hondo, empezó otra vez - Nobbey, hay varias cosas que necesitan ser hechas. Quiero que elijas qué elfos son más idóneos para cada tarea y organizarlos. Me informarás cuando las tareas estén completas. Incluso si estoy ocupado, tienes que interrumpirme ¿Lo entiendes?
- Nobbey está pensando que sí, señor.
- Muy bien, necesito que tres de vosotros vayáis al orfanato. Uno de vosotros para hacer una lista de todos los niños que hay allí, incluyendo su edad, sexo y sus gustos e intereses. Estoy seguro de que los elfos domésticos del orfanato pueden ayudaros allí. Sé por experiencia que sabéis mucho más que nosotros os damos crédito. Los otros dos se quedarán en el orfanato durante el día y ayudarán con los preparativos del banquete del Solsticio. Podéis tomar todas las provisiones que necesitéis de la despensa de aquí. Otro elfo irá a San Mungo y encontrar a un sanador. Su nombre es Neville Longbottom. Que pida al Sr. Longbottom que me llame por la chimenea lo más pronto posible. Otro para localizar al propietario de la tienda de juguetes en el Callejón Diagon; su información de contacto estará en el escaparate de la tienda. Dile que sus servicios serán necesarios en seguida. Discúlpate por la inconveniencia y dile que haré que valga la pena su tiempo.
Hizo una pausa - Oh, y Nobbey, necesitaré la dirección de una tienda de juguetes muggle y una tienda de ropa muggle en Londres. Las coordenadas deben de ser exactas para que pueda aparecerme allí más tarde.
Miró a su alrededor a los atónitos elfos domésticos - Ahora estaría bien, Nobbey - Añadió en voz baja.
Una vez la habitación estuvo vacía, se dirigió a la chimenea, cogió un puñado de polvos Flú y lo lanzó a las llamas mientras gritaba un nombre. Un momento más tarde apareció la soñolienta pero curiosa cara de su abogado.
- ¿Sí, Sr. Malfoy? ¿Cömo puedo ser de ayuda?
Ocultándose en la bien ensayada sonrisa de desprecio Malfoy, contestó - Le necesito enseguida en la Mansión, Atbury.
- Pero señor, es Sol…
- Tonterías, Atbury, nunca has tenido un cariño especial por esa fiesta, te espero en treinta minutos. Y llévate un testigo - Y con eso cerró la conexión. 'Esto' Pensó 'Va a ser extremadamente divertido'.
Mientras esperaba, dictó una carta para su secretario y lo mandó en seguida con una lechuza.
Sr.
Geoffrey Sparks
Cottage Cotton Hollow
Glastonbury, Somerset
Geoffrey,
Me ha llamado la atención que está descontento con nuestro actual acuerdo. Francamente, yo también lo estoy. Por lo tanto he llegado a las siguientes decisiones.
'Eso debería conmocionarle'
Desde hoy se tomará una licencia de un mes remunerada. Unas vacaciones si así lo desea (No se preocupe, me tomaré algo de tiempo para mí mismo) A su rergreso encontrará que se le habrá concedido un aumento de sueldo de un cincuenta por ciento. Además aceptará el cheque adjunto como una gratificación de vacaciones.
Si tiene preguntas, sencillamente tendrán que esperar.
DM
P.D. Feliz Solsticio, Geoffrey.
Enrollando el pergamino con el cheque y atándolos a la pata de su lechuza real, pensó, 'Desearía poder estar allí cuando reciba esto'
La chimenea llameó de repente y la cara de un no muy feliz medimago apareció - ¿Qué quieres, Malfoy?
- Ah, Neville. Qué bueno verte, viejo. Feliz Solsticio.
La cara en el fuego parecía atónita por un momento luego simplemente confusa.
- Sé que nunca hemos sido amigos y lo que estoy a punto de pedirte es un gran abuso, pero no obstante debe de ser hecho. Quiero, no, necesito que vayas a una casita en las afueras del Londres mágico. Es más bien un piso de hecho, pero eso va a cambiar pronto. Encuentra a una familia con el nombre de Prine…
Cuando la actividad de los abogados y de los elfos y las compras finalizó, todavía no eran las diez en punto 'Bueno, Malfoy', pensó echando una última mirada al espejo y poniéndose su capa más abrigada, 'Es ahora o nunca. Que los dioses estén contigo'
Con eso, apareció delante de una vieja pero ahora familiar casa en Londres, y esperó fervientemente estar preparado para cualquier cosa que pudiera ocurrir.
