Disclaimer: siento desilusionaros, pero no soy Rowling Vamos, que nada es mío.

Hemos adelantado un poco la Nochevieja en este capi que aunque ha tardado algo más de lo habitual, también es algo más largo de lo habitual.

Por cierto, en el anterior capi no me acordaba del "pequeño detalle" (menuda jodienda, con perdón) de que la página no deja contestar a los reviews dentro de los capítulos. De este tema ya os hablaré al final del capi.

Y sin nada más que decir de momento, aquí está el tercer y penúltimo capítulo de este fict. Que lo disfrutéis.

Capítulo 3. En Nochevieja, di que sí

Al ver confirmadas sus sospechas, Harry se quedó lívido. Sintió las miradas sorprendidas de todos los Weasleys sobre él, sintió la mirada apremiante de Cho perforándole, pero sobre todo sintió los ojos de Ginny fijos en él, taladrándole, suplicándole que se negara. De un fugaz vistazo, Harry comprobó que la pelirroja estaba aún más blanca que él.

- ¿Harry? – le apuró su novia. Por el tono de voz, estaba claro que esperaba una respuesta mucho más rápida.

Harry fijó sus ojos sobre la oriental, que lucía una sonrisa condescendiente, como si él fuera retrasado y no fuera capaz de decir "sí". Y sin embargo lo era, el problema es que no estaba seguro de querer decirlo.

- ¿Por qué no lo hablamos en privado?

La sugerencia de Harry había sido todo lo sutil posible, intentando que nadie se enterara de lo que le estaba diciendo a Cho. De nada sirvió, ya que todos los allí presentes tenían los cinco sentidos (incluso seis si hacía falta) puestos en la escena y se desilusionaron al ver que no se iban a enterar de la respuesta. Incluso Fred y George murmuraron un "ooh" burlón con el que se ganaron una colleja de su madre.

- ¿Y por qué en privado? – preguntó Cho, levantando el tono de voz con la intención de que todos lo oyeran, en especial Ginny – Ellos también tienen derecho a enterarse; al fin y al cabo son tu familia¿no? – le recordó ella con una sonrisa vengativa.

- No me hagas esto más difícil – imploró Harry en un susurro, tratando en vano de mantener una conversación confidencial.

Cho tan solo se encogió de hombros, pero no dijo nada más y aceptó la petición de su novio.

El resto de la velada transcurrió de forma tranquila, pero la sombra de la curiosidad planeaba en el ambiente. Los Weasley y Hermione lanzaban miradas disimuladas a la pareja, mientras que Ginny trataba por todos los medios de evitar los ojos verdes de Harry. Al ver la actitud de la pelirroja, Cho sonrió con satisfacción.

En cuanto todo el mundo se fue a la cama, Cho vio la oportunidad perfecta para abordar a Harry.

- ¿Te parece este sitio lo suficientemente privado? – preguntó la mujer con ironía una vez que subieron a la habitación que compartían.

Harry frunció el ceño; como Cho siguiera poniéndole las cosas tan difíciles, se le iban a esfumar las dudas en un santiamén y la iba a dejar más plantada que a un geranio.

- No entiendo por qué te empeñaste en hablarlo aquí – siguió hablando ella a la vez que se ponía un camisón – Tarde o temprano los Weasley se iban a enterar de que nos casamos y…

- Es que no tengo claro que quiera casarme – la cortó Harry.

Cho se quedó muda, recapacitando sobre lo que su novio acababa de decir. ¿La estaba rechazando?

- ¿Cómo que no tienes claro si quieres casarte o no? – preguntó Cho en un tono de voz peligroso que hubiera asustado a cualquiera, pero no al hombre con el que compartía su vida desde hacía casi tres años.

- No intentes asustarme.

Harry la dio la espalda dispuesto a meterse en el baño, pero la joven le agarró por el brazo obligándole a mirarla a la cara.

- Contéstame.

La petición sonó más a orden en boca de Cho, por lo que Harry suspiró. Aquello iba a ser más difícil de lo que esperaba.

- Cho, yo te quiero – aseguró Harry con sinceridad posando ambas manos sobre los hombros de su novia.

- ¿Cuál es el problema entonces?

