Hola!! Antes de que comiencen a leer quiero avisarles que este capítulo me salió fatalmente largo. No lo quise cortar para que no quedaran con el cuento a medias… cuando lo lean sabrán a qué me refiero.
Bueno, aquí van dos aclaraciones: La primera, que me di cuenta que escribir partidos de Quidditch es muy difícil, por lo que adapté para este fic, varios juegos que describe Rowling en sus 5 libros. Como llaman por ahí, hice una especie de remake o adaptación libre (jejejeje). La segunda, es para darle las gracias a Maru – Snape por darme la idea de la escena del camisón… Gracias amigui!!
Y ya!! Basta de tanta cháchara aburrida y a leer!!
CAPÍTULO 11: NOLATARI VERSUS SNAPE
Ni siquiera la prolongada ducha de agua caliente había conseguido, esta vez, que el dolor de cabeza cediera. ¡Qué tonto!... Ilusamente pensó que sus cavilaciones se diluirían junto con el líquido incoloro pero no, seguían allí, dando vueltas en su mente como un maldito torbellino. ¡Por qué diablos la había besado! ¡¡Por qué!!... por qué si sabía perfectamente que el amor y toda esa cursilería barata se encontraban fuera de su vida desde hacía 14 años…
- "No pudiste aguantarte, ¿no? La tenías ahí, enferma, confundida, a tu lado… ¡y en lugar de marcharte la besaste! ¿Qué le vas a decir ahora?... ¿Qué crees que esté pensando de ti?... ¡Bah! Como si te importara" – y exasperado agregó en voz alta - ¡Deja de una vez de pensar en tantas tonterías!
El profesor de Pociones se colocó frente al espejo (situado sobre el lavamanos) y observó su imagen. Inevitablemente, una sonrisa torcida se dibujó en su rostro cuando una vez más se perdió en sus pensamientos.
- ¿Quién iba a decirlo? Parece que te equivocaste… todavía te consideran como candidato romántico…
- Eso es lo único que te interesa, ¿verdad? – le espetó malhumorado su reflejo desde el pequeño vidrio – ¡Eres un imbécil Severus Snape! ¿Pensaste en el Señor de las Tinieblas?
- No he dejado de pensar en él ni un minuto desde que supe lo que sentía por ella – le contestó el mago en voz baja.
- ¡Entonces demuestra que eso que dices es cierto! Los débiles no tienen resistencia frente a los poderes del Señor de las Tinieblas.
- ¡Lo sé! – exclamó furioso – Entiendo perfectamente todo lo que me estás diciendo y mucho más. Si no logro bloquear este sentimiento y ese… recuerdo, me estaré delatando frente a él.
- Y ya no tendrás oportunidad de decir falsedades en su presencia sin que antes las detecte.
Snape solo se limitó a asentir y a guardar silencio.
- Ahora estás pensando en ella, ¿cierto? ¿En Florence?
Los ojos del profesor destellaron.
- Pensaba en su muerte, para ser más precisos – le contestó con voz socarrona –… y en que voy a evitar que cierta elfa comparta su mismo destino.
- Así me gusta… Ya vuelves a controlarte y a imponer disciplina a tus actos. ¿Qué piensas decirle a ella? Me refiero al beso, por supuesto.
Severus levantó una ceja disfrutando de aquel… incidente con la joven.
- No me voy a disculpar por ningún motivo porque no lo siento… - y una sonrisa burlona se asomó en sus labios al declararlo – Pero me temo que tendré que volver al principio… aunque nunca pude ser del todo indiferente con ella.
El reflejo se mostró de acuerdo y satisfecho con la decisión.
- La indiferencia será lo mejor – apuntó.
Snape miró con los ojos entrecerrados a su imagen en el espejo.
- ¿Sabes algo? Eres insoportable.
- El colegio entero pienso exactamente eso de ti – le replicó con desfachatez.
- Dime una cosa… Disfrutaste de ese beso tanto como yo, ¿no?
Unas manchas rojizas aparecieron de improviso en las pálidas mejillas del reflejo.
- Lo sabía – le dijo el mago con aire triunfal y por fin pudo salir del baño.
