SOMOS CHICOS DE HIELO.

By Tenshi Lain & Neko-chan

Notas en tinta verde:

Esta historia está basada en el manga de Wataru Yoshizumi "Somos chicos de menta" (o "Mint na bokura" en japonés) con los personajes de YuYuHakusho (que pertenecen a Yoshihiro Togashi). Ninguna de estas obras me pertenecen, solo hago esto para divertirme (y porque Neko-chan me insistió mucho para que escribiera una parodia con los personajes de YuYu. Puede llegar a ser muy pesada --'). También advierto que habrá un poco de Shonen ai (AMOR entre chicos, NO sexo... mal pensada/os ¬¬')

Reparto de personajes

Noel Minamino: Hiei

María Minamino: Yukina

Ryuji Sasa: Kurama (NdTL: no le pongo su nombre humano porque la liamos ;P)

Miyu Makimura: Maya

Yoshiaki Hirobe: Yusuke Urameshi

Daisuke Sakurai: Kazuma Kuwabara

Kanako Asou: Botan

Karin Tachihara: Keiko Yukimura

Jiro Kuriso (Chris): Kuronoe

Ren: Koenma

Directora Morinomiya: Maestra Genkai

Cap. 2

Al día siguiente, Hiei se saltó la primera hora de clase y fue a espiar a su "presa". Yusuke tenía clase al otro lado del instituto, en la segunda planta. Así que el demonio de fuego se subió a uno de los árboles para poder observarlo.

Era un tipo bastante popular, siempre rodeado de gente. En especial un tipo grandullón con el pelo color zanahoria, al que recordaba haber visto en el entrenamiento de baloncesto (en realidad él fue el responsable de uno de los dos tiros que por poco le da en la cabeza).

Hiei pronunció un conjuro en lengua antigua con la palma de la mano extendida y al momento apareció un pequeño espíritu sirviente (de unos 10 cm de alto) de color negro, cabezón y con un único ojo de color carmesí en medio de la cara.

- Sigue a ese tipo del pelo engominado - le ordenó.

- ¡Ninus! - exclamó el pequeño dando un salto mortal hacia atrás y convirtiéndose en una voluta de humo que se coló por la ventana entreabierta y se quedó suspendido cerca del techo. Como si de una mancha se tratara.

- Una cosa menos - se dijo a si mismo Hiei satisfecho.

Con su pequeño sirviente siguiendo a aquel estúpido ningen, podría asegurarse de que no se acercaba a su hermana más de lo necesario y podría descubrir cualquier trapo sucio con el que abrirle los ojos a Yukina.

De un salto bajó del árbol dispuesto a irse a dar una vuelta, no tenía ganas de ir a clase.

- ¡Minamino!

Aquel grito le heló la sangre. Lo habían pillado en un mal momento ¿cómo iba a explicar que acababa de bajarse de un salto desde las ramas de un árbol que llegaban al segundo piso? Lentamente se giró mientras pensaba que hacer. Podía fulminar a aquel metiche con sus llamas negras, lo único que quedaría sería un montoncito de cenizas, pero ¿cómo explicaba después su desaparición?

Sin embargo, al final no fue necesario inventar una excusa, puesto que la persona que le había llamado no era otra que la profesora Genkai.

- Es usted - suspiró aliviado el Youkai.

- Yo no me alegraría tanto - dijo con tono serio - ¿qué haces fuera de clase?

- Pasear - dijo Hiei con indiferencia.

- Pues más te vale que dejes de hacer tonterías y te centres. Si faltas a un 20 de las clases del mes, serás expulsado del instituto y mandado al Makai de una patada en el trasero.

- ¿Qué¡soy un demonio de fuego, no tengo porque ir a esas estúpidas clases!

- Aquí eres un alumno más, y tienes que seguir las normas como todos.

- Tsk... - masculló el chico disgustado. Genkai esbozó una sonrisa ladeada.

- Cambiando de tema ¿funciona bien la cinta?

- Demasiado - se quejó el moreno -, cubre mi aura demoniaca, pero también me resta energía. Me debilita demasiado.

- Creí que un Youkai de fuego podría aguantarlo... - dijo Genkai con tono burlón crispando las nervios del chico.

- ¡Claro que puedo soportarlo! Pero de esta forma estoy en desventaja...

- Tranquilo, aquí no hay demonios que puedan atacarte.

- Pero si que hay demonios, usted misma me lo dijo.

- Pero todos siguen ciertas normas de conducta, quien las quebranta es expulsado...

- Y mandado al Makai de una patada en el trasero - dijo Hiei repitiendo las palabras de la directora.

- Veo que lo has entendido - dijo Genkai con una sonrisa -. Por cierto tengo que hablar contigo.

- ¿De que? - los habían estado caminando hasta alejarse del edificio y se sentaron en un banco para hablar.

- De tu compañera de habitación, Maya Makimura.

- No se preocupe no dejaré que me descubra y tampoco la observo a escondidas - añadió imaginando que la directora querría hablar de eso -. Me encierro en el baño cuando va a cambiarse.

