Este ff esta hecho por Elísabeth y Ana!

Los personajes principales son los de Rowling, los demas son nuestros!


Capítulo 29: Un nuevo amanecer.

Ann caminaba lentamente por el oscuro bosque, no sabia como había llegado hasta allí pero en su interior sabia que no tenia escapatoria. Durante unos minutos no pudo oír ni ver nada, todo estaba demasiado tranquilo. Se giro sobresaltada al oír un ruido familiar para ella, los aullidos de un lobo.

- ¿Remus? - preguntó extrañada a la oscuridad.

- Grrrr - un gruñido se oyó cerca, pero no se veía nada.

Miro hacia todos lados intentando descubrir desde donde provenían los aullidos y gruñidos. A lo lejos pudo divisar unos ojos amarillos que la miraban fijamente.

- Remus... soy yo... Ann... - dijo acercándose al lobo, en su interior algo le decía que era Remus - tranquilo... no pasa nada... -

La chica se dispuso a acariciar al lobo, pero cuando iba a hacerlo el animal se abalanzo sobre ella. No pudo hacer nada para evitar que las garras del animal se posaran en ella, el lobo tenía demasiada fuerza y ella no pudo hacer nada para escapar. Intento a duras penas electrocutarlo pero más fue su sufrimiento cuando comprobó que no tenia poderes. El animal estaba enfurecido, hambriento, y a medida que mordía y arañaba a la chica aumentaban sus ansias de matarla. El olor a sangre embriagaba todo el bosque y la chica apenas tenía fuerzas para seguir luchando. Respiraba con dificultad sabiendo que le quedaban pocos minutos de vida, pero saco fuerzas para decir unas ultimas palabras

- ¿Por qué me haces esto Remus?... yo te quiero... - dijo justo antes de cerrar los ojos y yacer inerte en el suelo.

- ¡REMUS NO! - Ann se despertó sobresaltada y empapada en sudor y sangre. Agacho la cabeza para ver donde se encontraba y se dio cuenta de que seguía atada de pies y manos. Comprobó que tenia arañazos por todo el cuerpo y angustiada se puso a llorar.

De repente, en cuanto oyó su nombre en el silencio de la noche, alguien despertó sobresaltado con lagrimas en los ojos. Comprobó que estaba aun en el castillo y salio corriendo hacia la ventana. Miró directamente a la luna y vio la imagen de su novia reflejada en ella.

Alguien golpeó al lobo haciéndole caer. Un hombre apareció entre las sombras acercándose al cuerpo de la victima. La levantó para comprobar si tenía pulso y

sonriente se percató de que efectivamente estaba muerta. Se giró para detener al lobo que seguía tumbado en el suelo. Murmuró unas palabras lanzándole un hechizo al animal. Como había planeado, tras lanzar el hechizo, el lobo se transformo en un chico de ojos miel.

- ¿Pero?... ¿qué ha pasado? - dijo Remus mirando hacia todos lados - ¿qué hago aquí? -

- Has hecho un buen trabajo... no se esperaba menos de ti... -

- ¿Quién eres? - dijo acercándose sin entender nada.

- Ya lo sabrás a su debido tiempo... lo importante no es saber quien soy... si no que eres tu... - dijo señalando al cuerpo de Ann - y de lo que eres capaz de

hacer... -

- ¡Ann!... ¿qué te pasa?... ¡respóndeme Ann! - dijo cogiéndola e intentando despertarla.

- Es inútil que lo intentes... ya la has matado... a sangre fría... como un buen asesino... -

- Yo jamás... - dijo comenzando a llorar- no... ¡no puede ser!... ¡yo jamás le haría daño! -

- Que inocente eres muchacho... dime... ¿quién puede fiarse de un animal sangriento como tu¿quién puede estar seguro los días de luna llena cuando nadie pueda vigilarte?... dime... ¿aun niegas que la has matado?... sólo tienes que fijarte en sus heridas, en su sangre... ¿quién podría hacerle eso?... esto es obra de un lobo... esto es obra tuya... -

- ¡NO¡Cállate¡no quiero oírte! - gritó Remus desesperado.

- Es inútil que luches... tarde o temprano te rendirás ante mi... -

- ¡Nunca¡jamás traicionare a Dumbledore! -

- ¿Dumbledore?... dime... ¿que ha hecho Dumbledore por ti?... ¿ha salvado a tu novia?... ¿ha impedido que le hicieras daño?... dime... ¿por qué tanta lealtad a un hombre que ha permitido que mates a lo que mas quieres¿acaso debes lealtad a alguien que ha traicionado tu confianza? -

- ¡Cállate!... Dumbledore jamás me traicionaría, yo confió en él -

- Dime si tanto confías en él ¿por qué no esta aquí contigo ayudándote? -

- ¡No sigas!... digas lo que digas nunca cambiare de opinión... nunca me uniré a ti -

- ¿Tampoco lo harías a cambio de la vida de Ann? -

- ¿A qué te refieres? -

- Un pacto... te propongo un pacto... tu alma y tu lealtad a cambio de la vida de la chica... si tanto la amas como dices no dudaras en hacer todo lo posible por revivirla -

- ¿Cómo puedo estar seguro de que no me engañas¿de qué no es un truco para convertirme en mortifago? -

- No te compliques tanto Remus... si tuviera intención de engañarte o de hacerte daño ya lo habría hecho ¿no crees? -

- Ann - murmuró.

Remus se acerco silenciosamente hacia donde estaba el cuerpo de Ann, se agachó intentando reprimir las lagrimas y le acarició suavemente la mejilla. sintió un escalofrió ante el frió contacto y decidido se levantó para dar una respuesta.

- ¿Has pensado ya en lo que vas a hacer?... no puedo perder el tiempo... -

Remus lo miró fijamente, su mirada reflejaba tristeza pero a la vez determinación, dispuesto a hablar se acerco aun mas a el. De repente sintió una fuerza ajena que lo llamaba. Intentando permanecer tranquilo para que el hombre no se percatara de lo que estaba ocurriendo, cerró los ojos un instante. Corría una brisa suave que acariciaba su rostro y notó que alguien le estaba hablando. Intento agudizar el oído, puesto apenas se oía un leve murmullo.

- No lo hagas... te quiero... todo esta bien... no te dejes engañar... -

Reconoció perfectamente quien le estaba hablando, volvió a mirar el cuerpo de su chica y se percató de que algo no iba bien, no podía ser que Ann estuviera muerta, no podría escuchar su voz si lo estuviera.

- Ya tengo una respuesta - dijo decidido.

- ¿Y bien¿qué has decidido? -

- Prefiero morir antes de unirme a los mortifagos -

- Entiendo... tu te lo has buscado - agarró fuertemente su varita y apunto hacia el chico.

- ¡Remus despierta! - le zarandeó James.

- ¿Qué... qué ha pasado? -

- Has tenido una pesadilla... -

- ¡No!... ¡no era ninguna pesadilla!... ¡yo los vi! -

- ¿A quién? -

- A Ann... ¡estaba muerta!... ¡yo la mate! -

- ¡Pero eso no puede ser! - dijo Sirius alterado.

- Os digo la verdad... estábamos allí... él me dijo que podía salvarla... pero yo... no pude... - dijo comenzando a llorar.

- Tranquilízate Remus... las chicas están bien, deben estar bien... todo esto es fruto de los nervios... - dijo James intentando reconfortarlo.

- No... yo la vi... -

- Remus... -


Lily comenzó a sentir un dolor terrible en el vientre y respiraba con dificultad, la cabeza le daba vueltas y apenas podía oír los gritos procedentes de la mazmorra contigua a la suya. En su mente una imagen apareció haciéndole temblar.

Un hombre caminaba lentamente hacia donde ella se encontraba, se percató de que aquel hombre tenia algo extraño en su cara, y emitió un grito escalofriante cuando se cercioró de que el hombre misterioso no tenía ojos. Intentó salir corriendo para evitar que el hombre llegara hacia ella pero comprobó que no podía moverse, tenía las piernas congeladas y aunque lo intentara no podría salir de allí. Intentó convencerse de que todo lo que estaba viviendo era fruto de una pesadilla, pero a medida que el misterioso se acercaba a ella su miedo se incrementaba. De las corneas aparecían serpientes enormes dispuestas a atacar cuando su amo se lo ordenara, una de las serpientes se acercó al rostro de la joven y con su lengua áspera lamió su mejilla. Lily no pudo evitar empezar a llorar cuando el hombre la cogió fuertemente de la cintura y le beso fugazmente en los labios.