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- En el Comedor tampoco está – le dijo Ron a Harry y a Hermione, reuniéndose con ellos en la puerta del despacho del profesor Lupin.
- Qué extraño… ¿dónde pudo haber ido? – se preguntó el chico de pelo negro revuelto - ¿Alguno de ustedes sabe si anoche hubo luna llena?
Los dos amigos se encogieron de hombros.
- Que mala suerte – masculló Harry entre dientes – Bueno, será mejor que vayamos a desayunar… quizás después de la clase de Defensa podamos hablar con él.
- Yo creo que eso no va a ser necesario – les susurró Hermione – porque allí viene.
- Y parece que no de muy buen humor – agregó Ron.
Remus caminaba algo distraído hacia su despacho. Iba con la cabeza gacha, refunfuñando contra Merlín sabe quién. La expresión ceñuda de su rostro era la clara confirmación de su molestia.
- Maldito Severus… - mascullaba el licántropo en voz baja – Así que fuiste tú el que cuidó de Nindë… ¡Demonios! Parece que no entendiste mi advertencia… ¡Por qué no te mantienes lejos de ella! Ya verás, ya… ¡Oh! Ho… hola muchachos… ¿cómo están?
Remus trató de componer una sonrisa pero entre su enojo y el asombro de encontrarse a los muchachos inesperadamente, no lo consiguió.
- ¿Le sucedió algo, profesor Lupin? – preguntó Hermione algo prevenida.
- ¿A mí? No, no, nada… - contestó él con cierta incomodidad - ¿Por qué lo preguntas?
- Es que me pareció que venía de la Enfermería…
- ¡Ah sí! Pero no soy yo el enfermo… se trata de Nindë.
- ¿De la profesora Nólatári? – se apresuró a preguntar Ron, sin darse cuenta de la mirada "asesina" que la chica morena le echaba, celosa por su preocupación por la elfa.
- Sí pero no se preocupen, ya está bien y de vuelta a sus clases.
- Acaso ¿alguien la atacó? ¡Digo! ¿Qué le sucedió?
- Se cayó de la escoba Harry… - contestó Lupin sospechando - ¿Por qué pensaste que alguien…?
- ¡Oh, no! Fue solo una tonta idea que se me cruzó por la mente. Olvídelo…
- Aja… y yo soy un elfo doméstico, ¿cierto? Oh vamos, no te enojes Hermione, fue solo una forma de decir… No sé cómo pero ustedes ya lo averiguaron, ¿no es así?
Los tres amigos se echaron miradas culpables.
- Está bien… – añadió el profesor de Defensa en un suspiro -... entren en mi despacho.
Nada más entrar, Harry se sintió como en casa. Allí estaban las fascinantes criaturas tenebrosas en sus jaulas y cubetas tal y como esa vez, cuando Lupin lo invitó a pasar a su despacho en la primera visita a Hogsmeade a la que él no pudo asistir.
Con un movimiento de su varita, Remus hizo aparecer dos sillas más en la habitación para que sus alumnos se sentaran cómodamente.
- ¿Quieren una taza de té? – les ofreció, y sin esperar respuesta, con un nuevo golpe de su varita la vieja tetera que estaba sobre la chimenea comenzó a silbar – Solo tengo té en bolsitas… Supongo que no les molesta, ¿cierto Harry? – y le guiñó un ojo cómplice.
Harry se sintió reconfortado. Era tan extraño ver a Remus enfadado por algo, que daba las gracias que su profesor volviera a ser el mismo de siempre. Eso lo animó a continuar con la conversación.
- Profesor Lupin, nosotros…
- Remus – lo corrigió amablemente – Ya saben que pueden llamarme por mi nombre de pila cuando estemos juntos… por algo somos amigos.
Los muchachos asintieron orgullosos. Harry prosiguió.
- Bueno Remus… esteeeee… la verdad es que… por pura casualidad nos enteramos del secreto de la profesora Nólatári y…
- Quieren saber por qué Voldemort la busca.
- Exacto – confirmó Ron un tanto ansioso – Y también qué vínculo tiene ella con Harry.