- La palabra casarse es un poco… fuerte – intentó explicarse él.

- Llevamos casi tres años juntos – le recordó Cho - ¿Qué más te da casarte? Eso no va a cambiar nada.

- Precisamente por eso. Si no va a cambiar nada¿por qué casarnos?

- ¿Y por qué no casarnos?

Ambos sabían que aquella discusión no iba a llevar a ninguna parte. Los dos tenían parte de razón, y los dos estaban en parte equivocados.

- Dame una semana – pidió Harry finalmente – Una semana y te doy una respuesta¿de acuerdo?

Cho pareció pensárselo durante unos segundos.

- De acuerdo. Pero una semana, ni un día más – advirtió la oriental blandiendo un dedo.

- El día 31, cuando den las campanadas, tendrás tu respuesta.

Harry sonrió con dulzura y posó un suave beso sobre la frente de su novia, antes de encerrarse en el baño. Cho por su parte suspiró; no podía dejar ir a ese hombre por nada del mundo.

ooooooooooo

Al día siguiente, Ginny no tardó en enterarse del plazo que le había pedido Harry a su novia gracias a Hermione, a la que le había faltado tiempo para abordar a su amigo y hablar largo y tendido sobre el tema.

- Ya sabes que yo estoy en contra del matrimonio – comentó Hermione torciendo el gesto cuando el moreno le pidió opinión sobre el tema – Pero si tú consideras que debes casarte…

- Ése es el problema. Que no sé si debo casarme o no.

Harry enterró la cara entre sus manos como signo de desesperación.

- Le he pedido ayuda a Ron, pero ya sabes que para estos temas es como hablar con una pared – explicó Harry provocando que su amiga sonriera – Tú eres la única que puede ayudarme, Hermione.

- ¿La quieres?

- Mucho.

- ¿Y qué hay de Ginny? – preguntó Hermione dando en el clavo de las preocupaciones de Harry.

- Te pedí ayuda, no que me liaras más todavía – se quejó él, que por nada del mundo le apetecía tocar ese tema.

Su amiga sonrió, posando una mano sobre el hombro de Harry a modo de consuelo.

- Primero deberías aclarar tus sentimientos y luego tomar una decisión.

- Eso mismo me dijo Ron – recordó Harry, sorprendiendo a la castaña porque Ron hubiera dado un consejo amoroso acertado – Pero no sé como hacerlo.

- En eso ya no te puedo ayudar.

- Ni tú ni nadie – dijo él con pesimismo.

La frustración se estaba apoderando de Harry, que no sabía como salir de aquella situación. Por un lado estaba Cho. La quería, claro que la quería. Casi tres años de relación eran buena prueba de ello. Pero por otro lado tenía a Ginny, la dulce y tierna Ginny que con un simple beso había conseguido sacar parte de la bestia que llevaba dentro. Harry sonrió al recordar el beso.

- ¿Te das cuenta de que eres hombre de pocas mujeres? – comentó Hermione sacándole de repente de sus pensamientos.

- ¿Por qué lo dices?

- Tan solo te has enamorado de dos mujeres; Cho y Ginny.

Harry comprendió lo que la joven le quería decir. Qué deprimente. Tenía 25 años y tan solo había estado con dos mujeres. Seguro que un oso hormiguero tenía más vida amorosa que él. O peor aún, seguro que hasta Snape tenía más vida amorosa que él.

- Y vaya dos mujeres. Me están dando más dolores de cabeza que Voldemort – aseguró él con gesto sombrío.

Hermione rió la ocurrencia, aunque su amigo estaba hablando en serio.

- Tienes toda una semana para decidirte – intentó animarle la mujer.

- Seis días – corrigió Harry automáticamente – Mi tiempo se agota.

De repente, Harry abandonó el gesto frustrado al recordar algo. Algo que tenía que ver con Hermione y que seguramente la pondría nerviosa. Con una sonrisa maliciosa, preguntó:

- ¿Qué tal tu nueva mascota?

Pensar en su nuevo puffskein, cortesía del gemelo Weasley, implicaba pensar en el propio Fred. Y al hacerlo, las mejillas de Hermione adquirieron un ligero tono rojo a juego con el pelo de la persona que se lo había regalado. La joven se reprendió mentalmente por ello; parecía una estúpida adolescente enamorada y no una mujer de 25 años libre y sin ganas de comprometerse.