Después de colocar la mayoría de los paquetes que había llevado consigo al lado del pequeño porche llamó a la puerta. Luego, conteniendo la respiración, esperó.
La puerta fue abierta por un niño de alrededor de diez años - ¿En qué puedo ayudarle?
- Soy Draco Malfoy, fui invitado por tu padre.
El niño estaba atónito, inmóvil en su lugar. Después de un momento incómodo, oyó a alguien más acercarse por detrás del niño - ¿Quién es, Michael? (Oh, Merlín, es él) Michael, ¿quién está en la puerta? (Dioses, ¿es demasiado tarde para huir?)
Lo era. Demasiado tarde. La puerta se abrió por completo y allí estaba. Los dos hombres permanecieron inmóviles. Draco se recobró primero, por supuesto. Tenía la ventaja de que sabía lo que iba a venir.
- Hola, Harry, ha pasado mucho tiempo - 'Gran línea, Malfoy', pensó.
- Draco, qué sorpresa ¿Qué te trae aquí?
- Um, bueno, fui invitado - Respondió con una sonrisa tímida.
Cuando vio esa mirada, el corazón de Harry Potter se derritió un poco. Se había prometido que no pasaría, pero daba lo mismo - Oh. Bueno, entra.
Siguió a Harry dentro del vestíbulo y permitió que Michael se llevara su capa.
- Er, esto puede ser un poco incómodo - Dijo Harry - Quiero decir, hay muchos Weasley ahí dentro.
- Ya lo sé. Y sólo espero no obtener todo lo que me merezco. Pero creo que estoy preparado. Mientras nadie me golpee o me hechice creo que podré sobrevivir.
Mientras entraban al gran salón, todos se detuvieron. Todas las cabezas giraron. Nadie habló. Esta vez fue Harry quien rompió el silencio – Todos, creo que varios de vosotros conocéis a mi amigo Draco Malfoy. Draco, éstos son... todos.
- ¿Qué estás haciendo aquí, Malfoy? – Un Ron muy rojo y muy enfadado estaba acortando rápidamente la distancia entre ellos.
Harry se interpuso – Fue invitado, Ron. Le invité yo. Escuchad todo el mundo. Ésta es mi casa. Draco es un invitado. Espero que sea tratado como tal. Por favor no me hagan mandar a alguien de mi familia a casa en Solsticio – Su voz era fuerte y clara y su mirada no invitaba a preguntas de parte de nadie en la habitación.
'Vaya manera de arreglarlo', pensó Draco.
Aunque las cosas no eran exactamente relajadas, todos se comportaron. Draco fue presentado a los chicos, luego a varios de de los niños restantes. Charló con Hermione sobre su nuevo puesto de profesor. Habló con Charlie y Bill sobre Quidditch. Felicitó a Fred y George por la tremenda expansion de sus negocios. Habló con Ginny y notó que la complacía mucho cuando pasaba tiempo para conocer a su pareja. Ron todavía se negaba a hablarle. Harry le observaba continuamente desde donde estuviera.
La gente se arremolinaba y bebía sidra y té. Sí, las cosas podían haber sido mucho peores.
Hermione, quien se había acercado a la ventana, soltó un gritito sofocado.
- Malfoy, ¿qué es todo eso… qué son todos aquellos… son aquellos regalos?
- ¿Qué es el qué? Oh, ¿delante de la casa? Sí, en efecto, son regalos.
- Pero, ¿qué están haciendo ahí fuera?
Para entonces, todos se habían apiñado alrededor de las ventanas o salieron por la puerta principal para mirar incrédulos el gigantesco montón de paquetes de colores abigarrados colocados al lado de la puerta principal.
- Vale, Draco, ¿qué pasa? – Preguntó Harry.
- De hecho, son para los niños del orfanato.
- Debe de haber cientos de ellos - Gritó Ron desde el exterior.
- Quinientos para ser exactos. Calculé que serían diez regalos para cada uno.
- Um, ¿Draco?
- ¿Sí, Harry?
- ¿Por qué están aquí?
- Er, ¿no sabía donde estaba el orfanato?
- Draco…
- Vale. Más bien esperaba que pudiéramos llevárselos todos juntos.
- ¿Lo dices en serio?
- Sí, pero sólo después de que abramos los regalos aquí.
- Algunas cosas nunca cambian.