- ¿Vínculo? ¿Nindë con Harry? – preguntó Lupin extrañado.
- Así es – confirmó Hermione – Desde antes de empezar el colegio, Harry ha tenido unos extraños sueños con la profesora No…
- ¿Has tenido… visiones Harry? – interrumpió Remus, esta vez visiblemente preocupado - ¿Por qué no hablaste conmigo antes? ¿Se lo dijiste a Dumbledore?
- No… porque aun no sé cuán importante son esos sueños… - contestó el chico avergonzándose.
- ¿De qué se tratan esos sueños, Harry?
- Pues… generalmente veo a la profesora Nólatári en una cueva, con unos… mortífagos a su lado y… ella me mira diciéndome algo de Voldemort y de que alguien nacerá en Julio con el poder suficiente para derrotarlo…
Remus volvía a tener la expresión ceñuda en su rostro.
- Harry… ¿has soñado también con Voldemort?
- Si… - y se apresuró a agregar con cierta ironía – Pero es normal que él esté tan enojado… Después de todo, no pudo matarme el año pasado y supongo que está planeando cómo hacerlo este año sin fallar, ¿no?
- No es necesario que seas tan irónico Harry, esto es grave… más grave de lo que piensan – suspiró resignado para luego agregar – Veamos… no es mucho lo que puedo contarles pero supongo que será suficiente para que no se metan en líos – y les lanzó una "fingida" mirada reprobatoria – Sí, es cierto, Nindë es un Elfo Alto, aunque debería decir más bien, que es la Princesa de los Elfos Altos.
- ¿Prin… princesa? – balbuceó el pelirrojo sin podérselo creer.
- Sí, Ron… Ella está aquí, en Hogwarts, porque en su poder tiene algo muy valioso que Voldemort quiere.
- ¿Algo… como un arma? – preguntó Hermione temerosa de la respuesta.
- Algo asi… Si Voldemort le arrebata a Nindë aquello, entonces nada podrá detenerlo esta vez… Probablemente significaría el fin de nuestro mundo.
Un silencio sepulcral los envolvió a los cuatro. Ninguno se atrevía a imaginar siquiera cómo sería la vida (y si es que estaban vivos) con Voldemort gobernando desde las tinieblas.
- ¿Y Dumbledore? – preguntó Harry, rompiendo el silencio que se había instalado en la habitación – Supongo que no se ha quedado de brazos cruzados…
- Por supuesto que no. El director ha reunido a un grupo selecto de magos y brujas en una Orden, a la que llamamos la Orden del Fénix. En ella, estamos todos los que luchamos contra Voldemort la primera vez y, por supuesto, nuevos integrantes que no temen dar su vida al enfrentarse con él.
- ¿Y por qué Dumbledore no nos dijo nada? – preguntó Harry un tanto decepcionado - ¡Nosotros también queremos participar en esa Orden!
- No, Harry, es muy peligroso. La Orden está compuesta sólo por magos y brujas realmente calificados. Ustedes aun son jóvenes y ni siquiera han salido del colegio. Es más, no deberían estar enterados de esto tampoco pero ya que lo sospechaban, creo que es mejor hablarles con la verdad.
- ¿Y esa… Orden del Fénix…? – preguntó nuevamente Ron - ¿… cuida todo el tiempo de la profesora Nólatári y de eso que esconde?
- Me temo que no, Ron… Hay una persona que se encarga de su seguridad – y Remus sintió toda la ira despertando en su cuerpo con solo pensar en Severus – mientras el resto cumplimos otras misiones, otros roles…
- Como reclutar más gente para la Orden y vigilar a Vol… a Vold… a Voldemort, ¿no es cierto?
- Así es, Hermione. Miren muchachos, esto no es un juego y les repito que es muy peligroso que se inmiscuyan, por lo que deben mantenerse al margen, ¿lo oyen? Bien, esto es todo lo que puedo contarles por el momento y como comprenderán, tendré que informarle a Dumbledore que ustedes están enterados de gran parte de nuestras actividades. Harry, también le contaré lo de tus sueños así es que es posible que quiera conversar contigo pronto, ¿correcto?