- Bien – contestó ella simplemente.

El joven no borró la sonrisa pícara de su cara. Al contrario, la ensanchó aún más.

- ¿Y qué tal con Fred?

- ¡A mí no me gusta Fred! – se puso Hermione rápidamente a la defensiva.

- Nadie ha dicho que te guste Fred – aclaró el moreno, felicitándose a sí mismo por haber acorralado a su inteligente amiga – Porque Fred no te gusta.

- Por supuesto que no – repitió Hermione altaneramente, enfadada consigo misma por haber caído en la trampa.

Harry sonrió de nuevo, olvidando sus preocupaciones y alegrándose de que Hermione estuviera perdiendo esa fobia a las relaciones con los hombres en general y con los Weasleys en particular.

ooooooooooo

La comida del día de Navidad fue tan agradable o más que la cena del día anterior, con el añadido extra de Fleur, la esposa de Bill, que había decidido pasar el día con los Weasley. Por la tarde, mientras todos charlaban animadamente en el salón de la casa, Ginny se había escabullido al jardín y se había sentado en el columpio, su lugar favorito, para reflexionar sobre lo que estaba pasando con Harry y Cho. Sin embargo, la tranquilidad de la pelirroja duró poco tiempo.

- Ginny, Ginny, Ginny.

Las inconfundibles voces burlonas de sus dos hermanos gemelos hicieron que la joven se diera la vuelta con el ceño fruncido, para encontrarse de frente con las no menos sonrisas socarronas de Fred y George, acompañados por Ron.

- ¿Qué queréis? – preguntó ella con evidente fastidio.

- ¿Molestamos? – se interesó Fred sentándose en el suelo.

- Es obvio que molestamos – respondió George, aunque por el tono de su voz parecía no importarle lo más mínimo importunar a su hermana.

- ¿Qué queréis? – repitió la única mujer del grupo.

- Consejo de sabios.

La respuesta de Ron, que hasta el momento no había abierto la boca, hizo que Ginny frunciera aún más el ceño. Desde que se convirtió en una adolescente y sus hermanos se dieron cuenta de que no era uno más del grupo, sino una chica con "a" en la que los chicos podían fijarse, las palabras "consejo de sabios" en boca de alguno de sus hermanos no presagiaban nada bueno. Y eran aún más peligrosas si las pronunciaban Fred, George o Ron.

- Creía que para un consejo de sabios se necesitaban personas con un mínimo de inteligencia – murmuró ella por lo bajo.

- Pues para eso están tus sabios hermanos – informó George pasando un brazo alrededor de los hombros de la pelirroja – Para guiar a una pobre e ingenua criatura como tú por la dura senda de la vida…

- …para alejarte del camino del pecado… - continuó Fred.

- …y para preservar tu virginidad – completó Ron con tono de beato.

Ginny puso los ojos en blanco. Que le soltaran ese discursito cuando tenía 14 años podía pasar, pero con 24 lo encontraba un poco anticuado.

- Esto no tendrá que ver con cierta persona de ojos verdes y con una cicatriz en forma de rayo en la frente¿verdad? – insinuó Ginny con falsa ingenuidad.

- ¿Con quién dices? – se hizo George el loco.

- No sé de quién nos hablas – siguió su hermano gemelo.

- No conozco a nadie que se adapte a esa descripción – aseguró el menor de los tres.

La joven tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para aguantarse la risa al ver los payasos que podían llegar a ser esos tres.

- Pero si te refieres a Harry… - empezó Ron.

- … sí que tenemos un consejito que darte – anunció Fred.

George carraspeó ligeramente y se lanzó a dar el típico discursito que Ginny había oído cuatro veces en su vida: cuando empezó a salir con Michael Corner, cuando Dean Thomas la pidió ser su novia, poco después al ver que Harry la besaba en plena sala común en Hogwarts, y durante su época en la escuela de sanadores mágica, antes de comenzar a salir con su último novio.