Todos se reunieron en el salón, los adultos en los sofás y sillas, los niños en el suelo. Los regalos estaban apilados debajo y alrededor del árbol. Harry hizo un brindis conmovedor, y Draco lo encontró tan conmovedor como la primera vez que lo oyó.
Los chicos de Harry distribuyeron los regalos y todos esperaron hasta que acabara el reparto antes de empezar el ritual de rasgado del papel. Los adultos, quienes desde hacía tiempo acordaron no intercambiar regalos en las reuniones familiares, se reclinaron y miraban a los niños rasgarlos para abrir las cajas, chillando a cada nuevo descubrimiento. Draco estaba asombrado por la reflexión que puso Harry en los regalos para sus chicos. La primera escoba de tamaño adulto para Evan, un juego de pociones para Hawthorne, una cámara y equipo de revelado para David y un juego de ajedrez muy complicado de jade y ojo de tigre para Michael. Ni dos parecidos ni favoritismos. Eso le hizo comprender aún más cómo este hombre increíble veía a cada persona a su alrededor como único e individual y procuraba sacar el potencial de cada uno.
Una vez terminaron los niños y habían llevado todo al gran salón en la parte de atrás de la casa que se había convertido en sala de juegos, Draco se levantó lentamente y pidió la atención de todos.
- Erm, um… bueno, esto es muy difícil. Y antes de que digas nada, Ron, sé que es culpa mía.
Una pequeña risa recorrió la habitación – No creo que haya estado así de nervioso desde aquella vez que conocí a Voldemort. Aunque debo decir que vosotros tenéis mucho mejor aspecto. Maldición, esto es tan difícil.
Harry tomó su mano – Sólo dilo, Draco. No les dejaré que te hechicen aquí.
- De acuerdo, pues. Lo primero, espero que a todos no os importe, pero ya que no sé la edad de vuestros niños ni nada, conseguí un paquete entero de entradas para la Copa del Mundo de Quidditch del año que viene. Claro que también hay suficientes para los adultos.
Hubo un silencio atónito por unos segundos antes del alboroto.
The Weasley boys (and Ginny) all looked as though they had been hit by stunning spells. Finally Hermione broke the silence. "Malfoy, that's very generous, but it really is too much."
Todos los chicos Weasley (y Ginny) parecían como si hubieran sido gopeados por hechizos aturdidores. Hermione rompió el silencio finalmente – Malfoy, eso es muy generoso pero la verdad es que es demasiado.
- ¡MIONE!
- Ron, es excesivo. Todos saben que las entradas para la Copa del año que viene han sido vendidas hace meses. Un paquete de localidades de este tamaño sería… bueno, sería casi imposible conseguirlos, y si alguien pudiera valdrían una fortuna.
- Pero, Mione…
- Está bien, Weasley. No son reembolsables así que estáis atrapados con ellos.
- ¿Pero cómo…
- De vez en cuando, ser el idiota más rico del mundo mágico tiene sus ventajas. Así que, eso es todo lo que había que decir sobre ese tema.
- Ahora, no sabía que los adultos no hacían regalos, así que tuve una metedura de pata garrafal – Dijo mientras metía la mano en el bolsillo de su ropa y sacaba tres paquetes pequeños. Después de deshacer el hechizo encogedor en ellos se detuvo – Sé que no le gusto a la mayoría de vosotros, y no puedo culparos por eso. Espero que con tiempo pueda cambiar eso, pero por ahora, estaría muy agradecido si me llamaran Draco en vez de Malfoy. Ese nombre tiene algunas connotaciones desagradables en torno a esta ciudad y me gustaría deshacerlo siempre que pueda.
- Así que, ¿sigo con eso entonces? – Y tomó una pequeña caja envuelta en rojo Gryffindor y con cinta dorada – Hermione, esto es para ti.
- Gracias Mal… Draco - - - ¿acabas de llamarme Hermione?
Draco retrocedió como si esperara ser golpeado – Lo siento, eso fue atrevido. Yo…
- No, está bien. Es sólo que no creo que dijeras antes mi nombre alguna vez. De hecho, me gusta en cierto modo.
- Hermione pues, ábrelo ahora. Por favor, merlín, no puedo creer que esté así de nervioso. Y espero que no esperes nada grande.
Hermione retiró lentamente y con cuidado la cinta y el papel, observando al rubio cambiarse de un pie a otro. Por fin, abrió la caja y sacó lo que parecía ser una camiseta muggle muy grande. Sujetándolo para poder leer las letras encantadas en la parte frontal soltó una carcajada – Oh, mis dioses, malfoy, oh, lo siento Draco, yo, mirad todos- Y la colocó sobre su jersey para que todos pudieran leerlo.