Harry asintió.
- Ya pueden irse. De más está pedirles discreción, y nuevamente les advierto que no se expongan al peligro. Preocúpense solo de estudiar y aprender lo más que puedan. No estamos siendo exigentes con ustedes por nada, ¿entienden? Muy bien, vayan ahora al Gran Comedor a desayunar que se les hace tarde para sus clases.
Harry, Ron y Hermione ya salían del despacho cuando Lupin los detuvo.
- Espero que mañana vayan a ver el partido… ¿Saben? Les aseguró que se llevarán una agradable sorpresa con el equipo de Ravenclaw.
- No nos perderíamos ese partido por nada Remus – dijo Harry y esta vez fue él quien le guiñó un ojo – Ahora vamos muchachos, tenemos mucho que hacer.
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De vuelta a la indiferencia… otra vez la relación de ambos dependía solo de la astucia y la inteligencia… Era lógico, y sin embargo, no podía evitar sentir esa desazón, ese rencor, ¡esa rabia! Pero… ¿qué esperaba ella que sucediera después de ese beso? Sin duda lo había esperado todo menos que él decidiera hacer como que nada sucedió en la Enfermería… ¿Y qué más quería que hiciera? Los dos se detestaban, ¡se aborrecían! No hacían más que discutir cuando estaban juntos, casi casi se odiaban… Y si todo estaba tan claro, entonces ¿por qué se sentía tan confundida? Acaso ¿Severus Snape le… le… atraía? ¡¡NO!! Eso era imposible, descabellado… Ese beso, ese maldito beso no había sido más que un error… Pero si él podía disimular, ser indiferente, ¡entonces ella también podía serlo! Ese beso no significó nada, ¡nada!... ¿O tal vez sí?
Si las cosas estaban así, lo mejor era no seguir pensando, no darle más vueltas al asunto y volver a la realidad. Tenía suficiente con las clases de Encantamientos, la presión de Voldemort y sus mortífagos, las constantes visiones en sus sueños, la muerte de su padre, ¡las clases de Defensa con Severus!... Todo tenía que volver a ser como antes de ese beso, ¡como antes de sus dudas! Si… ella era fuerte, astuta, valiente e inteligente y lo afrontaría todo… aunque no tuviese ni la menor idea de cómo hacerlo.
Estaba terminando de ponerse la túnica azul de Quidditch de Ravenclaw cuando tocaron a la puerta de su habitación.
- Adelante.
Lupin entró algo cohibido.
- ¡Ah, Remus! Eres tú… ya casi estoy lista.
- Te espero entonces. A propósito, el otro día no te lo dije pero el azul te sienta tan bien como el verde.
Nindë le sonrió.
- Sabes que los elfos por lo general vestimos de verde para camuflarnos de nuestros enemigos en los bosques y aunque llevo más de dos meses viviendo aquí, lejos de mi hogar, aun es muy difícil para mí cambiar mis hábitos y costumbres… y entre ellas, por supuesto, está el dejar de vestir de verde.
- Pero ya es tiempo de que lo hagas, ¿no?
- Sí… Pero no te prometo nada – y cambiando de tema añadió - ¿Y tú? ¿No vas a apoyar a Ravenclaw?
- Que tú goces de la predilección del director no significa que los demás también lo hagamos… No sé si al resto de nosotros nos permitiría ser tan favoritistas…
- Oh, tonterías – y con un elegante movimiento de su varita hizo aparecer en el cuello de Remus una bufanda con los colores de Ravenclaw – Mucho mejor, ¿no crees?
- Tú nunca pierdes, ¿cierto? – y le sonrió resignado – Ya debería estar acostumbrado a que siempre te sales con la tuya. En fin… el equipo se fue hace más o menos 15 minutos hacia el campo de Quidditch. Ahora deben estar en los vestuarios, escuchando los últimos consejos de Davies. ¡Nunca los había visto tan entusiasmados como hoy! Realmente están decididos a ganar.