- La especie masculina es una especie extraña – comenzó George la retahíla que Ginny casi se sabía de memoria – Seres rebosantes de hormonas que solo piensan en una cosa: llevarte a la cama. Da igual cómo lo hagan, pero siempre buscan eso. Pueden hacerse los machitos e ir a saco, pueden embaucarte con sus mentiras y simular ser hombres sensibles y preocupados por tu bienestar, e incluso pueden transformarse momentáneamente en gays para ser íntimos amigos tuyos, pero en realidad solo quieren una cosa…

- Llevarme a la cama – completó la joven con gesto aburrido.

- Muy bien hermanita, vas aprendiendo la lección – sonrió George con orgullo.

- Harry es una buena persona, pero al fin y al cabo es un hombre – tomó Ron la palabra – Y aunque sea mi mejor amigo, él también es uno de esos seres rebosantes de hormonas que solo quieren llevarte a la cama.

Ginny sonrió; como si sus tres hermanos no fueran "seres rebosantes de hormonas" que tan solo quisieran acostarse con las primeras dos piernas con falda que se les pusieran delante.

- Supongo que querrá llevarse a la cama a Cho, que para algo es su novia – le recordó la pelirroja.

- O a las dos – sugirió Fred como diciendo "qué indecente".

Ginny volvió a sonreír. De todos los hombres a los que había conocido hasta el momento, Harry era el único al que no se imaginaba jugando a dos bandas. Sin embargo, al recordar el beso, la pelirroja pensó que el joven le estaba demostrando que era perfectamente capaz de jugar a dos bandas.

- Lo que Ron está intentando decirte – continuó Fred con la explicación – es que tengas cuidado con Harry. No nos disgusta la idea de verle como cuñado, pero aún así ten cuidado.

- Harry va a ser un hombre casado dentro de muy poco. Me gusta, pero no lo bastante como para romper un futuro matrimonio – aseguró Ginny no muy segura de sus propias palabras.

La joven se levantó del columpio dispuesta a irse hacia la casa, pero las palabras de su hermano Ron la pararon en seco.

- Yo en tu lugar no daría por hecho que Harry vaya a ser un hombre casado.

Ron no había querido confesarle abiertamente a su hermana las dudas de Harry, pero aún así se lo insinuó.

- ¿Qué quieres decir? – preguntó Ginny dándose la vuelta hacia su hermano. Luego pareció recapacitar y agitando la mano añadió - ¡Bah! Déjalo.

Ginny volvió a encaminarse hacia la casa, no muy segura de lo que acababa de decir Ron pero sin ganas de complicarse más la vida.

oooooooooo

La semana en casa de los Weasleys había transcurrido sin más incidentes fuera de lo normal entre los tres vértices triángulo amoroso. A un día de la Nochevieja, es decir, del día en que acababa el plazo de Harry, el moreno continuaba en pleno debate mental sobre lo que debía hacer. Cho por su parte seguía sin comprender porqué su novio no era capaz de darle una respuesta inmediata a una pregunta tan simple a la vez que no escatimaba esfuerzos en restregarle a Ginny su relación, provocaciones que la pelirroja, haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad, ignoraba por completo.

El día 30 por la mañana, mientras Ginny recogía la mesa tras el desayuno, Cho se hizo la remolona a propósito. Al ver que la pelirroja actuaba como si no estuviera allí y tras haber removido el café con la cuchara 36 veces para así hacer tiempo (por supuesto se le había quedado frío), la oriental decidió dar ella el primer paso.

- He estado pensando una cosa.

Ginny, que estaba pasando un paño mojado por la mesa, se ahorró el comentario jocoso ("¿Pensar¿Tú?") y tan solo levantó la vista sin demasiado interés.

- He pensando que ya que Harry te ve como a una hermana pequeña – sonrisa maliciosa por parte de Cho – y… bueno, aún no hay nada decidido pero… me preguntaba si te gustaría ser una de las damas de honor en nuestra boda.

Cho cambió la sonrisa maliciosa por un gesto de adorable ingenuidad, pero Ginny no se fijó en eso. Pasó por alto la intención con la que la morena había formulado la pregunta, obvió por completo la absurda proposición y el gesto burlón con la que venía acompañada. Solamente las palabras "hermana pequeña" resonaban en la mente de la pelirroja.