- No llores... no te va a pasar nada... sólo quiero que me hagas un pequeño favor... y podrás irte... -

- ¿Qué favor? - susurró Lily con dificultad.

- Una persona esta metiendo sus narices en asuntos que no son de su incumbencia... mi señor esta muy enfadado... -

- ¿A quién te refieres? -

- Es sencillo... a esa persona la conoces desde hace tiempo... sobretodo porque estas a sus ordenes... -

- ¿A sus ordenes? -

- No intentes disimular muchacha, entre nosotros bien es conocido que Dumbledore y sus aliados han creado una orden para eliminarnos -

- ¿Dumbledore?... no entiendo... -

- Te lo puedo decir mas alto pero no mas claro... tu vida a cambio de la de Dumbledore -

- Yo... -

- Mejor aun... acaba de venir a mi mente una idea mejor... tengo entendido que cierto joven es muy importante para ti... ¿Potter, no es así su nombre? -

- James... no por favor... -

- Entonces... muy fácil... tendrás que asegurarme que tanto tu como tus amigas cumpliréis la voluntad de mi señor, seréis unas mortifagas muy bellas... -

- ¿Mortifagas¡eso jamás! -

- Me parece que no tienes elección... tenéis un poder muy ansiado por mi señor y no pararemos hasta conseguirlo, bien por las buenas o por las malas... - el hombre se acercaba cada vez mas a Lily haciendo a esta temblar - ¿no dices nada? -

Ante el silencio prolongado de la chica, el mortifago optó por recitar un hechizo para hacerle comprender que estaba hablando en serio. Lily se encontraba en medio de un bosque, en plena oscuridad, divisando una luz que se encontraba a lo lejos. Caminó hacia donde se encontraba la luz y deseó no haberlo hecho. Ante ella aparecieron 5 tumbas iluminadas.

ELÍSABETH ADAMS

SIRIUS BLACK

JAMES POTTER

REMUS J, LUPIN

ANN COOPER

- ¡NO PUEDE SER! - gritó Lily con desesperación dejándose caer en el suelo.

- Pudiste evitarlo y no lo hiciste... traicionaste a los que te querían... eres tu la que mereces estar muerta... no nosotros... - ante ella aparecieron los fantasmas de sus amigos con ansias de venganza.

- No... yo... lo siento... -

- No nos sirven de nada tus lamentaciones... no hasta que estés aquí... no hasta que te matemos... -

- ¡NO¡POR FAVOR QUE ALGUIEN ME AYUDE! -

Lily despertó sobresaltada pero se tranquilizo al percatarse de que seguía atada en las mazmorras del castillo, haciéndole pensar que nada de lo que había visto era real.


Elísabeth comenzó a sentir escalofríos, notó como algo húmedo rozaba su cuerpo y no pudo evitar estremecerse ante el contacto. Intentó divisar quien o que le estaba tocando pero no pudo ver nada, pues tenía los ojos tapados con un pañuelo negro, tan apretado que sentía fuertes dolores en el cráneo. Volvió a sentir esa sensación. Ahora estaba segura de que no se estaba volviendo loca, volvía a sentir como alguien o algo acariciaba su rostro.

- Tan bella y tan orgullosa... -

Eli pudo oír perfectamente las palabras de su agresor, sin embargo, no estaba segura de quien había sido la persona que le hablaba, así que decidió callar para intentar averiguar algo mas.

"¿Quién es?" pensó.

- Si no hubieras puesto resistencia, nada de esto habría pasado... -

"Un momento, ya he oído antes esta voz" pensó ella.

- Te empeñaste en seguir con él, a pesar de las ordenes impuestas por tu familia... tu rebeldía a veces me pone furioso... pero he de reconocer que también me excita... - dijo metiéndose un dedo en la boca y lamiéndolo.

"No puede ser que me este pasando esto..."

- Ahora podríamos estar juntos, mi cama es muy grande y a menudo me siento solo... esta noche me servirás como es debido, cumplirás la promesa que me hizo tu abuelo... -

"¿Regulus¡no puede ser! siempre pensé que era un cabrón pero jamás... jamás pensé que pudiera ser tan retorcido y cruel"

- Se que estas despierta... noto como tu respiración se tensa cada vez que me acerco... - dijo acercándose más a ella y besándole el cuello - mi hermano siempre tuvo buen gusto para las mujeres... - añadió para después comenzar a desabrocharse la túnica.

- Regulus... - murmuró Eli.

- ¿Si cariño? - pregunto él confiado.

- ¡VETE A LA MIERDA! - gritó la chica intentando darle una patada.

- ¡Será mejor que estés calladita o las consecuencias serán devastadoras!... vas a conseguir meterme en un problema y créeme que eso no te va a beneficiar en nada -

- No me asustan tus amenazas -

- Pues deberían... porque el que avisa no es traidor -

- ¡Déjate de habladurías y suéltame! - ordenó ella.

- No pienso soltarte hasta que me lo ordenen, mientras esperamos podemos divertirnos... - dijo tocándole un pecho a la chica.

- ¡No me toques! - dijo con asco.

- No puedes hacer nada por evitarlo... las cuerdas están hechizadas y no podrás soltarte... lo que quiere decir que puedo tocarte en donde se me antoje... ¡MUAJAJA! -

- ¡Asqueroso¡me das asco! - dijo escupiendo al suelo - esto es lo que siento por ti ¡repugnancia! -

- ¡He dicho que te calles! - dijo pegándole una bofetada - o te portas bien o me vas a obligar a usar ciertos métodos... poco ortodoxos... para controlarte -

- ¿Qué quieres¿por qué estoy encerrada aquí? -

- No estoy autorizado a responder tus preguntas... sólo te digo que no te conviene armar escándalos porque mi amo no desea mas problemas, así que no dudaría ni medio segundo en deshacerse de ti -

- Si quisiera hacerlo ya lo habría hecho -

- Cierto... pero antes tiene que conseguir lo que tanto anhela... -

- ¿El qué? -

- ¿Qué crees?... ¿qué voy a ser tan entupido de contarte nuestros planes? -

- Jamás dudaría de tu inteligencia - replicó Eli sarcástica.

- Mas te vale -

- Pero si lo que tu señor espera o desea es a Dumbledore será mejor que desista -

- ¿Por? -

- Ni mis amigas ni yo somos tan poderosas ni tan importantes como para que el venga a buscarnos y se arriesgue a ser capturado -

- Nuestras fuentes son fiables, sabemos que vendrán -

- ¿Vendrán¿a quienes te refieres? -

- Dumbledore y sus aliados... tenéis poder y todo el mundo quiere vuestra colaboración... no dejaran que os unáis a nosotros -

- ¿Unirnos¡antes muertas! -

- Todas decís lo mismo... pero ya veremos si sois tan valientes como aparentáis ser -

- BLACK - una voz se oyó al final del pasillo.

- Tengo que irme... mantén tu boca cerrada o me las pagaras - dijo saliendo de la habitación.


Los días iban pasando y la situación de las chicas era cada vez más insostenible. Voldemort aprovechaba cada instante para introducirse en sus mentes y torturarlas y su estado físico y mental era cada vez mas preocupante. Severus Snape caminaba rumbo a las mazmorras donde se encontraban las chicas. Entró decidido a la mazmorra donde Ann permanecía atada y comprobó que la chica estaba sola.

- ¿Qué te han hecho? - dijo acercándose a ella y tomándole el pulso - esta viva... menos mal - dijo suspirando aliviado.

Cogió una gasa y humedeciéndola con agua comenzó a limpiarle la sangre seca que tenia en la cara, haciéndole despertar de su ensimismamiento.

- ¿Sevi?... - dijo susurrando.

- Ann... yo... lo siento... no quería que pasara esto -

- Ayúdame... por favor... sácame de aquí... -

- No puedo hacer eso -

- Te lo suplico -

- ¡NO! - dijo apartándose de ella.

- ¿Ocurre algo? - dijo de repente un mortifago que acababa de entrar en la mazmorra.