- Me alegro… por lo menos sé que algunos me van a extrañar cuando me vaya…
- ¿Y eso? Parece que estamos un poco deprimidos…
- No me hagas caso… ¿sabes? Es culpa de ese golpe… Al caerme de la escoba quedé algo… ¡loca! Y ahora que estamos solos quiero darte las gracias por haberme llevado ese día a la Enfermería.
- Gracias a Merlín no fue nada grave. Supe… supe por Madame Pomfrey que habías tenido un enfermero particular.
- Ufffffff… Ni me lo recuerdes… ¿Bajamos al estadio mejor?
Nindë y Remus acababan de sentarse en las tribunas cuando las voces amplificadas de los comentaristas resonaron por todo el estadio.
- ¡Y aquí salen los dos equipos al campo de juego! – exclamó Lee Jordan en medio de una tremenda ovación por parte de los enardecidos alumnos del colegio.
- Ahora vemos como los capitanes se estrechan las manos delante de Madame Hooch… - prosiguió Fred con el relato deportivo.
- … "Como se destrozan las manos" habrás querido decir, hermanito – aclaró George - ¿Acaso no viste como Montague trató de aplastarle los dedos a Davies?
- ¡Weasleys! – interrumpió la voz de la profesora McGonagall - ¿Qué hacen ustedes dos comentando el partido? Suficiente teníamos con Jordan.
- ¡Nosotros también la queremos profesora McGonagall! – exclamaron ambos gemelos a la vez – Ya verá cómo el relato de este partido será inolvidable – puntualizó Fred.
- Ya lo creo – murmuró la profesora para sí, algo molesta.
- ¡Prosigamos entonces! – continuó George con entusiasmo – Los jugadores ya han montado en sus escobas y… ¡suena el silbato!
- ¡Ha comenzado el partido señores! – exclamó Lee, dando comienzo a los habituales comentarios – Slytherin en posesión de la pelota. Warrington esquiva a Davies… y ahora supera a Bradley… le pasa la quaffle a Montague… Montague solo tiene al guardián delante y… ¡Anota!
Un grito colectivo de júbilo surgió de la zona de Slytherin. Nindë pudo ver claramente cómo Severus la miraba de soslayo y le sonreía cínicamente. La furia volvió a despertarse en su interior.
- Diez a cero para Slytherin – sonó en el estadio la voz de Fred algo desanimada - ¡Vamos Ravenclaw! ¡Denle su merecido a esos idiotas!
- ¡WEASLEY! – gritó la profesora McGonagall.
- ¡Perdón, profesora! Es la emoción del partido… Y Ravenclaw tiene la quaffle. Roger Davies se dirige a toda velocidad hacia los postes de Slytherin. Roger va muy bien encaminado… un bonito quiebre a Pucey… ¡agáchate Roger, eso es una bludger!... Se dispone a lanzar… ¡Y MARCA! ¡SI SEÑORES! ¡ES UN EMPATE A DIEZ TANTOS!
Roger golpeó el aire con el puño mientras sobrevolaba el extremo del campo. El mar azul que se extendía debajo de él vociferaba de entusiasmo.
- ¡Estúpido!
Cho casi se cayó de la escoba cuando Malfoy chocó intencionalmente contra ella. Por supuesto, la snitch había desaparecido en esos preciosos segundos de confusión.
- ¡Perdón! – se disculpó Malfoy mientras la multitud lo abucheaba - ¡Es que no te vi!
Un segundo después, uno de los bateadores de Ravenclaw golpeó la cara de Malfoy con tanta fuerza, que le quebró la nariz. La sangre cubrió rápidamente su pálido rostro.
- ¡Suficiente! – gritó Madame Hooch metiéndose en medio a toda velocidad - ¡Penal para Ravenclaw por un ataque no provocado sobre su buscadora! ¡Y penal para Slytherin por agresión deliberada contra su buscador!
- ¡Eso es mentira señora! – gritó George desde las tribunas - ¡Es que la cara de Malfoy se parece tanto a una bludger que por eso el muchacho se confundió!
- ¡CALLA WEASLEY Y DEDICATE A COMENTAR EL PARTIDO!