- Muy considerado por tu parte, pero no era eso exactamente de lo que quería hablarte.

- ¿Entonces?

- No la has notado algo extraña...

- Los humanos con una sensibilidad tan desarrollada no abundan, pero a parte de eso... - Hiei entonces recordó algo - Maya lleva un amuleto muy poderoso, me pone los pelos de punta cada vez que me lo acerca.

- Eso quiere decir que funciona bien - dijo la profesora con una sonrisa satisfecha.

- ¿También le dio a ella ese amuleto para que la protegiera de mí?

- No seas tan presuntuoso. Ese amuleto lo tiene desde que era una niña.

- ¿Cómo lo sabe?

- Conozco a los padres de Maya desde hace años, también estudiaron en este internado. Son buena gente, siempre han estado ligados al mundo sobrenatural, pero no querían que su hija siguiera el mismo camino.

- Y sus padres le dieron ese amuleto para ahuyentar a los espíritus y demonios.

- No exactamente - dijo con una enigmática sonrisa. Hiei frunció el ceño, si ni sus padres ni la profesora le habían dado el amuleto ¿quién se lo había dado? -. El caso es que necesito pedirte una cosa.

- ¿Cual?

- ¿Podrías echarle un ojo de vez en cuando? - Hiei la miró sorprendido con aquellas palabras - El amuleto que lleva, repele a los espíritus y demonios menores, pero a los de más nivel solo los incomoda.

- ¿Quiere que le haga de niñera?

- No, de eso ya hay alguien encargado - dijo con la misma sonrisa de antes -, pero cuatro ojos ven mejor que dos. Aunque en este caso serán cinco - dijo refiriéndose a su jagan.

- Bueno, veré que puedo hacer - contestó Hiei. El timbre sonó anunciando el inicio de al siguiente clase y el chico se levantó -. Me voy a clase.

- Muy bien. Y no vuelvas a hacer pellas.

- Siii - dijo Hiei con tono cansado encaminándose hacia el edificio.

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El Domingo por la mañana, Hiei se estaba colocando bien la ropa encerrado en el baño de su habitación, le reventaba tener que esconderse cada vez que se cambiaba, pero no había otra forma para guardar su secreto. Tras comprobar que todo su disfraz estaba bien: Cabello perfectamente teñido de azul recogido en una trenza (si el cabello estaba completamente azul su voz también sería la adecuada), jersey un poco holgado para no marcar mucho su figura, pantalones cortos (¡Si, por fin pantalones!) deportivas y la cinta cubriendo perfectamente su Jagan. La versión femenina de Hiei estaba lista. Suspiró derrotado pensando en todo lo que hacía por su hermana y salió.

Encontró a Maya sentada en la cama leyendo un libro titulado "Fantasmas y entes".

- "Jo con la niña" - pensó Hiei con una gota en la cabeza.

- ¿Vas a salir? - preguntó Maya distraídamente.

- Si los del club de baloncesto y los de volveybol... digo voleibol, vamos a la feria ¿Te quieres venir?

- Gracias por la invitación, pero es que ya había quedado esta tarde - dijo con una sonrisa de disculpa.

- No pasa nada, otra vez será - dijo Hiei pensando que así solo tendría que vigilar a su hermana.

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- ¡Bien escuchad todos! - llamó Yusuke a los integrantes de los dos equipos una vez que estuvieron en la entrada de la feria -. Podéis ir a donde queráis, pero a las cinco os quiero a todo aquí ¿entendido Kuwabara?

- ¿Por qué me lo dices a mi? - replicó el grandullón con cabello de color zanahoria que era su mejor amigo.

- Porque siempre eres el último en aparecer - dijo con tono mordaz. Kuwabara agachó la cabeza con un "uh" mientras los demás reían -. Lo mejor será ir en grupos de tres o cuatro para evitar disgustos.

- Yusuke ¿Te vienes al tiro? - dijeron un grupo de chicas con algunos del club de basquet. Yukina intentó ir con ellos pero una mano le impidió moverse.

- Tu no vas a ningún lado - dijo Hiei con tono autoritario -. Mientras esté aquí no te vas a acercar a ese payaso.

- Hiei... - dijo en tono desesperado.

- ¡Hey Minamino! - las dos hermanas se volvieron y se encontraron ante el sonriente Kuwabara.

- ¿Cuál de las dos? - preguntó Hiei en tono agrio.

- Yukina ¿Te viene conmigo a...?

- Lo siento pero nos vamos por allá - interrumpió Hiei arrastrando a su hermana por entre la multitud y perdiéndose de vista.

- ¿Cómo puede tener una hermana tan borde siendo ella tan dulce? - se preguntó Kuwabara rascándose la cabeza -. Ahora entiendo eso de los gemelos malvados...

Las gemelas Minamino se pararon ante una caseta llena de máscaras y Hiei se quedó mirando una que le llamó mucho la atención. Era de color azul con un pequeño pico amarillo y pelusilla negra entre dos enormes orejas (NdN-C¡Si, es Puu! XD)

- ¿Pero por qué eres tan borde con Sakurai? - le reprochó Yukina con los brazos cruzados.