- Todo esta controlado -

- He creído oír voces... ¿ha hablado ya la prisionera? -

- Nada ha dicho... Goyle, ya sabes que estas chicas son duras de roer -

- No podemos perder mas tiempo, el señor ha pedido resultados inmediatos... su paciencia ha comenzado a agotarse y ha ordenado que apliquemos métodos mas... dolorosos... para obtener la información que necesitamos -

- ¿Es estrictamente necesario? -

- Así es, Snape - dijo acercándose a Ann y agarrándola del cuello - tarde o temprano tendrás que hablar... cueste lo que cueste te arrodillaras ante mi señor para pedirle clemencia -

- Antes muerta... -

- Eso ya lo veremos... ¿cuantos miembros tiene la orden del Fénix¿quienes son sus integrantes? -

- No lo se... -

- ¡Respóndeme! -

- No lo se -

- Te doy una ultima oportunidad... dime los nombres o pagaras las consecuencias -

- ¡No lo se! -

- Snape proceda con el hechizo -

- ¿Cómo? pensé que lo ibas a hacer tu... -

- Quiero dejar que seas tu el que disfrutes de este momento, ya que tu revelaste los nombres de las tres chicas -

- ¿QUÉ? - dijo Ann sobresaltada.

- Adelante - ordenó el mortifago.

- Severus... por favor... -

Severus miro a ambos lados, primero a Ann que le suplicaba ayuda con desesperación y luego a Goyle que miraba con lujuria y odio a la chica. No tenía opción, y no podía arriesgar la misión, no ahora, que estaban tan cerca.

- Te he dicho miles de veces que no me llames así - dijo cogiendo su varita y apuntando directamente al pecho de Ann - ¡CRUCIATUS! -

Ann se retorcía de dolor y sus gritos se podían oír por todo el castillo. Una vez concluido el hechizo, todos salieron de la mazmorra dejando a la chica inconsciente.


En la habitación de al lado estaba Eli desesperada oyendo los gritos de dolor de su amiga.

- ¡Ann¡Lily! -

- No te esfuerces -

- Abuelo... por favor... ayúdame -

- Únete a nosotros - dijo el hombre tranquilamente.

- ¡No!... ¿es que no ves que nos matara en cuanto consiga lo que quiere de nosotras? -

- No lo hará... tal vez con tus amigas si... pero contigo no... lo ha prometido... -

- No te engañes... nos matara... ¿de que me sirve seguir viva si se que por mi culpa murieron mis amigas? -

- No seas caprichosa y cede -

- ¡Nunca! -

- Pues apáñatelas sola - dijo Eduard saliendo de la celda.


Los merodeadores estaba muy, pero que muy, enfadados, y eso no era nada bueno, sobre todo para el pobrecillo que pagara las consecuencias de ese enfado. Y las causas de tanto resquemor, como decía Rodo, eran nada más y nada menos la falta de profesionalidad por parte de los aurores encargados de la búsqueda de las chicas. En una semana que llevaban desaparecidas todavía no habían conseguido encontrar ni una pista del paradero de Voldemort, y eso era decepcionante. Pero como dije antes, los merodeadores estaban muy enfadados y ellos tenían sus propios métodos, poco convencionales, para conseguir información.

Se encontraban encerrados en un aula, hechizada para que nadie oyera los gritos de dolor del pobrecillo que estaba sufriendo la tortura, bueno la verdad es que todavía no le habían hecho nada, simplemente un pequeño interrogatorio, pero visto que la poca colaboración del retenido empezaron a usar la fuerza bruta.

- Te lo repito por última vez, Snape... ¿dónde están? - gritó James.

En ese momento Severus Snape estaba contra la pared, sus pies no tocaban el sueño, y James lo tenía agarrado por el cuello y casi no le dejaba respirar.

- No lo sé - consiguió decir el torturado.

- James... déjalo... hay otras formas de que nos diga lo que queremos - dijo Sirius con una forma tan amable que daba miedo.

Remus miraba sonriente como las gotas de sudor comenzaban a caer por la frente de Snape y los ojos se le dilataban al ver lo que Sirius sacaba de su túnica, un cuchillo jamonero, bien grandecito, y un afilador, poco a poco empezó a afilarlo, haciendo que ese ruido estremeciera al pobre Slytherin.

- Si quieres pasar ya al derramamiento de sangre por mi no hay problema - dijo James soltando un poco a Snape.

Remus se levantó de su silla y ayudó a James a colocar a Snape en una mesa con la mano extendida.

- Bien Severus ¿de cual dedito te quieres deshacer primero? - preguntó Sirius sonriente acercándose con el cuchillo.

Snape no podía hablar de la impresión, por su mente pasaban un millar de preguntas y la principal era¿serían capaces de cortarle algo, una parte de él lo dudaba, Gryffindors incapaces de hacer daño a una mosca, pero la otra parte no hacia más que gritar alarmada que iban a cortarle sus preciosos deditos.

- No... no seréis... capaces - dijo Snape mirando fijamente al cuchillo, ya no miraba a los merodeadores, no, su vista estaba fija en el cuchillo.

- Ah ¿no?... pues mira - dijo Sirius alzando la mano con el cuchillo dispuesta a que descendiera a gran velocidad para cortarle el dedo índice de un tajo.

Y así lo hubiera hecho, si no fuera por que Snape decidió hablar en el último segundo.

- ¡Esta bien¡os lo diré! - gritó viendo que sólo faltaba centímetros para empezar a echar de menos su dedo favorito.

- Bien - dijo Remus sonriendo sádicamente - ¡habla! - ordenó.

- En mi... en mi túnica hay un trasladador... tenéis que cogerlo y decir... Morsmordre... os llevará al interior de un bosque... cerca del cuartel general... tendréis que ir al oeste... y encontrareis el castillo... las tienen en las mazmorras - dijo entre jadeos.

Remus rebuscó, con cierto asco en la cara, entre la túnica de Snape y halló una pequeña calavera de la cual salía una serpiente por la boca.

- ¿Este es el trasladador? -

- Si - asintió Snape dando gracias al cielo de que por fin le hubieran soltado la mano.

- Espero por tu bien que no nos estés mintiendo... - dijo James amenazante.

- Por que sino... - dijo Sirius pasando el cuchillo por el cuello de Snape.

- No creo que Severus sea tan tonto como para mentirnos... ¿verdad Severus? - dijo Remus amablemente, como había pasado antes con Sirius, esa amabilidad daba miedo.

El aludido negó rápidamente mirando con temor a los tres chicos.

- Perfecto - dijo James acercándose a la puerta y abriéndola - ya tenemos la información - dijo al recién llegado.

- ¿Tanto rato se necesita para sacarle la información a esta comadreja? - preguntó Rodo mirando con asco a Snape.

El nuevo Gryffindor se había mantenido fuera, el asunto de las torturas era cosa exclusiva de los merodeadores, además de que había ido a la enfermería a surtirse de pociones curadoras, jugos explosivos y demás utensilios para su escapada.

- Las buenas torturas se hacen lentamente - dijo Sirius sonriendo siniestramente.

- No me lo cuentes... aquí esta todo - dijo Rodo soltando una bolsa.

James y Remus se acercaron a revisar todo lo que Rodo había traído.

- ¿Qué hacemos con este? - dijo Sirius con asco.

- Esta claro... nos lo llevamos... no podemos dejarlo suelto para que avise al resto de los mortifagos -

- Si lo dejamos inconsciente... si... - dijo Remus sacando su varita.

- ¡Alto!... primero quiero una declaración jurada de que cuando despierte no me faltara ni un dedo - gritó Snape desesperado.

Los merodeadores se miraron sonrientes ante el hecho de que Snape estaba cagado de miedo y Rodo los miró con escepticismo.

- Si volvemos con las chicas no te cortaremos ni un dedo -

- Espero que no nos mientas... por que sino te juro que volveremos del mismo infierno para destruirte - dijo James amenazante.

Snape asintió, señal de que le había creído.

- Os digo la verdad... lo juro... -

- Otra cosa no... pero el miedo a perder los dedo hace decir la verdad - dijo Rodo sabiamente.

Remus se acercó a Snape, le apuntó con la varita y lanzó el hechizo, en pocos segundos estaba dormido, aunque se despertara antes de que ellos regresaran no podría salir, puesto que la puerta estaba hechizada y sólo ellos sabían la clave y la habitación silenciada para que no pudiera pedir auxilio.