Ginny sonrió cínicamente antes de lanzar su ataque.

- ¿Tú crees que si Harry tan solo me viera como a una hermana pequeña me habría besado?

La expresión de satisfacción de Cho se transformó en un abrir y cerrar de ojos, dando paso a una mueca incrédula. Porque no es lo mismo sospechar que te novio te es infiel que saberlo a ciencia cierta.

- ¿Insinúas que Harry me es infiel¿Y encima contigo?

- Depende de lo que tú entiendas por ser infiel.

- Meterle la lengua hasta la campanilla a una niñata como tú sí entra dentro de mis parámetros de infidelidad – aclaró Cho con una nota de desprecio.

Ginny ignoró el calificativo de "niñata" al ver que Cho estaba acorralada por completo.

- Pues entonces siento decirte que sí, Harry te ha puesto los cuernos.

Cho no podía creer como su novio podía sentirse atraído por una insolente con tan poco glamour como esa Weasley.

- Un pequeño desliz lo tiene cualquiera – aceptó Cho simulando no darle importancia al hecho – Sin embargo, dentro de poco estaremos felizmente casados y tú tendrás que buscarte a otro al que molestar.

- Yo que tú no estaría tan segura. Al fin y al cabo, si tu novio besa a otra es porque algo va mal en vuestra relación.

Ginny volvió a sonreír burlona y le lanzó el trapo a la oriental, antes de salir de la cocina. Cho tomó el trozo de tela entre sus manos con una mueca de asco y lo apartó con brusquedad.

- Si piensa que voy a hacer el trabajo sucio, está muy equivocada – murmuró Cho para sí misma levantándose de la mesa y dejando la taza sucia sobre ella – Yo tengo demasiado glamour como para ser un ama de casa.

Con esas palabras y la cabeza bien alta, la mujer abandonó la cocina esperando que otra con menos glamour que ella terminara de limpiar la mesa.

oooooooooo

- ¿Estáis seguros de que no queréis quedaros?

Molly miró con ojos tristes como sus hijos se preparaban para salir de fiesta tras la cena de Nochevieja.

- Déjales Molly – intentó disuadirla su marido – Son jóvenes, tienen que divertirse.

- La Navidad es para pasarla en familia – intentó la mujer una vez más, ignorando el consejo de Arthur.

- No uses el chantaje emocional – advirtió su hijo Bill a la vez que se ponía una cazadora.

- Sed buenos hijos como Percy, que se queda haciéndonos compañía.

Molly señaló a su hijo, sentado apaciblemente en el sofá y sin ninguna gana de fiesta. A su lado, su mujer Penélope miraba a los demás con envidia, autocompadeciéndose por tener que quedarse allí mientras todos se iban a celebrar la Nochevieja.

- Percy es lo más parecido a un vegetal que conozco – susurró Ron a Harry, mientras miraba a su hermano sentado lánguidamente.

- Eso es porque Percy es un aburrido – dijo Fred en voz alta, ganándose por ello una colleja de su madre.

- Es verdad, mamá – le apoyó Charlie – Para Percy, lo más parecido a una fiesta es una biblioteca llena de libros de 500 páginas.

El comentario se ganó las risas de todos, menos las de Percy, Molly y Hermione.

- Incultos – murmuró Percy por lo bajo – Nunca sabréis lo que es el placer de leer un buen libro.

- Pero lo que sí conoceremos será el placer de ligar esta noche – George esbozó una sonrisa soñadora antes de seguir – Volveremos tarde, no nos esperéis despiertos.

Tal y como George había adelantado, la noche se presentaba muy larga. Para celebrar la entrada del nuevo año, Cho había echado mano a sus contactos y consiguió entradas en el local más "cool y fashion" según palabras de la oriental de toda Inglaterra.

- Esto no es Manhattan, pero por esta vez puede valer – comentó Cho tras haberse aparecido en Hogsmeade.

- ¿Que pude valer? – repitió Ron incrédulo con los ojos fijos en la entrada del lugar – "Dorothea" es el pub más famoso del país. Es casi imposible entrar ahí.

El grupo fijó sus ojos en la puerta del local, un gran portón sobrio de madera delante del cual dos maromos controlaban que la gente que pasar tuviera el suficiente nivel de glamour.