- ¿No se llamaba Kuwabara? - dijo Hiei extrañado mirando a su hermana.

- Kuwabara es su apodo. Por lo visto hubo un problema con las listas y a él en vez de ponerle Kazuma Sakurai, le pusieron Kazuma Kuwabara. De ahí su apodo... pero ese no es el punto ¿Por qué lo tratas tan mal?

- No me gusta como te mira - dijo llanamente acercándose a la siguiente caseta.

- ¿Y como me mira? - dijo Yukina acercándose desconcertada. Nunca le había mirado mal ni la había insultado.

- Para lo que quieres era muy corta ¿lo sabías? - la Koorime le sacó la lengua -. Le gustas ¿no te has dado cuenta? - por la cara de sorpresa que le puso estaba claro que no.

- Anda ya. A mi me gusta Yusuke ¿cómo le voy a gustar a él?

- Que a ti te guste alguien, no quiere decir que nadie más se interese en ti - le gustaba la inocencia de su hermana, pero en ocasiones era un inconveniente -. Tengo hambre, voy a comprarnos un par de esos pinchitos picantes ¡espérame aquí!

- ¡No espera! - llamó Yukina, pero su hermano ya se había perdido de vista - No me gusta el picante - susurró y se fue en busca de una máquina de bebida, la necesitaría.

Mientras Hiei recibía de manos de la vendedora los dos pinchitos. La comida era una de las pocas cosas que le gustaban de los ningens. Y también sabía de sobras que a su hermana no le gustaba el picante, por eso compraba dos, siempre se comía el de Yukina. Una palmadita en su hombro lo hizo volverse.

- ¡Hola Hiei! - dijo la siempre alegre compañera de cuarto de su hermana.

- Botan ¿tú también venías?

- Pero si llevo aquí todo el rato - dijo la peliazul con una gota en el cogote - ¿y Yukina?

- Me está esperando ahí abajo - dijo mientras ambas se ponían en camino.

- Oye ¿no sabes que a Yukina le gusta Yusuke?

- Si, lo sé -dijo con una nota de disgusto en la voz.

- Pues entonces deberías ayudarla. Vamos a buscar una forma de dejarlos a los dos a solas para que hablen.

- Ni hablar - cortó Hiei -, no quiero que Yukina salga con ese estúpido engominado.

- Vaya... así que no quieres que te quiten a tu hermana ¿eh? Ya me había comentado que eras muy posesiva - Hiei se sintió un poco herido por aquel comentario. No porque no fuera cierto, sino porque Yukina lo había dicho a una desconocida. Desde luego esta tal Botan no se mordía la lengua...

- ¿Y por que no quieres que salgan juntos?

- Es mayor que ella.

- Solo un año, no es mucha diferencia. Además yo creo que no hay nada malo en que tu chico sea un poco mayor. Mientras te guste y tú a él no hay problema.

- "Bueno es que en realidad Yukina es mayor que él por unos 120 años, pero no puedo decirte eso" - pensó Hiei - ¿Entonces a ti te gustan mayores?

- No me importa la edad ni la condición ni el nombre siempre que sea guapo - dijo Botan haciendo que Hiei cayera al suelo con las patas en alto. Definitivamente esta chica no se cortaba para nada.

- No me digas que a ti también te gusta uno del equipo de baloncesto.

- Pues sí, y además está en tu clase. Es Kurama Sasa.

- ¿El pelirrojo? - dijo recordando el incidente del gimnasio.

- El mismo ¡es guapísimo! con esos ojos verdes y su mirada sexy, tiene cara de modelo de revista y siempre es tan amable. Además de pertenecer al consejo de estudiantes y ser el delegado de nuestro curso. Es muy inteligente...

- Por cierto, no lo he visto...

- Es que ya había quedado... ¡Que lástima!

- Tal vez con su novia...

- No, Sasa no tiene novia. Siempre da calabazas a las chicas. Aunque eso si de una forma muy amable y con una sonrisa. Ay... yo solo me le declararía para que me sonriera así... ¡kyaaah! - gritó la chica emocionada al imaginar la escena. A Hiei le cayó una gota por el cogote -. Pero volviendo al tema ¡Tenemos que ayudar a Yukina a conquistar a Yusuke!

- NO.

- Venga no seas así...

- ¡Ah! Yukina se ha ido - dijo Hiei enfadado al ver que su hermana no estaba donde la había dejado.

Mientras tanto en una parada no muy lejana Yukina miraba distraídamente la gran variedad de colgantes y pulseras que habían en el mostrador, mientras se lamentaba por su mala suerte.

- Con la ilusión que me hacía esta excursión - suspiró - pero con Hiei aquí no voy a poder hablar con Yususke...

Entonces algo llamó su atención. En un tablero de madera habían varias pulseras de distintos colores y sobre estas un letrero que rezaba: "Pulseras de la suerte. Roja-amor, amarilla-estudios, verde-salud, azul-felicidad..."

Sonrió ante la ingenuidad de los Ningen. Aquellos pedazos de hilos trenzados solo servían de adorno, no tenían nada de las propiedades que decían... aunque eran bonitas.