- Pues nos vamos - dijo Rodo mirando a los demás chicos.

Se acercaron al trasladador y gritaron los cuatro Morsmordre, en unos minutos estaban en un oscuro bosque bastante tenebroso, los chicos supieron que Snape no les estaba mintiendo porque en los árboles había señales de calaveras con serpientes en la boca, símbolo de los mortifagos.

Remus sacó su brújula y les indicó a los demás donde estaba el oeste, caminaron durante un largo rato hasta que por fin vieron algo, en lo alto de la siguiente colina se erguía un enorme castillo con un aura oscura alrededor.

- Ese debe ser... -

Siguieron andando hasta detenerse a unos treinta metros del castillo para elaborar un plan de ataque.

- Creo que debemos entrar por la retaguardia -

- Sigilosamente y sin que nadie nos descubra -

- Hasta llegar a las mazmorras -

Los tres merodeadores se habían enfrascando en una conversación sobre como entrar, mientras, Rodo miraba a todos lados nervioso, se asomó un poco para poder ver el castillo y lo que vio estaba seguro de que echaba por tierra todos los planes de entrar sigilosamente que sus compañeros habían tramado.

- Chicos - les llamó Rodo.

- Y entonces les pegamos una paliza a esos idiotas -

- Chicos - volvió a intentarlo.

- Así aprenderán que a nuestras chicas no se les toca -

- Chicos -

- Como le hayan hecho algo a Eli me los cargo a todos -

Iba por el tercer intento y no conseguía nada, pero en ese momento un árbol cercano calló produciendo un gran estruendo que saco a los merodeadores de su interesante conversación.

- Eso era lo que quería deciros... los aurores acaban de encontrar este lugar... y están enfrascados en una lucha a muerte con los mortifagos - dijo Rodo tranquilamente.

- Vaya... parece que esos ineptos ya han llegado... - dijo Remus indignado - después de una semana y llegan ahora... pues que sepáis que nosotros lo averiguamos antes... -

- Cuando yo sea auror esto se cambia - dijo James tajantemente.

Los cuatro chicos se encontraban frente a la pared que daba a la derecha de la entrada por donde estaban atacando los aurores.

- Esto puede servirnos de ayuda... los aurores distraerán a los mortifagos y nosotros entraremos tranquilamente - dijo Sirius animado.

- Pero también estarán más a la defensiva y pueden que hayan puesto más barreras para que no entren nadie - dijo Rodo.

- Mirad allí - señalo James.

Justamente a unos metros de ellos se había abierto un hueco en la pared que dejaba una entrada al castillo.

- Vamos - dijo Sirius decidido.

Todos fueron hacia la entrada varita en mano, una vez dentro todo estaba muy oscuro.

- ¿Por dónde vamos? - susurró Sirius.

- Snape dijo que estaban en las mazmorras... hay que encontrar un camino que nos lleve hasta el piso de abajo - susurró Remus.

- Vamos por ahí - dijo Rodo señalando a la derecha.

Como ninguno tenía una idea mejor tomaron ese camino, anduvieron durante un buen rato hasta llegar a un vestíbulo, había unas escaleras que bajaban al piso inferior, todos miraban reticentes el umbral de las escaleras.

- De toda la vida de Dios las mazmorras han estado en el sótano... así que será por ahí... - dijo Remus encogiéndose de hombros.

Y al ser el primero en proponerlo fue el primero en bajar el primer escalón, siguió bajando, notaba al resto del grupo detrás de él, todo estaba oscuro y se pegaban a las paredes para guiarse, no podían encender una llama con la varita por miedo a ser descubiertos. La oscuridad era total, tanto, que Remus no se dio cuenta de que pisaba una trampa y debajo de él se abría un agujero por el cual cayó.

- ¡Remus! - gritó el resto al oír el grito del chico al caer.

- Lumus - dijo James.

Pero no había nada aunque la luz lo iluminaba todo, por mucho que miraron y tocaron todas las piedras el botón que accionaba la trampa no apareció.

- Será mejor que sigamos... tiene que estar abajo -

Siguieron bajando, esta vez con un destello de luz de guía, al llegar al final de la escalera no había nadie y tres caminos se alzaban frente a ellos.

- Por ahí - dijo cada uno señalando cada uno de los caminos.

- Esta visto que no vamos a llegar a ninguna parte -

- ¿Piedra, papel o tijera? - sugirió Rodo.

Y comenzaron a jugar para determinar que camino debían seguir.

- ¡He ganado¡he ganado! - dijo Sirius dando saltitos de alegría.

- Ya nos hemos enterado... y ahora... ¿podemos ponernos en marcha o necesitas hacer una fiesta conmemorativa por que has ganado? - dijo Rodo mosqueado, no tenía buen perder, cogiendo una antorcha que había en la pared encendiéndola y emprendiendo la marcha.

- Aguafiestas - murmuró Sirius - envidioso -

- Venga vamos... antes de que se pierda - dijo James imitando a Rodo y encendiendo una antorcha.

- Pero es una aguafiestas - volvió a murmurar Sirius cogiendo otra antorcha.

Pero ya era tarde, no conseguían alcanzarlo, no oían sus pasos, ni veían la antorcha.

- ¡Rodo! - gritaron.

No obtuvieron respuesta.

- Ya se perdió - dijo Sirius después de un rato de búsqueda.

- Este castillo tiene que estar hechizado... además de que esta provisto con unas magnificas trampas - comentó James.

- Espero que estén bien - dijo Sirius apenado.

Sirius se apoyó en la pared para descansar y notó como de repente perdía el equilibrio y caía para atrás, James miraba horrorizado como un agujero se abría a la espalda de su amigo y este caía dentro, en pocos segundos la pared volvía a ser la de antes.

- ¡Sirius¡Sirius! - gritó James aporreando la pared.

No obtuvo respuesta y maldiciendo continuó por el pasillo hasta llegar a una puerta.


La caída fue larga, parecía que no llegaba el suelo nunca, y durante esos segundos, Remus, volvió a sentirse como cuando era pequeño y se lanzaba desde el tobogán, hasta que llego al frío, duro y oscuro suelo de la habitación y recordó por que estaba allí, tenía que encontrar a las chicas, a sus amigos, a los que acababa de perder, en definitiva el pensamiento más importante es que tenía que encontrar a su Ann.

Sacó su varita y conjuró luz, pero preferible que no lo hubiera hecho, por que en ese momento dos mortifagos se dieron la vuelta y lo miraron con mucho asco, odio y rencor.

- Mierda - murmuró poniéndose en posición de defensa.


Rodo notó que había pisado algo raro, y efectivamente se dio cuenta de al verse en otra habitación.

- Rodolphus creí que eras más inteligente para no venir -

El chico se giró impresionado, nada más y nada menos tenía delante al abuelo de Elísabeth.

- ¿Tu¿dónde esta Eli? - preguntó rápidamente.

- Ella esta perfectamente... ahora mismo en una reunión con el señor oscuro -

- ¡Es tu nieta! sangre de tu sangre... ¿cómo puedes hacerle eso? - preguntó Rodo sorprendido y algo enfadado.

- Lo mejor que le puede pasar es unirse al señor oscuro -

- Ella no es igual que tu... este no es su mundo -

- Pues lo será -

- No si puedo evitarlo - dijo Rodo poniéndose en posición de defensa.

- ¿Tu?... ¿un crió?... no me hagas reír -

Pero no pudo seguir jactándose del supuesto chiste por que en seguida recibió un hechizo en el estomago, el hombre miró furioso al joven que sonreía con arrogancia, sacó su varita y comenzaron el duelo.


Sirius cayó al suelo desconcertado y se levantó justo a tiempo para que no le diera una maldición imperdonable que un mortifago le mandó.

En cuanto estuvo de pie comenzó el duelo a muerte, Sirius intentaba defenderse como podía, pero aunque tenía un nivel bastante bueno en duelo, no era comparable con un mortifago que cuando le diera la gana ponía fin al duelo lanzando un Avada Kedravra, así que atacó con todo el arsenal de maldiciones que se sabía y milagrosamente salió airoso del combate cuando un hechizo para dormir dio en su oponente.