- ¡Vamos Bradley! – gritó Lee en medio del silencio que de repente se había hecho entre el público, al ver al cazador retroceder para lanzar el penal - ¡SI! ¡HA VENCIDO A BLETCHLEY! ¡VEINTE A DIEZ PARA RAVENCLAW!
Aun no se apagaban los vítores en el estadio cuando esta vez era Montague el que volaba hacia delante para ejecutar el penal. El guardián estaba delante de los postes de Ravenclaw, con las mandíbulas apretadas, esperando…
- ¡SI! ¡QUE SOBERBIO GUARDIAN! ¡NO PUEDO CREERLO! ¡LO HA PARADO!
- Y el partido se reanuda – prosiguió Fred entusiasmado – Ravenclaw tiene la quaffle, no, la tiene Slytherin, ¡NO! ¡Ravenclaw vuelve a tenerla y es nuevamente Davies, Roger Davies quien lleva la quaffle!
- ¡Miren como vuela! – agregó George – Va rápido como un rayo… ¡EY! ¡ESO HA SIDO INTENCIONAL!
Warrington le había dado un codazo en la cara a Roger, haciendo que el capitán dejara caer la quaffle estrepitosamente. Madame Hooch volvió a castigar al equipo de Slytherin con un sendo penal, y Davies se vengó marcando otro tanto espectacular, consiguiendo que el puntaje quedara treinta a diez a favor de Ravenclaw.
Sin embargo, ya nada podía detener el juego sucio de Slytherin. Indignados porque Ravenclaw llevaba la delantera, las serpientes estaban recurriendo a cualquier medio para apoderarse de la quaffle.
- ¡¡CHO!! – gritó Nindë aunque no estaba segura de que su buscadora la escuchara - ¡ES TU TURNO! ¡¡DEBES PARAR ESTA PORQUERÍA!!
La snitch se negaba a aparecer. Malfoy (que aun sangraba por el batazo) seguía de cerca a Chang, mientras ésta sobrevolaba el campo de juego buscando la pequeña pelota dorada. Y de pronto… la vio. Estaba a poco metros de los postes de Slytherin y Cho no vaciló en lanzarse a su encuentro. Malfoy voló a toda velocidad bajo Chang, con una expresión de triunfo en su rostro. Agarró el mango de la escoba de la chica y lo empujó hacia el suelo. Cho lanzó un grito ahogado mientras caía…
- ¡PEDAZO DE CERDO TRAMPOSO! – gritaba Jordan por el megáfono mágico, alejándose de la profesora McGonagall.
- ¡ASQUEROSO HIJO DE…!! – exclamaron a una voz los gemelos Weasley.
La profesora McGonagall ni siquiera se molestó en decirles que se callaran. Levantaba el puño en dirección a Malfoy (como todos lo hacían) y también ella gritaba, furiosa.
Pero había ocurrido un milagro. La snitch se apartó del abrazo de Malfoy y como por arte de magia voló en la dirección del descenso de Cho. La chica estiró su mano mientras caía y… chocó ferozmente contra el suelo del campo. Cuando se puso de pie, la pequeña pelota dorada estaba fuertemente sujeta en su puño, batiendo las alas desesperadamente contra sus dedos.
- ¡FORMIDABLE! – exclamaron los tres comentaristas a la vez - ¡¡ELLA ESTA BIEN Y TIENE LA SNITCH!! ¡¡¡RAVENCLAW GANA EL PARTIDO!!!
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¡Qué bien se sentía! Su equipo había ganado, ¡ganado!... Y aunque no le sorprendió que Severus no pagara la apuesta, nada podría igualar la satisfacción que ahora llenaba su pecho. ¡Y ver la expresión ceñuda en el rostro del profesor de Pociones fue impagable! Por la furia que Severus mal trataba de disimular ¡era más que obvio que nunca nadie lo había humillado tanto! ¡¡Ni siquiera Harry Potter!! Sabía que no debía sentir aquel regocijo de placer al recordarle salir del estadio como un verdadero energúmeno, porque eso no hacía más que aumentar sus dudas pero… ¡qué importaba eso ahora si estaba saboreando el triunfo! Y no era un triunfo cualquiera, no… ¡¡era el mega triunfo sobre Severus Snape!!