- ¿Te vas a comprar alguna?

¡Gracias a todos los dioses habidos y por haber! Pensó Yukina al ver a Yusuke a su lado sin que Hiei andara cerca. El chico le sonrió mientras se agachaba para ver las pulseras.

- mmmh... creo que compraré una - dijo Yusuke.

- Yo... yo también iba a comprar una... - mintió Yukina. No le interesaban como amuletos, pero si la compraba ella y Yusuke tendrían algo en común.

- Creo que esta - dijo cogiendo una amarilla con una sonrisa un poco picarona - ¿Y tú?

- Esta... - susurró cogiendo una roja.

- Vaya, vaya... así que te gusta un chico ¿eh? - dijo intentando chincharla un poco. Aunque se quedó extrañado al ver que la chica se lo quedaba mirando fijamente. Yukina separó los labios dispuesta a decir algo cuando...

¡CHOF!

El refresco que se había comprado calló sobre su falda.

- ¡Hiei! - reclamó Yukina al ver lo que su hermano acababa de hacer.

- Lo siento hermana, no te vi - se disculpó. Aunque Yukina podía ver en sus ojos que no era así.

- Voy al baño... - susurró sin mirar a Yusuke y dirigiéndose a los baños.

Hiei la siguió y entró tras mirar a derecha e izquierda. Aunque después pensó que en teoría no estaba haciendo nada malo por que ahora era una chica... aunque en realidad era un chico y por tanto si estaba mal o... Mejor no pensarlo, le daba dolor de cabeza.

- Solo era zumo de piña, seguro que no quedará mancha - dijo Hiei con los brazos detrás de la cabeza.

- ...

- No sabes la rabia que me da verte con esa cara de tonta cada vez que te le acercas.

- ...

- Es una vergüenza que una Koorime se comporte de una forma tan patética solo por un humano.

Un leve "clinc" resonó en el baño y a los pies de Hiei llegó rodando una pequeña esfera blanca. El youkai de fuego se puso blanco y corrió hacia su hermana. Gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas y finalmente se convertían en hermosas perlas blancas.

- ¿Pero por que lloras! - dijo Hiei apurado recogiendo las lágrimas del suelo y rezando para que nadie entrara - ¡Solo es una estúpida falda!

- ¡No es por la falda! - le dijo llorosa - Por fin había logrado hablar con él... (snif) y justo c-cuando... cuando íbamos a comprar... las pulseras iguales... - a penas se entendía lo que decía en medio del llanto.

- ¡Pero no llores Yukina! - dijo Hiei un poco desesperado, nunca sabía como actuar cuando su hermana lloraba - ¡De verdad que lo siento¡no llores más!

.-.

Una vez que Yukina estuvo más calmada, fueron a reunirse con los demás compañeros.

- ¡Yukina! -llamó Botan al verlas acercarse. A su lado estaba Yusuke

- Oh... ¿Me habéis esperado? - dijo reuniéndose con ellos.

- ¿Qué te pasa en los ojos¿has llorado? - interrogó Botan - ¡No te preocupes por la falda! La llevas a la tintorería y te la dejan como nueva. Además, casi no se ve la mancha.

- Ya... - dijo vagamente con la cara roja y la mirada baja. Ahora le daba vergüenza que Yusuke supiera que había llorado.

- Mira - dijo la voz del chico y ante Yukina apreció un pequeño paquetito de papel azul -, aquí tienes la pulsera que querías.

- ¿La has comprado para mí¡muchas gracias¿cuánto te debo?

- Nada mujer, considéralo un regalo - dijo con su mejor sonrisa -. Además no eran muy caras. La he comprado con la mía.

Un dulce sonrojo se extendió por la mejillas de la koorime ¡Tenían una pulsera cada uno!

- Mu... muchas gracias Yusuke - dijo ella tímidamente.

- Has visto que bien - dijo Botan con tono pícaro mientras le daba un golpecito con el codo.

- Hey ¿os apetece ir allí abajo? Los chicos dicen que hay autos de choque (No tiene remedio, es la naturaleza destructiva de Yusuke --')

- Si, vamos - dijo Yukina más animada mientras caminaban calle abajo.

- Ahí va - dijo para si misma Botan - ¿Dónde se ha ido Hiei?

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La luz del sol se reflejaba en la nacarada superficie de aquella perla que sostenía entre sus dedos. Era bastante grande... lo que quería decir que un sentimiento doloroso había causado que Yukina llorara. El tamaño de las perlas estaba determinado por el motivo del llanto que las causaba. Cuanto más grande mayor había sido el dolor. Las que estaban causadas por la felicidad eran mucho más brillantes y las que tenían un brillo mate las causaba la tristeza (NdTL: Eso me lo he inventado :P).

Apretó la perla dentro del puño mientras mascullaba algunas palabrotas. Odiaba ver llorar a Yukina, le partía el corazón. En el Makai destrozaba a cualquiera que se atreviera a hacer que su hermana derramara perlas... y ahora él era el responsable. Y lo que más rabia le daba era que todo era por culpa de aquel estúpido humano engominado. Bueno, no del todo...