Se dejó caer en la pared cansado y suspirando de alivio, no había tenido que matar y salía vivo del duelo, eso era bueno. Oyó de lejos voces de lucha y pensó que serían los aurores contra los mortifagos así que siguió el camino hasta que llegara a las chicas o a otro mortifago.


James llegó hasta una puerta y se detuvo a pensar en que hacer, estaba seguro de que detrás de esa puerta habría mortifagos, pero también era posible que estuvieran las chicas, aunque dada su suerte seguro que se encontraba con Malfoy.

Abrió la puerta y varita en mano entró lentamente, se encontraba en una sala circular con tres puertas en frente, anduvo un poco hasta el centro de la habitación y a lo lejos, por una de las rendijas de una de las puertas, vio un reflejo rojo, se acercó corriendo a la puerta y vio, a través de los barrotes a Lily atada en la pared e inconscientes.

- Vaya... mira a quien esta aquí - siseó una voz a sus espaldas.

- Mierda - murmuró James.

La puerta estaba cerrada y apoyada en ella estaba Lucius Malfoy jugueteando con su varita.

- Este será tu fin, Potter - dijo lanzando una maldición imperdonable.

Gracias a Dios los reflejos obtenidos en el quidditch ayudaron mucho a la hora de esquivar las maldiciones que su oponente le lanzaba, James creó un escudo a su alrededor para poder protegerse y atacar.

- Malfoy... ni siquiera puedes darme... ¿de verdad crees que este será mi fin? - dijo James burlón.

Malfoy gritó de rabia por que se burlaran de él y James aprovechó para atacar y darle de lleno en el pecho haciendo que se cayera para atrás.

- Avada... -

Malfoy levantó su varita dispuesto a contraatacar pero James ya estaba sobre él golpeándolo con furia. James dejo salir toda la rabia que tenía dentro, Malfoy le había hecho más daño que nadie al atacar a Lily y eso se lo iba a cobrar él con sangre.

Malfoy puede que sea muy bueno con las maldiciones pero no aguanta nada un par de puñetazos bien dados, así que quedo inconsciente, James lo ató y amordazó por si acaso, y cuando estuvo seguro corrió hasta la puerta donde estaba Lily e intentó abrirla, al ver que no podría lo intentó también con el resto de las puertas, en una habitación estaba Eli y en la otra Ann.


- ¿Dónde están? - repitió Rodo lanzando una maldición.

Tenía que reconocer que Eduard era bastante rápido y hábil para su edad, y que sabía demasiadas maldiciones, pero por algún motivo no le atacaba con la artillería pesada, quizás por que lo conocía desde pequeño, pero cuando Eduard intentó mandarle una maldición imperdonable desistió de la idea del afecto. Rodo esquivó la maldición con algo de dificultad pero su felicidad por los buenos reflejos que tenía se esfumo cuando notó como la varita de Eduard se clavaba en su cuello.

- ¿Eso es todo lo que te han enseñado en Hogwarts?... que decepción -

- Dime donde están -

- O ¿que? - dijo el hombre presionando su varita en el cuello de Rodo.

La mente de Rodo trabajaba a mil por hora intentando descubrir una salida a todo esta situación, no podía vencerlo, no era lo suficientemente fuerte ni experto en materia de duelo, después de pensarlo no veía ninguna salida a ese problema.


Remus se batía en un duelo salvaje con dos mortifagos que no le estaban dando ni un segundo de tregua, y eso era alarmante. Sintió un fuerte dolor en el hombro izquierdo cuando una de las maldiciones que le lanzaban le produjo un corte, intentó aguantar el dolor y contraatacar pero le resultaba difícil. Lo único que podía mantenerle vivo en ese momento era su ingenio y su habilidad para luchar, pero las maldiciones y esquivarlas no le dejaban mucho tiempo para pensar en como huir, se agachó para esquivar otra maldición y de su bolsillo se cayó algo, rápidamente lo recogió y durante un segundo miro al espejo que tenía en la mano extrañado, oyó que le lanzaban otra maldición y en un acto reflejo extendió el espejo y la maldición reboto dándole al mortifago, que cayó al suelo inconciente, con la confusión provocada atacó sin pensárselo dos veces y derrumbó al otro mortifago, se acercó a ellos, los ató y amordazo para que no se escaparan. En la habitación no había salida, miró a todas partes y eligió la primera pared que vio para lanzar un maleficio explosivo.
La pared contigua a donde Rodo estaba apoyado con Eduard presionándole la yugular explotó en mil pedazos.

- ¿Pero que...? - dijo Eduard confuso por la explosión.

- Experlliarmus - gritó Remus entrando.

Eduard salió despedido varios metros hacia atrás y se golpeo fuertemente contra los escombros.

- Gracias - murmuró Rodo.

- Será mejor que salgamos de aquí... -

Salieron por la puerta y recorrieron el largo pasillo hasta una bifurcación.

- ¿Por donde vamos? -

- Espera - Remus sacó de su bolsillo el espejo comunicador de Sirius que minutos antes le había salvado la vida - ¿James¿Sirius¿estáis alguno ahí? -

- ¿Remus? - dijo James apareciendo sobre la superficie del espejo - menos mal tío... Sirius y Rodo han desaparecido -

- Un espejo comunicador - dijo Rodo asombrado.

- ¿Dónde estas James? -

- Con las chicas... las he encontrado... pero no puedo abrir las puertas... parecen que están bien... inconscientes... pero vivas -

- Intentaremos llegar a donde estas... Rodo y yo estamos bien... -

- OK... corto y cierro -

La imagen desapareció, Remus se guardo el espejo y miró atentamente a los dos caminos que había frente a ellos.

- ¿Cuál cogemos? -

- No podemos separarnos... sería peligroso... -

- ¿Piedra, papel o tijera? - propuso Rodo.

- Si fallamos siempre podremos echarle la culpa al azar -

Esta vez ganó Rodo y eligió el camino de la derecha.

- Espero que este camino nos lleve con las chicas -

- Sino... -


Arriba en la superficie, el panorama no era muy distinto, los aurores y mortifagos se batían a muerte y se mandaban maldiciones sin contemplaciones. Aunque había muchos mortifagos en el castillo cuando comenzó el ataque, pocos eran ya los que quedaban allí, pues muchos estaban heridos y a manos de los aurores, otros muertos, y la mayoría habían huido para salvar sus vidas. Las líneas enemigas comenzaban a debilitarse y los aurores empezaron a entrar en el castillo, se dividiera en varios escuadrones, unos buscaban a las chicas otros al señor oscuro.
Sirius seguía caminando con precaución por el pasillo hasta que oyó un ruido que venía de su derecha.

- Bombarda - dijo apuntando a la pared.

- ¡Coño! - gritó Rodo apartándose al ver que la pared de su derecha explotaba.

- En guardia - dijo Remus apuntando a quien hubiera hecho eso para atacarle.

- ¿Remus? - dijo Sirius dejándose ver por el hueco.

- Sirius... menos mal -

Remus se acercó a su amigo y lo abrazó contento de que por fin apareciera.

- Tres de cuatro... sólo nos falta encontrar donde esta James con las chicas para poder salir de aquí - dijo Rodo aliviado.

- ¿James esta con las chicas? -

- Si... al parecer ya las ha encontrado... pero no puede sacarlas de allí... -

- Hay que encontrarlo - dijo Sirius con determinación.

- Sigamos - propuso Rodo.

Siguieron caminado hasta que llegaron a la misma sala circular donde Rodo se separó de los demás.

- ¿Qué camino cogemos? - preguntó Remus.

- Aquí ya hemos estado... es donde nos separamos -

- Si... Remus déjame el espejo - Remus le dio el espejo a Sirius - ¡James! -

- Sirius menos mal que esta bien -

- James... ¿seguiste el camino que cogimos cuando yo me separe o te fuiste por otro? -

- Seguí el mismo -

- Vale... espéranos... estamos allí en un rato -

- Vale -

- Es ese camino - dijo Sirius.

- Vamos -

Sacaron sus varitas y conjuraron un hechizo para poder ver el camino, estuvieron atentos para no pisar ninguna trampa ni echarse sobre las paredes para no caer en otras habitaciones, al final del camino llegaron a una puerta cerrada.

- Bombarda - gritó Rodo.

La puerta salió disparada y dentro de la habitación James les apuntaba con la varita.