- ¿Cómo has conseguido las entradas? – preguntó Fleur una vez dentro del pub, mirando con asombro el cuidado decorado del interior.

- Ventajas de ser una VIP – contestó Cho con una nota de orgullo en la voz.

- ¿VIP? – repitieron Fred, George y Charlie a la vez.

- Very Important People – aclaró Harry con gesto aburrido, como cada vez que su novia se pavoneaba.

A pesar de que Ginny odiaba reconocerlo, lo cierto es que Cho se lo había currado. Recibir el Año Nuevo en un lugar tan selecto como el "Dorothea" no era algo que te pasara todos los días.

En un abrir y cerrar de ojos, el grupo inicial se desperdigó por todo el local: Fleur arrastró a su marido Bill a la pista de baile; Cho no pudo evitar reunirse con todo el famoseo autóctono allí congregado sin pararse a pensar en lo peligroso que resultaba dejar a su novio solo con Ginny revoloteando por allí; Ron, George y Charlie iniciaron una competición para ver quién ligaba más y finalmente Fred invitó a Hermione a tomar una copa.

En cuanto todos se hubieron ido, Harry le dirigió una sonrisa a Ginny.

- Creo que nos hemos quedado solos – murmuró él.

La pelirroja tan solo dejó escapar una risa incómoda.

ooooooooooo

- Un wisky de fuego a que esa morena cae en menos de tres minutos – apostó George al fijar sus ojos sobre su primera víctima.

- ¡Fantasma! – rió Ron, seguro de que su hermano no lo conseguiría.

- De acuerdo – aceptó Charlie con una sonrisa traviesa – Acepto y subo la apuesta. Un wisky y dos tequilas a que me la ligo yo.

Los dos hermanos cerraron el trato con un apretón de manos.

- ¿Y tú Ronnie? – preguntó George con tono burlón - ¿No te atreves¿O tus técnicas de ligue están demasiado anticuadas para intentarlo?

Ron entrecerró los ojos con ira. Odiaba que le llamaran Ronnie, odiaba también que insinuaran que era un cobarde, pero por encima de todo odiaba que se metieran con su forma de ligar.

- Un wisky y cuatro tequilas. A ver si superáis eso.

- Uy, uy, Ronnie viene pisando fuerte – se mofó esta vez Charlie.

George rió el comentario de su hermano, se atusó el pelo y se alisó la camisa. Con una sonrisa impecable, se plantó al lado de su presa y preguntó:

- ¿Te puedo invitar a una copa?

La joven en cuestión miró largamente a su inesperado pretendiente, como quien mira a un chicle pegado en la suela del zapato. Esbozando una sonrisa no menos impecable que la de George, respondió:

- Gracias, pero prefiero que me des el dinero.

Ron y Charlie, que miraban atentamente la escena, no pudieron evitar estallar en carcajadas. Sin embargo George no pareció darle mucha importancia al asunto, ya que rápidamente recompuso su rostro y se lanzó de nuevo al ataque.

- No hace falta que seas tan dura conmigo, nena. Estoy seguro de que te podría hacer muy feliz.

- ¿Cómo? – se hizo ella la sorprendida - ¿Ya te vas?

Las nuevas carcajadas de sus hermanos llegaron hasta los oídos de George, quien supo aceptar la derrota y se retiró. Aunque la joven no tuvo ni un momento de respiro, ya que en pocos segundos otro pelirrojo se acoplaba a su lado.

- Tu cara me suena – comenzó a decir Ron - ¿Estudiaste en Hogwarts?

La joven le dedicó a Ron la misma mirada que minutos antes le había regalado a su hermano George.

- Tus tácticas de ligue son aún peores que las de tu hermano.

- ¿Cómo sabes que…? – se sorprendió él antes de conectar ideas - ¡Ah! El pelo, claro.

Ella le dio la espalda a Ron, el cual también supo interpretar la señal y volvió junto a sus hermanos.

- Observad y aprended – dijo Charlie con superioridad antes de entrar en acción.