"Mis padres pueden ser Muggles, ¡pero conseguí más Extraordinarios en los EXTASIS que Malfoy!"
Cuando la risa remitió, Hermione abrazó a un muy avergonzado Draco y le besó en la mejilla.
- Es un poco tarde pero el sentimiento es sincero.
- Gracias. Es increíble. Lo llevaré en la reunión.
- ¿Es este año?
- Oh, sí. Lo celebran cada siete años.
- Está todo en 'Hogwarts, la Historia' – Añadió Ron, irónicamente.
- Y el siguiente – Continuó Draco – Éste es para ti, Harry.
Harry tomó la caja y lo miró con recelo - ¿Debería tener miedo?
- Eso quisieras tú. Ábrelo ya.
A diferencia de Hermione, Harry abría los regalos como un niño. Romper el papel, la cinta rota, los ojos completamente abiertos. Si es posible, se hicieron aún más grandes cuando vio lo que había en la caja.
- ¡SÍ! Oh, mis dioses, oh mis… Draco, ¿cómo sabías esto?
Sus amigos estaban todos intentando echarle un vistazo, pero incluso el más cercano no vio nada especial en el robot blanco y negro de aspecto humano.
- ¿Qué es, amigo? – Preguntó Ron - ¿Una muñeca?
- Es un 'Robosapien', Ron. Es un robot por control remoto que funciona con baterías – Explicó Harry – Fue diseñado por astronautas y fue el juguete más popular en una ocasión, Mi primo Dudley tuvo uno cuando tenía unos 8 o 9 años. Quería uno con desesperación pero sólo conseguí…
- Ropa de segunda mano – Terminó Draco.
- Pero cómo…
- Te lo explicaré más tarde, pero ahora mismo hay un regalo más que entregar.
Respirando hondo y esperando que esto fuera bien, se giró hacia Ron.
- Ron, espero poder llamarte Ron porque si te llamo Weasley todos los de la habitación excepto Harry me van a responder – Era evidente para todos incluido Harry que Draco estaba muy nervioso – Quiero… Quiero… Oh, demonios – Dijo con timidez – Ron, esto es para toda la familia Weasley. Viene con más disculpas de las que podría contar yo.
Ron aceptó el paquete que Draco le ofreció y lo abrió. Parecía ser varios documentos, algunos de aspecto muy oficial – Ahora estoy asustado Mal... em, Draco ¿Qué hago con todo esto?
- Bueno, probablemente deberías leer primero el pergamino de encima y seguiremos desde ahí.
Ron rompió el lacre de cera que llevaba el sello de la familia Malfoy, desenrolló el pergamino y empezó a leer. Sus ojos se fueron agrandando y su boca se iba abriendo. Cuanto más leía más abiertos se hacían sus ojos y empezó a temblar un poco.
En cierto momento, abrió un gran sobre y echó un vistazo en el interior. Una honda inspiración fue todo lo que se oyó en un minuto, luego por fin – Bill – Graznó - ¿Bill?
- ¿Qué es Ron? ¿Qué pasa? – Bill se puso al lado de su hermano más pequeño.
- Tú eres el banquero. Dime si esto dice lo que creo que es.
George les interrumpió – Sólo léelo para nosotros, Bill. No podemos resistir el suspense.
Bill, quien había empezado a leer la carta, estaba casi tan atónito como su hermano. Después de un momento, respirando profundamente empezó a leer en voz alta.
"Es conocido que en este día 22 de Diciembre, 2004, las siguientes acciones han sido tomadas.
Punto Número Uno: Un fondo benéfico ha sido fundado para auxiliar a aquellos que siguen sufriendo los efectos de la Gran Guerra Mágica. Se tiene la intención de que, en parte, el fondo sea usado para financiar el nuevo orfanato mágico aquí descrito. Los usos adicionales tendrán que ser decididos por el consejo de fideicomisarios, el cual consistirá en los miembros adultos de la familia Weasley. Los fideicomisarios pueden nombrar a otros a su discreción que estimen idóneos para el propósito.
Punto Número Dos: La organización será conocida como la Fundación Arthur y Molly Weasley"
Un jadeo audible recorrió la habitación.
"Punto Número Tres: Todos los documentos para crear esta fundación están adjuntados aquí y sólo necesitan las firmas oportunas para ser registrados en el Ministerio.