- Creí que era un mortifago - dijo James cuando los vio.

Los tres amigos se abrazaron al ver que estaban bien, Rodo se acercó y también paso sus brazos por encima de los chicos para abrazarlos, pero enseguida se separó al ver que las chicas estaban en las habitaciones que había al lado.

- ¿Estan bien? -

- Inconcientes... estoy seguro de que no están muertas -

- No pueden estar muertas... Voldemort no las tendría aquí si estuvieran muertas -

- Bombarda - gritó Remus contra la puerta de Ann.

Pero el hechizo reboto. Sirius se acercó a Malfoy.

- Y ¿Este¿qué le ha pasado? -

James sonrió con descaro y Sirius comprendió que los moratones y la sangre que Malfoy tenía se la había provocado su amigo.

- ¿Alguna idea de cómo sacarlas? -

- ¿No funciona nada? -

- Tiene que haber una forma -

- A lo mejor el bello durmiente lo sabe -

- ¿Y crees que nos lo dirá? - preguntó Remus escéptico.

- La verdad es que no... -

Sirius se apoyó en una de las paredes que había entre puerta y puerta y dejó caer su brazo sobre un resquicio que había, las puertas se abrieron en ese momento.

- Sirius... ¡eres un genio! - gritaron Remus y James a la vez.

- Si... eso ya lo sabía yo - dijo el chico quitándole importancia al hecho de que por pura casualidad había abierto las celdas de las chicas.

Cada uno entró a una de las habitaciones rápidamente, comprobaron que las tres estuvieran con vida, las desencadenaron y las sacaron como cargándolas de esas celdas.

- Están vivas... menos mal - dijo James mirando también a Eli y Ann.

- ¿Cómo salimos ahora de aquí? -

- Por donde hemos entrado -

- Arriba se esta gestando una batalla... será difícil subir con ellas sin que nos vean y nos ataquen - dijo Rodo.

- Habrá que intentarlo -

Salieron de allí, ni siquiera se preocuparon por dejar a Malfoy sólo y a su suerte, recorrieron otra vez el pasillo hasta llegar al pie de las escaleras. En el piso superior se oían como las maldiciones eran lanzadas continuamente. Se detuvieron en la sala circular y dejaron a las chicas apoyadas en una de las paredes al ver como un cadáver bajaba rondando escaleras abajo, se apilaron en torno a las chicas para protegerlas, sacaron sus varitas y esperaron a que fuera lo que Dios quisiera.

Todo paso muy rápido, en cuestión de segundos unos cuantos mortifagos y otros tantos aurores estaban luchando en esa habitación y los chicos intentaban repeler las maldiciones como podían, pero no pudieron evitarlo cuando uno de los mortifagos se giró hacia ellos, vio a las chicas tumbadas detrás y lanzó la maldición más imperdonable de todas.

- Avada Kedravra -

Demasiado rápido, el cuerpo inerte de Rodo cayó al suelo, muerto. Uno de los aurores redujo al autor del asesinato y poco a poco todos los mortifagos fueron cayendo ante la atenta mirada de los chicos. Sirius seguía mirando fijamente el cadáver de Rodo, demasiado sorprendido por su acto, la maldición iba dirigida a Sirius y Rodo se puso en medio, no entendía por que lo hizo.

- ¿Qué hacéis vosotros aquí? - gruñó Moody al verlos.

- Rescatarlas... - murmuró Remus todavía impresionado al ver el cadáver de Rodo allí.

- Este no es lugar para unos niños... - dijo otro auror - vamos... os sacaremos de aquí -

- Más adentro... por estos pasillos hay varios mortifagos inconscientes - dijo James.

- Nos encargaremos de ellos -

Un auror conjuro camillas para las chicas y para el cadáver de Rodo, salieron de allí en silencio, sin decir nada, consternados por lo ocurrido, fuera, Dumbledore los esperaba, los miró preocupado al verlos salir tan taciturnos y se preparó para lo peor.

- Las chicas están bien... pero el chico... - dijo Moody.

No hizo falta que dijera más, Albus ya lo entendió todo.

- Será mejor que mis alumnos vuelvan al colegio... para que les curen las heridas -

- De acuerdo -

Se acercaron todos a un trasladador y en pocos segundos estaban en el despacho de Dumbledore con McGonagall y la señora Pomfrey esperándoles.

- ¡OH Dios mío! - dijo McGonagall al ver el cadáver.

- Llevadlos a la enfermería... Minerva... avisa a sus padres -

- Si -

Los chicos no tenían demasiadas heridas, la peor de todas el corte de Remus en el hombro, así que en cuanto la señora Pomfrey les curo, los mandó de regreso a su cuarto, no pudieron decir mucho para intentar remediarlo, así que allí en la enfermería dejaron a las chicas y a Rodo.

A la mañana siguiente se anunció en todo el colegio que las tres chicas habían sido rescatadas de las malvadas manos de Lord Voldemort, pero que entre tanta alegría por saber que ellas estaban bien había una triste noticia, Rodolphus había muerto.

Las chicas se pasaron una semana sin despertar por las consecuencias de la intrusión en sus mentes de Voldemort, a menudo murmuraban cosas en sus pesadillas y se removían agitadas en sus camas. Los chicos se pasaban la mayor parte del tiempo con ellas, se hubieran quedado a dormir pero la señora Pomfrey no se lo permitía.

Sirius estaba demasiado pensativo, la verdad es que la muerte en sus manos de su principal opositor a su relación con Eli, era algo que lo inquietaba bastante, nunca esperó ni imaginó que Rodo se fuera a poner delante, y en cierto modo se sentía triste por que su vida acabara así, nunca le deseó mal, bueno, que en momentos de celos hubiera querido que se cayera por las escaleras no cuenta, pero ahora lo que más le preocupaba era el momento en el que Eli despertara y se diera cuenta de que Rodo no estaba y nunca más iba a estar.


Poco a poco, y a base de pociones, fueron despertando de las pesadillas en las que estaban inmersas, ocurrió a la hora de la comida, y por suerte los chicos estaban allí con ellas. Todo fue un poco caótico, la alegría de ellos, el miedo de ellas por que todavía creían que estaban en una pesadilla y ahora todo se volvería oscuro y con ellos muertos. Pero fue el besó que Sirius le planto a Eli lo que le dio a la chica la seguridad para saber que estaba a salvo, Remus abrazaba a Ann con todas sus fuerzas, pero sin lastimarla, para asegurarse de que ella estaba bien, Ann sonrió tranquilamente al sentir el abrazo, James por su parte acunaba a Lily como su fuera un bebe mientras la chica respondía a ese gesto con lagrimas y una sonrisa de felicidad.

- Estas bien... a salvo - dijo James besando el pelo de Lily mientras la abrazaba.

- ¿De verdad¿no es otra pesadilla? - preguntó Ann temerosa.

- De verdad - respondió su novio.

- Estáis a salvo las tres - dijo Sirius sonriente.

- Bueno, bueno... me parece perfecto que estén contentos por la mejoría de las chicas... pero tengo que revisar a mis pacientes... así que vayan a sus clases -

- Pero... - se quejaron todos.

- Fuera - dijo la enfermera tajantemente.

No tuvieron otra opción que irse a clase, pero no fue por mucho tiempo que estuvieron separados, por que en cuanto terminaron volvieron a la enfermería. Para entonces ellas ya estaban más reestablecidas, Dumbledore había ido ha hablar con ellas y explicarles todo lo que ocurrió, la única que no estaba en ese momento con Ann y Lily era Eli que se encontraba en una habitación a parte hablando con Dumbledore sobre lo ocurrido a Rodo.

- ¿Cómo os encontráis? -

- Mejor... aunque tenemos que tomarnos una poción para dormir sin pesadillas - dijo Lily tristemente.

- Es lo mejor... hasta que superéis lo que paso -

Dumbledore salió de la habitación, le hizo una señal a Sirius para que entrara y fue a comunicarle la noticia al resto.

Eli estaba llorando abrazada a si misma en una esquina de la habitación, Sirius se acercó rápidamente y la abrazo.

- Tranquila... -

- Ha muerto... - sollozó.