Charlie se acercó hasta la barra y se colocó al lado de su víctima. Pero, a diferencia de sus dos hermanos, la ignoró y pidió una copa al camarero. La mujer, al darse cuenta de que un nuevo pelirrojo merodeaba a su alrededor, se dio la vuelta y con gesto malhumorado dijo:

- Si tú también pretendes ligar conmigo, ya te digo desde ahora que no tienes nada que hacer.

- ¿Y quién te ha dicho que yo quiera ligar contigo? – preguntó Charlie con falsa indiferencia y usando astutamente la táctica inversa.

Menos de un minuto después, Charlie regresaba con una sonrisa radiante en la cara y una cita con la joven morena para el próximo fin de semana.

- Alguien me debe algo – le recordó Charlie la apuesta con voz cantarina.

- ¡Cállate! – le espetaron los otros dos a la vez, consiguiendo que la sonrisa de su hermano aumentara aún más.

- Espero que a Fred le vaya algo mejor – comentó George.

Ron y Charlie posaron sus ojos sobre la pista de baile, donde Fred y Hermione bailaban una canción lenta. De improvisto y para sorpresa de los tres hermanos, Fred besó a la joven, la cual respondió al gesto.

Charlie silbó con admiración.

- A Fred le va muuuucho mejor – comentó Ron.

- ¿Sabéis? – empezó George volviendo de nuevo a la barra – Siempre creí que Hermione y Ron acabarían juntos. ¿Qué tal sienta eso de haber compartido novia con tu hermano?

- Imbécil – murmuró Ron por lo bajo, provocando que los otros dos estallaran en carcajadas.

oooooooooo

Sentados en una mesa y con sendas copas medio vacías delante de ellos, Harry y Ginny observaban como Cho se convertía sin ningún esfuerzo en la reina de la fiesta.

- Es innegable el don de gentes de tu novia – comentó la pelirroja.

Harry tan solo sonrió, no muy seguro de si el comentario había sido una crítica o un halago. Aunque viniendo de parte de Ginny, lo menos que se podía esperar era un halago hacia Cho, así que se lo tomó como una crítica.

El pesado silencio volvió a caer sobre los dos. Una canción lenta comenzó a sonar y Harry, intentando romper la incómoda situación, habló:

- ¿Bailas?

Ginny levantó sorprendida la vista de la mesa. Con un leve asentimiento de cabeza, tomó la mano que Harry le ofrecía y se dejó arrastrar hasta la pista de baile.

My life is brilliant.

My love is pure.

I saw an angel.

Of that I'm sure.

Ginny cerró los ojos y se dejó llevar por la música, apoyando inconscientemente su cabeza sobre el pecho de Harry. El joven sonrió ante el gesto y continuó bailando al compás de la canción.

And I don't think that I'll see her again.

But we shared a moment that will last till the end.

Harry se obligó mentalmente a disfrutar del momento. Algo en su interior le decía que no volvería a estar en esa situación, bailando con Ginny, notando la respiración pausada de la chica, agarrándola de la cintura, guiándola a través de la música.

There must be an angel with a smile on her face.

When she thought up that I should be with you.

But it's time to face the truth.

I will never be with you.

La canción terminó, rompiendo la magia del momento. Ambos se separaron rápidamente, como si les diera calambre tocarse, y volvieron a su mesa.

Los dos se sentaron de nuevo en silencio. Harry buscaba con sus ojos verdes los de Ginny, como intentando comprobar si la conexión que habían sentido bailando no había desaparecido todavía. Pero Ginny no estaba por la labor de ayudarle. La pelirroja evitaba a toda costa mirar a Harry; por alguna razón tenía la certeza de que aquel baile había sido en cierto modo la despedida del joven.

Ginny miró con desgana su reloj de pulsera. Marcaba las 11.30. Ginny no pudo evitar pensar que dentro de media hora el amor de su vida estaría prometido. Prometido. Fuera de su alcance para siempre.

oooooooooo

Diez minutos antes de las 12, el local era un auténtico alboroto. Los dueños habían colocado un enorme reloj en medio de la pista de baile, alrededor del cual todos se congregaban.

- ¡Esto es increíble! – gritó un eufórico Fred antes de plantarle un beso en la boca a Hermione.