Hiei caminaba por la concurrida calle sumido en sus pensamientos, cuando algo llamó su atención. Un aura medianamente fuerte se acercaba. Con disimulo retiró la venda de su Jagan y sondeó los alrededores. Por en medio de la abarrotada calle sintió a aquel Youkai. Caminó en su dirección con curiosidad ¿Qué estúpido demonio de clase C osaría meterse en una multitud? Estos no solían pasar desapercibidos ni siquiera para los humanos.

Finalmente lo vio. Ni siquiera estaba bien disfrazado. Vestía una gabardina gris y sombrero con 35 ºC en la calle ¿A quien se le ocurre? Aquel sujeto parecía que seguía a alguien por su expresión de concentración. Hiei siguió la dirección de su mirada y sintió el corazón encogido. En el semáforo estaba Maya.

De seguro que aquel demonio se había dado cuenta del gran potencial de la chica. Para los demonios aquellas personas eran deliciosas comidas, además de que al devorarlos su poder aumentaba considerablemente.

La directora le había pedido que la vigilara y si descubría que había dejado que un mugroso demonio de clase C se la comiera, lo mandaría de regreso al Makai de una patada en el trasero.

El semáforo cambió de color y Maya empezó a cruzar la calle, el demonio también reinició el camino y Hiei decidió acabar con él de forma rápida. Se acercó a él por la espalda, su mano derecha se cubrió de llamas negras. Tan solo con tocarlo las llamas empezarían a carbonizar sus órganos internos y en un par de horas estaría muerto. Con este ataque nadie notaría lo que había pasado en medio de la calle, solo esperaba que aquel patético ser tuviera las suficientes luces como para alejarse de la multitud antes de que se acabara su tiempo. Levantó lentamente la mano, sería rápido nadie notaría nada, pero cuando estaba a punto de atravesar a aquel sujeto, algo sucedió. El demonio se retorció de dolor y en el suelo solo quedó su gabardina y su abrigo.

Hiei parpadeó confuso. Miró al frente y vio a Maya entrar en una cafetería. No parecía que se hubiera dado cuenta de nada. Volvió a mirar la ropa y la cogió del suelo. De entre la gabardina cayeron lo que parecían ser restos secos de una planta.

¿Qué demonios había pasado?

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Hiei se encontraba en el dormitorio con algunas revistas sobre basquet. Tenía que informarse un poco o lo descubrirían enseguida (NdN-C¿de donde ha sacado las revistas o.o? TL: De la biblioteca).

Ya llevaba un buen rato "estudiándolas" y la verdad es que le había parecido un deporte interesante. Se parecía al Fireball (que consistía en tirar dentro de un cráter bolas de lava concentrada, el ganador era el que conseguía que su volcán entrara en erupción antes), pero tenía demasiadas normas en comparación con aquel juego del Makai ¡Ni siquiera podías pegar al contrario!

En aquel momento la puerta del dormitorio se abrió y entró una muy abatida Maya. La chica se recargó en la puerta y suspiró, permaneció en la misma postura varios segundas perdida en sus pensamientos. A Hiei le pareció curioso aquel comportamiento.

- ¿Makimura? - llamó.

- Eh... ¿si? - dijo tras unos segundos.

- ¿Ocurre algo?

- No, nada - dijo ella con una sonrisa mientras se dirigía hacia su escritorio y se sentaba para hacer los deberes. Pero en vez de ponerse a estudiar, suspiró y se quedó mirando la pared pensativa.

Hiei volvió su atención hacia las revistas sin darle más importancia a la actitud de su compañera de habitación. Aunque no pudo evitar recordar lo que había pasado el día anterior con aquel demonio ¿Cómo diantres había desaparecido de aquella manera? Los restos de planta que encontró estaba seguro de que eran una planta del Makai, pero no recordaba de cual (nunca prestaba mucha atención a sus profesores, la verdad).

- ¡Hiei¿Puedes salir un momento?

- Yukina - dijo el Youkai de fuego al salir al pasillo y encontrarse con su melliza.

- Me has estado evitando todo el día ¿vas a estar así toda la vida? - le reprochó.

- No... es que... - dijo Hiei aunque en realidad no sabía muy bien que decirle.

- ¿Y a que vino lo de ayer? Primero me tiras encima el zumo y luego te largas sin decir nada. Como mínimo podías haberte despedido. Nos dejaste preocupados.

- Lo siento - murmuró con las mejillas sonrosadas y lamentando su comportamiento. Pero es que después de hacer llorar a su hermana no se atrevía a mirarla a la cara.

- Bueno, como hoy estoy de buen humor, te perdono por esta vez. Hagamos las paces.

- ¿En serio? - dijo Hiei contento por haber resuelto ese problema.

- Pero... - le advirtió Yukina mirándolo muy seria - solo esta vez. Si vuelves a hacer algo como lo de ayer ¡Te odiaré para siempre! Sabes que soy perfectamente capaz de cumplirlo ¡Acaba de una vez con ese infantil sentido de posesión!