Punto Número Cuatro: Un cheque con la suma de veinte millones de galeones está adjuntado para abrir el fondo"
En ese punto, aquellos que no estaban sentados ya, incluyendo Ron y Bill, lo encontraron necesario.
"Punto Número Cinco: El lugar conocido como Mansión Malfoy, incluyendo sus jardines y terrenos de juego, han sido donados como el nuevo emplazamiento para el Hogar Mägico de Huérfanos. En el caso de que en algún momento ya no haya necesidad de tal facilidad, los fideicomisarios pueden decidir por un uso más adecuado.
Atestiguado y debidamente juramentado por…"
La habitación estaba silenciosa. Draco miraba cara por cara intentando determinar si estaban ofendidos o sorprendidos o, los dioses no lo permitan, dispuestos a echarle por su arrogancia.
Entonces todos los Weasley empezaron a hablar, o más bien a farfullar, a la vez. Finalmente fue Ginny quien se levantó y dio un paso delante – Draco, creo que, al menos espero, lo que mis hermanos y yo estamos intentando decir es, gracias. Has honrado a nuestros padres, resuelto una necesidad que es muy importante para la familia entera, especialmente Harry, y nos has confiado más dinero del que podríamos haber visto alguna vez.
Los ojos de Draco se abrieron de repente al darse cuenta de cuántas veces había acosado a esta mujer por la situación financiera de su familia.
- Es una broma, Malfoy – Entonces en un movimiento que nadie se esperó, puso sus brazos alrededor de él y le abrazó fuertemente – Gracias, Draco – Susurró.
Ron miró a Harry – Parece que te debo una disculpa. Probablemente muchas después de siete años. Parece que lo supiste desde el primer momento.
Harry sonrió, pero le respondió Draco – No te sientas mal, Ron. Yo tampoco lo supe hasta anoche.
Harry alzó la vista buscando los ojos del hombre a quien amaba desde hacía tanto tiempo.
- Me siento mal porque no tengo nada para ti, Draco. Si hubiera sabido que venías…
- ¿De qué estás hablando Harry? Ya me diste algo.
- ¿Lo hice?
- Mira – Y se metió la mano en otro bolsillo de su ropa y sacó varios paquetes pequeños envueltos en verde y plata.
Los ojos de Harry se abrieron tanto que el blanco de sus ojos podía verse alrededor de la montura de sus gafas - ¿Son aquéllos…?
- Los mismos.
- ¿Nunca los abriste?
- Claro que no. Quería que estuvieras cuando lo hiciera.
- No puedo creerlo. Pero, espera, no vas a abrir ésos ahora. Aquí no.
- Claro que sí. Sólo déjame desencogerlos primero.
- Pero no puedes, Draco. Por favooooor…
- ¿Por qué no, Harry?
Ahora Harry estaba completamente ruborizfado – Porque son regalos de un chico de diecisiete años para su primer novio. Y porque se suponía que iban a ser abiertos en mi habitación, sólo tú y yo allí. Y porque algunos de ellos parecen tan tontos ahora y otros, bueno… oh, dioses, estaré taaaan avergonzado si lo haces ¿Por favor, Draco?
- ¿Te das cuenta de que acabas de crear una situación muy difícil para un Slytherin, verdad? Por una parte, puedo avergonzarte mucho y siempre es tan divertido verte retorcerte. Si, por otra parte, no los abro aquí como has pedido, de hecho estás prometiéndome un momento íntimo más adelante. Es un interrogante de gran magnitud.
- Estás sonriendo. Ni siquiera estás sonriendo con suficiencia, estás sonriendo de verdad.
- Bueno, tengo cosas por las que sonreír.
- Entonces, ¿qué vas a hacer sobre, erm, ésos?
- El hombre de negocios en mi interior dice que abrirlos más tarde es la mejor inversión a largo plazo y promete un rendimiento más alto.
- ¿Qué significa eso? – Preguntó Ron quien había estado allí todo el rato.
- Significa, hermanito – Dijo George – Que planea mantener sus recursos…
- Hasta que maduren – Terminó Fred.
- Así que, ¿no va a abrirlos ahora?
- Cierto.
- Qué capullo.
Los niños habían sido llamados para recoger sus platos y volvieron a la sala de juegos a comer. Los adultos se sentaron alrededor en pequeños grupos para charlar, en su mayor parte sobre la Fundación Arthur y Molly Weasley y el orfanato. Draco había acorralado a Hermione y le había pedido que investigara el currículo – Ese lugar es de lo peor tanto como colegio como entorno vital – Le contó.