- ¡Fred! – exclamó ella en cuanto el chico se separó, avergonzada por el arrebato pasional.

Todos estallaron en carcajadas al ver las coloradas mejillas de Hermione.

- ¿Estás listo para el nuevo año? – preguntó Cho con una sonrisa, colgándose del brazo de su novio.

- Si lo que quieres saber es si estoy listo para responderte… - dijo él leyendo entre líneas.

- Eso ya lo doy por hecho – le cortó la joven posando un suave beso sobre los labios de Harry.

Ginny miró la escena sin dejar de sentir una opresión en el pecho, como si estuviera a punto de perder al amor de su vida. Y es que, desde su punto de vista, estaba a punto de perder al amor de su vida.

- Cinco minutos – anunció Bill tras consultar el enorme reloj.

Los últimos minutos del año volaron y antes de que pudieran advertirlo, la cuenta atrás, las doce campanadas, comenzaron a sonar.

- ¡Doce! – gritaron todos a una.

Cho apretó con fuerza el brazo de Harry.

- ¡Once!

Harry sintió un extraño peso en el estómago.

- ¡Diez!

Cho miró a su novio directamente.

- Harry…

- ¡Nueve!

Al peso en el estómago, se unió la mirada apremiante de la oriental.

- ¡Ocho!

- Cho… - comenzó a decir Harry.

- ¡Siete!

- Cho… yo…

La joven le miró con más intensidad. Necesitaba la respuesta ya.

- ¡Seis!

- Yo quiero decirte que…

- ¡Cinco!

- Vamos Harry – le animó su novia.

- ¡Cuatro!

Harry tragó con dificultad.

- ¡Tres!

- He tomado una decisión…

- ¡Dos!

Cho sintió que no podía aguantar más.

- ¡Uno!

- Sí. Quiero casarme contigo – soltó Harry rápidamente.

- ¡FELIZ AÑO NUEVO!

Cho se lanzó a los brazos de su novio y le besó con intensidad. Por un momento había pensado que le iba a perder. Pero ahora no pasaba nada. Todo estaba bien. Harry se iba a casar con ella.

Harry se separó de la joven. Al final había optado por lo seguro, por Cho, por su novia, por la mujer con la que llevaba compartiendo su vida desde hacía casi tres años.

Y a pesar de que se lo había prohibido terminantemente, no pudo evitar posar fugazmente sus ojos sobre Ginny. Y la mirada que vio, no le animó en absoluto. Harry volvió a besar a su novia, intentando no pensar en sí había hecho lo correcto o no.


Y hasta aquí el pescado vendido. No deis nada (repito NADA) por hecho porque aún queda otro capítulo en el que descubriréis si Harry se casa finalmente con Cho.

Dos cosas a comentar: la letra de la canción pertenece a "You're beautiful" de James Blunt y os prometo que intenté hacer la escena Harry/Ginny lo menos empalagosa posible, pero creo que al final me quedó muy sosa. Ya me diréis vosotros.

Pasando al espinoso tema de las respuestas a los reviews, quiero deciros que el método que propone la página no me gusta en absoluto principalmente por dos motivos: no quiero dejar a los reviews anónimos respuesta y me gusta que las respuesta a los comentarios que dejáis sean públicas. Así que mientras pienso en la mejor manera de solucionar el problema, de momento en este capi no respondo a ningún review, ni los anónimos ni los firmados. Lo siento mucho.

Pero como no quiero que los lectores que se molestan en dejar review se vayan de vacío, pues doy las gracias a Nancy Miller, cloeevans, AnnaTB, gin-ynia, kika dlc, Mury Weasley, amaterasu, Nayades, Mary Potter, ELea-SLyTHeRiN, señorita estornudos, Quid Morgan, Ginny84 y jamesandmolly. Creo que no me dejo a nadie. De verdad muchas gracias, porque 14 reviews en un capi es muchísimo más de lo que me esperaba.

Espero que este inconveniente no os eche atrás a la hora de dejar review, porque los leo todos y me animan muchísimo y os aseguro que en cuanto encuentre la mejor manera, vuelvo a contestarlos.

Y tras el rollo, deciros que la semana que viene os traigo el nuevo y último capítulo.

Besos y feliz Navidad.

bars9