Y dicho esto se fue dejando a un deprimido Hiei, que acaba de perder cualquier futura oportunidad de convencer a su hermana de regresar a casa.

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Ya llevaba dos semanas en el internado y no había podido avanzar en su plan debido a la amenaza de Yukina. Quería regresar al Makai, pero no a causa de enemistarse con su hermana de por vida.

Suspiró exasperado mirando a su alrededor. Tenía una hora libre para almorzar y él estaba con Yukina en la clase. Las chicas cotilleaban alegremente sobre chicos, programas de la tele y grupos de música. Hiei no pillaba ni la mitad de lo que decían.

- Hiei ¿Tu que opinas a Mieko le quedaría mejor el pelo rubio o a mechas? - dijo enseñándole una revista con fotos de peinados.

- Pueees... - dijo sin saber que contestar - ¿rubia?

- Lo ves ya decía yo. Por eso... - Hiei desconectó la antena.

Si eso seguía así moriría de aburrimiento. Observó a Yukina. Ella se había integrado rápidamente a aquel nuevo ambiente, nadie que la viera sospecharía que no era una chica humana normal y corriente. Si seguía así acabaría convirtiéndose en Ningen.

Su puesto como asistente en el equipo de baloncesto tampoco era algo agradable. Tenía muchas más responsabilidades y problemas de los que había previsto: presentar la solicitud para participar en la liga interescolar, asistir a las reuniones de la federación, organizar partidos amistosos, controlar el estado de los uniformes y el material, contar el tiempo en los entrenamientos, anotar los puntos, preparar bebidas y un laaaaargo etc. ¡Maldita la hora en que se metió en el puesto! Y para colmo tenía que presenciar en silencio el coqueteo entre su hermana y el capitán del equipo de baloncesto sin poder decir nada.

Ya empezaba a plantearse la posibilidad de regresar, aunque el hecho de dejar allí sola a Yukina lo detenía en esa decisión. Suspiró con cansancio mientras guardaba la última cesta de balones en el almacén.

- Últimamente haces mucho eso - dijo una voz tras él. Al volverse se encontró con el risueño pelirrojo con el que compartía clase.

- ¿El que? - replicó cerrando con llave.

- Suspirar ¿Estás enamorada? - la mirada asesina que le dedicó Hiei le hizo cambiar de tema - ¿Ya has acabado de recoger?

- Si.

- ¿Qué vas a hacer ahora? - preguntó mientras ambos caminaban en dirección al edificio principal.

- Supongo que encerrarme en mi habitación a estudiar - dijo con desgano.

- Que aburrido ¿Quieres venir a un sitio? Te aseguro que te gustará...

- Bueno - accedió con desgana ¿Qué perdía con ir?

Media hora más tarde se encontraban en el lugar más ajetreado, con más ruido, luces parpadeantes y gente que jamás hubiera visto en el Ningenkai.

- Bienvenida a Arcana. La mayor sala de videojuegos de la ciudad.

- ¿Videojuegos? - repitió intentando recordar que sabía sobre ellos. Como el nombre decía, eran juegos. Pantallas con botoncitos y palancas. Batallas irreales en las que ni siquiera estabas ante un oponente... algo extraño.

- Vamos a la zona de combates - dijo animadamente.

- Yo no sé jugar a esto - dijo Hiei cuando estuvo ante los controles ¿para que tanto botón?

- Descuida yo te enseño - aseguró Kurama con su mejor sonrisa echando una moneda en la ranura.

Una musiquilla un tanto estridente se dejó oír mientras en la pantalla aparecía el título del juego y los personajes. Kurama le iba explicando como usar los botones para mover los personajes. No parecía tan difícil... pensó. Pero su personaje fue vencido en menos de treinta segundos por la máquina.

- ¡Oye! - gritó enfadado a la máquina al ver el letrero de GAMEOVER.

- No está mal para ser la primera vez, aunque esperaba que duraras más.

- Pues hazlo tú, listo - le dijo mosqueado cediéndole el asiento. Kurama se sentó e inició la partida.

Se quedó pasmado al ver el dominio que tenía el chico con aquel trasto. El contador de los puntos no hacía más que subir. Hasta que después de un rato muuuy largo finalmente vencieron al pelirrojo.

- Nunca consigo pasar este nivel - dijo con una sonrisa triste.

Una nueva pantalla apareció con el ranquing de los 10 mejores puntuaciones. El tercer espacio estaba parpadeando indicando que ahí iban sus iniciales. Aunque como Hiei pudo ver, la mayoría de récords estaban firmados por un tal 'KS16'

- Tercer puesto, no está mal - dijo mientras escribía 'KS16'

- ¿Todos esos son tus récords? - dijo incrédulo Hiei.

- Sí - dijo con una nota de vergüenza en la voz, pero con orgullo - ¿Vuelves a probar?

Una hora después por fin Hiei consiguió entrar en el ranquing en el noveno puesto.

- Está muy bien teniendo en cuenta que solo hace media tarde que conoces el juego.