- Se que nada de lo que te diga te hará estar mejor... - dijo Sirius con voz quebrada - pero piensa que a él no le gustaría verte llorar y menos si es por su causa... - ella le miró - se que tienes que llorar... pero piensa que Rodo fue allí a salvarte para que estuvieras a salvo... -

Se abrazó fuerte a Sirius y lloró durante mucho tiempo. Para ella Rodo era más que su amigo de la infancia, era como un hermano, alguien con quien estaba demasiado unida, y su perdida le provocaba un profundo dolor.


Dumbledore los había mandado llamar, así que con mucho esfuerzo se separaron de las camas de sus novias/amigas para ir a hablar con el director.

- ¿Quería hablar con nosotros? - preguntó Remus entrando en el despacho.

- Claro, chicos... pasad y sentaos -

- Usted dirá -

- Debería castigaros por vuestra escapada... pero a tan poco de que acabe el curso... poco os haría un castigo... -

- Gracias - dijeron los tres suspirando con alivio.

La verdad es que ninguno de los tres tenía ganas de cumplir un castigo por haberse escapado del colegio para ir a rescatar a las chicas.

- Os he llamado para otra cosa... - los chicos le miraron expectantes - los aurores están impresionados con vuestra actuación... - los chicos sonrieron con arrogancia, algunos más disimulados que otros - cada año se reparten unas becas para ir a estudiar a una prestigiosa academia de aurores... hay que tener las más altas calificaciones para ello... me han pedido vuestros expedientes académicos... y sin contar con vuestro inmensa hoja de castigos... han decidido que la beca os la darán a vosotros -

- ¿Qué? - dijeron los tres impresionados.

- Que el ministerio os paga los estudios de auror en la mejor academia de continente -

- ¡OH! -

- Eso es genial -

- Yo... me temo que declino la oferta - dijo Remus.

- ¿Se puede saber por que? - preguntó Dumbledore amablemente.

- Prefiero estudiar algo que tenga que ver con mi condición... no es lo mío ir detrás de magos oscuros... -

James y Sirius le miraron sonriendo tristemente, no sería lo mismo ir a estudiar sin Remus.

- Comprendo -

- De todas formas muchas gracias por el ofrecimiento -

- ¿Y vosotros? -

- Teníamos pensado estudiar para auror de todas formas¿no, Sirius? -

- Si... y si me paga los estudios el ministerio mejor -

- Hablaré con los del ministerio para trasmitirle vuestra decisión -

- Perfecto -

- Os informaré de todo lo que me vaya enterando sobre este tema - los chicos asintieron - podéis iros -

Salieron del despacho contentos y a la vez tristes, la perspectiva de abandonar el colegio les entristecía, habían sido muy felices esos siete años allí.


Los tres chicos se pasaban cada momento que tenían libre en la enfermería con las chicas, aunque James y Lily ya no fueran novios, él estaba allí siempre para acompañarla, y aunque la relación de Ann y Remus estaba un poco distante por el miedo que ambos habían tenido al haber tenido aquella pesadilla, lo cierto era que Remus no se alejaba de ella y Ann estaba feliz por ello, no quería que su relación se rompieran por una pesadilla.

Por mucho que durante la noche se tomaran esa poción para dormir sin pesadillas lo cierto es que los efectos de las maldades de Voldemort no podían ser apaciguados por una simple poción. La primera noche que tuvieron pesadillas fue fácil de arreglar el problema, durmieron las tres en una sola cama para no estar solas y así tomadas las tres de las manos se sentían más seguras, pero claro, cuando te pasas tres días durmiendo así, en una mala postura pues el cuerpo se resiente.

- Hay que solucionar esto - dijo Eli a las tres de la madrugada cuando se cayó de la cama porque Ann se había movido.

- ¿Y si ponemos una cama grande para las tres? -

- Yo no se vosotras pero yo me voy a la cama de Sirius -

- Pero... -

- Y bien haríais vosotras en hacer lo mismo... Ann, Remus es tu novio ¿quién mejor que él para consolarte cuando tengas miedo?... y Lily... por mucho que James y tu no tengáis nada... os queréis... y no dudo que te hará un hueco en la cama para que puedas dormir abrazada a él y no pases miedo - dijo Eli desde la puerta.

- Algo de razón tiene ¿no? - dijo Lily dudosa.

- Un poco si... ¿vamos? -

- Vamos -

Eli llegó a la habitación de los chicos y se acercó a la cama de su novio y se tumbó junto a él.

- Pero que... -

- He tenido una pesadilla... - dijo ella acurrucándose en su pecho.

- Tranquila... yo estoy aquí contigo - dijo Sirius abrazándola fuertemente para que se sintiera protegida.

Al cabo de unos minutos Eli oyó como se abría la puerta y entraban Lily y Ann en la habitación, sonrió acurrucada a Sirius, feliz por que sus amigas no se cerraran en banda a compartir su dolor. Cada una de las recién llegadas se fue a la cama de su correspondiente chico.

- James... -

- ¿Lily¿qué haces aquí? -

- He tenido una pesadilla ¿puedo dormir contigo? -

James pareció pensárselo unos segundos.

- Si... - dijo haciéndole un hueco a su lado.

Lily se acomodó a su lado y lo abrazó con algo de miedo por la situación, pero se relajó cuando notó como James le correspondía al abrazo.

Remus estaba despierto, tenía últimamente el sueño muy ligero y cuando Eli abrió la puerta se despertó, después oyó como Ann y Lily entraban y sin que su novia tuviera que decir ni una sola palabra, se hizo a un lado para que se tumbara junto a él y la abrazó para intentar reconfortarla.

- Gracias - murmuró Ann antes de quedarse dormida.

Los días fueron pasando y muchas fueron las noches en las que las chicas se escapaban de sus cuarto para dormir con sus chicos.


Los exámenes estaban cada vez mas cerca y los chicos no tuvieron mas remedio que centrarse en los libros y estar hasta altas horas de la madrugada en la biblioteca. Bueno, no todos los chicos, ya que Sirius, James y Eli se dedicaban a tareas, según ellos, más útiles y placenteras. La pareja se pasaba horas en su dormitorio encerrados y el pobre James no tenía más remedio que ir a practicar Quidditch para no sentirse solo. Volar le había sentirse libre y le permitía olvidar sus problemas.

Mientras tanto, Lily, Ann y Remus estudiaban en silencio. Remus miraba fugazmente a su chica mientras ella muy concentrada comenzaba a sentirse incomoda ante la situación. Desde que la secuestraran, no habían tenido ocasión de estar a solas y eso hacia que la situación entre los dos estuviera un poco tensa. Harta ya de las miraditas de su chico se levantó sin ni siquiera mirarle y se dirigió hacia las estanterías más lejanas de la biblioteca.

"Ann, tranquilízate" pensó la chica apoyándose en la pared "es tu novio, no has de tener miedo".

Miro hacia arriba y descubrió un libro que llevaba tiempo buscando. Desde el ataque se lamentaba no haber podido controlar a la perfección sus poderes, así que se había prometido a si misma que tenia que solucionarlo lo antes posible.

Fue hasta la escalera mas próxima y se subió dispuesta a cogerlo. Sin embargo, estaba más alto de lo que esperaba y tuvo que inclinarse. De repente sintió como la escalera se movía, haciéndole tropezar y caer de ella. Cuando estaba a punto de caer al suelo, noto como alguien la cogía en brazos impidiendo que se diera en la cabeza.

- ¿Estas bien? - preguntó el chico preocupado.

- Remus... ha faltado poco... gracias - dijo sonriéndole.

- No tienes porque darlas - el chico apartó un mechón de la cara de su chica y la miro con dulzura. Quería besarla, pero no se atrevía por miedo a las consecuencias. Sabía que algo iba mal entre ellos y no quería forzar la relación.

"Que deje de mirarme así... que no respondo..." pensaba Ann mientras continuaba en los brazos de su chico sonriéndole. Sintió un escalofrió en su interior haciéndole estremecerse.

- ¿Seguro que estas bien? - volvió a preguntar Remus.

- Si, si... - dijo la chica asustada.

No sabía por que, pero desde que Remus le había cogido en brazos ella no había intentado irse. Se dijo a si misma que eso era bueno, porque había salido huyendo de el en varias ocasiones sin darle opción a hablar.

- Creo que deberíamos hablar... - susurró el chico al oído de Ann.