Bill se había acercado a Draco para preguntarle su opinión en inversiones para el capital del fondo – Tengo toda la confianza de que con tus años de experiencia en Gringotts combinados con el sentido para los negocios de Fred y George serán más que adecuados para mantener llenas las arcas, Bill. Si quieres consultármelo, estaré contento de hacerlo, pero no en Solsticio – Bill se alejó, sacudiendo su cabeza.
Por fin, Harry pudo acorralar a Draco a solas en la cocina, lejos de la muchedumbre. Mirando en aquellos familiares ojos grises, casi tenía miedo de hacer la pregunta, la única pregunta.
- Draco, no sé qué te ha pasado y no necesito saberlo. Pero hay una cosa que… que tengo que saberlo. Tengo que preguntártelo porque no quiero pasar por eso otra vez. No creo que pueda. Draco, ¿qué ocurrirá ahora?
- Un hombre muy sabio me dijo, hace muy poco de hecho – 'El futuro es imposible de predecir con certeza' No puedo decirte qué ocurrirá ahora, Harry. Sólo puedo decirte qué quiero que ocurra. Quiero pasear alrededor del lago contigo cogidos de la mano. Quiero construir una nueva vida contigo. Quizás adoptar más niños una vez éstos estén en el colegio. Si pudiera cambiar una cosa en mi vida, Harry, ésta sería haber aparecido en tu habitación la última noche hace siete años. No estuve allí para celebrarlo contigo, decirte lo orgulloso que estaba de ti, y cuánto te amaba. No estuve allí para abrazarte y decirte que eras mucho más que el héroe del mundo mágico, que eras simplemente Harry, y que eras más de lo que alguien podía desear o necesitar.
Harry vio que los ojos de Draco se llenaban de lágrimas y dijo – Creía que los Malfoy no lloran.
Draco sorbió las lágrimas - ¿De dónde conseguiste esa idea tan anticuada?
- Entonces, ¿quieres volver aquí después del orfanato?
- Eso estaría bien.
- Entonces podríamos seguir desde ahí ¿Qué tal eso?
- Estaría bien, Harry. Es más de lo que había esperado. Pero ya sabes que acabo de regalar mi casa.
- Idiota.
- Tonto.
Los estómagos estaban completamente llenos y todos estaban poniéndose sus capas para el viaje al orfanato cuando uno de los chicos, creía que Evan, vino apresuradamente del salón.
- ¡PAPÁ! Es el tío Neville. Está llamando por la chimenea.
- Me pregunto qué querrá.
- Quiere hablar con el Sr. Malfoy.
Las cabezas se giraron. Neville Longbottom y Draco Malfoy nunca se habían hablado.
- Esto tengo que verlo.
Draco se arrodilló delante de la chimenea para mirar a la cara del sanador.
- ¿Supongo que estás allí?
- Sí, y es como sospechabas. La pequeña está gravemente enferma y las pociones que adquirieron sus padres están caducadas. Debería estar en San Mungo.
- Entonces supongo que hay que llevarla allí.
- Lo he intentado, pero sus padres dicen que no pueden…
- Sé lo que están diciendo sus padres. Déjame hablar con su padre.
Después de un poco de revuelo, la cabeza de Albert Prine apareció en las llamas.
- Sr. Malfoy - Jadeó - ¿Qué…?
- No hay tiempo para discutir, Prine. Tu hija necesita estar en el hospital y es a donde va a llevarla Sr. Longbottom. No tienes que preocuparte por el dinero, ya está resuelto. Por ahora, vas a centrarte sólo en tu hija. Necesitará tu fuerza. El lunes, vendrás a mi despacho y renegociaremos tu hipoteca. Si no me equivoco, puedo ser capaz de usar mi influencia para obtener trabajo para ti y para tu mujer en las instalaciones del nuevo orfanato, pero podemos discutirlo más adelante.
- ¿Señor?
- ¿Tienes alguna pregunta, Sr. Prine?
- Um, ¿Señor? Si pudiera, me gustaría saber si mi mujer o yo podríamos ir con mi hija al hospital.
- Por supuesto que podéis. Todos pueden irse. El Sr. Longbottom os verá a todos ¿Y Albert?
- ¿Señor?
- Feliz Solsticio.
- Gracias, señor.
Mientras se daba la vuelta desde la chimenea, vio a Harry Potter apoyado contra el marco de la puerta mirándole con una ceja levantada – Ni siquiera preguntaré qué fue eso – Dijo.