Recostó su cabeza sobre la almohada y se dispuso a dormir. Estaba segura que dormiría tan bien… unos golpecitos en la puerta la sobresaltaron. ¿Habría estado soñando tan pronto? Los nuevos golpes en la puerta la hicieron desechar esa posibilidad. Se colocó la bata con rapidez y abrió.
- ¡Cho! ¿Qué haces aquí? ¿Te sientes mal?
- Oh, no, profesora, no se preocupe. Disculpe por molestarla a esta hora pero es que… los del equipo tenemos un problema.
- ¿Qué clase de…?
- Verá, estábamos celebrando la victoria del partido en la sala común cuando, de pronto, entraron los elfos domésticos con un banquete extraordinario… ¡no se imagina la cantidad de manjares que nos trajeron! Eso sí, el elfo doméstico llamado Dobby me entregó este pergamino para usted y me pidió que se lo hiciera llegar antes de que comenzáramos con el festín.
- Así que… ¿un banquete completo, dices? – le preguntó mientras desenrollaba ansiosamente la nota.
- Si… Y no sabemos qué hacer porque quién sabe de dónde salió toda esa comida… ¿Y si nos la enviaron los de Slytherin para que nos enfermemos todos?
- Espera un momento Cho. Ahora mismo dilucidaremos el misterio de esa comida…
"Te equivocaste al pensar que no cumpliría con los términos de la apuesta. Eso sí, no esperes que me haya puesto a cocinar, ¡no señor! Puedes haberme derrotado pero aun mantengo mi orgullo intacto… Los elfos se encargaron de la comida así es que despreocúpate, no está envenenada.
Ganaste la primera batalla pero no la guerra.
S. Snape"
Nindë se largó a reír.
- No te preocupes Cho, ese banquete lo hicieron los elfos. Es un… regalo. Disfrútenlo por mí, ¿quieres?
- ¡Claro que lo haremos! Después de todo, usted es la principal responsable de este triunfo – y dándole las gracias nuevamente se marchó hacia su sala común para continuar con la celebración.
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- ¿Qué haces aquí a estas horas? – le preguntó más malhumorado que de costumbre – Suficiente tengo con verte todos los días como para más encima tener que soportar tu presencia antes de irme a dormir. ¿Qué quieres? ¿Enloquecerme?
- Vamos Severus, solo viene a darte las gracias en nombre de mi equipo – le contestó Nindë con una cínica sonrisa en los labios.
- ¿Las gracias? – repitió el profesor y entró en su habitación, dejando la puerta abierta para que la elfa entrara tras él - ¿No te parece suficiente la humillación que ya me hiciste pasar? ¿O es que vienes a restregarme tu triunfo en la cara?
Pero Nindë ya no lo escuchaba, y mucho menos respondió a sus preguntas, porque se había quedado perpleja observando la habitación de Severus. Era tan… tan…
- ¿Qué es lo que demonios miras? – le espetó el mago completamente fuera de sí.
La joven pareció recuperar la conciencia ante semejantes gritos.
- Discúlpame, Severus, es que… estaba buscando las cadenas y los grilletes.
Snape levantó una ceja y pareció quedarse mudo. Como era habitual, su rostro permanecía impasible, no reflejaba ninguna emoción… y justo antes de explotar se dio cuenta de que la elfa estaba vestida con sus ropas de dormir… ¡solo traía puesto un camisón y una bata! Las mejillas volvieron a ponérsele rojas de golpe y para disimularlo, solo se le ocurrió decirle en el tono más hiriente posible…
- ¡Verde! Hasta para dormir tienes ropa de color verde… Supongo que ya te diste cuenta de que no estás en tu queridísimo bosque, ¿o me equivoco?
Nindë se quedó de una pieza. Parecía que le hubiesen pegado una bofetada.
- La verdad ni siquiera sé para qué vine aquí… - murmuró la joven profundamente dolida con aquellas palabras - ¿Cómo puedes ser tan cruel, tan insensible? ¡Si de mi hubiera dependido jamás habría salido de Luthien! ¡¡Habría muerto junto a mi padre!!... ¡Te odio, te odio! – y comenzó a golpearle el pecho enfurecida.