Hiei sonrió hinchado de orgullo mientras escribía 'HM :P'

- Me gusta este sitio - admitió el youkai.

- Pues entonces volveremos a venir - aseguró Kurama.

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A la mañana siguiente todos en el comedor del colegio estaban muy agitados.

- ¿Por qué tanto jaleo? - preguntó Yukina a su compañera de habitación.

- ¿Ha ocurrido algo? - preguntó Botan a un par de chicas que cuchicheaban en la entrada.

- ¡Ya lo creo! - exclamó una.

- Mirad allí - dijo la otra.

Al mirar hacia donde señalaban se quedaron de piedra. Kurama Sasa, uno de los chicos más codiciados sentado junto a la antisocial Hiei Minamino de 2º A, charlando como si fueran amigos de toda la vida.

- ¡No es justo! - replicó una de las chicas - no hace ni tres semanas que ha llegado al colegio y ya se ha ligado al tío más bueno de 2º.

- No creo que la cosa vaya por ahí - aseguró Yukina viendo como Kurama le cedía su postre a su mellizo y este lo aceptaba gustoso -, al menos por parte de Hiei...

- Gracias por el flan - decía Hiei ignorando todo el barullo que se había formado a su alrededor.

- De nada - dijo con una sonrisa observándola embelesado.

- ¿Qué me miras tanto?

- Nada, pensaba en lo diferente que eres de tu hermana.

- No lo sabes tu bien - murmuró.

- ¿Decías?

- Bueno, en casa también nos lo dicen. Supongo que yo he salido más a mi padre y Yukina más a mi madre. Además somos mellizos no gemelos...

- Te confundes mucho con el masculino - comentó haciendo que Hiei se maldiciera mentalmente.

- Si... bueno... es un vicio - dijo llanamente algo sonrojado mientras seguía comiendo y acentuando más la sonrisa del pelirrojo con su comentario.

- Pues hacen buena pareja - dijo Botan que había estado observando desde una mesa cercana, mientras Yukina pensaba que tenía que hablar seriamente con su hermano.

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- Tengo clase ¿Qué quieres? - apremió Hiei mientras se recargaba en la pared.

- Veras es sobre Kurama - le explicó Yukina - la gente dice que estáis saliendo juntos...

- Jajajaaa... - empezó a reírse Hiei - vaya tontería. Solo somos amigos.

- Pues eso no es lo que parece. En el mundo humano cuando un chico y una chica pasan tanto tiempo juntos como vosotros dos enseguida se piensa que mantiene una relación.

- Estúpidos ningens - masculló Hiei -. No tienen lógica. Por esa regla de tres cualquiera puede salir con cualquiera solo con sentarse a su lado.

- No Hiei - dijo Yukina intentando explicarse -, lo que quiero decir...

- Además los dos somos chicos. Si estuviéramos en el Makai sería otra cosa, pero aquí en el mundo humano no están bien vistas esas historias.

- Pero...

- Además, me cae bien ese ningen, creo que es uno de los pocos que se salvan. Aunque le noto cierta aura oscura. Tal vez tiene antepasados youkais, no sé... de todas formas me divierto con él. Es muy aburrido no tener amigos.

Yukina se sintió mal al pensar en eso. Seguramente su hermano estaba mortalmente aburrido con las charlas de las chicas y con el hecho de que no podía meterse con Yusuke...

- En fin, ahora la espera se hará más liviana.

- ¿Espera¿Qué estás esperando?

- Que Yusuke te de calabazas - dijo con todo el descaro que solo el tenía.

- Pero bueno - se indignó Yukina con la poca fe que su hermano tenía en que sus sentimientos fueran correspondidos -. De todas formas tendrías que hablar con Sasa y explicarle que solo lo ves como un amigo antes de que se haga ilusiones...

Pero al volverse se dio cuenta de que estaba hablando con la pared (este Hiei siempre va a la suya --).

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Ya era de noche y todos los estudiantes se encontraban en sus respectivas habitaciones terminando los deberes para el día siguiente. Hiei cerraba por fin el libro de matemáticas. Cochinos números ¿Quién fue el genio que inventó el álgebra? Si se lo cruzaba le diría cuatro cosas bien dichas.

Estiró los brazos por encima de su cabeza hasta que sintió un leve crujido. No estaba acostumbrado a estar tanto rato sentado. Aunque si que hacía ejercicio. Sonrió con malicia al recordar lo que había ocurrido después de clase.

Un grupo de niñatas con aires de grandeza se le habían acercado criticándola por ir detrás de "SU querido Kurama Sasa" y le habían dicho que si no aclaraba las cosas se vería en problemas. Hiei sonrió ante la estupidez de esas gatas en celo. Con disimulo invocó un Ninus y lo mandó a atormentar a aquellas pánfilas por tocarle las narices. Había sido divertido verlas correr por el patio diciendo que un "bicho raro" las estaba atacando.

Ahora que lo pensaba, el Ninus no había vuelto aun... ya era bastante castigo para las chicas. Fue hasta la ventana destapó un poco su jagan y llamó a su sirviente para que regresara y así poder devolverlo al plano astral hasta que volviera a necesitarlo.