- Gracias.
El viaje al orfanato fue un gran éxito. Se les encomendó a los chicos Weasley más mayores y Potter la tarea de llevar los regalos y pudieron ver de primera mano las caras de los niños cuando colocaron los paquetes brillantemente envueltos delante de ellos.
Al principio la directora estaba un poco despistada pero unas palabras de 'Sr. Harry Potter' le aclaró las cosas.
Draco observaba la habitación con atención mientras los regalos eran abiertos y pronto vio lo que esperaba.
Mientras Victor Crabbe miraba feroz al pequeño niño que apretaba su nuevo juguete contra su pecho, vio aparecer una sombra entre ellos. Alzó la mirada hacia los ojos de un hombre rubio muy alto.
Mirando hacia abajo, Draco vio los ojos tan parecidos a los de su antiguo amigo y por un instante sólo le miró - ¿Cómo te llamas, jovencito? – Preguntó.
- Victor Crabbe, señor – Contestó el muchacho intentando con esfuerzo mantener su fachada del chico más malo del colegio.
- Bien, Víctor, me llamo Malfoy, Draco Malfoy, quizás hayas oído sobre mí.
La joven cara pasó de la intimidación al temor reverencial en segundos – S-sí, señor.
- Tu hermano Vincent era uno de mis mejores amigos en el colegio, Víctor ¿Sabías eso?
- Sí, señor, le recuerdo de cuando era pequeño.
- Víctor, acabas de recibir diez regalos. Ésos además del que recibiste esta mañana y el que ya quitaste de este muchacho deberían ser bastantes, ¿no crees?
- Sí, señor. Lo siento, señor.
- Muy bien, Victor. Ahora vete a jugar con tus amigos y por tu propio bien te sugiero que dejes de intimidar a los niños más pequeños. No querrás estar arrastrando cadenas con sus caras alrededor por toda la eternidad, ¿verdad?
Aunque totalmente desconcertado, el joven Crabbe sacudió su cabeza y se alejó con rapidez. Draco despidió a los dos hombres que todavía parecían guardias, y volvió al lado de Harry – Bueno, eso está mejor.
- ¿Cadenas, Draco? Creo que tienes muchas explicaciones que dar.
- Sí, pero no ahora.
Después del banquete (el cual incluyó a los Weasley y Potter a pesar de sus protestas acerca de estar ya llenos) Ginny Weasely, la portavoz electa para la nueva fundación, contó a los extasiados niños que pronto se mudarían a una nueva 'casa' con su propio campo de Quidditch y una piscina y muchas habitaciones estupendas. Huelga decir que no hubo objeciones. La directora (Draco había decidido que Matrona era un nombre mejor) empezó a interrumpir pero una mirada de Harry la hizo callar enseguida.
Mientras estaban a punto de empezar las películas (algo llamado 'El Señor de los Anillos') Draco se llevó a Harry a un lado – Tengo una cosa más que hacer hoy. No me llevará mucho tiempo. Volveré antes de que acabe la película.
- Oh – Dijo Harry mirando a sus zapatos.
- Puedes venir también si quieres.
- Me gustaría – Respondió con un destello de ojos verdes y una sonrisa brillante.
- Sujétate entonces – Y rodeó con sus brazos alrededor del familiar cuerpo y aparecieron.
La calle, en el exterior del Hospital San Mungo para Enfermedades Mägicas, estaba desierta. Los dos hombres encontraron con rapidez el camino hacia la entrada y fueron dirigidos a la sala que buscaban. Junto a la entrada vieron a una familia agrupada alrededor de una cama sosteniendo a una niña pequeña. Sus caras gastadas estaban llenas de preocupación.
El medimago alzó la vista desde un lado de la cama y al ver a los visitantes se dirigió a la puerta – Ella estará bien – Dijo en voz baja. Luego mirando a los dos hombres levantó una ceja - ¿Le importaría a alguien explicarme qué, en nombre de Merlín, está pasando?
- Luego, Neville – Empezó Draco, pero fue interrumpido por un chillido desde dentro de la habitación. Volviéndose para mirar a la cama, vieron que la niña empezaba a moverse y observaron cómo se abrían sus ojos.
- ¿D… dónde estoy? - Preguntó.
Estás en el hospital, cielo.
- Pero…
- Todo está bien. Estabas muy enferma, pero ahora vas a estar bien.
- ¿Qué día es? - Preguntó.