Al sentir sus palabras volvió a sentirse asustada, y ese miedo se tradujo en un abrazo efusivo de parte de la chica a Remus, el cual le correspondió al instante. Mientras permanecía abrazada a él, pudo oír una voz en su interior.

"No lo hagas... te quiero... todo esta bien... no te dejes engañar..."

No se sabe por que, pero al escuchar esas palabras sintió como una inmensa tranquilidad y felicidad se apoderaba de ella. Se separó del chico, rozó sus labios junto a los de el y a continuación le beso con calidez, tranquilamente, saboreando cada instante.

Tras el beso, los chicos volvieron a mirarse. Remus soltó a Ann en el suelo y se tumbo junto a ella. Tras poner un hechizo silenciador, los chicos se amaron hasta el amanecer, sin miedos, sin pensar en el mañana.


Mientras tanto, Lily seguía junto a sus pergaminos. Ya cansada se levantó para poder estirar las piernas. Miró hacia la ventana y vio a James volando por el campo de quidditch. Decidida recogió sus cosas y se dirigió hacia donde estaba el chico. El la vio llegar desde lejos. Su melena pelirroja era inconfundible para él. Descendió poco a poco hasta posarse a su lado.

- ¿Ocurre algo Lily? -

- No, no... sólo quería hablar contigo - dijo la chica mirándole tristemente - pero si estas ocupado... -

- Tranquila... no lo estoy... aunque lo estuviera lo dejaría todo con tal de hablar contigo -

- Gracias - dijo la chica poniéndose colorada.

- Dime¿de que quieres hablar? -

- No te di las gracias por haberme salvado... tanto tu como los chicos arriesgasteis vuestra vida por nosotras... -

- Lily, no tienes que darme las gracias... hubiera ido al mismísimo infierno si fuera necesario... sólo quiero que estés bien -

- Lo sé... si supieras lo que significa eso para mi... cuando estaba allí... encerrada... tu imagen era lo único que me alentaba a seguir con vida - dijo mirando al suelo.

- Yo también te he echado mucho de menos... si te hubiera pasado algo... - dijo el chico abrazándola - no puedo explicarte lo que se me paso por la cabeza cuando nos dijeron que os habían secuestrado... estaba muy preocupado - dijo abrazándola aun más fuerte - pero aquí estas... sana y salva... -

Lily se separó lentamente de el y sonriéndole le acarició la mejilla con ternura.

- ¿Te acuerdas que te pedí aquel día que entraste a mi habitación? -

- Claro, no podré olvidarlo jamás -

- ¿Podrías repetirlo? - dijo poniéndose aun mas colorada de lo que ya estaba.

James no respondió, simplemente se dedico a besarle como tantas veces había hecho. Se quedaron abrazados durante mucho tiempo, hasta que el frió les obligo a regresar al castillo.


Todo había salido a la perfección y habían obtenido unos resultados académicos excelentes. El esfuerzo de muchas noches sacrificadas había valido la pena. Las chicas ya habían recogido sus pertenencias y tristes miraban su cuarto, cuantas alegrías y penas habían compartido allí, recordaron fugazmente cada momento vivido y se podía sentir como la melancolía se apoderaba de ellas.

- Chicas... - dijo Eli hablando en voz baja - hagamos una promesa -

- ¿Una promesa? - preguntó Lily extrañada.

- ¿De que se trata? - preguntó Ann con curiosidad.

- Una promesa de amistad... prometamos que pase lo que pase siempre estaremos juntas... que nada ni nadie nos separara... prometedlo - dijo alargando su mano.

- Lo prometo - dijeron Lily y Ann a la vez poniendo sus manos sobre la de Eli - pase lo que pase -

Abrazadas salieron de la habitación rumbo a los carruajes.


La situación de los chicos era mas bien parecida.

- Chicos... nuestros caminos se separan - dijo Remus con lagrimas en los ojos.

- ¡No digas eso! - dijeron James y Sirius a la vez.

- Remus, aunque no vengas con nosotros a la academia de aurores siempre estaremos en contacto -

- Siempre se dice eso... pero al final... -

- Óyeme Remus, los merodeadores siempre han estado unidos y siempre lo estarán ¿ de acuerdo? -

- Prometedlo - dijo seriamente Sirius.

- Lo prometo - dijeron los tres chicos a la vez.


Una vez en el tren, todo el mundo permanecía en silencio. Eli estaba abrazada a Sirius intentando no pensar en todo lo vivido ese año, el recuerdo de Rodo le dolía más que cualquier otra cosa. Miró a Sirius intentando calmarse. El se dio cuenta de que su chica estaba triste y sin presionarle a hablar le beso dulcemente para transmitirle tranquilidad.

James y Lily también se encontraban abrazados, aunque no fueran pareja era evidente que no podían estar separados, y nadie les cuestionaba ni les preguntaba sobre su relación. De todas formas, ni ellos mismos lo habían hablado, así que su futuro era mas bien incierto. Se sonrieron un instante y se quedaron dormidos.

Remus miraba pensativo por la ventana. Ann se había quedado dormida apoyada en el y sus manos estaban entrelazadas. Remus no quería mirarla, el simple hecho de pensar que no le vería todos los días le atormentaba. Sin embargo, al cabo de los minutos, cerro los ojos y se puso a llorar. Nadie vio como sus lagrimas tapaban sus ojos tristes y desgarrados.


- ¿FIN? -

ELI Y ANA DICEN: ¿FIN? NOOOO! CREO QUE NOS CONOCEIS BASTANTE BIEN COMO PARA SABER QUE NOSOTRAS NUNCA DEJARIAMOS ESTE FINAL... SOMOS MUCHO MAS MALAS PARA DEJAR ESTE FINAL TAN ESPERADO... NO... EL FINAL SERA OTRO... Y ESTARA EN EL CAPITULO 30... AHI ESTA EL FIN... PERO... HABRA SECUELA... TARDARA UN POCO... PERO HABRA... ESPERAMOS MUCHOS REVIEWS PARA EL FINAL... QUE SERA PUBLICADO EL DIA 27 DE DICIEMBRE, FECHA DEL CUMPLEAÑOS DE ANA... UN BUEN REGALITO SERIA LLEGAR A LOS 700 REVIEWS! SIN MAS QUE DECIR, MUCHOS BESOS!


He aquí una canción que engloba muy bien, según nosotras, el sentimiento de este capitulo. El grupo que la canta es Saratoga, y os la recomendamos a todos!

Si Amaneciera

Ahora que mi voz se ha convertido
En apenas un suspiro
Debo descansar
Hoy que en la mitad de mi camino
La evidencia me ha vencido
Y me ha hecho llorar

Sé que el tiempo curará
Aunque nada siga igual
No me quiero resignar
No olvidaré

Yo que hasta el momento ignoraba
El punto en que se hallaba
Esa enfermedad
Siento que la vida es como un hilo
Que se corta de improviso
Y sin avisar

Y en la oscura habitación
Necesito oír tu voz
Ahora duermes junto a mí
Esperaré

Si amaneciera sin ti
Yo no sé qué sería de mí
Hoy la muerte me ha mostrado ya sus cartas
Y no entiendo la jugada
Trato de salir
No quiero admitir
Mi soledad

Duermo apenas cinco o seis minutos
Suficientes para hundirme
En la tempestad
Los demonios que hay bajo la cama
Esta noche no se callan
No me dejarán

El reloj marca las seis
Lo más duro es el final
Y la luz se posará
En el cristal

Huyo a veces pienso en otra cosa
Mi cerebro reacciona
No me deja en paz
Y de nuevo vuelve a sacudirme
Ese frío incontenible
Que es la realidad

El primer rayo de sol
Me iluminará el corazón
Te distingo junto a mí
Mi salvación

Si amaneciera sin ti
Yo no sé qué sería de mí
Hoy la muerte me ha mostrado ya sus cartas
Y no entiendo la jugada
Trato de salir
No quiero admitir
Mi soledad

Y en la oscura habitación
Necesito oír tu voz
Ahora duermes junto a mí
Esperaré

El primer rayo de sol
Me iluminará el corazón
Te distingo junto a mí
Mi salvación

Si amaneciera sin ti
Yo no sé qué sería de mí
Hoy la muerte me ha mostrado ya sus cartas
Y no entiendo la jugada
Trato de salir
No quiero admitir
Mi soledad


Continuara...

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