Snape parecía no querer detenerla. ¡Otra vez había metido la pata con la elfa! No había medido los posibles efectos de sus palabras pero es que… es que ella… ¡lo sacaba de sus casillas! Además ¡ella había comenzado! ¿Quién la mandaba a meterse en su cuarto con tan poca ropa después de lo ocurrido en la Enfermería? ¡¡Maldición!! ¡Y ahora no lo dejaría hablar hasta que no se cansara de gritarle! Ni siquiera lo pensó, y en un gesto rápido, agarró a Nindë de las muñecas y la aprisionó contra la gran biblioteca que mantenía en la habitación.
- ¡Suéltame! ¡¡Qué crees que estás haciendo!! – le gritó mientras forcejeaba para liberarse.
- ¡Escúchame! Yo no quise… yo no quería…
Nindë se quedó callada de pronto. Recién se había percatado de la peligrosa cercanía de Severus… El mago la empujaba suavemente contra la estantería con su propio cuerpo… Un extraño fuego se encendió en el centro de su pecho, impidiéndole respirar, sintió claramente cómo el rubor se apoderaba de su rostro y… Snape también pareció comprender lo peligroso de la situación porque se alejó de ella rápidamente. Un minuto más, solo uno más y se hubiera "abalanzado" sobre la elfa, besándola tan furiosamente como aquella maldita noche… ¡Por qué diablos, al tenerla cerca, olvidaba tan fácilmente lo que podría pasarles si sobrepasaban esos límites!
- Discúlpame – le dijo el mago recuperando en su voz el matiz frío y seco de costumbre – No pensé que te ofenderías tanto por un simple comentario… Y ahora vete, estoy muy cansado y deseo acostarme.
Sin pronunciar palabra y aun en estado de shock, Nindë dio media vuelta para marcharse cuando lo vio… Allí estaba, en una mesita cerca de la chimenea.
- "¡Por las barbas de Merlín!" – pensó horrorizada – "¡Es el libro! ¡¡El libro que mi padre me pide buscar!!... ¡El lo tiene!..."
Fin del Capítulo 11.
Como hoy me siento buenita y tengo cierta consideración por sus ojos, luego de este capítulo tan largo no los torturaré con la "sección" Contestando los reviews. Espero en el próximo responder como es debido pero por esta semana gracias a: Maru – Snape, Tonks, Jany (prontito subo el rating del fic, no te preocupes jejeje), Amanda Beicker (Snape anda destrozado por las clases pero ya sabes que a algunos hombres hay que darles con el "látigo" para que se fijen en ti ¿no? A muchos hay que tratarlos rudamente… jejejeje), Gaby (yo también te quiero muchísimo amiga, tira para arriba!!), Paula Moonlight (espero que este capítulo te haya gustado más y yo también te echo de menos!! Lo del trabajo… mal!! Aquí me tienes aun sin hacer nada… es increíble pero estoy aburrida de no hacer nada!! Quiero trabajar!!), Chii, Caris (Me encantan tus reviews amiga!! Ojalá siempre los hagas así de larguitos jejeje Bue, como dije, a algunos hombres les gusta ser tratados con un "látigo" léase rudamente No me imagino a Snape enamorado de una chica que sea débil o que haga el papel de damisela en apuros… Aquí ya tienes el resultado del partido y con respecto a Alan Rickman te cuento que yo leí los libros después de haber visto las 2 primeras películas por lo que no me imagino a Snape interpretado por otra persona… Además me encanta Alancito… esa voz… uyyy!! Jejejeje Si debo confensar que yo me lo imagino con el pelo más largo… ¿Un secreto? A Gabriel Byrne también le sienta de locura el negro… jejejeje ¿Qué le voy a hacer? Me fascinan los viejos!!), Indira de Snape (A mi también me encantaría ser Nindë) y Alexms (Gracias!! Te escribo un mail hoy y te digo cómo subir tu fic ¿ya?).
Gracias!! Nos vemos la próxima semana…!!