- Es Solsticio, cariño - Contestó su madre - El mejor Solsticio incluso.
- ¿Mamá?
- ¿Sí, Ellen?
- Mamá, tuve un sueño. Y había un hombre en mi sueño. Era muy viejo y tenía una barba blanca y gafas. Llevaba ropa púrpura con estrellas y lunas y me cogía de la mano y me hablaba.
- ¿Qué te dijo, bebé?
- No recuerdo la mayoría. Me dijo que no me acordaría. Pero me dijo que había algo que debía decirles a ellos.
- ¿A quíén, Ellen?
- A esos hombres - Contestó la niña mirando a Draco y Harry.
- ¿Recuerdas qué era?
La pequeña asintió suavemente y miró a los dos hombres cogidos de la mano en la puerta. Luego, como el ángel en el que casi se convirtió, sonrió dulcemente y en una voz muy suave dijo:
- Los Dioses nos bendicen, a todos.
EPÍLOGO
Nochevieja,
2004
Draco Malfoy y Harry Potter estaban sentados hombro con hombro con sus espaldas contra la cabecera de una cama de matrimonio en una habitación del segundo piso de una casa en Gimmauld Place. Una pila ordenada de papel verde perfectamente doblado y una pila de cinta plateada se hallaba a su lado.
Sobre el edredón nórdico que cubría sus piernas había un extraño surtido de artículos que Draco Malfoy consideraba que eran los regalos más maravillosos que había recibido alguna vez.
- Son perfectos, Harry, no deberías haber estado avergonzado para nada.
- Claro – Dijo Harry, ruborizándose – Como si quisiera que mis niños me vieran regalándole a mi novio un tanga de raso verde y pantalones de piel de dragón.
- La camiseta es interesante.
- Tampoco estoy seguro de que "Soy el Juguete Sexual de Harry Potter' " sea exactamente la imagen que quiero que tengan de ti.
- ¿Y por qué no? Es una imagen de la que estoy bastante orgulloso. Trabajé duro por esa imagen, ¿sabes?
- Sí que lo hiciste, amor.
- Aunque los anillos son preciosos - Dijo examinando la banda entretejida de oro amarillo y blanco en su mano.
- Podemos comprar algo mucho más bonito ahora.
- Absolutamente no. Bueno, de acuerdo, puedes comprarme algo más bonito si quieres, pero nunca me quitaré esto, no importa lo que pase.
- El caramelo está un poco rancio.
- Apuesto que sí. No puedo creer que lo intentaras ¿Y qué diablos te hizo pensar que necesitábamos una poción mantenerlo-en-alto a los diecisiete años? Algo más como hacerlo-bajar-para-que-podamos-ir-a-clase habría sido útil.
- Parecía gracioso en ese momento.
- El poema es encantador, Harry. Quiero enmarcarlo y ponerlo en la pared.
- No.
- ¿Por favor?
- No. Es ñoño y ni siquiera rima.
- Es perfecto. No puedo creer que me dieras una foto mágica donde sales desnudo. No es que le ponga objeciones, sabes. Es sólo que no es propio de ti.
- Tenía diecisiete años.
- Y no puedo creer lo que hace cuando se mueve.
Silencio.
- ¿Esta foto la hizo Creevey?
- Dioses, no. Era un temporizador automático. Y tampoco puedes colgar eso en la pared.
Draco resopló - Como si fuera a compartir una foto de tu delicioso cuerpo desnudo con alguien más, Harry.
Silencio.
- Esto es tan maravilloso, Harry. No puedo creer que me llevara tanto tiempo comprender lo que me estaba perdiendo.
- Entonces, ¿vas a contarme qué ocurrió?
- ¿Ocurrir el qué?
- Ya sabes, el cambio repentino y todo eso.
- Ah, bueno, es una larga historia.
- Tengo tiempo.
- De acuerdo entonces, empieza con un pato a medio comer que se convirtió en un áspid.
- En realidad esto va a ser largo, ¿verdad?
- Me temo que sí.
- Entonces mantén este pensamiento. Voy a conseguir otra botella de champán y estaré de vuelta.
- No me voy a ninguna parte, amor. Créeme. Me llevó demasiado tiempo llegar aquí en primer lugar.
Y aquí se acabó la traducción, espero que disfruten con su lectura tanto como yo al traducirla. Muchísimas gracias por haberme acompañado con vuestros comentarios, han significado mucho para mí, más de lo que creen.
Feliz Navidad y Próspero Año 2006