La puerta del cuarto al abrirse y cerrarse lo sobresaltó y rápidamente volvió a cubrirse.

- ¿Qué haces en la ventana? - preguntó divertida Maya al ver el susto que se había llevado su compañera.

- Nada, tomar aire... ¿ya has acabado el trabajo con tu amiga?

- Si, por fin libre - dijo con un suspiro dejando los libros en la mesa.

Maya se había quedado en la habitación de una de sus compañeras de clase para acabar un trabajo conjunto. Se sobresaltó al darse cuenta de que la chica se estaba cambiando para ponerse el pijama y lo más disimulado que pudo se metió en el baño.

- Ya podía avisar antes de hacer eso - masculló notando un leve dolor en la cabeza - Condenada vieja - maldijo al recordar la "función especial" de la cinta.

Una vez había entrado en el momento en que Maya se cambiaba. No fue adrede, pero al momento un terrible dolor de cabeza le acometió y no podía abrir los ojos siquiera. Cuando fue a reclamarle la mujer el explicó que era una medida preventiba.

- Como si yo quisiera verle...

- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH!

Hiei salió corriendo del baño para ver que ocurría. Se le cayó el alma a los pies al ver a su pequeño Ninus sentado en el alféizar de la ventana con la cabeza ladeada mirando sin comprender el comportamiento de la chica.

- ¡Que se vaya¡Que se vaya¡Que se vaya! - decía Maya con los ojos cerrados y apretando entre sus manos el amuleto que siempre llevaba.

Hiei corrió hacia su sirviente antes de que el amuleto lo desintegrara. Con un rápido movimiento de manos, el ser desapareció.

- ¡Tranquila Makimura¡Ya se ha ido¡Cálmate! - decía Hiei.

- ¿Qué ocurre ahí dentro¿Makimura, Minamino?

- La profesora - masculló Hiei yendo a la puerta para explicarse con la profesora -. No se preocupe, es que había una cucaracha...

- ¿Una cucaracha? - dijo la mujer extrañada.

- Teníamos la ventana abierta, seguro que se coló por ahí. Pero ya me he desecho de ella. No se preocupe.

La profesora se fue aconsejándole que la cerrara porque en esa estación habían mucho bichos.

Una vez estuvo la puerta cerrada Hiei suspiró aliviado. Pero eso no duró mucho al ver que Maya estaba llorando. Lo que le faltaba.

- Oye Makimura... cálmate... ya no está - pero la chica no se calmaba.

Media hora después, parecía que la chica de ojos verdes ya estaba más recuperada.

- Minamino ¿puedes verlos? - le preguntó

- ¿Eh?

- A los espíritus - Hiei se felicitó a si mismo por meter la pata de esa manera.

- Si... bueno... a veces...

- Yo también los veo desde pequeña - le contó -. Entonces no me daban miedo, hasta me parecían graciosos. Pero un día una especie de demonio me atacó y desde entonces me dan miedo.

- Ya...

- ¿A ti no te asustan?

- Bueno, algunos... pero mis padre me enseñaron a espantarlos, así que no hay problema - inventó, bueno aunque en parte era cierto.

- Mi madre no puede verlos y mi padre siempre me ha dicho que si los ignoro no me harán nada. Pero no siempre es así. Por eso tengo esto - dijo mostrándole su amuleto, un escalofrío recorrió la columna de Hiei - los ahuyenta.

- ¿Quién te lo dio? - preguntó el youkai de fuego con curiosidad.

- Alguien a quien quiero mucho - dijo con una sonrisa -, ahora que sé que tu sabes espantarlos ya no tendré tanto miedo.

- Pues claro - dijo Hiei viendo una posibilidad de expiar su culpa. Aquella chica le caía bien, le recordaba a Yukina y no quería hacerla sufrir -. Si tienes cualquier problema con esos bichos me llamas.

- Entonces amigas ¿si? - dijo tendiéndole la mano.

- Claro - contestó estrechándola, ojalá no lo hubiera hecho. Un fuerte calambrazo le recorrió entero, pero hizo lo posible por no demostrar dolor. Si averiguaba quien había hecho ese trasto, primero lo felicitaría por el buen trabajo y luego lo despellejaría.

CONTINUARÁ...

Aquí tenéis un pequeño diccionario por si alguien se pierde con el vocabulario del fic n.n (cualquier duda me dejáis un reviw):

Ningen: humano

Ningenkai: mundo humano

Makai: mundo demoniaco

Youkai: demonio

Koorime: demonio de hielo, siempre es mujer y sus lágrimas se convierten en valiosas perlas. Tienen prohibido concebir los hijos engendrados por un hombre so pena de muerte.

Yukata: kimono de verano

Jagan: el ojo maléfico que Hiei tiene en la frente con el que multiplica la fuerza de sus ataques (aunque en el fic solo le sirve para invocar a Ninus)

Y ahora agradezco los reviws de: Eiri Saiyuki, Elian, Nimzay, KeRu-ChAn-kitsunne, Franita-Chan y Hiyu de Jaganshi.

Ja ne!